Hoy ha sido un día de esos para recordar, y lo ha sido porque me he acordado del Adriano III, ¿quién no recuerda al vapor del Puerto?, ese vapor que puntual como un reloj empezaba cada mañana y cada tarde, cada día, viajes de idas y vueltas a Cádiz, incansable, imparable, enviando sus olas contras las dos orillas, pasando majestuoso entre Valdelagrana y La Puntilla enfilando los espigones que le marcaban el rumbo hasta el horizonte, siendo quien mejor surcaba, el amo de las aguas de la bahía.
Tocatas de sirenas que avisaban desde menos cuarto, que llamaban a los pasajeros y que pacientemente esperaba en el muelle bañando su casco en estas aguas del Guadalete que esconden en su fondo más oscuro retazos e historias, cuentos y leyendas, anécdotas y vivencias que siguen transmitiendo entre sí los cangrejos, las lisas y la mojarras.
El Adriano III se hundió un día --falta un mes para que se cumplan los cuatro años-- desparramando su orgullo y gallardía, llenando páginas de periódicos como si fuera una muerte anunciada. El Adriano III se nos fue.
Hoy lo he visto de nuevo, reflotado, surcando entre tapones impregnados con los olores de nuestros vinos finos, de los Rioja y de los mejores caldos, lo he visto poderoso, peleando con las aguas bravas de un mar de leva de corchos que lo lleva en volandas, a ninguna parte, pero que navega entre los sentidos más suculentos, con brisas de jamones y de quesos, con esteros a sus pies de mojama y chicharrones con manteca “colorá”.
Ya este Adriano III no llama a viaje, suena a congregación, a reunión y encuentros en la Charcutería–Jamonería de Mario, no, no es ese, ese otro es Mario Bros, este es el de los ibéricos de bellota, las conservas selectas, los ahumados y el de esa colección de vinos para degustar que está en la avenida del Ejército todos los días y a todas horas como si fuera una de esa farmacias de guardia de veinticuatro horas, atendiendo a todos esos que practican una medicina sana, de esas que llaman de prevención porque mete al cuerpo chutes de calidad y de energía mientras comparten una agradable conversación dentro, o en la acera, apoyados en el barril que no se mueve aunque pase el camión del riego con sus “peázos” de manguera.
Allí está Mario, sonriente, dando conversación, cortador de profesión que maneja el cuchillo como el mejor de los cirujanos un bisturí, y cuando termina con la pata o la paleta, la corta con dulzura, como si le doliera, y la envasa al vacío para que el cliente se lleve hasta la última muesca de la pezuña. Los diplomas y las fotos la avalan, aunque él no le de la importancia que eso tiene y lo tenga colgado en la pared del wáter mirando a todos y todas que pasan por tan particular lugar.
Hoy he recordado al Adriano, hoy he visto al Adriano navegando entre tapones oliendo a estero y a salazones, en casa Mario, en la casa de todos, en mi pueblo, en mi Puerto de Santa María. /Texto: Manolo Cruz Vélez.
El vapor no nos dejó, lo dejaron arrinconado en dique seco, ni subvención de la Junta ni apoyo municipal, ¡ que hay otras prioridades !, por supuesto, pero el Adriano no puede ni debe estar agonizando en el tiempo mirando como sube y baja la marea en el Guadalete. Debería de estar en una de nuestras rotondas, recompuesto y luciendo sus mejores galas, formando parte de la historia del Puerto, recordando su andadura por las aguas de nuestra bahía como el vapor de una armada invencible de ese mar de eleva a todos esos turistas que nos vienen a visitar cada año.
Con respecto a las multas, esto me suena a cachondeo y no quiero expresar aquella frase que hizo un día famosa Pedro Pacheco, nunca supe si la policía municipal las normas la aplican en base a que pagues un permiso determinado o no, es decir "atrincan" o si se trata de una molestia real. No obstante como ya se ha dicho no hay más que pasear por la Avda del Ejército y ver que existen otras terrazas, otros espacios habilitados en la acera. ¿Han pagado?, ¿son más sufridos o coprensibles los vecinos? ¿acaso los clientes hablan allí con el lenguaje de signos?.
Hay dos opciones hacer una recolecta para pagar la multa o comprar el piso de arriba para seguir degustando en la acera, al fresquito, los vinos, los quesos, y las lonchas de jamón sin que Mario se vaya y riegue la acera de esos aromas cortando la pata de jamón como si tocara la mejores sonidos de un violín en el mejor de los teatros de los sentidos.
La gama de vinos del marco de Jerez Xeres Sherry por copas que tiene Mario, yo creo que no lo hay en ningún local del mundo y sobre todo la CALIDAD TOTAL con la que atiende. MARIO = CLIENTE SUMAMANTE SATIFECHO.
Lo del Adriano esta muy bien, pero nos dejo y no se puede hacer nada. Al igual que Mario nos puede dejar por culpa de las denuncias recibidas por parte de "SUS QUERIDOS VECINOS" El ayuntamiento le ha impuesto una multa de 15.000,00€, practicamente le obligan a irse. Esos o ese vecino, o bien no le gusta el buen vino y el jamón, no se da cuenta del daño que hacen. Le denuncian por el ruido que provoca el local.
En el resto de locales de la avenida, las personas que se sientan en una terraza, ¿que se limitan a tomar una tapa y una cerveza sin mediar palabra?
Gracias a nuestro querido Ayuntamiento por su apoyo incondicional a los pequeños emprendores.
quien no ha estado en este local, no sabe las pasiones que despientan los olores que en este se encuentran.
De cualquier modo, no sé si hay alguien más interesado en qué la tienda de Mario desaparezca, pero que quede claro que el primero en fomentar el buen vino, acompañado de exquisitos bocados, ha sido él. Lo demás son imitaciones.
Si sirve de algo, anímo Mario.
Gracias a los dos, Manolo y José María.