“Tenía el don del ritmo en sus “nudillos de caoba”
y en “su caja comparsista”.
Cada vez que utilizaba el uno o el otro,
invitaba a cantar, a acompañarle,
pues era una llamada al espíritu,
al canto popular del pasodoble, el cuplé o el tanguillo.”
Antonio Muñoz Cuenca
EN EL PARQUE.
La primera vez que vi a Rafael fue aquel caluroso verano de 1962, sentado en un banco del parque Calderón junto a mi hermana Mari --quien más adelante sería su mujer y madre de sus tres hijos--, yo tenía ocho años y ellos diecisiete. Era un muchacho muy guapo. Alto, rubio, de hombros anchos y espalda recta; se notaba a la legua que hacía gimnasia, sobre todo por los bíceps, que reventaban bajo la camisa de popellin, siempre un poco desabrochada. Lucía una mata de pelo importante, peinada hacia atrás con un toque de brillantina, a excepción del arremolinado tupé, que le cubría la frente sin llegar a ocultar sus bonitos ojos verdes. La impresión que me dio fue la de un muchacho atrevido, jovial, con un palique sin limitaciones alimentado por su inmensa fantasía.
RAPHAEL.
Desde el principio me dijo que le encantaba la música, que se sabía muchas canciones y que si quería escuchar alguna; le dije que sí, naturalmente, y en cuanto que empezó a cantar me di cuenta de que era Raphael, el muchacho que había ganado el Festival de la Canción de Benidorm, ni más ni menos. Él me siguió el rollo, divertido, haciéndose pasar por el cantante, pero luego, reconoció abiertamente que todo había sido una broma y que ni siquiera le conocía. Tardó bien poco en ser un miembro más de nuestra numerosa familia; mis padres le acogieron como a un hijo, nosotros como a un hermano.
LA CLASE DE DIBUJO.
Recuerdo que cuando estudiaba 2º de bachiller en el colegio de las Carmelitas no se me daba bien el dibujo artístico; me volvía loca intentando plasmar sobre el papel aquellos obligatorios perfiles griegos. Entonces mi cuñado cogía el lápiz de carboncillo con mucha agilidad y, sobre la lámina que yo había emborronado, aparecía nítido el rostro del David de Miguel Ángel. Aquel curso de 1967 conseguí un 9 de nota media en esta asignatura.
LLEGADA A EL PUERTO.
Rafael, nacido en Almería en marzo de 1945, llegó al Puerto en los albores de 1950 en compañía de sus padres y su hermano mayor, cursando sus estudios en el colegio de los Jesuitas hasta entrar en la adolescencia. /Rafael, con sus amigos, en la playa de la Puntilla.
El Puerto de aquella época era un lugar paradisíaco para el espíritu libre de la juventud. Partiendo de la calle Valdés salía un caminito estrecho cuajado de aromos y chumberas, que serpenteaba hasta las dunas --el Camino de los Enamorados--, allí, a la orilla de la playa, Rafael se distraía haciendo piruetas imposibles con sus amigos y emulando las posturas de Steve Reeves, uno de sus actores favoritos.
ENTRE LA MILI Y LA DECORACIÓN.
En 1965 cumplió sus deberes con la Patria -como se decía entonces- y durante 18 meses realizó el servicio militar en el cuartel de Infantería de Marina de San Fernando, ejerciendo de cabo gastador.
De profesión pintor-decorador, trabajó durante años en un taller de la calle Nevería, especializándose en el difícil arte de la imitación de puertas de caoba, llegando a impartir clases de pintura para jóvenes desempleados en la sede del Matadero Municipal. /En la imagen de la izquierda, durante el servicio militar en San Fernando.
AFICIONES.
Además de leer libros de ciencia ficción -”Platillos volantes, aquí y ahora” de Frank Edwards, o “El enviado” de J.J. Benítez-, tenía otro importante hobby al que dedicaba su tiempo libre: construir barcos de madera de diferentes estilos, entre ellos barcos de pesca y galeones antiguos; el más impresionante, la reproducción en miniatura del buque escuela de la Armada Española Juan Sebastián Elcano. Sin embargo, como ya he comentado anteriormente, su gran pasión era cantar.
Comparsa 'Los Romeo'. Año 1969.
EL CARNAVAL: 1969.
Su primera actuación en el Carnaval de Cádiz fue con la comparsa “Los Romeos”, bajo la dirección de José Luis Arniz, ganadora del segundo premio provincial en 1969.
Comparsa 'Los Séneca'. Año 1970.
Luego vinieron los primeros premios provinciales con las comparsas “Los Sénecas” en 1970, letra de Diego Caraballo, música de José Luis Arniz (durante la actuación de la comparsa el Gran Teatro Falla se venía abajo, entre oles y aplausos, y es que su manera de tocar la caja era totalmente innovadora.
Las filigranas que hacía con los palillos en el borde metálico de la caja, ponían el vello de punta). /En la imagen de la izquierda el LP de 'Los Hindúes', todo un éxito de ventas.
“Los Hindúes” en 1971, letra y dirección de Manuel Ariza González y música de José Luis Arniz (esta comparsa fue una verdadera revolución en su época, se grabó un Long Play que se vendió como rosquillas) y “Los Charlots” en 1973 con letra de Angel Garcia López, música de José Luis Arniz y dirección de Manuel Gómez, pasando por delante de “Los mariachis” y “Los fenicios”. Aquello fue un acontecimiento musical en el mundo del Carnaval y musical, saliéndoles numerosas actuaciones fuera de nuestra Ciudad.
Comparsa 'Los Charlots'. Año 1973.
Comparsa 'Los Rederos'. Año 1974.
Posteriormente, los terceros premios provinciales de la comparsa “Los Rederos” en 1974, con letra de Diego Caraballo Blanco y música y dirección de José Manuel Gómez, y, por último la chirigota “Los arrieros” en 1975 dirección de Rafael Monje.
Con la chirigota “Los mozos de Villamula del Monte”. Año 1976.
La chirigota 'Los Mozos de Villamula del Monte' obtuvo el primer premio provincial en el año 1976, con letra de Diego Caraballo, música de José Luis Arniz y la dirección de Rafael Monje.
La chirigota “Los Tip y Coll” volvió a obtener el primer premio provincial en 1977 dirección de Rafael Monje. Aquí, el corazón me obliga a hacer una parada para recordar a mi querido hermano Lolo, (Coll) que aparece junto a Rafael (Tip) en la fotografía de la izquierda; grandísima persona, enamorado del Carnaval y fallecido de forma repentina el día de Reyes del 2003. También me voy a permitir la licencia de contar una anécdota. Una de las galas veraniegas de “Los Tip y Coll” en la playa de Valdelagrana coincidió con la primera visita de mi marido al Puerto, así que, ni cortos ni perezosos, nos plantamos en la caseta para ver la comparsa; pensé que, por ser él catalán, no entendería ni papa, pero para mi desconcierto, se quedó flipado con las voces del grupo, el salero de la gente, y la caballa con priñaca.
La chirigota “Los vendedores de queso manchego” consiguió el segundo premio provincial en 1978, con letra y música de Ángel García, Manuel Camacho y Rafael Monje.
Los Vendedores de Queso Manchego, chirigota. Año 1978.
José Joaquín León escribió el 20 de febrero de 1979 en la página 36 del diario ABC de Sevilla. “La comparsa del Puerto “Cuentos y Leyendas”, destacó por un pasodoble censurando el fomento en televisión del consumo de juguetes en Reyes Magos y la decepción que esto podría provocar a los hijos de los parados”.
Chirigota 'Hace un puñao de años'. Año 1982.
La chirigota “Hace un puñao de años” en 1982, con música de Rafael Monje y dirección de Antonio Fuentes Cuevas “ Yaye”
Comparsa 'Caballos Andaluces'. Año 1987.
A partir de ese año, se unificarían las categorías locales y provinciales, pero a pesar de todo, la comparsa “Caballos Andaluces” se alzó con el tercer premio en 1987.
Sus últimas apariciones en el carnaval fueron “Maharajahs” en 1988; “Chile-Chile” en 1989 y “Andaluces de Jaén” en 1990.
Rafael era buen amigo de sus amigos, me viene a la memoria nombres como Juan Mena Alonso “Mena”, Manuel Camacho Francés “Chusco”, José Rodríguez “Cote”, Francisco Díaz García “Pelahigo”, Vicente Bernal “El Bigotes”, “El Palmita” y Diego Caraballo, entre otros. /En la imagen, comparsa 'Maharahás', en 1988.
Un tarde, mientras se celebraba la festividad de la Patrona del Puerto, la Virgen de los Milagros, los médicos diagnosticaron que su estado de salud era crítico. Rafael partió sin conocer el verdadero alcance de su gravedad. No era propenso a las enfermedades y sus visitas al médico podían contarse con los dedos de una mano, por ese motivo, cuando se vino a dar cuenta, su mal ya no tenía remedio. Desgraciadamente, mi querido cuñado nos dejó el 30 de diciembre de 1996.
Le recuerdo con más firmeza en los primeros años de nuestra existencia; cuando debatíamos sobre los avatares de la vida en aquel patio de la calle Cruces, sentados a la fresca. A veces, se desbordaba defendiendo sus ideas sobre los OVNIS, o la inminente llegada de los extraterrestres, poniendo todo el énfasis del mundo en sus convicciones, mientras yo le escuchaba embobada mecida por la brisa del atardecer.
Fue un gran hombre, adelantado a su tiempo, que vivió hasta el último minuto rodeado de la compañía y el cariño de los suyos, y al que todos echamos de menos. Desde aquí, con todo mi cariño, quiero rendir un pequeño homenaje a su memoria. ¡Descansa en paz, Romeo! (Texto: Aurora Mateos).
po encima de todo ,compañero ,luchador ,
Al principio no te reconocí pero, de todas formas, agradezco el sentir de tu comentario y que me lo hayas hecho saber.
Un beso Elisabeth
Precioso, muy bonitas tus palabras Aurora.
Estes donde estes, mil besos Rafael......de como él me llamaba "La tatana"