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En busca de las bodegas perdidas de El Puerto. Aproximación a su historia (I) #5.967

Cascos bodegueros en la calle San Francisco pertenecientes a la familia Febres | Finales del siglo XIX
Los mismos cascos bodegueros de la calle San Francisco, con las correspondientes reformas. En la actualidad pertenecientes a Bodegas Caballero | Fotografía: 27.07.2024  J.G.B.

Un grupo de investigadores locales miembros de la asociación Betilo lleva años escudriñando los archivos históricos públicos y privados, municipales y provinciales, cuales Indiana Jones sin látigo ni sombrero, para reconstruir la historia de las bodegas de El Puerto. Sus descubrimientos podrían usarse en el futuro Centro de Difusión de la Cultura del Vino Fino.

| Texto: Juan Gómez Benítez

En los tiempos recientes El Puerto de Santa María ha tenido dos siglos de oro que han configurado la fisonomía actual de la ciudad: el siglo XVIII, cuando los cargadores de Indias construyeron las bellas casas palacio que adornan nuestra ciudad, y el XIX, en el que los bodegueros edificaron sus hermosas bodegas catedrales, tan características de los vinos del marco del Jerez. Con el paso del tiempo y el declive de las actividades que las sustentaban, tanto las casas palacio como las bodegas se fueron degradando. Pero, mientras la aprobación y desarrollo del PEPRICHYE está permitiendo rehabilitar numerosas casas palacio cuya historia se cuenta en el recién creado Centro de Interpretación de los Cargadores de Indias, muchas de las bodegas, privadas del uso para el que fueron construidas, continúan en el más triste abandono y continua degradación.

Esta nótula, que contiene una transcripción parcial de la conferencia impartida por su autor en la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia el día 23 de mayo de 2024, presenta el estado actual y perspectivas de futuro de las investigaciones realizadas para la reconstrucción de la historia de las bodegas de El Puerto que conduzca a la elaboración de un catálogo de las bodegas de la ciudad.

Contexto histórico

Paradójicamente, el siglo XIX que tanta penuria e inestabilidad trajo a España, produjo un gran auge en el sector de los vinos de Jerez, debido a la confluencia de varios factores.

En primer lugar, la derrota definitiva de Napoleón en la batalla de Waterloo en 1815 y el final de las guerras napoleónicas que asolaron Europa condujo a la hegemonía del Reino Unido, gran consumidor de vinos de Jerez, y al aumento de la actividad comercial. Además, el sector de los vinos de Jerez se había liberalizado gracias a la supresión del gremio de Vinatería que hasta entonces había ejercido un control muy restrictivo y proteccionista sobre el sector bodeguero(1).

Numerosos indianos regresaron a la península

En segundo lugar, la independencia de los países que conformaban el imperio español, que comenzó con Argentina en 1816, provocó el regreso a España de numerosos españoles afincados en esos países con cuantiosos capitales que temían perder, conocidos como indianos. Al mismo tiempo, numerosos comerciantes afincados en Cádiz, por aquel entonces el centro del comercio con América, perdieron sus rutas comerciales y debían reorientar sus actividades. Muchos de ellos invirtieron en la adquisición de viñas y la construcción de bodegas, pues el negocio bodeguero era entonces una actividad muy lucrativa.

Botas en el patio de Bodegas de Mora

Pero a la hora de decidir donde establecer sus nuevas actividades, un buen número de ellos decidió hacerlo en El Puerto. Al mismo tiempo, para suministrar sus bodegas, estos bodegueros compraron viñas en los pagos más próximos a El Puerto, como Balbaína baja, Campix y Los Tercios. Algunos ejemplos ilustrativos de estos nuevos vinateros podrían ser Manuel Moreno de Mora, constructor de las bodegas de Mora, Antonio Ruiz Tagle que edificó la bodega San José y la de Campbell, Ramón García Gastón que construyó la actual bodega de Gutiérrez Colosía, y un largo etc.

Embarque de botas en los muelles de El Puerto | Óleo de Juan Lara.

Aunque no tenemos conocimiento de investigaciones sobre las causas de la elección de El Puerto, cabe pensar que esta elección podría estar basada en que El Puerto contase con puerto comercial donde realizar los embarques y en las facilidades de desplazamiento a El Puerto, pues casi todos ellos mantuvieron su residencia en Cádiz. En aquel tiempo el desplazamiento a Jerez, y no digamos a Sanlúcar, era largo, incómodo y a veces inseguro, dados los medios de transporte de la época. Sin embargo, el viaje a El Puerto en los modernos barcos a vapor que ya se empezaban a usar en aquella época era un viaje mucho más corto y cómodo

Las bodegas en El Puerto en el siglo XIX

La información más fiable sobre las bodegas instaladas en El Puerto y Jerez en el siglo XIX procede de las listas de extractores (exportadores) que se elaboraban en base a los datos de aduanas y se conservan en el Consejo Regulador de Jerez. Estas listas no presentan las bodegas de Sanlúcar.

Gráfico 1
Cuadro 1

En una reciente publicación se presentan los volúmenes exportados por elaboradores de estas dos ciudades entre los años 1823 y 1877 (Cuadro 1) (2). Se puede observar que entre los años 1823 y 1835 se produce un rápido incremento del volumen exportado por bodegas de El Puerto hasta llegar a igualar al de Jerez. Esta igualdad se mantiene hasta la década de los años 50, donde se produce una ralentización de la exportación de los vinos desde El Puerto y comienza un lento declive. No cabe duda que la construcción de la línea de ferrocarril desde Jerez a El Trocadero en Puerto Real, que se terminó en el año 1856, facilitó la exportación de las bodegas de Jerez y propició el declive de las de El Puerto.

Cuadro 2

En esta publicación también aparece el número de exportadores de las dos ciudades (Cuadro 2). Se puede observar que inicialmente había más extractores en El Puerto que en Jerez, aunque con una clara tendencia a la baja, hasta la década de los 50, a partir de la cual aumenta notoriamente los extractores en Jerez y disminuyen los de El Puerto.

Cuadro 3

Utilizando los datos de las listas de extractores se ha realizado la suma total de los volúmenes exportados desde El Puerto en el período 1830-1875 que permite conocer la importancia de cada uno de los exportadores. En el Cuadro 3 se presentan los 10 más importantes, todos ellos bodegueros muy importantes y reconocidos de aquella época, encabezado por Duff Gordon. Sorprende que el segundo lugar lo ocupe bodegas Harmony, cuya importancia ha quedado bastante relegada en la memoria bodeguera portuense, aunque se volverá a hablar de ella más adelante en este artículo.

Cuadro 4

Otra fuente de información sobre la actividad bodeguera en El Puerto en esa época la constituye la Guía Oficial de El Puerto de 1902 de Cárdenas Burgueto (3), donde se pueden encontrar el número e identidad de bodegueros, viticultores e industrias auxiliares (Cuadro 4). Se puede observar la extensísima relación de empresas relacionadas con el vino en una ciudad cuya población en aquella época no pasaría de 20.000 habitantes y comprender que El Puerto era una ciudad dedicada al vino y que no había una familia que de una u otra forma no tuviera a algún componente trabajando en el sector. Y entre ellas, la propia familia de quien esto escribe, tanto por parte de padre como de madre.

Edificios de bodegas existentes en El Puerto

En las investigaciones realizadas hasta ahora, se han identificado un total de 66 edificios de bodega, cuya ubicación se indica en el plano geométrico de Miguel Palacios Guillén de 1865 (Imagen 5). En esta imagen se reseñan las diferentes zonas bodegueras de nuestra ciudad: Campo de Guía, Ensanche Zona Norte, Zona Noroeste y Barrio Alto. Se indican también en el plano con diferentes colores el nivel de protección que el Peprichye otorga a cada bodega, así como las bodegas desaparecidas. Estas en su mayoría son de la tipología casa bodega, el tipo de bodega más humilde en que la bodega constituía parte de la vivienda del propietario. La descripción de algunas de las bodegas estudiadas hasta ahora se puede encontrar en la web de Betilo.

Cuadro 5

Pero desafortunadamente, los expedientes de construcción de un número considerable de bodegas no han podido ser localizadas en el archivo histórico municipal, entre ellas bodegas tan reconocidas como la Sagrada Familia en la avenida de la Estación, la bodega Tribuna de Terry en la avenida de Sanlúcar o la bodega Real en la calle Albareda. Atendiendo a estos antecedentes, se podría afirmar que el número de bodegas existentes en El Puerto a mediados del siglo XIX se aproximaría al centenar, por lo que El Puerto, conocida como la Ciudad de los Cien Palacios, podría también ser denominada como la Ciudad de las 100 Bodegas. 

Complejo bodeguero residencial Böhl de Faber-Osborne

El conjunto de bodegas del Campo de Guía ha sido muy bien estudiado y descrito (4). Pero el conjunto bodeguero constituido por la casa Böhl de Faber en la Calle La Palma frente a la calle Larga y las bodegas que tiene alrededor no ha sido suficientemente estudiado y caracterizado hasta el momento, a pesar del gran interés histórico y arquitectónico que presenta. Estas bodegas son: La Palma, La Honda, Los Cuarteles y Exportación, y junto con la casa palacio de Jacinto de Barrios, que también fue adquirido por la familia Osborne, constituye un conjunto bodeguero con una fisonomía muy particular: un conjunto bodeguero residencial en el que la vivienda del propietario y las bodegas comparten el mismo espacio urbano.

Complejo bodeguero residencial Böhl de Fabre-Osborne

Este complejo bodeguero residencial tenía originalmente su entrada principal por la calle La Palma, donde se encontraban también las oficinas en la residencia familiar, aunque en la actualidad la entrada principal es por la calle Fernán Caballero

Según se recoge en la obra “La Construcción de la Ciudad Bodega” del prestigioso arquitecto jerezano José Manuel Aladro Prieto, reconocido como el mayor especialista en arquitectura bodeguera de la zona (5), el conjunto bodeguero residencial “puede entenderse como la ampliación del modelo conceptual de la casa bodega en el que se construyeron sus nuevas bodegas junto a sus residencias o, en el proceso inverso, instalándose familiarmente junto al negocio adquirido o construido”. “La singularidad de estos complejos bodegueros radica en integrar en la manzana productiva, no la vivienda del director, al fin y al cabo, un eslabón del sistema productivo, sino la vivienda del propietario, del empresario burgués” “Por otro lado, las características propias del negocio vinatero exigían de la presencia continuada del directivo que llevaba aparejada la residencia habitual en la misma ciudad del negocio, lo cual llegó incluso a estipularse como obligatorio en las escrituras de constitución de las sociedades”. Este modelo de conjunto bodeguero es relativamente poco frecuente; de hecho, según este autor, en Jerez sólo existían dos complejos de este tipo: el de la Manzana Gordon-Ágreda en los alrededores de la calle Zaragoza y las bodegas Garvey próximo a  la calle Guadalete. A las razones esgrimidas por Aladro, también cabría añadir los inconvenientes que reporta el hecho de tener la casa junto al trabajo y mezclar la vida personal con la profesional, lo que podría haber desanimado a algunos bodegueros a utilizarlo.

En el libro “Duff Gordon y la fundación de Osborne” (6), publicado con ocasión del 250 aniversario de la fundación de Duff Gordon, se relatan en detalle la fundación de Duff Gordon y su posterior transformación en Osborne y los acontecimientos que permiten comprender la transformación de la vivienda familiar en este complejo bodeguero residencial. Además, este libro relata muchos acontecimientos ocurridos en El Puerto y en Cádiz desde mediados del siglo XVIII hasta el primer tercio del siglo XX que tuvieron mucha influencia en la historia local, regional y nacional.

La vivienda del Complejo Bodeguero Residencial

En lo relativo a la vivienda, Duff Gordon y Juan Nicolás Böhl de Faber, a la sazón su administrador gerente se trasladaron de Cádiz a El Puerto en el año 1822, instalándose Juan Nicolás en una bodega de la compañía. Por ello, escribió una carta a Juan Murphy en la que le comentaba que “Ya nos hallamos en este gran Puerto de Santa María, encima de nuestra bodegas”.

Thomas Osborne y Mann

Poco tiempo después, en el año 1825 Tomás Osborne Mann se casa con Aurora Böhl de Faber, la hija menor de Juan Nicolás y se trasladan a vivir a Cádiz, donde Tomás trabajaba con Guillermo Lonergan en una compañía de la que eran socios al 50 %. Pero, en el año 1836 falleció Juan Nicolás Böhl de Faber, por lo que Tomás y Aurora se debieron trasladar a la casa familiar en El Puerto para acompañar y cuidar a la madre de Aurora, Doña Francisca Javiera Ruiz de Larrea, más conocida como Frasquita Larrea. Ésta falleció poco tiempo después en el año 1838, pero su hija y Tomás debieron ya permanecer en la casa familiar hasta que en 1854 falleció Tomás Osborne Mann, quedando sus cinco hijos, tres mujeres y dos varones Tomás y Juan Nicolás con ella.

En el año 1860, su hijo Tomás Osborne Böhl de Faber se casó con Enriqueta Guezala Power, por lo que cabe suponer que se irían a vivir a la casa palacio de Jacinto Barrios, en la calle Fernán Caballero, que estaba a la espalda de la vivienda de sus padres, al menos hasta el año 1869 en que falleció su madre doña Aurora. No sabemos si Tomás Osborne Böhl de Faber volvió a la antigua residencia familiar en la calle La Palma, pero quien si vivió en esa vivienda fue su hijo Tomás Osborne Guezala, II Conde de Osborne. El hijo de éste, Ignacio Osborne Vázquez III Conde de Osborne, no habitó la casa cuando se casó, aunque sí lo hizo durante un tiempo su hermano Antonio Osborne Vázquez, quien la habitó durante un tiempo hasta los años 80 en que se trasladó a la finca El Cerrillo. Desde entonces la casa ha permanecido deshabitada.

Bodega de Exportación

El conjunto bodeguero Böhl de Faber-Osborne, conocido actualmente de forma conjunta como Bodegas de Exportación, fue construido entre los años 1853 (Bodega La Honda) y 1870 (Bodega de Exportación) alrededor de la vivienda familiar. Lo hizo cuando la familia Osborne se hizo con la propiedad de Duff Gordon y para dotar a la compañía de un conjunto de bodegas de crianza de vinos del que Duff Gordon carecía. Por tanto, un complejo bodeguero que comenzó con la casa del director, Juan Nicolás Böhl de Faber, evolucionó hasta convertirse en un complejo bodeguero residencial alrededor de la vivienda familiar de los nuevos propietarios, la familia Osborne.

Pero la construcción de estas bodegas implicó la compra de numerosas fincas donde se ubicaron las nuevas bodegas. Este fue un proceso largo y costoso que podría haber sido sustituido por la construcción de bodegas en otra ubicación de la ciudad o la compra de algunas de las bodegas recientemente construidas en el Campo de Guía a partir de 1829, y que muy probablemente por esas fechas podrían estar en venta. Por tanto, la decisión de la compra de fincas y la construcción de bodegas alrededor de la vivienda familiar indica una firme voluntad de hacerlo así.

Alzado de la Bodega de Exportación en su fachada a Fernán Caballero

Cabe comentar que los planos de los proyectos de las bodegas existentes en el archivo histórico municipal son de una calidad extraordinaria, a color con la técnica de aguada y con un grado de detalle sorprendente, tanto es así que parecen verdaderas obras de arte. Se podría conjeturar que esta decisión fue una forma en la que Tomás Osborne Böhl de Faber, nacido en España pero inglés de segunda generación y su madre Doña Aurora, ambos con doble nacionalidad española y británica, quisieron mostrar a la sociedad portuense su intención de permanecer en El Puerto y no ser una más de las familias vinateras extranjeras que tuvieron bodegas en El Puerto pero que no resistieron el paso del tiempo y abandonaron la ciudad (Campbell, Heald, Rudolph, Lacave, y tantos otros). Pero esto no deja de ser una conjetura que deberá ser comprobada. En cualquier caso, a la vista de que ocho generaciones después la empresa y la familia Osborne siguen en El Puerto, no cabe duda que la decisión inicial de D. Tomás y Dña. Aurora fue acertada.

(continuará)


NOTAS

(1 y 2) Javier Maldonado Rosso. La formación del capitalismo en el marco de Jerez. De la vitivinicultura tradicional a la agroindustria vinatera moderna (siglos XVIII y XIX), Madrid, Huerga y Fierro Editores. 1999
(3) Rafael Sánchez González. Introducción al estudio del urbanismo portuense. El ensanche de Campo de Guía (1928-1838)
(4) La construcción de la Ciudad Bodega: Arquitectura del vino y transformación urbana en Jerez de la Frontera en el siglo XIX. Tesis doctoral. Universidad de Sevilla. 2012.
(5) Carlos Cólogan Soriano. Duff Gordon y la Fundación de Osborne. (2022)

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