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En la anterior nótula dedicada a este portuense de nacimiento, se informaba que vino al mundo la víspera del día de la Patrona, Ntra. Sra. de los Milagros, del año 1940, siendo sus padres Luis Ceballos Fernández de Córdoba y Magdalena Jiménez Sancho, haciéndose asimismo referencia a su parentesco con la familia bodeguera local de Jiménez Varela. En el extenso texto de la nótula se refieren numerosas facetas biográficas de su actividad profesional como ingeniero de montes y de la vocacional como "Mago Fauco". En esta segunda nótula, inspirada en las fotos que ha tenido la gentileza de remitir Rafael Ceballos a GdP, vamos a dar a conocer algunos datos de sus ascendientes maternos de los que, las tres generaciones anteriores: madre, abuelo y bisabuelo, nacieron y vivieron gran parte de su existencia en suelo portuense. Precisamente se publicó esa nótula en el 85 Aniversario de la Boda de sus padres.

Antigua fotografía de los números 7 y 9 de la calle Larga.

La casa en la que nació Fauco --mellizo y sietemesino--, el número 7 moderno de la calle Larga, cuyo interior  contiene un bello patio porticado, fue labrada en el siglo XVIII por un cargador gaditano de origen irlandés llamado Tomas Patricio Rian Harold, casado con Margarita Therry Macnamara, que la utilizó inicialmente como villa de recreo para pasar temporadas, pues estaba rodeada de huertas y naranjales. Algunos de sus descendientes vivieron en ella hasta el primer tercio del siglo XIX, pasando después la propiedad a manos de la familia Vergés López, cuyos herederos la arrendaban. Entre los inquilinos que tenemos detectados, citaremos a la familia Gª Polavieja Escribano, en el último cuarto del XIX y la familia Jiménez Sancho pasada la primera década del XX. Esta última la componian el matrimonio formado por Ernesto Jiménez González, (3º hijo de Ramón Jiménez Varela y Amalia González Urruela) y Rafaela Sancho Mateo y sus seis hijos: Ramón, Joaquín, María Josefa, Magdalena, Mercedes y Ernesto Jiménez Sancho, todos ellos  censados en dicho domicilio en los padrones municipales de 1920. Así pues, la madre de Rafael dio a luz en la casa en la que había vivido de soltera, en la que había pasado parte de su infancia y juventud, rodeada, además de sus tíos y numerosos primos que vivían todos ellos en la misma calle, entre la esquina de Espíritu Santo y la Plaza de los Jazmines.

Casa número 7 de la calle Larga, en la actualidad.

En la fotografía antigua, además de la casa natal de Rafael Ceballos, pueden observarse  la casa anterior, de una sola planta, que correspondería al nº 9. La que antecede y no se muestra en la foto antigua sería el nº 11, actualmente escoltada de andamios, a la que nos referimos en la nótula 756. /En la imagen inferior, lamentable estado en el que se encuentra el número 9 de la calle Larga, el número 11, escoltado de andamios, a continuación lleva cerca de 15 años en esa lamentable situación. Algún día contaremos la historia y quienes están detrás de ese lamentable estado que presenta lo que queda de inmueble.

Ambas mansiones formaban una sola y, en la fecha que estamos refiriendo -1920- era su propietaria y vivía en ella la familia Jiménez Guernica, que la integraban Eugenia Guernica Siloniz, viuda del hermano mayor de Ernesto, Ramón Jiménez González y sus cinco hijos: Amalia, Eduardo, Concepción, Pedro y Eugenia Jiménez Guernica. Y en el nº 9, en cuyo dintel pende una lápida de mármol, la única hembra de los Jiménez González, Amalia, viuda de Iribarren y su hija   Amalia Iribarren Jiménez. Los dos hijos varones, Ramón y Juan estaban en esa fecha en academias militares y la lápida que aludimos se colocaría años después en memoria de uno de ellos, Juan Iribarren, oficial del ejército de África, caído en la guerra con las cabilas marroquíes. Frente a ellos, en el nº 14 y 16 de esa misma calle, José, el hermano que le antecedía, casado con Nicolasa Loma Lavaggi y una extensa prole de diez hijos, los Jiménez Loma.

TOMA DE DICHOS.
Magdalena Jiménez Sancho celebró su primera comunión en la capilla del colegio de las Carmelitas, junto con otras nueve alumnas, en una estación del año que hoy es inusual: el 22 de noviembre de 1910 y celebró sus esponsales, una costumbre que precedía a la boda, equivalente a la denominada “toma de dichos” el 22 de mayo de 1926. El párroco de la cercana iglesia de San Joaquín, que se llamaba Salvador Martín, se desplazó al domicilio de la novia y le tomó la promesa matrimonial, levantando acta, en la que firmaron como testigos dos amigos de la familia: Emilio Morante y José Portillo. A su vez, el prometido hizo lo mismo en la parroquia de la villa de Coca, provincia de Segovia, en donde residía y trabajaba, ejerciendo de director de la fábrica que en dicha villa tenía  la “ Unión Resinera Española” (LURE).

La pareja nupcial, el 31 de mayo de 1926, hace 85 años. /Foto: González Ragel.

ESPONSALES.
Una vez identificados los progenitores, especialmente Magdalena Jiménez, nieta del creador del emporio bodeguero, pasemos a contarles la ceremonia nupcial, toda una boda de rumbo, con los pelos y señales con los que nos lo cuentan sus contemporáneos, en la crónica de sociedad de la Revista Portuense. Hacía unos meses que se había casado su hermana María Josefa, concretamente en septiembre de 1925, con José Arvilla Hernández, ingeniero industrial, quien llegaría a ser Director General de CAMPSA. Su hermano Joaquín había sido el padrino, ante la falta del padre y ahora también daría el brazo a Magdalena para conducirla al altar de la Patrona, donde se oficiaría la ceremonia a las doce de la mañana del 31 de mayo de 1926.  Para llegar hasta aquí, culminando el noviazgo y el paso previo de petición de mano, Magdalena y Luis tuvieron que conocerse y enamorarse y el primero de estos supuestos tuvo lugar en Madrid, en la casa del ingeniero agrónomo portuense Wistremundo Loma Lavaggi, cuya esposa era María Luisa Fernández de Córdoba. El tío de Magdalena, José Jimenez, estaba casado con una hermana de Wistremundo, Nicolasa Loma y, posiblemente, acompañando a algunas de sus primas Jimenez Loma, que eran nada menos que siete, pasaría una temporada en la capital del reino, coincidiendo con el hermano de la señora de la casa y… Cupido hizo el resto.

Invitados a la ceremonia nupcial. / Foto: González Ragel.

La boda se celebró con la iglesia a rebosar, llena de invitados y curiosos, la novia hizo la entrada en el templo a la hora en punto, cuando en el campanario se inició un sonoro revuelo. Vestía un rico traje “George” bordado en cristal blanco, sujetando el velo a su cabeza una diadema rusa de azahar. Como anticipamos, entró del brazo de su hermano y padrino de bodas, Joaquín Jiménez, sosteniéndole los extremos del manto sus primitos Isabelita y Juan Luis Jiménez Tamplin. El novio daba el brazo a su madre y madrina, la Sra, Viuda de Ceballos, siguiéndoles la madre de la novia, Rafaela Sancho, viuda de Jiménez a quien daba el brazo el conde de Gondomar, mientras interpretaba al órgano la tradicional marcha nupcial de Medhelsón el profesor La Rubiera.

Rafaela Sancho Mateo y tres de sus hijas:  María, Magdalena y Mercedes. La primera abuela y la última madre, espectivamente de Rafael Ceballos Jiménez. La fotografía está tomada en la Plaza de los Jazmines.

Bendijo la unión el arcipreste, doctor Núñez Galván. A la salida de la comitiva se interpretó la “Marcha Festiva” de Jauregui, trasladándose los invitados –que pasaban del centenar- a la casa de la novia donde Pepe Caballero, un prestigioso cocinero jerezano, había preparado el siguiente menú: de entremeses, jamón dulce, anchoas y olivas; consomé royal; huevos a la bohemia, en salsa Riche y los entrantes: filete de pescado a la Orly; suprema de pechuga y turnedós de ternera a la polonesa. Postres: helados, crema a la neva, frutas al kök, bizcocho de bodas y café. Vinos: Fino Javelín, Rioja Cepa Borgoña, Oloroso los 45, Pedro Ximenez Los 10, Moscatel XXX, Champan Continental, Coñac Varela y Crema Cacao Pico (el único superviviente 85 años después).

Anuncio del 'Gran Champagne Continental' de Hijos de Jiménez Varela.

El reportaje fotográfico lo realizaron los fotógrafos jerezanos Javier González y Alberto del Castillo, tras lo cual marcharon el automóvil hacia Algeciras, desde donde proseguirían viaje a diversas poblaciones del norte de África y después a otras capitales españolas y del extranjero, fijando su residencia en Coca (Segovia).

Castillo de Coca (Segovia).

Luis Ceballos Fernández de Córdoba, que había nacido en San Lorenzo de El Escorial en 1896 falleció en Madrid en 1967 y su esposa, la portuense Magdalena Jiménez Sancho, murió a los 89 años de edad en Pozuelo de Alarcón, en 1991. Ella y su marido tenían  tratamiento de Excelentísimos Señores. Está enterrada en la cripta de la catedral de Nuestra Señora de la Almudena.  (Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía)

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