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En casa de los Marqueses de la Cañada (6) #6.303

La biblioteca, el inquisidor Pedro Sánchez y el naufragio (I)

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| Texto: Enrique Pérez Fernández
Y para mayor exornación me ha franqueado Don Juan Tirry, marqués de la Cañada, libros impresos y selectos manuscritos que enriquecen su célebre museo y le ilustran no sólo con el título de Tesorero de los caudales literarios, sino de justo poseedor de ellos.

Quien esto escribió fue el primer historiador de la ciudad, Anselmo José Ruiz de Cortázar (1696-1772), coetáneo y amigo de Juan Tirry (1696-1763), y como los marqueses, hombre ilustrado que para documentar su obra -Puerto de Santa María ilustrado y compendio historial de sus antigüedades (1764)- se surtió principalmente de los fondos de la espléndida biblioteca que los Tirry atesoraron en su casa del Campo de Guía; de la que decía: “Aunque tiene esta casa muchas cosas dignas de expresarlas tanto en lo magnífico de sus piezas como en el adorno exquisito y de buen gusto, no debemos pararnos en su descripción por menor, pasando a describir su curioso gabinete, que es uno de los mejores que hay en España (sin que medie hipérbole ni ponderación en la línea que se refiere). Compónese de una librería de más de 8.000 volúmenes de todas facultades y en especial de Historia, Geografía y antigüedades y antiguos manuscritos y singulares monetarios.”

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Fue don Anselmo, después de los marqueses, quien mejor conoció y más consultó la biblioteca. Cuando en 1997 editamos con Manuel Pacheco Albalate la Historia de Ruiz de Cortázar (hasta entonces atribuida a Juan Miguel Rubio de Espinosa), agrupamos 56 libros de los que se proveería en los poblados anaqueles de los marqueses, aquellos que por las referencias que cita el autor permite identificarlos y vincularlos con los fondos bibliográficos de los Tirry.

Ahí estaban joyas como el Atlas Cartográfico de Joan Blaeu (1659). O las historias de España más clásicas y difundidas en la época, desde la Primera Crónica General de Alfonso X a las de Pedro de Medina (1548), Florián de Ocampo (1553), Ambrosio de Morales (1574), Esteban de Garibay (1628), Juan de Mariana (1635) ...

| Ilustración del Atlas Maior (14 vols.) de J. Blaeu. Amsterdam,1659.

Y relacionadas con nuestra ciudad mencionaré dos obras: La conocida por La Valeriana (1ª ed. 1482) que en 1481 terminó de escribir en El Puerto –donde falleció- mosén Diego de Valera, el célebre historiador y cronista de Enrique IV y los Reyes Católicos. Y el libro de viajes Vida y hazañas del Gran Tamerlán de Ruy González de Clavijo, expedición que a su mando partió de El Puerto en 1403.

Entre los manuscritos que Ruiz de Cortázar tuvo a su disposición en casa de los marqueses destacó uno que contaba la sorprendente historia del italiano Marco Tulio Carçón quien, aprovechando su parecido físico con el rey de Portugal Sebastián I, muerto o desaparecido en 1578 en la batalla de Alcazarquivir, al norte de Marruecos, tuvo el arrojo muchos años después de hacerse pasar por él. Descubierto su engaño y apresado, fue conducido en 1603 a penar su condena en las galeras surtas en el Guadalete y ahorcado en Sanlúcar. Su proceso se hizo en El Puerto, cuyo original está en el curioso gabinete del Señor marqués de la Cañada, apuntó Ruiz de Cortázar.

La primera estimación que conocemos del número de libros que componía la biblioteca es del año 1750, “una selecta biblioteca de cuatro mil cuerpos en todas lenguas y ciencias”, le decía Juan Tirry en una carta al historiador Gregorio Mayans.  Con los años, la biblioteca fue creciendo. El viajero e hispanista Richard Twiss, que la conoció en 1773, rememorándola escribió, muy al modo inglés: “El domingo 22 de agosto vi otra corrida de toros en Puerto de Santa María. Al día siguiente atendí al marqués de la Cañada, un caballero de origen irlandés; su nombre es Tirry; posee una biblioteca grande y bien cuidada; entre los libros que la componen, se encuentran la mayoría de nuestros autores ingleses, antiguos y modernos.

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Por entonces, la biblioteca rondaría los 7.000 volúmenes, que eran los que había cuando Antonio Ponz visitó por primera vez, hacia 1767, las colecciones de los marqueses: “Allí vi años hace -decía en 1791- la casa del Marqués de la Cañada Guillermo Tirry [...] Era mucho lo que allí había de libros raros y estimables hasta siete mil volúmenes”.

Ya fueran los más de 8.000 volúmenes que refería Ruiz de Cortázar o los 7.000 de Ponz, fue la de los marqueses una magnífica biblioteca, la más destacada de cuantas existieron en el ámbito gaditano –y no solo en el gaditano- durante la segunda mitad del siglo XVIII.

La relación del conde del Águila

En 2011 la historiadora Sara Cosano Laguna publicó un excelente artículo sobre un documento que halló en el Archivo Municipal de Sevilla, procedente del legado del bibliófilo y coleccionista conde del Águila, Miguel Espinosa Maldonado y Tello de Guzmán (1715-1784). Es una sucinta relación de 36 libros de la biblioteca de los marqueses de la Cañada que copió el secretario del conde (antes de fallecer en 1784) de otra copia u original del catálogo completo de los 3.979 volúmenes que tras la muerte de Guillermo Tirry vendió su viuda en 1780 al jerezano marqués de Villapanés. Lástima que solo se hayan conservado las cuatro primeras hojas desgajadas del extenso catálogo original que hoy está perdido.

No obstante, bien hallados sean los títulos de esos 36 libros, que no tienen unidad cronológica o temática pero que son una buena muestra de lo que fue la espléndida biblioteca de los Tirry. Desde los años iniciales del siglo XVI hasta los últimos de Guillermo, cubren materias variadas, clásicos grecolatinos, poesía épica culta, libros de caballería, viejos romances, historia de España y de sus territorios, nobiliaria… Buena parte de ellos son ediciones príncipes (primeras ediciones), que hablan de la vocación bibliófila de los marqueses por hallar y adquirir entre los agentes literarios y libreros los ejemplares más apreciados.

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Mencionaré y reproduzco las portadas de seis obras en las mismas ediciones (salvo la primera) que tuvieron los marqueses: Un incunable, la Cárcel de Amor de Nicolás Núñez (Toledo, 1500), de Diego de San Pedro; la traducción de la Eneida (Cádiz, 1698) por el clérigo portuense Juan Francisco de Enciso Monzón (nótula 441 en GdP); Bueltas de escaramuza de gala à la Gineta. Practicadas en la plaza de […] Xerez de la Frontera en 1737, de Bruno J. Morla Melgarejo, que se imprimió hacia 1738 en una imprenta de El Puerto.

| Cárcel de Amor (1500) | Emeida (1698) | Ilustración de los juegos a la gineta en la plaza del Arenal de Jerez (h. 1738).

Y Romances nuevamente sacados de historias antiguas de la Crónica de España (Amberes, 1566); Amadís de Gaula (Salamanca, 1575), y Libro del famoso cavallero Palmerin de Oliva (Toledo, 1580). (Continuará mañana)

| Romances (1566) | Amadís de Gaula (1575) | Palmerín de Oliva (1580).

(continuará)

Anteriormente:
1. En casa de los Marqueses de la Cañada #6.236
Evocación de un rico patrimonio atesorado a orilla del Guadalete
2. En casa de los Marqueses de la Cañada (2) #6.250
Guillermo Tirry y Tirry, del esplendor a la quiebra
3. En casa de los Marqueses de la Cañada (3) #6.264
Las estatuillas de Hércules y Neptuno de Sancti Petri
4. En casa de los Marqueses de la Cañada (4) #6.276
El sarcófago romano de Medina Sidonia
5. En casa de los Marqueses de la Cañada (5) #6.290
La colección numismática y los objetos etnográficos y científicos.

 

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