
Alfonso Carreto Ruiz, --Fito Carreto-- es un fotoperiodista que lleva trabajando más de 20 años para el Grupo Joly, empresa editora de Diario de Cádiz teniendo su base de operaciones en El Puerto aunque su ámbito de actuación se extiende a toda la Bahía de Cádiz y la comarca de Jerez. Con algunas incursiones mucho más lejos. Ha protagonizado diversas exposiciones, tanto individuales como colectivas, entre las que destacan la celebrada con motivo del V Aniversario de ’Cobertura Photo’, la exposición virtual ‘Fotografía Taurina’, o la celebrada para la Concejalía de Cultura del ayuntamiento de su Ciudad en el año 2000.

Algunas imágenes de la Exposición 'Mozos y Espadas' (Fito C.)
La penúltima una exposición auspiciada por Canal Sur, celebrada en Sevilla en los primeros meses de 2006, también de temática taurina, por título ’Mozos y Espadas’. En Creactiva, la feria de la creatividad y el diseño gráfico celebrada hace unos meses en Cádiz tuvo su propio espacio expositivo.

El 'Bribon' y un submarino. Al fondo la Playa de Santa Catalina. (Fito C.)
Entre sus trabajos destacan los de temática náutica, siendo reconocidas las fotografías cenitales realizadas desde el palo mayor de los barcos deportivos de la ’Semana Náutica Internacional’ que se celebra en aguas de la Bahía de Cádiz. Este año ha sido reconocido su trabajo por la Federación Andaluza de Vela. Ha realizado diversos reportajes para la Marina de Guerra española, y una variada temática de viajes.

Los conflictos de Astilleros. (Fito C.)
Sus fotografías sobre los conflictos laborales en Astilleros Españoles, han sido un fiel reflejo de la tensión vivida en el mundo de la construcción naval de la Bahía de Cádiz. Su primer trabajo “para la calle”, lo recuerdo con cariño, fue un reportaje del Castillo de San Marcos, para el Patronato Municipal de Turismo, el primer folleto turístico que se hizo de nuestro Bien de Interés Cultural, hace ahora... 25 años. Está casado con Bibiana Pérez, tiene dos hijos y vive entre pinos. Es, en el mejor sentido de la palabra, un hombre bueno.

El Presidente de las Cortes, José Bono y el Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a bordo del portaviones Príncipe de Asturias, en la Base Naval de Rota. (Fito C.)
Todos los que han sido noticia en El Puerto de Santa María, en la última generación, han sido igualmente inmortalizados por alguno de los objetivos y cámara de Carreto, desde el Rey -su padre, el Conde de Barcelona y su hijo, el príncipe Felipe- hasta el poeta universal Rafael Alberti, o el paso de los presidentes del gobierno por las poblaciones de la Bahía de Cádiz.

Estatua rota en el Paseo de la Victoria. (Fito C.)
«Entre el éxito y el fracaso, libertad e impotencia. La historia diaria produce acidez y energía a partes iguales. Dulce melancolía. Nada hay tan cruel como el tiempo. Pocas cosas ofrecen tanta satisfacción como el amor a la vida. Entre el día y la noche, luz artificial y tinieblas en la palabra. El oficio de relatar los pespuntes del mundo revoleado no está pagado. Las respuestas ya no están en el viento, por muy loco que sea el viento, sino la memoria. Nunca gana la indiferencia en este viejo pero siempre joven modo de vida".

El Vapor, ante la desaparecida lonja del pescado de 'La Otra Banda'. (Fito C.)
"Cada día, el sol sale para todos y la luna juega al escondite y quiebra los espejos de la mentira. Los recuerdos caducan a velocidad de vértigo. En este oficio, el futuro siempre está por venir, y el pasado vale lo mismo que un periódico de ayer. Ayer ya es historia. Hoy siempre es diferente. Ahí radica la belleza de este oficio. Todos los días sale el sol por un costado impredecible. ¿Qué pasará? Fito pone cara de póker al caos ordenado y mira de frente, con su particular código de honor, nunca de reojo. Los reporteros gráficos parecen invisibles. Y se parecen a los álbumes de cromos infinitos, insaciables. Algunos lo son, pero insensibles, ninguno de ellos. Fito es radicalmente muy suyo. Impar y eternamente joven, como su otro yo.

Figurantes en la sala 'Mucho Teatro'. (Fito C.)
Inconformista y autocrítico, como se hizo a si mismo el día que decidió meterse en el lío más hermoso que existe, el túnel del tiempo congelado que nunca encuentra el fin. Al fin y al cabo, Fito y sus circunstancias.» Enrique Alcina. Periodista.
FITO CARRETO, LA FITONOCIA.
«El juego de palabras es fácil, pero parece cosa del destino. Decir Fito, a secas, en El Puerto, es decir Fito, con mayúsculas. Alfonso Carreto, Fito, ha sido, y es junto con Rafael Pérez, Rafa (Q.E.P.D.), el máximo representante del fotoperiodismo en la ciudad durante el siglo XX. Fito es, además, pese a su juventud, un profesional que ha conocido los últimos momentos de la Prensa que usaba el plomo y las linotipias y los primeros momentos de la tecnología digital.

La venencia, entrando en la bota, rompiendo la flor del vino. (Fito C.)
La película Vacaciones en Roma inmortalizó la imagen de los periodistas subidos a una Vespa a la caza de noticias. Fue también durante unas vacaciones de verano, las del 86, en El Puerto, cuando tuve la primera ocasión de coincidir profesionalmente con Fito, aunque la suya era una Lambretta de color amarillo. En ella recorría las calles a una velocidad de vértigo, casi suicida, haciendo malabarismos con el pesado equipo colgado al hombreo. Eran los tiempos del sobre, el famoso sobre que los corresponsales, como nosotros, entregábamos al autobús de los Comes para que levase la foto y los folios con las noticias, hasta el Diario de Cádiz. Ni que decir tiene que en más de una vez hubo tortazos, sobres por los suelos y autobuses perdidos porque los periodistas, fotógrafos y plumillas, tenemos la mala costumbre de ser un tanto informales y llegar casi siempre tarde a nuestras citas.

De mantilla ante el Sagrario de Plata. (Fito C.)
En aquellos tiempos de cambios constantes y compañeros entrañables e inolvidables con Diego Mora o Agustín Merello, Fito nos enseñaba, cada día, que detrás de cada foto, grande o pequeña, hay siempre una historia. Y después de cada revelado, a la hora de elegir las fotos para la edición diaria, siempre había una especie de debate que acababa en una clase práctica de periodismo fotográfico, aprendiendo cada día de él. Ho lo sigue haciendo. No entiendo un pepino de fotografía, pero, a fuerza del trabajo diario, creo que se distinguir cuando una foto comunica algo y cuando nos deja indiferentes.

Funeral en la playa de Santa Catalina... por las pateras. (Fito C.)
“Pintad una sola foto, muy grande”, suele decir Fito a menudo a sus compañeros incluso después de haber estado horas y horas siguiendo una noticia y haber tirado seis carretes. Creo que esa es la mejor forma de definir la fotografía de Fito, la ‘fitografía’. Resumir toda una sucesión de hechos, un estado de ánimo o una historia en una décima de segundo, en un instante congelado de tiempo, es la tarea más difícil y sólo algunos, como Fito, lo consiguen.

Voltereta en la arena. (Fito C.)
Muchos podrán pensar que digo todo esto por que, antes que compañero, Fito es mi amigo con letras mayúsculas, como las que firman sus fotos. Y es cierto. Otra de sus virtudes es la de saber estar en todo momento. Lejos de la imagen estereotipada del fotógrafo de Prensa sin escrúpulos, insensible, frío y mercenario, nos encontramos con todo lo contrario. Fito se hace querer y no creo que haya un solo rincón en El Puerto donde no sea conocido y estimado. Porque si se quiere mostrar el lado humano de una historia en una fotografía, como él lo hace, debe haber siempre una gran persona detrás de una gran profesional. Y Fito es mejor persona que fotógrafo, de eso pueden estar seguros.» Rafael Navas. Director de Diario de Cádiz.

Con su padre, Alfonso Carreto Martín-Arroyo, en la inauguración de la Exposición 'Mozos y Espadas' presentada en la sede central de Canal Sur Radio en Sevilla el año 2006. (Foto J.M.M.)












Mar Vázquez Parra es de las porteñas que nacieron en la Clínica del Dr. Frontela, allá por el cruce del Oasis, el 7 de enero de 1983, empero, siempre ha vivido en la calle Micaela Aramburu. Cuando lean su historia, comprenderán que no puede tener un nombre más marinero, pues todo en su vida le ha venido desde el mar o vinculado a éste. Sus padres llegaron a El Puerto muy pequeños: José Manuel Vázquez Caamaño -Pepe el Gallego- aunque es natural de Mantoño (una aldea de Porto Sin, La Coruña), llegó a nuestra Ciudad al año y medio de nacer. Su madre, Dolores Parra, la trajeron sus padres a El Puerto con dos años y medio, pues es natural de la localidad pacense de Higuera la Real. En fin, que ambos son porteños desde pequeñitos. Mar es aficionada a escribir, a la Semana Santa, es pregonera, le gustan los Toros y tiene muchos y muy buenos amigos, entre los que destaca a Sergio Cíes del Pino, José Barba y, sobre todo, a Jesús Ramírez.
El abuelo paterno de Mar, navegaba en su Galicia natal en una “Dorna” y su abuela iba con el pescado a la lonja de Porto Sin a verderlo. Lo curioso es que lo hacía con el padre de Mar en brazos y la cesta de pescado en la cabeza. Dicha costumbre la mantuvo a su llegada a El Puerto y, a día de hoy, todavía le recuerdan a Mar aquella curiosidad. El padre de Mar, ha pasado muy buenos ratos en el desaparecido Bar La Lucha, lugar de pescadores que hoy solo conserva el estanco, donde era habitual verlo junto a Joselete. Ambos degustaban el “pescaíto frito” con el que les agasajaba Carmela. Pepe “el Gallego” ve pasar la vida desde su jubilosa jubilación en el Bar Número 2, también de la calle Micaela Aramburu. (Foto: C. Alonso. La Dorna: si hubiese que definir la característica principal de las dornas, la simplicidad sería la más apropiada. "La Dorna es la única embarcación de origen nórdico existente en el Sur de Europa, posiblemente un recuerdo de las incursiones de los "vikingos" a las aldeas costeras de Galicia. El pescador gallego de hace muchos siglos, hay datos para pensar que anterior al siglo XII, supo adaptar este "regalo" de la tecnología nórdica a sus intereses, creando una embarcación difícil de superar en su funcionalidad, facilidad constructiva y economía de materiales, y hasta nuestros tiempos nos ha llegado con lo que parecen ser variaciones mínimas").
Mar Vázquez guarda muy buenos recuerdos de su etapa escolar, comenzando por las Siervas (en la calle Fernán Caballero), continuando con las Esclavas. Allí conoce a los profesores Emilio Sánchez Prieto, Antonio González, Tini, Pepi o Juan Carlos García Moreno, entre otros, de los que guarda un recuerdo imborrable. Concluye su etapa estudiantil en nuestra Ciudad en el veterano Instituto de Santo Domingo: su profesor y entonces director Emilio Flor, marcó una huella importante en su aprendizaje. Su vida universitaria la ha enfocado, desde la Universidad de Cádiz, cursando la carrera de Filología Árabe, estando actualmente en el último curso.
La Hermandad el Nazareno es tradicionalmente la de los marineros. Mar Vázquez se encuentra muy vinculada a la misma, ligazón que le viene de lejos pues, tal y como afirma nuestra protagonista: «Al llegar a El Puerto, mis abuelas fueron a la Prioral a visitar al Santísimo. Querían agradecerle el viaje tan bueno que habían realizado, y, al mismo tiempo, pedirle que todo les fuese bien porque habían dejado muchísimas cosas en sus respectivas tierras de origen. Algo curioso, ya que las dos contaban lo mismo, pero ellas no se conocieron hasta el día de la boda de mis padres. A raíz de entonces, mi padre siempre fue muy devoto del Cristo del Amor y del Nazareno, mientras mi madre y mi tía no lo eran menos, de ahí que las 'Madrugás' sean tan especiales en mi casa» -continúa Mar- «Un día, tras haber hecho la Comunión, llegué a mi casa con la esperanza de ver a mi padre. Hacía un temporal bestial, así que, cuando estaba allí, fui a su despacho a verle. Él me dijo que fuese a mi habitación y dejara los libros. Al pasar, contemplé mi escudo de Hermandad, mi papeleta de sitio, un donativo para las flores de la Virgen con mi nombre, un itinerario y mi cordón.» prosigue Mar: «En la actualidad, soy consiliaria de RRPP para la prensa. Además, participo activamente en el Grupo Joven e Infantil".
Pero no todo es Semana Santa en la vida de nuestra amiga. El mundo del toreo le circula con intensidad por la corriente sanguínea. Gran aficionada a la tauromaquia, esta porteña recuerda que fue su abuelo materno, antiguo carpintero que tenía su taller junto a la Venta Millán, el responsable final de dicha afición. Así que, todos los años se encuentra expectante ante la presentación de los carteles de la Plaza Real y por supuesto, se saca su abono, deseando ver a Morante de la Puebla pisar el albero de nuestra plaza y acaso tener la ocasión de escribir sobre él en alguna de sus intervenciones líricas y poéticas. ¿Es esto un mensaje a la empresa concesionaria del coso taurino porteño?
Tomás Ramírez Moreno nació en la calle San Sebastián, número 1, el 19 de noviembre de 1957. Presidió durante dos mandatos la Junta de Personal funcionario del Ayuntamiento (1987-1995), a cuya plantilla pertenece en su calidad de guardia forestal y hoy policía municipal, con el número de placa 128. Tomás está casado con Teresa Carrasco y tienen dos hijos de 26 y 15 años. Vive en el campo, en Bella Bahía. Ha practicado senderismo, kárate, equitación, pintura, por lo que no queda duda de que es un hombre polifacético siendo los toros su principal afición, llegando a ser alguacilillo de la Plaza Real. En la actualidad estudia la carrera universitaria de Ciencias Políticas por la UNED. Todavía Tomás no ha dicho la última palabra.
De izquierda a derecha, Juan Rincón, Adan, Tomás Ramírez, Jesús Ojeda, Nieto y Jaciento Pecci, en 'los patios de abajo' que existían en La Salle.
La calle de la Rosa, una de las que daban acceso al Colegio de La Salle, todavía sin asfaltar con el colegio funcionando, a mediados de la década de los sesenta del siglo pasado. Al fondo a la derecha podemos observar el Colegio del Hospitalito (Foto Archivo Municipal).
De izquierda a derecha, en la fila de arriba: Eugenio Carmona, Tomás Ramírez, Macías (profesor del curso) detrás Antonio Caraballo, Delegado de la Juventud del Movimiento, en el centro, el desaparecido farmacéutico Antonio Benjumeda, a la sazón concejal del Ayuntamiento; desconocido; Antonio Orihuela, Juan Jiménez, Francisco Delagado, Rafael Jiménez; Benito, bombero de la Base Naval de Rota; abajo, agachados de izquierda a derecha: Joaquin Travieso, compañero del IMUCONA, Calvario, Evelio Peluffo Rojas, hermano de Mario, el que fue concejal de Policía Local con el PCE y por último el Jerezano. La foto corresponde a la clausura del Curso de PPO de Pintura y Decoración 1975/76. (Foto Rafa.)
Tomás empezó a trabajar muy pronto, primero como ayudante de Mancebo, en la Farmacia de Enrique García Máiquez; mas tarde como dependiente en la tienda de tejidos de Arturo Garrido en la calle Larga y luego, tras realizar un Curso de PPO de pintor decorador estuvo establecido por su cuenta. En 1982 hace oposiciones en el Ayuntamiento para el Area de Medio Ambiente y obtiene la plaza de Auxiliar de la Policía Local, pasando luego a ser Agente Forestal, siendo en la Actualidad Policía Local.
Sus inquietudes políticas despiertan muy pronto en él, cuando Rafael Alberti llegó a El Puerto y dio aquel famoso mitin en la Plaza de Toros, el formaba parte del servicio de orden en la concentración, en la que conoce al poeta; se anima y se hace militante comunista. Se van duplicando las militancias pues se apunta a la Unión Sindical de la Policía Municipal (USPM) sindicato corporativo de la Policía Local, organización que en el congreso de integración acuerdo pasarse en bloque a CCOO, aunque él se decanta por la UGT. Mas tarde, y de acuerdo con los principios que imperaban entre el sindicato y el PSOE, se hace militante del PSOE, donde continúa.
En ese sindicato, la Unión General de Trabajadores, se presenta segundo de la lista en 1983. En 1987 encabeza la candidatura siendo la lista más votada y ostentado la presidencia de la Junta de Personal funcionario del Ayuntamiento, cargo que revalida en 1991. Descansa durante un periodo de cuatro años y vuelve en 1999, continuando desde la fecha como vocal de dicho sindicato en el órgano de representación sindical municipal.
En 1984 se crea el que fuera controvertido IMUCONA (Instituto Municipal para la Conservación de la Naturaleza), organismo autónomo de la administración municipal. Dicha institución, que ha tenido a lo largo de su historia un gerente de ida y vuelta -Antonio Caraballo- y dos interionos Juan Carlos Neva e Isabel Mochales le traen recuerdos a Tomás: «la época de Neva, en la que colaboraba también el técnico municipal Antonio Abad, fue de las mas felices en el Area de Medio Ambiente, donde la comunicación y fluidez del trato entre los trabajadores y jefes nunca mas se volvió a repetir» De hecho por enfrentarse a su jefe de ida y vuelta ha vivido alguna represalia en su puesto de trabajo, pero mantiene que «a la verdad no hay que tenerle miedo, por lo que siempre me he mantenido en mi sitio».
Una de las aficiones que mas pellizco le producen a Ramírez es al mundo de la Fiesta de los Toros. El afirma que «Si quieren hacerme feliz para el resto de mi vida, que me hagan conserje de la Plaza de Toros». Llegó a ser alguacilillo de la Plaza durante las temporadas de 2004 a 2006. E incluso, muchísimo antes, ya demostró su atrevimiento y afición toreando de pequeño en capeas y tentaderos, con el sobrenombre del “Aspirinita”, en alusión a su etapa de mancebo de farmacia. Pero su madre -¿que madre quiere que su hijo sea torero?- le rompía los trastos de matar que escondía Tomás por todos los rincones de su casa. Recuerda que la afición al arte de Cúchares le viene desde que, sentado en la casapuerta de su casa de San Sebastián esquina con Santa Lucía, veía pasar los toreros que hacían el paseíllo desde el Hostal Loreto hasta la Plaza, en compañía de su abuela: «la que me metió la afición en el cuerpo. Mi abuela, que tiraba mucho de los refranes, me decía: “el que por su gusto se traga un hueso, satisfacción siente en el pescuezo”, dado que de pequeño siempre sacrificaba cualquier actividad por mi afición taurina». Tomás ha recordado, a lo largo del café que hemos tomado desgranando estos recuerdos a su abuela Concha -Concepción López García-, de quien además resalta que era una persona con una gran sabiduría popular: a cualquier situación le aplicaba el refrán adecuado. Y sabía muchos. Tomás se recordaba a si mismo uno cuando, en una comida reciente, salía a fumar: a la puerta de la calle: "El que tiene un vicio, si no mea en la puerta, mea en el quicio". (Foto Juan).
Tomás, recibiendo, en una capea.
"Los Toruños" Óleo sobre tabla. 48x32 cms. Original de Tomás Ramírez Moreno.
Tomás, polifacético él ha estado durante cinco años recibiendo clases de pintura de Luis Ortega en la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia, y en la actualidad pertenece al Grupo Magenta. Desarrolla su actividad pictórica pintando tanto al aire libre como en estudio, tocando la temática taurina y paisajista, especialmente.