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Juan García Larrondo. El encuentro irreverente entre el autor y Santa Rita #5.222

| Texto: Juan García Larrondo.

Nací a escasos metros del muro de esta iglesia, hoy basílica. Ya, desde que, de crío, me arrastraban a su interior para las misas que tanto me aburrían e ignoraba aún que portaba de serie no sé qué pecado original, me llamó poderosamente la atención la imagen de la Santa Rita que yacía en esta capilla, siempre quieta, con esos ojos de vidrio que pensaba iban a petrificarme como si de la propia Gorgona se tratara. | García Larrondo, delante de la capilla de Santa Rita, en la basílica portuense.

Por aquel entonces desconocía todavía tantas cosas... Mis dolores de tripa se llamaban simplemente "gastritis" y, de la santa, cantábamos solamente aquello de "Rita, Rita, lo que se da no se quita". No sabía nada de causas imposibles ni de que, con el tiempo, iba a empatizar tanto con aquella hierática escultura por sentirme un poco, como ella, casi prisionera tras unas rejas ante las que atender todo tipo de súplicas o peticiones, impertérrita, a cambio de unas limosnas o unas velas encendidas.

Se representó el pasado día 9 de octubre y hará la dupla el próximo 23 de este mes, la obra de García Larrondo ‘Antífona a Santa Rita del Colon Irascible’, en la Sala Off Latina, de Madrid. También, en 10 días, se presenta su libro, en la 23ª edición del Salón Internacional del Libro Teatral, en Madrid, que está en posesión del VII Premio Irreverente de Comedia 

| Detalle de una rosa florecida en la imagen portuense de Santa Rita.

Sí. Yo nací a escasos metros de esta verja y, como la santa o como tantos otros, lo único que siempre quise fue hacer florecer rosas en invierno y encontrar un lugar en el mundo donde los amores no fueran ni tristes ni imposibles. Si la razón y el tiempo me alejaron de estos muros, la sinrazón y el desamor a ellos de nuevo hoy me devuelven para dar las gracias.

Sobre estos barrotes he derramado cánticos paganos y todo tipo de anhelos mundanales, es verdad. A sus pies he encendido cirios y he tentado las oscuridades que dejan sus llamitas al ahogarse con el suspiro de los vientos. Cierto.

| A la izquierda, cartel de la representación de la obra de García Larrondo, en el Teatro Off Latina, de Madrid y, a la derecha, portada del libro.

Pero hoy, sin ser crédulo sino tan solo en justicia agradecido, hoy que mis queridas Maria Jose Varo Rodriguez y Natividad Gómez Sánchez (que, literalmente, ha fundido en el proyecto su corazón de cuarzo para dotar de vida al monstruo) de la Cia de Teatro LA PARANOIA DE TRASTARAVÍES - ARTES ESCÉNICAS estrenan y hacen carne al fin mi ANTÍFONA a SANTA RITA del COLON IRASCIBLE en la Sala OFF LATINA de Madrid.

| María José Varo y Natividad Gómez, de la Cía de Teatro La Paranoia de Trastaravíes - Artes Escénicas, durante la representación el pasado domingo de la obra de Larrondo en el Teatro Off Latina, de Madrid.

Hoy, más que nunca, también quiero dar las gracias a otras personas sin cuya intercesión no habría sido posible este milagro: la primera de ellas a María Désirée Ortega Cerpa, por compartir mis colitis irritables y ayudarme a regresar de las tinieblas cuando tanto lo necesitaba. También a Rosita Nicolet que, como Désirée, puso su voz y su talento cuando esta obra no eran más que 5 páginas que se leyeron en un Maratón de monólogos organizado por la Asociación de Autoras y Autores de Teatro. Mi agradecimiento también al equipo de la ACCU - CÁDIZ - Asociación de Crohn y Colitis ulcerosa por su impagable atención y, naturalmente, a Ediciones Irreverentes, por convertir en libro laureado esta comedia que en breve también presentaremos en el próximo Salón del Libro Teatral de Madrid.

| "Una vela 1 Euro". Otra imagen de la representación el pasado domingo de la obra de Larrondo en el Teatro Off Latina, de Madrid.

Y, finalmente, gracias a ti, Rita de mis entrañas y patrona de los funcionarios que también tomamos y tenemos "almax". Hoy te devuelvo madurado el fruto de tu vientre en forma de apócrifo evangelio y con ambiguos tropos de tragicomedia. Confieso que mi devoción hacia tus supercherías ya se extralimita de lo absurdo. Pero cuando uno asiste a la agonía de una civilización, todas las teologías son siempre bienvenidas e, incluso, necesarias, como lo son las larvas que devoran la putrefacción sobre la que luego la vida reverdece.

Sé que alguno habrá que jamás entenderá nuestra (en realidad, "mi") frívola fraternidad para contigo --siendo yo gentil-- pues ni yo mismo sabría razonar por qué he perseguido siempre hacer tangible lo que es evidente que no existe. Quizás solo buscaba una cura, un lugar donde hallar reposo o en el que encontrar consuelo, un truco de magia, una luz para no perderme en el misterio, regresar a casa sin vergüenza o recibir auxilio para sobrellevar mi frágil naturaleza en un entorno constantemente adverso.

Una señal, siquiera, para dejar de encender cirios a tus plantas conjurando anhelos imposibles o para incendiar con ellos las velas de mis naves y no perder en vano la leve vida que nos queda. Que lo que nos diste no se quita y dura poco, compañera. Y, por lo que a este pródigo respecta, a mí tus milagros me siguen haciendo mucha falta todavía.

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