Una 'conchinchina' en Bodegas Grant. /Foto: Silvia Guzmán.
Estos días he escuchado una expresión, hoy bastante en desuso, pero que se guarda como habla específica del mundo de la vitivinicultura: la ‘conchinchina’. Este es un artefacto en forma de caseta de playa, de no más de medio metro, con su tejadito a dos aguas y la abertura en el lugar de la puerta, con una vela dentro. Se usaba, hasta no hace muchos años para ver la pureza, la claridad de los vinos. Se colocaba la copa en el interior, delante de la vela y se podían apreciar los aspectos visuales de los vinos que se estaban criando y ensolerando en nuestras bodegas. Habitualmente, este mueble bodeguero se situaba en el sitio más oscuro de la bodega –para realzar el contraste a la luz de la vela- y también en el más lejano de cualquier dependencia de las naves de crianza. De ahí que se le llamara la ’Conchinchina’; aquí siempre la dijimos con una letra ‘ene’ de más).
Mapa de la Cochinchina. /Foto: Manhhai.
Porque la Cochinchina geográfica es el nombre que los franceses le pusieron hace un par de siglos a la zona del sur de Vietnam, a la altura de Saigón y el delta del Mekong. Cuando los vecinos franceses se adueñaron completamente del Vietnam, le cambiaron la denominación pasando a ser Indochina (los actuales Vietnam, Laos y Camboya). Y como España participó con desigual fortuna en la conquista de Cochinchina a partir de 1859, aquí nos quedamos con el nombre arcaico. Y ya se sabe que el ingenio, la asociación de ideas, y el habla de nuestra zona es único a la hora de poner nombres, sobrenombres y motes. Y así motejaron al artilugio para ver algunas de las cualidades organolépticas del vino, que estaba tan lejos como la Cochinchina.
Por eso, cuando aquí mandamos a alguien lejos lo mandamos a ese sito, de forma despectiva: a la oscuridad, a la soledad, a donde las moscas del vino custodian el silencio bodeguero. Al ostracismo de los políticos griegos. Y es que eso tiene la política, y detentar cargos de cualquier clase y condición, que lo mismo pone que quita, mediante los votos y el mandato del poder ejercido mediante éstos. Que lo mismo estás en la zona noble, en todo el cogollo, con mando en plaza, que te mandan a semejante sitio, a la ‘conchinchina’. Y eso es de agradecer.
Explicación se semejantes palos de barco. /Foto: Ignomano.
Imaginen si no, cuando en Cádiz mandan a alguien a hacer guardia a cierto palo de los grandes veleros. A la ‘verga’ –la mayor del palo de mesana que no lleva vela- también conocida como ‘carajo’, con la despectiva frase hecha de: “Vete al carajo y dile a tu madre que te has caído” de donde, por cierto, parece provenir el término carajote. Y es que tenemos un habla tan alambicada… /Texto: José María Morillo.