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El alcalde Fernando T. de Terry en su despacho de la plaza de Isaac Peral y el hijo de La Bilili. 8 de julio de 1974 /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

Entre los años 30 y 60 [del siglo pasado], El Puerto contó con un buen ramillete de seres humanos muy singulares.

Si empezamos por los gitanos no hay que olvidar la colonia de herreros que vivía de su arte y destreza de la fragua. En aquella época se usaban muchos utensilios en el campo que, de cuando en cuando, requerían alguna reparación. Así, pasaban por sus manos escardillos, soletas, azadas y aperos de labranza en general. Además, todos los oficios artesanos recurrían a estos hábiles herreros. Los albañiles también  lo hacían.

jeromaladelplanchero_puertosantamaria copiaCuando la faena decaía, hacían agarras para los arcos de vasijas de madera, maceteros con patas salomónicas en forma de tirabuzones terminadas en volutas y, sobre todo, planchas para quitar arrugas a la ropa, que eran unas piezas de hierro colado, con asa y en forma de triángulo alargado.

 detrás de mi casa [en la calle Cielos], podía verse un patio en donde residían El Planchero y Tomasa la Planchera. Estas personas tenían las yemas de sus dedos desgastadas, debido seguramente al fuego que manejaban para fundir el metal. Algunas noches, iba con mi madre a la azotea de casa,m entraba en el lavadero, y desde allí podía ver a los gitanos en torno a una luz de candil, bordando cante jondo bien regado con buen vino. /En la imagen de la izquierda, Jeroma la del Planchero.

el_veneno_puertosantamaria copiaHabía otras fraguas de flamencos y cabe recordar a la de los hermanos Canales, la de Frascuelo y, por último, la del hijo de éste, muy conocido en El Puerto como Veneno.

Incluso si no había parentesco ente ellos, los gitanos de El Puerto, se decían entre sí primos. Su modo de buscarse la vida, aparte de lo que he descrito antes, podía consistir en acercarse a las playas buscando lo que el mar arrojaba: leña o carbonilla. También trabajaban en el campo, como fue el caso del marido de Juana la Tormenta, padre de mi amigo  José García el Conejo. /En la imagen de la izquierda, Veneno.

Según fueron desapareciendo las generaciones mayores, sus descendientes se fueron incorporando al sistema de producción habitual, al corretaje de animales o a la venta ambulante de tejidos.

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 Los que se ven deambular actualmente por el pueblo no tienen nada que ver con los que he mencionado. Muchos están viviendo aquí en relación con la existencia del Penal en nuestra ciudad. /En la imagen de la izquierda, Antoñito ‘el Tonto’, óleo pintado por Juan Lara en 1959. Foto: Colección LSA

Tenían fama en El Puerto La Macarrona, siempre con un pañuelo al cuello terminado en punta por la espalda y con extremos sobre los senos; siempre con la colilla en la boca. El Picha, cuñado de La Bilili y padre de El Cocó; el Rufoni, Antoñito el Tonto y Estropajo, amén de otros de menos edad cuyo nombre no recuerdo bien.

El Cocó y El Rufoni desaparecieron por los años 40 de esta ciudad, al igual que la mayoría de los ‘delincuentes’, porque el régimen los perseguía con saña. Robaban para comer. Dadas las circunstancias parecía lógico que lo hicieran.

la_bilili_busto_puertosantamariaAntoñito el Tonto se buscaba la vida con dos cubetas y un aro, acarreando agua potable a las casas que carecían de grifos, es decir, la mayoría. Recitaba barbaridades, parodiando el parte vespertino de Queipo de Llano (ver nótula núm. 1.992 en GdP), introduciendo algo de su invención. Decía que en el muelle del vapor habían aparecido dos ahogados y que se suponía que eran italianos «porque llevaban unos pelitos en la boca». Y continuaba diciendo «¡que lindos colores, tinte Gébil son los mejores!». Lo de los pelitos en la boca venía a cuento porque los italianos tenían fama de galantes y melosos con las mujeres, y les gustaba lamer sus partes más sensibles. /En la imagen de la izquierda, La Bilili.

caneco_limpiabotas_puertosantamaria3 copiaJosé el Negro, hijo de La Bilili y primo de Antoñito el Tonto, nunca se pudo ganar la vida con su arte del cante jondo con toda su pureza. No hay quien borre su figura de la historia portuense. El Caneco, (ver nótula núm. 1.252 en Gente del Puerto) que no tenía hijos ni medios, perro con su buen sentido humano adoptó a uno, al que tanto a él como su compañera querían más que si hubieraguaria sido hijo propio: Antoñito. [Antonio Jiménez Salguero] El Caneco era capaz de gastase las manos con su caja y banquillo de dar betún al calzado para que a su niño ‘no le faltara gloria bendita’. Cagancho y su inseparable compañero Luis el Canuto. Estos dos salvaron la vida en los años 40, gracias a que no fueron escrupulosos a la hora de alimentarse de lo que encontraban en la basura. /En la imagen de la izquierda, el betunero Antonio Jiménez Salguero, 'el Caneco'.

chato_guarigua__puertosantamariaLos Guariguas. Cuatro hermanos. Tres varones y una hembra. El padre, pecoso de viruela, enfermedad muy extendida en la época. Los tres hermanos se buscaron la vida como vendedores ambulantes. La hembra se casó con Ruperto, hijo del sacristán de las Capuchinas. Entre ellos, el mas popular por un defecto facial era [Manuel García Berciano] El Chato Guarigua. (ver nótula núm. 932 en Gente del Puerto).

La Farfolla. Aires de marimacho. Se ganaba la vida vendiendo lotería nacional. Siempre que circulaba [Dolores Herrera] por la calle, llevaba una cartera colgando de una correa puesta en bandolera y un cigarro en la boca. /En la imagen de la izquierda, Manuel García Berciano, 'el Chato Guarigua'.

la_farfolla__puertosantamariaRecalco lo del cigarro: en aquella época fumaban poquísimas mujeres, sólo las de vida fácil, las cigarreras del tabaco de contrabando y las supuestas hijas en lugares de lujo. /En la imagen de la izquierda la lotera Dolores Herrera 'La Farfolla'.

La Guachi. [Catalina Santos]. (Ver nótula núm. 021 en Gente del Puerto). Otra mujer popular. Casi sobran comentarios. Si no era gitana bien, estaba muy identificada con la raza, con la que finalizamos esta primera entrega de personajes populares que conocí a lo largo de mi existencia. /Texto: Francisco Artola Beuzón.

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Desde el 21 julio de 2008 --hace cinco años y medio--, más de 1.700 personajes y cerca de 300 temas se han convertido en protagonistas diarios en internet, dentro de la web antropológica Gente de El Puerto. Sus gentes, sus habitantes, caras anónimas, caras conocidas, la savia de la Ciudad Rey Sabio: El Gran Puerto de Santa María. Con un artículo a diario, una pequeña historia día a día han ido ido conformando con la suma de éstas, una versión de la reciente Historia de El Puerto, aunque con incursiones en el pasado. En unos casos obteniendo la información del propio protagonista, otras por quienes le conocieron y muchas, además, relatadas por investigadores e historiadores que colaboran con este proyecto que algunos llaman la enciclopedia de El Puerto. Por sus páginas han pasado personajes vivos o muertos, gentilhombres, hombresricos [sic] o pobres, gente humilde y de a pié, como ministros y personajes relacionados con la realeza.

Gente del Puerto cuenta con la colaboración de Diario de Cádiz. Es una web en la que los ciudadanos participan aportando, completando o, incluso, rectificando datos, reconociendo a los protagonistas de  fotos antiguas, enviando material fotográfico u otro tipo de documentos, sugiriendo protagonistas, o matizando, con su su visión lo sucedido; en algunos casos hechos y sucesos, que forman parte de la Historia de El Puerto de Santa María. En ocasiones una nueva aportación regresa sobre un personaje o contenido, rectificando lo publicado en la misma nótula mediante comentarios aportados por lectores. En otras, la nueva información es de tal relevancia que merece ser tratada de nuevo, en artículo aparte, como es el caso del vapor del que se han publicado mas de una docena de nótulas y, en la actualidad está de nuevo de moda, en una serie de artículos semanales del historiador Enrique Pérez Fernández, bajo el título genérico de «Los Adriano. La historia de una tradición».

2000-Gente-del-Puerto_PUERTOSANTAMARIAAdemás de la nótula diaria, que tiene su réplica en las redes sociales Facebook y Twitter, la página se completa con una pinacoteca virtual donde recogen imágenes gráficas en distintos soportes y formatos desde el siglo XVII, una galería de alcaldes del siglo XX y lo que va corriendo el XXI, un Palabrario Porteño, con expresiones y vocablos muchos de ellos netamente del habla local y otros del ámbito de la Bahía de Cádiz, una extensa colección de etiquetas de vinos, licores y brandies de las bodegas que existen o han existido en nuestra Ciudad, una colección de escudos de El Puerto en diferentes versiones, soportes y formatos y una colección extensa de cuadros, dibujos, litografías, esculturas, tallas, relieves, medallas, recursos, exvotos y diferentes iconos de la patrona de la Ciudad, la Virgen de los Milagros.

La colaboración y participación de instituciones y particulares , han conseguido hacer de GdP  la página web más visitada de nuestra Ciudad, con una media en el último año de 8.300 impactos diarios, habiendo llegado a picos de cerca de 14.000 en un día y sumando un total hasta la fecha demás de 12 millones de visitas. Colaboran con la página, el Centro Municipal de Patrimonio Histórico, Archivo Municipal, Javier Maldonado Rosso, José Ignacio Buhigas, Luis Suárez Ávila, Antonio Gutiérrrez Ruiz,  Manuel González Jiménez, Enrique Pérez Fernández, Juan José López Amador, Rafael Navas, Francisco Andrés Gallardo, Diego Joly, Pepe y Ángel Mendoza, Manolo Morillo, Antonio Carbonell López, Paco González Luque, Enrique López, Pepe Monforte, José Antonio Tejero, Francisco M. Arniz Sanz, Bernardo Rodríguez Caparrini, Francisco Ramírez Tallón, Enrique Bartolomé, Manuel Pacheco Albalate, Modesto Barragán, Álvaro Rendón Gómez, Salvador Cortés ‘el Chigüi’, Hermanos García Lázaro, Joaquín Cordero, Miguel Ángel Borrego Soto, Juan Leiva, Alberto Boutellier Caparrós, Maria Jesús Vela Durán, Fernando Romero Romero, Antonio Cristo, ... entre otros, así como infinidad de fotógrafos, liderados por Vicente González Lechuga, que es el responsable de fotografía de la página.

Gente de El Puerto es una idea del colaborador de Diario de Cádiz,  José María Morillo quien además dirige la página y ha apadrinado el nacimiento de otros portales parecidos en nuestro ámbito provincial. El número 2.000 que ve la luz mañana, es una colaboración del investigador y restaurador del Museo Municipal, Juan José López Amador, dedicado al fundador del solar que hoy ocupa El Puerto de Santa María, la ciudad romana ‘Portus Gaditanus’, Lucio Cornelio Balbo ‘el Menor’.

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El Puerto es una ciudad mediana que no es capital de provincia o un pueblo grandísimo, (mayor que capitales como Pontevedra, Toledo, Soria o Palencia y casi parecidos a Lugo y Orense), posiblemente seamos más pueblo que ciudad, dado que carecemos de universidad, hospital de la Seguridad Social o Estación de Autobuses que mire usted por dónde todo lo tiene Puerto Real.

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Es curioso que nuestros vecinos con sólo 1/3 de nuestra población se lo curren para conseguir incluso un ramal que lleve el ferrocarril al Campus Universitario. Sin entender mucho de política ni de economía, reconozcamos que los distintos partidos que han gobernado allí, conocido es que mayoritariamente Izquierda Unida y últimamente el Partido Popular, lo han hecho muy bien. Pero es que en El Puerto también ha gobernado Izquierda Unida dos legislaturas, el Partido Socialista, los Independientes y el PP, pues ninguno de ellos se han preocupado ni de los estudiantes universitarios, ni de los enfermos hospitalarios de la Seguridad Social y mucho menos de los viajeros de los autobuses interurbanos y de grandes líneas, léase Sevilla, Madrid, Bilbao y creo que otros te llevan a Galicia, Cataluña y Francia.

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Explanada delantera del Monasterio de la Victoria. Vista Aérea.

Cuando era un chavalito con 10 años, mi madre me mandaba a Jerez de la Frontera todos los sábados para hacer compras de hilos y lanas que ella y mi hermana tricotaban en una gran máquina de Industrias González. Tomaba el autobús inglés verde en la Plaza de las Galeras y terminaba el recorrido en la Plaza del Arenal de Jerez, más tarde ya construyeron una estación de buses. Hoy si tengo que tomar el bus, o me voy a la Plaza de Toros, a una marquesina frente al Hospital de Pacual, al Bar Transporte o la acera trasera del Instituto. Seguimos sin Estación cuando en Jerez ya han derribado la primera y está vieja la segunda. He estado pensando en los costes de una estación de autobuses, dudo que sea más cara que el Polideportivo sin inaugurar que está en La Angelita, junto a la Sala de relax de cuerpo y mente Oh Palace! Por cierto, el mencionado polideportivo no se ha inaugurado y permanece cerrado a cal y canto.

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Explanada del Monasterio de la Victoria durante las obras de ejecución de la nueva Estación de Ferrocarril.

Y uno se pregunta: ¿para cuándo una Estación de Autobuses en El Puerto de Santa María, tendremos que esperar otro milenio? ¿Tendremos que esperar que nazca otro Eiffel?

Lo cierto es que no contamos con una Estación de Autobuses a pesar de acercarnos a los 100.000 habitantes, nadie ha reparado en ello, los viajeros subimos y bajamos en paradas churretosas, sin taxis que nos esperen, con viento, frío y lluvia. Ha pasado 50 años y todo permanece como dijera el poeta José Luis Tejada -que tanto nos conocía-, TUERTO DE TANTA APATÍA, soy de los que piensan que tenemos calles porque las diseñaron los fenicios y nosotros las seguimos asfaltando sin mucha convicción. /Texto: Jesús María Serrano.

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La calle Larga, a la izquierda la Confitería 'La Perla' hoy Edificio Centro y, pasando la calle Ganado, el Banco Central, donde luego estaría la Caja de Ahorros de Madrid, luego Bankia.

... También cuentan que el cliente del Bar la Perdiz, con nótula propia en Gente del Puerto, núm. 1965 , al que llamaremos Frasquito, a pesar de las lindezas que soltó por esa boquita cuando se convenció que el décimo de lotería nacional que poseía no era el premiado, fue objeto posteriormente de varias bromas pesadas. Una de las veces en el propio lugar de trabajo, situado en la calle Larga, del que no daremos mas pistas, para no dejar en evidencia al burlado.

Las oficinas donde Frasquito se ganaba el jornal cerraban las puertas para el público a las dos de la tarde, teniendo otra puerta que se encontraba en la parte posterior y en distinta calle, por donde los empleados salían y entraban cuando sus estómagos requerían un alivio. Esto acontecía entre las dos y tres de la tarde. Del mismo modo, la puerta trasera, la utilizaban clientes conocidos, que por distintas circunstancias, durante la jornada de la mañana, no habían tenido tiempo para realizar operaciones de ingresos y pagos, siendo la apertura de la puerta manual.

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Otra vista de la anterior fotografía, sin público, tomada entre las tres y las cinco de la tarde.

La función de abrir y cerrar la puerta, con el transcurso del tiempo, fue realizada por varios empleados. Cuando Frasquito, cambió de lugar dentro de las oficinas, la dirección le encargó, por estar su mesa próxima a la puerta, la tarea de control de la misma, teniendo que levantarse de su silla, abandonando por un instante sus tareas administrativas, cada vez que vez alguien pulsaba el timbre.

Habida cuenta de la actual coyuntura, uno de sus compañeros, cómplice de la broma del bar la Perdiz anteriormente recordada, se las ingenió, colocando otro pulsador en el interior de las oficinas, en uno de los laterales de su  mesa. Así que cuando sonaba el timbre anunciando la llegada de alguien, el bromista, sin ser visto, pulsaba varias veces, dando lugar con ello a timbrazos largos seguidos que no solo molestaban a Frasquito, sino también a sus compañeros que en plena faena de trabajo, revisando las cuentas, le exigían más rapidez en levantarse y abrir la puerta, debido al ruido ensordecedor que fastidiaba al oído, perdiendo por ello la concentración en el trabajo.

Frasquito, ante este panorama desalentador, abría la puerta advirtiendo  que con una sola vez que pulsara el timbre era suficiente, causando gran extrañeza en los clientes y compañeros que no daban crédito a lo que les decían, dado que, efectivamente solo había pulsado una vez y las otras por el compañero bromista.

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La calle Larga, desde la Plaza de Isaac Peral.

Al día siguiente, el bromista, visto el éxito que cosechaba, comunicó a sus compañeros la broma que le estaba gastando a este particular personaje, evitando con ello cualquier revés, haciéndoles a la vez participes de la misma. Al mismo tiempo, informaba de todo ello a los clientes asiduos que utilizaban la puerta trasera, con el fin de que no se tomaran a mal las salidas de tono de Frasquito.

La broma a Frasquito fue comentada por parte de los compañeros y clientes en los bares próximos, La Perdiz y La Solera y, como ocurriera con el décimo de la lotería nacional, el mismo vendedor de la ONCE, conocido por “Pandereta”, lo divulgó de nuevo por la Plaza de Abastos y puntos de ventas.

El colofón de la broma vino a suceder cuando aparece en escena el polifacético artista local  Manuel Bejarano Armario, con nótula propia en Gente del Puerto, núm. 795, cliente de las oficinas donde trabajaba Frasquito, que regresaba a su tierra tras cosechar varios éxitos en la capital hispalense.

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La calle Larga, desde la calle Luna, donde hoy se encuentra un banco que ha pasado por distintas fusiones y denominaciones y, donde estuvo la afamada confitería 'La Campana'.

Llegó a la Estación de Ferrocarril, minutos antes de las dos de la tarde, en el ferrobús que hacía el trayecto Sevilla-Cádiz, dirigiéndose inmediatamente al Bar La Perdiz, para dar cuenta a los parroquianos de los éxitos conseguidos. Uno se los presentes, compañero del bromista, pidió a Bejarano que se acercara a las oficinas que estaban deseando conocer sus triunfos, no sin antes advertir telefónicamente que el polifacético artista iba para allá.

Pulsó Bejarano el timbre una sola vez y desde el interior rápidamente pulsaron seis veces seguidas, provocando los timbrazos unos ruidos más atronadores que nunca, lo que dio lugar a que Frasquito saltara como un resorte hacía la puerta, soltando broncos insultos al encontrase con Manolito Bejarano, que se quedó atónito, todo confundido, pensando que Frasquito se había vuelto loco.

El incidente entre el inocente y el polifacético artista local dio lugar a que la dirección de la entidad donde trabajaban aquella pandilla de cachondos pusiera punto y final a la guasa, sin percatarse Frasquito, en esta ocasión, de que había sido objeto de otra broma durante una semana.

En cuanto a Manolo Bejarano, después de lo sobrevenido, dicen que en la vida utilizó la puerta trasera de las oficinas, refunfuñando y afirmando que «--Frasquito tenía envidia de su arte». Texto: /Enrique López.

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La joven María perdió en un año a su hijo, su padre y su pareja. El grupo 'Siempre Así' fue la banda sonora de su historia de amor y estuvieron en el programa de Tele 5 ‘Hay una cosa que te quiero decir’ para devolverle la sonrisa. Junto a su hermana Rocío, el grupo le dio su apoyo cantado para ella.

La historia de Rocío, según afirman desde Tele5, comienza en El Puerto en 1993. Rocío es una niña feliz de apenas ocho años, que vive con sus padres y uno de sus hermanos. Sin embargo, por la que siente auténtica adoración es por María, la hermana que no vive con ellos. A sus 17 años, María vive con sus abuelos, ya que son su debilidad y no quiere que pasen tiempo solos, Rocío disfrute de los ratos que comparte con su hermana mayor y tenga grabados todos los momentos importantes con ella.

Especialmente recuerda el día en el que María le presenta a Germán, su novio. Desde el primer minuto toda la familia le acoge como uno más y Rocío le repite una y otra vez que para ella no es su cuñado, si no su hermano mayor. Los años pasan y la pareja vive estar esperando su primer hijo. A pesar de la sorpresa inicial, toda la familia se ilusiona pronto con el embarazo de María. Rocío disfruta de todo el proceso al lado de su hermana, a la que colma de atenciones y cuidados. Cuando nueve meses después nace el pequeño Germán, sus orgullosos padres se convierten en la viva estampa de la felicidad.

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En la imagen de Tele5, María que pierde a su segundo hijo, el bebé se queda sin oxígeno durante el parto y fallece poco antes de nacer. Justo un año después, María pierde a su padre y a su marido que fallece de un edema pulmonar. 

Durante ese año todos están volcados con el bebé, que nadie nota que Rocío está empezando a tener tripita. Rocío intenta posponer al máximo el momento de decir que ahora es ella, a sus 17 años, la que está embarazada. Cuando el embarazo ya no se puede disimular, Rocío les cuenta la buena nueva. Cuando se arma de valor y confiesa su secreto, se encuentra con el abrazo más fuerte que se puede recibir de una hermana.

La familia crece y la relación entre Rocío, María y Germán se vuelve cada vez más estrecha y en febrero de 2011 María vuelve a quedarse en cinta. En este caso es un embarazo muy deseado y no ven el momento para poder ver la carita del bebé. El 12 de octubre, un par de semanas antes de lo previsto, María se pone de parto. Sin embargo, al llegar al hospital le tienen que practicar una cesárea de urgencia. La vida de María y Germán se trunca cuando se enteran de que su hijo ha nacido sin vida por problemas durante el parto. La pareja pasa el peor año de su vida, especialmente Germán, que no supera la muerte de su hijo.

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Rocío ideó organizar la sorpresa llevándole el grupo 'Siempre Así'.

En octubre del año siguiente deciden volver a intentarlo, pero días después el padre de María y Rocío fallece, y Germán hace todo lo posible para el amor de su vida se recupere de este duro golpe. Quince días después, Germán tenía que madrugar para ver una prueba del Mundial de Motociclismo de Jerez. María le encuentra profundamente dormido y le tapa para que no coja frío, pero al ir a despertarle para el almuerzo, Germán no reacciona. Poco tiempo después Rocío recibe una de las llamadas más duras de su vida, ya que su cuñado Germán fallece de un edema pulmonar.

En tan sólo un año, María ha perdido a su hijo, a su padre y a su marido, por eso su hermana Rocía se traslada a casa de su hermana, para que pase sola el menor tiempo posible. Poco a poco María está volviendo a sonreír gracias a su familia y la música de ‘Siempre Así’, ya que hace 20 años Germán regaló a María una cassette del grupo y siendo la banda sonora de todo lo que les ha ocurrido en la vida.

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'Siempre así' ha sido la banda sonora de la historia de amor de Germán y de María durante 20 años. En la imagen aparece también la hermana de la protagonista del programa, Rocío.

En el programa ‘Hay una cosa que te quiero decir’ de hace unos días Rocío quiso dar un empujón a su hermana para que siga adelante y contó con la ayuda del grupo ‘Siempre Así’. «--Nos sentimos orgullosos de que nuestra música sirva para hacer feliz a los demás o para superar un momento difícil. Nos ha ocurrido alguna vez ya, es algo maravilloso», comentaba un miembro del grupo.

María no sabía que sorpresa le esperaba y tras abrir el sobre y ver a su hermana Rocío y al grupo ‘Siempre Así’, se emocionó. «--Nos han dicho que somos la banda sonora de tu vida, y te traemos muy buenos recuerdos, por eso estamos aquí», le dijo una de las cantantes del grupo antes de cantarle un trocito de la canción que más le gusta a María.

Después de la canción tomó la palabra su hermana Rocío: «--Te he traído para decirte que me vas a tener siempre. Te quiero mucho y te he preparado esto para conseguir que tires para delante». María habló con el controvertido presentador del programa, con Jorge Javier. Los del grupo ‘Siempre Así’ han querido agradecer su fidelidad para con ellos: «--Lo que has pasado es muy gordo, pero hay que mirar para adelante, por tu hijo y por toda la gente que te quiere. Tú eres fuerte y puedes con esto y con más».

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Destacados representantes del mundo cultural, artístico y gastronómico de la ciudad, han colaborado en el proyecto de refuerzo de la imagen de marca de la Ciudad: «Soy de El Puerto» de forma altruista cediendo su imagen para una campaña que tiene por objeto fomentar el orgullo de pertenencia de sus casi 90.000 habitantes a la Muy Noble y Muy Leal Ciudad y Gran Puerto de Santa María. Las encuestas lo dicen, el mejor patrimonio que tiene El Puerto son sus gentes, su forma de ser.

Ángel León, Ángel Salvatierra, Enrique Miranda, Javier Ruibal, José Luis Galloso, Juan Luis Paez, Juanma Moreno, Joaquín Perles, Lorenzo Buenaventura, Fernando Martínez del Cerro, Nico García, Sara Baras y Epi Unzueta, son los primeros protagonistas, --los primeros embajadores-- que han contribuido a la realización de esta campaña del Ayuntamiento de la Ciudad.

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Ángel León, cocinero, Estrella Michelin, Chef del Mar. Nótula núm. 1.173.

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Ángel Salvatierra, médico, jefe de servicios y director de la Unidad de Cirugía Torácica y Transplante de Pulmón, del Hospital Universitario Reina Sofia de Córdoba. Nótula núm. 843

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Enrique Miranda, actor, presentador y productor teatral. Nótula núm. 406

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Javier Ruibal, músico, compositor y cantante. Nótula núm. 286.

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José Luis Galloso, torero. Nótula núm. 368.

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Juan Luis Páez, campeón de Andalucía de Patín a Vela. Ver nótula 1.763.

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Juanma Moreno, integrante del equipo olímpico español de Windsurf y Campeón de España. Ver nótula 1.618.

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Joaquín Perles, actor y productor. Ver nótula núm. 190.

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Lorenzo Buenaventura, preparador físico y recuperador del Bayern de Munich.

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Fernando Martínez del Cerro, 7 veces Campeón de España Fórmula Windsfurf.

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Nico García, cantante, Ver nótula núm. 70.

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Sara Baras, bailaora y coreógrafa.

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Epi Unzueta, participante en la IV Copa América de la Vuelta al Mundo y Campeón del Mundo de 50 piés. Ver nótula núm. 906.

 

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La calle Luna, como dicen en El Puerto, o calle de la Luna, forma parte del núcleo comercial portuense. Me voy a referir a esta calle por dos motivos: uno sentimental, en esa calle nací a mediados del siglo XX,  y la otra pragmática pues ha sido la calle comercial por excelencia de El Puerto y ello la hace estar enclavada en el proyecto municipal de “El Puerto comercial. "Plan de activación comercial del centro histórico"

La calle Luna,  tiene 63 casas 28 en los impares y 35 en los pares.   Existen 18 comercios en el margen derecho y 23 en el margen izquierdo. Hay un total de 21 locales cerrados de los que antes eran comercios. (34% de los negocios posibles)

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Esta falta de eficiencia comercial a pesar de las aplicaciones que se le han venido poniendo a lo largo de los últimos años, como la peatonalización de la misma, las diferentes acciones de  rehabilitación por parte de la asociación de comerciantes, etc. no han dado sus frutos. Este hecho es reconocido por el propio Ayuntamiento que, entre otras medidas, ha puesto en marcha últimamente el llamado Plan de Activación Comercial.

A pesar del crecimiento demográfico de El Puerto es paradójico que el número de comercios hoy abiertos es muy parecido al que tenia esta calle en la mitad del siglo pasado. Alguien se ha preguntado ¿por qué razón el metro cuadrado de alquiler en esta calle  es  casi el 40% por ciento menor que en la Avenida del Ejército también en El Puerto?

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Se podría responder –-quizás por conveniencia--, que se trata de la siempre tatareada crisis. Es posible  que esta haya afectado,  como le ha ocurrido a la propia Avenida del Ejército donde hoy existen 6 locales cerrados, pero la proporción entre ambas  resulta  abismal.

Sostengo que la razón de la deficiente densidad comercial se debe a causas estructurales: una de ellas la falta de población en este área  y la otra la dificultad de montar negocios atractivos para el consumidor y todo ello por las limitaciones impuestas en el PGOU vigente  y en el PEPRICHE  “aprobado inicialmente”. Por el primero,  existen 27 casas que tienen  un cierto  nivel de protección (integral, global, estructural, ambiental o visual) representando el 42% de las casas en esta calle y por el segundo 41, lo que representa el

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¿Qué quiere decir esto?: Fundamentalmente, dos cosas: a) Que resulta muy complicado y costoso poner en valor tanto viviendas, que sean  “habitables” a las necesidades de hoy,   como locales comerciales que sean  atractivos  b) Que si consideramos que un local comercial tiene que seguir y reunir aquella máxima  de “antes de entrar tienen que verte”, con las restricciones que comentamos, resulta muy complicado llevarla a la practica. Por todo ello, el promocionar para convencer a potenciales comerciantes que se instalen en esta calle no es nada fácil.

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Señalar que si no  atacamos la raíz del problema --y comprendo que se trata de asuntos de política de gestión tanto con instituciones provinciales como autonómicas--,  los recursos públicos que gastemos en reactivar comercialmente esta calle serán inútiles. En este sentido,  sería de interés que los gestores en la materia  analizaran bien el problema antes de dilapidar el dinero que siempre es escaso y susceptible de otros usos. /Texto: Leopoldo Jiménez Ruiz. Octubre 2012

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images"El ruido acompasado de la imprenta, el olor de la tinta, todo eso, oído y olido desde la calle, me recuerdan otros olores, al pasar: el del vino de las bodegas; el zumbido de la fábrica de harinas; el olor a resina y el sonido cortante de las sierras de la Aserradora Pastor, o el de las Aserradoras de las cajas de pescado; o el olor a brea de la Bajamar…" Luis Suárez Ávila.

Pregones antiguos de cemitas, arropías, aceitunas, currucos, higos chumbos 'al buen higo -albuhigo-, ... Y algún desvergonzado vendedor de higo que le dice a alguna mozita: 'Niña, ¿te pelo el jigo-?. O cuando te metes por el Mercado de Abastos y los pescaeros te interpelan para que te lleves su mercancía, 'un rancho', al final de la jornada... El sonido de las bocinas de las sirenas de las bodegas para entrar, salir o descansar: las de Terry, Osborne y la de Caballero que todavía funciona.

El graznido de una gaviota en el Guadalete: algo parecido a un 'cacacacacaacaca'. Me recuerda una canción que empezaba con murmullo de mar y sonido de gaviotas: "Aquí viene el paso caliente" de Ini Kamoze ("Here comes the hot stepper"). El sonido, ya desparecido, del Tren de la Costa -el tren de Rota y Chipiona- que iba paralelo a la Avenida de Sanlúcar, el Molino Platero, la Variante de Rota, y aquellos comentarios: 'Me cago en la leche que mamó el tren de Rota', por su potente silbato.

El campanario de la Prioral por la Patrona o Domingo de Ramos tocando a Gloria. Y el crotorar de las cigüeñas -'tra trac'-. La voz de Merche Macaria cantando el Ave María de Caballero, todos los años por la Patrona. El silencio. El silencio de la Procesión del Nazareno. El sonido antiguo de la Lonja del Pescado subastando la pesca -de madrugada-. El grito de un capataz mandando un paso de Cristo o Virgen de la semana santa. Una saeta de Aroa Cala. Los clarines de la Plaza de Toros. El acompasado ruido de un coche de caballos camino de la Feria. El sonido al entrechocar unos catavinos con fino de El Puerto. El viento contra las velas en una regata. El bocinazo del Vapor que, se ha cogido un respiro, quizás para no volver. /Texto: José María Morillo.

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Últimamente ando un poco pensativo sobre una cuestión local y social que veo en El Puerto y a la que no se da solución, aunque todos los porteños la conocéis bien. Es una lástima que en el siglo y en la era en la que estamos pasen este tipo de cuestiones, os hablo del ‘problema Juan Garrucho’ en la calle Luna, que ya va para mas de tres años.

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Vamos a verlo noche tras noche y en estas fiestas que te incitan a meditar y reflexionar sobre nuestra humanidad. Veo que no hay solución a este problema… pasa el tiempo y nada, el frío, la lluvia, sus paisanos pasan; le dan para un café, un cartón de leche, todo el mundo le da lo que puede, incluso se de buena tinta que particulares han intercedido por él para ingresarlo en una Residencia para que este bien. Pero ¿que pasa? que el sujeto se niega a vivir en la comodidad, en la decencia y la dignidad humana y prefiere vivir en un cajero de La Caixa de la calle de la Luna…

Bueno esto puedo entenderlo, porque esta persona tiene un problema, está enfermo, supongo que no estará en sus cabales. Pero lo que no me cabe en la cabeza, es ¿que se pregunta la administración local? A que esperan para ayudar a esta persona, ¡es un ser humano! Si él no quiere la ayuda habrá que mover el estado de derecho para ingresarlo en un sanatorio, en alguna institución que lo acoja para que le quite ese calvario que es su vida, ¿por que el área de Bienestar Social no actúa de oficio? Es muy fácil, pongo un ejemplo: hay fortunas que se ven mermadas cuando los propietarios no están en plenas facultades psíquicas y físicas, hijos que se han visto sin ver las propiedades de sus seres queridos por que se le han “inhabilitado de voluntad” jurídicamente...  Ya está bien, a ver si de una vez la Administración  toma cartas en el asunto y le da a este hombre cobijo;  es un ser humano, aunque él no quiera su cabeza esta inerte, ha perdido su capacidad de raciocinio, su evasión es el alcohol. Échenle una mano. Cualquier noche de estas será demasiado tarde y todos nos lamentaremos y Diario de Cádiz tendrá una página más que cubrir. Es  una pena vivir lo que tiene que estar viviendo esa persona, que se ponga el Equipo de Gobierno de el Ayuntamiento de El Puerto en sus zapatos y camine un solo cuarto de hora de su  vida... sin demagogia porque creo que se puede hacer mas de lo que se rumorea en los mentiremos de la Ciudad...  /Texto: Kiko González Fuentes.

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   Desde que una tarde lluviosa de invierno te sentaron en la bodega de Osborne encima de un señor con falda con pintas de no haber pisado jamás una barbería, y que amablemente te entregó un paquete grande envuelto en papel de embalar, ya nunca te abandonó la intuición de que, hubiera lo que hubiera dentro, eran la magia, la ficción y el juego los verdaderos regalos que debías cuidar con esmero el resto de tu vida.

Poco importó que años más tarde un día de fin de año descubrieras por casualidad un paquete parecido encima del mueble de la cocina, confirmando lo que el listillo de la clase había venido propagando desde el inicio del curso: que los reyes no eran tres, sino cinco, y que una de ellos era reina. Aquella primera pérdida de la inocencia cambió para siempre tu manera de mirar el mundo, pero con el tiempo te alegraste porque esas dos nuevas incorporaciones al cortejo real humanizaron aún más el establo de Belén. De hecho, aquellos magos,  que no venían de Oriente sino de una infancia de pan negro y tuberculosis, también tenían poderes sobrenaturales. Con un sueldo miserable, cuando lo había, hacían, nunca mejor dicho, unos números prodigiosos. Pucheros que aumentaban el tamaño de la olla; prendas que traspasaban armarios al inicio de cada estación; cuentos y tebeos que crecían y se multiplicaban en el liberato de Casa Juana, la biblioteca pública de la época.

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Fachada de la Biblioteca Pública, en 1971. Estaba situada junto al Ayuntamiento, sobre la Comisaría de Policía. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

En lo sustancial, eres el mismo mocoso que espera con ansiedad que le cuenten buenas historias con las que poder seguir iluminando las habitaciones oscuras de la infancia. El adulto que, a pesar de los achaques, acude cada sábado con sus compañeros al patio del recreo a echar un desafío aunque sea de portero y que sigue gritando mientras corre hacia el centro del campo que penalti gol es gol. El que subido a la torre más alta del Exín Castillos se reconoce sin avergonzarse en el niño que juega abajo con sus amigos a las chapas, al boli o al trompo. El que colorea los días grises de la madurez con el estuche de lápices Alpino.

Nadie envejece por dentro si sigue creyendo a pies juntillas en la magia, la ficción y el juego, esos regalos antiguos que, si se cuidan bien, duran toda la vida. /Texto: Pepe Mendoza.

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En 1914, mientras el mundo se levantaba en guerra, era alcalde de El Puerto de Santa María, Manuel Ruiz-Calderón y Paz. Los militares porteños se negaban a participar en los desfiles procesionales de aquel año.

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Anuncio en el carné de verano de El Puerto de Santa María, donde se hace un símil entre el bar llamado Verdún, en la calle Ganado y la Antigua de Cabo. En la Batalla de Verdún, los alemanes resultaron vencidos en dicha localidad francesa durante la I Guerra Mundial. /Ilustración: Archivo Municipal.

La Primera Guerra Mundial, también llamada la Gran Guerra, se iniciaría el 28 de julio de 1914 finalizando el 11 de noviembre de 1918, que involucraría a todas las grandes potencias mundiales enfrentadas en dos bandos: los Aliados de la Triple Entente y las Potencias Centrales de la Triple Alianza.

En los años de la Gran Guerra, nuestro país sirvió de sustento a las potencias que intervenían en el conflicto, exportando productos de primera necesidad, lo que elevó los precios del consumo interior, desestabilizando el poder adquisitivo de los trabajadores, dificultando el acceso a los mismos. En El Puerto se vivió una gran agitación social: la clase trabajadora solo veía como beneficiados a los patronos, tomando un fuerte impulso el asociacionismo sindical, pasando de 9 sociedades obreras en 1914, a más de 20 al finalizar la década.

José-Font-y-de-AntaEn 1914 Pedro Muñoz Seca estaba ya consolidado como autor teatral, colaborando con diversos autores, entre los que destacan Pedro Pérez Fernández y Enrique García Álvarez con quienes, ese año, estrenarían ‘Fucar XXI’, obra escrita en común por los tres autores.

En 1914 el pintor Joaquín Sorolla visita El Puerto de Santa María, buscando la inspiración para el que sería su sexto panel para la decoración de la biblioteca de la Hispanic Society of America, una de las cinco obras dedicadas a Andalucía, ‘El encierro’.

El pintor Enrique Estévez Ochoa, más conocido por su firma ‘Enrique Ochoa’ se traslada a Madrid en 1914, con 23 años y, desde su primera exposición el año de la primera conflagración mundial, hasta la Guerra Civil, llegará a realizar una veintena de exposiciones en España, Francia e Italia, además de concurrir a otros certámenes y exposiciones colectivas, como los Salones de Humoristas, la Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, los Salones de Otoño... /En la imagen foto dedicada (4/12/1914) a la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia del violinista y compositor José Font y de Anta que a los 22 años conquistó el primer premio del Conservatorio de Bruselas, y que fue miembro de una generación de músicos -todos muy conocidos en su época- por sus importantes contribuciones sobre todo a la música cofrade y procesional. /Foto y pie: Academia BB.AA. Santa Cecilia.

El fundador de la Revista Portuense, Dionisio Pérez Gutierrez había resultado elegido diputado a las Cortes españolas en 1910, de la mano de Canalejas por el distrito de El Puerto de Santa María, por el partido liberal, causando baja el 2 de enero de 1914. Volvería a ser elegido diputado en las elecciones de 1918, --el año que finaliza la Gran Guerra-- también por El Puerto (obteniendo 2.787 votos de 4.632 votantes), cargo que mantuvo hasta el dos de mayo de 1919.

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Año 1914, en el Colegio de los Jesuitas. José Francisco Añino Gil, quien tuviera el taller de motos y bicicletas en la calle Albareda, es el primero por la izquierda en la segunda fila, con camisa blanca y corbata.

Aquel año de 1914, el Estado cedía al Ayuntamiento de El Puerto de Santa María los terrenos del solar y edificio de la basílica de San Juan de Letran –calle San Juan arriba, esquina con Santa Fe— pero con la condición de su reversión al Estado si al cabo de cuatro años no se edificaba en ellos.

En 1914, el Athletic Foot-ball Club, de El Puerto, recibía la invitación para participar en el Campeonato de Andalucía ‘Copa del Duque de Santo Mauro’, organizado por la Escuela Naval Militar Sporting de San Fernando, según recogía la revista decenal ‘Deportes’, dedicada a los aficionados a las Cienteas, Artes, Literatura, Sports y de Sociedad, que se editaba en Cádiz.

El que fuera Obispo de Kansas (EE.UU.) de la Iglesia Metodista Episcopal e inspector de las misiones de esta confesión religiosa en Europa, conservaba en su archivo privado sendas fotografías monumentales de El Puerto fechadas en 1914.

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Estación de Ferrocarril de El Puerto.

La Compañía Belga de los Ferrocarriles Vecinales de Andalucía, que tenía en servicio la línea Jerez – El Puerto de Santa María, puso en circulación en dicho tramo en 1914, un automotor térmico de dos ejes, motor de gasolina de 50 CV, que disponía de 8 plazas de 1ª clase, trece de segunda y 21 de tercera y furgón. El primero que circulaba con esas características por la vía ancha española. Había sido construido en Francia dos años antes.

Natalicios y óbitos: Nacía el Premio Nobel de Literatura, Octavio Paz Lozano, cuya abuela materna, era de El Puerto de Santa María; nacía, también, el industrial de frutas y verduras Agustín Vela Mariscal. Nos dejaba el músico Rafael Taboada Mantilla.

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Después de la noche, llega el día, siempre que llueve, escampa. Amanecer en El Puerto de Santa María. /Foto: Juanvi Fdez-Blanco.

En El Puerto hay noches escondidas en pinos
y relámpagos breves entre los retamales.
Hay truenos que retumban en los tejados débiles
de casas de juguetes en los campos nostálgicos.
También en los confines de las noches de frío,
hay silbidos de un viento que porta los espíritus,
de fantasmas que vagan sin encontrar cobijo,
entre los bodegones ruinosos de Valdés.
Escarceos de ladrones de almas carcomidas,
en los viejos asilos, garitos de ronquidos,
donde la muerte aguarda instalada y paciente
segura de encontrar las rebajas de enero.
En las noches en calma, con un disco de luna,
me impresionan con vértigos los cielos infinitos,
alcanzables tan solo con la imaginación,
y unos ojos de asombro por tanta desmesura.
Noches llenas de enero, largas, gélidas noches
de ausencia de los seres que quisimos un tanto,
y que se fueron raudos con los primeros fríos,
al empezar un año tan nuevo en esperanzas.
Noches de calles muertas, obscuras e infestadas,
por famélicos cuerpos esclavos de la droga,
que manchan las que fueron aquellas casas blancas,
de un barrio popular que fue pura inocencia.

Antonio Muñoz Cuenca.

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De izquierda a derecha, Carolina, Patricia y María Muñoz Sánchez, las hijas el entrañable y afamado profesor, Antonio Muñoz Cuenca, 'Muñoli' en el siglo. (Ver nótula núm. 069 en GdP) y de la portuense nacida en Lanjarón (Granada) Soledad Sánchez.

Patricia, la mayor, casada, tiene una hija de 20 años, es administrativo,vive en El Puerto y está en paro. La segunda, Carolina, hizo administrativo en SAFA San Luis y trabaja de eso mismo en una compañía telefónica en San Sebastián. La tercera, María, licenciada en Ciencias del Mar presta sus servicios profesionales en Sevilla en la empresa Abengoa. En la imagen, falta Daniel, el cuarto vástago del matrimonio. En Navidad todos se reúnen como tantos otros hijos de El Puerto que regresan a su ciudad de origen por estas fechas, por la Feria de Primavera o el verano.

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En lo anecdótico, cuentan que Fosco Valimaña y Paco Marin, hace 40 años, en el primer taller “La Rinconada” en Puerto Escondido, estaban desesperados al no encontrar la avería de un coche Simca 1000 que perdía aceite, fundamentalmente por las noches.

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El taller 'La Rinconada', en Puerto Escondido.

El cliente, una persona muy trabajadora y sería, pero algo exigente que se llevaba y traía todos los días el coche del taller, andaba muy preocupado, preguntándose que le podía ocurrir a su vehículo pues apenas tenia un año y, a todo esto, los mecánicos no daban con la avería. Los días iban avanzando y el nerviosismo del cliente aumentando ya que pensaba que su coche no iba a tener solución.

Pero la cosa se pasaba de castaño oscuro, hasta tal extremo que a las ocho días habida cuenta que no daban con el problema, tanto Fosco Valimaña como Paco Marin, recomendaron al cliente que colocara por las noches, debajo del motor del coche, un pequeño recipiente o lata para conocer la cantidad de aceite perdida ya que miraban el nivel de aceite y no apreciaban que descendiera. Sin embargo, si observaban manchas de aceite dispersada por el motor.

Así estuvieron una semana, hasta que un viernes, que casualmente coincida con el día de los inocentes, 28 de diciembre de 1973, Paco Marin apreció que el aceite vertido en la lata era comestible. A partir de ese momento cuando el cliente fue informado de que había sido objeto durante 15 días de una pesada broma estalló, profiriendo insultos a quienes osaron mofarse de él, disculpándose a la vez, ante Fosco, Marin y los empleados, por su salida de tono en algún momento. Refieren que, una vez finalizado el calvario, tanto los dueños, como los mecánicos del taller llevaron a cabo algunas averiguaciones, con el fin de conocer al autor o autores de la disparatada broma, desconociéndose, en la actualidad, si las pesquisas fructificaron.

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Fosco Valimaña y Paco Marín, los dueños de 'La Rinconada'.

ANTECEDENTES.

Lo cierto es que la broma comenzó a fraguase frente al muelle del Vapor, en el Bar Liba. Uno de los integrantes de un grupo de amigos, clientes habituales por aquel entonces del bar, apuntó la posibilidad de gastar una broma a una persona bastante suspicaz, conocida de los presentes, sugiriendo que reunía todos los requisitos para ello, tanto que conocía sus puntos débiles y fuertes, así como su domicilio. Reveló que observaba lo cuidadoso que era con su coche. Un vehículo de apenas un año que parecía que estrenaba diariamente. Lo vieron fácil, no dudaron e idearon que el coche era el motivo  perfecto para gastarle la broma.

Entonces, conociendo al dedillo las costumbres del cliente del taller de Fosco y Paco Marin, maquinaron un plan que, llevaba consigo, además de cierta constancia, cierto riesgo, ya que si eran descubiertos, no solo podrían dar al traste con  todo lo planeado, sino que, sabiendo de buena tinta como se la gastaba ‘la víctima’, el asunto acabaría en el Juzgado. De ahí que fuera necesario mantener un mutismo absoluto para que todo saliera tal como lo habían concebido.

Relatan que, una de noches que estaban perfilando los detalles, el cliente irrumpió en el Bar Liba buscando a uno de los ‘saboteadores’ para hacerle una consulta. En aquel momento, mientras aclaraba sus dudas, más de uno del grupo se sintió contra las cuerdas, creyendo que alguien había dado el chivatazo.

LA TRAMA.

Pero no fue así. Estaba todo calculado, teniendo a buen recaudo el bidón de aceite que, aprovechado de un cambio de unos de los coches del grupo de maquiavélicos bromistas, había que ir consumiendo lentamente. Para ello, le largaron las primeras gotas de aceite en el mismo centro de trabajo y había que indicarle que su coche perdía aceite. Precisamente, fue el cabecilla de la trama, que trabajaba a escasa distancia de la víctima, quién le informó, con bastante delicadeza que su coche perdía aceite. Pues nada, respondió, lo llevaré al taller ‘La Rinconada’, en Puerto Escondido. Como era de esperar no encontraron ninguna avería por lo que de nuevo el cliente salió con su vehículo del taller.

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Un Simca 1000 parecido a este, objeto de la pesada broma.

Aquello funcionó y, a partir de aquella noche, ya entrada la madrugada, también comenzaron a visitar el lugar donde el cliente, muy metódico siempre, dejaba el vehículo, próximo a una de las ventanas de su domicilio, siendo preciso tener precaución, mucha precaución.

Lo cierto, dicen, es que todo estaba saliendo a pedir de boca pues, por una parte, en cuanto al centro de trabajo, el dirigente del grupo, se la ingeniaba a las mil maravillas para arrojar el aceite debajo del motor y además impregnarlo y, por otra parte, en su domicilio lo llevaban a la práctica el resto del grupo y, lo más importante, que en el taller no daban con la avería.

Refieren que, desde el segundo día de ‘autos’, la víctima colocó por las noches un plato debajo del motor para asegurase que, efectivamente, el coche perdía aceite, argumentado por ello los ‘saboteadores’, que estaban al tanto de todo lo que iba sucediendo, que no fue sincero con los responsables del taller, cuando estos, Fosco y Paco Marin, después de más de una semana de acudir  el cliente al taller, le sugirieron  que pusiera un pequeño recipiente o lata para conocer la cantidad de aceite que perdía el coche.

Comentan que, al menos, el cliente debió decir lo del plato, si bien, conociendo que iba ser objeto de cachondeo por parte del personal del taller, prefirió callar y llevarse la lata vacía que Paco Marin le ofreció. Mostrando, a partir del siguiente día la supuesta perdida de aceite de su vehículo y que se apreciaba perfectamente en el recipiente.

Dos semanas después de haber comenzado la broma, pasada ya la medianoche, madrugada del viernes 28 de diciembre de 1973, el grueso del grupo no acudió al domicilio por razones que aún a estas alturas no se sabe a ciencia cierta que fue lo que ocurrió, y el único que pudo hacerlo no encontró el bidón de aceite para depositar la cantidad prevista en el recipiente que seguía minuciosamente colocado debajo del motor. El asunto demandaba pronta solución, no ocurriéndosele, al que estaba solo ante el peligro, otra idea, sino la de acudir al Restaurante ‘El Resbaladero’ y pedir a Manuel de la Cruz Santilario, Jefe Maître, un poco de aceite de una de las freidoras del restaurante que, a la postre, fue la que depositó en el recipiente. Lo que supuso consecuentemente que al día siguiente Paco Marin descubriera que el aceite que el cliente llevaba en la lata era comestible.

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Antonio, camarero del Bar Manolo en 1973, sabía ver, oir y callar.

Rememoran, que el grupo fue alertado el mismo día del hallazgo, quedando concluida la aventura. Fue la víctima inocente quien casualmente por la tarde, estando en el Bar Manolo, en la calle Larga y Plaza Peral, se encontró al conocido que trabajaba a escasos metros de su centro de trabajo, concretamente al promotor de la broma, relatándole lo sucedido, preguntándole, a la vez, si había visto a alguien en las últimas semanas merodeando junto a su coche…

Según fuentes de toda solvencia, después de 40 años que acontecieran los hechos, todavía está preguntándose el cliente del taller ‘La Rinconada’, quién o quiénes fueron los responsables del ‘sabotaje’. Feliz día de los Santos Inocentes. /Texto: Enrique López.

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naipesTradicionalmente los pescadores del litoral gaditano disfrutan en sus ratos libres de un juego de cartas que es conocido con el nombre de rentoy. En la provincia de Cádiz se practican dos modalidades, la de Sanlúcar y la de Conil, donde también es llamado 'la guinea'. Las partidas normalmente se juegan por parejas y si se realizan al estilo de Sanlúcar a cada jugador se le dan tres cartas repartiéndose cinco en la forma de Conil. En ambos casos siempre se saca una carta boca arriba sobre la mesa que es la de triunfo.

Para poner un ejemplo el modelo de Sanlúcar se juega en El Puerto de Santa María y la carta de mayor valor es el dos de triunfo, que se le llama 'la malilla', a continuación las figuras y el as, siendo el tres de triunfo (el llera) la de menor valía. En el de Conil, que se juega también en Barbate, las cartas más importantes son el cuatro de bastos (el mujero), el caballo de oro (el tuerto), el tres de triunfo (la andorra), el dos de triunfo (la malilla) y después las figuras de triunfos... De cualquier forma tienen un denominador común, el farol, que es la jugada falsa hecha para engañar al contrario.

tabernalagaviota__puertosantamariaLos bares cercanos a los muelles, como 'El Corva' y 'El Arocha' en Sanlúcar; 'El Puchirichi' en Conil; 'El Paquete' en Barbate y ¡La Gaviota' en El Puerto son puntos de encuentro donde se juega al rentoy. En la actualidad este juego se ha extendido a todos los ambientes y asociaciones de la provincia de Cádiz.

Expresiones tales como “llevo hambre”, “se me ha ido el pescado por debajo del plomo”, “mete espina para sacar corvina”, “llevo dos días sin escucharlo”, “me ha dado coba”, “se ha pegado un rentoy”, “tres por cada baza y el partido boca a boca” y “mira que soy perro viejo y tú estás muy tranquilo”, entre otras, son utilizadas habitualmente por los pescadores en las partidas de rentoy.

Estas terminologías marineras son parecidas a las empleadas por los patrones de pesca a través de la radiotelefonía cuando se encuentran embarcados en alta mar y quieren desorientar a los patrones de otros barcos sobre los bancos de peces y las capturas obtenidas en la singladura.

Aparte de la jerga utilizada por todos los pescadores gaditanos, en el rentoy de Sanlúcar las parejas conocen las cartas en cada jugada por señales faciales que se hacen unos a otros. Son muecas permitidas por las reglas que hay que hacer con rapidez para que los adversarios no se percaten de las mismas.

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Barcos en el cantil del muelle porteño, en la margen derecha donde estaba la antigua Lonja, abarlovados, en una imagen de hace 25 años. /Foto: Michael Reckling.

Aunque todos los pescadores son excelentes jugadores de rentoy, me parece que el mejor de los últimos cincuenta años ha sido el recordado y querido José Alfonseca Rodríguez, nacido en Sanlúcar, patrón y armador  de la embarcación con base en El Puerto 'Rosa María Martí', que era conocido por el apodo de ‘El Triunfo’. Se le decía este apelativo cariñoso por el tic nervioso que padecía pues era idéntico a los gestos que las parejas se hacen en el juego del rentoy. De ahí que fuera casi imposible vencerle porque para todos los efectos, siempre iba cargado de triunfos. /Texto: Antonio Carbonell López.

Joaqun-Perles-02Un avión del Delta con destino al aeropuerto de Nueva York JFK tuvo que aterrizar de emergencia el pasado día 5 de noviembre por la mañana en el aeropuerto de Madrid-Barajas tras un fallo en el sistema hidráulico que le hizo tener que volver a aterrizar, momento en el que se salió de pista.

El avión Delta B767 despegaba con destino a Nueva York cuando los bomberos avisaron a la torre de control que habían oído un fuerte ruido en el aparato. La tripulación confirmó que tenían problemas por lo que se le priorizó para su aterrizaje para la pista 32L, donde al aterrizar se salió de la pista. En el vuelo iba el porteño Joaquín Perles --productor, actor y responsable de comunicación de la empresa Carbures--. Desde su casa, afirma que tardará unos días en volver a volar. Nos ofrece este relato de los hechos, desde:

«Eran las 5.30 am cuando el viajero reparte besos a oscuras a la familia y cierra la puerta de casa para coger dos aviones que lo llevarían hasta su destino.

Seis horas más tarde, un Boeing 767 de la compañía Delta despega del aeropuerto de Barajas rumbo a Nueva York. Justo cuando empieza a elevarse, un fuerte ruido se oye en la parte derecha. Como si las ruedas hubieran pisado algún objeto en la pista. A pesar de la extrañeza, la ascensión comienza con normalidad.  Cuando se alcanza la altitud aproximada de 10.000 pies, unos 3.000 metros, una pasajera  rompe a llorar con un ataque de nervios y el viajero avisa a la azafata que tiene a mano y que aún tiene puesto el cinturón de seguridad, para que la atienda. Al mirar por la ventanilla, un agujero en el fuselaje enseña las entrañas del ala derecha, y una pieza suelta desprende un líquido que no se sabe qué es.

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A la azafata se le descompone el rostro, y acude a llamar a la cabina del piloto desde su puesto. Transcurren minutos en los que la tensión va creciendo, y la información de que algo serio está ocurriendo  se extiende entre los pasajeros. La tripulación circula por los pasillos intentando tranquilizar los ánimos, mientras reparten vasos de agua. Tras unos minutos eternos de vuelo, que se reflejan en las caras de los viajeros, se escucha la voz del capitán en inglés anunciando que se va a volver al aeropuerto para aterrizar debido a un problema en los sistemas electrónicos.

Comienza el descenso paulatino, mientras el ala sigue desprendiendo líquido. “Señores pasajeros: al aterrizar, verán cómo camiones de bomberos se aproximan al avión. Estén tranquilos. No pasa nada. Todo es normal. Está todo bajo control”. Una carcajada se escapó del viajero, como preludio de otra carcajada general. Mezcla de nerviosismo y de incredulidad ante las palabras.

aterrizaje_trenEl avión enfila la pista de aterrizaje, y al tocar suelo los dos primeros segundos son suaves, para dar paso a un estremecimiento general de toda la estructura de la nave. Ni un solo centímetro quedaba sin vibrar, mientras los gritos de susto, y los músculos tensos se multiplicaban por los asientos. La pasajera que alertó de la emergencia al principio, está totalmente contorsionada en los brazos de su pareja.

3, 2, 1… El avión se detuvo al fin saliéndose de la pista y arando con su tren de aterrizaje la zona de tierra anexa. Un olor a quemado invadió el interior. “Permanezcan en sus asientos con el cinturón abrochado, por favor. Permanezcan en sus asientos.” Sonaba una voz con acento hispanoamericano por los altavoces, sin poder disimular su nerviosismo. Desde el fondo del avión, otra voz grita “¡Señor, señor! ¡Siéntese ahora mismo! Now!” Un azafato había perdido los nervios, y vociferaba a un pasajero que se había puesto de pie, como si se tratara de un marine en instrucción.

Durante casi una hora, el pasaje se mantuvo inmóvil, mientras desde las ventanillas se veían camiones antiincendios, policía nacional, guardia civil, unidades de UVI, y bomberos con su equipo al completo acercándose y trabajando sobre el motor y tren de aterrizaje accidentados.

Tras 50 minutos de espera tensa, el ambiente tenía una mezcla de alivio por estar en tierra, de angustia por no poder salir al exterior, y de miedo al tomar plena conciencia de lo que acababa de ocurrir en el aire, lo que estaba sucediendo en la pista, y peor aún, lo que podía haber pasado, y no ocurrió.

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“A continuación vamos a abrir la puerta delantera derecha por la que saldrán. Muchas gracias por su paciencia con este incidente”, decía una voz educada. “¿Incidente? ¡Abre ya la puñetera puerta de una vez!”, se escuchó. Al abrirse, los pasajeros fueron saliendo entre precipitados, y sin fuerzas; poniendo fin a dos horas de miedo e incertidumbre. Con las caras tensas atravesando un pasillo de fuerzas de seguridad y personal sanitario que bordeaba la escalerilla, los viajeros entraron en autobuses mientras no daban crédito a la visión de un Boeing 767 cruzado en medio de la pista de aterrizaje y con el tren y el ala destrozados…

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Era pasada la medianoche cuando el viajero llegó a casa tras 6 horas en coche por una oportuna huelga de trenes y un nudo en el estómago que no se disolvió en todo el tiempo. Se asomó al dormitorio de uno de sus niños para verlo dormir, y al meterse en la cama abrazó muy delicadamente a su bebé de 9 meses y su mujer que lo esperaba con ganas. El agotamiento y el bajón de adrenalina, hicieron que finalmente se durmiera sintiendo en sus carnes esa frase que se suele decir: “Uno nunca sabe lo que le espera cuando empieza el día”. Y sí. Así es.

Cuando despertó, el viajero sintió una necesidad desde las tripas de aprovechar cada  momento, el olor de las tostadas con mantequilla, el sabor de los besos de su mujer, el tacto tierno de la piel de sus niños, el calor que entraba por la ventana de la cocina. Cuando despertó, sintió la necesidad de aterrizar de emergencia, aterrizar y no perderse nada por ir en piloto automático. Cuando despertó, ya no quería volver a dormir…" /Texto: Joaquín Perles.

Cuantas veces habremos dicho y escuchado esta lapidaria y popular frase: «Ya no es lo que era» refiriéndonos a temas gastronómicos,  culturales, etc. y, como no, también a nuestra querida patria chica y su contenido,  comparando  lo que conocimos, degustamos o tuvimos referencias con el momento presente.

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También es verdad que frente a este pensamiento pesimista, los que piensan lo contrario suelen echar mano del socorrido: «Cualquier tiempo pasado… fue peor», frase que precisamente en estos últimos años no puede aplicarse respecto a los inmediatamente anteriores, aunque obviamente, de forma genérica, acierta plenamente en su definición.

Para conocer nuestro pasado lejano, lo que fue y como se desenvolvió la sociedad a la que pertenecieron los habitantes de El Puerto hasta el siglo XVIII, podemos bucear en las páginas de numerosos relatos históricos que nos ilustran al respecto, incluso del primer tercio del siguiente, y ya en el siglo XX, la prensa cubre ampliamente ese campo. Nos queda, sin embargo, un espacio de poco más de medio siglo, entre 1830 y 1890, en que no existe apenas material bibliográfico al que recurrir para enterarnos de nuestras cosas, de las costumbres e incidencias de los habitantes locales, de las ‘gentes de El Puerto’.

Por lo dicho, al tropezarme un buen día con una carta sin firma, anónima, que publicaba el periódico madrileño “El Contemporáneo” en una sección similar a las cartas al director actuales, llamada correspondencia particular, fechada en El Puerto de Santa María el 26 de junio de 1861, leí su contenido con avidez y quedé maravillado del peculiar punto de vista de este paisano, al que no le hacía mucho tilín el ferrocarril.

Quiero compartir con vosotros mi pequeño descubrimiento y a tal fin reproduzco con todos sus puntos y comas, el texto del escrito:

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“Después de veinte años de ausencia he vuelto al Puerto, el pueblo donde pasamos nuestros primeros años, aquellos años que no se olvidan nunca, cuya perdida lloramos como llora una madre la perdida de su hijo, aquellos años cuyo recuerdo conservamos como conserva la memoria las facciones de una mujer amada.

He vuelto al Puerto y en qué día; el 23 de junio, esto es, la víspera del día de San Juan; el día de la alegría, el día cantado por los ciegos, el día notable en la papeleta de los toros, el día pintado en los abanicos de calañas, en una palabra, el Día de los toros del Puerto.

Ni el mismo rey Don Alonso después de ganar la batalla del Salado, vería las orillas del Guadalete con más júbilo del que sintió mi alma cuando pisé, después de tan larga ausencia, las playas de mi patria.

Pero aquella no es ya la ciudad en la que habíamos pasado los años primeros de nuestra juventud; es una ciudad extranjera, pulcra y bella como una dama inglesa, pero sin la gracia de una andaluza, sin aquella gracia cantada tantas veces en los romances. Apenas puse el pie en tierra cuando tropecé con unos caballeros muy almibarados, de continente serio y grave, que iban a los toros como si fueran a una procesión y luego vi señoras con sombreros, y mujeres del pueblo con manteletas (pañuelo sobre el escote) y crinolinas (miriñaques) ahuecadas y pomposas haciendo la caricatura de las cortesanas de la época de Madame Pompadour.

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¡Íbamos a los toros, a los toros del Puerto! Pero ¿Cómo íbamos? ¡Ay, nada quedaba de aquellos toros que yo había visto tantas veces junto a ti!

En vano buscaba sin encontrar mis ojos la graciosa mantilla blanca, las flores del tiempo recogidas en negras trenzas de hermosos cabellos, el pulido pie que sujetaba débilmente el zapato encintado, el pañuelo de blanca espuma, la toquilla grana, el gracioso calañés, la alamarada chupa y el chaleco de rico tisú. Ya no resuenan en mis oído las campanillas y los cascabeles del coche de colleras, ni del ligero calesín. Ni un requiebro, ni casi conozco quien o merezca, ni quien lo sepa decir.

¿Qué se ha hecho del antiguo Puerto, del Puerto de los toreros, de los cantaores, de los caleseros y de la gente de la mar?

¿Por qué no se dicen ya, ni se oyen frases como esta: “¡Bendita sea tu alma; Vaya Usted con Dios, puñao de Gloria, sol de los cielos celestes, pedazo de mi corazón, espumita de mi cariño, entretelas de mi garlochí; alma mía, me comía esos pies encofitaos; quien se quedara enredado en esos cabellos; Ole, que tiene por ojos dos perlas negras!”

¿Cuál es la causa de este cambio? Me preguntaba a mi mismo, y entonces escuché un ruido que me traía la contestación: era el silbido de la locomotora que llegaba hasta mí como si fuese la risa sardónica de un espíritu burlador.

Entré en la plaza de toros triste, como lo está el que ha perdido un objeto querido aunque le den, a cambio, otro que valga más.

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En verdad, yo no sé que es mejor, si esta unidad civilizadora que confunde todos los pueblos y asimila todas las razas, o el antiguo carácter distintivo y la antigua fisonomía nacional. Distraído estaba con estos pensamientos cuando la presencia de la cuadrilla me volvió en mí. Los toros fueron endebles para que el espectáculo estuviera en consonancia con la frialdad de la concurrencia. Esto no quita para que después de la corrida las calles Larga y de Luna, entoldadas y adornadas con multitud de banderas y de ramos de flores, de faroles y de arañas, lucieran como antes. El paseo del Vergel estaba también adornado y se veían allí puestos de turrones, de buñuelos y otras mil golosinas y juguetes, propios todos de una feria.

Se quemaron fuegos artificiales magníficos en la playa del muelle, inmediata al paseo, pero en medio de tanta apariencia de divertimiento se respiraba una frialdad que contrastaba grandemente con la animación de otros tiempos. A la una de la noche no se veía ya ni un alma por las calles, la ciudad se quedó en silencio. Ni una guitarra, ni un cantar, ni una serenata, ni un galán en la reja. Yo me puse a escribirte estas líneas, afligido mi corazón por el recuerdo de pasadas alegrías y oyendo el silbido de la locomotora que me volvía a parecer la risa con la que se burla el egoísmo practico de los utilitarios de los que (como a él) califican de ridículos sentimentales.”

La carta, que parece dirigirla a una tercera persona imaginaria, deja bien claro la importancia y categoría de las corridas de toros en El Puerto, dos décadas antes de que se construyera nuestro coso actual. Ese año, precisamente, se  estrenaba un reglamento de 45 artículos que regulaban el uso de la plaza y las normas a seguir por los todos los que intervenían en la lidia. La plaza estaba regentada en esa fecha por los hermanos Galarza y era alcalde de la ciudad don Luis Aldaz. /Texto Antonio Gutiérrez Ruiz.- A.C. PUERTOGUÍA

2

En mayo de 1976, el añorado periodista porteño Agustín Merello del Cuvillo, entrevistaba en Diario de Cádiz a la familia Troncoso, Primer Premio Nacional de Natalidad.

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Foto de la familia, Francisco y Dolores con los 18 hijos, en su casa de la Barriada Francisco Dueñas. /Foto: Rafa.

En la barriada Francisco Dueñas, en tres pisos corridos, vivían en 1975 la familia Troncoso Guisado, el matrimonio formado por Francisco peón de albañil de profesión , su esposa Dolores y sus 18 hijos. Antes había trabajado en el campo y, cuando contaban ya con 9 hijos, pasó siete meses parado y se buscaba la vida como podía: recogiendo cáscaras de ostiones en la playa, para venderlas a la fábrica de harinas de pescados. Francisco trabajaba pluriempleado y hasta los domingos, pues no le llegaba el sueldo para sacar adelante a toda la prole. Dolores, ama de casa de tantos hijos, había trabajado antes de la boda --se casó con 18 años-- desde los catorce en casa de la familia Medinilla.

troncosodominguez_boda_puertosantamariaRecordaba Dolores que a diario se gastaban 12 kilos de pan y reflexionaba: «--Mire Vd., no podrían subir las cosas de lujos en lugar del pan, que es una necesidad para vivir?». El mes mas prolífico en cuanto a partos fue enero, en el que le nacieron cuatro hijos. Y el 22 de diciembre dos, uno un año y el otro al siguiente. «--Un año nos lo pasamos en blanco y ¿sabe lo que pasó? que al siguiente nacieron mellizos». /En la imagen de la izquierda, fotografía de boda de Francisco y Dolores.

En 1976, hubo 21.574 nacimientos en Cádiz capital. La provincia tenía el mayor coeficiente de natalidad de España. 7.523 bodas en toda la provincia, de las que 1.080 tuvieron lugar en la capital. 208 alumbramientos múltiples y 456 abortos declarados.

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Recibiendo el saludo y reconocimiento del Primer Premio de Natalidad por hijos vivos, de la mano de los Reyes de España, don Juan Carlos y doña Sofía, en mayo de 1976. No llevaba S.M. el Rey ni siquiera un año al frente de la Jefatura del Estado.

En la imposición del alfiler que atestiguaba el galardón, como el alfiler no clavaba en la solapa de Francisco porque se dobló el pincho, el Rey le dijo: «Yo no puedo, voy a hacer como si lo clavase para la fotografía y dile a tu señora que te lo ponga». Los Reyes visitaron oficialmente la Ciudad, --fueron recibidos por el alcalde Manuel Martínez Alfonso-- aquel año, en una gira que realizaron por España tras su proclamación.

Aquel año de 1976, Fernando Terry Galarza, ex alcalde de El Puerto de Santa María, terminaba en el banquillo de los acusados, junto con el secretario del Ayuntamiento y el jefe de la Policía Municipal, imputados por  supuestos delitos de usurpación de atribuciones, coacciones y amenazas, prevaricación, detención ilegal y exacción ilegal de impuestos. Las imputaciones no cuajaron pero la identidad de los procesados convirtieron a aquel juicio en todo un suceso, cargado de matices y de resonancias.

Aquel verano  se constituía en El Puerto un grupo político de centro derecha, el Grupo de Acción Regional, lo que vendría a ser el conato de la Unión Regionalista Andaluza, en torno a la personalidad de Luis Jaúdenes, quien se muestra a favor de la reforma política y en contra de la ruptura: “Andalucía reclama una representación proporcionada a su peso específico”, anuncia. También en El Puerto, el Partido Demócrata Andaluz tributaba un homenaje al profesor Carlos Ollero, pionero del reformismo.

Un proyecto que nunca se llevó a cabo, ideado poco después de finalizar la Guerra Civil española, habría conectado Jerez con el mar a través de un canal de 15 kilómetros que debería llegar hasta El Puerto de Santa María.

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La conexión se realizaría, según un estudio del Ministerio de Obras Públicas, desde un puerto fluvial que se activaría donde ahora están El Chicle y otras barriadas de la zona sur. Lo que coloquialmente se conoce por playas de San Telmo.

El canal artificial planteado entonces por el ingeniero Juan Machimbarrena partiría de San Telmo para unirse al río Guadalete en la zona de El Portal y desde ahí, seguir el curso del río y continuar hasta la localidad de El Puerto por el propio cauce del Guadalete.

Existió un anteproyecto llamado Plan General de Habilitación del Puerto de Puerto de Santa María y enlace fluvial con Jerez de la Frontera. Este proyecto se basaba en aprovechar las alineaciones rectas del río y ensanchar el cauce en las zonas más complicadas, a partir de desbrozar vegetación en las riberas y sortear meandros cerrados (como se aprecia en la imagen principal que ilustra esta nótula).

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De hecho, se planteó un calado de dos metros y 30 de anchura en El Portal para compensar las mareas.

Para profundizar en este curioso proyecto resulta obligado leer el artículo El ‘puerto’ de San Telmo, el sueño jerezano de una salida al mar (click aquí), publicado en el blog de José García Lázaro y Agustín García Lázaro www.entornoajerez.com de donde se ha extraído una de las imágenes que acompañan a este texto. Afirman sus autores: "El proyecto contempla realizar algunas modificaciones en un tramo de 12 km. del río, desde el Puente de San Alejandro hasta El Portal. A decir del ingeniero, el Guadalete presenta en su cauce entre estos dos puntos, “grandes alineaciones rectas y curvas perfectamente aprovechables”. Para facilitar la navegación, y dar al encauzamiento la traza adecuada, planea realizar 11 cortas con las que rectificará los meandros más cerrados y “las bruscas inflexiones y pequeños radios que hoy tiene el río”, reduciendo también con ello su recorrido en dos kilómetros"./Texto: Jesús Sánchez.

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