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David Fernández Fernández. ‘Matar a Fernando VII’ #6.273

La solución final para el Deseado, o el arte de conspirar contra la historia

| Texto: José María Morillo

Si alguna vez hubo un rey que mereciera ser personaje de Valle-Inclán, ése fue Fernando VII: bufo, letal, melancólicamente ridículo. El monarca más vilipendiado de nuestras letras —y eso que compite con tules de dinastía— vuelve a escena, esta vez como blanco de una novela ‘Matar a Fernando VII’ (Editorial Almuzara) que, más que histórica, parece escrita con tinta de cicuta por el portuense David Fernández Fernández, residente en San Fernando y profesor de historia en el instituto Carlos III en Prado del Rey.

El lector se desliza por un tablero de ajedrez donde cada peón tiene voz propia y cada alfil oculta un secreto. Espías, revolucionarios, clérigos con doble fondo y mujeres decididas construyen un relato que late al ritmo de la Historia con mayúsculas, esa que raramente se enseña con la crudeza que merece. David Fernández maneja el pulso narrativo con solvencia y nos lanza a una España donde los salones ilustrados y las sombras de la Isla de León comparten protagonismo con la amenaza permanente de la horca.

El autor no disimula: Fernando VII aparece aquí con sus galones de traidor bien planchados, suplicando a Napoleón que lo adopte como a un perro mojado —la carta real, auténtica, es una joya de la abyección cortesana—, y aferrado al trono con el fervor de un monje inquisidor. En este contexto de guerra, traición y salones sudorosos de liberalismo, se trama una conjura con sabor a cicatriz y pólvora. Un regicidio, sí, pero con conciencia histórica. ¿Un crimen o una profilaxis?

Matar a Fernando VII es, en fin, un juego peligrosamente lúcido: una ucronía verosímil, un relato de espías con alma ilustrada, un retrato esperpéntico de un país que no supo cómo librarse de su peor rey. Una novela que se atreve a decir lo que tantos pensaron y pocos se atrevieron a escribir: que la Historia, cuando se retuerce lo suficiente, pide sangre para enderezarse.

Con títulos anteriores como Como grano de mostaza (2019), finalista del IV Premio Internacional de Novela Histórica 'Los Cerros de Úbeda' o Todo cuerpo sumergido (2021), donde contextualiza la transición española y la chilena, Fernández ha mostrado su inclinación por explorar los márgenes: los silencios, los olvidos, los rincones donde la memoria aún arde.

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