Se ha celebrado el cuarto encuentro de la Promoción 1976/1980
| Texto: Pipi Gago.
La amistad, la música ochentera y la alegría de volvernos a ver, después del último encuentro, que tuvo lugar en marzo de 2017, fueron los protagonistas de una jornada inolvidable. Quedó claro que hay que prepara la siguiente y lo antes posible.
Está claro que de 1976 a 1980 fueron unos maravillosos años y que la promoción de alumnos de San Luis Gonzaga vivimos con intensidad cuatro maravillosos cursos o más... entre sus aulas, pasillos y patios durante los años de la llamada Transición, por lo que, además de recibir una muy buena educación en diversas asignaturas recibimos importantes dosis de tolerancia que nos sirvieron para enfrentarnos a una adolescencia que llamaba fuerte a nuestra puerta y a un futuro incierto que llegó antes de darnos cuenta.
Nos reunimos para reavivar nuestras amistades y compartir nuestras historias de vida, y recordar juntos momentos que nos hicieron reír y momentos que nos hicieron crecer como personas . Y por lo que veo no nos ha ido tan mal, ya que se nos ve felices, aunque quizás, solo quizás, con más tripas, menos pelos y más arrugas, y precisamente, no tan bellas como nos vendió Adolfo Domínguez.
Pero, en fin, aquí estamos 43 añitos después, no digo años porque suenan peor, de nuestro viaje de fin de curso al paraíso de las Canarias, en el JJ Sister, y después de haber enterrado a Falconetti en las fiestas del colegio, y diez años después del primer reencuentro celebrado, si la memoria no nos falla, el 16 de noviembre de 2013. Y aunque nuestras vidas hayan tomado caminos diferentes, y hayamos enfrentado desafíos, altibajos y alegrías, lo que realmente importa es que seguimos siendo amigos y compañeros.
Sin duda, estudiábamos, aunque algunos profesores presentes sonrían en estos momentos y nos miren con caras de pocos amigos, pero es verdad que nos divertíamos más. Vamos hasta en los Ejercicios Espirituales de la Casa de la Inmaculada tuvimos nuestros buenos momentos porque teníamos la habilidad de, como se cantaba en la
película de La Vida de Bryan, buscar siempre el lado bueno de la vida. En general, los años 80 fueron una época de cambios y evolución, que dejó una marca indeleble en nuestras vidas.
La música y la cultura de aquellos tiempos nos recuerdan las experiencias, las emociones y las lecciones aprendidas en aquellos años, y son parte de nuestra historia personal y colectiva. Éramos quinceañeros sin redes sociales ni instagramers ni followers por lo que la diversión estaba en todos los rincones y aquí hay unos
cuantos que siempre estaban al liquindoi para realizar gamberradas, que más de cuarenta años después y después de lo visto no fueron más que pequeñas travesuras.
Lo más importante de todo es que, ni los profes lo hicieron muy mal ni nosotros fuimos tan malos, ya que hoy compartimos un cuarto encuentro. Sin duda estamos de enhorabuena, porque después de todo lo que ha caído, en unos años que pasan con la misma rapidez que el tren de alta velocidad, aquí estamos de nuevo queriendo disfrutar de la buena compañía, de los amigos y amigas de una época irrepetible, y de nuestros profesores que ni son todos los que están, ni están todos los que son, pero tanto a ellos como el padre Fernando Marrero, le agradecemos, porque pesar de su juventud de entonces, nos guiaron y prepararon para el futuro y, además sacaron los mejor de nosotros... y eso tuvo que resultarles algo difícil.
Si en nuestro primer encuentro fue el Facebook quien nos buscó y unió, después fueron los momentos vividos tan bonitos los que hicieron volver a intentarlo más veces (ya llevamos 4 con una media de 40 personas después de 43 años) y todavía pensamos que podremos repetir alguna vez más, aunque quizás sin DJ, alcohol y sin barreras arquitectónicas para poder bailar nuestra música disco. Lo importante es que estemos juntos y que todo fluya como siempre que nos hemos encontrado y que siempre tengamos ganas de vernos y sepamos que estamos ahí, aunque nuestro estado de conservación vaya mermando.
Todos sabemos y somos conscientes que la vida es corta, así que aprovechemos para celebrar que un día la vida tuvo la genial idea de unirnos en San Luis y nos la hizo más fácil.
Nunca nos ha gustado más la palabra REPETIDOR. Aquí todos somos repetidores a petición propia. Qué bien lo pasamos y que alegría de volver a encontrarnos en estas ocasiones . Gracias a los organizadores que ponen todo su empeño en que volvamos a reunirnos. Besos a todos.