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182. CHAMACO. El marinero que vino de Jerez.

chamaco11_puertosantamariaRafael Romero Arana, “Chamaco”, nació en Jerez el 2 de febrero de 1933 y pasó a mejor vida a finales de octubre del pasado año, a la edad de 75 años. Desde muy joven estuvo embarcado en pesqueros con base en nuestra Ciudad: entre otros el “Nuevo Moruno”, “Marichea”, “Danubio Azul” todos propiedad de Fracisco Perles Martínez, conocido como Paquito Marichea o El Follalata, casado con Julia Huertas de la Tonelería donde estaba el taller de Fosco Valimaña Lechuga. También navegó en los barcos pesqueros de los hermanos Juan, Jaime y Guillermo Roselló Castell: “Juan y Ángeles”, “Jaime y Angelita” y “Matilde Castell”. De los hermanos, con quien mejor se llevaba era con Jaime que se dedicaba a arranchar los barcos de la empresa y que, además, daba los correspondientes anticipos antes de salir para la mar, a los marineros. (Fotografía: Carlos Pumar Algaba).

En los último años se le veía con bastante frecuencia, como a muchos marineros ya jubilados, por el Mercado de Abastos, como también es el caso de El Gato, Juan Barcia Ramírez de quien en breve colocaremos una nótula en Gente del Puerto. Sus valedores en la Plaza de Abastos fueron Paquiqui,  Luis Achicoria, Miguel Cabo Reyes, los hijos de Genaro y los pescaderos, que de todos recibía siempre pescados, frutas y hortalizas que él preparaba en la casa donde vivió los últimos años de su vida. Su prestamista fue Luis Achicoria padre, con quien Rafael cumplía todos los meses cuando cobraba la pensión, lo que le permitía tener siempre las puertas abiertas. Antes de tener casa, Chamaco, solía dormir en su etapa en activo en los barcos e, incluso, en los cuartos de redes de la Pescadería. (La fotografía de Chamaco ha sido conseguida por Antonio Carbonell, a través de Cabo Reyes, de una vecina).

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La 'residencia' de Chamaco, una chabola en la antigua Lonja Pesquera, hoy convertida en aparcamiento. (Foto: Colección Antonio Leveque).

Chamaco fue declarado pensionista con apenas 40 años, por enfermedad y estuvo cobrando desde entonces “una paguita corta” como él solía decir: padecía una tuberculosis, por su mala vida, que arrastró durante muchos años. Dormía dentro de la Lonja de pescados de esta margen derecha, en una de las casetas que habían dejada los exportadores en la parte alta cuando pasaron a la otra banda, es decir a la otra lonja, frente al muelle del Vapor, también desaparecida en esta la actividad a finales de 2006 y derribada en 2007.   Allí estuvo vivaqueando durante muchos años Chamaco, aseándose en los grifos de agua fría, lo que no hizo sino acrecentar su enfermedad, frente al desaparecido Restaurante Guadalete. La ambulancia, recuerdan los paseantes y vecinos, entraba y salía frecuentemente de la antigua Lonja a recoger a Chamaco a quien dieron por muerto muchas veces.

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La antigua Lonja del Pescado, vista desde la azotea del Bar La Lucha, antigua Aduana, antes de construirse las viviendas de La Pescadería. (Foto: Colección A.L.)

Habitó aquellos espacios hasta hacía poco marineros, cuando por fin la Autoridad Portuaria decidió hacer obras en 1980  y ceder el espacio para locales de copas y de ropas, aunque hoy está casi todo cerrado. Eso haría que Chamaco se buscase nuevos paradaderos, nuevos caladeros donde guarecerse de la propia vida que le había tocado vivir. Se fue a vivir a una casa del Barrio Alto, en el número 8 de la calle de la Arena (Arzobispo Bizarrón), en una habitación alquilada; la vecindad le echaba una mano. Poco antes de su fallecimiento un taxista, Jesús Utrera Aguilera, lo vio por la calle Ganados arriba… De la tuberculosis no llegó a morir: a pesar de todo se recuperó, si bien su mala vida anterior le hizo llevar un bastón los últimos años de su existencia, por problemas vasculares en las piernas. Momentos antes de fallecer sufrió un desvanecimiento en la tienda de frutas de Genaro, en la Placilla, cuyo hijo “El Lati”, aparece con nótula propia en Gente del Puerto.

chamaco_puertosantamariaA su muerte, su único hermano fue avisado y vino desde Jerez a arreglar los papeles y hacerle la postrera compañía. Los últimos años de su vida no probó el alcohol. A pesar de sus momentos sobrados de ingesta vínica, jamás se metió con nadie -a lo sumo te ofrecía una conversación inconexa que asustaba al no avisado- y cuando estaba sobrio se comportaba de manera exuisita. Iremos incluyendo algunas anécdotas de tan peculiar personaje que esperamos en los comentarios. (Chamaco, poco antes de fallecer).

DUELO A PISTOLA... SIMULADO.

Un día Javier Tosar, que tiene nótula propia en Gente del Puerto,  al estilo de las mejores películas del Oeste, pegó su frente con la de Chamaco en plena calle Luna. Aquella situación surrealista, con toda la calle Luna llena de gente y desde una distancia de mas de veinte metros, acercándose los dos poco a poco, lentamente... Chamaco simulaba con pistolas y cuando llego a Javier, este pegó su cabeza con la de él evitando que Chamaco cayera al suelo. Una de sus ingestas vínicas mas sonadas. Cuentan los testigos que la escena de frente contra frente duro bastantes minutos... (La ilustración muestra el cartel de la película OK Korral, que tanto le gustaba recordar a Chamaco).

lameridiana_puertosantamariaAntonio Carbonell López, Secretario General que ha sido de la Cofradía de Pescadores hasta la desaparición de ésta, tenía una sección en Diario de Cádiz de nombre “La Meridiana” que alternaba con otros compañeros en dicho medio. De las más de 100 que escribiera, traemos a colación ésta dedicada a un marinero sanluqueño, Morgan, que, como Chamaco, desenfundaba unas imaginarias pistolas en un duelo igualmente imaginario, en sus correrías por el Bar La Lucha. Eran íntimos amigos y, además navegaron juntos algunos años. Esta Meridiana salió publicada el 4 de marzo de 2001.

041103_western"El pasado martes tuve la oportunidad de saludar a “Topillo”, embajador de la ciudad de la manzanilla en la Bahía de Cádiz, y me comentó que estaba gestionando la documentación necesaria para la jubilación de su compañero Antonio Ancela Reyes. En la grata conversación no dudé en preguntarle por la familia del pescador y recibí una inmensa alegría al saber que el hermano del mismo, “Morgan”, aún vivía y que estaba jubilado. En esos momentos comencé a recordar días ya lejanos pero de importante significación.
Iniciados los años 70, los distintos puertos del litoral gaditano acogían el regreso de miles de pescadores que después de realizar mareas de 50 días en los caladeros del sur de Marruecos y del Sahara se disponían a descargar las capturas obtenidas. Los puertos de Algeciras y de El Puerto de Santa María contaban también con pescadores de otras localidades puesto que sus flotas eran las más numerosas por aquel entonces. En el transcurso de las faenas de arribadas y antes de la vuelta a sus hogares recibían a pie de muelle los saludos y abrazos de amigos y familiares y compartían con gran entusiasmo las vicisitudes que habían tenido lugar en el viaje.
Posiblemente quien mejor transmitía su alegría de estar nuevamente en puerto era “Morgan”. Aprovechaba cualquier corrillo para escenificar una interpretación del hombre que a través de las pistolas imponía la ley en el viejo oeste. Era todo un espectáculo, no necesitaba ningún aliciente para salir airoso de su representación, tan solo la acogida calurosa de sus compañeros. En alguna ocasión la función se interrumpía momentáneamente por la inesperada presencia del patrón que le demandaba  el cumplimiento de sus faenas en el barco. Pero “Morgan” ya estaba tan metido en su papel que era imposible hacerle cambiar de actitud.
A veces coincidía con su hermano Antonio en El Puerto y actuaban  para  la marinería y los trabajadores de las empresas auxiliares. Antonio toreaba de salón emulando al diestro de Ronda, de ahí que sea conocido por el apodo de “Ordóñez”, y “Morgan” imitaba al legendario personaje del oeste dando muestras de destreza y rapidez desenfundando las imaginarias pistolas. Finalizada la actuación daban gracias a su madre a la que llamaban cariñosamente “Carmen Sevilla”. Estaban tan inmersos en sus personajes que hasta se olvidaban de sus nombres y apellidos.
El bueno de José Ancela Reyes, “Morgan”,  vive actualmente en el barrio alto de Sanlucar con el cariño tan solo de los suyos,  con una pensión que no alcanza las 70.000 pesetas después de mas de 40 años de embarque y no baja al muelle de Bonanza. Su hermano posiblemente percibirá menos incluso por su jubilación.
La misma situación de los hermanos Ancela Reyes las padecen muchos pescadores que con resignación reciben raquíticas pensiones. Ojalá en un futuro próximo queden equiparados al resto de los trabajadores nacionales aunque para ello sea necesario erradicar el más que obsoleto sistema tradicional “a la parte”,  que es el que imposibilita que coticen a salario real en la seguridad social al no existir un marco de relaciones laborales por convenios colectivos
».  Antonio Carbonell López.

8 comentarios en “182. CHAMACO. El marinero que vino de Jerez.

  1. MajaraDG

    Crecí en la calle Cruces nº36, en el Barrio Alto, Chamaco vivía en el nº8 de la calle Arena. Al final de una casa de vecinos, en el piso de arriba. Pasó sus últimos años en una pequeña casa muy vieja y sucia. Bebía con frecuencia como dice la nótula, pero quiero destacar que estuve más de 10 años viéndole a diario. Era super cariñoso con todo los niños que parábamos en el zaguán de dicha casa. Años y años, veranos e inviernos...era una persona compleja, con un pasado difícil. La bebida fue su compañera y eso le llevó a meterse en algunos problemas, pero puedo decir que era una persona entrañable a la que era fácil cogerle cariño.

    Para mí siempre será un personaje cercano a la ficción, me encantaba escuchar sus aventuras sobre la mar, la historia de de su tatuaje (se lo hizo en una borrachera con amigos) en el que jamás olvidaré que ponía "olé gachí doña urraca", sus mil aventuras...era imposible saber lo que nos contaría o por donde nos iba a salir. Era un hombre con bastante sentido del humor, se tomaba la vida como una broma. Como buen majara porteño, era un pícaro al que no le quedaba otra alternativa que vivir en un mundo que no le complacía como lo hizo la mar.

    Recuerdo como pasábamos horas escuchándole. Cuando enfermó, le ayudabamos con las bolsas de la compra. Las subíamos a su casa, recuerdo que era muy agradecido. Nos "obligaba" a cogerle algo de dinero, siempre nos daba unas monedas en agradecimiento (luego las gastabamos en pipas, helados, chucherías...todo un botín gracias al gran Chamaco).

    Le recuerdo sentado en su silla sonriendo, tomando el fresco de la mañana. Con su melena cana mojada al aire. Esnifando tabaco en un holluelo que hacía entre el dedo pulgar y el dedo índice, como hacían los marineros en alta mar. Con sus manías de colgar cordeles en el salón de su casa como si de un barco se tratase, lleno de "jarcias" de las que pendían chorizos, guindillas, ajos, ropa...como colgaban de los cabos de los marineros en sus barcos. Recuerdo perfectamente que murió un 18 de Octubre, nos dejó el Lele, pero nunca le olvidarán los niños perdidos de su barrio. Grande Chamaco. Diferente. Yo no puedo decir otra cosa, era una persona peculiar para lo bueno y para lo malo. A mí solo me dejó buenos recuerdos. Me gusta recordarle como otro incomprendido más del barrio alto. Un abrazo Lele, marinero en tierra.

  2. ACL

    Chamaco era muy dado a las escenas surrealistas. No creo que ninguna otra pueda equipararse a la que relata. Sin que ello signifique que dude del relato. Lo que ocurre es que en una zona poco concurrida y sobre todo oscura no me imagino a ‘Chamaco’ que precisamente siempre buscaba notoriedad. Profesionalmente me relacioné con Rafael Romero Arana, conocido por ‘Chamaco’, desde finales de los años 60 y me lo encontré desde aquel entonces en bastantes ocasiones en situaciones de extrema embriaguez, pero jamás lo vi que portara un machete o navaja grande, solamente desenfundaba unas imaginarias pistolas en un duelo igualmente imaginario. Un poco pesado y cansino con su famosa divagación, pero inofensivo. En su corta pero dilatada vida profesional, que aparecen en su libreta de inscripción marítima y antecedentes obrantes como trabajador en el Régimen Especial del Mar no consta que fuera un personaje violento, en absoluto. Todo lo contario, muy eficiente en sus quehaceres profesionales y buen compañero. Incluso, me permito comentar que no constaba que tuviera antecedentes penales y que jamás las fuerzas de seguridad, policía y guardia civil solicitaron información sobre ‘Chamaco’ a las organizaciones y entidades pesqueras de la época.

    Por lo tanto, cabe también la posibilidad sea que fuera otra persona con idéntico parecido. Sin ir más lejos, el caso del porteño Ricardi Robles fue fundamentalmente condenado por el testimonio que aportó una de las victimas. Sobre esto último, relató la joven en el juicio, no tenía duda ya que su mirada "era muy característica por estar distorsionada por un defecto congénito". De modo textual dijo que tenía "un ojo a la virulé". Y efectivamente, Ricardi padece un estrabismo severo. Pero, como cuenta el bueno de Ricardi, llego a consumir drogas, pero jamás hizo daño a nadie…

  3. Manuel

    Cuando yo era pequeño, tenía 13 años, este señor que tan noble persona lo pintan, me hizo pasar el peor rato de mi vida.
    Un viernes por la noche en la feria, en una zona oscura y poco concurrida observé como este tipejo iba soltando esa retahila incomprensible que tan bien se describe en el blog. De repente, de un lado de su pantalón sacó un machete de unos 30 centimetros y vino hacia mi amenazandome de muerte con la punta hacia a mi pecho. Me tuvo lo menos 10 interminables minutos acorralado contra unos coches, diciendo idioteces y paseando ese filo alrededor de mi cabeza, hasta que se hartó y se marchó.
    Estuve llorando en el suelo durante media hora, una pareja amablemente me acompañó a una caseta del real hasta que me calmé.
    Me enteré al día siguiente que el "pintoresco y noble" personaje estuvo amenazando a más gente durante esa noche, hasta que le cojieron y le quitaron el machete.
    Tengo 37 años y nunca he olvidado la cara de loco imprevisible, mientras movía ese machete o navaja grande a aspavientos sin saber si me lo iba a clavar o no.

  4. rafael

    Tengo anecdotas de chamaco,fuy vecino de el en calle Arzoispo Bizarron nº8 mas conocida como (casa larga) donde viven y vivieron mas personajes como: PANETE, LOS DEL CIRCO, EL SEVILLANO, EL CHOCOLATE(SOTO),EL URTAIN ETC. ETC...una de las primeras cosas que hacia por la mañana, sea invierno o verano, era meter la cabeza debajo de un grifo que hay en el patio. Solia cantar por fandangos inventandose las letras tal como las iba cantando.

    REDACCION ha escrito: Son bienvenidas tanto las anécdotas como una posible aproximación a los personajes que nos dices. Si tienes más información podemos contactar. Saludos.

  5. morgan

    Es seudónimo de un apelativo cariñoso. Precisamente se refieren también a él en esta nótula.

  6. morgan

    Estando su Alteza Real El Príncipe de Asturias, Don Felipe de Borbón y Grecia y un amigo una tarde de verano en el Restaurante Guadalete, comiendo caballas con fideos, que había preparado con mucho esmero para la ocasión Eugenio Espinosa Palacios, apareció ‘Chamaco’ acompañado de su fiel ‘ordóñez’, un perro color canelo, quién pudieron evitar a la escolta de S.A.R. para llegar hasta el mostrador y solicitár como de costumbre a, ‘Rafaelito’, el camarero la consiguiente invitación.

    ‘Chamaco’, no entendiendo los gestos de ‘Rafaelito’, que trataba de todas las maneras que saliera del restaurante, donde solamente se encontraba El Príncipe su acompañante y la escolta, no se le ocurrió otra cosa que lanzar una retahíla de frases alusivas entre ellas al propio repertorio de cachondeo y guasa que utilizaba cuando no atendían su petición.

    Aquello llevó consigo la pronta reacción de la escolta del Principe y la salida apresurada de ‘Rafaelito’ que se encontraba detrás del mostrador, gritando que por favor no le hicieran nada que ese hombre estaba mal de la cabeza.

    Aquella escena surrealista jamás imaginada, la de ‘Chamaco’ su perro ‘ordóñez’ y la reacción propia de ‘Rafaelito’ el camarero provocó las consiguientes risotadas del Príncipe y las de su amigo. Pero, Rafael Romero Arana, ‘Chamaco’, cliente asiduo y ‘vecino’ del Restaurante Guadalete consiguió aquella tarde de verano su propósito y además por invitación Real.

  7. Puertomenesteo

    Bonitas fotos de la pescadería no las conocía ¡Que tiempos aquellos cuando ahí teniamos el recreo del colegio!

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