| Texto: Antonio Cristo Ruiz.
Joaquín Albaiceta Núñez, conocido por Albaiceta ‘el Viejo’ nació en 1910 en El Puerto Santa María (1910-1995). Le conocí en los años cincuenta, tocaba la guitarra con el toque de aquellos años muy pausado, lo que se utilizaba para aliviar al cantaor. Vivía en la barriada de la Vid, calle Uva Pedro Jiménez, muy cerca del Baratillo de mi padre de la calle la Rosa. Trabajo en la bodega Osborne, hasta su jubilación.
Joaquín, recibió muy pocas clases de guitarra con Manuel Morales, profesor muy conocido en aquellos años en El Puerto y alguna de Francisco Guilloto. Aprendió mucho de su amigo Guilloto, no hay que olvidar que era mayor que Joaquín, unos nueve años. Tocaron la guitarra, Albaiceta y Guilloto, en muchas ocasiones entre los años treinta y sesenta en tomas de dichos, bautizos, casamientos, ferias, fiestas privadas y recorriendo parte de la provincia de Cadiz, en aquellos momentos.
Pero se puede decir que Joaquín fue autodidacta de la guitarra. Cuando salía del trabajo se llevaba horas y horas tocando la sonanta: era un enamorado de este instrumento.
En las Casas de Trato
Tocó en las Casas de Trato de la calle Postigo, y Victoria, de los años treinta y cuarenta. Había clientes que llamaban a Joaquín y a Eliseo del Puerto, porque le gustaba el flamenco en estas situaciones. Vaya usted a saber. A Joaquín no le gustaba nada tocar en estos lugares porque las gentes, en aquellos años decían que eran casas del pecado. “--Yo lo hacía por necesidad, y no por vicio”. A lo que le respondí: “--Joaquín, un pecado es pasar hambre”. A lo que me replicó: “--Eso si que es un pecado. Yo he visto morirse de hambre en los años treinta, en la calle Vicario a una persona –y no digo nombre-- sentado en el escalón de una casa puerta. Y allí se quedaba hasta que lo recogían”.
Actuó Joaquín, en el Teatro Principal en muchas ocasiones acompañando a los artistas de su tiempo como fueron: Manolo Anzonini, Jose de los Rios Suárez "El Loco" y Diego "El Herrero", conocido también por Diego "El Gurrino".
La enfermedad de su mujer
Estuvo casado, y no tuvo descendencia, que creo yo. Tuvo un problema grandísimo con su esposa, perdió parte de la memoria y la llevo a un neurólogo, diagnosticándole demencia senil. Padeció mucho con su consorte durante años, lo que lo apartó mucho de las fiestas flamencas, con lo que gustaba a Joaquín una juerga flamenca. Yo le vi llorar en muchos momentos y me decía: “--No quiero meterla en un centro porque es parte de mi vida”. No dejó de tocar, cuando se sentía solo y mal, cogía la bajañí, y se llevaba horas y horas tocando.
Recuerdo que se llevaba a su mujer a la Peña de Tomas el Nitri, en los años setenta, disfrutaba mucho con los aficionados de esta casa. De buenas a primera la pobre mujer le decía: “--Joaquín, vámonos para casa que es muy tarde y nos pueden robar los ladrones”, a lo que este le replicaba: “—No te preocupes, cielo mío, que hay muy poco que robar”.
Club de Arte Flamenco: 1936
Joaquín y Guilloto, conocían muy bien el Club de Arte flamenco que estaba situado en el número 7 de la calle San Sebastián, en el año 1936. Tenía su cuota mensual para los socios y se le puede llamar Peña, porque pudiera ser la primera sede social del flamenco registrada en España. La segunda Peña, la de la Platería (Granada), en el año 1949; la tercera fue Peña la de Juan Breva (Málaga), en el año 1958.
Con Pericón de Cádiz
Estuvo tocándole la guitarra a Pericón de Cádiz, en una fiesta en Rota, con un roteño de apellido Moreno, dueño de dos carnicerías, muy buen aficionado flamenco, y muy amigo de Manolo Caracol y Lola Flores. Me encontré una gran sorpresa con este carnicero, tenía una hija casada con un hermano de mi suegra Rosa Ruiz Mateo. En esta juerga contrataron a Guilloto, este se puso enfermo, y mandaron a Albaiceta. Así me lo contó Joaquín: “--Cuando llegué a Rota, me presentaron a Pericón, y me puse muy nervioso. Me vio Pericón, en mi estado, se acercó y me aconsejo: tranquilo Jaoquinito, tócame muy, muy despacito picha y todo saldrá bien”. Salió Joaquín Albaiceta de la fiesta muy contento porque Pericón, le dijo que le había acompañado muy bien.
El viejo Albaiceta, le tocó a Pericón, en varias ocasiones. Tenía a un amigo que era de El Puerto Santa Maria, Camacho Ortiz, que cantaba muy bien, exportaba gallos ingleses a La Habana (Cuba).
Pericón le decía que cantaba Camacho Ortiz “mejor que yo”. Quitó mucha necesidades a los aficionados flamencos, Camacho Ortiz, con sus fiestas, en El Puerto y Cadiz.
La Toma de Dichos con la Estraperlista y el Sereno
En los años cuarenta, en la plaza del Polvorista --Casa de las Cadenas--, en una toma de dichos, tocaron Ángel Sevilla y Albaiceta. Cantaron y bailaron, Manolito Barrera "El Sordao" José Matiola "El Mono" --tendrían los dos unos quince años--, Manuel Jarana, Eliseo del Puerto, Manuel Sánchez "Loliti” y José de los Ríos Suárez "El Loco". “--Fueron los dichos que mejor hemos comido en aquellos tiempos de mucha escasez de alimentos. Me comentó un vecino que la madre de la que se tomaba de dichos, era estraperlista, muy conocida. Estaba claro esta era la razón por la que se comiera tan bien. Estuvimos de fiestas hasta las ocho de la mañana y el Sereno con nosotros”.
En La Burra
"En el bar La Burra, de la calle Cielo, le estuve tocando a Manolito Barrera, en los años cincuenta, y apareció Canaleja de Puerto Real, y le toqué por fandango. Venía mucho por El Puerto, este cantaor. Recuerdo que también iba al bar Los Milindris, cuando había fiestas los fines de semana".
El asesinato de Pepe Hano por cuestiones de amor
Joaquín y Guilloto, tocaron en muchas ocasiones en Los Milindris. Me comentó Albaiceta, “--Cuando se hacían fiestas los fines de semana con los artistas y aficionados de aquellos años treinta, y cuarenta, cuando mataron a Pepe Hano, en la calle Ganado, en frente de la puerta de la portuense Plaza de Abastos. Pepe Habi cantaba y bailaba, muy bien, si hubiera marchado del Puerto, estoy seguoa que habría tenido mucho éxito, era muy buen artista y una gran persona. Era un hombre que gustaba mucho a las mujeres, y por esta causa lo mataron.
Con Diego Gálvez
En unas navidades de los años setenta, a medio día estuve en la casa de Joaquín Albaiceta, con mi amigo Diego Gálvez. Joaquín me pidió en muchas ocasiones que quería escuchar cantar a Diego. Lo acompañó con su guitarra, echamos un ratito estupendo y nos regaló un par de botellas de Oloroso, de mucha calidad, de las bodegas de Osborne.
Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco
Le enseñé a Joaquín, el Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco de Pepe Blas Vega y Manolo Ríos Ruiz, en el que yo colaboré. Comprobó cómo estaba su nombre registrado, y el de muchos artistas de El Puerto de Santa María, y echó algunas lagrimillas. Me dijo: “—Antonio, me hubiera gustado haber vivido en estos años que ustedes estáis viviendo y no los que yo he vivido”.
Fue una persona humilde y buena gente, a la que le tocó una lucha con la enfermedad de su mujer.
| Mi agradecimiento a Maty Otero por la información facilitada