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3.208. Esteban Fernández Rosado. Empresario y Benefactor.

Esteban Fernández Rosado nace en El Puerto de Santa María en 1910, hijo de Enrique Fernández Guerrero y Dolores Rosado Cordero, fue el único varón entre cinco hermanas, un niño alegre y sociable. Su vocación y su interés pronto se decantaron por la actividad empresarial, primero en Jerez de la Frontera junto con su padre, donde aprendió los secretos de la molienda harinera y la tecnología de la maquinaria al uso. | En la imagen, Enrique Fernández Guerrero (i) y Esteban Fernandez Rosado (d)

| La imagen es del ultramarinos “La Argentina” que estaba en la calle Luna esquina con Nevería y que cerró sus puertas en 1986. La instantanea fue realizada en 1910 y es del fotógrafo Quico Sánchez. | Colección C.M.P.H.

1910
El año de su nacimiento fueron alcaldes de la Ciudad, Ramón Varela Campos y Luis Portillo de Pineda. En el censo de ese año la población contaba con 17.984 habitantes de hecho, 17.583 habitantes de derecho y 4.610 hogares. Nacía el periódico ‘El Eco Portuense’, periódico católico. Entre marzo y octubre de 1910 el periódico ’El Sudor del Obrero’, órgano de las Sociedades y de la Agrupación Socialista Obrera de esta Ciudad, tuvo periodicidad semanal.

| Estaban las relaciones entre Iglesia y Estado revueltas el año de su nacimiento. En la imagen, volatina emitida por el clero local el 28 de junio de 1910.

El fundador de la Revista Portuense, Dionisio Pérez Gutierrez había resultado elegido diputado a las Cortes españolas en 1910, de la mano de Canalejas por el distrito de El Puerto de Santa María, en representación del Partido Liberal.

| Postal de la playa de La Puntilla. Año 1910.

La Fábrica de cervezas F. Tosar y Cía. cesaba su actividad en 1910; había sido fundada en 1901. El Restaurant de La Puntilla, a cargo del Hotel París, prestaba sus servicios el año del nacimiento de nuestro protagonista.

| Fotografía en el colegio de Gibraltar. Esteban, en la fila de en medio, primero por la izquierda. Las iniciales C.B.C.  del balón deben de corresponder a Christian Brother's College.

Esteban realizó estudios de Bachillerato entre los Salesianos de Utrera (Sevilla) y posteriormente estuvo interno en un colegio en Gibraltar, donde aprendió conocimientos del idioma británico

Esteban participó activamente en la Guerra Civil en el Cuerpo de la Legión. Luchó como tantos otros españoles y fue herido, perdiendo un ojo y siendo dado de baja del ejército, capítulo éste de mutilado de guerra, por el cual jamás quiso percibir emolumento alguno.

Tras la guerra, y después de sus inicios con su padre, se instaló por su cuenta haciéndose cargo de la Fábrica de Harinas de la calle Postigo, que fue comprada a Juan Ávila.

1.226. LA FÁBRICA DE HARINAS.

| Imagen de la Fábrica de Harinas en 1949, reconstruida tras el incendio, con la última tecnología de la época.

Tras un incendio, en 1949 fue restaurada con la mejor tecnología del momento y aún hoy continúa produciendo las famosas harinas El Vaporcito, bajo la gerencia de sus hijos Pedro y Enrique Fernández Lópiz. De igual modo, Esteban se hizo con dos fábricas de harinas más, una en Sanlúcar de Barrameda y otra en Vejer de la Frontera. Estos negocios harineros, por su seriedad y calidad, le valieron un importante cupo de exportación de harina a las provincias entonces españolas de Bata y Santa Isabel, en Guinea Ecuatorial, un momento pujante para las Harineras Fernández Rosado.

| En este edificio, en el término municipal de Vejer, aprovechando la fuerza del agua se construyó una empresa eléctrica que, ademas de servir luz a Vejer, establecía la primera industria harinera movida por energía eléctrica, que significó el final de la molienda tradicional, basada en la energía mecánica. | Foto: Manuel Rutas y Fotos.

También Esteban proporcionaba energía eléctrica y agua a dos municipios de nuestra provincia, Vejer y Barbate. Tenía igualmente la propiedad de los entonces llamados Tejidos Fernández, y otros emprendimientos agrícolas y ganaderos. Fernández Rosado era un empresario polifacético que dio trabajo y riqueza a El Puerto sobre todo, pero también a otras localidades de la provincia de Cádiz.

| Foto familiar.

En 1942 contrajo matrimonio la salmantina Julia Lópiz Galarraga, a la sazón maestra y mujer culta a la que gustaba mucho la lectura y pintar acuarelas. Con ella tuvo seis hijos, que de mayor a menor fueron: Julia, Esteban, Florencia(†), Pedro y Enrique --estos dos gemelos-- e Ignacio, una numerosa prole que el matrimonio sacó adelante, poniendo todo su ahínco en el estudio y la formación.

Esteban Fernández era una persona de profundas convicciones cristianas, un cristianismo alejado de beaterío o el boato. Más bien unas creencias y una manera de ser la suya que le llevaron a prestar ayuda de todo tipo a gente necesitada y a amparar a muchos ciudadanos de El Puerto, desde conventos de religiosas como las monjas Capuchinas a las cuales surtía de harina y otros recursos para su mantenimiento; como asimismo a hombres y mujeres de muy diversa procedencia y condición a los que ayudó en cuanto podía y que aún hoy, algunos recuerdan, aunque era persona reservada en este aspecto.

|Esteban Fernández Rosado, tras la Guerra Civil.

Esteban Fernández tenía una red de amistades y personas que lo visitaban frecuentemente, siempre en la oficina de la fábrica o en su casa, pues no era persona de bares o Casino, sino un padre dedicado a su trabajo y a su familia. Incluso llegaron a proponerle la alcaldía de El Puerto, la cual amablemente declinó.

Persona humilde, seguidor del precepto cristiano: “cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha”. Dio mucho Esteban, y no hacía alarde de ello. Entre otras, acompañado por señores igualmente bienhechores, ayudaba a los presos del penal de El Puerto de Santa María a cursar estudios, a recolocarse a su salida y a buscarles nuevas oportunidades en la vida.

| En la procesión del Cristo del Amor, Esteban, con gabardina, el primero por la derecha.

Dentro de esta labor relacionada con la prisión, Esteban fue el principal valedor y hermano principal de la Asociación Piadosa del Cristo del Amor que cada Semana Santa salía desde el Convento de las Capuchinas en la calle Larga, directo al Penal de la Victoria, en pleno silencio y recogimiento; los hermanos con el hábito de capuchinos y una cruz al hombro. En 1976 El Cristo del Amor dejó de procesionar. Esteban, tras larga y penosa enfermedad, falleció el 9 de agosto de 1979.

| Una imagen actual de la harinera, donde se fabrica la harina de freír 'El Vaporcito'.

Para finalizar esta nótula, recordamos una columna publicada hace unos años en Diario de Cádiz, el 19 de diciembre de 2013, en la sección de El Candié, por Enrique Bartolomé; éste, hijo del recordado profesor Enrique Bartolomé López-Somoza, muy amigo de Esteban, escribió lo siguiente: “Según mi madre, yo me crié con la única ayuda de la sémola de trigo que con todo el cariño que le cabía --que era mucho--, entregaba Don Esteban a mi padre […] hombre de bien y mejor persona […], que de manera pausada departirá, sin duda, con mi padre. Apoyados en esa barandilla algodonosa de sémola de las nubes, junto a las estrellas”.

Sería de justicia que alguna calle, plaza o lugar de El Puerto de Santa María lleve su nombre.

4 comentarios en “3.208. Esteban Fernández Rosado. Empresario y Benefactor.

  1. Enrique Fernández Lópiz

    A Pablo, mi primo, gracias por sus correcciones, pero sobre todo por sus muestras de afecto, que sé son sinceras, hacia nuestro querido padre. Y sí, ya sé que habría para comentar mucho más, querido primo, mucho, pero en este blog el espacio es limitado.
    Con afecto para ti, desde Granada
    Enrique Fernández Lópiz

  2. Pablo Bernal

    Mi tio Esteban fue todavía mucho mejor persona de lo que se dice en el artículo. Fue un hombre irrepetible.
    Solo una corrección al artículo. No fueron 5 hermanas que tuvo sino 7: Maruja, Carmela, Consuelo, Maria Pepa, Enriqueta, Milagros y Juanita.
    Yo soy hijo de Milagros y adoraba a mi tio.
    Saludos desde República Dominicana.
    Pablo Bernal Fernández.

  3. Enrique Fernández Lópiz

    Esteban fue mi padre y lo sustancial ya está dicho en estas líneas. Un hombre cabal y, como escribió Antonio Machado, en el buen sentido de la palabra, bueno. Siempre lo recuerdo.
    Su hijo Enrique Fernández Lópiz

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