
| Texto: Antonio Cristo Ruiz.
Francisco Varo Marchán, conocido como ‘Cuqui’, nació el 2 de abril de 1939. Peluquero de profesión y gran aficionado al flamenco y a los toros, dejó una huella imborrable en la cultura de nuestraCciudad.
Fue fundador de la Tertulia Portuense Flamenca—aunque no tengo certeza exacta— entre 1968 y 1970. El 20 de abril de 1974 se inauguró la primera sede de la Tertulia Flamenca “Tomás El Nitri”, con la presencia del alcalde de El Puerto de Santa María, Fernando T. de Terry y Galarza, así como de artistas como Manolo Sanlúcar, Antonio Núñez, y el propio Cuqui, que ejercía como presidente.

Fue también creador de Las Noches de la Ribera, un ciclo flamenco que gozó de gran aceptación, y organizador de concursos de saetas y martinetes. A lo largo de su trayectoria estuvo arropado por grandes aficionados como Antonio Muñoz Cuenca Muñoli, Antonio Oviedo González, Francisco Duque, Francisco Navarro, entre otros muchos cuyos nombres se me escapan ahora.
Conocí a Cuqui cuando yo tenía apenas cinco años. Me quedaba por las noches con mi abuela Carolina, la portuguesa, en la calle la Sierpe, y él vivía con su familia en la calle del Vicario, muy cerca de la pensión Bartolo. Era unos cuatro años mayor que yo. A los nueve años ya estaba de aprendiz en la barbería de Antonio Muñoz Riqué.

Fue un hombre inquieto y emprendedor, tanto en su profesión como en su afición flamenca. Conoció y trató a grandes del cante como Antonio Mairena —a quien se le otorgó la “Coquina de Plata”—, Alonso Núñez “Rancapino”, José Monge “Camarón”, José Cortés “Pansequito”, Manolo Agujeta, Ramón Medrano, Enrique Morente, José de los Reyes “El Negro”, Miguel “El Gitano de Bronce”, el Viejo Agujeta, y Alonso Suárez “El Cepillo”, entre muchos otros.
Charla en la plaza de España
Recuerdo una tarde, ya jubilado, en la plaza de España. Estaba sentado tomando un refresco y me senté con él. Charlamos largo rato de flamenco. Me preguntó si tenía localizada a la cantaora Teresa Mazantini. Le comenté que no, que había investigado durante más de diez años en el Archivo Histórico de Conde Duque en Madrid, sin éxito. Tampoco la encontré en los archivos de El Puerto. Le sugerí que quizás la cantaora tomó el apellido de Luis Mazantini como nombre artístico, ya que este fue una figura muy popular del toreo.
El féretro que viajó en barco desde América a El Puerto<
Él me contó que Mazantini trajo en barco desde Sudamérica a una mujer fallecida, y que en El Puerto de Santa María se le ofició una misa en la Iglesia Mayor Prioral. Creía que esa mujer podría haber sido Teresa Mazantini. Le aclaré que se trataba de su esposa, y que tras la misa en El Puerto pasaron la noche en su hacienda y al día siguiente partieron en tren hacia Madrid, donde fue enterrada. Me agradeció la información.

Cuqui tenía grabaciones muy interesantes de cantes antiguos, especialmente de cantaores sanluqueños. Grabó a Manolo Agujeta en su vivienda en los pisos de Fermesa. Estuvieron presentes en aquella ocasión Miguel Pastor “El Gitano de Bronce” y Paco Duque, que aún siguen con nosotros. Conservaba incluso un molde en escayola de las manos de Agujeta.
En un certamen de la Reunión del Cante de Cádiz y los Puertos, allá por los años setenta, conocimos juntos a dos grandes amigos: Félix de Utrera Gabriel Moreno. La amistad con ellos continuó en Madrid hasta el final de sus días. Eran personas excelentes.
Cuqui fue un gran profesional que popularizó en El Puerto el corte de pelo a navaja, muy valorado en su época. Tuvo dos barberías, una en la calle Cielo y otra en la calle Larga. En ambas se celebraban diariamente coloquios de flamenco, toros y fútbol, como era costumbre en las barberías de entonces.
En los años ochenta se inauguró la segunda sede de la Peña Tertulia Flamenca “Tomás El Nitri”, bajo la presidencia de Julio Pérez Flores. A Cuqui se le concedió la insignia de oro por su labor incansable en favor del flamenco local. Después no regresó por la Tertulia.

Colaboró con Luis Suárez Ávila en los Cantes de Los Puertos de 1973 y 1974, y en diversas ediciones de la Reunión del Cante de Cádiz y Los Puertos, dirigiendo actos en homenaje a:
- Alonso Suárez de la O “Tío Alonso El del Cepillo” (julio 1993)
- Juan Pavón Suárez “El Cojo Pavón” (julio 1994)
- El bailaor Anzonini (julio 2000)
- Las Mujeres Cantaoras (septiembre 2004)
Es probable que se me escapen otros en los que también participó.
Cuando coincidía con Enrique Morente en Madrid, siempre me preguntaba por Cuqui. Yo le decía que se encontraba bien. Creo que se conocieron en una feria de Sevilla en los años sesenta.
En otra conversación, Cuqui me habló de los cantaores nacidos en El Puerto. Me mencionó a la madre de Alonso “El Cepillo”, conocida como La Bermúdez. Yo le recordé a José Paradela Suárez “El Tordo”, que era muy amigo de Alonso, ambos salineros y de la misma edad. Cuqui decía que La Bermúdez fue una de las cantaoras más impresionantes que había escuchado en El Puerto.
José de los Ríos Suárez “El Loco Viejo” decía que cantaba por soleá de forma tan sentida que hacía llorar. José fue un gran bailaor, y abuelo de Manuel “El Pititi”.
También me preguntó por una cantaora roteña llamada Concha “La Roteña”. Le conté que mis datos provenían de un libro sobre las calles viejas de Rota, donde se habla de ella como una gran artista que vivió en la calle Fermín Salvochea, nº 7, y que pasó parte de su vida en Sevilla. El libro fue impreso en noviembre de 1989 en los talleres de Industrias Gráficas Lipper, S.A., en Chiclana.
Hablamos también de José Gálvez “El Gurrino”, un cantaor muy peculiar que tenía su fragua frente al cementerio. José “El Negro” solía ir a escucharle cantar a escondidas. Le conté que “El Gurrino” actuó en el Teatro Principal del Puerto en 1936, junto a otros cantaores locales como Manolo Anzonini y José de los Ríos Suárez. Le prometí enseñarle el programa de mano de aquel recital, aunque él me dijo que creía tenerlo ya.
También me preguntó por los cantaores que conocí en Madrid. Como muchos aficionados, me hizo esa pregunta. Le conté que había tratado a Pericón de Cádiz, Juan Valderrama, El Chato de la Isla, Chano Lobato, Enrique Morente, Manuela “La Bailaora”, Félix de Utrera, Ramón de Algeciras, Gabriel Moreno, Monolito Hera, El Beni de Cádiz, Enrique Vargas “El Príncipe Gitano”, José Menese y José Antonio Díaz “Chaquetón”. Este último me dejó grandes recuerdos.

Me dirijo desde aquí a quienes critican a los flamencos de nuestra tierra sin respeto. Les pido prudencia. Muchos vivieron tiempos muy distintos a los nuestros. Criticarles sin conocer su contexto solo genera dolor en sus familias y en los aficionados.
El flamenco es para quien lo siente, y para quien sabe escucharlo, aprendiendo de los maestros, antiguos y modernos. Tenemos grabaciones impresionantes que guardan todo ese magisterio.
En sus últimos años, Cuqui hablaba poco y se le veía apagado. Me saludaba levantando la mano cuando nos cruzábamos. La verdad es que Cuqui dejó una gran huella en el flamenco de El Puerto de Santa María, y eso debemos agradecérselo. Se nos fue con los que no vuelven, el 23 de agosto de 2016.