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José Gómez Barrera -Joselete- y su hijo José Luis continúan al frente de “La Lucha”, o lo que queda de ella. Como si en la batalla del tiempo el duelo hubiera quedado en tablas, la mitad de este legendario establecimiento local permanece abierto desde 1897 -el Estanco-, mientras que el Bar cerró hace ahora 10 años. Carmen Barrera Terrada, la madre de José y Manolín carmenbarreratejada_puertosantamaria-jugador del Rácing- dejó dispuesto antes de su fallecimiento que cada hermano se haría cargo de uno de los negocios instalado en los bajos de lo que fue, primero, el edificio de la Real Fábrica de Aguardientes y Licores, y luego Casa de la Aduana. Manolín no supo continuar con el Bar La Lucha y ahí está el espacio vacío y desaparecido su interior (dos intentos de manos extrañas no han conseguido reflotarlo como negocio de hostelería). En la fotografía, Carmen Barrera Tejada.

José, en activo desde el Estanco, no quiere hablar de aquello, pero por su cabeza pasan tantas historias vividas en La Lucha... Recordaba que D. Juan Botaro, el humanista que vivió en El Puerto tantos años, era cliente diario de la casa. E incluso oyó contar un suceso del que se hicieron eco la Revista Portuense y Diario de Cádiz, allá por 1929. (Ilustración: antigua propaganda de cigarrillos 'Ideales').

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EL CRIMEN DEL SABONÉS.
Estamos en 1929. Francisco García Rico, Paco “el Sabonés”, era armador de una flota de 23 barcos. Era un hombre que tenía un concepto bastante peculiar de la vida. Acaso pudiera gastar mas de lo que tuviera y viviera de forma extravagante, aunque -en 1888- se le recuerda en los periódicos por haber salvado a una mujer que quiso ahogarse, tirándose al Guadalete o incluso que en una reyerta hirió a un paisano, según los datos que nos facilita el investigador Antonio Gutiérrez Ruiz. El caso es que el Sabonés creía que donde le arranchaban los barcos le estaban engañando -era en el Resbaladero-. Ya le habían quitado cinco barcos por no atender sus deudas, y el siguiente embargo por una trampa de 48.000 pesetas de la época, venía de camino. (Fotografía: El edificio de la Casa de la Aduana, donde se encontraba 'La Lucha', antes de construirse las viviendas de La Pescadería'. Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

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Pero Francisco García Rico, en un momento de enajenación mental, citó al dueño de «La Lucha», José Tomeu y al dueño del Resbaladero, Primo Díaz, en el despacho que tenía junto a “La Lucha”, con la promesa del pago. Cuando éstos entraron, primero vieron dos sobres -presumirían que era el pago a sus deudas- , llegaron hasta el fondo y see llevaron dos tiros a la barriga que les produjo el Sabonés con una escopeta, y éstos salieron a la calle, moribundos, aguantándose las tripas con las manos. El armador fue condenado a la cárcel por sendos asesinatos, pero las influencias de la época -su amistad con León de Carranza- consiguió que, con el tiempo, fuera al Penal solo a dormir. Acabada la condena murió en su casa, por un mal cuidado de las uñas de los pies -era diabético- que derivó en gangrena y su posterior fallecimiento. "(Fotografía: Muelle existente delante del edificio de la Casa de la Aduana, donde se encontraba 'La Lucha'. Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

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“Tras el trágico suceso” -escribe el historiador Enrique Pérez Fernández en su libro “Bares y Tabernas con Solera"- “reabrió el negocio Ezequiel Cortínez García, nacido en la aldea cántabra de Celis en 1896 y residente en El Puerto desde 1926. Debió de seguir los pasos de un familiar, Eusebio  Rubín Cortínez, afincado aquí en 1878. en 1952 comenzó a trabajar con Ezequiel, Gonzalo Camacho, quien hoy sigue al frente de La Lucha”. Ezequiel se casaría con Carmen Barrera Tejada, quien aportaría dos hijos al matrimonio: José y Manuel. En la fotografía, de izquierda a derecha, niño desconocido, Eduardo, detrás del mostrador Carmen Barrera Terrada, Ezequiel Cortínez García y Jesús Nimo Real. Ignacio Pérez Garcés. Delante los niños José y Manuel Gómez Barrera.  Detrás de Carmen, en una pizarra sobre las botas y a la vista de todos, aparece escrito a tiza una 'trampa', 'perrillo' o deuda de 'La Abuelita':  8490 y 1680 ¿pesetas de la época?. (Foto: Colección Vicente González Lechuga).

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Veleros y redes en el Guadalete. (Foto Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

Francisco Andrés Gallardo, escribió un interesante artículo para Diario de Cádiz el 22 de octubre de 1995; nadie sabía que el establecimiento cerraría tan solo tres años después: "Abierta desde 1897, “La Lucha” es una reliquia de la ciudad marinera que El Puerto fue. Castiza taberna que nos evoca “El Tatuaje” de Concha Piquer, siguen tomando su primer café de cada día, jugando a las cartas o bebiendo en su copa, los marineros en tierra y muchos jubilados que recuerdan sus travesías. Gonzalo Camacho, como desde hace 43 años, sigue despachando en la barra. En el saloncito lateral Manolo el Gallego se ha retirado a zafar con sus hombres; es el momento de ajustar cuentas de la última travesía.
El barco ha llegado lleno de carga en un puerto lleno de barcos. En la mesa, dos copas de fino C y tres de vino tinto de Nicanor de Cádiz, los billetes de mil con la efigie de Sorolla se reparten, a un lado se han dejado las colchonetas, preparadas para embarcar pronto. Eran otros tiempos para El Puerto y sus marineros.
celtas_puertosantamariaPero con el mismo sabor añejo permanece en la calle Pintor Veneroni (Pescadería, Plaza del Carmen) número 2, en el marco de la casa de la Aduana, el bar “La Lucha.
El grifo de cerveza, la inmensa nevera, la máquina tragaperras y el televisor en color han sido las únicas incorporaciones en los últimos años.
Carmen Barrera, viuda de Ezequiel Cortínez, sigue sentada, junto a una de las mesas, regentando el estanco que siempre ha estado en la taberna. Ya no hay “Peninsulares”, ni “Celtas” con estacas, de todas formas el sabor americano en la mayoría de los cartones palidece entre los estantes que rezuman marinería.
amontilladobasilio_puertosantamariaUna desnuda bombilla sigue iluminando la cocina que, aunque hace décadas que no sirve tapas, siempre estuvo presta para freír el pescado que algunos traían para compartir con los amigos. En sus tiempos, se ofrecían suculentos guisos.
Un desvencijado farol custodia la entrada, en el oscuro almacén reposan mercancías, los clásicos anaqueles exhiben, casi como museo arqueológico, botellas de amontillado “Basilio”, cream “Descarado” o quina “Cicerón”. Es el anteayer perviviendo hoy.

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Detrás del mostrador, José Gómez Barrera, 'Joselete'  y Gonzalo Camacho Bolaños, a quien todo el mundo llamaba Pepito y nadie Gonzalo. Quien aparece por fuera del mostrador,era Manuel de la Cruz Santilario, Jefe maitre del Restaurante "El Resbaladero". (Foto: Colección Vicente González Lechuga).

"Gonzalo Camacho sigue abriendo a las seis y media de la mañana. Con ponche o brandy y café -en la despensa todavía se guarda un rudimentario moledor-, en invierno el cuerpo lo agradece. Aunque cada vez haya menos marinenos, los incondicionales siguen acudiendo a un lugar que les devuelve la vida pasada y permite a todos evocar la ciudad marinera que El Puerto fue.
cartasveteranoosborne_puertosantamariaLas partidas de cartas siguen celebrándose desde muy temparao, al mus, la brisca o la ronda. Abarquilladas barajas de don Heraclio, con propaganda de Osborne, que pueden contar mil veladas ociosas de jubilados o marineros a la espera de zarpar.
En rincones de la barra todavía se vislumbra la presencia de “Morriño”, el tío Agustín, “el Manga” o Jaime Roselló. La casa de la Aduana sigue guardando secretos de vecinos mirando de perfil al Resbaladero. Un hostal, donde sobre todo se alojan marinos forasteros, fue la más emprendedora innovación al edificio. En el patio interior de la casa, el aroma de las cocinas del “Guadalete” de los Espinosa, sigue inundado de sabor el aire.

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(En la imagen, la antigua Plaza de la Pescadería, con los bloques de viviendas y la Cofradía de Pescadores, que aún no había sido demolida. Foto: Mata. 2002).

"El barrizal que se formaba en la plaza fue sustituido, a principios de los sesenta, por bloques de pisos y la sede la Cofradía. Hasta hace poco, en la esquina se encontraba uno de los quioscos de la Bajamar para tomar una en tertulia de pie.
«La Lucha» continúa cerrando sobre las once y media de la noche, cuando se retiran los últimos hombres para su casa. El único cambio de horario se produjo hace algunos años, con el cierre los domingos al mediodía.
cognac_osborne_anuncio_puertosantamariaPocas mujeres han entrado, y mucho menos tomarse un vino. Forma parte del estilo masculino y machista que dominaba la hostelería en un tiempo. Perder este carácter sería deshacer el aire original. Todavía hoy, algunas esposas llaman desde la puerta o entran tímidadmente, franqueando una “sala prohibida”.
Gonzalo Camacho está seguro que cuando él se jubile, los hijos y nietos de Carmen y Ezequiel mantedrán el negocio hasta que la clientela siga siendo fiel o los impuestos lo puedan permitir.
“La Burra”, “La Colmena” fueron los últimos del gremio en cerrar. Resistiendo, como el propio sector pesquero local, El Puerto añejo sigue palpitando en “La Lucha”, como testimonio, rememorando el pueblo que siempre fuimos.» Y cerró tan solo tres años después de escribirse este artículo, en 1998.

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Personal del Bar La Lucha, a finales de la década de 1930. Ezequiel Cortínez es el segundo por la derecha.

ZAFAR.
Zafar, aquí en El Puerto, ha consistido, de toda la vida en deducir de las ventas totales efectuadas en la Lonja, conocido como monte mayor, los gastos propios de la actividad pesquera, consumos de combustible, de aceite, hielo, víveres, cuotas de la seguridad social y los gastos de lonja, tales como los del concesionario, etc., etc. El resto, conocido como monte menor, se divide en dos partes, una para la tripulación y otra para el armador. De la parte de la tripulación se hacen tantas partes como tripulantes hay embarcados y eso es lo que gana cada marinero, conocido con la parte.

barlalucha_14_puertosantamariaEn Calpe, nuestros hermanos de la mar lo llaman “contar”. Es de cualquiera de las maneras, el Régimen Económico por el que se rigen o Sistema a la Parte en los demás puertos, incluidos los de EE.UU, Canadá y los de América del Sur. En los puertos según las modalidades de pesca, sean de  arrastre, cerco o palangre existen algunas diferencias en el sistema de reparto de las tripulaciones. Esas diferencias estriban en el pago de las partes técnicas que incluyen las partes del redero de tierra, de los motoristas y de los patrones, tanto de pesca como de costa. En algunos puertos, las partes técnicas salen de la mitad del armador, es decir de su parte de beneficio, en otros de la tripulación y en otros del monte mayor. Todo de acuerdo con los usos y costumbres de cada puerto.

Por extensión,  en El Puerto se conoce como zafar, descansar, librar, no ir a trabajar, palabra muy introducida en el habla porteña. (En la fotografía, el antiguo Bar La Lucha, en la actualidad, con las dependencias en barbecho, y a continuación la Expendeduría de Tabaco que continúa regentado Joselete Gómez Barrera).

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quicosanchezperez_puertosantamariaEl fotógrafo Francisco Sánchez Pérez, nació en nuestra Ciudad el dos de abril de 1879. Hijo de Francisco y Ana, era más conocido por Quico. Trabajó en las oficinas de las Bodegas José de la Cuesta (hoy Bodegas Caballero), en la Aserradora Pastor y fue marchante de productos alimenticios. Murió con 64 años en abril de 1943. Aunque la fotografía nunca fue su profesión, si fue una afición que le ocupó bastante tiempo y además dejó sobrada constancia de su oficio en fiestas, bautizos, bodas, acontecimientos civiles, militares y eclesiásticos y fotografías de corte comercial e industrial. Fue radioaficionado -de los que se construían los artilugios- afición que heredaron su hijo Luis Pérez Sánchez y su nieto, José Luis Sánchez Pacheco. Un bisnieto de nuestro personaje, de nombre artístico Kiko Sánchez, (hijo de Sánchez Matabuena y Mercedes Toronjo) es el que ha mantenido la afición fotográfica de la familia, a la que se dedica profesionalmente y del que escribiremos un artículo en su momento.

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En diciembre de 1989, va a hacer 20 años, se realizó una exposición sobre su legado en la que se recogían escenas de la vida portuense de los primeros cincuenta años del siglo pasado. La crónica periodística de Diario de Cádiz recogía que “la muestra puede considerarse la mejor que se ha realizado sobre fotografía antigua (1900-1950) en la ciudad, tanto por la calidad como por el despliegue de medios realizado». Luis Sánchez Pérez, hijo del fotógrafo recordaba que llegó a tener más de 48 cajas de placas y negativos, de los cuales se donaron al Centro Municipal de Patrimonio Histórico, organizador de la exposición, cinco cajas: las que disponía la familia.

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En el Folleto de la Exposición de 1989 se afirmaba que «Su acercamiento al arte fotográfico se produjo cuando era muy joven y con otro gran fotógrafo local, Justino Castroverde, al que le unía una gran amistad. Sánchez Pérez se casó con Milagros Pérez Grant y fruto de esta unión nacieron tres hijos varones: Francisco (fallecido) José [continúa a diario en Las Novedades] y Luis [en la actualidad fallecido], que andando el tiempo recogería el testigo y se dedicaría también a la fotografía y por mediación de su yerno Jesús María Serrano, donaron a la Ciudad los documentos gráficos que se conservan de este fotógrafo. Como la mayoría de los pioneros dominaba el arte, a los que sumaba su exquisita sensibilidad, dominio de las texturas, acertadas composiciones y excelente ojo fotográfico». (En la Fotografía, Quico Pérez Sánchez y su amigo Justino Castroverde, en una visita a las Cuevas Cantera de la Sierra de San Cristobal. Foto: colección J.L.S.P.)

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«Las fotografías y retratos de Quico, están en la inmensa mayoría de los álbumes familiares locales y en los archivos de instituciones y firmas comerciales. Se han utilizado originales de Quico para ilustrar gran cantidad de publicaciones sobre el Sur de Andalucía, en los últimos años del siglo XIX y principios del XX. Fue con su cámara testigo del paso de un siglo a otro y supo recoger las escenas de este paso del tiempo, con una ternura y calidad que aún hoy con los adelantos actuales sorprenden y emocionan, dejándonos su testimonio de lo que fue con su particular toque de artista que elevaba lo cotidiano a la categoría del arte» Del Folleto de la Exposición de 1989. (Fotografía, construcción del muelle de San Ignacio, de Quico Sánchez Pérez).

jesusmariaserranoromero_puertosantamariaEl yerno de Luís Sánchez Pérez, el poeta Jesús María Serrano afirmaba, «Espero que con esta donación, se adhiera a ella otros con más documentos, y aprovecho para decir que la obra del abuelo de mi señora, Francisco Sánchez, ha contribuido al conocimiento de una realidad que ahora se nos escapa de las manos y, que si por estrechez de miras hubiera decidido quedármela para el goce restrictivo de nuestra casa, sin duda alguna nos habríamos equivocado al impedir que otros muchos ojos pudieran contemplar estampas excepcionales». (En la fotografía, Jesús María Serrano Romero, próximo a tenerlo con nosotros con un artículo propio).

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Casa colegio de la calle Luna, frenta a donde estaba la tienda de reparaciones eléctricas y electrónicas Quicar, Salvatierra Radio, hoy una agencia de alquiler de coches. En el edificio, hogaño deshabitado salvo la planta baja por la cafetería que hace esquina con Nevería. De derecha a izquierda, tres hermanas de Quico Sánchez, Gumersinda, Dolores y Milagros, falta la menor, Carmen que creemos que no está en la imagen. Los demás personajes quizás fueran alumnos o maestras. (Foto Colección Miguel Sánchez Lobato, atribuida a Quico Sánchez Pérez).

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Alumnado y profesorado en el Patio del Colegio de Gumersinda en 1929. Atribuida a Quico Sánchez Pérez.

luissanchezperez_3_puertosantamaria1El hijo de Quico Sánchez, Luis Sánchez Pérez (1921-1995), autor  material de la donación, también fue fotógrafo influenciado por su padre. Trabajó para lo que hoy es la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, antigua Junta de Obras del Puerto, haciendo fotografías de la evolución de los dragados y rellenos de los puertos pesquero y comercial, -sus hijos le recuerdan trabajando en el cuarto oscuro- jubilándose en la década de los ochenta del siglo pasado. Luis, además, trabajaba en el mundo de la radio. Era un autodidacta que construyó una de las primeras radios super heterodina a válvulas.  Trabajó en Quicar, de Antonio Salvatierra Blanco, después Salvatierra Radio, distribuidor de la Casa Philips, instalando antenas y arreglando la incipiente televisión de la década de los luissanchezperez_04_puertosantamariasesenta del siglo pasado, ayudado por su hijo José Luis. Radioaficionado, colaboró junto con Joaquín Calero en la construcción de la emisora de radio del Instituto Laboral. Trabajó en Hispano Radio, y arreglaba las radios de los barcos pesqueros. Murió con 74 años. Se casó -gracias a los ahorros conseguidos construyendo radios de tres válvulas- con Amalia Pacheco Tejada con la que tuvo cuatro hijos, Inmaculada, José Luis, María Teresa y Fran, gran actor de teatro que da clases en Murcia. (En la fotografía, Luis Sánchez Pérez, poco antes de su fallecimiento. En la otra foto, en blanco y negro, Luis con su mujer, Amalia Pacheco Tejada, de recién casados).

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Antigua Lonja del Pescado, hoy Centro comercial y de Ocio. Fotografía de Luis Sánchez Pérez, para la Junta de Obras del Puerto. (Colección J.L.S.P.)

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Foto tomada en la Feria de Ganado en 1959 en el acto de entrega de premios. De derecha a izquierda, el fotógrafo Luis Sánchez Pérez, el funcionario municipal Francisco Sara Sampalo, el niño Ramón Insúa Lavín, el funcionario del Penal Blas Aranda, el premiado, desconocido, el alcalde de la Ciudad, Miguel Castro Merello, y el Juez Fernando Ramos Pasalodo.

sanchezpacheco_puertosantamariaEl nieto de Quico Sánchez, e hijo de Luis, José Luis Sánchez Pacheco ha ido asumiendo parte de las aficiones y trabajos de sus ancestros. Aficionado a la electrónica, igualmente de forma autodidacta, ha llegado no solo a construir radios sino también televisión de aficionado, consiguiendo comunicarse vía televisión con diversos lugares de la geografía utilizando las más altas frecuencias. Antiguo radioaficionado, con el indicativo EA7WJ, ha participado y colaborado en muchas actuaciones humanitarias en la que los radioaficionados ocuparon, en su momento un papel primordial. Como su padre, trabaja en la Autoridad Portuaria en el Departamento de Explotación de Servicios Portuarios. José Luis recuerda que vivieron en la casa familiar de la calle Cielos, casi esquina con Cervantes, tres familias: los Sánchez Pacheco, los Sánchez Matabuena y la familia del repostero local, Pepe Mesa (otro personaje local que merece artículo propio). (En la fotografía,  José Luis Sánchez Pacheco).

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Los padres de José Luis, Luis Sánchez Pérez y Amalia Pacheco Tejada -fallecida en el año 2006-, flanqueando a su mujer, María del Carmen Díez.

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Batalla de Flores en el Paseo de la Victoria. 1930. Fotografía de Quico Sánchez Pérez.

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Tras el paseíllo en la Plaza de Toros de El Puerto. Foto Quico Sánchez Pérez.

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Embarque de Botas, fotografía de Quico Sánchez que, como todas las suyas iban firmadas como 'FOTOGRAFÍA F. SÁNCHEZ'.

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Manuel Guzmán Piñate, “El Tarifa” es un marinero que en el mundo de la mar ha hecho de todo cuando ha estao embarcado: desde marinero, pasando por cocinero, mecánico engrasador o contramaestre; de todo menos capitán. Sobrevivió al naufragio del 'Pascual Baldó'. Ahora es capitán de su moto. Ha trabajado en pesqueros y en barcos mercantes. Se ha movido por los mares de Europa, por Africa, y por el mundo de los sueños.

Manuel Guzmán Piñate, "El Tarifa" is a sailor who in the world of the ocean has dabbled in a bit of everything on board: from sailor, chef, mechanic to boatswain; everything except captain. Now he’s captain of his motorbike. He has worked on fishing boats and merchant boats and has sailed the seas in Europe, Africa and in the land of dreams.

Manuel, de 79 años, acompañado de su inseparable compañero perruno, Manolo, de 5 años, recorre El Puerto en motocicleta, ambos con cascos -como manda el reglamento de la circulación vial- y en función del color del día, así se ponen los cascos: rojos cuando se sienten guerrilleros, o azules, cuando van en misión de paz, como los cascos azules de la ONU. Manolo, osado, echao p’lante, "con cara", como diría un castizo, le mantiene a Vd. una conversación sobre la conveniencia de ir acompañado por su inseparable mascota, también en moto; de que ésta vaya protegida, con casco y gafas, y de que Manolo, el perro de cinco años, le obedezca cuando le interpelen los amigos del muelle de San Ignacio (muelle del Vapor) o algún turista curioso. Y es que Manolo, -¿cual de los dos?- tiene más cara que espalda.

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Dra. Lourdes Oriente Guarido

La Doctora Oriente, que tiene un apellido exótico, como de quiromántica o adivinadora del futuro, es Licenciada en Medicina y Cirugía, y su especialidad es la Oftalmología. Vive entre nosotros desde hace 29 años: 1979.

Doctor Oriente (in English, East, as in Middle East), who has an exotic surname, worthy of a palmist or fortune teller, has a degree in Medicine and Surgery, and her specialisation is Ophthalmology. She has lived here in El Puerto for 29 years, since 1979.

Natural de Algeciras, estudió la licenciatura en Madrid, allí se casó y allí nacieron sus hijos, pero necesitaba el mar como referencia -todos los años se involucra muchos días seguidos navegando- cuando deja a un lado sus obligaciones como oculista. Lourdes Oriente Guarido, persona de profundas convicciones: en lo que cree, cree y lo manifiesta con seguridad. Es una profesional de la vista. De la vista de uno. Es un privilegio que sea imputual en una cita en la consulta: siempre dedicará el tiempo necesario -el que haga falta- con el paciente de turno. Usará técnicas de siempre y medios electrónicos e informáticos de ahora. Pero sobre todo una larga experiencia de formación continua y de ver a muchos, muchísimos pacientes a diario, en jornadas interminables: la que los pacientes necesitan, dándoles a cada uno tiempo, mucho tiempo, sabios consejos y profesional prescripción.
«La vista es el sentido más ávido. La pupila del ojo se dilata o se contrae in-vo-lun-ta-ria-men-te por lo que gusta o disgusta. El hombre tiene cerebro óptico. Los gestos, los ademanes, la mímica, las expresiones de lo movible y de lo fijo, el contorno, los relieves, las contexturas, las formas, las líneas son de la visualidad. El sueño es óptico. Dormidos soñamos sucederes ópticos, soñamos imágenes. Ansioso de ver el hombre amplió la capacidad de sus ojos, hizo visible lo invisible, con el telescopio acercó lejanías, con el microscopio agrandó lo pequeñísimo. El sentido de los viajeros es la mirada. Tal vez sea el único sentido viajero. Se viaja con máquinas fotográficas para duplicar la mirada, fijar el tiempo y mostrar o vivificar lo que se ha visto.
Se “habla” con los ojos. La mirada es entregadora: declara el secreto de los demás sentidos, de los sentimientos, de las emociones, de las intenciones. Por la mirada y no por el oído escuchador sabemos del agrado o del tedio de quien escucha. El alma se refleja en los ojos, decimos. De ningún otro órgano somos capaces de afirmar que refleja el alma.» (P. Turina).

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Pepin Sevilla Gutiérrez
Pepín Sevilla Gutiérrez

Existe una historia oficial, asumida por todos desde el colegio, acerca del viaje emprendido por Cristobal Colon en 1492 desde el puerto de Palos y que lo llevó a América.  Pero para un notable investigador de la UCA (Universidad de Cadiz) el relato tenía demasiadas contradicciones como para ser considerado del todo veraz. Luis Miguel Coín Cuenca, profesor de historia de la Marina de la Escuela Superior de la Marina Mercante de Cadiz, y marino experimentado, está plenamente convencido de que Colon sabía bien hacia donde se dirigía con sus tres carabelas cuando zarpó hacia el Atlántico, enfilando primero a las islas Canarias.
El Profesor Coín Cuenca comprobó,haciendo el mismo el viaje en 1990,  en una carabela idéntica a La Niña, construida en los astilleros de Barbate y financiada por el Patronato para la conmemoración del V Centenario dependiente de la Diputación de Cádiz, que la ruta no pudo habe sido la que se conoce oficialmente.
Por otro lado, el hecho de que Colon estuviera tan decidido a emprender el viaje, de la manera como lo hizo, mueve a pensar que no se tratara de una corazonada, sino que el navegante poseía datos de alguien que había realizado la travesía por esa ruta antes que él. Cesar Cantú, afirma que el “marinero anónimo” que le dio esos datos, pudo haberlo hecho aquí, en El Puerto.
La historia esta descrita en el libro "Por la ruta de Colon. El viaje cambio el Mundo". La travesía de la nueva carabela La Niña, fue filmado por un equipo de camarógrafos británicos y el material lo adquirieron la BBC de Londres y la NBC de Estados Unidos. Curiosamente ninguna televisión ni productora española. Y es que Coín tuvo que luchar lo suyo para llevar adelante su empeño.
En la fotografía, Pepín Sevilla Gutiérrez, enrolado como marinero profesional, con algunas funciones de cocina, en el viaje que realizó en 1990 el Profesor Coín Cuenca hasta América; la tripulación estuvo formada por alumnos de la Facultad de Ciencias del Mar y algunos marineros profesionales como el caso de nuestro paisano. Pepín cuenta, a quien quiere escucharlo, multitud de anécdotas de este histórico viaje, que reprodujo el que, según el cátedro de la UCA, fue el verdadero Viaje de Colón a América.

In this photograph, Pepín Sevilla Gutiérrez, recruited as a professional sailor, with a few other duties in the kitchen, on the journey made by Professor Coín Cuenca in 1990 to America. The crew was formed by students from the Department of Marine Sciences and some professional sailors, as is the case with our fellow portuense. Pepín tells anyone who’ll listen hours of anecdotes about this historic trip, which traced the actual voyage that, according to the Professor at the University of Cádiz, Columbus made to America.

La réplica de la Carabela realizó viajes turísticos por el litoral portuese en el verano de 1997 y actualmente se encuentra varada en una rotonda, la del muelle comercial, frente al Centro Comercial Bahía Mar.

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General de Brigada Alcina del Cuvillo

El general de Brigada de Infantería de Marina en la reserva José Antonio Alcina del Cuvillo, nacido en Cádiz pero vecino de El Puerto, fue nombrado con 42 años, en 1978, Ayudante de Campo de SM El Rey, servicio que desempeñó a lo largo de seis años. Pero fue en el año 1984 cuando don Juan Carlos I le confió la tarea de vigilar la educación y formación del Príncipe, acompañándole con frecuencia, orientándole y dirigiéndole con proximidad y asiduidad. En 1989 fue nombrado Ayudante-Secretario de Don Felipe de Borbón con las misma atribuciones de los años anteriores. Participó activamente en todo el proceso formativo del Heredero hasta 1993, cuando fue cesado de sus funciones.

The general of the reserve Marine Brigade José Antonio Alcina del Cuvillo, who was born in Cádiz but lived in El Puerto, was named at the age of 42, in 1978, Assistant to HM The King, a service which he carried out for six years. But it was in 1984 when Juan Carlos I entrusted him with the task of taking care of the Prince’s education and training, often personally accompanying him and providing guidance on many occasions. In 1989 he was appointed Assistant-Secretary to Felipe de Borbón carrying out the same duties as in previous years. He actively participated in the whole educational process of the Heir to the crown until 1993, when he was stopped working in that position.

A partir de ese año desempeñó el cargo de Segundo Jefe del Cuarto Militar de SM el Rey y en 1996, tras dieciocho años de servicio a la corona, pasó a la situación de reserva.
Una vez retirado, y tras publicar en 2004 en la editorial La Esfera de los Libros un volumen con el título «Felipe VI así se formó el príncipe heredero», se aficionó a la pintura. Para ello tuvo durante un par de años de maestro al pintor italiano afincado en El Puerto, Franco Policastro. Su muestra abarca desde paisajes hasta marinas y fachadas donde plasma en sus pinturas mucho de los viajes realizados por el pintor. En diciembre del año pasado inauguró una muestra de pinturas en el Club de Mar de Puerto Sherry.
En la foto tomada hace pocos días en el Real Club Náutico de El Puerto, el General de Brigada de Infantería de Marina en la Reserva. Ingresó en el cuerpo de Infantería, previa oposición, en 1956. Tras cinco años en la Escuela Naval Militar ascendió a teniente y fue destinado al Grupo Especial de Infantería de Marina en San Fernando. Durante su carrera militar realizó numerosos cursos de especialidad en España y Estados Unidos. Diplomado de Estado Mayor del Ejército, es un experto en comunicaciones navales y un apasionado amante del flamenco. Es padre de cuatro hijos. Aborrece la hipocresía, la cobardía y la mentira y son una pesadilla para él, lo cutre, la ordinariez y la mala educación. Tiene buena memoria pues recuerda casi todo, en ese casi olvida los malos momentos. Admira la verdad y la belleza. A continuación, un fragmento de su libro:

-«¿Qué le ha pasado, Don Felipe?», pregunté con seriedad.
-«Me he caído con la moto en una de las curvas», me contestó sin vacilar, haciendo una pequeña mueca de dolor y sacudiéndose el polvo que aún le cubría los pantalones.
-«Eso le pasa, seguro, por ir siempre a tanta velocidad. Un día se va a matar», le espeté sin pensarlo dos veces.
-«Esta vez te equivocas. No ha sido eso. Se me ha cruzado un jabalí con sus crías. No los he visto y me he pegado un trompazo ».
-«Está bien Alteza pero tenga cuidado y... otra vez dígame que quiere dar una vuelta para estar atento. Buenas noches y procure estudiar».

«Felipe VI. Así se formó el Príncipe heredero», de José Antonio Alcina del Cuvillo
(Editorial La Esfera de los Libros). Leer otros pasajes del libro aquí.

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"De nuevo en ruta, logran escapar de las Sirenas, cuyo canto hace enloquecer a quien las oiga. Para ello, Odiseo ordena a sus hombres taparse los oídos con cera exceptuándolo a él y manda ser atado al mástil. Escapan también de las peligrosas Caribdis y Escila. Consiguen llegar a Trinacria (nombre griego de Sicilia), la isla del Sol."

La Odisea. Canto XII
(Homero).

En la fotografía, Juan Luis Moreno Acosta, Juez de Regatas Oceánicas de España; Juez en las Regatas de la Copa del Rey y la Semana Náutica Internacional de El Puerto. Ha sido  Comodoro del Real Club Náutico. En la actualidad, jubilado jubiloso, reparte su oceánico tiempo libre entre sus más queridas aficiones: la fotografía y la informática. En cuanto a la primera está especializándose en novedosas imágenes marítimo terrestre: tiene completo el litoral portuense. Con respecto a la informática ha diseñado y perfecciona diferentes programas auxiliares para Regatas y Competiciones Náuticas.

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