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3.999. Claudia Brunet Beltrán. La madre portuense del primer maestro laico

 

Muchas personas pueden conocer hoy día al gaditano Fermín Salvochea, y de ellas muy pocas habrán oído hablar de su madre Pilar Álvarez. Pero si apenas nadie ha oído hablar de Vicente Ramírez Brunet, el primer maestro laico de España, figura comparable a Salvochea entre sus coetáneos, nos imaginamos que su madre Claudia Brunet, natural de El Puerto de Santa María, será una total y completa desconocida. Y nada hay más injusto. Esta es su historia. | Callejón de la Palma, calle en la que nació Claudia Brunet. | Digitalización: GdP
Investigando la vida del primer maestro laico de España, Vicente Ramírez Brunet, me encontré con la grata sorpresa de que su madre era portuense, procedencia de la que siempre hizo gala.   

 

Claudia María de la O y de la Santísima Trinidad Brunet Beltrán (o Beltrand) nació en El Puerto de Santa María el 18 diciembre de 1821.  Su padre era Juan Nicolás Brunet, teniente de la Milicia Nacional voluntaria de la ciudad, y su madre María Tomasa Beltrán, los cuales se habían casado en Cádiz, aunque vivieron unos años en El Puerto de Santa María en la casa número 17 de la calle de La Palma, donde nació Claudia.   

Brunet no es un apellido común, y por eso lo usual es identificarlo con el primer Brunet que nos encontramos en la historia, pero en este caso nos equivocaríamos.  En 1853, cuando llegó a Cádiz Vicente Ramírez Brunet solo existía una familia Brunet en la ciudad y se trataba de Nicolás de la Cruz Brunet, su mujer Ángela Borrell y varios hijos e hijas. Pero con ellos, en la casa 76 de la calle San Pedro, no estuvo viviendo Vicente. Ni mucho menos.

| Edificio gaditano que albergó la vivienda del Conde de Casa Brunet, en la plaza de San Antonio.

Esta familia Brunet hacía una década que se había instalado en Cádiz y provenían de Trinidad de Cuba, de donde traían el título de Conde de Casa Brunet y una inmensa fortuna familiar. Unos años después, en la Junta Revolucionaria que nombró el general Prim en septiembre de 1868, al inicio de la Revolución «Gloriosa», uno de sus integrantes sería este Conde Nicolás Brunet, de quien se asegura que también ayudó financieramente a Prim a regresar de su exilio en Londres, y por eso era un personaje valioso para el general. También formará parte en la Junta Revolucionaria Provisional de Cádiz de la madrugada del 18 de  septiembre, junto a Juan José Junco, Antonio Rafael García, Ramón de Cala, José y Manuel de Sola Alvareda o Manuel M.ª Puelles, entre otros. Si bien es cierto que Brunet no se presentó para su nombramiento efectivo y esa fue su única aparición pública en el terreno político. Por tanto, había que rastrear en otro lugar, y ese lugar fue la población vecina que se encuentra justo enfrente de la Bahía.                                                                                                                                   

| Dibujo de Capitán de los Cazadores Voluntarios Distinguidos de Cádiz en uniforme de verano. | E. Gregori - J.J. Torres.

El padre de nuestra protagonista, Juan Nicolás Brunet, había sido capitán del Batallón de Voluntarios de Extramuros de Cádiz en las jornadas históricas de 1812, cuando salieron victoriosos de la defensa del Fuerte San Lorenzo del Puntal en Cádiz,  y también constaba en el acta de bautismo de su hija Claudia que le habían concedido la Condecoración de la Flor de Lis de Francia, seguramente por su participación heroica en dichas jornadas. Juan Nicolás falleció en El Puerto en 1825, y su viuda siguió viviendo en la calle de La Palma hasta que en 1827 se trasladó con sus dos hijas, Luisa y Claudia, nuevamente a Cádiz.

Tomasa Beltrán, viuda de Brunet, no vivió sino para ver a sus dos hijas casadas con dos buenos «partidos», esmerando para ello la educación de las mismas. Pero una penosa enfermedad acabó con su vida en 1838, dejando a sus dos hijas, menores de edad, a cargo de un tutor.                     

El que más tarde sería esposo de Claudia, Vicente Ramírez Rodríguez, nacido en Málaga, marchó a Cádiz a estudiar medicina en el llamado entonces «Real Colegio de Medicina y Cirugía». Fue en 1833, con 16 años, y se matriculó primero de «Física y de Botánicas» en el Jardín Botánico del Colegio de Medicina, y al curso siguiente iniciaría la carrera de Medicina y Cirugía. 

Siendo un estudiante de medicina de brillantes notas conoció a Claudia y comenzó a cortejarla, siempre en compañía de su hermana Luisa, fiel «carabina». Pero el noviazgo no duraría mucho, porque en julio de 1840 Vicente obtuvo el «Grado de Bachiller en Medicina y Cirugía» ante un tribunal de varios profesores que le aprobaron unánimemente. Y un año mas tarde, a primeros de octubre de 1841, obtuvo la Licenciatura, realizando el juramento hipocrático, al tiempo que le impusieron las insignias de licenciado.

Parece que lo estaban esperando con ganas e ilusión, pues nada mas licenciarse, Claudia y Vicente contrajeron matrimonio el 18 de octubre de 1841 en la Parroquia de San Antonio de Cádiz, teniendo ambos 19 y 24 años de edad, respectivamente. Según su expediente del Colegio de Medicina el  «médico-cirujano» que se casó con Claudia era de «estatura alta, color blanco, cabello castaño oscuro y ojos claros, nariz larga y barba poblada».   

Tras su viaje de luna de miel, ya no volvieron a Cádiz, y el matrimonio Ramírez Brunet se instaló en el barrio de Churriana, Málaga, donde residían los abuelos paternos y allí nacería Vicente, su primer hijo,  el 3 de enero de 1843 en la calle del Toril. Poco después, la familia se trasladó de domicilio a Alhaurín el Grande (Málaga) donde nació Diego, y por último a Churriana nuevamente donde nació la última hija, Claudia Ramírez Brunet. 

El último domicilio conocido es Torremolinos, donde fallecerá Vicente Ramírez Rodríguez, el 14 de julio de 1850, dejando viuda a una joven Claudia Brunet con 29 años de edad y tres hijos de corta edad a los que cuidar. En la Gaceta  Médica  (Madrid) del 20 de diciembre de 1850 aparecía una noticia sobre Claudia Brunet, que aún le estaba reclamando a la Sociedad Médica General de Socorros Mutuos la pensión de viudedad que le correspondía, por ser su esposo socio de la misma desde hacía  seis años.                                                                                                                           

No sabemos si el motivo fue económico u otro, pero a la edad de diez años, en 1853, su hijo primogénito Vicente Ramírez Brunet se trasladó, él solo, de Torremolinos a Cádiz, para vivir con su tía Luisa Brunet. Seis años después, en 1859, le siguieron su madre viuda y sus dos hermanos, instalándose la familia definitivamente en Cádiz en el primer piso del número 11 de la calle Amargura.                                                         

Ese mismo año de 1859, con 16 años, Vicente Ramírez Brunet se matriculaba de «Dibujo lineal y topografía» en la escuela de Industria y Comercio. Y dos años después solicitaba matricularse de «Elementos de Física y Química» para el curso 1861-62 en la misma Escuela, viviendo ahora en el bajo del número 14 de la calle Solano. Se daba la circunstancia de que su madre Claudia Brunet era la que firmaba como «fiadora» en ambos impresos de matrícula.                                                                                                

| Fermín Salvochea, alcalde de Cádiz.

Años más tarde, en 1869, Claudia se mudó al entresuelo del número 15 de la calle Soledad donde su hijo Vicente daba clases particulares como  «maestro de matemáticas» y comenzaba a tener relaciones en los diferentes círculos republicanos de la ciudad. Tanto es así que, tras la proclamación de  la Primera República el 11 de febrero de 1873, y en las elecciones municipales que se celebraron en marzo de 1873, se formó un nuevo ayuntamiento elegido por sufragio universal, y donde Vicente Ramírez Brunet salió elegido, en representación de su barrio del Hércules, uno de los 32 concejales republicanos de Cádiz, todos ellos de la candidatura de republicanos «intransigentes» que había sido la ganadora por amplia mayoría, frente a los llamados «benévolos». Salvochea salió elegido alcalde por unanimidad y días mas tarde Ramírez Brunet saldría votado para formar parte de las Comisiones de Bienes Nacionales y Patrimonio, y de Fomento, Industria y Comercio.                                                          

Suponemos que para Claudia Brunet su vida cambió en este instante: de la noche a la mañana se convirtió en la madre de un concejal del Ayuntamiento revolucionario de Salvochea. En este momento seguía viviendo en su domicilio de la calle Soledad 15, entresuelo izquierda, además de con Vicente, con su hijo Diego, ahora dependiente de comercio, y su hija Claudia.    

                                                                                                                           

| Alegoría de la Primera República Española. El autor es el dibujante Tomás Padró Pedret, también autor de la totalidad de las ilustraciones que aparecían en La Flaca, donde firmaba con el seudónimo AºWº, como puede comprobarse en la esquina inferior derecha del pedestal sobre el que se eleva la alegoría.

Una vez pasada la experiencia traumática de la Primera República,  y cuando ya su hijo Vicente se había convertido en el primer maestro laico de España, Claudia vio cómo su hija se casaba con Samuel Bas Sánchez, de Cartagena, localidad murciana en la que se afincaron, y su hijo Diego hacía lo propio domiciliándose en la vecina Chiclana, donde fallecería al cabo de un año.  Así que en el Padrón de 1875, Claudia vivía únicamente con su hijo mayor, Vicente, que seguía soltero y ya cumplía los 32 años de edad. También estaba la novedad de que en el curso 1875-1876 ingresó en la Escuela Normal de Maestros de la calle de las Bulas, con el fin de poder tener una titulación docente.

Pero las preocupaciones y disgustos de Claudia Brunet no acabaron ahí, porque Vicente mientras seguía trabajando como «maestro de matemáticas» para sostener a la familia y estudiando Magisterio, el 1 de enero de 1877 se inició en la Logia masónica «Pirámides 88» de Cádiz adoptando el nombre simbólico de «Pestalozzi», pedagogo suizo cuyas doctrinas trataba de aplicar en sus enseñanzas. A las pocas semanas fue exaltado al grado de «compañero», obteniendo el cargo de «Limosnero», y antes del verano  ya era «maestro masón».                                                                                                                          

Claudia Brunet, la madre del concejal republicano, maestro masón y primer maestro laico de España, aún conoció otro nuevo domicilio.  Fue a finales de 1877, cuando Vicente obtuvo el título de maestro nacional y ya estuvo capacitado para establecer y fundar su propia Escuela, momento éste en el que buscaron una casa más amplia y se mudaron al número 46 la calle San José, donde según la «Guía Rosety» para 1878, Vicente era  «maestro de primera enseñanza y maestro de matemáticas», y constaba como «director de la Escuela Primaria privada de Instrucción Elemental» situada en dicho domicilio. Allí Claudia asistió al nacimiento del Colegio Pestalozziano de Cádiz, institución laica única de su tipo en España, y donde seguro que colaboraría con él en las tareas domésticas y cotidianas.                                                  

Debido a las nuevas instalaciones que requería, pues no en vano implantó la gimnasia en la escuela, algo novedoso en Cádiz, además de aula de teatro, etc, dos años más tarde se mudaron al número 9 de la calle o plaza Viudas (Fernando García de Arboleya en aquél tiempo), donde Vicente Ramírez Brunet instaló en el bajo su escuela laica «pestalozziana» y él y su madre ocuparon el primer piso.                                                                                  

Vicente se volvió a matricular en el curso 1881-82 en la Escuela Normal de maestros para hacer el Grado Superior y así poder impartir la «segunda enseñanza», cosa que consiguió, obteniendo su Colegio Pestalozziano un gran renombre en Cádiz por la enorme calidad y modernidad de la enseñanza que allí se impartía.                                                                  

En 1883, dejando con 40 años a su barbudo hijo soltero, viva estampa de su padre, Claudia Brunet Beltrán dejó este mundo en Cádiz y fue enterrada en el Cementerio de San José. No pudo presenciar los siguientes acontecimientos que le hubieran hecho muy feliz: ver casado a su hijo Vicente con la maestra Rita Ángel y besar a los varios nietos y nietas que hubiera tenido. Pero esa es otra historia... | Texto: Manuel Almisas Albendiz, basado en la obra del mismo autor ‘Vicente Ramírez Brunet, el primer maestro laico’. Ediciones El Boletín.  

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