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joaquinceballosvarela_puertosantamariaLos cimentadores de amor, paz, solidaridad y buena convivencia vecinal son, para el Barrio de la Vida, lo que los manantiales del agua fresca y cristalina para los desiertos.

En este Barrio de la Vida, donde prevalecen las ansias del poder y el tener, la intolerancia, egoísmos, hambre, terrorrismo, venta de niños y adultos como esclavos, guerras, falsedades, torturas, hipocresías, racismos, insolidaridad, envidias, marginación,... también están quienes, sin hacer ningún tipo de ruidos ni alardes, realizan la trayectoria de su paso por él, ¡haciendo el bien!.

Joaquín Ceballos Varela, Quini, a sus cincuenta y tres años, tras una corta y penosa enfermedad, abandonó en julio de 2001 el Barrio de la Vida. Además del dolor y la pena que su irreparable pérdida ha ocasionado en familiares, amigos y cuántos le conocían, también nos ha dejado su valiosísimo legado.

Este legado que ha dejado al Barrio de la Vida, no se compra ni se vende con el precio del poder ni el dinero. Quini fue amigo de sus amigos y enemigo de nadie. Fue cordón y lazo del diálogo, comprensión, unidad y amor del entorno familiar. No había amigo o conocido que enfermara a quien él no visitara. En este sentido, valga como ejemplo su gran calidad humana y buen sentido de la amistad el hecho de que, encontrándose gravemente enfermo en el hospital, sacara fuerzas de donde ya no las había para, tras llamada telefónica, alentara y animara a un amigo que se encontraba recién operado y hospitalizado en otro centro. Además, en esa misma situación de enfermedad y sufrimiento, se ofreció para echarle una mano en la búsqueda de empleo a otro de sus amigos.

quiniceballosvarela_puertosantamariaA Quini no hacía falta pedirle, sólo insinuarle que se precisaba su ayuda para la realización de cualquier acto benéfico, para que allí estuviese colaborando, tanto en el montaje de escenarios como en la atención de la barra del bar, venta de tickets y cuanto fuera necesario para la ejecución y mayor realce de este tipo de eventos. El colegio La Salle de El Puerto sabe mucho de su constante y desinteresada labor.

Quini siempre tenía disponible, de manera altruista, su vehículo y su tiempo libre del fin de semana para, en compañía de su esposa, trasladar donde hiciera falta al grupo Scout de San Joaquín o al coro de los niños de La Salle. De la misma manera, visitaba personalmente a los ancianos de las Hermanitas de los Pobres, con tal de hacerles más agradable unas horas de su tiempo. (En la imagen, Quini en Barcelona el 22 de febrero de 1970).

La alegría y el disfrute de Quini, en cualquier acto de convivencia vecinal, la transmitía rápida y gratamente al resto del grupo que, a su vez, la compartía. Quien aquí escribe da gracias a Dios por haberle concedido el privilegio de conocer a Quini y a otras personas que como él, han pasado o continúan por el Barrio de la Vida, haciendo el bien. (Textos: Ramón Ruíz Martínez).

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