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3.719. José Gálvez Siles. El albañil hijo de la posguerra

José Gálvez Siles nació el 29 de octubre del año 1944, en aquella España de hambruna de la posguerra. Quizás eso le marcó y, siempre, su principal preocupación fue que la despensa de su casa estuviera los suficientemente llena para satisfacer las necesidades básicas de la familia que creó. Emigrante en las Vascongadas en el sector del metal, albañil de profesión no le hizo ascos a otros oficios que supusieran llevar un mayor jornal a casa: vendimió, recogió remolacha, sembró, trabajó en matanzas, de jardinero, acarreando cajas de pescado en el muelle e, incluso, estuvo embarcado aunque no supiese nadar, vendió pescado a domicilio y llegó a instalar caseta de feria en Las Banderas, ‘Amigos de Curro Luque’.

| José junto a su hermano Manuel, en el colegio Hospitalito. Año 1955.

José era el segundo de cinco hijos del matrimonio formado por el portuense José y la cordobesa Ángeles. Además de él, sus hermanos Carmen (+), Ángeles, Manuel y Rafael. 

1944
Era alcalde en 1944 Ignacio Osborne Vázquez. El imaginero Ángel Martínez obtenía el Diploma de Honor del Concurso de Figuras de Nacimientos. De las manos de Antonio Castillo Lastrucci salía la talla de la Virgen de la Amargura cotitular de la Hermandad de la Flagelación  El torero Miguel del Pino confirmaba alternativa, ese mismo año, anteriormente sufre su primera cogida importante en una corrida en Cádiz el 8 de junio, festividad del Corpus.

Rafael Alberti publicaba El Adefesio y Pleamar.  Canteros de El Puerto dirigidos por su encargado, Moreno, intervenían en la ejecución de la figura del Sagrado Corazón en piedra de granito rosa, de Tarifa, realizada en materiales menos nobles por el escultor valenciano José Capuz Mamano. Nacían también en 1944 Juan José Palacios Orihuela ‘el Tele’, batería y percusión del grupo de rock andaluz ‘Triana’; el abogado y experto en tradición oral Luis Suárez Ávila;  el abogado y escritor Luis Alba Medinilla; el actor aficionado Federico Arjona Aca; el político del PP Aurelio Sánchez Ramos. El maestro Martín Delgado Mariscal, la pintora residente en Canarias, Julia Fernández Lópiz y el policía local Manuel Martínez Rodríguez ‘el Volpa’.

| En primer término, el solar del desaparecido campo de futbol del RC Portuense, hoy ocupado por los 'pisos verdes'. A la izquierda la Comisaría de Policía, entonces de reciente construcción, a continuación la fábrica de botellas Vidrieras Palma. En último término, las construcciones de bloques de pisos de Valdelagrana.

Nació nuestro protagonista en lo que entonces se llamaba un recreo, una hacienda donde los portuenses con más recursos pasaban el verano: el  Recreo de Nuestra Señora de los Milagros, cerca del restaurante La Rufana, donde hoy se encuentra una residencia de ancianos. Pero siempre fue hijo del Barrio Alto y la calla San Juan. Sus padres trabajaban en el Recreo como colonos pero el cabeza de familia encontró empleo en la desaparecida fábrica de botellas Vidrieras Palma (VIPA), donde dejaría media vida. Hasta allí iría cada mañana para llevar el bocadillo a su padre desde la calle Arenas donde se instalaron tras el nuevo empleo paterno. 

| Jugando a las damas en SAFA, de izquierda a derecha, desconocido, José Galvez y Federico Arjona. 

Estudió sus primeras letras en el  colegio del Hospitalito y, más tarde, empezó a formarse como carpintero en SAFA. Pero, como tantos otros de su generación, pronto tuvo que dejarlo y ponerse a trabajar para ayudar a su familia. El sueldo de su padre no daba para mantener a los cinco hijos y había que arrimar a la economía familiar. Desde entonces, se pasaría el resto de su vida trabajando. Comenzó haciéndolo en la granja de huevos de Rafael Jiménez González Nandín que se encontraba cerca del antiguo penal del Puerto, en  lo que hoy es el instituto Pedro Muñoz Seca. También en casa de los Tordesillas. 

| En casa de los Tordesillas. Año 1960.

Un desengaño amoroso, como siempre contaba, le llevó a presentarse voluntario para el ejército de tierra: Ovejo y Cerro Muriano (Córdoba), Jerez,... Una mili de dos años metido en la cocina.

| Dentro de una marmita, durante el servicio militar que pasó íntegro en la cocina. Año 1965.

Tras el servicio, llegó la emigración, al País Vasco, concretamente a Larrabezua, un pueblecito no muy lejos de Bilbao. Allí trabajó en distintas fábricas, haciendo ollas exprés, forjados,... Volvió para casarse con su novia, Dolores Caraballo, la mujer que le ha acompañado el resto de su vida, y ambos se instalaron en un típico caserío del norte. Pero la tierra tira mucho y pronto decidieron volverse a El Puerto de toda la vida. Había tenido un hijo y otra venía en camino. Así pues, se instalaron primero en la calle Federico Rubio y, unos años después, en la calle Arenas, de vuelta al Barrio Alto, donde nacería su tercera hija. 

|Fábrica de ollas express, en Lezama (Vizcaya). Año 1968.

Una vez en El Puerto comenzó su dilatada vida laboral como albañil. Trabajó más que nadie en las más diversas localizaciones. En empresa estuvo en la construcción de muchas de las viviendas que el desarrollo turístico trajo a Vistahermosa. También en los cimientos del extinto Banco Hispano Americano. O en la colocación del famoso letrero de la Bodega 501, en la calle Valdés. Tiempo después, en la construcción de la caseta municipal en el nuevo recinto ferial de Las Banderas. O en la de un nuevo estadio de fútbol en Lisboa. Finalmente, en Puerto Sherry, donde un sobreesfuerzo lo dejó sin espalda para siempre. Por su cuenta, en cambio, realizó miles de chapuces allá donde le llamaban, en casas particulares Y levantó muros, puso azulejos, cargó miles de sacos, se metió en agujeros infectos, levantó pilares, se colgó de andamios,... Todo para llenar la nevera y que a sus hijos no les faltase de nada. 

| A la izquierda, en una faena de albañilería. Año 1989.

Pero no sólo trabajó de albañil. Se crió en el campo, como quien dice, y también esto le dio trabajo. Así, vendimió, recogió remolacha, sembró, realizó matanzas, trabajó varios años cuidando los jardines de un grupo de chalés para americanos de la Base Aeronaval de Rota, en la calle del Flamenco, podó rosales y jardines,... Pero El Puerto no sólo es campo y, así, también descargó cajas en el muelle pesquero, y se embarcó alguna que otra vez aunque no supiese nadar, y vendió pescado a domicilio,... Hasta montó caseta en las primeras ferias en Las Banderas, Amigos de Curro Luque. Nunca le hizo ascos a ningún trabajo honrado. 

Trabajador hasta la extenuación, siempre ayudó a todo el que se lo pidió. Si a alguien le faltaba para darle de comer a sus hijos y estaba en su mano, se lo llevaba de peón, o le regalaba algún producto del campo (patatas, cebollas,...) o, después de jubilado, le daba las faenas que él no podía hacer. Nunca tuvo nada suyo. Y siempre legaba a su casa cargado de patatas o de lechugas o de gallinas o de zorzales o de pescado,... Proveer a su familia fue siempre su obsesión de niño de posguerra. 

| Con José Bueno (+) de Danone. Año 1995.

Aficionado al cante hondo, a los toros o a la pesca, su vida fueron los bares, donde alternaba, encontraba trabajo, negociaba presupuestos, jugaba al dominó o se esparcía después del trabajo. El Bar Sole, Peña Tropezón, BarObregón, Bar Transporte, Bar El Chico, el Bar de Taurina El Romano, El  Reñidero, Bar La Colmena, Bar Poli, Bar Dani, AsociaciónPuerto, Bar Manolín El Chino, La El Rempujo, Bar Juanito, Bar Obras de El Puerto y tantos otros que ya sólo quedan en la memoria. 

Hombre cumplidor de la palabra dada, serio, puntual y responsable, solía vérsele en el Barrio San Juan, en El Palomar o Danone, en la barriada El Pilar, en la Casa del Mar antes de que fuese centro médico, en los Marinos, en el espigón de La Puntilla, en Imblusqueta, en Obras del Puerto, en Crevillet, ... 

Tras más de veinte años viviendo en la calle Arenas, en una casa de vecinos típica del Puerto con las mínimas condiciones de habitabilidad y un gestor de vivienda inhumano, vino el cambio de aires, a la calle Aurora, donde podía visitar el pantalán o acercarse a La Puntilla. De allí ya no volvería a moverse hasta el pasado 8 de agosto. Esa mañana, en su casa, rodeado del calor de los suyos, se ha ido para siempre. Y no habrá rincón del Puerto donde no quede su recuerdo. 

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