
José Luis Molina Mora nació en la calle Meleros en 1940. Es un pintor de azules, su color favorito y el único miembro de su familia que vive entre pinceles. Con cinco años ya dibujaba en las losas de la casa familiar de la calle Meleros, casa que hoy ya no existe. Su hija descubrió que en una baldosa se encontraba el dibujo de una cara hecho a cincel, con la firma “Molina 1945”. Aunque es autodidacta estuvo un par de años en la Academia de Bellas Artes, recibiendo clases de Juan Lara. De hecho, el padre de José Luis que era amigo del pintor de la luz, le enseñó algunas obras de su hijo. Lara le preguntó al pequeño José Luis si las había calcado y éste, abochornado, le dijo que no y de esta manera fue admitido en la Academia. Luego, José Luis ayudaría en el taller de radio de su padre, Juan Molina, y estaría un par de años como camarero en Bar Vicente, hasta que su familia se fue a vivir a Bilbao. Desde entonces no ha perdido la costumbre de venir a El Puerto; de los 53 años que lleva fuera, salvo los primeros, siempre ha regresado los 48 años siguientes. (Fotografía: José Luis a finales del año 2008).

En 1956 se trasladó, como hemos dicho a Bilbao, viviendo el primer año en Portugalete y después a Santurce, donde permanece. Empezó pintando en Vizcaya en concursos al aire libre. Además se hizo socio de la Agrupación de Acuarelistas Vascos, en la que ha llegado a dar clases y de la Asociación Artística Vizcaína, en la pintaba óleos. A José Luis le enseñó la composición espacial el Profesor de la Academia de Bellas Artes San Fernando de Madrid, José Antonio Longobardo. Un buen día nuestro protagonista se encontraba pintando el mar en el puerto de Zierbana, cercano a Santurce, se le acercó y entablaron conversación, tanto, que le enseñó los museos del mundo a través de diapositivas. Pero nunca le vio pintar un cuadro. Estudió dibujo con él en Gaztelueta durante tres años. En la actualidad da clases particulares en Santurce en una Academia y en verano, durante sus vacaciones, da clases intensivas en la
de Santa Cecilia. En Vizcaya ha trabajado en una empresa como químico en el laboratorio y también de administrativo, compatibilizándolo con la pintura. (Fotografía: David. Vista Panorámica del Puerto de Ziérbana).
Como afirma su amigo y crítico Alberto Gómez de Echarte: «José Luís Molina Mora, pintor de talante objetivo, de abordaje hacia una pintura directa y cuyas motivaciones tienen mucho que ver con la espiral artística de la clásica Escuela Vasca y en la actualidad indudablemente abocada en un impresionismo expresivo/ambiental- pudiera decirse, que Molina Mora se destaca como dominador excelente de unas envolventes atmósferas, matizadas, esfumadas de sugestivos grises luminosos y luces doradas, de delicada lejanías, de serenas y especulares aguas , en una visión sentida y emocionada, como expresión íntima y personal no exenta precisamente de la huella de una estilística propia. Independientemente del enfoque estético de ése ambiente a que antes me refería, José Luís Molina Mora sorprende en la decidida resolución de los otros elementos integrantes de sus pinturas. La presencia de sus remolcadores, pesqueros, gabarras, etc., asomándose como recias e inconfundibles individualidades, armonizadoras y de altas calidades por sus grandes contrastes y fuerza de expresión, configuradas a su vez por un esquemático dibujo, de trazo recortado, sin concesiones a lo superfluo, manifiestan un inteligente propósito en el que tienen cabida ciertos planteamientos geométricos y cubistas». (Fotografía: José Luis en su estudio en 1978).

'Bajada del Castillo' Acuarela, basada en una foto antigua de los años 1950. Molina Mora.
ENTREVISTA
¿Por qué estilo de pintura se decanta? --Retratos, Paisajes, Marinas, también los paisajes urbanos pero practicamente la ría es mi punto débil aunque también suelo hacer retratos. Básicamente pinto en acuarela y las medidas de mis cuadros oscilan entre 70 x 50; 35 x 50; 1 x 70; 35 x 25.
¿Se inspira en alguien para realizarlos o en algún recuerdo, alguna situación? --Me inspiro en la ría o en lo que estoy viendo cuando hago apuntes al natural y otras veces hago fotografías y pinto en base a ellas.
¿Qué es lo que más le gusta de su profesión y lo que menos? --Me gusta pintar y me tranquilizo pintando, es como mi vida, yo le dedico todo el tiempo del mundo y no me canso. Pero lo que menos te gusta es cuando te critican sin tener razón, cuando tienen razón te callas y ya está.
¿Recuerda el primer dibujo que hizo? --Pues sí, no se me olvida porque lo tengo todavía, allí en la Academia de Bellas Artes de El Puerto. Tengo un angelito con una trompetita de escayola.

'Vergel del Conde O'Reilly'. Acuarela. Basada en una imagen de finales del siglo XIX. Molina Mora.
¿Cómo supo que quería dedicar una parte muy importante de su vida a la creación artística? --Sin darte cuenta porque te pones a dibujar y te salen las cosas bien y entonces la gente te dice: que bien pintas, que bien dibujas y te vas animando y cuando llegué a Vizcaya me enrolé en la vida artística.
Defina el arte y lo que aporta a su vida. --El arte es una cosa muy inconcreta, hay pintores clásicos que no te gustan nada y otros que te hacen sentir, transmiten algo. Hay otros abstractos que también te pueden o no gustar. A mi lo que me hace sentir es el color, el color que pueda tener una pintura es lo que más me hace sentir y de la manera que este dibujado
¿Alguna persona en especial que le gustaría retratar? --No ha nadie en especial, yo veo personas de la calle que me encantaría retratarles y me quedo con las ganas, porque no me atrevo a decirle si se deja hacer una foto pero no porque sea una persona conocida, sino porque me gusta a mi su físico y yo crea que le puedo sacar algo de él. .

'Parada de Caballos en la Plaza de Isaac Peral'. Acuarela. Basada en una imagen de los años 1930 del siglo pasado. Molina Mora.
¿Qué cree que debe hacer la gente que quiere aprender a pintar? --Tomárselo como otra profesión, es una cosa que te tiene que gustar y dedicarle todo el tiempo del mundo, igual que cualquier otra profesión si tu ves que tienes dotes para pintar seguirás, pero si tu ves que no tienes dotes te costará mucho más y lo irás dejando, yo tengo 65 años y sigo pintando y no porque sea un pintor super dotado, a mi me gusta lo que hago y estoy satisfecho con mi trabajo.
¿Usted cree que la gente puede aprender a pintar o que con ese don se nace? --Se puede aprender a pintar ahí esta el arte es como el toreo, como el cante como todo, como el escritor; el que es artista transmite y el que ha aprendido a pintar hace lo que ha aprendido muy bien y lo puede llegar a hacer incluso mejor que una que tenga talento pictórico.
Cree que la gente entiende el arte. --Hay un porcentaje bastante alto que si, pero existe un porcentaje más pequeño que entiende todo lo que está muy bien hecho y ellos piensan que porque está bien hecho ya está ya es bueno o a la inversa pero tienen que sentirlo y para eso hay que aprender a ver. (Revista de Ciberescuela de Santurce).

'Antiguos Astilleros'. Acuarela. Basado en una imagen del Varadero de Pastrana del siglo pasado. Molina Mora.

Montse Torrent Peña, actriz porteña nacida en 1962 para quien “Ser cómica es un título nobiliario, por el que además, cobro”, ha recorrido los escenarios del mundo interpretando entre otros a Alberti y Valle Inclán. Está afincada en Sevilla, trabaja en teatro, danza, cine y televisión. Posee el Primer Premio de Interpretación Femenina en Andalucía, del Festival de Teatro de Palma del Río (Córdoba), el Primer Premio Ateneo de Córdoba de Monólogos (año 2002) y el Primer Premio en el Festival Universitario de Sevilla, por la obra “Casina” de Plauto, que dirigió. En Danza obtuvo el Premio a la Mejor Coreografía en 1992, por su obra Fedra, que dirigió e interpretó, estrenada en el Festival “La Nuova Tradiciones”, junto a Katsuko Azuma. No le importa la opinión de los demás.



Jorge Thuillier Pérez, porteño nacido en la calle Santo Domingo 28, desciende de una familia bodeguera de origen inglés que se estableció en nuestra Ciudad en 1840, al socaire del negocio de la crianza y exportación de vinos. Jorge, profesor de Instituto, anda muy vinculado a Sevilla, donde vive e imparte clases en el Instituto trianero G.A.Becquer, donde en la actualidad es Jefe de Estudios y profesor de lengua castellana, literatura y taller de Teatro. Licenciado en Filología Moderna, no pudo acabar la carrera en la facultad de Cádiz, como había prometido la administración académica de la época y en Sevilla terminó los cursos 3º y 4º. Allí conoce a los socialistas Rodríguez Ibarra, Paco Fuentes y a un brillante Alfonso Guerra, quien con dos carreras a sus espaldas y regentando la Librería Machado, era el único que se atrevía a mostrar su desacuerdo en las aulas con el profesor de turno, e incluso proponer temas de debate durante las horas de clase. Su otro compañero porteño, en Cádiz, Emilio Flor, consiguió la licenciatura en la Universidad de Salamanca. Durante 18 años ha compatibilizado la docencia a los más jóvenes con la formación al profesorado. Su vinculación con El Puerto es de amor odio, pues entiende que la Ciudad que lo vio nacer, y a la que vuelve con frecuencia, prefiere olvidar su pasado y dejar que duerma el sueño del olvido, “quizás por el nombre que, no por casualidad, tiene nuestro río”, afirma. Está casado con Victoria Nieto, hija de Manolo Nieto, el Jefe del Despacho Central de Renfe de siempre: la oficina que había frente al Parque Calderón. Tiene dos hijos: Sergio y Raul, rompiendo la tradición de los Jorges en la familia desde que el primer George Thuillier Burrow llegara a nuestra Ciudad al filo de la mitad del siglo XIX. (En la fotografía, Jorge Thuillier Pérez, en el catamarán sobre el río Guadalete -río del Olvido-).

El Ateneo del Vino alegaba ante el Plan General de Ordenación Municipal que «En general todo parece promover la desaparición del rastro de la actividad bodeguera en la zona de Campo de Guía, con la consiguiente perdida de identidad y valores, para la ciudad y la cultura del vino. En orden a que esto no suceda, ya que sería una perdida irreparable para la identidad colectiva, el desarrollo turístico y el patrimonio edificado, solicitamos sean tenidas en consideración una serie de alegaciones que realizamos y se establezcan las determinaciones urbanísticas que permitan la pervivencia de los edificios de bodegas con su volumetría actual y usos acordes con su interés arquitectónico, sin olvidar apuntar la responsabilidad moral que recae en los gestores de la ciudad que decidan borrar una huella de tanta raigambre e importancia.» Pero Jorge no es muy optimista ante la desgana generalizada con el mundo del vino y su cultura. «En El Puerto solo quedan francotiradores de la cultura que, individualmente, luchan por la supervivencia de nuestras señas de identidad.
LOS THUILLIER EN EL PUERTO. GEORGE, EL FUNDADOR.
EDWARD THUILLIER BRADHAW.
establecimiento de la bodega: 1840 así como su vocación exportadora al mundo de habla inglesa. A los 29 años, ya casado, vivía en la calle Palacios, 59. Era una persona culta e instruida, que poseía una amplia biblioteca bilingüe, y que, además se dedicaba a la docencia: dirigía una Academia de Segunda Enseñanza, aficionado a la pintura y a pintar... era todo un humanista. A su muerte en 1903, deja en herencia los siguientes bienes: Vivienda y Casco de Bodega de 1320 metros en calle Zarza, 4. Hacienda, tierra y viñas en el Pago Rincones de Jerez de seis y tres cuartos de aranzada. Otra finca rústica de tierras y arboleda de nueve aranzadas en el Pago de La Laja y, nótese el apunte, el Palco
Núm. 6 del Teatro Principal.
sendos hijos suyos, primos hermanos entre sí. (Ilustraciones: Papel de Cartas de Edward Thuillir. Negativo en piedra para imprenta de etiqueta de Augusto Thuhillier. Etiqueta Generica. En la ilustración a color, Julia Thuillier Bradhaw).
JORGE THUILLIER SOLARES
JORGE THUILLIER PINA.
natural de Sevilla. Tras un largo noviazgo de 10 años se casó en 1951. Tuvieron cuatro hijos, tres de los cuales se dedican a la enseñanza -precisamente la profesión que no era la ilusión de su padre-, Jorge, que es Jefe de Estudios en el Instituto G.A.Becquer de Sevilla, Milagros, profesora en el Colegio Grazalema, Javier es especialista de la Armada en la reserva y Apoderado en Cádiz de Osuna, y Macarena, Directora del Colegio de Las Nieves. Hoy su
viuda, Rosario, tiene 80 años, y vive con su hija Milagros en la casa familiar de la calle Santo Domingo, a la que su marido, en vida, le hizo un remozado y resanado de fachada para deleite de los viandantes. Un hijo de Javier, de nombre Jorge, es el sexto Thuillier que lleva este a modo de gentilicio desde que el apellido inglés se instalara, por primera vez, en las calles, tierras y bodegas de El Puerto de Santa María. (En la fotografía, Jorge Thuillier y Rosario Pérez, a principio de la década de 1950 del siglo pasado).



Pero vayamos un poco atrás en el tiempo. Juan Carlos es hijo de Francisco Javier de Terry y del Cuvillo y de María del Carmen Muñoz Ávila. La Bodega familiar “Carlos y Javier de Terry, 501” se había vendido y Juan Carlos quería empezar de nuevo y llevar a su familia a un país que mantuviera ideas conservadoras, ideas que empiezan a desdibujarse en la España del triunfo socialista de 1982. Ese año, Juan Carlos fue contratado como Director General de “Bobadilla 103” para México. Y en ese país permaneció durante 17 años. Fue la cabeza y el enólogo de la compañía vinatera jerezana en México hasta que, en 1987 funda su propia compañía de importación y distribución de vinos y alimentos, hasta que en 1999 decide irse a la tierra de su mujer: Filipinas. Una historia de amor entre nuestro paisano y una asiática descendiente de europeos, que da como resultado la presencia de estos porteños en la en otros tiempos colonia española. Juan Carlos conoce a su mujer -filipina- en la Feria de Sevilla y se enamoró perdidamente de ella. Su nombre es Mari García y es descendiente de suizos, italianos y españoles. Se casaron en El Puerto en una boda con estética Filipina fusionada con elementos españoles tradicionales. ¿O quizás habría que escribir “pilipina”?, y es que en aquel país no se pronuncia la letra F. (Ilustración: Etiqueta de Vino. Colección J.M.M.)

En México, tras su paso por Bodegas Bobadilla 103, Juan Carlos creó una empresa FRUTERRY, con una gama muy extensa de productos en conserva, tanto españoles como mejicanos, de alta selección. Además crea muchas marcas de vinos con objeto de crear una distribución muy segmentada: Viña Andina, en Chile, Blue Rhin y Golden Rhin (vinos alemanes). Pero la situación económica en Méjico fue tal que las mafias se dedicaron al secuestro y la extorsión, teniendo como objetivos a las familias españolas que estaban en el mundo del vino. Dos amigos de Juan Carlos fueron secuestrados y a sus familias les mandaban partes de su cuerpo parra meterles miedo. Una oreja era lo mas frecuente. Al hijo de Juan Carlos, Luis lo atracaron en dos ocasiones y sufrió un mini-secuestro en taxi, el método más común: el cliente se montaba en el taxi y en el primer semáforo en rojo se subían los atracadores. Su madre padeció igualmente dos atracos a punta de pistola. Juan Carlos ante la situación, decide dejar Mexico D.F. tras 17 años de vida empresarial y se traslada al país de su mujer: Filipinas, en 1999.
En el año 2000 abre la primera tienda en Manila de productos de Gourmet: Terry Selections, que ya cuenta con tres sucursales, la última abierta en septiembre pasado. La intención era que tuviera solo lo mejor escogido por Juan Carlos, un poco como extender su despensa a nivel público. Se podría decir que una manera de abrir su casa a amigos cercanos y, después, a clientes. Unos años después y un poco por casualidad, se abre el restaurante. Los clientes que iban a la tienda pedían que les hicieran “sandwiches gourmet”. Al tener que dedicar al grueso del personal a preparar esos emparedados, tal era la demanda, decidió abrir un espacio en el segundo piso para tener mesas donde sentar al cliente, y de ahí el restaurante Terry’s.
Al restaurante “No traigo» --afirma-- «un producto que no se haya probado en su lugar de procedencia sin darle el pasaporte. Por ejemplo, Arte Oliva es el único aceite que está envasado como debe ser, en tetra pack, que protege de los rayos ultravioletas. El envase tiene cinco capas que mantiene el líquido a la temperatura adecuada. Dentro de 10 años será igual, tendrá las mismas propiedades”. Es muy interesante la fusión con los productos filipinos: “Tienen una especie de besugo al que llaman besugo, en español, y lenguados, pargos, galeras, chicas y grandes, impresionantes las de Palawan (una isla para perderse a conciencia …), y cangrejos de tierra que se alimentan de los cocos, los rompen y extraen su jugo”. Aparte de las mejores recetas españolas, Juan Carlos presume de superar el mejor Tocino de Cielo de la región; además se hacen las Poleás típicas de El Puerto. Han servido, también, Ajo Caliente y Salmorejo. Y toda la ristra de platos nacionales de primer nivel: Croquetas, Tortillas, Rabo de Toro, Fabada Asturiana, Cocido Madrileño, Menudo, Paella Negra de Mariscos... Es interesante recordar que Juan Carlos es hermano de la desaparecida María Auxiliadora Terry, gastrónoma local, experta en temas de Thermomix, autora de varios libros de la máquina, y directora que fue de la Escuela de Cocina 'El Anafe'. (Foto: J.L.B.)
Ayudado por su familia, trabajando en el próximo proyecto, ya en marcha, “el mejor restaurante español en el extranjero, en la Bahía de Hong Kong”, afirma convencido. En un próximo artículo hablaremos de sus hijos Luis y Elena, muy afincados en el Filipinas, --e incluso con parejas en aquel país-- pero que no olvidan El Puerto, sus rincones y amistades, al que regresan siempre que pueden.
Otra vez un apellido de procedencia extranjera -inglés- en nuestra Ciudad vinculado al suceso de las luchas napoleónicas. Lord Wellintong se vino con su ayudante de campo del mismo apellido, antepasado de nuestro paisano. Dicho apellido también nos suena por otros no menos célebres sobrinos de Ricardo Summers Ysern: el desaparecido Manolo Summers, director de Cine; Tomás, productor de cine y televisión; y Guillermo, presentador de programas televisivos, escritor y pintor, ambos en activo.(Fotografía: Guillermo Summers).
Su nieta Begoña, en su tesis doctoral: «Estudio Global de la Obra de Serny (1908-1995), dibujo, pintura, diseño y grabado», afirma del pintor, afirma del padre: «Si algo le caracterizó fue dar a cada una de sus creaciones una personalidad muy acusada; tomó la realidad de manera subjetiva y la vertió en una obra inmensa que alcanzó numerosos campos del arte: dibujo, ilustración, cartel, retrato, pintura, pintura mural y grabado. En su trayectoria obtuvo una gran consideración hacia su obra y aprecio por su persona, por parte de escritores, artistas y críticos de arte: José Francés, César González-Ruano, Daniel Vázquez Díaz, Eugenio d’Ors, José Hierro, Rafael de Penagos, Federico Carlos Sainz de Robles, Manuel Pombo Angulo, entre otros, que vieron en él a un maestro y en su recorrido artístico la esencia de una de las vertientes de la pintura contemporánea, como ha quedado constancia en multitud de comentarios que constituyen una parte fundamental para acercarnos a Serny a través de importantes figuras de su tiempo. Esta tesis ha querido ser, por encima de todo, recopilación razonada y debidamente ordenada de lo más significativo de la extensa obra de Serny, con el fin de que la misma quede inscrita convenientemente en el contexto artístico que le corresponde.» (Grabado de Serny: 'De Carnaval'. Firmado a lápiz y numerado: 85/100. Enmarcado en paspartú granate).
REVISTA GENTE MENUDA.
REVISTA BAZAR. 


que, en el año 2005 es destinado como logopeda al prestigioso Instituto Español "Giner de los Ríos" de la capital lusitana: Lisboa, donde tiene previsto permanecer hasta el 2011, impartiendo clases de Enseñanza Primaria. ¿Regresará Juan a El Puerto? (En las fotografías, Juan Mayo en la actualidad y en 1997, hace once años).
El profesor Mayo es un gran amante de las nuevas tecnologías, algo que supo inculcar en el ambiente familiar. En la actualidad su hijo Carlos es el responsable técnico de la edición en internet de los periódicos La Voz de Cádiz, de Cádiz y Jerez. Es, igualmente, una autoridad internacional por sus conocimientos e investigaciones sobre la Orden de la Cartuja. Prueba de ello es que ha publicado, en los últimos quince años, doce libros sobre esta interesante orden de clausura y es invitado a impartir charlas y conferencias en encuentros nacionales e internacionales: España, Italia, Austria, Bélgica, Inglaterra, Argentina, Suiza, Alemania, Francia, Portugal, Chequia, sobre esta forma de entender y vivir la religión católica. (En la fotografía, en una ponencia en el Congreso Internacional Cartujano Evora-2004, celebrado en Portugal, sobre la única Cartuja actualmente abierta en este país: la Cartuxa Scala Coeli, en Évora, a unos 100 kms. de Lisboa en dirección a Badajoz). (En la foto, con barbas, hace 25 años).
Casi podríamos decir que Juan es un cartujo externo, una especie de promotor de la Orden, tal es su grado de conocimiento y sus trabajos de divulgación. Por ejemplo, esta crítica a la película
(*) La Llave Cartujana,
ENTREVISTA.
Tiene editados 12 libros y varios discos compactos multimedia, siendo uno de los ponentes que más tiene publicado en los congresos internacionales a los que ha asistido ¿Cuál es ahora su preocupación cartujana desde que los monjes se fueron de la Cartuja de Santa María de la Defensión de Jerez? --Trabajo ahora con los Cartujos de Portugal, colaborando en la digitalización e informatización de sus fuentes documentales de toda la Orden Cartuja en el país fronterizo. En la Cartuja de Evora me retiro una media de 10 días al año. Curiosamente, los tres cargos más relevantes: Prior, Procurador y Vicario, son españolas; de Carmona, Córdoba y Puerto Real.
El futuro local… ¿Cómo lo pinta, profesor? --La gente joven buscará trabajo fuera de aquí si continúan sin instalarse más empresas importantes en la zona, aunque no se quieran ir El Puerto, que es como una privilegiada Ciudad de Vacaciones.
¿Hubiera profesado la Orden de Cartujo? --Si hubiera sido religioso, que no lo soy, quizás me hubiera metido a Cartujo, empero soy una persona muy activa y conversadora. Aunque nunca digas “de esta agua no he de beber, ni esta p**** no me cabe”. (En una foto reciente, en la Embajada de España en Lisboa -a la derecha- junto con el presidente de la Junta de Extremadura, Sr. Vara).












La apertura del bar está fechada en 1908. Por entonces se le conocía con el nombre de “Los 48”, el mismo que una manzanilla de Sanlúcar. Por entonces varios bares de la ciudad tenían este tipo de nombre, coincidiendo con el de un vino. Luego, parece que en la década de los 30, el bar pasó a llamarse “La Solera”, su nombre actual, y pasó a formar parte de las instalaciones del Hostal Loreto, situado también en la calle Ganado, junto a La Solera (Calle Ganado n. 17. Teléfono: 956543562). El bar se convirtió en la cafetería del hostal y se abrió una puerta interior que los comunicaba. Por allí pasaron los toreros que intervenían en la plaza de Toros de El Puerto ya que estos solían pernoctar en el Hostal Loreto y luego salir en coche de caballos, con gran expectación, hasta la plaza.
Comenzó en la hostelería en 1960. Tenía 16 años y se colocó en el hotel Fuentebravía de El Puerto, en la cocina. Fue aprendiendo el oficio, le gustó y a los pocos años abrió un chiringuito en la playa de La Costilla en Rota donde triunfó con el marisco que traía de El Puerto de Santa María. Y a partir de ahí el éxito. Se marcha de la ciudad y comienza a montar negocios de hostelería que le llevarían a la élite y a llegar a tener a su cargo en toda España a más de 1.200 personas en negocios relacionados con el ocio y que incluían desde restaurantes, servicios de caterings, hoteles y hasta bingos.
Es un gran conocedor de los vinos. En su establecimiento están por todas partes. Encima del mostrador, en unas pequeñas estanterías que dificilmente caben en el local y en un armario climatizado donde guarda lo mejor. Se muestra partidario de no cobrar grandes cantidades por los vinos “porque los vinos no sólo deben maridar con la comida sino también estar acordes con esta economicamente. No se le puede cobrar a alguien una cantidad por la comida y más del triple por los vinos.”
José Luis no cierra ni el 24 por la noche ni el 31. Porque me gusta estar con mis clientes esos días “y porque muchas personas buscan un lugar donde comer en esas ocasiones y no lo encuentran. Los clientes se repiten cada año”. Reconoce que por lo singular de su establecimiento la relación con los clientes es muy especial: “Tienen que tener paciencia porque estoy sólo para todo, pero eso se suple con un poco de conversación. Tengo gente que viene desde fuera a comer el cocido o a probar los arroces y me enorgullece mucho que repitan”.





