Hace 30 años, la familia de Diego Mora Perles, quien fuera redactor de Diario de Cádiz, recibía el 28 de febrero de 1992 la Medalla de Plata de Andalucía. El recordado Diego Mora, fallecía en un accidente de tráfico en enero de ese mismo año y la familia donó todos sus órganos para trasplantes. Diego Mora estaba licenciado en Magisterio, aunque nunca llegó a ejercer esta profesión ya que, desde 1986, durante seis años y hasta su óbito, se dedicó al periodismo como redactor en la delegación portuense de Diario de Cádiz.
El acuerdo del Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía otorgaba a la familia Mora Perles, en representación de los donantes de sangre y órganos de Andalucía, como reconocimiento a su labor de promoción de las donaciones, ya que tanto los padres, Diego Mora Fernández y Vicenta Perles Giner, como sus tres hijos eran donantes de órganos, desde 1983. Diego, cedió todos sus órganos, de los que se beneficiaron enfermos que esperaban trasplantes en Cádiz, Córdoba, Madrid y Valencia.
La Consejería de Salud, a propuesta de la cual se había otorgado la medalla de plata al colectivo de donantes andaluces, valoraba también en la familia Mora Perles, según el texto del acuerdo, “su contribución al impulso de los distintos proyectos de donación puestos en marcha por el Servicio Andaluz de Salud en la provincia de Cádiz. Diego Mora había sido, además, autor de un proyecto de fomento de las donaciones a desarrollar a nivel escolar.
| En 1988, Diario de Cádiz, abría la primera de las Delegaciones en la provincia, en El Puerto. La instantánea está tomada en el Castillo de San Marcos. De izquierda a derecha y de arriba abajo, Pedro Ríos, María José Sánchez, Agustín Merello, Diego Mora, Fito Carreto, José Joly Martínez de Salazar, Manuel de la Peña y Enrique Alcina.
Diego Mora Perles, quien hubiera cumplido 29 años en abril de 1992, era un gran aficionado a los deportes náuticos, a los que dedicaba el tiempo que le quedaba libre tras sus obligaciones profesionales. Previo a sus estudios de Magisterio, había cursado Primaria y BUP en el colegio de San Luis Gonzaga. Era una persona muy apreciada que había cosechado muchas amistades y afectos, por su personalidad afable. Infinidad de telegramas, llamadas telefónicas y mensajes de toda índole se recibieron tanto en el domicilio familiar como en la sede de la Delegación de Diario de Cádiz. Una vida truncada muy joven, que trascendió, con su gesto de donante, en alargar otras vidas. Se le recuerda con afecto y consideración.