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la_galeona_1_puertosantamariaEl cuadro de la Virgen del Rosario  ‘La Galeona’ vuelve a su capillita 20 años después tras una larga y dificultosa restauración o podríamos decir mas bien ‘renacer’ dado su estado de conservación. Participaron amigos que ya nos dejaron, Clemente, Faelo Poullet y otros que felizmente pueden aun disfrutarla J. Luis Villar, Ángel Pantoja etc. Es una pena el cableado tercermundista que le acompaña ¿para cuando su ordenación? /Texto y foto: Julián Flores Vencelá.

La advocación mariana protectora de los marinos y demás hombres de la mar que duró más tiempo -hasta la proclamación patronal de la Virgen del Carmen en 1901- fue la del Rosario, que en su imagen denominada La Galeona fue, durante un largo tiempo, llamada Patrona de la carrera de Indias.

La devoción al rosario se extiende en Andalucía a finales del siglo XV y continúa en el siguiente con gran intensidad. A mediados del siglo XVI, tanto en Cádiz como en El Puerto de Santa María, era cosa popular y corriente a devoción al Rosario, en la que es muy posible tuviesen influencia las colonias de genoveses y flamencos, tan numerosas en ambas poblaciones.

El ser El Puerto de Santa María fondeadero de las galeras reales originó una afluencia de aventureros y galeones extraordinaria, y existiendo una precaria beneficencia pública en aquella época, la ciudad ofrecía un lastimoso estado con los enfermos abandonados muriendo por las calles.

la_galeona_2_puertosantamariaEl sacerdote don Diego de Ojeda fundó en 1512 un hospital donde se atendiese a los forzados, cuya capilla fue elevada a la categoría de basílica lateranense por Breve de León X en 1514. /En la imagen de la izquierda, el cuadro, antes de su restauración, en 1982. Foto: Fernando Vidal.1982. Guía Histórico Artística de El Puerto de Santa María. 

Fue precisamente en este hospital y capilla donde nació el patronato de la Virgen del Rosario sobre la flota de galeones. [...] Hay datos que confirman el patronato de la Virgen del Rosario sobre el tercio de galeones y de la carrera de Indias. Por ejemplo, la imagen venerada en el convento de Santo Domingo de Manila nos lleva a deducir que el patronato ha nacido por extensión de la devoción profesada a cada una de las imágenes protectoras de la ciudad donde se iniciaban y concluían aquellas navegaciones, y, por otra parte, que existía algún vínculo por el que los navegantes se consideraban ligados al título del Rosario. En esto pudo influir el recuerdo de la batalla de Lepanto.

Al ser la Virgen del Rosario Patrona de las flotas de galeones, indudablemente lo era de las comunicaciones regulares entre la metrópoli y sus posesiones ultramarinas.

la_galeona_4_puertosantamariaLos oficiales y tripulaciones de las galeras reales construyeron, hacia 1564, una Cofradía protegida por el comendador don Luis de Requeséns. Se tituló de la Piedad y de la Caridad, y fue confirmada por el Papa San Pío V quien, a petición del Generalísimo dc la Santa Liga, don Juan de Austria, concedió no solamente la confirmación de lo ya hecho, sino que lo amplió con la facultad singularísima de investir al capellán de la Hermandad con la prerrogativa de ser el Ordinario de la Armada, siempre que se fundasen cuatro hospitales, a lo menos, para forzados, que se intitulasen de la Santa Liga, como consta en el Breve de dicho Pontífice de 19 de marzo de 1569. /Cruce de las calles Pozuelo o Federico Rubio con Pagador Natera o Dr. Palou. Foto: J.F.V.

Como El Puerto de Santa María era el fondeadero de invernada de las galeras reales y en él existía un hospital de forzados, la Cofradía comenzó el ejercicio de su piadosa misión fundiéndose con el hospital lateranense ya indicado, el que hubo de ampliarse considerablemente, inaugurándose entre tanto la hospitalidad en una caja aneja a la ermita de Santa Lucía, donde, siglos más tarde, también se instalaron las Capuchinas e intentaron erigir un hospicio los Trinitarios Descalzos.

Nombrado capellán mayor de la Armada el Inquisidor don Jerónimo Manrique, y confirmado de hecho por nueva bula del Papa San Pío V, de 27 de enero de 1570, aún hubo de tardar bastante la terminación de las obras de los nuevos hospital y capilla, que inauguró en 1613 el capitán general del mar océano don Manuel Filiberto de Saboya, quien no pudo, sin embargo, establecer definitivamente los enfermos en éste, continuando en el de Santa Lucía hasta 1630, en que se trasladaron a él de un modo definitivo.

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Otra fotografía del cuadro restaurado en su emplazamiento. /Foto: J.F.V.

Sostenían el culto los galeotes, a quienes se mermaba su mísera ración de bizcocho para este fin, restándoseles también una parte de las presas que las galeras reales hacían. El hecho de haber donado don Juan de Austria a la Cofradía una efigie de Nuestra Señora del Rosario, a quien se atribuyó la gran victoria de Lepanto, determinó el patronato de esta advocación sobre la flota de galeras, pues siendo el asiento de la jurisdicción privativa de la Armada la basílica lateranense de El Puerto de Santa María, donde se veneraba como protectora de la Cofradía de la Piedad y Caridad la imagen del Rosario, ésta quedó tácitamente constituida como Patrona de las galeras reales.

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Pilón de San Juan, a la izquierda, terrenos donde se encontraba la Iglesia de San Juan de Letrán y posteriormente se edificarían los ‘Pisos de los Marinos’.

Abandonado más tarde el hospital por la resistencia de los galeotes a seguir contribuyendo al levantamiento de sus cargas, se pensó, en la segunda mitad del siglo XVI, restablece en él un hospital de mujeres, que se llamó de la Providencia, y cerrado definitivamente en 1819 por no tener razón de ser, dado que la pena de galeras estaba abolida desde principios del siglo, se trasladó la imagen a San Fernando, donde estuvo en el Arsenal de La Carraca nueve años -1840 a 1849- pasando después a la capilla del Panteón de Marinos Ilustres, donde permaneció durante muchos años.

Actualmente la imagen de La Galeona que llevó D. Juan de Austria en la batalla de Lepanto se haya en el Viso del Marqués (Ciudad Real), en la capilla del viejo palacio del que fue ferviente católico y mariano don Álvaro de Bazán, figura destacadísima en aquella histórica contienda. /Texto: José María Blanca Carlier.

 

 

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