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La perla 'Peregrina' que no se llama así por sus cambios de propietarios sino porque, en siglos anteriores, el adjetivo «peregrino» significaba «raro, caprichoso, especial». Esta perla fue también llamada «la Sola», «la Margarita»...

Si mencionamos a 'Pedro de El Puerto' enseguida se nos viene a la memoria Pedro Rico, el veterano comparsista que ha dirigido con tanto arte y acierto hasta hace bien poco la agrupación carnavalesca de la 'Peña Los Majara'; pero el 'Pedro del Puerto' al que me refiero, existió hace más de quinientos años. La vecindad en nuestra ciudad varios lustros antes del Descubrimiento de este personaje así llamado está debidamente contrastada y es citado como tal por cronistas antiguos, vinculado a la figura del marino portuense Charles de Valera, marino y aventurero como él, capitaneando una carabela que debía participar en la expedición a Guinea organizada por la Corona en 1476, al mando de Valera. Hizo una primera singladura hasta la isla de Santo Tomé y desde allí, retornó a Sanlúcar, de donde había salido, desistiendo de continuar, lo que se interpretó como una deserción que originó perjuicios a la Corona que confiscó todos sus bienes para resarcirse.

SU HIJO PEDRO.
Al parecer, un hijo suyo, de igual nombre, dedicado al comercio, cuya vecindad en esta ciudad no puedo avalar, se instaló  en Tenerife, siendo citado entre los “sujetos más conocidos” que formaron parte de la segunda expedición a aquellas islas, comandada por Alonso de Lugo. Desde allí pasó al Darién centroamericano, la provincia de Castilla del Oro, en donde empezaron a asentarse colonos españoles en la primera década del siglo XVI. Frente a la costa de la actual Panamá,  en el océano Pacífico, está la isla llamada por los nativos “Terarequi” y por los cristianos “Isla de las Perlas” y también “Isla de las Flores”.

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El archipiélago de Las Perlas, en Panamá.

LA PERLA ‘PEREGRINA’.
El cacique de paz de aquel territorio entregó al capitán Gaspar de Morales, en el año 1515, como vasallaje, gran cantidad de perlas, entre las que figuraba una, de las denominadas “perla pera”, tasada en 31 quilates, es decir de un peso de casi siete gramos (6,882 g.) “de muy lindo color y muy oriental”, junto con 4000 pesos de oro. De este botín, correspondía un quinto a la Corona y para poder satisfacerlo y repartir con la tropa mercenaria que controlaba aquellos parajes para los españoles, subastaron públicamente este hermoso ejemplar que cumple ahora medio milenio y que fue bautizada con el nombre de “Peregrina” no por los personajes de distintos países que la poseyeron en todo este tiempo y el trasiego que sufrió, sino por la acepción de esta palabra en aquellos años que definía su rareza y la condición especial de sus capas de hermoso nácar, comparada con millares de ejemplares de igual procedencia.

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Ilustración moderna a lápiz de Greta Hammond, sobre intercambios ocurridos entre indígenas en Las Perlas y españoles.

En la puja, Pedro del Puerto, subió por encima de todos sus oponentes, siéndole adjudicada con un remate de mil doscientos castellanos, una cantidad realmente exorbitada en aquellas fechas, convirtiéndose en el primer propietario de esta gema que está considerada una de las más valiosas y legendarias de la historia. Existen otras versiones de su origen diferentes a la aquí expuesta. Nosotros nos basamos en el testimonio de un reconocido cronista e historiador y, prácticamente, casi contemporáneo de este hecho, el eclesiástico Francisco López de Gomara, que lo cita en su “Historia General de las Indias”.

CAMBIO DE MANOS.
Cuando se calmó de la excitación de la puja, en frío, Pedro del Puerto llegó a la conclusión de que había pagado demasiado, descapitalizándose para poder continuar con en el comercio que ejercía y arrepintiéndose “no hacía sino suspirar y se tornó cuasi loco”. El gobernador Pedrarias Dávila para evitar el deterioro del naciente comercio en esta novísima colonia y, posiblemente, por considerarla una buena inversión a largo plazo, se la compró por el mismo precio y se la obsequió a su esposa Doña Isabel de Bobadilla quien la tuvo en su poder dieciséis años.

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Isabel I de Portugal, mujer de Carlos I de España y V de Alemania, luciendo 'la Peregrina' en el pecherín  de su vestido.

CARLOS I E ISABEL DE PORTUGAL.
Ésta a su vez la vendió por dos mil pesos, junto con otra perla de muchos quilates que también poseía, a la emperatriz Isabel de Portugal, que esa fecha celebraba el primer lustro de casada con Carlos I de España y V de Alemania que, posiblemente lo engarzó junto con un diamante denominado “El Estanque” en un broche o joyel que lucirán diversas reinas y primeras damas de la corte europea.

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Felipe III en un retrato ecuestre pintado por Velázquez, luce en el sombrero 'la Peregrina'

FELIPE III Y LA REALEZA.
A partir de aquí, heredada por su hijo Felipe II, la “Perla Peregrina” forma parte de las joyas de la Corona de España que se transmitían de padres a hijos. La lucieron Felipe III y su mujer, Margarita de Austria, Isabel de Borbón, María Luisa de Parma… y hasta Julia Clary, la esposa de José Bonaparte, que se la llevó consigo y la dejó en su testamento a Napoleón III.

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El collar con 'la Peregrina' y Elizabeth Taylor luciéndola en el escote.

LIZ TAYLOR.
Este último la vendió en 1848 al marqués de Abercorn y así llegamos en esta apresurada historia de esta gema, a la que se refirieron Cervantes o López de Vega, que pintaron Ticiano y Velázquez al año 1969, fecha en la que fue subastada en Nueva York y adquirida por un testaferro de Richard Burton en 37.000 dólares para regalarla a Liz Taylor que la lució por primera vez en la película “Ana de los mil días”. Cuando falleció, ésta y toda la amplia colección de joyas de la actriz fueron subastadas para fines benéficos, siguiendo las instrucciones de su testamentaría, alcanzando en esa fecha, 13 de diciembre de 2011 la espectacular cifra de nueve millones de dólares. /Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. - A.C. PUERTOGUÍA

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El Diccionario Enciclopédico ilustrado del Flamenco dice literalmente: Roberto Ceballos. Este era el nombre artístico de Roberto Rodríguez Sánchez (El Puerto de Santa Maria, 22 de Febrero 1951 - 11 de Abril 2005). Guitarrista no profesional, sus actuaciones tuvieron lugar en peñas, festivales y reuniones con aficionados cabales de este género de la provincia de Cadiz.

Todos sentimos mucho su marcha con los que callan y no vuelven. A Robertito como le llamábamos sus amistades, amigos y socios de la Tertulia Flamenca ‘Tomás El Nitri’, lo queríamos porque demostró ser muy buena gente y amigo de sus amigos. En 1981 la Tertulia Flamenca , le impuso la insignia de oro por su labor en esta entidad. En muchas ocasiones colaboró acompañando con su guitarra a cantaores y participó en algún festival más que otro en dicha peña. Era todo un bohemio, comparsista, guitarrista y enamorado del flamenco hasta las trancas, su guitarra, tenía el compás y el aroma de la marisma gaditana, cuando suspira el levante en calma.

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El padre de nuestro protagonista, con Manolo Gutiérrez ‘el Cochino’, con nótula múm. 284 en GdP, al que le unía una gran amistad.

EL PATRIARCA RODRÍGUEZ CEBALLOS.

Este hombre perteneció  a una familia muy conocida del El Puerto, su padre fue el fundador en 1946, del Bar Casa Paco Ceballos, nombre de Francisco Rodríguez Ceballos, (ver nótula núm. 1.113 en GdP). Su madre, Balbina Sánchez Rosso, nació en 1912, --el año en el que se hundía el buque de pasajeros ‘Titanic’--, con quien tuvo cinco hijos:  Milagros, Francisco, Baldomero, Robertito e Ignacio.

En Bar Casa Paco Ceballos se comen las mejores frituras rebozadas de merluza, conocidas por el nombre de pavías,  de la provincia de Cádiz. Su hermano Baldomero, (ver nótula num. 408 en GdP) llevó a esta tienda a cotas muy altas, hoy en día lo regentan Ignacio, hijos y sobrinos.  Tienen otro establecimiento en la Plaza de las Galeras Reales, conocido como Bar Liba, lo dirigía su hermano Paco, hoy en día lo llevan hijos y sobrinos.

Roberto, vivía en calle Ribera del Río, 54, con sus padres,  casa situada  junto a los portales de la Plaza de la Herrería, muy amplia de tres plantas y en la zona baja tenía una bodeguita con seis botas de unos excelentes vinos; fino, amontillado, moscatel y un estupendo oloroso. En esta bodeguita hemos echado sus amigos íntimos muy buenos ratos con él y  con Paco su padre. Es una familia encantadora.

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De izquierda a derecha, arriba, José María Barrigá (propietario que fue de la Academia San Cristóbal), Joselito Escribano, Carrasco policía municipal, cantando Robertito Rodríguez. Debajo, Juan Lara, Guillermo Aguilar, Manuel Ceballos Arniz ‘El Fontanero’ y a la sonanta, Antonio Núñez Buhigas. La imagen, en la Tertulia Flamenca 'Tomás El Nitri', 

ANÉCDOTAS.

Existen muchas anécdotas que podría contar de este portuense. Se me viene una a la memoria: en un bar de Chiclana, cuando fuimos a pagar no teníamos el dinero suficiente para abonar la consumición. Roberto se dirigió al dueño del restaurante  muy serio y le dijo: “--Mire usted, yo me quedo en prenda mientras mi amigo Antonio Cristo, marcha a El Puerto para traer el dinero que nos falta, de lo que hemos comido y bebido”. El dueño del establecimiento lo miró sorprendido y no he visto una persona reírse más en mi vida. En esta ciudad dejamos a un amigo que visitábamos en muchas ocasiones. Este suceso ocurrió porque  le echamos  más dinero del que debíamos,  a una maquinita de estas que le llaman de traga perras, a las que yo quitaría del mercado por el bien de muchas personas que se enganchan a este juego, con el trastorno para sus familias.

CON JOSÉ ‘EL NEGRO’.

Le recuerdo en una noche de juerga con José de los Reyes Santos “El Negro”, Roberto Ceballos, Miguel Pastor de los Santos “El Gitano de Bronce”, (Rota, 1943), y mi amigo entrañable, Juan  de los Santos Pastor “El Gordo Agujeta”, (Jerez, 1936, Rota, 2006), gitano de los que llamamos en el argot flamenco de dulce. En su tumba hay un epitafio que dice: ‘Juan de los Santos Pastor, El Gordo Agujeta, Cantaor flamenco, hijo de Agujeta El Viejo’. Cuando terminamos la fiesta, se dirigió José “El Negro” a Roberto: “--Ruperto, picha mía llevas dos meses sin pagarme el butano”,  le contesta Roberto “--Y tu llevas dos meses que te empresté dos mil quinientas pesetas y todavía no me la has pagado”, a lo que le responde José El Negro: “--Perdona Ruperto, picha mía, no te he dicho ná”. El caso es que Roberto, le pagaba a José el Negro la luz y el butano que consumía durante el mes, eran muy amigos y se profesaban un gran cariño.

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Sentados, de izquierda a derecha, el ex alcalde Rafael Gómez Ojeda, el pintor Juan Lara, 'el Fontanero, y de pié, Joselito Escribano, Bejarano, José María Barrigá y Robertito.

CON JUAN LARA.

Hay una anécdota con Juan Lara Izquierdo, (ver nótula núm. 1.328 en GdP) el pintor de la luz. Nos encontrábamos un grupo de amigos, en la Casa Grande de Vista Hermosa, tomando unas copa y se dirigió Roberto a Juan Lara: “--Si yo tuviese en estos momentos dinero me gustaría que tú me pintaras”,  le respondió Juan Lara, “--A los seres como tú, me es imposible plasmarlos y  te puedo jurar que no te miento Roberto”.  Aquí  comprobaréis la calidad de persona de este pequeño gran hombre y tengo testigos que lo pueden verificar.

robertoceballos_guitarra_puertosantamariaAMIGOS FLAMENCOS.

Tenía grandes amigos relacionados con el flamenco, como fueron: Juan Lara el pintor de la luz, José El Negro, José Cortés Jiménez “Pansequito” (ver nótula núm. 131 en GdP), José Cortés Pansequito hijo,  apodado “El Pocholo”,  guitarrista que fue compadre de Roberto, padrino de su hija, con  la hija de la Faraona, Lolita Flores de madrina, Julio Flores, Ramón Nuñez ‘Orillo del Puerto’, (ver nótula núm. 518 en GdP), Alonso Nuñez Nuñez, ‘Rancapino’ (ver nótula núm. 2.139 en GdP), Eduardo Muñoz, Miguel Marroquín (ver nótula núm. 220 en GdP), Luis Gatica Rivas (ver nótula núm. 112 en GdP), Pedro el de los Majaras y todos sus componentes, José Luis Arniz, Antonio Núñez, Guillermo Aguilar,  Joaquín Albert (ver nótula núm. 499 en GdP), Manuel Ríos Ruiz, Antonio Villar, Alonso “El Cepillo”, Pepe el Barbero, de la calle Cielo, etc.,   y me dejo muchos amigos y grandes artistas en el tintero.

EN MADRID.

En el año 1988, marchó a Madrid con José Cortes “Pansequito” y con Alonso Núñez “Rancapino”. Estuvieron en la capital de España durante varios días y aquí conocieron a muchos artistas del flamenco. Como curiosidad  Antonio González,  “El Pescadilla”, el marido de Lola Flores, me comentó de Roberto lo siguiente: “--He conocido a tú amigo, es una persona estupenda y tiene un corazón de oro”. En honor a la verdad Antonio González fue un buen artista y, sobre todo,  mejor ser humano al que tuve el placer de conocer y tratar en muchas ocasiones.

Tengo muchos y grandes recuerdos de Roberto, sobre todo uno de los que no se me olvida. Yo solía llamarlo por teléfono varias veces por semana y durante cinco o seis días no le pude llamar por  que estaba en Vitoria en un tema de mi trabajo, me llamo una noche y me dijo: “--¿Antonio, te has olvidado de tu amigo Roberto?,  le conteste: “--Roberto, cuantas copas te has tomado”, me contestó, “--Perdona Antonio, varias”...

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De la calidad de personas con estas dotes debían de tomar ejemplo los políticos. Yo creo que a los políticos habría que hacerle unos test de personalidad, porque nos están fallando en cuanto al trato con el pueblo y como personas con sentimientos y honradez, y no lo digo por todos, porque los hay correctos y buenas personas.

DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO FLAMENCO.

Yo le inscribí en el Diccionario Enciclopédico del Flamenco junto a los grandes artistas de este magisterio. Le recuerdo una noche acompañando al cantaor gaditano Joaquín Alegrías, noche que fue apoteósica. Su guitarra sonaba y olía a Cádiz, en su totalidad. Era partidario de todo lo que fuera el flamenco gitano, tanto el baile como el cante y  las letras  perteneciendo a esta raza. Por cierto yo le escribí al  Gordo Agujeta, una toná  a la que Roberto dio su aprobación y le gustó mucho, que dice así:

A los gitanos que lloraban
la manta que cubría sus cuerpos
los guardias se la quitaban 
y en el frío y desnudo suelo
los gitanos se acostaban

Se dedicó algún tiempo a la enseñanza de la guitarra, pero como buen bohemio  se aburría, sus alumnos decían de él que las clases que impartía eran muy amenas y alegres y se lo pasaban muy bien y nunca imponía un orden.

Sentí mucho su marcha y tuve la mala suerte que me cogió en La Coruña, trabajando y no me pude despedir del él como a mí me hubiese gustado. Como hombre bueno, del uno al diez, le daría un diez. No se nos  pueden olvidar las personas que pasaron por este valle de penas  y  alegrías dejando huella de su talento y demostrando su calidad humana. Este fue mi amigo Robertito. Si hay cielo, seguro, seguro que estarás en él. /Texto: Antonio Cristo Ruiz

pepefernandez_pregon_puertosantamariaEl empresario hostelero José Fernández Sánchez (ver nótula num. 122 en GdP) fue el encargado de anunciar la X edición de la Feria Gastronómica de la Bahía, en cuyo pregón celebrado el pasado martes 16 de septiembre en el Centro de Congresos de San Fernando,  ensalzó las virtudes gastronómicas de la tapa ofreciendo una hermosa y trabajada alocución que sorprendió a los presentes en la que cantó a una Bahía unida por la cocina desde la llegada de los fenicios “hace 3.000 años mas o menos” lo que le sirvió de hilo conductor y aplaudió "la capacidad de La Isla para reinventarse de nuevo y convertirse en un referente gastronómico". El pregonero habló con cariño y profesionalidad de la tapa, a la que llamó "la reina de la cocina", aderezó su texto con hermosos recuerdos familiares y anécdotas del negocio y alentó a los ciudadanos a convertirse "en piezas fundamentales de un proyecto común" al referirse a las posibilidades turísticas y económicas que implica la hostelería. Esta fue su intervención:

«Supe de ti,  
frente a la mar de Cádiz, --¿acaso en la Isla?--
en las mismas arenas y al pie del mismo río 
adonde tú, tal vez patrono y marinero
de las naves de Ulises, llegaste una mañana.» 

Menesteo. Fundador y Adivino.
Así iniciaba mi paisano, Rafael Alberti, su poemario Ora Marítima.

Excelentísimo señor alcalde y presidente de la Diputación Provincial, autoridades civiles y militares, presidente de Acosafe, amigas y amigos todos, queridos pueblo de San Fernando y de la Bahía de Cádiz:

Quiero mostrar mi agradecimiento, a las personas que han confiado en este ciudadano de la Bahía que les habla, para pronunciar este pregón.

Pero permítanme recordar a nuestro querido amigo Pepe Oneto, pregonero el pasado año, quien haciendo uso del dicho popular, afirmaba que “--No se es de donde se nace, sino de donde se pace”. Digo esto, porque mi padre, que nos estará viendo desde su balcón del Cielo, era un andaluz de la parte norte o sea de Pontevedra, concretamente de Tuy, que se vino de jovencito a esta bendita tierra, en busca de una oportunidad. Y aquí, lo recibieron como siempre, con los brazos abiertos. Nunca he visto a un gallego mas gaditano ni mas enamorado de este rincón. Y, por la otra parte,  la familia de mi madre era de Málaga. Luego está claro que yo soy un gallego de Málaga nacido en Cádiz, que es lo normal

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Pepe Fernández, durante un momento de su intervención en el Centro de Congresos de San Fernando.

La feliz circunstancia que nos une y nos reúne hoy aquí, “La Feria Gastronomica de la Bahía”,  expresa de forma clara, cual es nuestra vocación y nuestro futuro. Nos unen 3000 años de historia, poco mas o menos; nos unen el Atlántico aunque nuestra cultura sea mediterránea; nos unen mas de 3000 horas de sol al año con uno de los ocasos mas espectaculares del mundo; las salinas, históricamente fuente de riqueza y los esteros; los vientos de Levante y de Poniente –“Somos los mismos que el viento, nos tiró en las mismas olas” prosigue Alberti--, los pinares y las playas, el pescaíto frito, los vinos, el arte de saber vivir y la calidad de vida y hasta las piedras del puente Zuazo. También nos recuerda el poeta:

«Creímos en las sirenas
que cantan entre las olas. 
Sus cantos nada nos dieron, 
ni ayer ni ahora».

Pero sobre todo nos une la gastronomía, una gastronomía que no es competencia sino que nos complementa, pudiendo comenzar en Rota, con un plato de arranque o una urta a la roteña con la recuperada Tintilla, que aunque no está en la Bahía, la tenemos muy cerquita; Sanlucar de Barrameda, con unos langostinos o una raya al pan frito, regado a su vez con una copa de Manzanilla en rama. Y aunque ahora no la bañan las aguas de la Bahía, pero lo hicieron hasta finales del siglo XIX con las playas de San Telmo, Jerez, saboreando una copa de Vino Oloroso, con una berza gitana. O beber una copa de Vino Fino en El Puerto, con un caldillo de perro y unos fideos con langostinos. O unos muergos en Puerto Real. O unos chicharrones y unos garbanzos con chocos, con una copa de vino de Chiclana, fino o moscatel y seguir para San Fernando, a tomar las inigualables tortillitas de camarones, o el bienmesabe, o unas bocas de la isla, o una sopa de ostiones, o unas caballas asadas con piriñaca, o papas a la puercachona, o un cocido de calabaza y habichuelas verdes, o simplemente unas cañaíllas, para terminar en la capital, tomando unas caballas con babetas y de postre pan de Cádiz. Y de brandies  centenarios, licores de diseño, y cervezas artesanas, y destilados multipremiados, …

Porque si nos remontamos al pasado, solamente 3000 años, aproximadamente. ¿Se imaginan ustedes a esos fenicios entrando con sus barcos por la Bahía, con este sol, con ese viento de levante,  --que ese día  soplaba flojito-- y divisan la entonces islas de Cádiz y siguen avanzando y se encuentran la Isla de León, y en la medida que se acercan a sus costas, van percibiendo un aroma desconocido para ellos, hasta descubrir que se trataba de bienmesabe en sobrehúsa. Posiblemente, ese fue el principio de la tapa.

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Fernández, recibiendo un obsequio de manos del alcalde de San Fernando, José Loaiza, en presencia del presidente de ACOSAFE, Manuel Luna.

Esos fenicios que continúan subiendo y se encuentran con Puerto Real cuyos aguas se confunden con las de San Fernando, llegan a El Puerto de Santa María, donde hoy está el yacimiento arqueológico de Doña Blanca y comprueban que pueden navegar hasta las puertas de Jerez, cuando la desembocadura del Guadalquivir y sus marismas era un gran lago... el Lago Lugustino, donde desovaban los hoy famosos langostinos de Sanlúcar. Y se quedan prendados  de la luz, de la belleza de sus mujeres, --mas adelante serían famosas las Niñas de Cádiz, las puellae gaditanae, y disculpen mi acento pero soy de Ciencias y no se me da muy bien el latín--.

Les sorprende nuestra generosidad y beben de la fuente de nuestra sabiduría y se quedan maravillados de nuestra espontaneidad y nuestra imaginación, esa que nos permite hacer un barco con cuatro tablas, o unas papas con carne, sin necesidad de echarle carne. Desde entonces hemos estado compartiendo, sabiduría y conocimientos, con todos aquellos pueblos que nos han visitado, desde romanos, árabes y franceses, hasta gallegos y montañeses. Eso nos ha llevado a ser una sociedad diversa, tolerante y con un sentido de la vida que es la envidia de casi todos. Por contra tendríamos un grave problema, para hacer  “8 apellidos andaluces” porque remitiéndonos a los mas recientes, a los franceses, tenemos el Apellido Poullet, de una entrañable familia de educadores y artistas portuenses, o los Joly, de los fundadores de Diario de Cádiz, y sin ir mas lejos, el señor alcalde, de apellido Loaiza es de origen francés y proviene del latín y significa si no estoy mal informado “preferido de Dios” y les puedo asegurar, que no estoy haciendo campaña.

...continúa leyendo "2.235. PEPE FERNÁNDEZ. Pregonero de la X Feria Gastronómica de la Bahía."

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hipolitosancho_cuadro_puertosantamaria"Santas cosas son llamadas los muros et las puertas de las çibdades e villas".  Alfonso X ‘el Sabio’. Código de las Siete Partidas.

Se cumplen cincuenta años de la muerte del humanista e investigador portuense e Hijo predilecto de El Puerto de Santa María, Hipólito Sancho. Traemos a Gente del Puerto a dos historiadores con opiniones diferentes sobre el personaje.

‘IN MEMORIAM’.

El 17 de agosto de 1964 fallecía en su casa nº 26 de la calle Luna Hipólito Sancho, tal vez el estudioso de mayor relieve de nuestro pasado y del de la provincia de Cádiz. Para quienes desconozcan la labor de tan importante historiador, para rescatarle del injusto olvido o escaso reconocimiento quiero dedicar en la conmemoración del 50º aniversario de su muerte estas líneas a tan ilustre portuense, Hijo Predilecto de la Ciudad, entre otras muchas distinciones.

Hipólito Sancho Mayi Díez de Aux-Sopranis, nació y falleció en El Puerto de Santa María (1893-1964). Fue, principalmente, un gran humanista de amplios conocimientos (adquiridos mediante sus licenciaturas en Derecho, Filosofía e Historia en varias universidades) que sabría plasmar en sus trabajos históricos y artísticos, fruto de su infatigable labor de investigación en múltiples archivos.

Además de su faceta literaria e historiadora, reseñamos su labor docente en varios centros portuenses y jerezanos y algunos cargos en la gestión de varias instituciones municipales (secretario del Alcalde, Cronista Oficial, hermano mayor de la cofradía del Nazareno...). Buena parte de la fisonomía actual del castillo de San Marcos (con sus aciertos y errores en criterios de restauración) también se debe a él. Pero sobre todo debemos destacar sus más de 450 escritos reconocidos, desde 1913, fecha de su primera publicación conocida, hasta su muerte, además de los múltiples apuntes y anotaciones que no le dio tiempo a ampliar.

En su extensa obra sobresalen sus estudios acerca de los períodos medieval y moderno de las ciudades de Jerez y El Puerto con un rigor científico poco usual en aquella época. La mayoría de ellos fueron publicados en libros y artículos en revistas y periódicos firmados con seudónimos (Sancho de Sopranis el más frecuente). Si como portuenses tuviéramos que seleccionar alguno de sus muchos estudios, sin duda, el primero sería Historia del Puerto de Santa María. Desde su incorporación a los dominios cristianos en 1259 hasta el año mil ochocientos, publicado en 1943.

Resulta de gran interés el primer volumen de la colección Biblioteca de temas portuenses que Fernando Toscano de Puelles, bajo el título Bibliografía y recuerdo de Hipólito Sancho de Sopranis, publicó en 1993. En él se repasa desde su nacimiento y educación hasta su vocación científica, obra y atribuciones y su extenso repertorio bibliográfico (escritos impresos, póstumos, inéditos y probables). También es de obligada consulta la nótula 780 de la página web Gente del Puerto, en la que hace cuatro años se dedicó una semblanza a Hipólito Sancho. En ambas fuentes pueden ampliar información sobre su biografía y obra quienes estén interesados en aproximarse a la faceta de historiador de este insigne erudito portuense a quien tanto debe esta ciudad por hacernos partícipes de su esplendoroso pasado, al que muchos han criticado en múltiples ocasiones (por desfasado, errado o ya superado) y al que todos hemos terminado plagiando en más de una. Siga descansando en paz, 50 años después. /Texto: Francisco González Luque. Lcdo. en Historia del Arte.

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¿POR QUE, HIPÓLITO?

En los últimos días han aparecido en algunos medios artículos reivindicando la memoria de Hipólito Sancho de Sopranis. Quienes nos dedicamos a la historia de Jerez hemos de consultar con frecuencia algunas de sus numerosas publicaciones, en las que versó sobre la Edad Media o la escultura del XVI, por poner sólo algunos ejemplos.

En su defensa hay que decir que fue el primero que realizó una historia sistematizada de la arquitectura jerezana y que dio a conocer infinidad de noticias inéditas que localizó en los archivos. Sin embargo, no creo que don Hipólito merezca homenajes, ni que una vía urbana lleve su nombre, como han pedido algunos. Ciertamente para aquellos que se llaman investigadores y no han pisado en su vida un archivo, Sancho es Dios. Pero a poco que uno empiece a revisar legajos, se da cuenta de que el portuense no jugaba limpio.

Rey de la investigación local durante las décadas centrales del XX, en la que la mediocridad era la norma, Sancho jamás daba una referencia correcta de los documentos que citaba, para que nadie pudiese localizarlos y darse cuenta de que no dominaba la paleografía (aquella disciplina que nos permite interpretar la escritura de otras épocas) y que, por tanto, muchas de sus transcripciones son erróneas. Además, no dudaba en inventarse documentos, algo inadmisible y que deja en entredicho a cualquier historiador, por muchos libros que haya escrito y más renombre que tenga. Quizás la falta de otros autores rigurosos en su época le hizo pensar que sus vilezas jamás serían descubiertas. Sin embargo, la senda abierta allá por los 80 por autores como Esperanza de los Ríos y Fernando Aroca y continuada por otros muchos, ha sacado a la luz cadáveres que huelen bastante mal. Para que vean que no me invento nada, les pongo un caso práctico: el de la capilla bautismal de San Miguel, de la que Hipólito Sancho escribió una fantasía animada que nada tiene que ver con la realidad.

A la misma fase constructiva que el crucero de San Miguel, levantado en torno a 1525, corresponde la capilla bautismal, si nos atenemos a ciertos motivos estilísticos. Este baptisterio, según Hipólito Sancho es "un verdadero problema para el investigador". Realmente hasta el momento, él había sido el único que lo había estudiado en profundidad, relacionándolo con el cardenal Cisneros en una enrevesada argumentación histórico-artística. Entre las razones estéticas el historiador portuense señala la similitud de esta obra con otras realizadas bajo el patrocinio de los Reyes Católicos, como son la fachada de la iglesia del monasterio de Santa Cruz de Segovia, la fachada de la iglesia del monasterio de Santo Tomás en Ávila, "alguna [portada] de San Juan de los Reyes de Toledo y el antiguo palacio ducal de Torrijos entre otros", correlatos que no parecen tan evidentes si no es dentro del marco general de la arquitectura tardogótica castellana. Pero ahí no queda la cosa, ya que Sancho se refiere sin pudor a "la armonía existente entre la arquitectura de las obras del cardenal dirigidas por su alarife Gumiel y esta portada del baptisterio de San Miguel". Cualquiera que conozca el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares o las dependencias capitulares de la catedral de Toledo podrá comprobar que dicha armonía no existe. Además, la aparición del motivo del cordón anudado en la embocadura del arco del baptisterio jerezano, presente en otras obras patrocinadas por Cisneros, le sirve a Sancho para reforzar sus teorías.

Pues si las razones artísticas resultan peregrinas, las históricas lo son aún más. Tratando de buscar una relación del cardenal con Jerez, don Hipólito afirma que "el Dr. Cisneros leyó luengos años la cátedra de artes en la parroquia de San Lucas antes de ordenarse", dato que no mencionan los biógrafos del prelado y que él documenta en "las actas capitulares de 1489 que se conservan en el archivo del Marqués de Casa Vargas"(1), actas cuya existencia no está constatada.

...continúa leyendo "2.233. HIPÓLITO SANCHO DE SOPRANIS. Controversias."

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Situación de los cursos de agua, caminos y aldeas andalusíes del término.

Como decíamos en la presentación de esta serie (ver nótula 2.217), comenzaremos nuestro recorrido por las tierras portuenses –en las que sus paisajes y la Historia serán protagonistas- en el arroyo Salado de Rota, el que nace en el lugar nombrado Pozo Salado y captando aguas dulces de arroyos menores, tras 9 kilómetros zigzagueando por los términos de Sanlúcar, Rota y El Puerto –en tramos marcando sus divisorias municipales-, desemboca en la bahía de Cádiz en terrenos ocupados por la Base Naval. Terrenos de marismas se abren en su curso bajo y alto, en el entorno de la desecada laguna del Gallo.

Hoy el Salado de Rota no es ni sombra de lo que fue. Por último, las intervenciones antrópicas realizadas intensivamente durante la segunda mitad del siglo XX con la parcial invasión de su lecho por las tierras de los campos linderos y su canalización artificial para el regadío (obras que a fines de los 80 realizó el Iryda y en 2008 la Agencia Andaluza del Agua) fueron minando y desfigurando la antigua fisonomía del curso fluvial que en el siglo XIII llamaban río de Casarejos y durante la Edad Moderna arroyo Ratonero y Paparratones.

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El Salado, abriéndose camino en la campiña. /Foto: Juan José López Amador. 1987.

En la década de los 80, cuando repetidamente recorrimos su curso en compañía de nuestros amigos José Antonio Ruiz y José Ignacio Delgado ‘Nani’, presentaba un estado de conservación notablemente mejor que hoy. Y como para conocer un curso fluvial no hay mejor modo que navegarlo, empleamos una barquita que habíamos construido expresamente para recorrer la laguna Salada (ver nótula 788).

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Navegando por el Salado en 1987. / Fotos: Nani y J.J.L.A.

Realmente era delicioso remontar, a percha, como en la laguna, el Salado; especialmente en primavera, cuando sus márgenes estaban repletos de flores. Conocimos entonces un arroyo lleno de vida vegetal en sus riberas –abundante el salado y, más al interior, los carrizos donde anidaban patos y fochas- y sus aguas repletas de lisas, anguilas, robalitos, cangrejos americanos, camarones, almejas, coquinas…

arrollosalado_5_puertosantamariaEn la imagen de la izquierda, vemos como las nasas también poblaban las aguas del Salado. / Foto: J.J.L.A. 1985

Acaso fuimos los últimos que navegaron por el Salado, porque hasta los últimos años 50 –cuando los campesinos aún habitaban los campos– sus vecinos bajaban el arroyo en barcazas cargadas con los productos hortícolas de sus tierras para venderlas en Rota y Cádiz. Un viejo campero del cortijo de Vaina, que contaba con embarcadero propio, nos lo contó. Hoy sólo navegan los submarinos nucleares que fondean junto a la boca del Salado.

LOS AFLUENTES

Que el Ratonero o Paparratones fue una importante vía de comunicación cultural y comercial –desde fines del tercer milenio anterior a nuestra era y hasta época andalusí (siglo XIII)- es una afirmación que las prospecciones y las puntuales excavaciones arqueológicas realizadas en sus inmediaciones han constatado. (De las aldeas que desde la Edad del Cobre poblaron las riberas del Salado y su zona de influencia escribiremos en próximas entregas.)

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Las frondosas riberas del Salado en 1987, antes de su canalización con hormigón. / Foto, J.J.L.A.

arrollo_villarana_1_puertosantamariaEl curso del Salado y sus afluentes vertebran al Este gran parte de las ‘tierras negras’ y albarizas que configuran la campiña portuense, siendo cinco los principales arroyos secundarios que irradian sus aguas por el término, que son, desde la boca del Salado aguas arriba y en su margen izquierdo:

-El arroyo de Villarana recorre el extenso pago y donadío de su nombre hasta alcanzar la laguna Salada, cuyas tierras conformaron –ya en época romana- un núcleo agrícola muy destacado dedicado a la explotación de cereales y durante siglos, la despensa de trigo de El Puerto; las tierras que hacia el año 1319 adquirió doña María Alfonso Coronel –entonces viuda de Guzmán el Bueno y señora jurisdiccional de El Puerto- y luego pasaron a manos de los condes y duques de Medinaceli, sus sucesores en el señorío.  /En la imagen de la izquierda, puente de madera sobre el arroyo Villarana en 1984. / Foto, J.J.L.A.

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Cuando la marea vacía, las piedras sobrepuestas en el Vado de Villarana forman esta cascada. / Foto, J.J.L.A. 1984.

-Le sigue el arroyo de Campillo –al comienzo del siglo XVI lo llamaban arroyo del Serrano-, que brota de las inmediaciones del cruce de las carreteras El Puerto-Sanlúcar y Jerez-Rota. Hoy sólo se alimenta de las aguas de lluvia y de las escorrentías del vecino cerro de Venta Alta, pero antaño nacía en un manantial junto al paraje donde se levantó la alquería andalusí de Fontanina y próximo a donde están los viejos pozos del Duque (de Medinaceli). En la Antigüedad, su cauce, mucho más caudaloso que hoy, propició que junto al arroyo se estableciera un poblado tartésico en los siglos X-IX, del que se excavaron, por vía de urgencia, dos fondos de cabañas en 1984 (Museo Municipal) y 1985 (Diego Ruiz Mata), exhumándose cerámicas que denotan los primeros contactos comerciales tartésicos con navegantes fenicios, antes de que se establecieran en la bahía de Cádiz. 

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El arroyo de Campillo con sus márgenes inundados, en 1986. / Foto, J.J.L.A.

-El arroyo del Gallo aporta sus aguas al Salado desde la laguna y marisma del Gallo, cuyo entorno, en las laderas de los cerros que lo flanquean, se poblará con aldeas desde la Edad del Cobre –ininterrumpidamente- hasta época andalusí.

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El arroyo del Gallo desbordado, en 1996. / Foto, J.J.L.A.

-El arroyo de Campín cruza al norte del término portuense hasta adentrarse en el jerezano. Junto a este curso fluvial nació el poblado del Cobre de Campín, sólo conocido por las prospecciones arqueológicas que realizamos –con José Antonio y Nani- en la década de los 80, pero que si algún día se excava deparará el hallazgo de una importante población, seguramente amurallada.

-Y el arroyo Hondo, que es una bifurcación del de Campín y se adentra en tierras sanluqueñas, cubriendo con los otros cuatro arroyos secundarios y el principal del Salado gran parte del territorio de Isla Cartare.

LA UNIÓN DEL GUADALQUIVIR CON EL SALADO.

Escribir de la historia natural del arroyo Salado y sus afluentes precisa que nos hagamos eco de una antigua tradición que diversos autores recogieron durante la Edad Moderna y la Contemporánea. Desde mediado el siglo XVI, la historiografía repetidamente apunta a que el curso del Salado formó parte –en un tiempo impreciso- de un antiguo cauce del Guadalquivir, identificado por diferentes autores como la boca occidental “perdida” referida a fines del siglo I antes de Cristo por Estrabón: “…después se halla la desembocadura del Betis [Guadalquivir], dividida en dos brazos; la isla comprendida entre ambas bocas abarca un trecho de costa que tiene cien estadios [18’5 km] o más, según algunos.” (Geographia, III, 1, 9)

Esta identificación la contemplaron, entre otros, Florián de Ocampo (1543), Agustín de Horozco (1598), Bernardo Aldrete (1614), Martín de Roa (1617), Rodrigo Caro (1634), Esteban Rallón (1665) y un largo etcétera. Según ellos, un estero nacido del Guadalquivir se adentraba por las sanluqueñas tierras de Maina y conectaba con el Salado (suponemos que por el afluente de arroyo Hondo).

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Una segunda conexión la establecieron otros autores a partir del siglo XVIII desde el brazo de la marisma de las Mesas, donde se sitúa la romana Hasta Regia, de cuya cola nace el arroyo Tabajete (junto al que transcurría la calzada de la Vía Augusta). De esta supuesta unión se hicieron eco, entre otros, Enrique Flórez (1752), Bartolomé Gutiérrez (1787), Miguel Cortés López (1835) o Adolfo de Castro (1858). Al respecto, el citado Flórez decía en su España Sagrada (t. IX, cap. I): “...no necesitaremos recurrir a la costa occidental de San Lucar, para buscar la otra boca pues en esta parte junto a Rota se verifica la distancia que Estrabón señala a la costa marítima de la Isla, diciendo que tenía tres leguas y cuarto, o más según otros, […] y esto viene bien con el sitio de junto a Rota, donde vemos actualmente un Arroyo, llamado Ratonero, que baja desde las peñas de Asta y Trebujena, entre las cuales pudo también correr la boca antigua del Betis, pues aun hoy dista poco el nacimiento del Arroyo de la Isla mayor del río, como vemos en el moderno mapa del Reino de Sevilla, ejecutado por el Ingeniero Jefe Don Francisco LLobet…”.  /En la imagen de la izquierda, detalle del Mapa del Reino de Sevilla (1748) del ingeniero Francisco Llobet. / Real Academia de la Historia.

Aún en el siglo XX se incidía en este segundo enlace. Así, José Chocomeli precisó en 1940 en su En busca de Tartessos: “…el primer brazo oriental derivaba del lago Ligustino [marismas del Guadalquivir] por bajo de Lebrija, siguiendo las marismas del Bujón, de las Mesas y de Tabajete, arroyo de este nombre, vereda de Ferias [que muere junto a la laguna del Gallo], arroyos del Gallo y Salado de Rota, a desembocar donde hoy lo hace este mismo arroyo.” El mismo trazado lo había marcado en agosto de 1935 el portuense Francisco Ciria (‘Canales y desembocadura del Tartessos’, Diario de Cádiz).

Y es probable que así fuera. Mucho han cambiado los paisajes –más de lo que parece- en los dos últimos milenios, por la acción de la naturaleza y sobre todo por la del hombre. Y hay que tener presente que este paisaje es el espacio en el que Estrabón decía que las poblaciones de los márgenes de las hoy marismas bajas del Guadalquivir –nombraba a Asta (Mesas de Asta, Jerez) y Nabrissa (Lebrija)– habían abierto en sus esteros canales artificiales: “La serie de canales que han sido abiertos por doquier ayudan al tráfico y a las relaciones, tanto entre ellos mismos como con los forasteros. Del mismo modo también en la pleamar se utilizan los brazos confluentes [de los esteros] cuando los istmos que los separan se hacen navegables al quedar anegados. Las naos pasan entonces de los ríos a los esteros y viceversa.” Sobre los esteros, el geógrafo griego remarcaba: “Se llaman esteros a las escotaduras litorales que el agua del mar llena en la pleamar, y por las que se puede navegar remontando la corriente como por los ríos hasta el interior de las tierras y las ciudades de sus orillas.” (Geographia, III, 2, 5 y III, 1, 9)

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Marisma de las Mesas de Asta. / Foto, José y Agustín García Lázaro (web entornoajerez).

La conexión del Tabajete con el inmediato arroyo del Gallo –o acaso, apuntamos nosotros, con el de Campín, que se sitúa frente al de Tabajete– quedó cortada en 1877, cuando se construyó la vía férrea entre Jerez–Sanlúcar–Bonanza.

De cualquier forma, dejamos apuntada la vieja tradición (cuando el río suena…) de la antigua unión por vía fluvial de la bahía de Cádiz, a través del Salado de Rota y las campiñas de El Puerto, Sanlúcar y Jerez, con los esteros marismeños del Guadalquivir.

LA ALDEA ANDALUSÍ DE CASAREJOS.

Decíamos que el primer nombre conocido del arroyo Salado de Rota fue el de río de Casarejos, topónimo con el que fue bautizada –en el Libro del Repartimiento (1268) del término portuense- la aldea hispanomusulmana (de nombre árabe desconocido) que existía junto a la orilla izquierda de la desembocadura del Salado en el tiempo que la región gaditano-jerezana fue definitivamente conquistada para el mundo cristiano por Alfonso X.

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Detalle de la desembocadura del Salado, donde estuvo Casarejos . / Foto, Google. 2014.

Fue la de Casarejos una de las ocho alquerías andalusíes (de las trece que se distribuían por el término) que se fundaron, probablemente en los siglos X-XI, en el entorno del Salado y de sus afluentes y la laguna del Gallo, nombradas en el Repartimiento como Villarana, Bayna, Finojera, Fontanina, Grañina, Campix, Poblanina y, contiguo a la boca del Salado, Casarejos.

Aporta el documento medieval una interesante información para conocer algunos aspectos de la alquería andalusí, cuyas casas, solares y tierras fueron repartidas en 1268 a 77 repobladores castellanos.

casarejos_2_puertosantamariaSu término limitaba al sureste con el de Al-Qanatir (El Puerto), al norte con las tierras de las alquerías de Villarana y Bayna  y al oeste, en la otra margen del río, con la roteña de Flayna (probablemente emplazada en el yacimiento arqueológico de Las Mezquitillas). La ubicación de Casarejos junto a la boca del Salado indicaría su control del paso del cauce del río –probablemente con barcas- a la otra orilla y al interior de su curso, donde se emplazaban las otras siete aldeas andalusíes. Menciona el Libro del Repartimiento un camino –la carrera de Rota- que enlazaba Al-Qanatir, Casarejos y, por Flayna, con el ribat de Rota.  /En la imagen de la izquierda, reconstrucción del entorno de la alquería de Casarejos.

Se desconoce si Casarejos estuvo fortificado -como consta que lo estuvieron otras alquerías del Salado-, pero la repetida mención en el reparto a una pared  (o paredes) que servía para delimitar las entregas de los solares y casas a los repobladores, así podría indicarlo: por ejemplo, al decirse “…los palacios grandes como se sigue con la pared aiuso [abajo] o “…salvo los palacios que se siguen como va la pared ”.

arrollosalado_15_puertosantamariaEn el centro de la población se situaba su mezquita y –como los arriba citados- varios palacios grandes, que han de entenderse no como hoy, sino casas con más porte constructivo que los del común de la población. Y menciona el Libro dos calles, la rúa “que está de parte del río, la que va a Porluengas y “la de los Colmeneros”. Y un pozo comunal junto al camino de Al-Qanatir, y junto al pozo tierras públicas, el ejido. Y una cueva –“las casas que están sobre la cueva”-, que seguramente era un gran silo de la Edad del Cobre como los excavados en las inmediaciones del Salado en los años 50 dentro de la Base y en los 80 en La Viña. /En la imagen de la izquierda, ‘Cueva artificial’ de la Edad del Cobre en el yacimiento portuense de La Viña. / Foto, J.J.L.A. 1987. 

También menciona el texto alfonsí una isla e isleta, cuyo terreno también se repartió a los repobladores y que con seguridad se situaba en medio del río, al modo de un bajo formado por la colmatación de sedimentos marinos y fluviales, como aún se reflejaba en la cartografía del siglo XVIII.

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La isleta de la boca del Salado en un mapa de 1762.

La economía de Casarejos debió de basarse en la actividad pesquera con la explotación de corrales marinos, que aún se perciben en la margen izquierda de la boca del Salado, nombrados en la cartografía del XIX corral del Cueto. A una estructura pétrea que aún se ve en la misma boca del arroyo –tal vez la huella de un espigón o muelle de incierto origen- parece aludirse al comienzo del deslinde alfonsí (1268) de los términos de Rota y Casarejos: “El primer mojón es el Estapudal que llaman de los Camellos y Casarejos, que parte término con Rota. Han por mojones unas piedras que estaban en el mar que había nombre el Albequer.” Y una segunda base de la economía de Casarejos fue la explotación de las arenas litorales –al igual que en tiempos púnicos y romanos- como viñedos (vino, pasas, uvas), siendo 64 aranzadas las que se repartieron en 1268, linderas a las viñas de los arenales de Al-Qanatir. También tenía Casarejos, hacia el término de Bayna, un terreno menor dedicado a la explotación de cereales, y tierras de jaras con higueras y perales.

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Litoral entre El Puerto y Rota. Mapa de Francisco Coello, 1868. La flecha marca el Corral del Cueto.

Tras la ocupación cristiana de la alquería de Casarejos, su repoblación –como ocurrió en las demás a excepción de Al-Qanatir (El Puerto)- no cuajó y la vieja aldea andalusí se abandonó o, quizás, ni siquiera el conjunto de las casas y solares fuesen habitados por sus 77 beneficiarios. Sí perduró en el tiempo la ‘pesquería de Casarejos’ y la explotación de las arenas como viñedos y huertas.

Cuándo el término portuense de Casarejos pasó a integrarse en el roteño es cuestión que no podemos precisar, aunque lo más probable es que ocurriera poco después de 1341, cuando el señorío portuense pasó a manos de Juan de la Cerda I, hijo de Leonor Pérez de Guzmán y nieto, por vía materna, de los arriba citados Guzmán el Bueno y María Alfonso Coronel, también señores, desde 1297, de Rota. / Texto: Juan José López Amador y Enrique Pérez Fernández.

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Enrique García-Máiquez y López, nació en Murcia en 1969, de donde era su madre, la desaparecida farmacéutica Carmen López Llopis (ver nótula núm. 1.144 en GdP), aunque él se siente de El Puerto de Santa María, es hijo del microbiólogo y humanista Enrique García Máiquez (ver nótula núm. 821 en GdP), siendo el mayor de cuatro hermanos junto a Nicolás, María y Jaime, también poeta.

egml_ida-vuelta_puertosantamariaProfesor en Secundaria se dio a conocer al ganar el premio Villa de Cox con el poemario Haz de luz (Pre-Textos, 1996). Ese mismo año obtiene también el Mariano Roldán y publica Ardua mediocritas (Ánfora Nova, 1997). Su siguiente libro tardará en ver la luz, pero acrecienta su prestigio crítico: Casa propia (Renacimiento, 2004). Dentro de la editorial Los Papeles del Sitio, en la que ha tomado parte activa, aparece su libro de haikus Alguien distinto (Papeles del Sitio, 2005). Su último poemario hasta la fecha es Con el tiempo (Renacimiento, 2010). Ha codirigido junto a Abel Feu la revista "Nadie Parecía" para la editorial Renacimiento, y es habitual su firma en publicaciones como "Clarín", "Númenor" o "Poesía Digital". Mantiene además desde hace unos años una columna en distintas cabeceras del Grupo Joly, algunas de las cuales, junto a otros artículos de prensa, han sido reunidas en los libros De ida y vuelta (La Isla de Siltolá, 2011) y Un paso atrás (Rialp, 2012). /En la imagen de la izquierda, portada de su libro 'De ida y vuelta'.

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Enrique, arriba a la derecha, en una fotografía familiar en la que vemos también a su hermano Jaime, también poeta, abajo a la izquierda. Todos con algunos años menos...

Del mismo modo, desde 2006 coordina los blogs ‘Tampolink’ y ‘Rayos y Truenos’, cuyas entradas ha recopilado en el volumen Lo que ha llovido. Rayos y truenos (2006-2008) (Númenor, 2009) y El pábilo vacilante. Rayos y truenos (2008-2011) (Renacimiento, 2012). Es destacable también su faceta como prologuista, editor y traductor.

egml_elpabilovacilante_puertosantmaria/En la imagen de la izquierda, su segundo libro recopilatorio de entradas en el blog  Rayos y Truenos, 'El pábilo vacilante' (2008-2011).

En la primera parcela ha escrito los prólogos de los libros de Pablo Moreno Prieto -De alguna manera (Altair, 1999)-, G.K. Chesterton -La superstición del divorcio (Los Papeles del Sitio, 2007) y La cosa y otros artículos de fe (Renacimiento, 2010), en el que se ocupó asimismo de la edición-, Miguel d'Ors -Virutas de taller (Los Papeles del Sitio, 2007)-, Aquilino Duque -Los agujeros negros (Paréntesis, 2009)-, Pedro Sevilla -Todo es para siempre (Renacimiento, 2009)-, W.R. Titterton -G.K. Chesterton, mi amigo (Rialp, 2011)-, ocupándose en estos dos últimos casos también de la edición, José Manuel Mora Fandos -Tan bella, tan cerca (escritos sobre estética y vida cotidiana) (Isla de Siltolá, 2011)-, José Cereijo -Antología personal (Polibea, 2011)-, José Jiménez Lozano -El precio. Antología poética (Renacimiento, 2013), y Karmelo C. Iribarren -Diario de K. (Renacimiento, 2014)-. En este terreno ha editado asimismo las Poesías escogidas de Miguel d'Ors (Númenor, 2001), la Antología poética de Luis Rosales (Rialp, 2005), y Oficio. Antología poética, de José Miguel Ibáñez Langlois (Númenor, 2006).

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Presentación de su poemario 'Con el Tiempo'. Año 2010.

Ha traducido a G.K. Chesterton en Lepanto y otros poemas. Poemas escogidos (Renacimiento, 2003), a Mario Quintana en Os espelhos partidos (Cuadernos de La Chancillería, 2004) y en Puntos suspensivos. Antología (Los Papeles del Sitio, 2007), y, junto a Aurora Rice, el Tomás Moro, de William Shakespeare (Rialp, 2012).

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El ayamontino Abel Feu, el jerezano José Mateos y nuestro protagonista, dos escritores que han incluido sus poemas en sendas antologías, entre otros.

Sus poemas han sido antologados por José Manuel García Gil en 11 inicial. Última poesía en Cádiz (Fundación Municipal de Cultura de Cádiz, 2002), Joaquim Manuel Magalhaes en Poesia espanhola de agora / Poesía española de ahora (Relógio d'Água, 1997), por Enrique Baltanás en Los 40 principales. Antología general de la poesía andaluza contemporánea (1975-2002) (Renacimiento, 2002), por Abel Feu en Sombra hecha de luz. Antología de poesía andaluza actual (Unam, México, 2006), y por José Mateos en Navidades modernas. Antología del villancico actual (Canto y Cuento, 2013). /Texto: Juan Carlos Palma.

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La imagen de la Virgen de los Milagros, durante el proceso del revestido por los camaristas. 

En un romance de moros y cristianos de las guerras civiles de Granada se lee:

Sale de Sidonia airado,
de Jerez la vega corre
por donde entra Guadalete
al mar de España, y por donde
Santa María del Puerto
recibe famoso nombre.

¡Famoso nombre el de Santa María de El Puerto! El Rey Alfonso el Sabio, que supo de leyes y de poesía y hasta llegó al secreto del mundo de los astros, le dio carta puebla y fueros y nombre de Ciudad y Gran Puerto. Se había encontrado allí no más de trescientas casas y en el río los barcos de unos pobres pescadores que entretenían sus días de trabajo. Era buena la tierra y el Rey no había oído hablar de otro sitio más conveniente “para hacer noble ciudad y buena al servicio y honor de Dios y de Santa María su Madre y a honor de la Santa Iglesia y a guarda y defendimiento del reino y noble ciudad de Sevilla.”

Mandó poblar el lugar con caballeros castellanos y leoneses, de Bayona, de Portugal, del Rey de Aragón, de Pisa y de Venecia y otros que le seguían en las batallas. Y dijo “Queremos primeramente que sea llamado aquel lugar el Gran Puerto de Santa María.”

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Castillos y Leones en el pavimento. /foto: José Manuel Ramírez.

No Puerto a secas, sino por título de agradecimiento y de conquista, Puerto de la Virgen, Madre de Dios. El Rey, que había recibido grandes mercedes de la Señora, le dedica las mejores y más dulces de las Cantigas, y de este modo, si buena fue la cuna de la ciudad en la feraz y ubérrima vega, blanca de sal y verde de majuelos, mejor fue la canción, los versos del Rey poeta, a cuyo arrullo el Puerto de Santa María durmió sus sueños primeros.

Y como si el Rey Sabio profetizara, el Puerto de Santa María fue grande, presa codiciada de los poderosos, invernadero de navíos reales, suelo de cartógrafos y navegantes, puerta para América, tierra de promisión y de ventura.

Lo ha sido todo y lo es, sin poder renunciar a su apellido, bajo el soberano dominio de Santa María, que se encarna, desde siglos atrás, en la imagen morena de la Virgen de los Milagros, patrona de la Ciudad, que este año volverá a recibir en su trono de plata, con el cerco de las alabardas de los nardos, el reduplicado cariño de los portuenses, que se dan cita bajo el dorado 8 de septiembre para conmemorar la festividad de la Señora, representada en la imagen venerada y con ribetes de orgullo poderla llamar, como todos los días de todas las horas anónimas, con ese título “de los Milagros”, no sólo para recordarnos los por sus manos recibidos, sino para llegar a comprender la singularidad y excepción que la Virgen significa y a la que San Juan Crisóstomo llamó “el gran milagro”. Por eso la llamamos los portuenses “de los Milagros”.

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Remate de armario de propiedad municipal del siglo XIX, con el escudo de la Ciudad en relieve, que se conserva en el Palacio de Araníbar.

Todos los milagros de Dios atesorados en Ella por razón de la maternidad divina a la que estaba predestinada, y así escribe Peatu “como de su fuente y origen fluyeron todas las cosas maravillosas y estupendas que la divina largueza en Ella acumuló”. Por ello bien pudo decir San Bernardino: “Que una mujer concibiera y diera a luz a Dios es y fue un milagro”.

Predestinada para ser Madre de Dios antes de que el tiempo fuera tiempo, ya fue un milagro. Concebida exenta de toda mancha, incluso de la original, recibió un trato de excepción y el milagro se dio en Ella otra vez, por no decir se prolongó, como milagrosamente vino al mundo porque, en la palabra de Damasceno, “era conveniente, sin duda, que a lo que había de ser lo sólo nuevo bajo el sol y origen de los prodigios, se le abriera el camino por prodigios”.

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Procesión de la Patrona a su paso por la calle Luna esquina con Nevería. Década de los veinte del siglo pasado.

A borbotones salieron de la fuente divina los milagros para formar el milagro en si que es la Virgen. El de su predestinación, de de su concepción sin mancha, el de su nacimiento y el de su propia maternidad divina sin mengua de su virginidad, es decir, el milagro de que hablara San Bernardino. Milagro, por último, cuando los apóstoles ven su sepulcro vacío y el ejército de los ángeles bate palmas al recibirla asunta en cuerpo y alma a los cielos.

Es decir, qe llamamos a la Virgen “de los Milagros” como la llamamos los portuenses, se le dice todo cuanto es sintética y abreviadamente. Otras advocaciones marianas la mirarán desde cualquier cara del poliedro infinito de sus excelencias: Gracia, Consuelo, Esperanza, Alegría, Virtudes, Remedios, Amparo, Luz... Pero los portuenses hemos encontrado hace siglos, la palabra exacta que todo lo abrca en dos por tres. Es esa en la que, como el destello del faro que momentáneamente abarca el horizonte entero, en tres sílabas. “Milagros”, hemos cubierto el horizonte infinito de los privilegios marianos. /Texto: Luis Suárez Rodríguez. (Publicado en ABC de Sevilla el 7 de septiembre de 1966, con motivo del 50 aniversario de la Coronación Canónica de la imagen).

pms_caricatura_puertosantamariaRelato de un suceso que vivió nuestro paisano, el comediógrafo Pedro Muñoz Seca, padre de la ‘astracanada’, escrito y publicado en la Revista Portuense el 22 de enero de 1927

Dependía entonces la Comisaría general de Seguridad del ministerio de Fomento. Era yo a la sazón jefe del Negociado de Accidentes y compartían conmigo los trabajos oficinescos dos simpáticos auxiliares, que vivos y relativamente sanos andan por ahí tosiendo su gripe como cada hijo de vecino.

Ya por, aquel entonces había yo estrenado cincuenta o sesenta comedias, y había tenido la suerte de que muchos críticos y no pocos intelectuales se “metieran” conmigo de una manera desacostumbrada. Porque sepan ustedes que, gracias a Dios, y E1 nos da a todos muchísima salud, a mi me han “pegado” algunos Aristarcos como no le han “pegado” a nadie. Ganas de demostrar a todas horas que son Aristarcos “de pega”.

¡Maestro “Azorín” …! ¡¡Viva su señora madre de usted!! Bueno, pues, a lo que iba. Una mañana, “al filo” de las doce, como dijo por vez primera no sé que escritor cursi, se entreabrió la puerta de mi despacho, asomó la gaita un señor de agradable aspecto, y, tras el consabido “se puede”, “adelante”, “gracias”, “no hay de que darlas”, preguntó a uno de mis auxiliares, con marcado, acento catalán:

-- ¿El “negociado” de Accidentes, me hace el favor?
-- Es este mismo, caballero. 
-- ¿Podría indicarme quien es el jefe? 
-- Aquel señor del bigote. 
-- Gracias.

pedromunozseca_recreodelostrapos_puertosantamariaY se acercó a mi mesa, y me saludó con una exquisitez, con una cortesanía, que hubiera dejado boquiabierto a D. Alfonso Retortillo, que es la persona a quien se ha visto saludar con más elegancia. /En la imagen, Pedro Muñoz Seca, en el porteño 'Recreo de los Trapos'.

--Mire --me dijo– Yo me estoy hecho un lío, ¿sabe? Yo soy director de una Compañía en “Barselona”, he ideado una nueva combinación de seguros, he redactado un modelo de contrato, y como no se si se ajusta o no a los preceptos legales y no quiero tirarme una plancha, porque a mi lo que más me horroriza son las planchas, ¿sabe?, pues deseo que me diga si la póliza es o no viable antes de solicitar oficialmente su autorización. Ya se que no está usted obligado a hacer este trabajo, pero si quiere tener conmigo esa gentileza … 
--No faltaría más, señor. Déjeme esas cuartillas; yo las estudiaré particularmente, subsanaré los defectos que tengan, y mañana, cuando usted vuelva, estará el modelo de contrato en punto de caramelo.

El caballero catalán se deshizo en frases de elogio para la Administración pública y para mí, se curvó cuatro veces, hasta esquirlarse las vértebras, y cuando regresó al día siguiente y se encontró con el trabajo hecho, volcó de nuevo sobre mi él carro de las alabanzas, y no sabia cómo demostrarme su agradecimiento.

Dispuesto yo a variar de tema le hablé de Cataluña, de mis entusiasmos por aquella región, y le pregunté, por preguntarle algo:

--¿Cómo van los teatros en Barcelona?  Torció el gesto repetidas veces.
-- Mire, amigo: aquello está de lo peor. No hacen más que esas astracanadas que le sacan a uno de “quisio”. Ya habrán oído ustedes hablar de ese autor que le “disen” Muñoz Seca; ese tío mamarracho, que no escribe más que brutalidades. ¡Los críticos de allá le ponen …! Pero, a pesar de ello, hay obras de Muñoz Seca en casi todos los teatros. ¡A mí, que soy un hombre fundamentalmente serio, me ponen mal esas obritas! Porque es que a mí, cuando alguien me hace reír, me da coraje, ¿sabe usted? Mire, yo no pataleo nunca en los teatros, porque soy una persona muy conocida en Barcelona, y no voy a ponerme a patalear en público ...
--Claro. 
--Pero no sabe usted las ganas que tengo de patalear a Muñoz Seca.

Mis dos auxiliares no subían adónde mirar. Uno de ellos metió la cabeza en un estante, como buscando algo, y empujaba, deseoso de meter también todo el cuerpo. EI otro, por no soltar el trapo, apretó entre los dientes con tal fuerza, una boquilla de espuma, que la partió en seis pedazos. Una hora después aún echaba espuma por la boca. Yo, sin alterarme, le dije sonriendo:

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Teatro de la Comedia (Madrid) antes del incendio de 1915, tras el que fue restaurado.

--Pues mire usted: mañana estrena Muñoz Seca en la Comedia, una astracanada de las suyas. Quédese; asista al estreno y como aquí no le conoce a usted nadie, patalee, si hay ocasión, y desahóguese.
--Si, señor. Encantado. Es un nuevo favor que voy tener que agradecerle; porque mañana … 

Y dejó caer un bastón que llevaba, que era una grúa. -Ahora mismo voy a comprar la localidad. Y se fue.

Corrió la especie por la oficina; llegó la especie de la broma al propio comisario de Seguros, y todo el personal de la casa aguardaba al siguiente día al caballero antiastracanista, antimuñosequista y catalanista. Y llegó radiante, con dos butacas de la fila sexta. ¡Dos! ¡Porque habla comprado otra para mí! Quería que yo le viera patalear. ¡Qué hombre tan grande ...¡ ¡Con que ilusión se despidió de mí aquella mañana …! ¡Hasta luego…! Que lleve un bastoncito de peso …¡Lo que nos vamos a divertir …!

Siempre he pedido al Altísimo que gusten mis comedias; pero nunca con el afán de aquella noche. ¡Dios mío, que guste siquiera el primer acto! ¡Que salga yo a escena! ¡Que me vea el catalán …!

Cuando llegué a la Comedia, minutos antes de empezar el espectáculo, miré por el agujerillo del telón, y vi a mi hombre repantigado en su butaca, con el “bastón grúa” en la mano y mirando levantiscamente a izquierda y derecha, como diciendo: “Aquí hay un reventador decidido. A ver que pasa”

Confieso que sentí pánico. Pero por fortuna, el acto primero fue un exitazo. ¡Qué risotadas! ¡Que ovaciones …! Jamás he salido a escena con tanto gusto. De la mano de Irene Alba, avancé hasta las candilejas, clavados mis ojos en los del caballero catalán, que, asombrado, rojo, no se si de vergüenza o de indignación, bajó la cabeza, hasta hundir la barbilla en el pecho …

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El Teatro de la Comedia, en la actualidad.

Al comenzar el acto segundo había desaparecido. No le he vuelto a ver. Dicen que cuando se estrena una comedia mía en Barcelona, aunque guste mucho, hay siempre un señor que protesta desaforadamente.

--¿Y es, seguramente, el de la póliza? 
-- ¡Oiga usted, amigo¡ ¡Bueno está ya, caramba! Que yo le di a usted una broma: pero usted me hizo estudiar toda una tarde aquel modelo de contrato, que era un ciempiés, y gracias a mi esfuerzo se está usted “hinchando”.

¡No “patalee” usted más, por los clavos de Cristo! /Texto: Pedro Muñoz Seca.

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Una vez el New York Times dijo que merecía la pena tomar un avión y lanzarse al peregrinaje gastronómico sólo para comer en esta cala española. Más allá de lo que digan en ultramar, está claro que Ángel León y su universo de orfebrería marina son punto y aparte.

Si Ángel León fuera un plato, sería una novedad constante. Mar en estado puro. Innovación casi de ciencia ficción. En un contexto de algas vivas y plancton fluorescente, sobre la mesa, en cerámica de la Cartuja de Jerez, aparece una tortilla de camarones estratosférica de las que sirven en Aponiente. Con esencias de sus pescas infantiles por Valdelagrana, y con la sutileza transparente propia de un cocinero sin ínfulas de pez espada. El plato iría mutando desprendiendo olores a fondo de mar hasta convertirse en pez vivo de la Cádiz universal. En el borde del plato, como una gota de Kandinski, un chorreón de sangre de gazpacho, con verdes de su juventud en Alcalá de los Gazules. Un plato completo, pero sencillo, que alimenta sobre todo la curiosidad por los sueños que se curran. Un carnaval de buen gusto, de alegría, de clase jerezana, de trabajo intenso de una tripulación de bandera. Claramente, otra cosa.

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Oliendo a sal y a pez, nos tomamos un rebujito andaluz con un revolucionario de los fogones con Estrella Michelín. Este Chef del Mar es top. No ha sido fácil conseguir este momento dentro de una agenda estresada. Pies al agua. Copa. Lanzamos la red.

--¿El que se maneja bajo el agua tiene más resistencia para combatir sobre la tierra?
--Al menos, ver la vida desde debajo del agua ofrece una visión más global del mundo y de la naturaleza.

--Mientras unos se hunden, usted exporta. ¿El secreto está en la raspa?
--El secreto está en la humildad, la constancia y en pensar en que me moriré sin saber absolutamente nada sobre a lo que me dedico: la cocina y el mar.

--¿Cuáles son los proyectos de expansión del 'Chef del Mar''?
--Actualmente lo más importante es empezar en octubre en el Hotel Mandarín Oriental, en Barcelona. Es uno de los proyectos más bonitos que me han pasado en mi vida. Que un hotel así cuente conmigo para ser el chef ejecutivo del hotel me hace muy feliz. Además, puede ser una ocasión de abrir mi cocina al mundo, si las cosas funcionan bien.

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--Los que este verano cogen coquinas en las playas y luego se las cocinan en casa, ¿tienen genes chef-del-mar?
--Todos tenemos esos genes. Son recuerdos de la infancia para muchos. Son de los pocos momentos en los que el ser humano se pone en contacto directo con el medio. Bienvenidos sean esos momentos, porque acercan a las personas a la verdad de los productos del mar.

--¿Qué valores sociales se encuentra cuando bucea por los mares buscando el mejor pescado?
--Hay muchísimos valores humanos que se han perdido y que hay que recuperar. El otro día me monté en un autobús y me tuve que pelear con unos chicos para que le dejaran un asiento a una señora de 65 años que iba cargada con bolsas. Son gestos sencillos, pero que hay que recuperar para que esta sociedad no pierda sus valores primarios.

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--¿Qué ha aprendido de su experiencia en 'Top Chef'?
--En Top Chef no perdí mi forma de ser y me mostré como soy. Ha sido un trabajo durísimo. No es nada de lo que vemos: hay muchas horas de curro detrás. Ha sido una experiencia muy positiva en mi vida.

--¿En la televisión quedan verdades?
--Pues sí. Fue una sorpresa ver que quedan verdades en la televisión. Cuando decidíamos quién se marchaba porque no cocinaba bien, respetaban nuestra elección. Nunca hubo guión para nuestra decisión. Y tengo que admitir que pensaba que todo eso estaba adulterado, pero no.

--¿Mucho pez plano en la caja tonta?
--Yo no los he visto en lo que he vivido, los veo más desde casa. Se ve desde fuera que se le da mucha importancia a todo el mundo rosa, y se observa que hay pocos programas que fomenten la formación cultural de la gente para que puedan llenar su cabeza de cosas buenas.

--Qué es lo que no haría nunca con Alberto Chicote?
--Llevármelo al desierto. Odia el sol.

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--Hijo Predilecto de Andalucía. ¿Andalucía, hasta dónde?
--Andalucía es parte de mi esencia, la forma de vivir mi vida, de expresar mi cultura, de ver mi cocina... Andalucía se vive de una forma que me entusiasma. Con lo que hay y los momentos que pasamos, en mi tierra sigue habiendo alegría, luz, música, carnaval... Superamos las dificultades de la Historia con una sonrisa, y eso me vale por encima de todo.

--¿Cuántos 'merluzos' se encuentra uno hasta lograr abrirse camino y emprender con acierto?
--Muchos, pero son etapas de la vida maravillosas que te hacen valorar lo que te pasa cada día, y aprender a vivir, gracias a Dios, con esos merluzos. En el mar hay muchas cosas interesantes, y también tiene que haber merluzos...

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--¿Hay mucho pulpo cuando se está en la cima?
--Mucho pulpo en la cima y fuera de la cima. El pulpo es un cefalópodo que me gusta congelar, para después cocinarlo. Y en la vida real, igual, congelo a los pulpos, y me quedo con el pescado fresco, que es la gente de verdad.

--¿A qué sabe una estrella Michelín?
--Sabe a sentirte feliz de haber logrado retos profesionales bonitos, a estimular al equipo, y a seguir luchando por conseguir los sueños más grandes.

--¿Las estrellas Michelín son más de tierra que de mar?
--Espero que no...

--¿Lo han llamado ya de TVE para ser el Popeye del pescado?
--No. Todavía no me han llamado... /Texto: Álvaro Sánchez León.

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La bahía de Cádiz, las tierras intermedias entre el Guadalete y el Guadalquivir y el Coto de Doñana. /Foto: Google.

Comenzamos aquí y ahora presentando una serie de textos que publicaremos en Gente del Puerto durante los próximos meses. Bajo el título general de Isla Cartare, todos tendrán el vínculo de que tratarán del espacio –los paisajes- y el paso del tiempo –la Historia- en el ámbito de las tierras que conforman el término municipal de El Puerto de Santa María (154 km2, marismas del Guadalete incluidas), cuyas tierras fueron habitadas  desde hace unos 6.000 años en tres áreas bien diferenciadas: las arenas que se extienden por la franja costera, la Sierra de San Cristóbal y las tierras negras y albarizas de la campiña; espacios que durante la Prehistoria reciente los ocupaba un extenso bosque mediterráneo exuberante de vida, hasta que en tiempos fenicios y romanos sus fértiles tierras fueron roturadas intensivamente de cara a la exportación de los productos de la tríada mediterránea: vino, aceite y trigo; al igual que ocurriría en los siglos XVII y XVIII por cuenta y cargo de los cosecheros y cargadores a Indias asentados en El Puerto.

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La campiña desde el camino de Campín, en 1986. A la derecha, el cortijo de las Ánimas, donde existió una aldea andalusí. / Foto: Juan José López Amador.

La demarcación del término portuense –que formó parte del de Cádiz hasta el año 1272- se fijó en 1268, tras la definitiva conquista y repoblación en época de Alfonso X del territorio gaditano de al-Andalus, englobando sus límites las tierras de trece alquerías (aldeas) andalusíes fundadas a partir del siglo X, que fueron herederas –en algunos casos sin solución de continuidad- de los asentamientos que desde la Edad del Cobre y en los periodos tartésicos, fenicios y romanos alcanzaron el esplendor comercial y cultural del territorio de Isla Cartare. 

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Nani y José Antonio, sobre las huellas de un fondo de cabaña de la Edad del Cobre de La Dehesa, junto al Castillo de Doña Blanca. 1982. /Foto: J.J.L.A.

EN LOS AÑOS 80
Junto a nuestros amigos José Antonio Ruiz Gil y José Ignacio Delgado Poullet –Nani-, durante la década de los 80 recorrimos asiduamente el término portuense con el fin de documentar el poblamiento antiguo –en todas las épocas- de sus tierras. Para ello realizamos exhaustivas prospecciones arqueológicas superficiales a lo largo y ancho del término con la recogida de materiales culturales –en su mayor parte cerámicos- que fijaron el origen y la cronología de los asentamientos detectados.

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Excavación en la Barriada del Pilar en 1982, la primera que realizó el recién fundado Museo Municipal. Agachado, su director, Paco Giles; en el corte, Nani y Juan Fernández; detrás, de izquierda a derecha, Juan José López, Juan Taboada, Javier Maldonado, Enrique Pérez, José Antonio Ruiz, Jesús Montero y José López. /Foto: Museo Municipal.

A partir de 1982, cuando se creó el Museo Municipal –dirigido por Francisco Giles Pacheco y al tiempo que comenzamos a trabajar en él dos de nosotros (Nani y Juan José)-, el objetivo se redobló y hasta el fin de la década continuamos prospectando el término y localizando en torno a un centenar de yacimientos, que permitieron conocer, a grandes rasgos, las características del poblamiento de los campos portuenses en el transcurso de la Historia.

Lamentablemente, las leyes vigentes en Andalucía durante las últimas décadas sólo han contemplado las intervenciones arqueológicas si lo son por vía de urgencia, negándose así el derecho de los ciudadanos a conocer el pasado global de su entorno vital y crear desde la disciplina arqueológica una ‘industria cultural’ que redunde en beneficio de la sociedad. De sobra existen en nuestro ámbito geográfico los mimbres para ello, pero no la política que ampare las excavaciones sistemáticas. 

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Equipo de la primera campaña de excavación de Cantarranas, 1982. /Foto: Museo Municipal

Así las cosas, al menos las prospecciones de los años 80 propiciaron que se realizaran excavaciones de urgencia en algunos de los yacimientos detectados: Barriada del Pilar (1982), La Dehesa (1982), Cantarranas (1982;1985;1986), El Barranco (1983), Vicuña (1983), Las Beatillas (1984), Campillo (1984;1985), La Viña (1984;1986;1987), El Palomar (1994), Buenavista (1997), Pocito Chico (1997-1999) y La Florida (1999). De sus improntas culturales y dataciones algo escribiremos en próximas nótulas.

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Sondeo arqueológico en El Barranco, junto a la laguna Salada. 1983. /Foto: Museo Municipal.

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Juan José, Enrique y José Antonio en abril de 1984 excavando en la Sierra de San Cristóbal, en Las Beatillas. /Foto: Nani.

Pero durante aquellos años que pateamos el término no sólo nos interesó la localización de yacimientos arqueológicos, sino conocer y atestiguar todos los elementos que configuran un espacio rural: los diversos biotopos y sus transformaciones naturales y antrópicas; la fauna y flora; los cursos de agua, pozos, lagunas y marismas; las cañadas, caminos, veredas e hijuelas; los cortijos, casas de campo y chozos; los sistemas de explotación de las tierras y las arenas…

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Chozo (hoy desaparecido) junto al cortijo de Vaina. 1984. / Foto, J.J.L.A.

De aquellas experiencias inolvidables que intensamente vivimos cuatro amigos –entonces muy jóvenes- en los pagos portuenses, tratarán los textos que a partir de la próxima entrega compartiremos con los lectores de Gente del Puerto; las huellas que en el curso del tiempo dejaron los hombres y mujeres en las tierras situadas al sur de Isla Cartare, como llamaron en la Antigüedad Clásica a las fértiles tierras situadas frente a la Bahía de Cádiz, entre las desembocaduras del Guadalquivir y el Guadalete. Un nombre, para nosotros, mágico y evocador. 

isla_cartare_9_puertosantamariaLA ORA MARÍTIMA DE AVIENO
Rufo Festo Avieno, escritor latino natural de Volsinia (Italia) que vivió en el siglo IV de nuestra era, nos legó en su poema Ora Maritima la primera descripción histórico-geográfica –somera, eso sí- del litoral gaditano y la mención de algunos de sus topónimos más significados en la Antigüedad. Para su composición el autor empleó fuentes muy anteriores a su época, principalmente la de un periplo griego massaliota que se fecharía hacia el año 535 antes de Cristo, interpoladas con noticias de autores posteriores y del propio Avieno.

Si bien el poema en sus 713 versos conservados contiene información acerca de la navegación entre Tartessos-Massalia (Marsella) y las Oestrymnides (Islas Británicas), así como apuntes de enclaves aún más lejanos, reseñaremos lo que dice Avieno de Isla Cartare, voz de origen fenicio-púnico (como Cartago, Cartagena, Carteia) que vendría a significar Isla de la Ciudad. /Planos de Juan Gavala (1959) con la ubicación de Isla Cartare y su entorno en la Antigüedad; en el plano de mas abajo, el mismo espacio geográfico, en nuestro tiempo.

isla_cartare_10_puertosantamariaLa certera identificación del antiguo topónimo con la geografía actual la propugnó por vez primera –tras erróneas propuestas de Adolf Schulten (1921) y Antonio Blázquez (1923)- el ingeniero de minas lebrijano-portuense Juan Gavala y Laborde (ver nótula 442) en 1959, en su obra La Geología de la Costa y Bahía de Cádiz y el poema ‘Ora Maritima’ de Avieno, cuya traducción del texto latino seguiremos.

Ora Maritima recoge en sus versos una supuesta descripción de los accidentes costeros gaditanos que visualizó un navegante griego massaliota desde su embarcación de cabotaje. Tomando como referencia la cronología del periplo, la travesía se realizó cuando en la Baja Andalucía comenzaba el colapso, o la transformación, de las bases económicas que sustentaron en un alto grado de civilización a la vieja cultura tartésica.

Tomaremos el texto de Avieno a partir de que el nauta griego pasa por la costa  onubense, donde cita un “monte y rico templo consagrado a la diosa infernal, en el interior de una profunda cueva [Gavala lo sitúa en la colina de Moguer], la laguna Erebea [estuario del río Odiel), la ciudad de Herbi [cabezos de Huelva] y el río Hibero [Tinto-Odiel], añadiendo que “la parte de levante contiene a partir de aquí a los Tartessios y a los Cilbicenos.

Es destacable en el poema la omisión del extenso cordón dunar (70 km) del litoral del Coto de Doñana, seguramente debida al no contemplar el navegante topografía alguna digna de mención en un entorno muy lineal de arenas bajas. (Como rasgo cultural señalado en la zona, cabría mencionar la existencia de una vía comercial que enlazaba las minas de Aznalcóllar con las colonias fenicias de Cádiz y el Castillo de Doña Blanca a través de Tejada la Vieja, Almonte y El Rocío; milenaria senda bien conocida por los peregrinos rocieros.)    

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Paso de la Hermandad de El Rocío de El Puerto por las inmediaciones de la laguna del Gallo. 1999. /Foto: J.J.L.A.

ISLA CARTARE
Y tras mencionar al río Hibero, continúa Avieno (versos 255 ss.): “Después se encuentra la Isla Cartare, y es creencia bastante extendida que antiguamente estuvo ocupada por los Cempsos; arrojados luego por lucha con sus vecinos, se retiraron en busca de otros lugares. Se alza después el Monte Cassio […]; luego se encuentra el Cabo del Templo, y a lo lejos está la fortaleza de Gerión […]

Aquí se hallan, distanciadas unas de otras, las bocas del Golfo de los Tartessios, y desde el mencionado río [Hibero] hasta estos lugares hay para los barcos un día de navegación. [La distancia -60 millas- la cubriría una embarcación de la época en 16-18 horas.] Aquí está la ciudad de Gadir, […] la misma fue llamada primeramente Tartessos […] 

Mas el río Tartessos [Guadalquivir], al fluir del Lago Ligustino [marismas del Guadalquivir] a través de campos abiertos, ciñe por todas partes con su corriente a la isla. Este rio no avanza con una corriente única, ni surca con un solo cauce el terreno subyacente, pues vierte sus aguas en los campos por tres bocas por la parte de levante, y con una boca gemela baña también dos veces la región situada al sur de la ciudad. […] El mar que se halla en medio separa […] el Castillo de Gerión y el Cabo del Templo, y el golfo [de los Tartessios] se adentra entre altos acantilados de rocas.

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Acantilado en la playa del Almirante. 2010. /Foto: J.J.L.A.

Ese Templo, “junto a un ancho río” –añade el poema más adelante-, debe ser el santuario excavado en el sanluqueño Pinar de la Algaida, el que fue consagrado a la diosa cuyo nombre alude a la luz del crepúsculo (lux dubia), identificada con Phosphoros, y al lucero de la tarde, el planeta Venus. La fortaleza de Gerión (en memoria al mítico rey tartesio) se situaría –según Gavala- en la Isla de León o en el islote de Sancti-Petri. Ambos topónimos delimitaban el Golfo de los Tartesios, que es decir la Bahía de Cádiz.

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En la imagen de la izquierda, máscara en terracota del santuario de El Tesorillo, en La Algaida. /Foto: J.J.L.A.

En estos párrafos de Avieno queda fijada la situación de Isla Cartare: abarcaría el territorio situado entre las desembocaduras del Guadalquivir y el Guadalete. Aunque la unión entre ambos ríos nunca fue efectiva por la infranqueable barrera terciaria (38 metros) existente entre El Cuervo y los jerezanos Llanos de Caulina –aunque sí pudo existir  abriéndose caños artificiales entre ambos estuarios, como de hecho fue y contó Estrabón-, la peculiar fisonomía del paisaje que se les presentaba a los navegantes que cruzasen el litoral durante el I milenio anterior a nuestra era, aparentaría que los brazos de mar comunicaran entre sí y fuesen los esteros del Guadalete bocas dependientes del Lago Ligustino. Esta hipótesis ya fue enunciada por el investigador gaditano César Pemán en 1941, en su libro El pasaje tartéssico de Avieno a la luz de las últimas investigaciones.

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Caño y marisma en Sanlúcar. Al fondo, el Guadalquivir. /Foto: J.J.L.A.

DONDE ESTÁ EL AJO...
Alusiones al territorio que Avieno denomina Isla Cartare se vislumbra en otros escritores de la Antigüedad Clásica. Así, el geógrafo griego Estrabón, a fines del siglo I a.C. aunque empleando noticias de Estesícoro de Himera (hacia 630-550 a.C.), escribe: “Parece ser que en tiempos anteriores se llamó al Betis Tartessos y a Gadir y sus islas vecinas Erytheia. Así se explica que Estesícoro, hablando del pastor Gerión, dijese que había nacido casi enfrente de la ilustre Erytheia, junto a las fuentes inmensas del Tartessos, de raíces argentes, en un escondrijo de la peña. Y como el río tiene dos desembocaduras, se dijo también que la ciudad de Tartessos, homónima del río, estuvo edificada antiguamente en la tierra sita entre ambos.” El mismo espacio donde Estrabón sitúa las ciudades romanas de Nabrissa (Lebrija), Hasta Regia (Mesas de Asta, Jerez) y Ebora (inmediata al sanluqueño santuario de La Algaida), la Torre y el Faro de Caepionis (Chipiona), y el Puerto y Oráculo de Menesteo… 

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Mesas de Asta, en un estero del Guadalquivir, fue un enclave, desde el Neolítico, de      capital importancia en el curso de la Historia. En la imagen, excavándose en los años 50.

Isla Cartare viene a ser hoy el territorio de las fértiles campiñas vinícolas –hasta el siglo XVIII también pobladas de olivares- que se extienden, al sur de Lebrija y El Cuervo, por Jerez, Trebujena, Sanlúcar, Chipiona, Rota y El Puerto. Que viene a ser el mismo espacio del que los viejos flamencos, aludiendo a las tierras donde nació y desde donde se expandió el cante jondo, decían… De El Cuervo pa’bajo, donde está el ajo. 

De esas tierras, las situadas al sur de Isla Cartare que hoy conforman el término de El Puerto de Santa María –el Portus Gaditanus que a fines del siglo I antes de Cristo fundó Balbo ‘el Menor’-, escribiremos a partir de la próxima entrega.

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Los autores, en las marismas entre Trebujena y Sanlúcar. 1984. /Foto: Nani.

Y como por algún lugar hay que comenzar, lo haremos recorriendo el arroyo Salado de Rota, el que en la Edad Media llamaban río de Casarejos, donde en su desembocadura existió, hasta que fue conquistada y repoblada en tiempos de Alfonso X, una aldea andalusí. /Texto: Enrique Pérez Fernández y Juan José López Amador.

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En la imagen, Javier Maldonado, Jefe del Servicio de la Concejalía de Patrimonio Histórico, al inicio de la Ruta de las Casas Viñas del Pago de Balbaina, el pasado viernes.

Un paseo por la Ruta de las Casas Viñas del Pago de Balbaina, permite conocer a través de 8 kilómetros varias casas viñas que forman parte de la cultura vinícola portuense, comentada por técnicos de la concejalía de Patrimonio Histórico que titula María Antonia Martínez, organizadora de la actividad. Se trata de una actividad que conjuga la belleza de un paisaje portuense distinto con explicaciones históricas que dan a conocer la arquitectura de las propias casas viñas, detalles de sus orígenes y pasado así como las características del terreno y el entorno del pasaje vitivinícola.

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Para el fotógrafo Adrián Morillo, autor de las instantáneas que acompañan esta nótula, es “Un lujo poder conocer paisajes y espacios de El Puerto de Santa María a muchos autóctonos nos pasan desapercibidos disfrutando de charlas de primer nivel, acerca de la elaboración del vino y sus particularidades”. /Fotos: Adrián Morillo.

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Fachada de la Casa Viña de Belludo Bajo.

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Un pozo de 1853.

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La concejala María Antonia Martínez en el acceso a una de las Casas Viñas: Belludo Bajo.

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Desde el otro lado de la ventana, se ven las almenas que circundan la casa viña.

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Explicación en el interior de la Casa Viña de Belludo Bajo.

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La Casa Viña vista al paso de los siglos.

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Todos son necesarios en los trabajos de la viña.

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... Y al fondo los molinos, tecnología para la energía eólica de nuestro tiempo.

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La decadente belleza del abandono. (Edificio de la Taberna la Resaca, antiguo Cuartel).

Las imágenes en blanco y negro que se muestran son obra del fotógrafo Roberto Michel publicadas en junio de 2012 en su blog ‘Blow Up Fotografías’. Recogen una versión artística, tenebrosa y decadente, en blanco y negro, poniendo de manifiesto el abandono que sufren --no solo algunas de las fachadas-- de nuestro Casco Antiguo que goza --o debería gozar en la práctica-- de la protección como Conjunto Histórico Artístico que es, desde diciembre de 1981.

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La charme de la decadence. (Calle Alquiladores).

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Portadas. (Calle de la Zarza).

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Portada y Capilla.

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La antigua Pensión Las Columnas. (Calle Vicario frente al Mercado Municipal, a la derecha el Bar El Brillante).

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Jardín en la calle Nevería.

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Fachada al río del antiguo Hospital Municipal y Convento San Juan de Dios.

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Restos del 92.

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¿Cuantos ojos miraron a través de los cristales de esta ventana?

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Mirando atrás en la esquina achaflanada.

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IVETE. Entre el arco mixtilíneo y el ventanuco.

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Sombras de la Mezquita. (Puertas de las Campanas de la Iglesia Mayor Prioral).

 

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la_galeona_1_puertosantamariaEl cuadro de la Virgen del Rosario  ‘La Galeona’ vuelve a su capillita 20 años después tras una larga y dificultosa restauración o podríamos decir mas bien ‘renacer’ dado su estado de conservación. Participaron amigos que ya nos dejaron, Clemente, Faelo Poullet y otros que felizmente pueden aun disfrutarla J. Luis Villar, Ángel Pantoja etc. Es una pena el cableado tercermundista que le acompaña ¿para cuando su ordenación? /Texto y foto: Julián Flores Vencelá.

La advocación mariana protectora de los marinos y demás hombres de la mar que duró más tiempo -hasta la proclamación patronal de la Virgen del Carmen en 1901- fue la del Rosario, que en su imagen denominada La Galeona fue, durante un largo tiempo, llamada Patrona de la carrera de Indias.

La devoción al rosario se extiende en Andalucía a finales del siglo XV y continúa en el siguiente con gran intensidad. A mediados del siglo XVI, tanto en Cádiz como en El Puerto de Santa María, era cosa popular y corriente a devoción al Rosario, en la que es muy posible tuviesen influencia las colonias de genoveses y flamencos, tan numerosas en ambas poblaciones.

El ser El Puerto de Santa María fondeadero de las galeras reales originó una afluencia de aventureros y galeones extraordinaria, y existiendo una precaria beneficencia pública en aquella época, la ciudad ofrecía un lastimoso estado con los enfermos abandonados muriendo por las calles.

la_galeona_2_puertosantamariaEl sacerdote don Diego de Ojeda fundó en 1512 un hospital donde se atendiese a los forzados, cuya capilla fue elevada a la categoría de basílica lateranense por Breve de León X en 1514. /En la imagen de la izquierda, el cuadro, antes de su restauración, en 1982. Foto: Fernando Vidal.1982. Guía Histórico Artística de El Puerto de Santa María. 

Fue precisamente en este hospital y capilla donde nació el patronato de la Virgen del Rosario sobre la flota de galeones. [...] Hay datos que confirman el patronato de la Virgen del Rosario sobre el tercio de galeones y de la carrera de Indias. Por ejemplo, la imagen venerada en el convento de Santo Domingo de Manila nos lleva a deducir que el patronato ha nacido por extensión de la devoción profesada a cada una de las imágenes protectoras de la ciudad donde se iniciaban y concluían aquellas navegaciones, y, por otra parte, que existía algún vínculo por el que los navegantes se consideraban ligados al título del Rosario. En esto pudo influir el recuerdo de la batalla de Lepanto.

Al ser la Virgen del Rosario Patrona de las flotas de galeones, indudablemente lo era de las comunicaciones regulares entre la metrópoli y sus posesiones ultramarinas.

la_galeona_4_puertosantamariaLos oficiales y tripulaciones de las galeras reales construyeron, hacia 1564, una Cofradía protegida por el comendador don Luis de Requeséns. Se tituló de la Piedad y de la Caridad, y fue confirmada por el Papa San Pío V quien, a petición del Generalísimo dc la Santa Liga, don Juan de Austria, concedió no solamente la confirmación de lo ya hecho, sino que lo amplió con la facultad singularísima de investir al capellán de la Hermandad con la prerrogativa de ser el Ordinario de la Armada, siempre que se fundasen cuatro hospitales, a lo menos, para forzados, que se intitulasen de la Santa Liga, como consta en el Breve de dicho Pontífice de 19 de marzo de 1569. /Cruce de las calles Pozuelo o Federico Rubio con Pagador Natera o Dr. Palou. Foto: J.F.V.

Como El Puerto de Santa María era el fondeadero de invernada de las galeras reales y en él existía un hospital de forzados, la Cofradía comenzó el ejercicio de su piadosa misión fundiéndose con el hospital lateranense ya indicado, el que hubo de ampliarse considerablemente, inaugurándose entre tanto la hospitalidad en una caja aneja a la ermita de Santa Lucía, donde, siglos más tarde, también se instalaron las Capuchinas e intentaron erigir un hospicio los Trinitarios Descalzos.

Nombrado capellán mayor de la Armada el Inquisidor don Jerónimo Manrique, y confirmado de hecho por nueva bula del Papa San Pío V, de 27 de enero de 1570, aún hubo de tardar bastante la terminación de las obras de los nuevos hospital y capilla, que inauguró en 1613 el capitán general del mar océano don Manuel Filiberto de Saboya, quien no pudo, sin embargo, establecer definitivamente los enfermos en éste, continuando en el de Santa Lucía hasta 1630, en que se trasladaron a él de un modo definitivo.

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Otra fotografía del cuadro restaurado en su emplazamiento. /Foto: J.F.V.

Sostenían el culto los galeotes, a quienes se mermaba su mísera ración de bizcocho para este fin, restándoseles también una parte de las presas que las galeras reales hacían. El hecho de haber donado don Juan de Austria a la Cofradía una efigie de Nuestra Señora del Rosario, a quien se atribuyó la gran victoria de Lepanto, determinó el patronato de esta advocación sobre la flota de galeras, pues siendo el asiento de la jurisdicción privativa de la Armada la basílica lateranense de El Puerto de Santa María, donde se veneraba como protectora de la Cofradía de la Piedad y Caridad la imagen del Rosario, ésta quedó tácitamente constituida como Patrona de las galeras reales.

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Pilón de San Juan, a la izquierda, terrenos donde se encontraba la Iglesia de San Juan de Letrán y posteriormente se edificarían los ‘Pisos de los Marinos’.

Abandonado más tarde el hospital por la resistencia de los galeotes a seguir contribuyendo al levantamiento de sus cargas, se pensó, en la segunda mitad del siglo XVI, restablece en él un hospital de mujeres, que se llamó de la Providencia, y cerrado definitivamente en 1819 por no tener razón de ser, dado que la pena de galeras estaba abolida desde principios del siglo, se trasladó la imagen a San Fernando, donde estuvo en el Arsenal de La Carraca nueve años -1840 a 1849- pasando después a la capilla del Panteón de Marinos Ilustres, donde permaneció durante muchos años.

Actualmente la imagen de La Galeona que llevó D. Juan de Austria en la batalla de Lepanto se haya en el Viso del Marqués (Ciudad Real), en la capilla del viejo palacio del que fue ferviente católico y mariano don Álvaro de Bazán, figura destacadísima en aquella histórica contienda. /Texto: José María Blanca Carlier.

 

 

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El churro es una obra de arte de la repostería popular española. Esta masa frita con forma alargada, bañada en algunos casos en azúcar blanco, que tantas y tantas mañanas alegraba los desayunos de muchas familias.

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Delante del puesto de churros del Mercado. /Foto: Roberto Michel.

El churro, ese gran olvidado en su propio país. Mientras en China o Estados Unidos se mueren por ellos, los españoles se han visto invadidos por los cupcakes o los macarons. El churro, considerado el lumpem de la gastronomía española.

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En la imagen, Miguel Angel Romero, uno de los hijos de Charo Salguero Venegas (ver nótula núm. 350 en Gente del Puerto)  sirve una rueda de churros recien hechas en el perol. Su madre se prepara para cortarlos y servirlos en un papel de estraza como el que tiene en su mano. El papel de estraza se usa para que chupe el aceite sobrante de los churros y estos queden más crujientes. El papel, a diferencia del plástico, evita que los churros se ablanden. /Foto: Cosas de Comé

¿Y el oficio del churrero? Una especie en peligro de extinción que habita en nuestro país churrerías antiguas y casi desérticas, menos en El Puerto, la de Charo Salguero en la Plaza. Churros con chocolate siempre de la mano, el binomio perfecto. Y es que nadie se ha atrevido a innovar, a darle un empujón a uno de los manjares españoles con más tradición y que endulza fiestas, desayunos y meriendas. /Texto: Eva Fernández.

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Típica cola de gente que se forma para comprar los churros en el puesto de Charo. Mientras se espera hay que estar atentos a la conversación de Charo porque no tiene desperdicio. /Foto: Cosas de Comé

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Carlos Besteiro, en la cafetería La Ponderosa, con una fuente de churros.

El churro, esa obra de arte de la repostería española, brilla de nuevo y con más fuerza con los nuevos establecimientos que van abriendo en El Puerto, --atrás quedó el cierre de El Cafetín y tantos otros en el entorno del Mercado-- no solo en los puestos móviles o kioskos fios estratégicamente situados por el extrarradio de las urbanizaciones, como los que funcionan llevados por la familia Basteiro, junto a la Cervecería El Puerto y en La Ponderosa.

Vídeo de Charo Salguero Venegas, subtitulado, realizado por Trinity School.

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La Academia de BBAA Santa Cecilia organiza para el próximo jueves 21 de agosto, a las 22:30 horas en la Bodega de Mora, de Osborne, el espectáculo “UNA NOCHE DE VERANO CON LOS CLÁSICOS”, al objeto de conseguir fondos para la restauración de nuestro patrimonio artístico, concretamente continuar con la restauración de cuadros de la Iglesia Mayor Prioral.

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La idea, que parte de los académicos de Santa Cecilia, José Luis Alonso de Santos y Pedro Salvatierra Velázquez, tiene en ellos a los responsables de la dirección y la música, respectivamente. El espectáculo consta de 4 partes:

PARTE I:  “El tiempo y la muerte”
Textos:

  • Coplas por la muerte de su padre  (Jorge Manrique)
  • Romance del enamorado y la muerte  (Anónimo)
  • Oda a la vida retirada  (Fray Luis de León)
  • Cómo todas las cosas avisan de la muerte  (Quevedo)

En esta primera parte, actuará  la soprano, Elena Salvatierra que cantará “Ensoñamientos”, con música de Brahms.
Y la cantaora flamenca, Sole, acompañada con guitarra, que cantará:
“Vivo sin vivir en mi”  (Santa Teresa de Jesús).

PARTE II:  “Lo jocoso y los burlesco”
Textos:

  • Al túmulo del rey Felipe II en Sevilla (Cervantes)
  • Ándeme yo caliente  (Góngora)
  • A una nariz  (Quevedo)
  • Lazarillo de Tormes –Episodio de la longaniza (Anónimo)
  • Gracias y desgracias del ojo del culo (Quevedo)

PARTE III:  “El eterno amor”
Textos:

  • Desmayarse, atreverse, estar furioso  (Lope de Vega)
  • ¿Adónde te escondiste amado? (San Juan de la Cruz)
  • Romance del conde niño (Anónimo tradicional)
  • Escrito está en mi alma vuestro gesto  (Garcilaso)
  • Ojos claros, serenos  (Gutierrez de Cetina)
  • Amor constante más allá de la muerte  (Quevedo).

En esta parte la música acompañará a los actores, con Chopin, Brahms, Puccini y la soprano Elena Salvatierra, cantará el Ave María de Gounod.

PARTE IV:  “El teatro”
Textos:

  • El caballero de Olmedo  (Lope de Vega)  Acompaña guitarra.
  • La vida es sueño  (Calderón)

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Patio del Magnolio. Bodega de Mora. Osborne.

La Presentación correrá a cargo de Deborah Eizaguirre y Enrique Miranda.
La voces, a cargo de Producciones Olvido Teatro y Taller de Lectura de la Academia. También colaboran los aficionados, Juan Villareal, Manolo Morillo, Flora Díaz Hurtado, Manolo Barba, Rafael Marín, Gonzalo Díaz Arbolí, Eva, Esther, Pepe Sevilla, Juan Monge, Inmaculada Moreno, Carmen Cebrián, Ana María, Pepita, Dani Alonso, Lara Alonso, Joaquina, Leonor Moreno, Mari, Carmen…

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Venta de localidades: Academia de Bellas Artes, Ultramarinos la Diana, Bar Aurora y Bar la Vicaría.

josedenavarreteyvelahidalgo_puertosantamariaEl escritor, político y militar español, José de Navarrete y Vela-Hidalgo (ver nótula núm. 1.996 en GdP), nacido en El Puerto en 1836 y fallecido en Niza (Francia), en 1901, dejó escrita esta semblanza de nuestra Ciudad, en su libro: ‘De Niza y Rota’, colección de diversos artículos periodísticos, publicado en París. Los párrafos que reproducimos, pertenecen al artículo ‘Mi tierra’. 

“... el Puerto, con su ribera del Guadalete, sus parejas de faluchos pescadores, sus puentes colgantes, su calle Larga, su Fernán Caballero y su Javier de Burgos. [...] Tierra del sol en eterno fondo azul, de las flores del saber, del arte, del júbilo, de la gracia, de la hermosura, del amor... Tierra donde nací, ¡bendita seas! ... /En la imagen superior, José de Navarrete, --la calle donde nació se llamó así entre 1901 y 1935) y en la ilustración inferior, la portada del libro de artículos 'De Niza y Rota'.

josedenavarrete_nizayrota_puertosantamaria[En un comentario que hace a una antigua tonadilla: el Trípili, evoca sus años mozos en El Puerto] Esa tonadilla se cantaba medio siglo ha en el teatro, que ya entonces llamábamos Viejo, sito en la calle de la Misericordia, en el Puerto de Santa María... Recordaba yo ese pasado en el Casino de Niza como si fuera el presente, y así mismo veía en la calle de Palacio, frontero al paseo del Vergel y a la iglesia de la Caridad, una caserón de los Duques de Medinaceli, en el cual vivía una señora joven, con los cabellos casi blancos, bien parecida y de carácter angelical, casada con un anciano valetudinario [*], seres que ya dieron sus cuerpos a los gusano y velan hoy por mí desde o alto...”.

[*] Dicho de quien sufre los achaques de la edad: Enfermizo, delicado, de salud quebrada.

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Basilio Iglesias Lobatón, nacido en Jerez de la Frontera el 22 de julio de 1974, aunque reside en El Puerto de Santa María desde hace más de 30 años. Estudió Arquitectura Técnica en Sevilla, y estuvo desarrollando la profesión durante tres años.

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En 1999 se desplaza a Madrid para estudiar lo que siempre quiso ser, Arquitecto. En la actualidad desarrolla proyectos de urbanismo y edificación, diseño de interiores y concursos de Arquitectura en www.bia-arquitectos.comEl veneno de la pintura le entró tardíamente, al realizar murales de gran formato para proyectos de interiorismo de locales y restaurantes. Actualmente combina su pasión por la arquitectura con su arrebato por la pintura.

Basilio Iglesias ha expuesto hasta el pasado 10 de agosto su obra en el Hotel las Suites de Puerto Sherry. Se trataba de su primera exposición exclusivamente pictórica dado que sus anteriores cuadros siempre han estado integrados en los proyectos que ha desarrollado como arquitecto e interiorista. La muestra, ha constado de seis pinturas cuya temática gira en torno a las carreras de caballos y el mundo del toro.

-Antes de esta exposición sus cuadros solo podían verse en restaurantes o espacios que usted diseñó como arquitecto o interiorista ¿Qué le ha impulsado a dar este paso? 
-Es algo que llevaba algún tiempo contemplando. Quería hacer algo diferente y surgió la posibilidad de hacer mi primera exposición junto a otros destacados artistas de la zona.

-¿Qué encontró el público que visitó la muestra? 
-Una serie de pinturas dinámicas que, con pocos trazos de pincel o espátula, intentan alcanzar un alto grado de expresividad.

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El Vapor de El Puerto.

-¿Son esas sus señas de identidad como artista? 
-Así es. Me gusta definir mi estilo pictórico con esta frase: minimal painting, maximum expression. 

- ¿El color también juega un papel fundamental a la hora de economizar recursos? 
- En mi pintura no hay color. Todos los cuadros son en blanco y negro o platas por eso mismo, porque quiero ir a lo mínimo. Me encanta cuando me dicen que mis obras no están acabadas porque mi intención es expresar algo con sólo dos o tres trazos. Tampoco necesito más.

-¿Es usted arquitecto por formación, diseñador por adaptación y pintor por vocación? 
-Yo comencé a pintar por mi trabajo como arquitecto, porque al decorar interiores se planteó como una necesidad. En uno de esos proyectos (se trata del restaurante El Plato al Centro), una de las paredes quedaba coja y dibuje unos atunes. Ahí empezó todo.

-¿Se considera un pintor autodidacta? 
-No tengo ningún tipo de preparación, ni he dado ninguna clase. Simplemente ha sido coger la espátula, el acrílico y empezar a pegar leñazos.

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Jureles.

ÁNGEL LEÓN Y EL MOLINO DE MAREAS
-¿En qué otros proyectos se encuentra inmerso? 
-Estamos organizando un showroom para una marca de coches en Madrid. Hemos terminado hace unos meses el Museo del Motor en el Circuito de Jerez y también hemos estado volcados en el diseño del nuevo proyecto gastronómico de Ángel León. Trabajamos para ganar la concesión del Molino de Mareas del Caño del Molino, situado a espaldas de la estación de tren de El Puerto.

-¿Cómo será el nuevo templo del chef del mar? 
-El proyecto tiene muy presente la historia de este antiguo molino. Pronto se cumplirán 200 años del inicio de su construcción. Primero sirvió de molino de mareas y después de almacén de sal. Pretendemos que cuando se entre allí se siga creyendo que aquello sigue siendo un almacén. Por ejemplo, se van a poder ver montañas de Sal.

-¿Cómo se gestó esta colaboración? 
-Trabajar con Ángel León es una delicia. Es muy amigo mío desde pequeño. Siempre estaba por casa tocando la batería. Llevo trabajando con el mucho tiempo en diferentes proyectos. /Texto: Federico Joly.

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Paseíllo.

De Basilio Iglesias ha escrito José Antonio Barragán: “… dibujando en lienzos, piel,… con colores inexistentes, sangre, no relata la vida, la crea.

…pinceles, espátulas, caballete, papel, agua, pintura, mano, articulación; no son herramientas sino extensiones de su voluntad, su alma, su amor… La tortura son sus ojos, su cerebro recela de él. No debe ver, si ve da vida, si da vida moldea el mundo. Fuego de su corazón, abrasa, derrite, destruye..., carboniza, extingue y acompaña por igual. Tierra en sus trazos, duros, serios, crueles, terremotos cromáticos con odio hacia lo que ve, lo que siente, lo que desea, lo que no entiende. Nunca la forja fue tan grande, nunca el herrero tan poderoso, nunca el metal tan pesado,… chispas y dolor.

Toda creación conlleva una muerte. Crear y destruir son sinónimos para el herrero de la realidad. Toma hombres, mujeres, objetos, paisajes, animales; los destruye, los destripa, los disecciona, los corrompe…Y entonces hace su magia, los une, los fusiona, los purifica, los mezcla con la eficacia de un boticario, con la armonía de un músico, con la proporción de un barman experto.

No hace retratos, sólo regala verdades. No dibuja personas, no hace trazos de sus rostros o cuerpos, sólo entrega sentimientos. Nos da su corazón sincero y visceral, casi bella maldad. Euforia poética pues él me mato, me asesino con ansia, respeto e incluso admiración, pero también me dio la vida, me dio un sentido y una interpretación. Herrero que por carbón usa sus huesos, por martillo su corazón y como fragua su espíritu.

¿A quién debo mi asesinato y mi resurrección? Siempre seré como me ves, me viste y me fraguaste …”

 

Hasta hoy viernes, en horario de mañana y tarde, puede visitarse la muestra de pinturas que el artista portuense José Manuel Gordillo Varo –nieto de Francisco Varo Marchán, ‘Cuqui’-- ha colgado en la sala de exposiciones del Palacio de Araníbar, actual sede de la concejalía de Turismo y Promoción de la Ciudad.

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José Manuel Gordillo Varo, en la Sala de Exposiciones del Palacio de Araníbar.

Estudiante de Bellas Artes en la Universidad de Sevilla, Gordillo Varo repite espacio expositivo tras la muestra del pasado verano, pero cambia radicalmente de registro plástico, de lo figurativo con temas singulares como la tauromaquia a la abstracción de técnicas mixtas. Obras de importantes dimensiones bien presentadas al público que parten de los sentimientos, donde pueden observarse pinceladas salidas de su admiración por el pintor norteamericano Jackson Pollock, máximo exponente del Expresionismo Abstracto.

Se observa que con esta docena de obras y el propio nombre de la exposición, este joven artista pretende iniciar una búsqueda creativa personal, alejándose de los ejercicios pedagógicos impuestos en la facultad, e interiorizando en un discurso más introspectivo y arriesgado.

La muestra “Experpento” puede visitarse de 10:00 a 14:00 horas, y por la tarde de 18:00 a 20:00 horas en el Palacio de Araníbar, sito en la Plaza del Castillo.  /Texto y foto: José Antonio Tejero Lanzarote.

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El artista, junto a su progenitor, el día de la inauguración de la muestra.

“Esta palabra ‘experpento’ apropiada en un 90% por mí proviene de ‘esperpento’. Una palabra usada en la generación del 98 por Ramón del Valle-Inclán, utilizada en su teatro. Estaba al servicio de una implícita intención crítica de la sociedad, específicamente española de ese tiempo; aunque en la difusión del término ha sido común su extrapolación a otras épocas y otros lugares. A raíz de eso, la RAE acoge como recargo de sus rasgos grotescos, sometiendo a una elaboración muy personal su lenguaje coloquial y desgarrado o también una persona o cosa notable por su fealdad, desaliño o mala traza.

También esto ha hecho que aparezcan nuevos términos derivados, esperpentismo y esperpentizar, los dos ellos recogidos a partir de la 22ª edición del DRAE (2001), con definición de una tendencia a plasmar en la obra artística una visión deformada y grotesca de la realidad.

Tras toda la macedonia sociológica que existe hoy día y toda la deformidad adquirida a partir de los grandes punteros de esta gran pirámide, somos marionetas afeadas y sumergidas en realidades de deformaciones abstractas que producen un sentimiento de impacto. El cambio de la ‘x’ a la ‘s’ en la palabra experpento se debe a una exageración de lo que ocurría antes y hoy día. Es una reiteración más exagerada, más pronunciada, más afilada y mucho más sangrante.

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Un aspecto de la exposición durante la inauguración, el pasado día 31 de julio.

Mi ignorancia se percató de esto a comienzos de 2012, debo admitir que, tras escuchar una noticia de asesinato y comer escuchándolo, la comida empezó a pudrirse en mi boca, mi cabeza explotó, y mis sentimientos se distorsionaron. Las noticias salen de una caja ilusionaria que destella imágenes y sonidos que al parecer la interpretamos como ficción, no se es consciente por el estatus social medio que nos encontramos, hasta que nos toca a nosotros y así y solo así somos partícipes y conscientes un poco del papel que jugamos en este circo.

‘En las aguas subterráneas de la planta nuclear Fukishima 1 fue registrado el nivel más alto de partículas de cesio radiactivo, informa la operadora TEPCO. Las comunidades con modelo productivo basado en soja transgénica dependiente de agroquímicos presentan un aumento de riesgo de tumores, principalmente en el cerebro, indica un estudio. Denuncia un embajador venezolano una guerra contra la Revolución bolivariana. El empleo arranca el año con la destrucción de 184.000 puestos de trabajo en España. Un chófer millonario orensano fue asesinado por su familia. Rescatado el tercer cadáver que llega a la costa ceutí arrastrado por la corriente…’ “ /Texto: José Manuel Gordillo Varo.

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Angel León y Mauro Barreiro, los dos cocineros de la provincia que han obtenido estrella Michelín cocinarán juntos por primera vez en el Castillo de San Marcos. Ofrecerán una exhibición de cinco platos de su cocina acompañados con vinos de las bodegas Caballero que finalizará con este espectáculo su ciclo cultural veraniego en el que también intervendrá el enólogo Manuel Lozano, uno de los más premiados del mundo

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Manuel Lozano, Angel León y Mauro Barreiro en el cartel que anuncia el evento.

Los dos cocineros gaditanos en activo que han obtenido la estrella Michelín, Angel León de Aponiente y Mauro Barreiro, de La Curiosidad de Mauro, que la obtuvo cuando estuvo de jefe de cocina en el restaurante Skina de Marbella, cocinarán juntos por primera vez en su carrera. Lo harán en el Castillo de San Marcos de El Puerto de Santa María y en un espectáculo de cocina y vino organizado por las bodegas Caballero de El Puerto dentro del ciclo cultural  que organiza todos los veranos y que alcanza ya su vigésimo cuarta edición.

El espectáculo está convocado para el próximo jueves 21 de agosto a las ocho de la tarde y para el cada uno de los cocineros ha preparado dos tapas, a lo que habrá que sumar un postre diseñado por Barreiro. Los cinco se combinarán con cinco vinos del grupo Caballero en una cena maridaje inédita hasta el momento. Para reforzar el caracter extraordinario del acontecimiento los comentarios de los vinos correrán a cargo del enólogo del grupo Caballero y uno de los profesionales más premiados del mundo en su campo, Manuel Lozano.

Manuel Lozano ofrecerá, además,  dos espectáculos en solitario. El día 7 de agosto a las ocho de la tarde ofrecerá lo que se conoce como una cata vertical y que consiste en analizar un vino en diferentes estadios de su vida. Lo hará con el fino Pavón que se irá viendo desde que es un mosto hasta que llega a su plenitud. Asimismo el 14 de agosto, también jueves, el mismo Lozano hará una cata de jereces de cierta complejidad y en la que se podrán probar el amontillado Cuevas Jurado, el amontillado Botaina de Lustau, el palo cortao Península, el oloroso Río Viejo y el oloroso abocado Añada 1997.

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El brindis en la Bodega del Castillo de San Marcos, tras la presentación del Ciclo. De izquierda a derecha, Luis Enrique Caballero, Mauro Barreiro, Alfonso Candón, Ángel León, Emilio Romero Caballero y Manuel Lozano. /Foto: José Antonio Tejero Lanzarote.

Aunque los cocineros aún están dando los últimos toques a sus menús para este día, Mauro Barreiro tiene previsto ofrecer su ya famoso gazpacho de jalapeños con tortillitas de camarones, una particular versión de este clásico andaluz que ha vuelto a introducir en su nueva carta y una versión creativa de un guiso de rabo de toro, ahora que se está en temporada taurina. El primer plato irá acompañado con la manzanilla Papirusa y el segundo con el oloroso Emperatriz Eugenia. Barreiro, también ofrecerá el postre, y este será su “chocolatuna” un postre realizado con sandia y que simula que es un trozo de sashimi de atún. El acompañamiento será el cream Solera India.

Por su parte Angel León, aunque todavía está trabajando en los platos que va a ofrecer y puede haber algunos cambios,  tiene previsto dar a degustar una original butifarra de boga, un pescado de los de segunda categoría con los que el cocinero viene trabajando para demostrar sus virtudes, así como un plato con un producto que ha marcado su biografía gastronómica, el placton, en esta ocasión como relleno de unas empanadillas que nada tienen que ver con las de “La Cocinera”. El primero irá acompañado con amontillado Escuadrilla y el segundo con el fino Puerto Fino.

El precio de esta cena cata será de 40 euros por persona y para las dos catas de vinos de Manuel Lozano de 15 euros. Las plazas disponibles son 150. La bodega ofrece también un precio especial de 50 euros al comprar una reserva para los tres eventos. /Texto: Pepe Monforte. /Diseño del Cartel: Aguirre Oceja.

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