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Ramón Rodríguez Moreno ‘el Mere’. Debutó como novillero sin picadores a los 46 años #5.700

Ramón Rodríguez 'el Mere'

| Texto: Verbigracia García L.

En el toro no hay edad porque no se trata de escalar montañas, sino de quedarse quieto”, esto afirmaba hace 49 Ramón Rodríguez Moreno ‘el Mere’, natural de Jaén, pero residente en El Puerto de Santa María, donde debutó sin picadores en julio de 1974. Su sobrenombre viene de cómo era conocido su padre ‘Elmeregildo’ que es como le decían y nuestro novillero se quedó como el niño de ‘Elmere’.

En julio de 1974 toreó dos novilladas sin picadores a la edad de 46 años; su tesón, su insistencia, su machaconería ante los organizadores, le valieron una primera oportunidad. El éxito obtenido le llevó a repetir. Y eso que salió en esas novilladas sin prácticamente entrenar.

A una edad temprana ya tenía afición por el toro y anduvo por capeas y fiestas en los pueblos, dando pases a vacas de retienta. Y no había manera de meter capeza en lo que era su pasión, así que tuvo que dedicarse a otras cosas. En los sesenta dejó de ir por capeas y en busca de mejorar su vida, se marchó a trabajar a Australia, “Pero en mi interior quedaba entera mi afición a los toros”.

A su regreso a España se relacionó con Manuel Benítez ‘el Cordobés’ en uno de los pueblos de su provincia natal. Y al volver, se dedicó a trabajar, aunque pensando siempre en la fiesta de los toros. Mientras, se dedicaba a lo que se encartara con tal de ganarse el jornal para su casa: albañil, cocinero, encofrador, --lo que surgiera—para alimentar a su mujer y sus dos hijos.

En 1974 trabajaba como peón de la construcción a la par que se abría camino en el mundo de los toros. Su carnet profesional databa de los años cincuenta del siglo pasado.

El histórico del toreo portuense Antonio Morales Pérez, al que le tenía mucha fé, le prometió llevarlo a algún tentadero, ya que Morales promocionaba a jóvenes valores portuenses.

‘El Mere’ siempre fue un hombre sin complejos. Y repetía “En el toro no hay edad porque no se trata de escalar montañas. Todo está en quedarse quieto. Tenga en cuenta que el toro en el ruedo, aprende lo que le enseñan los toreros. En sus pitones hay mucho dinero y de ahí hay que sacarlo. A eso es lo que va ‘El Mere.

Nuestro novillero era consciente que “el público asistió a su debut por curiosidad, para comentarlo y hasta para reírse; pero se llevaron una sorpresa porque me vieron cosas de muy torero, hice cosas que gustaron. Aunque yo soy muy exigente y no me he gustado del todo; pienso y sé que puedo dar mucho más”.

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