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Roxana Cavero Ramos. La vecina migrante. Premio ‘Mujeres con Luz Propia 2022’ #5.039

Roxana Cavero Ramos nació en Cochabamba (Bolivia), el 12 de agosto de 1972. Es Química de formación, estudios que realizó en su Bolivia natal. Llegó a El Puerto en 2005 buscando nuevas oportunidades con una promesa de trabajo falsa y tuvo que reinventarse, trabajando en lo que saliera. Colaboradora de la Asociación de Derechos Humanos de El Puerto, ha fundado la Asociación de Mujeres Inmigrantes ‘Yanapakuna’. Es presidenta de la Asociación de Vecinos ‘Virgen de los Milagros’. Ha sido distinguida con el Premio ‘Mujeres con Luz Propia 2022’, que otorga el PSOE local.

Ha estudiado en su país de origen, en la universidad Mayor de San Simón, Ingeniería Química y en el Tecnológico Boliviano Canadiense, Química Industrial, lo que le permitiría trabajar en el laboratorio de oleaginosas, crudos y control de calidad, en Industria Aceitera, S.A. Pero un embarazo de riesgo aconsejó que se retirara de la empresa y, a partir de ahí se dedicará al negocio familiar.

| Una panorámica de Cochabamba (Bolivia), donde nació nuestra protagonista el 12 de agosto de 1972. Hija de Alberto y Rita, es la mayor de cinco hermanos.

Llegada a El Puerto

En 2005 acompañó a su esposo, trayéndose a su hija de un año en un viaje a España, en la que entraron como turistas, aunque siguiendo una propuesta laboral que resultó ser… falsa. Llegaron en junio, se instalaron en la barriada Pinillo Chico en un piso compartido en la calle Hermanos Álvarez Quintero. Allí conocería “a vecinas extraordinarias”.

Inmigrante y sin papeles

Para salir de aquella vivienda compartida Roxana se quitó los prejuicios y comenzó a aportar a la economía familiar, con el único trabajo para mujeres inmigrantes y sin papeles legales, cuidando a personas mayores “algo que no me pesa lo más mínimo, siendo los mayores seres maravillosos, bibliotecas humanas; ha sido una bendición trabajar con ellas. No solo he aprendido a hablar vuestro lenguaje, sino todo cuanto sabían, que no fue poco”.

Durante este tiempo a Roxana le pasaron muchas cosas. Fueron lecciones muy duras. Primero aprender las tareas de una casa, como guisar, limpiar, … Nuestra protagonista venía de una situación económica acomodada, donde contaba con personal de asistencia doméstica. “Y siempre pensé que estudié, para trabajar en un laboratorio u oficina. Al estar tan lejos e ilegal, pues las oportunidades eran muy pocas. Porque carecía de información y apoyo, por parte de los más cercanos a mí, en ese momento”. Pero lo más triste y doloroso fue, en agosto del 2006, cuando perdió un bebé que  nació prematuro y sin tener el seguro de decesos, lo cual le dificultó, incluso, darle sepultura. “Para seguir viva, aunque me sentía muerta, había que trabajar y a esto agregar las condiciones precarias y hasta abusivas, de algunos empleadores...

Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía

Harta de sufrir y sin esperanza de legalizar la situación, ya que eran inmigrantes sin papeles, tuvo la fortuna de conocer la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, APDHA El Puerto. “Fueron mis salvadores, entre su trabajadora social, Martina, y su abogado, Diego Boza, quienes me sacaron del pozo donde me encontraba

Y continúa, “regularizaron la situación de mi esposo, quien tuvo que retornar a mi Bolivia, para ingresar con una oferta en condiciones legales, mientras me quedé con mi pequeña, que ya vivíamos en la plaza Tula Ruiz Golluri, en la barriada Luis Caballero. Pero no me sentí sola, porque Martina, me encontraba trabajos con lo mínimo aceptable, aunque no me podían dar de alta. Por lo menos respetaban mis descansos y siempre buscando personas mayores”.

 

| Roxana con su marido, Willam Ahenque Domínguez.

Así, Roxana llegó a trabajar en Jerez de la Frontera con Teresa, una buena mujer con 65 años, con inicio de Alzheimer. “Estaba como su dama de compañía y salíamos mucho de paseo”. En esas estaba cuando fue interceptada por la Policía y quisieron deportarla a su país. De nuevo APDHA del Puerto, a través de su abogado, el ya citado Diego Boza, la sacó de tan complicada situación, consiguiendo que permaneciera en El Puerto.

En 2009, cuatro años mas tarde de su llegada a esta Ciudad volvió a APDHA El Puerto, porque “como me había inculcado mi madre, ‘es de bien nacidos, ser agradecidos’, pero en esta ocasión regresé de voluntaria y socia colaboradora en la atención telefónica, para dar citas y gestionar la mejora de la situación laboral de los inmigrantes”.

| Miembros de la Asociación de Mujeres Migrantes 'Yanapakuna'.

Asociación de Mujeres Migrantes ‘Yanapakuna’ (Ayudarse)

Aquí Roxana observa el gran vacío que tienen las mujeres migrantes y, como consecuencia la desatención que prestaban a sus hijos, por la situación tan complicada que viven. Ello le lleva a constituir en agosto de 2009, empujada por sus compañeros de APDHA El Puerto, una asociación de mujeres migrantes: ‘Yanapakuna’, que significa 'Ayudarse' en quechua.

En las actividades reivindicativas con APDHA, conoció a la comunidad San José Obrero, Foro Social de Cádiz y la Federación de Asociaciones Vecinales ‘Sol y Mar’ (FLAVE), quienes le propusieron ser voluntaria de la FLAVE, llevando el área de Inmigración, durante los años 2011 y 2012.  “Durante ese periodo, tuve la gran suerte de aprender de personas maravillosas, dirigentes vecinales, como Pepi Sánchez, José Rodríguez, Enrique Valle, José Luis Cárdenas, Ramón Ruiz, Charo García, Lola Guisado, Uchi Muñoz”.

| Roxana, a la derecha de la imagen junto a un grupo de vecinas, en la presentación del libro de Ana Perea y Manuel Espinar 'Historia, Amor y Lucha' celebrada recientemente en la Fundación Rafael Alberti

Hizo uso de los contactos establecidos desde APDHA El Puerto y comenzó a trabajar en red con organizaciones que se desenvuelven con este colectivo. “Así, conocí La comunidad cristiana de San José Obrero, gente muy implicada y servicial; Centro de Acogida de Inmigrantes (CEAIN) de Jerez de la Frontera, que colaboró mucho en nuestra formación y empoderamiento femenino; CÁRITAS también con cursos laborales; Mujeres Vecinales de la FLAVE, con diversos talleres y luego con la trabajadora social Maricarmen Párraga, del Centro de Salud, conseguimos talleres nutricionales. Mas adelante alcanzamos convenios importantes con entidades extranjeras o algunas locales como la ONG ‘Acércate a la Vida’; junto ellos instauramos una Escuela de Verano para nuestros peques, en un espacio que nos cedieron los de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en la calle Gatona. En fin, colaboré en mejorar la calidad de vida familiar, laboral y social”.

También aprovechando su relación con APDHA, como asociación, acercaron al Consulado de Bolivia en Sevilla, a sus compatriotas para que realizasen trámites consulares y cualquier naturaleza de cuanto se podía hacer. Trabajó con ellas hasta agosto del 2016.

| En la barriada de Los Milagros, delante del mosaico de la patrona, junto a una vecina.

Presidenta de la Asociación de Vecinos ‘Virgen de los Milagros’

También le dio la oportunidad de conocer a las asociaciones vecinales, entre ellas la que estaba en su barrio. Asociación de Vecinos “Virgen de Los Milagros” donde, sin dudarlo, se apuntó como voluntaria, porque “Sentí que podía aportar, ya que en esa zona viven dos de los colectivos más vulnerables y, para mí, los mas importantes en esta sociedad: los peques y mayores, con el plus de la multiculturalidad, es decir payos, gitanos, bolivianos, marroquíes, ucranianos, peruanos, hondureños, colombianos, …” Desde septiembre de 2012, fue afianzándose su implicación hasta llegar a ser, en la actualidad, la presidenta de la citada asociación vecinal.

| Roxana Cavero junto a la edil socialista Carmen Ojeda, en el acto de entrega de los Premios Mujeres con Luz Propia 2022.

Para Roxana la asociación necesitaba un giro de 180 grados, devolverle su esencia como núcleo social, donde se celebren actividades y se recuperen valores y “sobre todo cuidar a los colectivos más sensibles, desde la motivación y la vecindad de antaño

En ello está nuestra protagonista, pidiendo voluntarios y ayudas y luchando para que se les preste a su gente, a sus vecinos, la atención debida con las mejoras para sus viviendas a través de los programas públicos de ITI’s (Inversión Territorial Integrada) y PLISZD (Plan Local de Inclusión Social en Zonas Desfavorecidas) y ERACIS (Estrategia Regional Andaluza para la Cohesión e Inserción Social).

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