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1.520. SOR MARÍA AGUILAR AGUILAR. Hija Adoptiva de El Puerto.

Sor María Aguilar nació en 1925 en Alborada (Valencia), descubriendo su vocación reliiosa en Madrid, trabajando en una oficina, ocupación de abandonó para tomar los hábitos en la comunidad religiosa de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, también conocida como Hermanas de la Caridad o vicencianas.  /En la ilustración, cartel de la convocatoria del I Certamen Escolar de Relatos Cortos 'Memorial Sor María Aguilar' que ya ha alcanzado su décima edición.

Sor Aguilar llegó a El Puerto de Santa María el 15 de julio de 1949 (cuando aún no hacía un año de la profesión de sus votos), queda incorporada de forma activa y plena a la Casa de Huérfanas que las Hijas de la Caridad poseían en esta Ciudad en la calle Cielos esquina con Cervantes y Diego Niño, haciéndose cargo, junto con otras dos hermanas, de 35 niñas huérfanas de padre, madre o ambos, niñas que recibían asistencia, alimentación, educación y todo cuanto precisaban. Fue una discípula aventajada de Sor Bonifacia García.

PROTECCIÓN DE MENORES.
En plena postguerra, y con el progresivo incremento del número de niños acogidos en la Casa, fue necesario firmar un Acuerdo con Protección de Menores, del que fue principal impulsora Sor Aguilar, que señalaba un precio acordado por cada niño acogido. No obstante, dicha asignación resultaba insuficiente para cubrir sus necesidades, por lo que Sor Aguilar tuvo que salir a casas e industrias portuenses, tales como Osborne, Caballero, Terry, 501, Destilerías Rives, etc, quienes, junto al Ayuntamiento, aportaban los recursos materiales y dinerarios requeridos por la Institución de Acogida.

Los Reyes Magos en el colegio de las Hijas de la Caridad, en 1952.

LA SIERRA DE CÁDIZ.
A pesar de todos los esfuerzos desplegados, continuaban siendo crecientes las necesidades asistenciales, por lo que Sor Aguilar extendió su labor a Arcos de la Frontera, en donde, junto con las hermanas de la Casa Hospital de allí, recorrían los cortijos pidiendo grano, el cual repartían luego entre las dos casas; de igual modo, en Jerez y Cádiz obtenían frutas, verduras y hortalizas, teniendo que articular un complicado sistema de transporte, que pasaba, desde el motocarro del Hospital Psiquiátrico de Cádiz, siguiendo por el Vapor del Puerto, hasta otro vehículo desde el muelle de El Puerto para el traslado a la Casa de Acogida, servicios éstos que Sor Aguilar consiguió que se prestaran  de forma desinteresada.

Otra actuación destacada en este ámbito fue la consecución de la ayuda procedente de los EE.UU., con métodos artesanales e ingeniosos para una rápida transformación de leche en polvo a líquida (haciendo uso del centrifugado de una lavadora de ropa, ya que había que preparar grandes cantidades), teniéndola dispuesta para la hora en que presentaban las personas necesitadas, a las que dispensaba la leche, así como quesos y harina igualmente obtenidos en la cuestación.

Sor Bonifacia, superiora de las Hijas de la Caridad, durante la celebración de las Bodas de Oro de permanencia en el Asilo de San José de Niñás Huérfanas de Rosario Estévez, aparecen de izquierda a derecha, Antonia Lerma Meseguer, Sor Bonifacia, Rosario Estévez y Manuel Girón, quien junto a su esposa apadrinaron a Rosarito. 15 de octubre de 1968.

COMEDOR SOCIAL.
En el comedor de la Parroquia, Sor Aguilar, junto con otras dos hermanas, daba de comer a muchas personas necesitadas, al tiempo que se desplazaba a hacer repartos de comida en casas particulares, como a obreros en tiempo de necesidad, cuando realizaban trabajos en las inmediaciones de la Casa de Acogida. Sor Aguilar se prestaba solícita a mediar para conseguir empleos a otras personas, así como a prestar asistencia médica o a realizar las gestiones más variadas en beneficio de quien requería su intervención.

EDUCACIÓN.
En el terreno educativo, Sor Aguilar ha contribuido a la educación de miles de niños portuenses. Primero, en las clases de Párvulos que la Orden tenía en las Calles Cielo y Diego Niño de la Ciudad. Posteriormente, viendo la necesidad de trasladar las instalaciones --entonces Colegio y Orfanato-- a otra zona de El Puerto, promovió la construcción, trabajando de forma activa, central y plena en la construcción y traslado del nuevo centro docente Luisa de Marillac, interviniendo decisivamente en la obtención del suelo necesario y de los recursos financieros indispensables para acometer tan ingente obra. Allí se crearon dos instituciones: el colegio que educaba a los niños de la localidad y la escuela  hogar, que atendía a más de cien niñas de la sierra de Cádiz y de familias desfavorecidas de la ciudad. La obra fue completada en 1997 años con la adaptación del Centro a la LOGSE como Centro de Secundaria.


En la imagen, la iglesia y la casa de la calle Cielos del Asilo de Huérfnas.

TODOTERRENO.
Otras múltiples actividades jalonan la incansable vida de más de 50 años de servicio a los demás, tales como actividades culturales, catequesis, retiros espirituales, integración en instituciones sociales, dando testimonio de su religiosidad, así como su participación directa en tareas manuales: en el arreglo de averías eléctricas, construcción, o fontanería, actividades íntimamente ligadas a las necesidades que se iban presentando en su incesante labor. O transportando niños, enseres, viandas o lo que fuera necesario en su sempiterna furgoneta DKW, cuando la Superiora de la comunidad le decía «--Sor Aguilar, despacio».

HIJA ADOPTIVA.
El Puerto había sido su primer y prácticamente único destino, donde permaneció por espacio de 50 años, aunque en su Orden son frecuentes los cambios de residencia. Sobre esto, Sor Aguilar decía bromeando: «--No sé si mis superiores pensaron que lo estaba haciendo bien aquí y no merecía la pena moverme. O que era tan mala que mejor no tenerme en otro sitio», abundando, «--No me gusta nada que me feliciten por mi trabajo. Yo lo hago porque quiero, porque es lo me gusta. Prefiero permanecer oculta en un rincón y no a la vista de todos. Temo que me atosiguen con alabanzas».  /En la imagen, cartel de la convocatoria del Certamen de Relatos Cortos 'Memorial Sor María Aguilar' del presente año 2012.

Pero casi al final de su vida, tuvo que aceptar lo evidente: el reconocimiento público de la Ciudad a iniciativa de la Asociación Católica de padres de Alumnos del Colegio Santa Luisa de Marillac, siendo su presidente José Antonio Terrada Sara, quienes recogieron dos mil seiscientas diez adhesiones al nombramiento. El 15 de enero de 2000, celebró el Pleno municipal sesión extraordinaria y solemne para entregar a Sor Aguilar el título de hija adoptiva de la ciudad. El acto se celebró en el Edificio San Luís y comenzó con la lectura por el secretario general del acuerdo de Pleno de 2 de diciembre de 1999, por el que se le concedía el título que recogía en los primeros días de enero.

Calle Sor María Aguilar en la Costa Oeste. /Mapa: Google.

La orden vicenciana la destinó, en el tramo final de su vida a Sevilla y luego a Madrid, donde trabajó en una ONG de ayuda al desarrollo.  El 15 de marzo de 2001, moría a los 76 años, víctima de un infarto mientras dormía. El Ayuntamiento de El Puerto de Santa María decretó jornada de luto oficial.

Más información del Asilo de Huérfanas en GdP. Nótula. núm. 692.

4 comentarios en “1.520. SOR MARÍA AGUILAR AGUILAR. Hija Adoptiva de El Puerto.

  1. Rosa

    Que tristeza me sugieren tus comentarios... pero siendo de pago tal vez nunca dieras importancia al acceso, que personas como Sor Aguilar, dieron a la educacion y alimentos de cientos de niños... Si, eran otros tiempos, otra forma de educar mas dura q la que vivimos hoy dia... pero gracias a ella y otros tantos como ella, mis padres, hijos de familias muy humildes, pudieron llegar a tener estudios superiores, cuando lo mas util era poner a tus hijos a cuidar vacas en el campo. Ellas pusieron un plato de comida, libros y ropa en sus manos cuando nadie mas lo hacia.

  2. carmen

    Venga hombre! si los americanos les llevaban varios productos, y se los quedaban ellas... sólo repartían la leche en polvo y a las niñas huérfanas las sentaban aparte en las clases de las que estábamos de pago, además de tenerlas de limpiadoras del centro. No me hagan hablar...

  3. Maribel

    Ahora se llenan la boca hablando mal de la iglesia en tiempos de Franco, esta mujer es una heroina en su lucha contra el hambre en la posguerra en el Puerto.

  4. carmen

    Todavía recuerdo como esta monja cortaba por la mitad los lápices y borradores a las niñas que no tenían dinero para comprarlos. Vaya hipocrecía de monjas. Yo estudié como externa en ese colegio, y gracias a lo que ví allí ya no quiero saber nada de la iglesia católica.

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