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Almendras de los almendros. Costumbres y tradiciones en El Puerto #5.422

| Texto: Luis Suárez Ávila.

Hoy he visto, en el "Recreo de los Trapos", un almendro en flor. Para aquellos que no lo sepan, les aclararé que el "Recreo de los Trapos", es lo mismo que decir el "Recreo de Nuestra Señora de los Dolores". Si Vd. todavía no cae, le diré que es el "Recreo de Don Francisco Muñoz Seca". Posiblemente sea Vd. un "paracaidista" algo antiguo y enraizado, llegado con lo de la Base y los americanos, y haya ligado en "El Oasis", en sus buenos tiempos, o, por el contrario, sea de tan reciente implantación que conozca "El Faro del Puerto". Pues es lo mismo: el "Recreo de los Trapos", al borde del camino de Mazzantini, en el Ejido de San Francisco, es donde hoy está "El Faro del Puerto". Allí, en una esquina, acabo de ver un almendro en flor. | En la imagen, Perico y Paco [sic] Muñoz Seca, en el 'Recreo de los Trapos', según figura al dorso de la fotografía original.

Los almendrales de El Puerto

Cuando yo era chico, todo el "Recreo de los Trapos" era un almendral, al solícito cuidado de Benítez y de su santa esposa Fermina, la de los dientes largos. Vamos, pero no solo el "Recreo de los Trapos", sino todo el camino de Mazzantini, a un lado y a otro, cuando era de arena y no circulaban por él más que mayetos en sus burros o en sus mulos, el tonneau de "La Manuela", la manola de Manuel Muñoz Morro, el milord de don Manuel García de Leaniz, la jardinera de Javier Terry, el carro de los cántaros del agua del Manantial y pare Vd. de contar.

| Recreo de Mazzantini | Foto: Colección Gente del Puerto.

Era una bendición ver, a un lado y a otro, por el camino de Mazzantini, carretera de Fuentebravía, o como Vd, lo quiera llamar, fincas y fincas cargadas de almendros en flor: Villa Ángeles, el Perpetuo Socorro, La Manuela, Mazzantini, Los Pinos, La Rufana, La Torre, el Recreo de Monís, El Almendral, donde ejercía de guarda Pepa ‘la del Almendral’, que tenía la enorme virtud y paciencia de saber rizar, como nadie, las palmas del Domingo de Ramos y adornarlas con unas campanitas de cartón forradas con papel de plata de las botellas de ponche...

Si Vd. cogía por la carretera de Sanlúcar, por el camino la Cerería, por el de los Romanos, por el de La Florida... no se cansaría de ver almendros en flor. La Belleza, El Cerrillo, La Julia, El Palomar, El Caserón... eran fincas cuajadas de almendros. Si Vd. tiraba por la hijuela del Tío Prieto, a la izquierda, lo primero que vería, sería el almendral de la finca de don Rafael Rioja.

Pregones

Así por mucho que ahora no suene, las almendras de El Puerto eran famosísimas. Tan famosas que "Demófilo", Antonio Machado Álvarez (en la imagen de la izquierda), padre de los hermanos poetas, en 1882, recoge en un artículo de la revista "El Folk-lore Andaluz", un pregón que oyó en Sevilla: "¡Almendras de El Puerto!". 

| En la imagen de la izquierda, el Chato Guarigua. Pero para pregón, el de Guarigua: "¡Almendras de los almendros; los niños las roban y yo las vendo!". O el de aquel que con los cucuruchos de papel blanco, con la punta muy finita para que no cupieran más que las almendras estrictamente necesarias, todavía suena en nuestros oídos: "¡Almendras peladas y garrapiñadas, oiga!" 

Almendras para Alicante y Jijona

| La Casa Sirvent, que elabora el turrón 1880, en Jijona (Alicante), en una imagen antigua.

Y debieron ser famosas aquellas almendras de El Puerto que surtieron a toda España. Por poner un ejemplo, recuerdo a don Rafael Tejada Mayo, que compraba todas las cosechas de almendras y contrataba a mujeres del Puerto para pelarlas. En camiones salían las almendras peladas del patio de la calle Nevería para todos los puntos de la península, pero en especial para Alicante y Jijona. Para el turrón y para el helado.

Arbitrios y consumistas

| El fielato: una inspección de los consumistas, a la entrada de la población.

Y un año, Don Rafael Tejada tuvo que pelarlas en la finca "El Cerrillo". Ocurrió que los consumistas, en el fielato, pretendían cobrarle el arbitrio de consumo, cuando las almendras entraban en El Puerto, no para consumirlas, sino para pelarlas solamente. El problema de la "doble imposición fiscal" lo solucionó rápidamente al almacenarlas en "El Cerrillo", en la carretera de Sanlúcar, donde trasladó a las mujeres que se ocupaban de la pela.

¡Buenos eran los consumistas! Ni Felices, ni Jeromo, consintieron nunca que les pasaran de matutenada de nada, en el fielato del paso a nivel, junto al "Ventorrillo del Porvenir", por otro nombre "el de Gabriel". Además, a Fernando Mena, Inspector de Consumos, montado en su bicicleta, sobre cuyo sillín rebosaban sus dos copiosas nalgas, no se la daba con queso nadie.

Pero el caso de las almendras de Don Rafael Tejada sangraba. Le querían cobrar el arbitrio cuando entraba las almendras en El Puerto, desde el campo, para pelarlas, no para consumirlas. Así es que como en Alicante y en Jijona, se lo volvían a cobrar por entrarlas, el negocio se le ponía ruinoso de tanta presión fiscal, indebida, por otra parte.

Si a esto se le une el que a las mujeres que partían las almendras las acompañaban al trabajo sus hijos pequeños, porque según decían, no tenían con quien dejarlos en casa, la merma de las almendras, en aquellos años de penuria económica y carestía de alimentos, era alarmante. Pero, así y todo, año tras año, en el patio de la calle Nevería no cesaría el ¡tac, tac, tac! de las rudimentarias herramientas con que las mujeres pelaban kilos y kilos de almendras portuenses.

Virtudes y mala praxis en el consumo

Dice el refrán que "El día de la Ascensión cuaja la almendra y nace el piñón". Porque las almendras tienen que cuajar que, si no, "en leche", producen, en quienes, las comen unas coliqueras locas que se van de varetas. Eso, por lo menos nos decían de chicos a los niños, cuando agarrados a las ramas de los almendros nos poníamos, antes de tiempo, a cosecharlas y, lo que es peor. a atracarnos de almendras.

Las almendras eran dulces o amargas. a las almendras dulces las llamaban "valencianas", cuando eran alargadas y muy tiernas; "mollares", gorditas, casi redondas y, también, tiernas; "bastas" más gruesas y redondas que las "mollares”, pero durísimas de pelar. Aparte estaban las amargas, que eran redondas. El almendro amargo, servía para criar almendras, o, lo más común, para patrón de injerto de otros frutales, pero todos de hueso.

Decían que las almendras amargas, comidas en demasía, eran venenosas. Yo, a ciencia cierta no lo sé, pero imagino que, administradas con mesura, acaso fueran hasta buenas. La verdad es que los "amarguillos",esos pastelitos de monja que se hacen con almendras dulces y amargas, son una delicia.

Amendras en la cocina y repostería portuense

Con almendras, la repostería portuense se cultivaba en los "suspiros de monja" de los que hablaba Dionisio Pérez [fundador de la Revista Portuense] en su "Guía del buen comer español" (1929), y que han acabado llamándose "suspiros de La Pastora" porque en esa panadería portuense se hacían desde toda la vida. | Portada de la Guía del Buen Comer Español.

Con almendras, se condimenta el majado de la raya en pimentón; con almendras, se condimenta el pollo o el pavo en pepitoria; con almendra, las perdices a la española; con almendras amargas se le da punto a los licores; con cáscaras de almendras se le da el tono de madera al coñac, hoy brandy; con almendras, se coronaban las tortas de Callealta o las "planchas".

| Tarta imperial de Pepe Mesa.

Con almendras, inventó Gloria Jiménez Loma la "tarta imperial", que siguió haciendo su lugarteniente Pepe Mesa y hoy prosigue su hijo, también Pepe... Por cierto, que a quien conozca a Pepe Mesa se convencerá de cómo es verdad que en una "tarta imperial" se puede uno encontrar una mosca, pero nunca, nunca, un pelo

¡Cobraste, Portas!

| Cartuchitos de almendras.

Con almendras, "El Nene" no le pagó a Portas. Me explicaré: Gabriel Monje, "El Nene", era un gitano de Cádiz que, en su vejez, vendía almendras tostadas y "avellanas de los toros". Un tal Portas Pelegrín, comerciante al por mayor de frutos secos de Cádiz, se los daba fiados y "El Nene" no le pagaba hasta que no hacía dinero la mercancía. Un día de toros en El Puerto, "El Nene" cogió el vapor con sus dos esportones en los brazos y, al bajar la escalerilla, en El Puerto, resbaló y sus almendras cayeron al agua. Fue entonces cuando dijo aquello de "¡Cobraste, Portas!", que ha quedado acuñado en el habla gaditano-portuense.

Los gitanos y el almendro

Y hablando de los gitanos, los bajoandaluces, tienen una especial devoción al almendro. El almendro tiene para ellos un significado fecundante y procreador; igual que para los frigios, para los gitanos bajoandaluces el almendro es el padre de todas las cosas; es el símbolo de la virilidad fecundante, el que engendró a Atis. J. G. Frazer en "La Rama Dorada" escribe que "La almendra hace concebir a las vírgenes; les basta con ponerlas en su regazo". Por eso seguramente a las mocitas gitanas, el día de su boda cuando comprueban su virginidad y las cogen en volandas y las vitorean, les echan por encima borbotones de almendras confitadas, que tienen todo un sentido ritual muy antiguo.

No sé por qué me he liado a hablar de los almendros y he llegado adonde he llegado. El caso era --y eso es el meollo y la almendra de la cuestión-- que hoy he visto un almendro en flor en el "Recreo de los Trapos" y me he quitado cuarenta años, o más, de encima.

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