Se llamaba Pedro y murió fusilado durante una guerra de las muchas y de todo tipo que coleccionó España a lo largo de su historia. Su muerte violenta dejó muestras del mejor humor de un hombre que disfrutó de su vida gracias a saber hacer reír a los demás con sus múltiples obras. Y no sólo sacaba sonrisas a lectores y espectadores sino que, como buen genio, sabía que el mejor laxante contra la vanidad y el egoísmo pasa por reírse de uno mismo. Ahora, el obispo de Alcalá de Henares, lo quiere llevar a los altares.
Cuentan que en los momentos previos a su ejecución siguió escribiendo, esta vez sin lápiz, diálogos que convertirían a Groucho Marx en un becario de regional preferente: "Me temo que todos ustedes --dijo dirigiéndose a sus verdugos-- no tienen intención de incluirme en su círculo de amistades".
Un maestro de las letras que antes de caer abatido por las balas se tomaba con humor la escena en la que era protagonista a su pesar: "Podréis quitarme la cartera, podréis quitarme las monedas, podréis quitarme el reloj de mi muñeca y las llaves que llevo en el bolsillo, podéis quitarme hasta la vida; sólo hay una cosa que no podréis quitarme, por mucho empeño que pongáis y que es el miedo que tengo". Ni en la película La vida es bella se encuentra una escena como ésta que deja al humor negro a la altura del betún.
La Iglesia madrileña ha comenzado hace unos días el proceso de canonización de este escritor nacido en mi pueblo, El Puerto de Santa María. Seguro que este portuense se está partiendo de risa con la decisión y pensando que muy mal deben andar las cosas por la tierra en este 2016 para que se abra dicho proceso. Seguro que hay otro portuense -en este caso gran poeta-, que vivió a apenas dos calles de distancia de la suya y de nombre Rafael, que estaría dispuesto pese a su ateísmo a fajarse y dar fe a la iglesia que se merece esa canonización. Muñoz-Seca se apellidaba el genio y Alberti su vecino de calle y también genio. /Texto: Ignacio Gago Fornells.
Apertura del proceso de canonización.
El pasado sábado 12 de noviembre, en la Catedral-Magistral de Alcalá de Henares, el Obispo Complutense, Mons. Juan Antonio Reig Pla presidió la Sesión de Apertura de la Investigación Diocesana de la Causa de Canonización de los Siervos de Dios, Pedro Muñoz Seca y otros 43 compañeros.
De los 44 siervos de Dios (que es técnicamente como se denomina por la Iglesia a los aspirantes a la santidad) incluidos en la causa, 14 pertenecían al clero diocesano, 8 eran Agustinos, 5 eran Maristas, 1 era religiosa Franciscana Clarisa y 16 eran seglares.
Ya está bien de recordar un episodio que debe avergonzar a todos los españoles por igual. A este gran escritor le acusaron de monárquico y católico y a otros los mataban porque no iban a Misa.
Guan,
Encantando de conocerle
Recoger datos sesgados de la historia lleva a confundir a quien no tiene la oportunidad de conocer a fondo lo acontecido. Con respecto al cobarde asesinato de este ilustre dramaturgo tan solo recordar que se produce el 28 de noviembre de 1936 tras ser retenido y secuestrado por una milicia anarcosindicalista defensora de la República, como tantos miles de civiles asesinados en Paracuellos del Jarama. El único pecado de este señor fue ser acusado de monárquico y católico , esto junto a un grupo de cobardes asesinos fueron suficiente para acabar con la vida de alguien que nunca había matado o mandado matar a nadie, no todos los intelectuales de la época podrían decir lo mismo. Cuando se analiza la historia habría que ver donde estaba cada uno y que hacía cuando ocurren los hechos , diferenciando entre los que murieron de viejo en su cama y los que fueron asesinados por un grupo de bárbaros ignorantes. Sin olvidar que los dos bandos estuvieron repletos de canallas, no podemos olvidar a los intelectuales víctimas de la contienda como fue el caso de D. Pedro Muñoz Seca y D. Federico García Lorca, asesinados por la ignorancia y el fanatismo de un lado y del otro, bien diferentes de otros que se hicieron muy famosos cambiando la pluma por la pistola.