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| En la imagen, Alfonso Ruiz Fernández, de Ultramarinos 'La Giralda'.

A mitad del siglo XIX surgió el término 'jándalo', una acepción fonética que identifica a los cántabros que habían emigrado a Andalucía y que imita la forma de pronunciar la palabra por los nativos de esa zona. Y encontraréis hoy por hoy establecimientos dedicados a la hostelería con apellidos o alusiones topográficas de Cantabria, como Casa Ceballos, Bar los Pepes de la familia Sordo o Bodegas Obregón, en El Puerto de Santa María; Casa Manteca, en Cádiz, o La Flor de Toranzo, en Sevilla.

...continúa leyendo "4.592. ¿Sabes de dónde viene la expresión ‘Echa vino montañés’?"

El promotor y constructor Jaime Pombo Abarca, montañés, natural de Santander, fallecía en El Puerto de Santa María en la madrugada del 23 de mayo de 2017, a los 66 años de edad. En 1977 contrajo matrimonio con Margarita Jiménez del Cuvillo, con la que tuvo cuatro hijos: Jaime, Luis, Nacho y Alfonso. El mayor de ellos, Jaime, fue concejal con Independientes Portuenses entre los años 2003 y 2007. A pesar de llevar tantos años residiendo en nuestra Ciudad, nunca renunció a sus raíces cántabras y cada vez que tenía ocasión regresaba a su tierra natal. ...continúa leyendo "3.649. Jaime Pombo Abarca. Promotor Inmobiliario"

Vicente, Vicentito y 'Tito' son los protagonistas de mil y una historias entre cafés, molletes con chicharrones, guisos que cayeron en el olvido y las famosas albóndigas con tomate de Inmaculada Pérez. Tres generaciones de la familia Sordo, criada y/o nacida en El Puerto de Santa María, pero proveniente de la montaña, como muchos otros currantes de la Bahía, dan vida a un negocio con 100 años de historia. No obstante, aunque la sangre no cambie, los tiempos sí. Por ello, mientras el abuelo Vicente se hizo de oro en la segunda mitad del siglo pasado, Vicentito y 'Tito' regentan los peores años del mítico Bar Vicente 'Los Pepes', a cuenta de la crisis que empezó en 2008. "El trabajo es una maravilla, pero El Puerto está en una situación muy delicada, a todos los niveles", manifiesta 'Tito' y continúa: "Ahora hay una cuarta generación. Es niña y se llama María, pero haré todo lo posible para que no continúe con el bar".
...continúa leyendo "3.507. Bar Vicente ‘Los Pepes’. Un perol de tres generaciones… y la crisis"

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Celestino de Serdio Gutiérrez es gaditano de nacimiento, montañés de corazón y portuense de adopción, así podríamos definir a alguien tan entrañable que lleva casi 80 de sus 94 años viviendo en El Puerto de Santa María, donde llegó como con apenas 15 años de edad. Con 33 años, desde 1954 y hasta su jubilación se hizo cargo del Bar Las Cadenas, regentado hasta el año pasado por su hijo Tinín, hasta su cierre porque una entidad bancaria no quiso renovar el contrato de renta antigua que expiraba el pasado año 2016. Mientras, la Casa de las Cadenas, se cae... ...continúa leyendo "3.219. Celestino de Serdio Gutierrez. Montañés, gaditano y portuense."

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Luis Laureano Sánchez Fernández nace el 23 de noviembre de 1956 en el Hospital San Juan de Dios de Cádiz, ya que su madre era natural de Cádiz, aunque de origen montañés. A sus padres, la llegada de mellizos les cogió totalmente por sorpresa. Y, como era costumbre, reciben nombres vinculados a la familia, Luis y Juan Carlos. Recientemente, Luis se ha jubilado como director del Colegio Marqués de Santa Cruz. Nuestros mejores deseos para este maestro emérito, en su nueva etapa.

...continúa leyendo "3.116. Luis Sánchez Fernández. Maestro emérito."

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Los hermanos Isidro y Antonio Gómez Recalde, a izquierda y derecha, flanquean a su padre, Nicanor Gómez Soto, en el almacén de Utramarinos que luego fue transtienda, conocida como ‘Bar Puerta del Sol’, en la calle Vicario, esquina y vuelta con San Juan, frente a la sacristía de la Prioral. Faltan en la fotografía los otros hijos de Nicanor: Servando, Amparo, Nicanor, Curro, Pepe, Lalo, ...

...continúa leyendo "2.792. Nicanor Gómez Soto. De chicuco a empresario."

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José María Gutiérrez Colosía --Chemari-- nace en agosto de 1941 en Casamaría, una aldea de Cantabria de donde procede su familia. De allí llegó su abuelo paterno para instalarse en El Puerto a finales del siglo XIX. Hijo de Jose María Gutierrez Sanchez de Cos y María Loreto Colosía Molleda es el mayor de cinco hermanos, los demás todos nacidos en El Puerto.

...continúa leyendo "2.762. Chemari Gutiérrez Colosía. El portuense viajero."

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Existen lugares emblemáticos de mi infancia que no se me olvidan por más que pasen los años, como me ocurre con el Bar ‘Las Columnas’, situado por aquel entonces frente al Teatro Principal, en la esquina de la calle Luna con San Bartolomé, donde hoy se encuentra una entidad bancaria. Una frente a otra. Su propietario, Quintín Puente García un montañés de una corpulencia fuera de lo normal, del que cuentan que eran famosas las bofetadas que ‘endiñaba’ a todo borracho patoso.

En la imagen, Quintín Puente García, con boina, en una reunión en el Bar ‘Las Columnas’. En el centro Jesús Aguirre, a la izquierda mi padre, compañero de dominó con Jesús, esperando turno para entrar en la partida. También en la instantánea Jaime Bonet, que fue capataz de Vidrieras Palma, tocando la boina de Quintín.

...continúa leyendo "2.740. Bar las Columnas."

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Buscando información en las hemerotecas sobre un tema que nada tiene que ver con lo que voy a relatar, leí casualmente en el periódico ABC del 25 de marzo de 1988, en la sección de necrológicas, media docena de líneas informando del fallecimiento en la capital de España del escultor Alfredo Felices Rodríguez-Parets el día 11 de ese mismo mes, a la edad de 84 años, añadiendo que el entierro y funeral se había celebrado en el panteón familiar de Puente de San Miguel, en Santander.

El nombre y la población me “sonaban” pues no hacía mucho tiempo que había realizado un trabajo de investigación sobre uno de los propietarios en épocas pasadas de la popular tienda de vinos de calle Cielo denominada “La Burra”, Alfredo Felices Jareda, primer Vicepresidente de la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia, concejal de fiestas en el primer lustro del siglo XX, hombre de confianza del alcalde Joaquín Ruiz López, al que sustituía en su ausencia y persona muy popular y conocida dedicada al comercio desde muy joven que “desapareció” en la primera década del siglo citado, todo parece apuntar que por enormes deudas acumuladas, imposibles de liquidar con su patrimonio, como consecuencia de su afición al juego.

...continúa leyendo "2.739. Alfredo Felices Rodríguez-Parets. Un escultor portuense inédito."

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Los ultramarinos La Giralda de El Puerto de Santa María son unos de los más veteranos de la Bahía de Cádiz. Lleva algo más de un siglo regentado por la misma familia y aún sigue trayendo algunos productos de Cantabria, donde nació su fundador. /En la imagen, Alfonso Ruiz Fernández enseña una tarjeta con la  imagen del Ultramarinos La Giralda. Al fondo su hermana Angelita con la que comparte la gestión del Ultramarinos.

...continúa leyendo "2.729. Ultramarinos La Giralda. Una historia de 102 años."

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En pocas décadas el medio fotográfico se convirtió en un verdadero proyecto democrático de la cultura de masas, dejando constituido al homo camera. Andando el tiempo, en el último tercio del siglo XIX, la fotografía se fue creando un rol de profundo y extenso calado social. Lo que de principio estaba en manos del establishment, se fue introduciendo con habilidad entre el gentío. Y lo que de principio estaba producido de manera individual para contemplar en la intimidad, ahora se consumía por las masas de forma pública con inusitada depredación. /En la imagen, ejemplar de la Revista portuense de 1898 donde puede verse la fachada del edificio de San Luis

...continúa leyendo "2.699. La fotografía en El Puerto. Las masas tomaron el protagonismo."

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En El Puerto tenemos La Giralda desde 1914, y sin ser campanario de ninguna iglesia ni catedral ha sido de alguna manera el sustento material de la educación y el saber que se impartía en la escuela de La Divina Pastora, mi primer colegio, el que guardo en mis recuerdos y que para que no se me olvide veo de vez en cuando sentado con mi hermano mayor José Mª, sentado detrás de un tintero vacío y haciendo como que leíamos un libro in saber leer. De testigo la Virgen del Pilar y un Sagrado Corazón de Jesús que nos cuidada y que desde allí lo veía todo.

...continúa leyendo "2.574. La Giralda"

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Gaspar Veneroso Menacho nació en Jerez de la Frontera el 19 de marzo de 1954, en el mismo año en que Estados Unidos detonaba una bomba de hidrogeno en el atolón Bikini. Nacido en el seno de una familia humilde y trabajadora, en el barrio de San Pedro, fueron sus padres José María Veneroso Mena, natural de Medina Sidonia y trabajador de la aserradora Ramos Catalina en Jerez, y su madre Teresa Menacho Borrego nacida en jerez, una señora muy guapa que siempre luchó contra el asma crónica que padecía. Gaspar es el cuarto de siete hermanos, José María, Filiberto, José, Gaspar, Carmen, Fernando y Santiago, ya fallecido.

...continúa leyendo "2.516. Gaspar Veneroso Menacho. Aficionado a las fotografías antiguas."

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Alfonso Ruiz Fernández es de esas personas. Tiene 49 años, enjuto, que es la manera fina de decir que alguien es bajito y delgado, pero de esos que se crece detrás del mostrador, del mostrador de La Giralda.

...continúa leyendo "2.482. Alfonso Ruiz Fernández. Almacenero de corte fino en La Giralda."

Entrañable foto de Casa Nicanor, Ultramarinos y Bazar de Loza y Cristal de finales de los años 50. En la imagen vemos a Curro, Servando, Ascensión, Marina, ... de una Placilla, de un entorno, que ya no volverá, pero que pervive aún en el recuerdo de muchos. (Ver nótula núm. 080 en GdP). / Foto: Colección Bar Vicente.

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santiagocobocobo1_puertosantamariaSantiago Cobo Cobo es un cántabro nacido en Madrid, que vive en El Puerto desde 1981, hace 33 años, cuando vino a gestionar el Hotel Puertobahía. Su familia es oriunda de San Roque de Miera (Cantabria). En palabras del alcalde de la tierra de sus ancestros, Antonio Fernández Diego: "el pueblo metido entre dos montañas que forman el alto valle del Miera, compuesto por el río Miera y una arquitectura propia: las cabañas pasiegas, un idílico paisaje...   del que disfrutamos y del que muchos foráneos ya se han enamorado".

Si bien conocía la Bahía de Cádiz desde 1975, aterrizaba en Madrid-Barajas procedente de Venezuela el 23 de febrero de 1981 y de ahí a El Puerto, donde vive en una urbanización costera desde entonces. Con posterioridad, desde 1988 gestiona desde la Compañía Turística Santa María de la que es Consejero y Apoderado: primero el Hotel Santa María, y con posterioridad Hotel & Spa Los Jándalos de El Puerto y luego en Jerez y el espacio Bodegas San José (antiguas Bodegas Duff Gordon), con capital propio, de socios gaditanos y de la familia cántabra. También desde la empresa Abaque Hotelera, de la que es Consejero y Apoderado, gestionó durante unos años la hostelería del Casino Bahía de Cádiz y, con posterioridad, el Hotel de Puerto Sherry cuando estuvo intervenido por los bancos. Ha sido Consejero Delegado del Hotel Alba de Layos en Layos (Toledo).

Cobo ha sido miembro del Consejo Empresarial de Turismo de Andalucía y Vocal del Consejo Promotor de Turismo del Ministerio de Economía y Hacienda. Presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía en la provincia de Cádiz (1992-2001) y miembro del Comité Ejecutivo de los empresarios de Andalucía y de la Junta Directiva de CEOE. Fue el primer presidente del Centro Europeo de Empresas e Innovación (CEEI) Bahía de Cádiz (1997-2001), siendo en la actualidad presidente de honor de los empresarios gaditanos.

gasnaturalfenosaEs diplomado en Alta Dirección de Empresas por el Instituto Internacional san Telmo (Sevilla) y presidente de la sociedad de inversiones Donald Inversiones, S.I.C.A.V., S.A. con sede en Madrid. En 2002 fue nombrado miembro del Consejo de Administración de Gas Natural luego fusionada con Fenosa, donde permanece en la actualidad, formando parte como vocal de la Comisión de Nombramientos y Retribuciones desde diciembre de 2010. Ha sido contertulio en programas de actualidad política y social en Canal Sur Radio para toda Andalucia.

Muy amigo de Rodrigo Rato Figaredo, el que fuera vicepresidente económico del gobierno con José María Aznar, llegó a visitarlo a Washington, DC (Estados Unidos) cuando Rato ostentó la responsabilidad de director general del Fondo Monetario Internacional entre 2004 y 2007. Santiago Cobo es Administrador único de la sociedad 'El Manantial Información', empresa en la que Rato fue nombrado Apoderado, apenas dos meses después de que abandonase la presidencia del FMI; esta sociedad era accionista con un 4,5% del grupo de información Intereconomía.

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Una de las escasas imágenes públicas del matrimonio: Santiago Cobo con Teófila Martínez, alcaldesa de Cádiz y ex concejal popular en El Puerto, tras la salida del sepelio del concejal gaditano Evelio Igunza, en noviembre de 2010.

Casado con Teófila Martínez Saiz, concejala (ver nótula 1.792 en Gente del Puerto) que fue de El Puerto entre 1983 y 1987 y mas de 20 años alcaldesa de Cádiz por el Partido Popular. Hace 23 años pensaron en marcharse a la 'tierruca', a Cantabria, para gestionar un hotel al que le habían puesto los cuatro ojos, pero la política, en forma de mayorías absolutas para su mujer en las elecciones para la alcaldía de la capital Cádiz, frustró el sueño del empresario.

Santiago y Teófila tienen un hijo, Javier, casado en El Puerto en 2008 con Arancha Gómez Trigo, quienes les han dado una nieta: Marina. En casa de Santiago Cobo pasaban largas temporadas sus suegros y, precisamente el padre de Teófila Martínez, José Luis Martínez Val durante una de esas estancias en El Puerto fallecía en septiembre de 2012, a los 92 años de edad. Viven con ellos una tía de Santiago, Mercedes Cobo Agulló, la descubridora en 2010 de la autoría del Lazarillo de Tormes. (ver nótula núm. 1.563 en Gente del Puerto).

Poco dado a conceder entrevistas desde su salida de las responsabilidades representativas en el mundo de la empresa, reproducimos algunos pasajes de la realizada por Iñigo Fernández para un periódico cántabro: el Diario Montañés:

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El hotel Puertobahía a finales de la década de los setenta del siglo pasado.

“--¿Cómo llegaron ustedes a Cádiz?
-- Mi primer contacto con la bahía de Cádiz fue en el año 75, en que yo llego como profesional a negociar el alquiler de un hotel para la compañía para la que trabajaba. Posteriormente, en el año 81, llego a un acuerdo con la compañía. Yo me quiero independizar y consigo que me lo traspasen. De todas las zonas en las que había trabajado, esta me parecía que era una de las que tenía más futuro. Decidimos venirnos aquí en 1981 y desde entonces seguimos aquí.

--¿De dónde desciende?
--Mi familia es de San Roque de Riomiera (Cantabria). Mis tres abuelos eran de allí y tuvieron que abandonar el valle, bajaron a Madrid, que era a donde los pasiegos, en este caso, bajaban. Allí montaron vaquerías.

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Imagen de los años 20 del siglo pasado, en la que unos pasiegos posan junto una pareja de bueyes que transporta diverso material, por un camino rural de Cantabria.

--¿Por qué hay esa diferencia entre el indiano, que siempre regresaba, y el jándalo, que se instala?

--Porque el jándalo normalmente era de ida y vuelta. El jándalo viene a trabajar de 'chicuco', de aprendiz. Hay veces que viene para ir a América y no embarca, y aquí encuentra un asentamiento muy importante de gente que va y viene. ¿Por qué? Porque lo tenemos cerca. Y al ser esta una tierra extraordinaria y de acogida, es muy fácil asentarse aquí. Esta es una tierra que te recibe, te integra, no te exige que tú participes de su vida y sus costumbres si no quieres, pero que te lo hace sencillísimo y facilísimo y, por tanto, es normal que se quede uno. Nosotros, nuestra familia, nos lo hemos planteado y en el futuro, quien nos quiera encontrar, nos tendrá que buscar o allí en la casa familiar, o aquí. Lo tenemos decidido Teófila y yo: que estaremos entre Cantabria y Cádiz. Nos encontramos perfectamente aquí, y eso es lo que hace que el indiano que se va a miles de kilómetros, tiene la nostalgia de volver, porque lo tiene muy lejos y no es un viaje fácil, mientras que el jándalo, mal que bien, tardaba dos días o tres en subir, pero iba y venía, iba y venía constantemente.

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--Vamos a hablar de sus negocios.
--Yo vengo aquí en el año 1981 para alquilar un hotel. Era el hotel Puertobahía, en El Puerto de Santa María. Hice lo clásico de los pasiegos: primeros arriendas la finca y luego, cuando sabes que es buena, intentas quedártela. Luego nosotros no pudimos acceder a la compra de ese hotel y en el año 1987 nos quedamos un poco colgando. Entonces busqué socios locales y promoví un hotel en El Puerto de Santa María: el 'Hotel Santa María'. Y busqué también socios cántabros. Lo primero fui a buscar a la familia y entraron varios primos. Creamos otra empresa, hicimos otro hotel y se llama 'Los Jándalos', en El Puerto. Posteriormente promovimos otro hotel en Jerez que se llama 'Los Jándalos Jerez'. Así que en este momento, gracias a ellos, que son los socios capitalistas, y gracias a Dios que existen los socios capitalistas, pues tenemos tres hoteles en la zona de la bahía. Y ahora estamos con otra operación. Hemos comprado una nave en El Puerto, una bodega preciosa junto a la plaza de toros, [Bodega San José] un centro de celebraciones, congresos y banquetes. En definitiva, que estamos completamente metidos en el lío, gracias a una compañía netamente gaditana, de socios cántabros.

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Primer presidente del CCEI Bahía de Cádiz, entre 1997 y 2001. En noviembre de 2012 recibió una distinción por su labor, en la imagen, agradeciendo el reconocimiento público.

-¿Cuándo entró a presidir el colectivo de empresarios de Cádiz?
--En 1992. Yo había sido miembro de las organizaciones empresariales de aquí y ese año me eligieron miembro de la Confederación de Empresarios de la Provincia de Cádiz, que es otra muestra más de cómo se nos acoge aquí. Fíjese que, en un momento determinado, un matrimonio de foráneos, como éramos Teófila y yo, ella alcaldesa de la ciudad-capital y yo presidente de los empresarios de la provincia. Eso le da a usted una idea de cómo se nos considera. No solamente se nos acepta sino que se nos integra de una manera extraordinaria. Estuve desde 1992 hasta 2001 como presidente de la confederación y como miembro del comité ejecutivo de los empresarios de Andalucía y de la junta directiva de CEOE. Estuve esos ocho años y medio, coincidiendo con la crisis durísima del 92. Fue una experiencia magnífica para mí. Me permitió conocer más aun la provincia y su gente y conocer muchas personas magníficas.

--¿Cómo se explica que vengan ustedes de fuera, trabajen hagan negocios, etc, y luego, Cádiz sea la provincia de España más pobre en índices de renta, en desempleo...?
--Bueno, porque yo siempre he dicho que esta es una provincia dual. Es una provincia en la que, en un momento determinado, el régimen anterior decidió hacer grandes inversiones en macroindustrias y en sectores públicos, y eso le dio a la provincia evidentemente un desarrollo, una estabilidad y una tranquilidad, pero también, y no quiero ser cursi, la adocenó. Esta era una zona de empleados públicos, de trabajadores públicos, en los que la exigencia era como era. Y luego estaba la otra parte de la provincia, que se lo tenía que currar.

santiagocobo_andando_puertosantamaria--¿Y con muchos desequilibrios territoriales?
--Sí. Son tres provincias.

--¿Y el resto de Andalucía?
--Es una zona pujante Málaga, Sevilla vive de la capitalidad, es decir, de todos los demás, y Huelva está mejorando. Tenemos una capacidad de generación de materias primas impresionante, pero hemos tenido poco desarrollo y poca industrialización vinculada a toda nuestra producción de materias primas.

--¿Hay especiales relaciones económicas entre Cádiz y Cantabria?
--No las hay. Hay mucha relación por todo este tránsito de sentimientos y de personas, pero en el aspecto económico no hay un vínculo concreto.

--Por último, ¿qué es lo que más he echado en falta del Norte?
--La verdad es que no hemos echado nada en falta, en el sentido de que nosotros hemos tenido una permanente visita. Teníamos la casa familiar abierta, teníamos allí a mis suegros y nosotros íbamos y nuestro hijo ha pasado siempre los veranos allí, desde junio hasta octubre, con los abuelos. A veces, cuando aquí está tres o cuatro meses sin llover, echamos en falta la sensación de la lluvia. Eso es lo que a Teo le encanta, cuando dice «¿cómo me gusta estar en casa viendo llover y con la chimenea puesta!». Esa quizá sea una de las cosas, porque siempre hemos mantenido las visitas y hemos mantenido la relación con toda la familia. En ese sentido no hemos tenido esa añoranza. Sí me gustaría tener un periodo de días largos e ir a recorrer toda la provincia. Esa es la única cosa que tengo, que en cuanto pueda lo hago. No te agobia, porque tu tienes tu vida y estás acostumbrado a vivir en donde sea, pero crees que tienes una vinculación con el territorio, que tienes unas raíces y que tienes esas querencias hacia la tierra. A lo mejor yo lo tengo más acentuado que Teófila, porque yo la he vivido menos y la he querido más en el ideario”. /Texto: Iñigo Fernández.

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gabrielargumosatrueba_puertosantamariaGabriel Argumosa Trueba es un médico traumatólogo residente en Cantabria, miembro de diferentes corporaciones enogastronómicas, y un gran amante de nuestra tierra, que visita con asiduidad. Mantiene un blog gastronómico ‘Con Sincio’ --frase cántabra que significa ‘con muchas ganas’--, de donde extraemos un interesante artículo, que amablemente nos autoriza a publicar en Gente del Puerto, dedicado a los montañeses, chicucos o jándalos. / En la imagen de la izquierda, el Dr. Argumosa.

EMIGRANTES SUR A NORTE/NORTE SUR.
En estos momentos,  cada día  observamos escenas dramáticas de emigrantes  en sentido Sur  a Norte,  tratando de escapar de las miserias  del continente africano. Hace unos cuantos años, en la mitad del Siglo XX, fue desde nuestro país al centro de Europa, y en el Siglo XVIII-XIX y principios del XX, fue en sentido contrario, donde las gente del Norte de nuestro país, buscaban fortuna en América o en Andalucía. Es muy frecuente “el trasvase”  de ciudadanos de una  provincia  vecina a otras “con mayor movimiento”, por poner dos ejemplos,  los sorianos a Zaragoza o los ciudadanos de Cuenca a Valencia, pero al otro extremo de la península, como son los cántabros, entonces llamados montañeses, a Cádiz y Sevilla, es algo distinto y especial, que en mi criterio se merece una explicación.

HISTORIA.
Si se mira en el diccionario de la RAE: Jándalo. 2. m. Cantb. Persona que ha emigrado a Andalucía y regresa a su tierra.

El diccionario de la Real Academia Española recoge que el jándalo es todo aquel que emigra a Andalucía desde otras regiones y vuelve a su tierra con la pronunciación y los hábitos de los andaluces. Dicho término deriva de la aspiración de la A de Andalucía y lo portan cántabros  que se marcharon a Cádiz o Sevilla, a buscarse un futuro mejor
Ya el  fenómeno migratorio  comenzó a raíz de la Reconquista [El Puerto de Santa María fue repoblado, entre otros, por cántabros, tras otorgarle Alfonso X ‘el Sabio’ la Carta Puebla], que tuvo sus cifras más relevantes en el siglo XIX, del que hay numerosos testimonios y del que aún quedan protagonistas en primera persona y, sobre todo  muchos descendientes.

 

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A la izquierda, portada de Ultramarinos La Giralda, en la década de 1940 del siglo pasado. /Foto: Colección Vicente González Lechuga.

La conquista de América convirtió a ciudades como Sevilla y Cádiz en la puerta al Nuevo Continente, en un foco de riqueza emergente, de comercio y de transacciones de todo tipo. El Norte de la Península  por contra, padecía una crisis de subsistencia global, sobre todo en el medio rural. No había salidas y sus gentes no tenían nada que perder lanzándose al éxodo.

En el destino, en Andalucía, se necesitaba mano de obra y los inmigrantes del norte eran bien valorados. Al principio “iban analfabetos”,  luego les avisaban que era necesario que supiesen leer, escribir y de números. Ganaron peso entonces las Escuelas de Comercio y la emigración empezó a ser más estructural. No fue hasta mitad del siglo XIX cuando surgió el término "jándalo", una acepción fonética que identifica al montañés "andaluz" y que imita la forma de pronunciar la palabra por los nativos de esa zona.

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Ultramarinos La Argentina, en una imagen de 1910.

EFECTO LLAMADA.
A finales del siglo XVIII, y a raíz del éxito social y económico de algunos emigrantes, se produjo un "efecto llamada". Los que habían triunfado eran un ejemplo a imitar y estos  a su vez, preferían a una persona de su pueblo para el servicio doméstico, por ejemplo. Se  formaron  "cadenas", unos propiciaban la llegada de otros conocidos o familiares, al tiempo que se afianzaba la especialización comercial de los montañeses. Por un lado, al frente de tiendas de ultramarinos; por otro, en las denominadas "tiendas de montañés", que eran lo que entendemos como bodegas-bares.

Hay pueblos enteros de jándalos, como Ruiseñada, en las proximidades de Comillas... Y como Ruiloba… Los jándalos han impreso su carácter en estos pueblos. Viene luego la gran región formada por los Valles de Val de San Vicente, Valdáliga (la Giralda en El Puerto) de Caviedes, Cabuérniga y Reocín, verdadera cuna del vandalismo. La zona de  Toranzo (La Flor de Toranzo en Sevilla,  Casa Manteca en Cádiz, que proviene de Selaya, zona cercana) es otro enclave del jandalismo.

santiagocobos_teofilamartinezAlgo que los jándalos desarrollaron los siglos XIX y XX fue la conciencia de grupo, hasta el punto de convertirse en sus respectivas zonas en grupos de presión influyentes, incluso a nivel político. «Estaban bien organizados, en gremios o hermandades. Con la creación de los partidos políticos en el siglo XIX”, estos buscaron su apoyo, lo que se plasmó en que numerosos montañeses promocionasen al cargo de concejal o de alcalde. Llegaron incluso a tener mayorías y la reminiscencia de aquella situación es la alcaldesa de Cádiz desde 1995, Teófila Martínez. /En la imagen de la izquierda, Santiago Cobo y Teófila Martínez, en una de las pocas imágenes públicas de ambos.

De hecho, el portuense grupo hotelero ‘Los Jándalos’ que administra el santanderino Santiago Cobo –esposo de la también cántabra Teófila Martínez, alcaldesa de Cádiz y ex concejala de El Puerto--, es un homenaje a los hombres de su patria chica que han emigrado a estas tierras, también conocidos en El Puerto como montañeses y que, en la actualidad, conforman una importante colonia desde el repoblamiento de Alfonso X ‘El Sabio’.

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Alfonso Ruiz Fernández, en la trastienda de Ultramarinos la Giralda. /Foto: El Arriate.

LOS CHICUCOS, LOS CHINOS DE HACE 100 AÑOS.
Hace unas semanas, Alfonso de La Giralda en El Puerto de Santa María, me dijo: “--Nuestros antepasados eran los chinos de ahora”.

Con trece o catorce años los jóvenes montañeses llegaban a Cádiz, Jerez y El Puerto de Santa María con lo puesto,  dispuestos a trabajar y aprender el oficio en la tienda de un familiar o vecino, previo acuerdo entre éste y su padre. De esta forma no tenían solo una boca menos que alimentar sino que además aseguraban el porvenir de sus hijos. Aquellos niños fueron conocidos en tierras gaditanas como “chicucos”, término que les acompañaría el resto de sus vidas.

Los chicucos (conocidos como jándalos cuando con el paso del tiempo regresan a su tierra) se hicieron dueños de la mayoría de ultramarinos de la zona y en épocas difíciles, como en la posguerra, supieron fiar en las tiendas. Es más, aún a día de hoy, y a pesar de que desde los años sesenta no llega ningún chicuco a la provincia de Cádiz, los gaditanos siguen utilizando la expresión “voy al chicuco” para referirse a “hacer la compra”.

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Las costumbres y los juegos, también vinieron de Cantabria: Bolera del Corribolo, hoy desaparecida, frente al aparcamiento de Pozos Dulces /Foto: Antonio Gil de Reboleño Insua.

Los chicucos  que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador del almacén de ultramarinos o una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el baby de curro rodillo y ahorraron y cuando tuviera un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemático su nombres en recuerdo de su tierra: el Valle del Pas, la Flor de Toranzo. Veamos algunos ejemplos.

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Legumbres de calidad de La Giralda: los garbanzos los recomienda el Dr. Argumosa como un potente inhibido de la depresión. El garbanzo contiene gran cantidad de triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina, neurotransmisor que produce sensación de bienestar y actúa como tranquilizante para mejorar la calidad del sueño e inducir al descanso. La carencia de este elemento produce ansiedad y depresión. O lo que viene a ser lo mismo: 'Menos hamburguesas y mas garbanzos'.

ULTRAMARINOS LA GIRALDA.
El establecimiento data del siglo XIX. En 1912 lo coge Antonio Ruiz de la Canal, nacido en Caviedes (podemos recordar Casa Cofiño), montañés, como manda la tradición de estos establecimientos, muchos de ellos regentados todavía por familiares, en este caso sus nietos Alfonso y Angelita, que cuando le dices que eres de la Montaña, sus ojos brillan de forma especial.

Una de las pocas tiendas de ultramarinos que perviven en la provincia y además conservando su mobiliario y su personalidad, una verdadera joya de arquitectura comercial en el centro de El Puerto de Santa María.  Tienen un gran surtido de productos y están especializados en cosas como el bacalao salado que traen de Islandia. Tienen también sobaos pasiegos o  quesada (directamente desde Casa El Macho en Selaya) y un gran surtido de conservas, chacinas y quesos (muy buen Payoyo, de lo que doy fe), además de una amplia sección de vinos con importante presencia de jereces y vinos de la zona. Otra actividad curiosa que realizan es que siguen tostando café. Junto al despacho tienen un pequeño reservado donde sirven chacinas y conservas con vino.

En épocas pretéritas de penuria económica, como la posguerra, supieron fiar en las tiendas. Los clientes llevaban lo necesario cada mañana y, a final de mes, liquidaban lo prestado. No se quedaba ninguna casa sin comer. Por eso los porteños, a los montañeses nos aprecian bastante.

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3 generaciones de Vicente Sordo en el Bar Vicente.

Muchos establecimientos de estas características han ido desapareciendo, bien porque no llegan nuevas generaciones de chicucos procedentes de la tierruca, bien porque los hijos de éstos se independizan de la esclava profesión del mostrador. El caso es que ya quedan como reliquias en el tiempo, frente a la globalización y las grandes superficies.

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El Bar Vicente, con una publicidad, entre otras, de Anis y Coñac 'Flor de Valdáliga', de los Gil de Reboleño.

BAR VICENTE ‘LOS PEPES’.
Francisco Sordo Rubín, Natural de Camijanes, llegó a El Puerto de Santa María en septiembre de 1937, cuando tenía 15 años, para trabajar con su hermano Maximino, que días antes de estallar la Guerra Civil se había hecho cargo de El Resbaladero, en 1950 lo tomó Vicente Sordo.

El local mantiene el sabor de siempre, apenas modificado desde los años 20. Detrás del mostrador, hay de todo, como en botica: los anaqueles, cuadros y reclamos publicitarios de detrás del mostrador. Un cartel de Toros con el Niño del Matadero, otro con Paquirri; fotos de José de los Reyes, ‘El Negro’ y ‘Carrurra’, un espejo de ‘Coñac’ Decano, de Caballero; botellas antiguas de vinos de Osborne, un escudo del Cádiz, un cuadro de la vecina Casa de los Leones,…

Allí sigue Vicente y su hijo, como no Vicente también, que podíamos llamar Vicente II (con sentimiento montañés aún)  y III. Al abuelo Vicente le he conocido, pero ya desgraciadamente fallecido. Podíamos añadir en el mismo Puerto de Santa  María, a ultramarinos Diana, bar Santa María  o a Casa Paco Ceballos, entre otros....

bodegas_obregon_taberna_puertosantamariaBODEGAS OBREGÓN.
A esta actividad de comercio minorista hay que sumar otra paralela en las bodegas. Los montañeses entraban a trabajar en ellas, algunos como capataces, y pronto fueron valorados porque tenían buen gusto para catar el vino. Con el paso del tiempo, acabaron quedándose con algunas bodegas en las zonas de Jerez, Chiclana, El Puerto de Santa María, donde todavía hay testimonios destacados del papel que allí jugaron los montañeses.

En Jerez de la Frontera, bodega Vinícola Soto, fundada en 1780. En Sanlúcar de Barrameda, Herederos de Argüeso fundada en 1822, o en El Puerto de Santa María, bodegas Obregón, fundada  en 1935, funcionando actualmente en El Puerto de Santa María,  fundada por J L  González Obregón, en la calle la Zarza, con su fino La Draga. Y funcionando al menudeo a día de hoy,  en el centro del Puerto de Santa María..

Legado y unión de dos zonas tan distantes en la geografía nacional, pero que siguen unidas por recuerdos y costumbres, por ejemplo se sigue jugando al bolo palma, juego tradicional de Cantabria,  en Santoña tienen como patrona a la Virgen Santa María del Puerto el día 8 de septiembre y la patrona de El Puerto de Santa María es el 8 de septiembre. /Texto: Gabriel Argumosa Trueba.

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El pasado domingo fallecía Ana  Aranzazu Torre Caldevilla a la edad de 47 años.  Poca gente la conocía por este nombre  pese a ser vecina de nuestra ciudad desde hace siete años. Si añadimos que la fallecida es Ana, la de Luz y Luna, la de la protectora,  entre los círculos de la gente que ama a los animales empezaremos a darnos cuenta que acabamos de perder a alguien que hizo mucho por una sociedad más digna de ser llamada humana. Cuando la crisis golpea a los seres humanos, los que están aún más abajo, mas abandonados, los animales, se enfrentan a una existencia mil veces más terrorífica.

Ana nació en Santander y acabo en El Puerto tras rodar muchos años por Madrid y alguno que otro por Puerto Serrano ya acompañada  por su inseparable Pilar. Desde que llegaron a nuestra ciudad, pusieron su vida, su hogar y sus recursos  al servicio de los animales abandonados.  Si como dijo Ghandi , “La grandeza de una sociedad de mide por el trato que da a sus animales”,  no cabe duda que su trabajo hizo mejor  nuestro pequeño mundo, más respirable nuestro aire cruel.

Hace cuatro años decidieron dar forma legal  a su proyecto y fundaron la Asociación Protectora de Animales Luz y Luna. Desde entonces cientos de perros y gatos abandonados o maltratados han podido tener una familia,  una esperanza. Decenas de voluntarios y voluntarias nos hemos formado y crecido  a su lado y se han llevado a cabo campañas de mentalización sobre la convivencia con animales  e incluso trabajo terapéutico con colectivos de personas con diferentes discapacidades, sobre todo niños y niñas apoyados en animales.  En la actualidad, su esfuerzo mantiene un refugio con más de 120 animales salvados de la calle y la muerte, sin ningún apoyo de las diferentes administraciones local o autónomica.

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Ana y Pilar, disfrutando del cariño de los animales.

Hace dos años le fue diagnosticado un cáncer muy agresivo. Durante este período ha luchado como pocas personas lo han  hecho dejando en quienes la acompañábamos  otro imborrable ejemplo de humanidad.

El domingo a las 8 de la mañana expiró  dejándonos a su amigos la mejor de las herencias: el ejemplo de una vida dedicada a cambiar el mundo, a hacerlo más digno, más habitable.  El apoyo a Luz y Luna, la continuación de su proyecto, será la mejor forma de homenajearla.

En su funeral, la gente que hemos trabajado con ella hemos leído este texto. Su lectura  dará una idea de su legado, de su tamaño, de su altura :

Hola, Ana:

Somos tus niñas, así nos llamaste. Daba igual que algunas fuéramos mayores en edad a ti, éramos tus niñas. Daba igual hasta nuestro sexo: algunos compañeros  también se han  sentido tus niñas hasta hoy porque así nos has nombrado y así nos recordarás.  Somos los voluntarios y voluntarias de Luz y Luna.

anatorrecaldevilla3_puertosantamariaHemos aprendido mucho de ti ¿sabes? No sólo a quitar garrapatas y a curar heridas del cuerpo.  Aprendimos que el amor  - de dos o de cuatro patas - es la mejor medicina para el cuerpo y para el alma. Aprendimos que la grandeza no es una medida del cuerpo sino una dimensión del corazón. Y lo aprendimos de ti porque si tu cuerpo era grande, tu alma era, es infinita.

Nos regalaste tu alegría. Y cuando te tocó el dolor, no te rendiste y, de nuevo, nos obsequiaste el más maravilloso de los ejemplos de vida y lucha. En esa batalla, te acompañamos y crecimos juntos. Nosotros fuimos menos enanos pero tú te hiciste gigante.

Pero no nos pidas que pasemos página, que te olvidemos. Seguiremos adelante, si, cada cual en la medida de sus fuerzas, pero tu tesón, tu amor y tu sonrisa, no se irán de nuestro lado.  Estarás con nosotros cada vez que nos asomemos la mirada melancólica de Ghandi, cada vez que Valentín nos abrace o cada vez que Wally baile nervioso al vernos acercarnos a su patio.  Quizás debía pronunciar ahora un millar de nombres de los que hoy, descorazonadoramente nerviosos, han comido poco y mal y han ladrado o maullado más de costumbre. Pero no creo que sea necesario. Están aquí, repartidos entre nosotros, en las huellas que dejaron en nuestras ropas de trabajo o de domingo.

Descansa, “jefa”. Te lo has ganado. Si ya estás en algún lugar desde donde nos ves, ya sabes que necesitamos tus manos o,  como  algunos dicen ya, tus alas.

Si te despiertas, Ana, una mañana
y el cuerpo no te sobra ni te duele
la pierna o la cadera como suele
y corres como antaño a la ventana.

Si, Ana , suena en tu oído una campana
que una brisa tranquila hace que vuele
y no encuentras cheniles ni te huele
a éter, ni a morfina. Y ves a Hanna

corriendo a pintarte de colores
y tras ella dichosa la manada
de aquellos que por ti tuvieron vida

y a lengüetazos te borran los dolores.
Si sonríes y cantas ya sanada:
¡Llegaste al arcoíris! ¡Bienvenida!

 Juan Rincón Ares. In memoriam.

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Salvo los jóvenes nacidos a partir de la última década de los 90, todos conocimos durante toda nuestras vidas, apostado frente al paseo central del Parque Calderón y a la fuente de la Canastilla, el Kiosco de Pasage (donde hoy está un tiovivo), aquél que tenía un zócalo de azulejos sevillanos y el cuerpo, con estructura de hierro fundido, acristalado; que se instaló en 1933 y en sus últimos años fue la sede del Club Taurino Portuense.

En 1991, el Ayuntamiento, en razón a que hacía años que estaba cerrado y que presentaba un pésimo estado de conservación, siendo ocupado por drogadictos, decidió desmantelarlo. Medida, a mi parecer, apresurada y equivocada dado su interés patrimonial –se construyó en Sevilla para ser un establecimiento de bebidas durante la Exposición Iberoamericana de 1929- y sentimental, porque se tiende a tener querencia y apego por los locales que se han pisado y por los que se ha pasado toda la vida, nosotros y quienes nos precedieron. En aquel venerable establecimiento el Ayuntamiento entró como un elefante en una cacharrería. Dijeron entonces que lo almacenarían para recuperarlo el día de mañana, pero me juego el millón de euros que no tengo que el Kiosco de Pasage desapareció para siempre. Pero ha quedado en nuestras retinas y recuerdos, también para siempre.

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La Mezquita y su terraza en los años 40. Enfrente, la taberna Los Maeras. A la derecha, el espacio que en 1949 ocuparía el Bar Santa María. A la izquierda, no visible, el Bar Buenavista. La farola central se instaló en 1914.

LA MEZQUITA

El kiosco que recordamos fue el segundo que la familia Pasage estableció en el Parque.  El primero se inauguró en abril de 1914, ahora hace un siglo. Ambos fueron sucursales de La Mezquita, el bar que con el mismo nombre, transformado, sigue abierto en la calle Luna esquina a Jesús de los Milagros, que antaño –con sucesivos arcos dispuestos al modo de una mezquita- se prolongaba hasta la plaza de las Galeras. 2

fernandopasagesanchez_puertosantamariaViejo establecimiento, pues se conoce que el 5 de agosto de 1897 se hizo con el negocio, ya existente con el nombre de La Aurora, Miguel Llamas, cocinero que había sido de La Alegría, el popular restaurante que existió en la calle Nevería esquina a Ricardo Alcón, cerrado en 1961. Lo de Aurora se le puso por la inmediata calle así nombrada, cuando se prolongaba hasta las Galeras, rebautizada en 1922 como Micaela Aramburu en homenaje a esta señora entonces fallecida, benefactora que fue del frontero Hospital de San Juan de Dios.

Pero los mejores años del local comenzaron a partir del 4 de agosto de 1905, cuando reinauguró el negocio, bautizado como La Mezquita, Fernando Pasage Blandino, que antes, en 1902, había abierto el Bar La Española en Larga esquina a Palacio. Al paso de los años, hacia 1932, Fernando dejó el negocio a sus hijos Manuel y Fernando Pasage Sánchez, quienes lo mantuvieron, especialmente Fernando, toda la vida. Eran sucesores del primer Passage  (con dos ‘s’) que se asentó en El Puerto en 1742, italiano, pese al apellido francés.

Mediados los 60, Fernando Pérez Pasage, sobrino de los hermanos Pasage, abrió en la parte del local frontera a las Galeras la Cervecería Marítima, que de inmediato se convirtió en el centro de reunión de la marinería porteña. Al paso de unos años se derribó el inmueble, y en el nuevo, José Álvarez, yerno de Fernando Pasage, abrió otra cervecería también llamada Marítima, que cerró a fines de los 70.

LA CASETA DE MARTÍNEZ (1896-1909) 

En 1895, cuando se creó el Parque Calderón, el arquitecto que lo diseñó, Miguel Palacios (atinado apellido para un arquitecto), habilitó un espacio entre la Herrería y Javier de Burgos (entonces Sardinería) para ser ocupado por un establecimiento de bebidas, donde al paso de los años se ubicarían los kioscos de los Pasage.

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El Parque Calderón en el proyecto de Miguel Palacios (1894). En rojo, el espacio reservado para un ‘café’. / Archivo Municipal.

Entonces, el industrial Manuel Martínez García, un burgalés que de niño se asentó en nuestra ciudad en 1878, solicitó al Ayuntamiento, y se le concedió, ocupar el espacio con una cervecería-restaurant: cuadrangular, de 6 metros de longitud por 3’10 m de altura, de madera, con techo de cotonía (lona de cáñamo con trama de algodón) y rodeando el local 12 paños de barandas con 20 pedestales para macetas.

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Alzado del salón de la Caseta de Martínez (1902). / Archivo Municipal.

El local abrió sus puertas en febrero de 1896 y las cerró una vez concluyó el verano de 1909. Fue conocido por todos como ‘la caseta de Martínez’, siendo costumbre que cuando la Revista Portuense se refería a ella, que lo hacía frecuentemente,  intercalara el epíteto de popular: ‘la caseta del popular Martínez’ (sobre su hermano Daniel, ver  nótula 656 en Gente del Puerto).

Durante esos años se convirtió en un popularísimo centro social, donde se celebraron  numerosas reuniones políticas, familiares, deportivas..., y en su salón fue habitual que se ofrecieran audiciones de gramófono, conciertos de música, que actuaran artistas de variedades, prestidigitadores, agrupaciones carnavalescas, cantaores y bailaores flamencos...  Como botón de muestra, por su singularidad, citaré el concierto que el 10 de agosto de 1901 ofreció el virtuoso joven -25 años- Esteban Juez, anunciado como ‘el Sarasate de la guitarra’, que además de ser ciego de nacimiento tenía el mérito añadido de que posicionaba el instrumento sobre las rodillas y al revés, con el mástil a la derecha. Desde Almería, donde residía, media vida se llevó recorriendo España tocando música española: piezas de zarzuelas, pasodobles, guajiras, rondeñas…

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Acceso al Parque por el Vergel en 1903, con el paseo flanqueado de plátanos. A la derecha de los pedestales que daban acceso a la fuente de la Canastilla, apenas perceptible su cubierta, la Caseta de Martínez. / Foto, archivo de Luis Suárez.

Tras cerrar la caseta del Parque en 1909, al año siguiente Martínez abrió una cervecería en la calle Larga –junto al hoy Bar Vega- a la que llamó Sin Nombre. En el solar que su popular caseta ocupó en el Parque Calderón, cinco años después la familia Pasage establecería su primera sucursal de La Mezquita.

kioskopasage7_puertosantamariaEL PRIMER KIOSCO (1914-1932)

El 25 de abril de 1914, mientras se realizaban reformas en el Parque Calderón, que comenzaron en enero y culminaron en junio, Fernando Pasage Blandino solicitó al Ayuntamiento y se le concedió en detrimento de otras ofertas, “establecer –decía en el escrito- en la parte izquierda de lo que fue paseo del Vergel, hoy prolongación del Parque Calderón, entre el primer grupo de jardines y el limitado por las palmeras que forman un cuadrado, frente a la fuente que el pueblo llama Canastilla, un kiosco permanente para la venta de refrescos, vino y café”. Un pequeño kiosco, añado, de madera, confeccionado por el carpintero Antonio Reina y pintado por Julián Suárez, “que es sin temor a equivocarnos -decía la Revista Portuense- el primer kiosco de esa clase que se instala en el Puerto, y aun en la provincia, dando mucho atractivo al paseo, que en nada perderá con su colocación; antes al contrario, embellecerán las obras en él realizadas.” /En la imagen, el primer Kiosco de Pasage en el Parque, anunciado sobre el tejadillo, hacia fines de los años 20. / Foto, colección de Miguel Sánchez Lobato.

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A la izquierda, tapado por el arbolado, el kiosco, con un porche delante, en 1917. A su lado, la caseta La Sombrilla que entonces instaló Pedro Morro Jiménez. El paseo, desde 1914, ya con las palmeras. / Foto, Centro Municipal de Patrimonio Histórico.

Y de inmediato el kiosco se convirtió en centro de reunión de propios y extraños. Su espléndida ubicación lo propició. Y también que el Ayuntamiento organizara durante los veranos, los jueves y domingos,  frente al local, en los jardines de la Canastilla, conciertos de la Banda Municipal (la que entonces dirigía José Joaquín Barba Rocafull). Pero en 1917, cuando la Corporación decidió trasladar a la Rotonda de La Puntilla los conciertos, Fernando Pasage, para paliar la falta de música y de ambiente que giraba en torno a su kiosco, decidió ofrecer por su cuenta algunas actuaciones musicales. Como las que entre el 23 y el 31 de julio de aquel año dieron, entre las 9 y las 11 y media de la noche, un terceto de violín, bandurria y guitarra dirigido por el violinista portuense Lorenzo Luna, quien también actuaría durante todo el mes de agosto formando dúo con el paisano y pianista José Luis Benítez, tocando piezas de zarzuelas, óperas, operetas y valses. Actuaciones del dúo que volverían en 1918 y que se interrumpieron al siguiente, cuando falleció Luna, mientras daba recitales en el malagueño pueblo de Arriate.

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Sede de la Academia de Santa Cecilia en 1901, calle Larga nº61. Sentado a la derecha, José Luis Benítez. En el centro, el presidente de la institución, Adolfo Barra. A la izquierda, el maestro Caballero, Francisco Javier Caballero y Maldoqui (1853-1933), excelente músico y compositor que murió en la indigencia.  / Foto, Academia de Bellas Artes Santa Cecilia.

En el Paseo de la Victoria 

José Luis Benítez Rey, que de oficio era profesor de piano en la Academia de Santa Cecilia desde su fundación en 1900, continuó en solitario ofreciendo conciertos en el Kiosco de Pasage del Parque, y también en el Paseo de la Victoria, donde se instaló algunos años el kiosco al celebrarse la Feria de la Victoria, durante la segunda quincena de agosto. En la siguiente foto, tomada hacia 1923, vemos el precioso local apostado junto a la verja de la Avenida de Rodrigáñez (donde hoy pasa la carretera), el piano de Benítez y creo que al propio Benítez, que parece ser quien está sentado al fondo junto a dos músicos de la Banda Municipal.

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El primer Kiosco de Pasage en el Paseo de la Victoria. /Foto, colección de Carlos Pumar Algaba.

En un rincón tan bonito y acogedor como éste, un servidor hasta se tragaría un concierto de piano, a cuatro manos, de Richard Clayderman y Mari Cruz Soriano. (¡Ay, Paseo de la Victoria, quién te ha visto y quienes no te ven! Aprendan quienes tengan que aprender cómo se conforma un parque, a la inglesa, no eso que hoy tenemos, un espacio fantasmal y un agujero negro que parece que no existe, un pequeño desierto que no se atrevería a cruzar -para qué- el mismísimo Lawrence de Arabia.) 

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Otra imagen del kiosco tomada el mismo día. En la mesa, tras una jornada de caza. Apoyados en la verja, los paneles de cierre del establecimiento. /Foto, colección de Carlos Pumar Algaba.

El kiosco de música de la Canastilla 12 y 13

kioskopasage_12_puertosantamariaLa música, como vemos, tal como lo fue para la Caseta de Martínez, fue un ingrediente importante para que el Kiosco de Pasage y su terraza tuvieran la afluencia de público que tuvieron, un aliciente más de las veladas y las Ferias celebradas en el Parque Calderón y en el Paseo de la Victoria. Destacaría también los conciertos que la Banda Municipal –tras el paréntesis de 1917- daban junto a los parterres de la fuente de la Canastilla y, especialmente, las que como marco escénico se ofrecían en el llamado ‘kiosco japonés’ o ‘caseta de la Canastilla’, el original kiosco de música de quita y pon que se construyó en 1905 y que desde entonces se instalaba en ‘las cuatro esquinas’ de las calles Larga y Luna –espacio para el que se diseñó- y junto al restaurante de la Rotonda de la Puntilla, en el Paseo de la Victoria y en el Parque Calderón; aquí, en ocasiones –consta que al menos en 1927- elevado sobre la misma fuente de la Canastilla, como el pueblo bautizó, en referencia al kiosco de música, al espacio ajardinado frontero al Kiosco de Pasage.  /En la imagen, el kiosco de la Canastilla en el crucero de las calles Larga y Luna al comienzo de los años 20. / Foto, archivo de Luis Suárez.

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En la esquina izquierda, en los jardines de la fuente de la Canastilla, la cubierta del original kiosco de música. Enfrente, el Kiosco de Murga y en la Ribera una parada de coches de caballos y puestos ambulantes junto al caserón que a mediados del siglo XVIII levantó Juan Carlos de Rivas (hoy Romerijo). / Foto, archivo de Luis Suárez.  

Lo habitual era que se tocaran –por tradición, los jueves y domingos- fragmentos de zarzuelas, pasodobles, habaneras, valses, polcas, chotis, aires regionales, marchas triunfales... Y a fines de los años 20, la música de la radio, que comenzaba entonces a escucharse en los domicilios de algunas privilegiadas familias y en algunos establecimientos públicos, como el Kiosco de Pasage, donde en 1927 se instaló un receptor superheterodino Grillet de ocho válvulas, marca que en nuestra ciudad representaba Severiano Ruiz-Calderón Pulito, sobrino del alcalde fundador del Parque.

En otro lugar y otras manos 

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El antiguo kiosco de Pasage, emplazado frente al Kiosco de Murga (el que se levantó –después del primero que se instaló en 1922- en 1927, que antes estuvo en el muelle de Cádiz). La pérgola, construida en 1935, la derribó un temporal en 1965. / Foto, archivo de Luis Suárez.

La familia Pasage llevó el pequeño kiosco del Parque Calderón durante 18 años, hasta 1932, cuando presentaron un proyecto para levantar en su lugar otro de más porte. El primero, el establecido en 1914, continuó siendo propio de la familia pero explotado en régimen de alquiler por otros industriales, hasta comienzos de la década de los 60, cuando por último fue un puesto de venta de helados. A partir del año 32 cambió de ubicación, instalándose en el tramo del antiguo paseo del Vergel, entre el Kiosco de Murga y el Bar Santa María.

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El kiosco, frente a la terraza del Bar Santa María. Las farolas del paseo se instalaron en 1935 y se quitaron en 1960. A la derecha, entre el Vergel y el Parque, el tablado de música de la Banda del maestro Dueñas. / Foto, archivo de Luis Suárez en copia de J. M. Nieto. 

EL SEGUNDO KIOSCO (1933-1991)

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La fachada principal del segundo kiosco en dibujo que en 1932 levantó José Maure Cerquero. Frente a la puerta, el mostrador central. / Archivo Municipal.

El Kiosco de Pasage que todos conocimos se inauguró el 2 de julio de 1933. Fue adquirido por los hermanos Pasage en Sevilla, donde prestó la misma función de kiosco de bebidas durante la Exposición Iberoamericana de 1929, acontecimiento para el que se construyó. La Revista Portuense se hizo eco de su apertura en estos términos: “En la tarde del pasado domingo tuvo lugar la inauguración del artístico kiosco que han instalado en el paseo del Parque Calderón nuestros estimados amigos los acreditados industriales señores don Manuel y don Fernando Pasage Sánchez. El citado kiosco, que constituye en sí una muy bonita instalación, viene a hermosear aquella parte del paseo, dándole una hermosa perspectiva. Al dar la noticia de esta nueva instalación y felicitar a dichos señores por el gusto artístico que preside la misma, hacemos voto porque el éxito más lisonjero corone su empresa.” Y ciertamente, dada la longevidad que tuvo el establecimiento y su raigambre en la ciudad, así fue. En planta tenía 10 metros por 6 m, estructura a la que se añadió, a la espalda de la fachada principal –donde se instaló la cocina- otra de mampostería (6m x 2m).

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Fernando Pasage  desgranó en 1976 en el Diario de Cádiz algunos de sus recuerdos del kiosco: “Aquello tuvo un éxito impresionante. Don Jesús Arbilla me decía que yo era el dueño del Parque. Ponía ciento cincuenta mesas y tenía doce camareros, más dos que sólo se dedicaban a servir café y dos chiquillos encargados exclusivamente de ir llenando de agua las cantarillas de barro que había en cada mesa. Siempre estaba lleno. Había familias que mandaban a la muchacha o a los niños para coger sitio hasta que llegaban todos. Entonces el café costaba quince céntimos. Fíjese cómo sería la cosa que tuvimos que hacer un sótano debajo del kiosco para guardar las gaseosas, que era lo que entonces se tomaba. Tenía seis metros de largo por dos de alto; lo llenábamos hasta arriba y lo cubríamos de hielo y todos los días se vaciaba. En aquel kiosco instalé la primera gramola que hubo en El Puerto para que la oyera el público. Todavía conservo aquí su armazón, que es de caoba. La gramola era de manivela, claro. También la primera radio, que era de baterías. Allí también trabajé lo mío. Siempre ha sido así, porque he tenido mucho amor propio y una gran fe en todo lo que he hecho.

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Los jardines de la fuente de la Canastilla y el kiosco al fondo. 

El Club Taurino 

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El local, atiborrado de ambiente taurino, con el joven José Luis Galloso como protagonista. / Foto, colección de Miguel Sánchez Lobato.

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El kiosco de Pasage como tal permaneció abierto durante 36 largos años, hasta que en 1969 se reconvirtió,  por iniciativa de Fernando Pasage, Manuel Almagro y Luis Prieto, en la sede del Club Taurino Portuense, inaugurada el 25 de noviembre. Cerró sus puertas, después de unos años de decadencia, a comienzos de los años 80.

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29 de marzo de 1970. Sentado, segundo a la derecha, Fernando Pasage Sánchez. A su izquierda José Cuevas ‘el Aguja’. Al otro lado de la mesa Luis Prieto. De pie, entre otros no identificados, Rogelio Sánchez, Fernando Camacho, Francisco Bernal ‘Paco Ragel’, Tadeo Sánchez, Victoriano Martínez  y Francisco Abadía. / Foto, Rafa; copia de Vicente González Lechuga.

Aquí lo dejo, no vaya a ser que mi amigo José María Morillo me diga, con razón, que me alargo mucho. En sus propios recuerdos, lector y lectora, continúa la historia del entrañable Kiosco de Pasage, el que desapareció, porque así lo quiso el Ayuntamiento, hace 23 años. /Texto: Enrique Pérez Fernández. Dedicado a Cristina y Manolo Pasage.

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