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1.885. JOSÉ PALACIOS LLORCA. Capitán de altura.

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José Palacios Llorca vino al mundo  el seis de agosto de 1925 en Villajoyosa (Alicante). Sus padres, José y María, tuvieron cuatro hijos, tres mujeres y él, que fue el único varón. Su padre se dedicó  la pesca, fallecido prematuramente a la edad de 40 años.

En 1925 Juan Luis de los Santos abre su primera joyería en la calle Ganado, entonces Sagasta. Ese se mismo año nuestro paisano Rafael Alberti ganaba el Premio Nacional de Literatura con su obra Marinero en tierra y empezaba a colaborar en la Revista Occidente;  el historiador Hipólito Sancho centraba sus investigaciones históricas en El Puerto de Santa María y ejercía como alcalde de la ciudad su pariente, Alfonso Sancho y Mateos propietario de la Bodega A&A. Sancho fue el primer presidente de la Academia de Bellas Artes y precursor del dragado y encauzamiento del río Guadalete.

José estuvo viviendo en su pueblo natal hasta la edad de los 20 años, cuando partió a cumplir con sus deberes militares de la época, en plena posguerra, haciendo el servicio militar en la Marina en la ciudad de Cádiz. Al terminar, dos años ó tarde marchó hacia Málaga donde ingresará en Capitanía General, para realizar los estudios de náutica, finalizando en 1954.  Con la edad de 29 años, se vino a vivir a El Puerto de Santa María, ya que se informó de la posibilidad de entrar a trabajar en la Base Naval de Rota, como así sucedió.

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En la imagen, de izquierda a derecha, José Palacios Llorca, detrás Francisco Merino ‘El Bato’ medio oculto en la imagen, dadas las vueltas y revueltas que daba en todo momento; Juan Rodríguez Franco, motorista del pesquero ‘Veluca’; un joven Antonio Carbonell con apenas 15 años; delante José Domínguez Girón, conocido como ‘Pantito el Sanluqueño’ excelente cocinero del pesquero ‘Pepe Carlos’, padre de los hermanos José, Paco y Antonio, Domínguez Salas, Antonio fue jugador del C.F. San Marcos; Manuel Rodríguez Vidal, conocido como ‘Manolo Rulera’, hermano de Ricardo, abuelo del internacional futbolista porteño Joaquín; Ramón González Montaño, párroco del Carmen y San Marcos (ver nótula núm. 232 en GdP)el marinero Guillermo Benigno Franco, quien marcharía a las costas de Levante al igual que su hijo del mismo nombres; y cerrando el grupo un desconocido, amigo de Guillermo Benigno, el 16 de julio de 1967, festividad de la Virgen del Carmen, en la nave propiedad de Obras Públicas, hoy propiedad de APEMSA.

Se casó en esta Ciudad con María del Carmen Ruiz Presa, natural de Valladolid, el el 27 de mayo de 1956 en la Iglesia Mayor Prioral, con la que tuvo dos hijos, Maria del Carmen y Vicente. En 1957 comenzó su vida en la mar, llegando a conocer parte del continente africano. Fue patrón de altura, y estuvo embarcado entre otros en el Draga Sil, con matricula de Roma. Navegó en barcos de pesca entre 1958 hasta 1986, año en el en que se jubiló.  Gracias a sus conocimientos como capitán de barco, salió ileso de tres accidentes ocurridos por vías de agua, que repararon para poder llegar, mas tarde a repararlos, a los varaderos.

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A la izquierda, José con unos amigos en la desaparecida caseta de 'El Cortijo', en el Paseo de la Victoria, donde hoy se encuentra el I.N.B. Muñoz Seca.

Una vez jubilado, para ayudarse a mejorar su pensión se dedicó a la representación de bebidas espirituosas, whisky JB y vinos de cosecha. Hoy, a sus 88 años, se encuentra totalmente retirado de cualquier actividad profesional. Vivió en la calle Federico Rubio 53, y vive su viudedad desde hace varios años.

José frecuenta, impecablemente vestido y casi a diario, la tertulia de amigos que se forma en el Bar Manolo, en la calle Larga, frente a la plaza de Isaac Peral, donde toma sus cafés y cuenta algunas de sus peripecias y vivencias marítimas y marineras, que son muchas.

Da alegría verle pasear por esas calles del centro de El Puerto que tanto recuerdos le traen, y con él a todos los que le conocemos desde hace muchos años. /Texto y fotos: Carlos Pumar Algaba.

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EL CAPITÁN ROLLO.
A José se le conoce cariñosamente con el apodo de ‘Capitán Rollo’, y aunque es un calificativo que no le agrada, tiene su razón de ser. No era frecuente en su época ser una persona culta e instruida, elegante en el mundo de la mar, donde podía resultar un personaje extraño: no pegaba su elegancia, su dandismo. Persona con formación, ofrecía y ofrece interesantes disertaciones sobre los más variados temas. Y el apodo que hace muchos años se usó de forma despectiva porque la marinería no entendía sus parrafadas, en la actualidad es un reconocimiento a sus múltiples conocimientos, de las nuevas generaciones del mundo del mar, mas formadas intelectualmente.

El Capitán se ha relacionado, a lo largo de su vida, con gentes interesantes, teniendo su paradero, hace años en la desaparecida cafetería ‘El Faro’, en la esquina de la calle Palacios con Nevería, donde hoy se encuentra una óptica, allí era contertulio de los profesores del Instituto Laboral, entre ellos Manuel Martínez Alfonso (ver nótula núm. 1.051 en GdP), o Alfredo Bootello (ver nótula núm. 1.170 en GdP) entre otros.

Poeta, romántico, una composición suya con la que halagaba a las féminas es: «Si yo supiera escribir/ claveles te mandaría, y en medio de los claveles, mi corazón te pondría». A su edad echa de menos a amigos que, o bien han ido desapareciendo, como el médico Francisco Viseras Alcolea y a otros que no tienen su constancia de salir a diario a la calle, a tomarle el pulso a El Puerto.

Muy amigo de Basilio Lloret Linares, quien fuera patrón mayor de la Cofradía de Pescadores, también natural de Villajoyosa, nuestro personaje estuvo embarcado en algunos de los pesqueros de Francisco Perles Martínez, ‘Paquito Marichea’: Nuevo Moruno, Danubio Azul, Marichea, Manolo Marhuenda, entre otros.

 

6 comentarios en “1.885. JOSÉ PALACIOS LLORCA. Capitán de altura.

  1. DEL PUERTO

    Un cordial saludo Don José, una larga vida apreciado y sin enemigos, estas un poco mayor pero tus paseos diarios y tus trajes elegantes, no te los quita nadie.
    a por otros 88 que tu puedes.

    frases de Pepe, "dineros tenga mi amo que no le faltaran criados" " el dinero y los cojo... son para las ocasiones" "ahora si que estamos bien tu preñada y yo en la cárcel" jejeje.

  2. Manolo Díaz

    Lo que se cuenta del mariquita jerezano muy feo, que era conocido como ‘la Gilda’, es cierto. Más cierto que la luz del mediodía. Yo estaba allí degustando con Alfredo Bootello, (Q.E.P.D.) unas riquísimas tapas cuando apareció “La Gilda”. Y puedo decir que la presencia de “la Gilda”, ni inmutó en absoluto a don José Palacios Llorca, conocido cordialmente como ‘Capitán Rollo’, ya que prosiguió animosamente con su disertación. Aquellos discursos de don José Palacios se daban con cierta frecuencia cada vez que su embarcación arribaba a puerto y puedo afirmar que nunca lo oí hablar del mar, tampoco de su trabajo. Sus pláticas de "altura" iban dirigidas a los temas de actualidad, destacando su exquisita delicadeza con las damas.

  3. Faustino Aberasturi

    Éste es un homenaje muy merecido por todo lo que has sido para el sector de la pesca. Has hecho mucho bien al mundo de la mar, haciendo más fácil la vida de tus compañeros en las faenas de trabajo, después de viajes de más de cincuenta y sesenta días, Muy dura esa vida, separado de la familia, y también de amigos y compañeros de tierra, como le gusta decir al capitán. No sólo era contertulio de los profesores del Instituto Laboral en la cafetería “El Faro”, sino también de abogados y procuradores, entre ellos, José Carlos Lloret Mesa y José María Martínez Govantes. Se codeaba también con la élite de la ciudad, bodegueros, los amigos de la Peña “Casa Luca”, en la calle larga, con su amigo, el recordado Doctor Viseras Alcolea, Creo que don José Palacios Llorca, octogenario pescador, es merecedor de un homenaje popular.

  4. Lector Empedernido

    Recuerdo una anécdota con el Capitán, serían los años 73 o 74. Un mariquita jerezano muy feo, que era conocido como 'la Gilda', se acercó por el bar El Faro, serían las 2 y media o las 3 de la tarde. Este jerezano, muy franquista él/ella, siempre tenía en su boca gritos de "Viva Franco", "Viva España", "Viva la Falange"... Pues como digo, en el bar estarían Ambrosio Acal, Alfredo Bootello y alguno más escuchando una larga parrafada del Capitán, todos los demás en silencio y solo se escuchaba su voz desde la calle. En esas entró el mariquita y, muy serio, miró para todos lados preguntando a Chano, el camarero "¿donde está el televisor?", pues aquello parecía, con el discurso de Pepe, que estaban dando el parte, osea el telediario.

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