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La Cruz Roja cumple 150 años en El Puerto. #5.823

Reorganización, en 1914, de la Comisión de Partido en El Puerto

Viñeta: Alberto Castrelo

| Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz [*] | Viñeta Alberto Castrelo

Estamos convencidos de que pocos años después de la creación de la Cruz Roja Española[1], se fundaría en esta ciudad, El Puerto de Santa María, posiblemente en la década de los setenta del siglo XIX, una asociación con esta denominación, filial de la central de Madrid[2]. Bien es cierto que no parece pasara de ser un ente más burocrático que efectivo, sin llegar a desarrollar los fines para los que fuera creada dicha entidad… hasta 1898, fecha en la que el médico Adolfo Barra secundado por un grupo de personas con vocación filantrópica, “refundan” –-es la palabra que se utiliza y en la que nos basamos para creer existiese anteriormente-- la Cruz Roja Local y realizan una encomiable labor de ayuda material y psicológica con los repatriados enfermos de la Guerra Colonial acogidos en el monasterio de La Victoria. Labor reconocida y premiada, a nivel nacional, como podremos comprobar más adelante.

Con el paso de los años y el descenso de personas a las que asistir, aunque el ejército nacional seguía participando en acciones de guerra, en este caso en Marruecos, solo permanecían ‘activos’ algunos de los componentes de la vieja guardia de aquella dinámica época de fines del XIX y principios del XX.

El año en que el escenario de la guerra se había trasladado a media Europa, 1914, Cruz Roja Española realizó una modernización y mejora de sus estructuras que trasladó a toda la red nacional. Como consecuencia de esta planificación, previó “reorganizar” la Cruz Roja de El Puerto, creando una Comisión de Partido, a cuyo fin, el presidente de la Comisión Permanente de la Asamblea Suprema nombró a Leoncio de Buergo y Fernández de la Hoz[3] como Delegado Especial de dicha Asamblea para poner en práctica este proyecto.

Don Leoncio, lejos de improvisar, debió dedicar algo más de unos días a preparar su misión, conociendo a través de los miembros existentes a las personas que, procedentes de diversas capas sociales, pudiera interesarle el proyecto. Y decimos esto porque es posible que no se trasladase él solo, sino toda su familia, en aquellas fechas esposa y tres hijos, a El Puerto para conocer in situ el lugar, las autoridades y la posible aceptación del proyecto[4]. Al menos, con total seguridad, vino con su esposa, María Concepción de Oraa y Trujillo, que en esa fecha era una joven de 26 años y estaba embarazada por cuarta vez… ¡y que dio a luz aquí, en El Puerto, el 26 de febrero de 1914 a María de los Remedios de Buergo y Oraa![5]

Después de un periodo, llamémosle ‘preparatorio’, el delegado de la Cruz Roja convocó a 18 personas, que relacionamos a continuación, a una reunión en el salón de sesiones de la Casa Capitular, en la que se constituiría el Comité de Partido y en la que se anunciaría la entrega al flamante comité de una ambulancia preparada al efecto para realizar las labores propias de la asociación.

Alfonso Sancho y Mateos

Las personas convocadas fueron: Alfonso Sancho y Mateos, fundador de varios negocios familiares de vinatería, presidente de la Federación de Mutualidades Escolares, vicecónsul de Chile y alcalde desde 1924 a 1930;  Ramón Ameneiro, miembro de la “vieja guardia” y colaborador de la Revista Portuense, donde firmaba con el pseudónimo de “Licenciado Pajuelo”; José Antonio Parada Mora; Mariano Portillo de Pineda, granadino, militante conservador y empresario; José Vegazo Moreno, concejal del ayuntamiento; Rafael Benvenuty Morphy, otro de la vieja guardia, corresponsal en Cádiz de la revista Portuense; Manuel Ordoñez Garabito, empleado  de confianza de Elías Ahuja y hombre polifacético, aficionado a escribir y pintar; Adolfo Barra Asúnsolo, gaditano, médico cirujano, principal artífice de la refundación en 1898 y regidor municipal durante la alcaldía del marques del Castillo de San Felipe; Antonio Peñasco Bueno, capitán de Infantería de Marina y cuñado de Alfonso Sancho; Emilio Lorite Carrillo, médico forense, propietario del recreo “María Antonia” en la carretera de Jerez, lugar habitual de tertulias conservadoras ; José de la Portilla; Pedro Llorente, presbítero; Vicente de Luna, médico; Manuel Díaz Gómez; José Romero Lara; Francisco Pacheco Tartabull; Agapito Ruiz Ruiz, farmacéutico y director del Laboratorio Químico Municipal[6] y José Antonio Martínez Colom.

Todos los referidos asistieron a la reunión, excepto el último de los relacionados que se encontraba en esa fecha de viaje. Buergo explicó a los asistentes los fines que pretendía Cruz Roja al constituir esta comisión que abarcaba, no solo a El Puerto, sino también a las poblaciones de sus Partido Judicial: Rota y Puerto Real, dotando a la misma de una ambulancia sanitaria, esperando contar con la colaboración de voluntarios, hombres altruistas y disciplinados que serían instruidos en las labores a desempeñar.

Seguidamente se procedió a la elección de la Junta directiva, siendo la candidatura elegida, por aclamación, la compuesta por Alfonso Sancho Mateos, presidente; Ramón Ameneiro Barba, vicepresidente primero; Juan A. Martínez Colom, vicepresidente segundo; Manuel Ordoñez Garabito, secretario; Jose Antonio Parada Mora, tesorero; Mariano Portillo de Pineda, contador; José Vegazo Moreno, director de almacén y los vocales, Rafael Benvenuty Morphy, Adolfo Barra Asúnsolo, Antonio Peñasco Bueno y Emilio Lorite Carrillo.

A propuesta de Antonio Peñasco se nombró presidente de Honor del Comité al convocante, Buergo y este, a su vez, propuso que se concediera aun voto de gracia al doctor Adolfo Barra y a las personas que le auxiliaron en la primera época de pertenencia a la Cruz Roja, efectuando servicios de verdadera importancia con los soldados repatriados, especialmente, y de caridad y humanidad para con los heridos y moribundos.

Ya constituida la Junta celebraron una primera reunión como tal para designar al personal de las secciones sanitarias, administrativas y de bomberos, quedando formada la Plana Mayor del Comité de la siguiente forma:

José de la Portilla Lizaur, médico director; Pedro de Castro, jefe militar; Pedro Llorente, capellán; Agapito Ruiz Ruiz, farmacéutico; José Piodela, ayudante de farmacia, Francisco Pacheco Tartabull, abanderado. En la Sección Sanitaria, Vicente Luna Burgos, jere y Manuel Díaz Gómez, oficial. En la Sección de Bomberos; Felix Sancho Peñasco y José Romero Lora, oficial; en la Sección Administrativa, Francisco Molleda Ibáñez, como oficial.

Finalmente se acordó establecer una cuota mensual para los socios y colaboradores de dos reales, esperando y deseando se adhiriesen y participasen numerosos portuenses en esta benemérita obra, propósitos con lo que se cerró el acto[7].

Primer local social tras la reorganización

En 1915 consiguen un local al final de la calle Larga, una accesoria que debieron de reparan y acondicionar, situada a la altura del número 141, destinada inicialmente para depósito de material y que, dividida en dos estancias, una de ellas se utilizaba como almacén y la otra como sala de juntas y de reuniones de camilleros[8] y, ocasionalmente, como casa de socorro provisional donde atender y curar personas y heridos que no fuesen atendidos en el Hospital Municipal[9].

Memoria de actividades en el trienio 1914-1916

El secretario Manuel Ordoñez Garabito realiza una memoria de la entidad en 1916 en la que daba cuenta de algunas de las actividades desarrolladas. Destaca la adquisición de dos camillas para el traslado de heridos, un botiquín de urgencias y dos estuches de cirugía. Para las camillas se creó una dotación de 8 camilleros, cuatro para cada camilla, y dos cabos que coordinaban y dirigían las intervenciones de las mismas. Fundamentalmente los servicios prestados fueron para el Hospital Municipal, habiendo recibido por ellos la felicitación de su director, Don Plácido Navas.

En este periodo, por ausentarse de la ciudad, causa baja el médico de la ambulancia Don Vicente Luna, al que sustituye el doctor José Villar Lago. Y como dijimos anteriormente, tras la dimisión del José de la Portilla, su sustituto, el doctor Benítez promovió la apertura de un dispensario en octubre de 1915. Para esta nueva actividad no hemos podido conocer si acondicionaron el local existente, la accesoria de Larga 141, o uno nuevo, cuya ubicación no conocemos. Sabemos que adquirieron una mesita de cristal para herramientas y una camilla para reconocimientos y operaciones, además de todo el material sanitario y medicamentos básicos para curas y atenciones sanitarias diversas, teniendo desde el primer día una gran aceptación y éxito en su funcionamiento, a cargo del citado doctor Benítez. De ello es buena muestra el número de curaciones registradas en la memoria, desde su inauguración, el 16 de octubre de 1915 hasta el 31 de diciembre de ese mismo año, que totalizaron 629, cifra que nos proporciona el importante dato estadístico de un promedio de 8 curaciones diarias.

Coincidiendo con la festividad de la patrona portuense, el 8 de septiembre de 1916, después de asistir a la solemne función religiosa tuvo lugar el no menos solemne acto de entregas de medallas con las que la Asamblea Suprema había recompensado la labor de algunos consocios. Los distinguidos fueron Adolfo Barra Asúnsolo, Plácido Navas y José Romero Lora. Los dos primeros con la de oro, y el tercero en su modalidad de plata[10].

La Comisión inició la publicación de un Boletín mensual para tener informados a los socios y a la opinión pública en general de las actividades, proyectos y noticias relacionadas con la Cruz Roja. La idea, para no detraer fondos de las cuotas y no disminuir el presupuesto que debía emplearse íntegramente en temas sanitarios, fue la de cubrir el coste de la publicación con anuncios publicitarios. Editaron tres números y, no resultando suficiente el número de anunciantes para cubrir su importe, desistieron de seguir publicándolo.

El número de socios conseguido hasta la publicación de la memoria, marzo de 1916, era de 115[11]. Un número, a todas luces insuficiente, para atender los gastos cada vez más crecidos del dispensario, debiendo intentar por parte de los responsables de la Junta hacer una labor propagandística y de captación de nuevos socios que permitiese mantener dignamente el consultorio.

Finalmente, en la memoria se hace un encendido elogio hacia la Junta de Damas (de cuya existencia nada sabíamos y que ahora, gracias a esta memoria, conocemos) “por su valioso concurso para la mayor brillantez y mejor resultado de los actos que hemos celebrado[12].

Es probable que al citar a la Junta de Damas se refieran a las señoras de la Acción Social Católica, que presidía Mercedes Peñasco[13], esposa de Alfonso Sancho, señora que le sucedería en el cargo y presidiría también la Cruz Roja, en un periodo que podemos catalogar de brillante, del que intentaremos hacer una reseña similar a esta con la que finalizamos, por ahora, nuestra colaboración para intentar reconstruir la historia de la Asamblea Local.

[*] Recopilación de textos y documentación: A.C. Puertoguía

_______

Notas

[1]   La Cruz Roja es una institución humanitaria, de carácter internacional, que se fundó en Ginebra en 1863 por la iniciativa de un joven masón y de rica familia, llamado Henry Durant. En España se formó la primera asociación de la Cruz Roja un año más tarde, 1864, por un Real Decreto de Isabel II. Su organización, en nuestro país, corrió a cargo de un grupo de católicos, miembros de la orden de San Juan de Jerusalén, conocida como la de “los caballeros de Rodas” y más tarde como la “de Malta”.

[2]  Es una hipótesis personal que, de momento, no cuenta con más apoyo que el conocimiento de la existencia por aquellas fechas, -último cuarto del siglo XIX- residiendo en El Puerto, de varias personas militantes en la Orden del Santo Sepulcro, de similares características y fines que la de San Juan de Jerusalén, con lo que no habría sido  extraño que estos “caballeros” se adhiriesen a la iniciativa de aquellos otros.

[3]  Leoncio de Buergo, nacido en Madrid en 1868, era hijo de Francisco de Buergo y González de Campillo, caballero Gran Cruz de Isabel la Católica y nieto, por línea materna, de Don José Fernández de la Hoz, ministro de Gracia y Justicia y Presidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.Era licenciado en Derecho, alcalde de La Laguna (Tenerife) y presidente de la Cámara Agrícola. Caballero de la Noble Esclavitud de San Juan Evangelista y Gran  Placa de Honor y Mérito de la Cruz Roja.

[4]      Salvo que ocupase algún puesto de funcionario o en la administración de justicia, algo bastante improbable y de lo que no tenemos constancia.

[5]  Dato que figura en la genealogía de la familia Oraa Trujillo.( http://mdc.ulpgc.es/cgi-bin/showfile.exe?CISOROOT=/revhistoria&CISOPTR=427&filename=428.pdf, 1-junio-2018)

[6]   Este personaje, pariente mío por mi rama materna, en un grado lejano, patentó un procedimiento de envasado para conservar asépticas las gasas y los algodones usados en operaciones y enfermería.

[7]  Datos recopilados de diferentes ejemplares de la Revista Portuense de 1914 que se custodian en el Archivo Histórico Municipal de El Puerto de Santa María.

[8]    ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL. Revista Portuense del 24 de marzo de 1915

[9]  Tenemos la impresión de que el nombrado como primer director de los servicios médicos, José de la Portilla no dio la talla esperada, o no quiso o pudo responder a las expectativas que la población tenía depositadas en las prestaciones digamos ambulatorias y gratuitas en estos dos primeros años de existencia. Prueba de ellos es que, meses después, presentó la dimisión de su cargo, que le fue aceptada, sustituyéndole el doctor Don Luis Benítez.

[10] Queriendo la Junta rendir tributo de admiración a la ilustre dama, Micaela Aramburu, Viuda de Moreno de Mora, por su continuada y benefactora gestión hacia la ciudad y sus habitantes, pidió a la Asamblea Suprema le concediese la más alta distinción del benemérito instituto, recibiendo la respuesta de que dicha señora ya estaba en posesión de la Placa de Honor y Mérito, que era la mayor de las distinciones que concedía la Cruz Roja.

[11]  Teóricamente, ese número de socios les reportaría con sus cuotas unas 60 pesetas mensuales.

[12]  AHMEPSM. Datos recogidos en la Revista Portuense del 16 de marzo de 1916. 

[13] En 1912 fue designada representante local de la Delegación de la reina Victoria Eugenia para recaudar fondos  con motivo de la confección de una gigantesca bandera de España, de 70 metros, que figuraría en el acorazado “España”                                                                                                      

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