2.968. Antonio Sánchez Rizo. Cochero.

Antonio Sánchez Rizo está asociado a la imagen de un coche de caballos circulando por las calles de El Puerto de Santa María en los últimos años. Forma parte de su paisaje urbano, con una mirada nostálgica al pasado, de la que disfrutan los turistas en 30 minutos monumentales, escuchando sus comentarios y anécdotas. Antonio nació en la calle de las Cruces el 15 de diciembre de 1952, sexto hijo de los nueve que tuvo el matrimonio formado por Antonio Sánchez Jiménez y Josefa Rizo Mateos.

1952
El año de su nacimiento era alcalde de El Puerto Luis Caballero Noguera. Se estrenaba la película ‘La Niña de la Venta’, dirigida por Ramón Torrado y protagonizada por Lola Flores y Manolo Caracol. En julio se celebró en el Tiro de Pichón la tirada de Copa del Campeonato del Puerto de Santa María, con 58 escopetas. La Plaza de Toros era adjudicada hasta diciembre de 1953 al empresario Manuel Belmonte García, a razón de 50.000 pesetas mensuales. El 3 de agosto de ese año se celebra una corrida de toros con Luis Miguel Dominguín, Rafael Ortega y Antonio Ordóñez; ese día entraron en El Puerto para ver el espectáculo, según estudio encargado al efecto, 1.522 vehículos, de los cuales 1.431 fueron automóviles y 71 autobuses.

Aquel año, Mariscos Romerijo iniciaba su andadura empresaria. Aquel año llegaba a El Puerto, destinado al Instituto Santo Domingo, el profesor de Geografía e Historia Enrique Bartolomé López-Somoza. Rafael Alberti publicaba ‘Buenos Aires en Tinta China’ y ‘Retornos de lo vivo lejano’. El pintor porteño, afincado en Sevilla, Juan Miguel Sánchez pintaba el cartel de la Feria de Primavera. Francisco Dueñas Piñero empezaba a dirigir la Banda Municipal de Música hasta el año 1982. Y desde 1952 y, hasta 1977, la Academia de Bellas Artes, Santa Cecilia organizaba la Cabalgata de los Reyes Magos. En 1952 los hermanos Merello se hacían cargo de la empresa Cacao Pico. Nacen también el historiador local Javier Maldonado Rosso, Director del Centro Municipal de Patrimonio Histórico y el profesor de judo Tadeo Díaz; el notario José Ramón Salamero Sánchez-Gabriel; el hostelero Álvaro Valiente Cuevas, y el cantautor José Luis Arniz Muñoz

Una antigua imagen del colegio Hospitalito.

Estudió Antonio en el colegio ‘Hospitalito’, siendo su último profesor Emilio Rasero Pardo y aún recuerda a un compañero de la infancia, Ramón --Nicolás Jiménez Cortés-- hermano de Pansequito. Antonio esperaba realizar el servicio militar en algún destacamento dedicado a la cría caballar --dada la experiencia que alegó-- pero no pudo ser y le tocó en Camposoto (San Fernando). Está casado con Mari Paz Carreño Fernández y tiene tres hijos, uno de ellos también dedicado a los coches de caballos.

Pronto empezó a trabajar, en el campo, haciendo todo tipo de faenas de bracero hasta la especialización, tanto de agricultura: vendimia, remolacha, trigo, panizo, maíz, algodón, ... hasta la aparición de las máquinas, como la crianza del ganado: vacuno, cabrío, caballar. En El Puerto estuvo en el Cortijo de la Negra, Villajulia, Viña el Caballo, y muchas mas fincas como jornalero.

Se inició en el mundo del caballo en la finca El Loro, de Manuel de la Calle, cerca del jerezano aeropuerto de La Parra, donde aprendió a preparar a los caballos, a domarlos para la montura, para enganches, ... lo que le acabaría vinculando para siempre a los coches de caballos. Lleva 17 años circulando por las calles de El Puerto de Santa María, con parada primero en la Avda. de la Bajamar y plaza de las Galeras y, en la actualidad en la plaza del Castillo, o delante del Edificio Resbaladero.

Antonio Sánchez Rizo, por la calle Palacios. /Foto: Raul Pérez Pellicer.

Antonio es el único cochero que permanece todo el año junto a la Oficina de Turismo junto a su coche, dispuesto a pasear a los turistas; solo en los meses de verano otros compañeros de profesión le acompañan: Paqui, Pepín, Dávila, otro Antonio, Pacurri y Alfonso, todos de El Puerto. Nuestro protagonista no tiene otro oficio ni beneficio que el del coche de caballo, por lo que ahí estará, junto al pescante, hasta que el cuerpo aguante.