Hoy 3 de septiembre, se cumplen 37 años de accidente que costó la vida al jesuita Pedro Guerrero González, S.J., --el Padre Guerrero-- quien desarrolló un importante trabajo en El Puerto de Santa María entre los años 1956 y 1962. Según cuentan quienes le conocieron, era raro verle descansando y siempre andaba entregado a tareas pastorales o caritativas, en todo momento abierto a ayudar a quien lo necesitase. Mostraba un notable afecto por los pobres y facilitaba importantes donaciones y ayudas a familias de limitados recursos económicos, a la par que atendía con especial atención y delicadeza a los enfermos. Ejerció, ademas, como capellán de la Base Naval de Rota.Todos, sus compañeros jesuitas y el resto de quienes con él se relacionaban veían su plena disponibilidad, su afán de servicio, su caridad y su humildad. Su causa de canonización se inauguró oficialmente el 3 septiembre 2001.
Nació en Jerez de la Frontera el 22 de marzo de 1918. Fue el mayor de cinco hermanos, hijos de padres ya mayores. Después de cursar los primeros estudios de bachillerato en Lausana (Suiza) y Madrid, tomó cursos de economía en Suiza y Milán. De 1936 a 1939 se enroló en el Tercio de requetés de la Virgen de la Merced, de Jerez, y fue a la guerra civil española, en la que dio un ejemplo heroico de caridad con los dos bandos enfrentados. Después de ampliar estudios de comercio en Jerez, ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús en El Puerto de Santa María el 6 de octubre de 1941.
Su vida en la Compañía fue la de todos los jesuitas, sin distinguirse más que por su entrega a Dios y a los demás de un modo extraordinario: hay testimonios de sus compañeros jesuitas que así lo aseguran. Sus virtudes características fueron la caridad y la humildad. Se ordenó sacerdote el 15 de julio de 1953, en la Facultad de Teología de Granada.
EN EL PUERTO.
De los años en que ejerció el ministerio sacerdotal, la mayor parte de ellos los pasó en El Puerto de Santa María. Incluso cuando estuvo destinado como ayudante del administrador provincial en Sevilla, siempre siguió acudiendo a El Puerto, en donde ejercitaba la caridad apostólica con toda clase de personas, especialmente con los más pobres, que todavía lo recuerdan.
Botiquín de 'Primeros Auxilios Espirituales' del Padre Guerrero, custodiados en la Parroquia de San Francisco.
Fue en todo momento un verdadero Hombre de Dios para todos. Pasaba muchas horas en el confesionario; asistía a los enfermos, hasta ayudar a los familiares a asearlos y darles la comida; llevaba la comunión a infinidad de impedidos; fomentaba la Adoración Nocturna, etc. A su muerte se supo que tenía dado el teléfono de su habitación a varios párrocos, para que lo diesen a las familias de enfermos que pedían auxilios espirituales durante la noche: de este modo, eran pocas las noches en que podía dormir durante algunas horas seguidas. Apenas tenía un rato libre de su trabajo en la oficina de la administración, acudía en una pequeña moto a asistir a enfermos o a llevarles la comunión.
ACCIDENTE Y MUERTE EN SEVILLA.
El 3 de septiembre de 1973 murió en Sevilla, cuando iba a asistir espiritualmente a algunos que lo necesitaban, en un accidente de moto.
Ornamentos habituales del Padre Guerrero: sotanilla, alba y estola, custodiados en la Parroquia de San Francisco.
[Como se recoge en la documentación que obra en poder del propio obispado, «Vino a morir a consecuencia de un accidente. Iba en moto detrás de un camión que llevaba barras de hierro colgantes. El camión frenó y el P. Pedro chocó contra las barras, clavándoselas en las entrañas». El propio Guerrero, moribundo, en un alarde de generosidad más llegó a decir que el había sido el culpable del accidente, para que no actuaran contra el conductor del camión. El jesuita Manuel Tejera cuenta que en el Hospital de la Ciudad Sanitaria Virgen del Rocío de Sevilla, uno de los médicos «nos dijo que estaba muy grave. Que había sido como una cogida de toro en la femoral. Que estaban haciendo todo lo posible, pero que había poquísimas esperanzas. Al cabo de un rato volvió a salir para decirnos que no había sido posible salvarlo»].
Sevilla fue un clamor en aquella calurosa tarde de verano: "¡El P. Guerrero ha muerto!", decía todo el mundo con mezcla de dolor y de asombro. Había muerto un hombre sencillo y cercano a todos los que le habían buscado para alcanzar misericordia. Desde Jerez y El Puerto de Santa María se trasladaron inmediatamente infinidad de personas (entre ellas, su madre), que lo velaron aquella noche y no querían separarse de él hasta la hora del entierro.
TRASLADO DE SUS RESTOS A EL PUERTO.
A los 25 años de su muerte se tuvo una Eucaristía en su recuerdo en la Iglesia de la Compañía de Jesús de Sevilla. Fueron desde El Puerto dos autobuses llenos de gente para tomar parte en ella: allí estaban todos los que lo habían conocido y habían sido objeto de su inmensa misericordia, y los hijos de los amigos que lo habían visto de pequeños en sus casas. Desde su muerte son innumerables los que se encomiendan a su intercesión y alcanzan de Dios favores. Viendo esto, se pidió permiso al Obispo de Jerez para trasladar sus restos a la Iglesia San Francisco de El Puerto de Santa María, en donde había ejercido más su ministerio apostólico lleno de caridad con todos. Esto se realizó el 2 de octubre de 1999: la Iglesia de la Compañía, de grandes dimensiones, estaba a rebosar de toda clase de personas de El Puerto, Jerez y Sevilla. Sin duda allí se unieron en oración todos los que querían agradecer a Dios el haber conocido al P. Guerrero durante su vida.
CAUSA DE BEATIFICACIÓN.
Ante la insistencia de tanta gente, se pidió a Roma el permiso para introducir su Causa de Beatificación. Llegó el decreto "Nihil obstat" de Roma en mayo de 2001, y el 3 de septiembre del mismo año, coincidiendo con el 28º aniversario de su muerte, se tuvo la ceremonia de la Apertura Oficial de la Causa. La ceremonia tuvo lugar en la misma Iglesia de la Compañía de El Puerto, en donde descansan sus restos. Volvió a llenarse hasta rebosar la Iglesia de San Francisco, y esto después de 28 años de su muerte. (En la imagen de la izquierda, oración para pedir la beatificación del Padre Guerrero, con licencia eclesiástica para uso privado).
SIERVO DE DIOS.
Desde ese momento de la apertura de la Causa de Beatificación, se le denomina Siervo de Dios P. Pedro Guerrero González, S. J. El 7 de septiembre de 2003, en la misma Iglesia de la Compañía de El Puerto , se tuvo la solemne ceremonia de clausura del Proceso Diocesano de la Causa de Beatificación del Siervo de Dios P. Pedro Guerrero González, S.J. Con la iglesia abarrotada de nuevo por toda clase de gente, se tuvo la solemne ceremonia, presidida por el Obispo de Jerez, Juan del Río Martín.
Después de esto, se trasladó el proceso de la Causa a Roma, donde se seguirá estudiando todo lo enviado allí desde la Diócesis de Jerez. La voz unánime de todos los asistentes a aquella ceremonia, como a todas la anteriores, era la misma: el Padre Guerrero era un hombre de Dios para todos. (Textos: Fernando García Gutiérrez, S.J., en la foto de la izquierda).
La dirección de la Causa de Beatificación es:
Causa de Beatificación del P. Guerrero, S.J.
Apartado 994. Tfno. y Fax. 956855009
11580 El Puerto de Santa María (Cádiz)
Hay un hecho significativo en mi vida y es el ver la imagen del padre Pedro Guerrero González en la mesita de noche en el dormitorio de mis padres, desde que tengo uso de razón.
Sinceramente, hoy día 23/12/23 me arrepiento de no haberlo conocido en persona. Ya que lo que significó para mis padres, y especialmente para mi padre, así como lo que leído acerca de su vida, me hace pensar que hubiera sido verdadero placer, el mantener tan solo unas palabras con una persona tan ejemplar y cercana a Dios.
Gracias Padre Guerrero, y gracias papá y mamá.
A PROPOSITO DEL P. PEDRO GUERRERO GONZALEZ
A decir verdad, me gustaría que hasta altura de la publicación esta nótula, hubiese algún que otro comentario sobre la figura del Padre Guerrero, simplemente de agradecimiento a quien en su momento se desvivió por conseguirle trabajo en la Base Naval de Rota o en otros lugares.
Yó, he dicho en alguna que otra vez que ha los jesuitas en El Puerto, no se les hacho un reconocimiento, por la labor desinteresada y altruista que que en su día hicieron en favor de la juventud portuense, probablemente ellos tampoco cuenta con nigún tipo de premios.
Con Dios.