5.000 años en un vistazo. Historia, vida y arqueología en Pocito Chico (I)

| Texto: Juan José López Amador | Imágenes generadas por IA
Continuamos, con la serie de reconstrucciones con la IA, en este caso lo haremos con la historia más antigua del yacimiento arqueológico de Pocito Chico en El Puerto de Santa María, (nótula 2.259), con dos viviendas, una de la denominada Edad del Cobre y la otra, del Bronce Final. Fue excavado el yacimiento, entre los años 1997-98 y 1999, solo, en una pequeña parte, que permitió conocer la existencia habitacional de esta área de la ladera de Grañina, que mira hacia la laguna, hoy descansadero y pozo del Gallo, en el lugar donde se encontraba la aldea Andalusí de Grañina-Grañinilla. Una serie de estructuras y restos arqueológicos, nos cuentan que estuvo habitado desde el III milenio a.C. hasta el siglo XVI.

El yacimiento de Pocito Chico se encuentra en la campiña portuense, junto a la Laguna del Gallo, de la que hemos hablado en el anterior trabajo, (nótula 6.384), que conduce sus aguas a la Bahía de Cádiz a través del arroyo Salado, (nótula 2.231; nótula 2.273 y nótula 5.696). Ocupa una posición centrada con respecto a las desembocaduras de los ríos Guadalquivir y Guadalete, así como a los asentamientos arqueológicos de Mesas de Asta y de Doña Blanca. Se trata de una pequeña depresión lagunar, rodeada de cerros de pequeña altura, donde ninguno sobrepasa los 100 m. Pocito Chico es uno de los lugares habitados en el entorno de la paleolaguna del Gallo, actualmente solo se inunda en época de lluvias. Otros yacimientos alrededor de la Laguna son: Bulé, Venta Alta, Santos Reyes, Campin, Campín Bajo y Grañina.

En la imagen superior, presentamos la nueva versión de un dibujo hecho hace tiempo por nosotros, para la reconstrucción ideal del poblado de la Edad del Cobre, fechado hacia el año 2.200 a. C. calibrado. Netamente mejorado el dibujo y la reconstrucción, podemos observar como las cabañas se sitúan no muy lejos del agua de la laguna, de hecho, la más cercana es la que excavamos en 1.997, en la imagen se corresponde con la ubicada a la derecha con abundante humo, a la izquierda una zona agrícola. Situadas en el perfil de la marga, algunas de las chozas estarían construidas una mitad tallada en la marga y la otra parte construida probablemente de vegetales. Como debieron hacer todos los poblados del entorno de la laguna, la explotación de sus recursos naturales, debió ser de vital importancia. Sobre todo, el agua dulce, fundamental para la huerta y animales, hay documentación de del siglo XV, que sitúan en toda esta zona manantiales de agua, uno de ellos podría situarse junto al poblado, donde hoy encontramos el pozo del gallo. En Pocito Chico, en el estudio polínico realizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, encontramos leguminosas, relacionadas con el cultivo de regadío, así como la presencia de polen de cereal, estas actividades agrícolas conllevan aparejada una alteración importante del entorno con la consiguiente instalación de vegetación nitrófila y pastizales, sobre todo en las inmediaciones de los poblados, que sirven para el ganado.

En la imagen superior, nos hemos situado en medio de la laguna, como si estuviésemos en una barca, se puede observar claramente, el poblado de la Edad de Cobre y el entorno más inmediato, de densa vegetación sobre todo en las zonas altas y las áreas agrícolas, todo en la ladera baja del cerro de Grañina. Así, como hemos visto con la agricultura, la ganadería y la caza jugaron un papel fundamental en estos poblados de la Edad del Cobre, en este caso, tenemos la presencia entre los restos óseos, de una variedad significativa de fauna, los animales de caza como el ciervo, el jabalí-cerdo, la liebre y el conejo, que podrían ser de cría, el ánade o pato y el gato montés. Como podemos imaginar, la vegetación debía ser intensa para poder contener este tipo de fauna. Pero, no es menor la importancia de los animales de ganadería, de hecho, hemos encontrado caballo, dado la época, podemos pensar en la cría intencionada para las labores agrícolas, como para las guerreras o defensivas, también están las vacas que podrían hacer labores y no solo para carne. Junto a estos dos grandes mamíferos, encontramos cantidades significativas de cabras y ovejas, de cuya lana se servirá la tejedora o tejedoras de la cabaña, de la que hablaremos.

En el año 1997, se excavaron los restos de una cabaña de la Edad del Cobre, fechada el año 2200 a.C. calibrado, tiene características muy particulares pues, la mitad se encontraba excavada en la marga de la época terciaria, por lo que, la denominamos Covacha. El suelo de esta cabaña presentaba un gran agujero central, para introducir un gran poste, que sujetaría el techo de la choza, una mitad bajo el suelo y la otra mirando a la Laguna del Gallo, con toda seguridad parece que su perímetro era circular más o menos. Algo más arriba de donde se excavó esta cabaña se pudieron apreciar al menos dos que estaban, como ésta, en un corte lineal sobre la marga. Junto a esta vivienda se descubrieron dos silos seguramente para granos. En las prospecciones superficiales del año 1999, en una gran área, situada al noroeste lindando con la cabaña, solo se limpió la tierra agrícola superficial y sin necesidad de excavar, pero, aparecieron decenas de estructuras de distintas épocas, no teníamos permiso para excavar, solo prospectar, se pudieron distinguir al menos 17 estructuras excavadas en la marga, pertenecientes a la Edad del Cobre, que se correspondían con silos y fondos de cabaña. Así pues, estamos ante un yacimiento arqueológico, de grandes proporciones, que habría que seguir excavando y estudiando, por las nuevas generaciones de investigadores arqueólogos.

Esta casa-choza-vivienda, fue la morada posiblemente de una familia dedicada a la confección de tejidos, los restos arqueológicos encontrados en su interior nos cuenta, a que estarían dedicados o mejor especializados. En su vida cotidiana, el campo y los animales serian lo básico y diario que había que mantener, pero, de ellos se obtenía algo más que carne, y plantas, que también. Con los restos recuperados, según nuestras interpretaciones, podemos decir que, se trataba de una vivienda dedicada a la fabricación de tejidos posiblemente lana y piel y cuerdas vegetales, al menos así lo vemos en la gran cantidad de diferentes vasos globulares, muchos cuencos, una decena de agujas de hueso, hábilmente pulimentadas, una paleta de hueso con restos de almagra, etc. Pero, sobre todo la presencia de los restos de las piezas que formaban un telar, teníamos los contrapesos de cerámica de los hilos que formarían el tejido, todos de forma rectangular, así como las grandes pellas de cerámicas, con agujeros, que servían de tirantes principales del telar. También, encontramos elementos cerámicos para la fabricación de cuerdas, posiblemente confeccionadas como decimos con vegetales. El telar, después de un estudio conciso, realizamos un modelo, una reconstrucción ideal de cómo podría haber sido, con él, fabricamos de forma fácil, un gran fragmento de tejido de lana, se encuentra expuesto en el Museo local. En la imagen una mujer en la choza y mirando la laguna, usa un telar tal y como lo diseñamos.

Durante el Bronce Final entorno al año 800 a.C., las cabañas podían ser redondas o rectangulares, en la imagen hemos incluido las dos, con los campos y huertas cercanas a las viviendas y en la ladera, junto a la Laguna del Gallo, que tantos recursos ofrecía. La analítica, nos aporta una información importante sobre la actividad agraria. Se documentan los cereales, como la cebada y el trigo, con porcentajes superiores al periodo anterior. Las leguminosas tienen una frecuencia destacada con la presencia del guisante y el haba, que destaca por su tamaño, esta agricultura nos habla de la huerta y el regadío. Además, se ha documentado la presencia de frutales como las olivas, y brácteas de pino piñonero, presentes en la zona desde momentos mucho más antiguos. De la presencia del olivo, hay un dato relacionado con su uso y su consumo. En el estudio de los análisis fisicoquímicos de las pastas en la fabricación de cerámicas en el Bronce Final de Pocito Chico, en un fragmento de cazuela bruñida, se observó la existencia de ácidos grasos saturados e insaturados, es decir, la presencia de aceite. Se puede observar una disminución de la fauna silvestre, pero, aun encontramos el ciervo y el jabalí-cerdo, el conejo, que también puede ser criado. Junto a la vaca, encontramos las cabras y las ovejas, en este caso no hemos encontrado el caballo. Pero si se constata la presencia del perro. Que debió ser el vigilante de la huerta y los animales.

La cabaña del Bronce Final fechada en el 770 a.C., ofreció un elenco de restos arqueológicos muy destacados, copas a torno pintadas, platos y cazuelas a mano espléndidamente bruñidas, otolitos de corvina, cuentas de collares de cornalina, gran cantidad de vasos completos, etc., unos materiales que fueron depositados cuando se abandona la cabaña, en rituales desconocidos. Durante la excavación, en un lateral de esta cabaña localizamos una gran piedra en el muro que rodea la vivienda, que había sido reutilizada o para la reparación, o, de forma intencionada fue colocada allí con una función sagrada. Lo singular de esta piedra, no es solo su tamaño, en una de sus caras presenta una gran cazoleta, que parece pertenecer a la Edad del Cobre, tal vez esta piedra formaría parte de los ortostatos de algún dolmen. La cuestión es que, por otra de sus caras presenta un grabado donde se aprecia muy bien una cabeza con casco con cuernos de laúd, (nótula 2.259; nótula 5.696, similar a las Estelas del Suroeste, esta sería, la representación de este tipo encontrada más al sur de la Península Ibérica hasta el momento. En la imagen, utilizando la piedra original donde está el grabado, es decir, desde el cuello para arriba es la misma piedra, que hemos reconstruido con algunos de los elementos que suelen acompañar este tipo de estelas, una espada una lanza un peine y círculos concéntricos. Estaría situada, junto a un camino, como actualmente se puede ver una sin grabados camino arriba de Pocito.
Como hemos visto el yacimiento arqueológico de Pocito Chico, ofrece una oportunidad única para indagar cuales fueron los trabajos y la vida de los pobladores de nuestras tierras, hace casi 5.000 años. En él, no solo encontramos las distintas culturas más antiguas que la habitaron, además de las primeras vajillas y abalorios del contacto con los fenicios recién llegados, no podemos olvidar los restos romanos y la Aldea Andalusí de Grañina-Grañinilla. Un espacio arqueológico de primera magnitud, que tenemos que cuidar, sobre todo, pero no sirve de nada si no investigamos con las distintas formas que tenemos hoy de intervenciones arqueológicas. Para luego publicar lo visto y aprendido, poniendo en valor su ocupación para todas las personas, que al fin y al cabo son las que pueden hacer realidad su estudio y protección.
Para saber más sobre el yacimiento, incorporamos la dirección electrónica donde se puede consultar el libro con la memoria de intervenciones arqueológicas en Pocito Chico.
Memoria de intervenciones arqueológicas de Pocito Chico.
Ruiz Gil, J. A. Y López Amador, J. J. (Coords.) 2001: Formaciones sociales agropecuarias en la Bahía de Cádiz. 5000 años de adaptación ecológica en la Laguna del Gallo. El Puerto de Santa María. Memoria Arqueológica de Pocito Chico I (1997-2001). Sanlúcar de Barrameda.
