
| Texto: José María Morillo
Cuando hoy escuchamos hablar de aranceles y de guerras comerciales con Estados Unidos, pocos recuerdan que ya hace décadas existió un capítulo oscuro que mezcló negocios legales, sombras de contrabando y un protagonista enigmático: Sioma Neiman.
A mediados del siglo XX, el brandy Centenario de Bodegas Terry encontró un destino insólito: la frontera tejana. Laredo, El Paso y San Antonio se convirtieron en los principales puntos de entrada, hasta el extremo de que EE.UU. llegó a ser, tras el mercado español, el mayor consumidor de este brandy nacido en El Puerto de Santa María.


