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La crisis no termina de remitir a pesar de las reiteradas promesas de los políticos y aunque lo económico algún día mejore, la llamada “generación perdida” de nuestro país se convertirá en una nueva generación de españoles por el mundo. Miembro de esta generación perdida, es Adrián Morillo, fotógrafo que, como muchos españoles, ha decidido marchar a probar suerte fuera de nuestro país.

«Mas que irme, siento que me han echado de España»

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Hemos tenido la ocasión – y la suerte – de charlar con él a pocos días vista de su marcha definitiva a Londres. [Parte hoy sábado, desde el aeropuerto de Gibraltar con destino al londinense de Gatwick] Una marcha que solamente podemos observar con tristeza y que se convierte en un tópico cada vez más habitual en nuestros entornos. Descubrimos a Adrían con uno de sus últimos trabajos. Un trabajo íntimo, “Jondo”, lleno de grandes referencias a muchos maestros, una fotografía “sucia” como él mismo Adrián la llama pero con un nivel de intimidad muy profundo para acercarnos a la trastienda del mundo del Flamenco.

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Adrián nace en Cádiz en 1986. En el momento de publicarse esta entrevista estará asentado definitivamente en Londres. Junto a sus proyectos personales trabaja en producciones cinematográficas, prensa y publicidad. Es Licenciado en audiovisuales en la Universidad Rey Juan Carlos y posee un Master en Bellas Artes en la Universidad Complutense.

Tradicionalmente ha trabajado desarrollando piezas audiovisuales documentales centradas en diferentes problemáticas sociales pero progresivamente se ha ido decantando por la fotografía ya que es un medio que le otorga más libertad para trabajar. Sus últimos trabajos fotográficos se han centrado en la investigación de diversas manifestaciones culturales arraigadas al sur de Andalucía a la espera de afrontar nuevas oportunidades en Reino Unido.

Bienvenido Adrián. Empezaré diciendo que me ha parecido que tu trabajo tiene un toque muy particular, casi siempre en Blanco y Negro muy contrastado, mucho grano, dejando intuir a veces …

Gracias. Efectivamente. Es una fotografía muy “sucia” debido a que mi trabajo documental siempre lo he desarrollado en la noche, generalmente con escasas fuentes de luz y realizando las tomas sin flash, por lo que no me queda otra. También es cierto que algunos referentes que he tenido en mente realizando mi trabajo tienen las características que comentas: Robert Frank, Anders Petersen, Bela Tarr… Hasta ahora todo mi trabajo se ha “pensado” en blanco y negro, creo que por que necesitaba intentar acercarme a la estética de los autores que más me marcaron cuando empecé a interesarme por la fotografía y también porque clarifica mucho las imágenes. El blanco y negro permite remarcar mucho ciertas sensaciones y sentimientos.

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Respecto a lo que comentas de dejar intuir… es algo que creo que se ha desarrollado mucho más con mi último trabajo, “Jondo”, debido a que intentaba fotografiar las emociones que provocan la práctica del flamenco, no solamente las actuaciones. Esto conlleva fotografiar muchos momentos de reflexión, instantes previos a actuaciones… pequeños espacios de tiempo donde afloran ciertos sentimientos, que suelen estar acompañados de la ausencia de luz.

Tu trabajo documental recoge las tradiciones, principalmente del sur de España, de una forma muy íntima, muy desde dentro. ¿Cómo has hecho para conseguir llegar tan dentro? no habrá sido fácil.

El trabajo documental que llevo realizado hasta ahora ha sido en cierta forma una toma de contacto con mi tierra. Yo soy de El Puerto de Santa María, Cádiz, pero he estado viviendo fuera muchísimos años. Esto ha provocado que con el tiempo las manifestaciones socio culturales del sur se me hayan hecho ajenas y me haya convertido en espectador en mi tierra de origen. A nivel fotográfico es una suerte, ya que sentir extrañamiento y curiosidad por grupos sociales así como eventos que tienes a mano nada más abrir la puerta de tu casa es casi un regalo.

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A finales del siglo XVIII, es posible que antes, se comenzaba a conocer en un cuadrilátero de la Baja Andalucía cuyos vértices fueron Cádiz, Ronda, Écija y Sevilla la práctica flamenca. Realizada por comunidades gitanas que se asentaron en el espacio territorial descrito, consistía en el relato entre los propios gitanos de las miserias y sufrimientos que padecían durante sus vidas.

Los trabajos que he realizado en Andalucía han nacido de forma espontánea. Conociendo a gente de forma casual, encontrando fotografías de personas que me han interesado por alguna razón y con la que he contactado, cruzándome con algún evento o fiesta… No son trabajos que nacieran de una reflexión previa, sino que me han atrapado y a posteriori les he ido dando forma de proyecto fotográfico. Esto es muy importante ya que me permite tener bastante confianza previa con las personas que fotografío y poder gozar así de intimidad con ellos.

Pero también tienes otros proyectos. En We we Wedding has realizado otro tipo de eventos muy habituales como son las bodas. ¿Qué te permites en este otro tipo de eventos?

Es un cambio respecto a mi trabajo personal, aunque en el fondo no muy diferente. Intento huir lo máximo posible de las fotos posado, fotos de grupo y estampas de recuerdo para trabajar desde la espontaneidad. Exceptuando ciertos momentos importantes donde se tiene claro qué hay que fotografiar, durante la boda me voy moviendo por todas partes buscando instantes emotivos, que afloran por todas partes. Es bastante estimulante porque encuentras muchas sorpresas. Esto implica también que dos bodas nunca son iguales, lo cual es muy positivo ya que así nunca se convierte en un trabajo previsible.

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Marchas para Londres por motivos de trabajo ¿cómo afrontas esta experiencia? Cuéntanos un poco el proceso para decidirte a marchar.

Más que irme, siento que me han echado de España. Tras el derrumbe del mercado laboral, donde el sector de la fotografía, vídeo y comunicación ha sido muy dañado, he intentado ir viviendo con mi trabajo y desarrollando cursos, talleres, actividades culturales con la fotografía como protagonista… Pero aun así se hace prácticamente imposible sobrevivir con la situación económica que se ha instaurado en España. Así que tras probar todas las fórmulas posibles dentro del país, no me queda otra que irme.

En Londres tengo buenos amigos, algunas ideas que me apetece intentar desarrollar en un nuevo proyecto fotográfico y un mercado laboral que no es que sea la panacea, pero que, sin duda, me da más oportunidades que el español. Y el futuro creo que va a seguir en esta línea. Viendo el tono que está tomando la situación económica mundial, creo que la gente de mi generación y de las futuras vamos a ser migrantes de por vida, viajando a diferentes países según evolucionen las crisis económicas que vayan apareciendo, consecuencia inevitable del neoliberalismo. Hasta que no cambie el modelo…

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¿Te sientes, entonces, como otros muchos españoles que no encuentran su sitio en nuestro país? ¿La fotografía no encuentra su sitio o no es apreciada? cuéntanos.

La fotografía en nuestro país se encuentra en un momento excelente, hay una grandísima cantidad de autores contemporáneos y jóvenes con trabajos fantásticos que además están obteniendo gran reconocimiento internacional, y autores incipientes apuntando buenísimas maneras. Nuevas escuelas muy interesantes, el boom del foto libro, nuevos festivales, magazines y revistas digitales… La fotografía, que siempre ha sido un arte algo secundario, se puede decir que se ha puesto “de moda”. Y con razón.

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Ahora bien, somos muchos, por lo que es difícil “encontrar sitio” en España (cada uno puede interpretar encontrar sitio de distinta forma según el lugar que busque).

Cuentas que has trabajado realizando cortometrajes documentales hasta llegar a la fotografía donde encuentras más libertad de trabajo. ¿Cómo ha sido este proceso?

Pues fue un poco de golpe y porrazo. Antes de empezar a trabajar con la fotografía, realizaba piezas documentales con unos amigos donde hacía un poco de todo. Por diversas razones, el grupo con el que desarrollaba documentales se disolvió, justo cuando estaba preparando un proyecto acerca de los toreros de provincias en el sur de Andalucía. Me vi entonces en una situación difícil para desarrollar yo solo un trabajo documental por lo que pensé que tal vez no sería mala idea realizarlo mediante fotografías. Aunque tenía experiencia como cámara, en lo que realmente me había especializado era en la edición de vídeo, por lo que el proyecto se me planteaba como un reto. Decidí comprar entonces una cámara analógica (Nikon FM2), hacerme con un objetivo 50mm y un buen número de carretes. Ya que me planteaba un nuevo reto, quería tener los límites del número de disparos del carrete para obligarme a pensar qué era lo que quería captar, no estar probando sin tener claro qué quería, algo a lo que invitan a veces las cámaras digitales.

Estuve durante el verano realizando el proyecto y en octubre volví a Madrid con un gran número de carretes. Los revelé, empecé a ver todos los fallos que había cometido y a darme cuenta lo difícil que es crear una serie fotográfica que tenga cierta coherencia. Con todo, muchos meses después, finalicé el trabajo “Toreros de provincias”, proyecto final de un Master en Arte, Creación e Investigación que estaba realizando en la Universidad Complutense. Ese trabajo me permitió conseguir una beca para estudiar en la escuela de fotografía MadPhoto.

La experiencia que tuve con mis toreros, tanto realizando las fotografías como después dándoles forma, me enseñó mucho sobre la fotografía. Descubrí que era un medio que otorgaba mucha más libertad que el cine, que hacía más sencilla la conexión con quienes trabajabas, y sobre todo, que podía transmitir de una forma que hasta entonces desconocía ciertos sentimientos y sensaciones. Por lo tanto decidí seguir trabajando con ella.

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¿Cuáles son tus perspectivas inmediatas en cuanto al tipo de fotografía que quieres hacer próximamente?

Ando dándole vueltas a un proyecto en el que la música, al igual que en Jondo, tiene bastante importancia. No sé si cambiaré la forma de trabajar las imágenes, tal vez probar cosas con color, uso de flash… Me daré un tiempo largo para ir probando ideas y ver que puede salir. Creo que es importante antes de empezar un proyecto perderse un poco, probar cosas, no tener muy claro qué se está buscando. A posteriori ayuda mucho a la hora de tener claro qué quieres hacer con tu trabajo.

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También ando dándole vueltas a la eterna cuestión de ser un sujeto externo cuando estoy trabajando. Por mucha intimidad que tenga con las personas que aparecen en mis fotografías, nunca se llega a eliminar del todo la barrera entre el fotógrafo y las personas fotografiadas. No llego a estar plenamente integrado en la comunidad a la que acudo para fotografiar precisamente porque la estoy fotografiando. Es una cuestión sobre la que quiero trabajar en futuros proyectos.

Hasta aquí la entrevista con Adrián Morillo, un joven fotógrafo andaluz que deja nuestro país para poder trabajar, en el extranjero, como muchos otros ciudadanos de nuestro país. Dar las gracias a Adrián por su amabilidad en compartir sus experiencias con nosotros y le deseamos que todo marche muy bien en sus próximos proyectos. /Texto: Alfonso Domínguez Lavín. Fotos de Adrián Morillo.

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