Son ya casi las cinco de la tarde. Y era la hora de partir hacia Madrid, tas casi tres meses de trabajo en la ciudad fenicia del Castillo de la Sierra. Estábamos preparados. Las maletas, las cajas y carpetas reposaban en todos los ámbitos del coche, del maletero y de los asientos traseros. No había espacio para nadie ni nada más. Conducía yo y, a mi lado, Carmen, con bolsos y alguna caja pequeña.
...continúa leyendo "4.892. La maleta de Juan Gavala. Una vieja maleta entre objetos de subasta"