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José María Madiedo. Astrofísico. Posee trozos de la Luna y Marte #5.186

| Texto: María José Guzmán.

José María Madiedo, [que se crió en El Puerto de Santa María] custodia en su domicilio del barrio sevillano de Los Bermejales un tesoro un tanto peculiar. "Tengo trozos de la Luna y de Marte", confiesa al otro lado del teléfono. Aún a riesgo de parecer friki, estos fragmentos forman parte de una colección de meteoritos que ha ido creando este profesor, la mayor en en manos privadas en España. Es el fruto de la pasión por la astronomía y el afán divulgador de un doctor en Química y Astrofísica que desde hace dos décadas es el hombre que vigila el cielo cada noche desde Andalucía y que ha desarrollado proyectos que han despertado el interés de la NASA y de la ESA, agencias espaciales con las que colabora.

La colección de meteoritos es sólo un proyecto más de los que dirige este investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía, el más personal, pues no está vinculado a ninguna institución. La historia se remonta a los años 70 cuando, siendo un niño, Madiedo cayó fascinado tras observar la Vía Láctea en un paseo nocturno en El Puerto de Santa María, localidad donde se crió. Lo recuerda hoy como un auténtico flechazo y entonces no imaginaba que aquello daría paso a una trayectoria profesional realmente ejemplar. Recibió como regalo su primer meteorito siendo un adolescente apasionado de las estrellas, una roca que le trajeron de Marruecos y que guardó junto a su colección de minerales.

| Madiedo sosteniendo uno de sus meteoritos de 20 kilos. 

Y a partir de ahí ha ido reuniendo un millar de piezas: algunas las ha encontrado él mismo, rastreando el terreno después de que se hubiese detectado su caída, y otros los ha comprado a través de coleccionistas. Existe un mercado online, a través de plataformas como eBay y también Facebook, que gana adeptos y que cada vez está más extendido por el mundo donde estas piezas de bajo precio, pero también otras que pueden alcanzar realmente precios astronómicos, hasta más de mil euros el gramo si se trata de meteoritos procedentes de la Luna o Marte.

Museo a domicilio

Pero el empeño de Madiedo es la divulgación. Parte de su colección se ha expuesto en dos ocasiones desde 2007, por ejemplo, en la Casa de la Ciencia de Sevilla y el Parque de las Ciencias de Granada. Y organizó las últimas exposiciones justo antes de la pandemia en Toledo, Cádiz y Almería, pues con motivo del 50 aniversario de la llegada a la Luna mostró algunos meteoritos procedentes del satélite junto con objetos relacionados con la misión Apolo 11 de la NASA.

Su deseo es llegar a cuanta más gente mejor. Por eso creó en 2009 el Museo Virtual de Meteoritos con sus propios recursos y que es pionero, pues sólo hay una iniciativa similar en Estados, desarrollada por la Universidad de Arizona. "Los meteoritos son fragmentos de roca y metal que proceden de distintos objetos de nuestro Sistema Solar  e impactan contra la superficie de nuestro planeta; desde el punto de vista científico proporcionan una información tremendamente valiosa sobre el origen y la evolución de nuestro sistema planetario, e incluso podrían aportar importantes claves sobre el origen de la vida en la Tierra", comenta el profesor para explicar por qué estos trozos que caen del cielo despiertan tanto interés en el público en general.

Su museo permite a cualquier persona que tenga inquietud por estos temas hacer un viaje virtual a través de distintas salas donde no sólo se presentan los meteoritos, también a aprender a distinguirlos y profundizar en otros proyectos relacionados. En concreto, el visitante accede a una primera sala en la que se muestra información sobre el origen del Sistema Solar y de la vida en la Tierra. Posteriormente se accede a otra que trata sobre los efectos que tienen sobre nuestro planeta los impactos de estas rocas. Y en las restantes se muestran imágenes y datos sobre distintos tipos de meteoritos según su composición y procedencia.

| Una muestra de la colección del investigador.

Para saber con certeza si una roca es o no un meteorito es necesario recurrir a técnicas de análisis de laboratorio, según advierte el profesor que, no obstante, apunta algunas pistas para descartarlo a primera vista: la mayoría contiene hierro, por lo que los meteoritos son atraídos en mayor o menor medida por un imán; deben tener una costra de color negro o pardo, denominada corteza de fusión; y también marcas llamadas regmaglifos, cavidades que produce el flujo de aire a alta velocidad durante su caída pero que puede confundirse con otras provocadas por la erosión; y, por último, son rocas más densas que las terrestres. Nada de estos detalles son concluyentes, pero sí animan a los aficionados a indagar en este mundo cósmico.

"Muchísima gente contacta conmigo enviando fotos de rocas que piensan que es un meteorito, pero después de muchos años con mi web activa ninguna de esas rocas ha resultado serlo", comenta Madiedo que, en dos ocasiones, se ha topado con personas que "sí o sí" lo han buscado para que certificase que algo era un meteorito, aunque se tratase de cantos rodados de un río. "Creo que será difícil superar el caso de un señor que, bajo amenazas de agresión, exigía que se le certificase que un meteorito que le destrozó el tejado y acabó con varias de sus gallinas. Aquello acabó convirtiéndose en una divertida anécdota para los que tuvimos que sufrirle", recuerda.

Carambolas cósmicas

Los meteoritos son fósiles del Sistema Solar. Cada año se estima que caen unos 3.000, pero la mayoría en el mar, lo que impide recuperarlos. Una sala especialmente llamativa del museo virtual es la 6, que expone acondritas, meteoritos de tipo rocoso que proceden de la Luna y de Marte. "Algunos de los impactos producidos contra el planeta Marte y la Luna han conseguido arrancar rocas de su superficie que han escapado de la atracción gravitatoria de estos objetos, situándose así en órbita alrededor del Sol. Miles de millones de años después, algunas de ellas han llegado a la Tierra en forma de meteoritos.

| Otra parte de la colección de Madiedo.

Estas carambolas cósmicas nos han permitido disponer de materiales únicos que nos proporcionan información de gran interés científico", explica el astrofísico a quien le resulta complicado decir cuál es el meteorito más valioso que custodia. "El valor se puede considerar desde tres puntos de vista: económico, sentimental o científico. Y es que cuando tienes un meteorito en tus manos sabes que estás tocando un trozo de otro objeto del Sistema Solar, y eso es fascinante. Quizás por ello el más valioso para mí sea uno que procede de la Luna", apunta.

Aunque las piezas más llamativas de la colección de Madiedo tienen que ver con su aspecto, como el que tienen los conocidos como escritas de Vesta, un tipo como común que podría proceder del citado asteroide, muchas otras destacan por su composición. En estos trozos de universo se han encontrado hasta 80 aminoácidos, clave en los procesos biológicos. ¿Hay vida en otros planetas? Madiedo apunta que, siendo el universo tan grande, por una mera cuestión de probabilidad y estadística la vida ha debido surgir también en otros mundos. Y huye de los alarmismos cuando se informa de peligrosos asteroides que se aproximan a la Tierra, aunque asegura que es algo que pasará. "Lo que no sabemos es cuándo.

La última gran extinción a consecuencia de un gran impacto tuvo lugar hace unos 65 millones de años. El causante fue un asteroide de unos 15 kilómetros de diámetro. El evento de Tunguska (Siberia), que produjo la devastación de un área de 2,100 km cuadrados, ocurrió hace algo más de un siglo (en 1908). Lo produjo un objeto de unos 50 metros de diámetro. Y en la historia reciente tenemos el caso de Chelyabinsk (Rusia), producido por una roca de unos 20 m de diámetro que en febrero de 2013 dañó más de 7.000 edificios y a raíz del cual unas 1.500 personas resultaron heridas", comenta explicando la importancia de los programas de monitorización y detección de objetos que puedan suponer un riesgo para nuestro planeta. Aunque ninguno de los que actualmente han sido catalogados supone un riesgo real a corto plazo.

¿Ovnis o bolas de fuego?

Madiedo tiene la culpa de que cada día se hable menos de ovnis. Muchos de aquellos avistamientos tan populares en los años 80 probablemente no eran más que bolas de fuego, un fenómeno luminoso que se produce cuando un meteoro atraviesa nuestra atmósfera. Auténticos espectáculos astronómicos que este profesor estudia y divulga a través de las redes sociales y que, en ocasiones, aportan datos a debates como el del cambio climático. "Cuando observamos apreciamos todo lo que afecta a la calidad de la atmósfera, incluyendo la contaminación derivada de la actividad humana, pues la luz de los objetos distantes que estudiamos deben atravesar esta capa de aire antes de llegar a nuestros telescopios. Y el tipo de contaminación que más nos afecta es la lumínica que se ha demostrado que afecta incluso al comportamiento de los animales y a la salud de las personas", explica un científico que sigue sumando cada día seguidores y suscriptores a sus canales. Es muy alto el feed back que recibe en las redes sociales de mucha gente que quiere saber qué ha visto o qué está pasando cuando mira el cielo.

Y muchas de las respuestas pueden darse hoy gracias a sistemas como el desarrollado por este profesor afincado en Sevilla que trabaja de noche. Sabe qué entra en la atmósfera terrestre, cuándo y cómo gracias al proyecto SMART que puso en marcha en solitario, desde cero y autofinanciándolo y que monitoriza los cielos par analizar qué fragmentos entran en la atmósfera e impactan contra la Tierra y con qué frecuencia. Pero en pocos años esa sencilla estación de observación que montó en su casa sevillana forma parte de una red de diez situadas en Andalucía y Castilla La Mancha desde las que vigila el firmamento con un software que controla más de 90 cámara de alta definición.

Sus inicios fueron muy duros y ello multiplica la satisfacción al ver la recompensa del esfuerzo de esos primeros años. Al proyecto SMART se suma también MIDAS, del que es también responsable y cuyo objetivo es detectar y analizar los impactos contra la Luna. Hace un par de años Madiedo fue elegido para participar como coautor del Libro Blanco solicitado por la NASA para planificar los objetivos científicos de la misión Artemis, que la agencia espacial estadounidense enviará al Polo Sur de la Luna en 2024, la primera tripulada desde 1972. Y el año pasado firmó un segundo contrato con la agencia espacial europea (ESA) por el cual los telescopios del proyecto MIDAS situados en Sevilla, La Sagra (Granada), Calar Alto (Almería) y La Hita (Toledo) y los datos obtenidos a través del sistema del proyecto SMART sirven para detectar los impactos de las rocas en la Luna y obtener resultados claves para la defensa planetaria, pues permitirán evaluar con gran precisión el riesgo de impacto de grandes objetos contra la Tierra.

Un logro más de un doctor entusiasta de la divulgación, a quien también le apasiona la fotografía y la tecnología. Nunca se cansa de mirar al cielo, porque dice que en cualquier momento puede pasar algo maravilloso. En lo que resta de verano el espectáculo se llama Júpiter, que será visible durante toda la noche en septiembre y Saturno, que podrá contemplarse a partir de la puesta del Sol. Mientras que diciembre será un mes óptimo para contemplar el planeta Marte, que se encontrará en su punto más cercano a la Tierra. Si esto despierta la curiosidad del lector, Madiedo siempre encuentra un hueco para interactuar con el público en sus canales en redes sociales sobre asteroides, cometas y meteoritos; y, entre una y otra mirada al telescopio, cocinar recetas dignas de un gran chef. "Sí, hay noches en las que me dedico a la g-astronomía", comenta entre risas. | Fuente: El Confidencial.

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