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Iglesia Mayor Prioral, puertas de las Campanas, a la izquierda y del Sol a la derecha.

Hace 100 años, el 24 de noviembre de 1911, se celebró un curioso y solemne bautizo en la Iglesia Mayor, siendo la receptora del sacramento una mujer adulta de nombre Lucía Cauly, amadrinada por la dama portuense doña Manuela Zurutuza, Vda. de Tosar. En la ‘Revista Portuense’ cuenta con todo detalle el inusual acto: «Ayer, a las 7,30 de la mañana, concurso numeroso de fiel es que presenciaron la ceremonia que tuvo efecto en la iglesia Mayor Prioral del acto solemne de abjurar de sus errores protestantes e ingresar en nuestra sacrosanta religión católica la antigua y respetable convencían, doña Lucía Cauly, procedente de secta anglicana».

En la puerta de las Campanas le esperaba el arcipreste Sr. Barreda, revestido con  pluvial morado, bordado en oro que actuaba como oficiante del acto, por concesión especial del Arzobispo de la diócesis. Allí, siguiendo las oraciones contenidas en el Ritual «hizo la abjuración de sus errores y prácticas protestantes, diciendo con voz firme y clara que creía y confesaba cuanto cree y confiesa la religión católica, apostólica, romana, en cuyo seno quería vivir y morir.»  Tras esta renuncia de sus anteriores creencias solivió ser bautizada y, «tras besar el crucifijo que le acercó el celebrante» se trasladó a la capilla bautismal, exornada especialmente para dicho acto «recibiendo al mismo tiempo que sobre su cabeza corría la regeneradora agua, los nombres de María de los Milagros, Lucía, Luisa.»

Pila bautismal de la Iglesia Mayor Prioral.

Foto de una ceremonia similar de abjuración del Protestantismo y conversión al catolicismo de cuatro alemanas, celebrada en la iglesia de Igeldo (San Sebastián) el 30 de septiembre de 1914, 3 años después de la celebrada en El Puerto.. De izquierda a derecha, delante: P. Martínez, superior de los Jesuitas de S.S.; Felipa Horn; Margarita Werthe; Luisa Peters; Emma N.; Braulio Iraizoz, párroco de Igeldo. En segundo término las personas que apadrinaron el acto.

Fueron testigos los presbíteros Julián Carril y Ricardo Luna los cuales se ocuparon previamente, comisionados por el arcipreste, de instruirla en los conocimientos necesarios para ser bautizada. Posteriormente, en la capilla del Sagrario recibió por primera vez la Sagrada Eucaristía, «escapándose de sus pupilas abundantes lágrimas, visibles señales de gozo que inundaba su alma». Finalmente, subió al camarín de la Patrona, Ntra. Sra. de los Milagros, orando bajo su manto. (Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía).


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