Vecinos de El Tejar sorprendidos al encontrar vestigios de Gran Ciudad tras la maleza y el abandono
Se iba a rodar ‘Soy Leyenda II’, con Calleja como protagonista
| Viñeta y texto (parodia): Alberto Castrelo.
“¡Mira, Antonia! ¡Debajo del helechal había un bordillo! Yo pensaba que era un yacimiento romano”, exclama Paco, tijeras en mano y sudor en la frente, tras desbrozar lo que parecía una exposición urbana de Viveros El Lago.
La escena es digna de un documental de exploración urbana, de esos en los que se descubren ruinas antiguas en medio de la jungla. Solo que aquí no hay arqueólogos, sino vecinos de El Tejar armados con guantes de jardinería y paciencia. Mucha paciencia.
“¡Anda! ¿Esto estaba aquí?”
Esa fue la frase que resumió la jornada comunitaria. Doña Frasquita (84 años) se topó con un cartel municipal que decía “GRAN CIUDAD”, semioculto entre las ramas de un cardo borriquero y dos kilos de zarzas. “--Me dio hasta ternura verlo, con lo grande que lo pusieron y lo chico que se ha quedado”, comenta mientras guarda con mimo las tijeras de podar con las que han devuelto la luz al barrio.
El vecindario, harto de esperar a que el Ayuntamiento enviara a alguien con más herramientas que excusas (no era muy difícil esto último), decidió montar su propia cooperativa de mantenimiento urbano. A golpe de machete y desbrozadora prestada, desenterraron bancos públicos, señales de tráfico y, lo que sospechan, puede ser un paso de peatones de la era de Hernán Díaz. Se cree que una de las capas de pintura pertenece a la toma de posesión de Caraballo. Habrá que esperar al estudio estratigráfico.
“--Esto parecía el Parque Natural de Doñana. Solo faltaban los linces y una pasarela de madera”, señala Carmelo, vecino y ahora jardinero amateur, que asegura haber visto una familia de ratas con un título hipotecario y el certificado de empadronamiento.
Lo que debería haber sido una zona urbana acabó siendo el proyecto piloto del Máster en Biodiversidad Incontrolada. Hay quien incluso se planteó proponer el barrio como sede del próximo Bioparc, con visitas guiadas y todo.
“--La cosa es que cuando vinieron a poner el cartel ese de ‘GRAN CIUDAD’, no sé si se les olvidó que eso incluye mantenimiento básico. Que sí, muy bonito el escudo y las letras gordas, pero si no las ponen allende la rotonda del Centro Inglés, no las ves”, ironiza Trini, que lleva años cultivando sarcasmo porque las flores no se dan entre tanto matojo.
Ahora, con el terreno despejado y las aceras redescubiertas, los vecinos bromean con ponerles nombre a las plantas encontradas: “Este de aquí lo vamos a llamar ‘desidia comúnis’, que es muy abundante por esta zona”
“Hemos encontrado una raíz que tiene conexión directa con la central de telefónica en Sevilla, cómo sería de larga…” Comenta Pepe, que ha descubierto una nueva afición gracias al Ayuntamiento.
Este medio ha querido conocer la opinión de la otra parte y, desde urbanismo, la institución y sus responsables se lamentan: “--Con vecinos así es imposible hacerse la foto. Teníamos un proyecto para rodar Soy Leyenda – El legado de Menesteo, protagonizada además por David Calleja, y todo se ha ido al traste por los derrotistas de siempre. Qué necesidad de arrancar nada, de quejarse y de centrarse en lo negativo siempre. Como que, si no fuera por lo que nos embolsamos a final de mes, le daban a uno ganas de dejar el cargo. Bueno, por eso, y porque a ver dónde iba a cobrar yo lo que cobro aquí con el currículum que traía…”
Mientras el barrio recupera su forma humana, los vecinos reflexionan: “--Lo triste no es que lo hayamos tenido que hacer nosotros, lo triste es que ya ni nos sorprende”, dice Doña Pura, que ha pedido que le impriman en una camiseta su nueva frase: “--Pa matojo el nuestro”
Lo único positivo es que entre tanta maleza vegetal y hierbajo institucional lo que ha florecido, una vez más, ha sido el espíritu de comunidad.
PD. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.