Tras año y medio de espera, el recinto portuario portuense abría las nuevas instalaciones comerciales de la lonja en la madrugada del lunes 20 al martes 21 de noviembre de 2006. El Delegado de Diario de Cádiz en El Puerto en aquellos años, era el único periodista que, a las cinco de la mañana asistía al acontecimiento como fedatario del acontecimiento.
La sala de primeras ventas prosiguió hasta finales de año con el tradicional sistema de subasta y altavoz hasta que se puso en marcha el proceso informatizado. Informatización ya instalada en la sala de segunda ventas, de pescado procedente de otros puertos , que bullía de personal desde un primer instante, con problemas por la masificación para adquirir las tarjetas entre los compradores y el imprevisto adelanto en más de media hora en su apertura.
Ambas instalaciones serían a partir de entonces de gestión directa de la Autoridad Portuaria, al quedar desierto el concurso de concesión directo y la declinación de la Cofradía de Pescadores de proseguir con la explotación ante la previsión de falta de ingresos para asumir el servicio. La hoy desaparecida Cofradía, la tercera más antigua de España, vigente desde la fundación de El Puerto en 1281, explotaba la lonja desde 1929 y finalizó su concesión de forma oficial el 31 de agosto de 2004. Durante 2005 y 2006 efectuaba el servicio de forma interina.
A LAS CINCO DE LA MADRUGADA.
Al filo de las cinco de la madrugada se inauguraba sin ninguna ceremonia en especial la amplia sala donde a partir de aquel 20N empezaron a llegar las capturas. Cuatro barcos que faenaban en la Bahía de Cádiz, mediante trasmallos y artes tradicionales, traían una cantidad muy reducida de pescado y un limitado número de especies (sargos, borriquetes y doradas en su mayoría), a la espera de la primera jornada de las embarcaciones del Golfo que recalaban aquella madrugada tras aguardar dos meses de veda (o paro biológico). Del volumen de unas 220 cajas que se subastaron, algo más de 2.?000 kilos, se dispararía a lo que ofrecieron después los más de treinta barcos previstos para el día siguiente.
Cuatro empresas asumían la vendeduría en la primera sala, Romero Cuevas, Cristopesca, Isleña de Pescado y Manuel Gutiérrez. En aquellos primeros compases de la amplísima lonja se mantuvo la subasta de megáfono y mano alzada, solventando, en sólo media hora n la venta de los reducidos lotes de la primera noche. ?“Esto no ha sido nada”, comentaba al saldar la faena el vendedor Manuel Cuevas.
El personal se marchó entonces a la sala de segundas ventas, donde se produjo la precipitación en la apertura. La picaresca hizo que algunos compradores comenzaran a operar en la veintena de puestos destacados antes de las seis de la mañana, cuando lo establecido es a partir de las seis y media. A ello se añadió el enfado y las prisas de quienes no disponían aún de las nuevas tarjetas informatizadas de compra (pese a que se había establecido un horario de apertura en la jornada anterior para evitar aglomeraciones).
Alrededor de 500 comerciantes solían acudir a la sala de segundas ventas de El Puerto, valorada por su posición estratégica y por el volumen de mercancía que movía procedentes de puertos del Cantábrico, de la costa levantina, e incluso del Mar del Norte o el litoral italiano. En aquella sala un total de 20 empresas de vendeduría ofrecían la mercancía que llegaba, comerciando de forma convencional, que arrojaban un montante de unos 15 millones anuales de facturación.
EL BAR DE LA LONJA.
El nuevo bar de las lonjas , en el exterior y a medio camino entre ambos recintos, aún no estaba abierto: lo haría cerca un mes mas tarde. Mientras, seguía funcionando el del anterior recinto que fue remodelado en 1995, a la altura del parque Calderón.?El bar se había convertido en un auténtico centro de negocios para las instalaciones pesqueras, ya que es allí donde se cierran acuerdos y hay un primera declaración de mercancías llegadas a las salas, en especial para la de segundas ventas.
500 EUROS POR BARCO
Cada barco que atracaba en aquellos días en la lonja de El Puerto descargaba una mercancía diaria por valor medio de 2.?500 euros en la subasta. Según el número de embarcaciones se podía establecer en líneas generales el volumen de ventas en la sala de primeras ventas. El montante respecto al de las segundas ventas solía ser del 30% al cabo de un año.
6. 000 EUROS POR PUESTO
En la sala de segundas ventas el volumen de cada uno de los vendedores giraba entorno a los 6.?000 euros diarios. La nueva lonja contaba con un recinto que es tres veces mayor que el anterior frente al parque Calderón.? Las instalaciones reciben las capturas de una treintena de barcos que suponen el 30 por ciento del volumen de ventas.? El resto pertenece a segundas ventas, con un montante de unos 15 millones anuales de facturación. (Fotos: F.A.Gallardo)