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2.893. The Coffee Dream Pub. Concierto de Kurt Baker Combo y Handicap.

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Estupenda noche de verano en El Puerto de Santa María, que invitaba a no quedarte en casa, a salir a la calle y buscar el fresco de una cerveza bien fría. Cosas del caprichoso destino, esa misma noche, la ciudad portuense acogía dos interesantes conciertos, por un lado, Jimmy Barnatán llegaba a la ciudad con su blues rock. Por otro lado, el ribereño The Coffee Dream Pub, que está apostando por la música en directo, algo tan necesario en esta ciudad sureña, abría sus puertas para recibir a Handicap y a Kurt Baker Combo. La primera gran noticia, era que colgaban el sold out.

Eso siempre es bueno amigos, la música en directo no podrá salir adelante si cuando un grupo se sube a un escenario, frente a ellos, no hay una audiencia dispuesta a disfrutar. Con retraso sobre la hora prevista, por fin comenzaba el concierto de Handicap, banda de El Puerto de Santa María. Reconozco que tenía muchas ganas de ver a estos tíos en directo. Las referencias eran buenas, pero a pesas de que últimamente se están prodigando bastante por la ciudad en cuanto a actuaciones, no había conseguido cuadrar para disfrutar de su directo.

Handicap apuestan por un sonido propio, difícil de equiparar a referencias. Se surten del rock clásico, pero su rollo está alejado del tan manoseado vintage rock, retro o como coño queráis llamar, a esas bandas que recrean el rock de los 60 y 70. Lo suyo está más cercano a MC5 o The Stooges que a la Creedence, tanto en sonido como espíritu. A pesar de que llevan no demasiado tiempo juntos, se nota compenetración, y cuando suenan canciones compuestas con esta formación (la banda ha adaptado temas de un anterior proyecto de dos de sus miembros, Plan Marshall), se nota ese salto hacia delante. Sobre el escenario, las miradas se centran sobre su vocalista, Sergio Bastida,  poseedor de una voz personal y particular, pero no espectacular, pero viéndolo ahí arriba, comprendes que ni puta falta que le hace. Suenan muy contundentes, gracias al trabajo de las guitarras de Sergio Guzmán y Nammu Lovett, que aportan ese toque rockero tan importante. A toda velocidad, viaja la base rítmica formada por Juanlu Monge al bajo y Rick Franco a la batería. Comienzan con “Swamp love”, sonidos heredados del mejor funk rock. Capaces de travestir su sonido sin perder la compostura, alternan modos más rockeros, con todo aquello que pasa por sus cabezas.

Suenan canciones fantásticas como  “Rockin waves”, pero me ganan para la causa con una impresionante “Down in the river”, una especie de gospel bastardo, donde Jim Morrison hubiese vuelto para cambiar el peyote por el pegamento para esnifar. Tanto ese ritmo que marcan, como el continuo sermón que desde el escenario se marca Bastida, fue para mi lo mejor de la noche. La banda, si son capaces de tener paciencia y seguir trabajando, se han situado en el camino correcto, y eso se siguió notando con “Fire asteroids” y ese pepinazo final, “Fuck the police”, sacando su rabia más punk al estilo del viejo Detroit. Muy grata impresión de un grupo que tiene que seguir creciendo. Evidentemente, tienen cosas que mejorar, que se irán puliendo a base de trabajo duro. No lo van a tener fácil, porque han tirado por un camino, por el que pueden pillar de improvisto tanto al rockero clásico como al indie despistado, pero las brazas ya las tienen ardiendo. Seguidles la pista, porque los tipos prometen.

Llegaba la hora del cabeza de cartel, Kurt Baker y su banda, que al contrario de la banda que abría, su sonido es más accesible, y se ajusta de principio a fin a un patrón establecido. Power pop de guitarras potentes y rock and roll de sabor americano al cien por cien, te podrían transportar a cualquier baile de graduación de alguna High School de los States. Mucha profesionalidad sobre el escenario, ganada a base de tablas, con un Baker en muy buena forma y una banda bastante competente, la que le acompaña, que fueron desgranando canciones a ritmo acelerado durante los escasos 55 minutos que duró su actuación. Con un pub lleno, y predispuesto a pasarlo bien, consiguieron convencer a gran parte del personal y dejar un muy buen sabor de boca. Una buena noche de verano, llena de buena música y buena gente alrededor. /Texto y fotos: Carlos Tizón.

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