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Jesús Grande. Director Escuela Hípica

“El caballo es el mejor amigo del hombre. Te proporciona una relación muy bonita que jamás deja de sorprenderte. El caballo te dar un día la gloria y al siguiente dejarte tirado porque le suceda… cualquier cosa. Eso hace que con la equitación se adquiera una gran humildad.” Quien así habla es Jesús Grande Melgarejo, director de la Escuela Hípica “Las Marías”, un centro ecuestre que le proporciona la posibilidad de trabajar en lo que mas le gusta, la enseñanza de la equitación.
Jesús Grande ha creado un espectáculo ecuestre, escenificado en grandes espacios tales como Plazas de Toros y de otros tipos, en el que se cuenta la Historia de España a través del caballo: la Hispania romana, los Visigodos, al-Andalus, la reconquista y los Reyes Católicos, los Cartujos, Carlos III, a la actualidad. Cuadrigas, gladiadores, banderas cristianas, torneos medievales, cetrería, música y mucho espectáculo conforman ‘Equus Noster’.

Centro Ecuestre 'Las Marías'

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Laura Sánchez. Herbolario La Argentina
Laura Sánchez. Herbolario La Argentina

Las herboristerías son establecimientos especializados en la venta de productos buscados para beneficiar el cuerpo. Entre los que se encuentran en los herbolarios y herboristerías, destacan los suplementos alimenticios, diferentes vitaminas y minerales, plantas medicinales, terapias complementarias, adelgazamiento, alimentación dietética, cosmética y belleza. Los productos proceden de una agricultura ecológica de calidad y los alimentos están cultivados de forma convencional. Es difícil encontrar en ese tipo de establecimientos alimentos tratados mediante la ingeniería genética. Entre los productos ecológicos que se pueden encontrar, destacan todo tipo de panes, frutas, verduras, lácteos, bebidas, alimentación para bebés, vinagres, aceites, condimentos para la cocina, mieles, dulces, cosméticos naturales, detergentes o alimentación para animales. La salud, la vitalidad, la belleza y el bienestar dependen de nuestra alimentación y de nuestro comportamiento, decisiones que realizamos continuamente y a diario y que condicionan nuestra forma de vida. La calidad de vida la podemos mejorar si, por ejemplo, hacemos ejercicio todos los días y huimos de la contaminación medioambiental. Realizar ejercicio y tener una concepción positiva de las cosas, una alimentación sana, que pasa por la elección de los alimentos adecuados, pueden contribuir enormemente al bienestar y a la salud personal como también a la belleza interior y exterior.

En la fotografía, Laura Sánchez, del céntrico Herbolario ‘La Argentina’ situado en la calle Nevería, que el año próximo cumple 25 desde su apertura y que ya tiene un establecimiento gemelo en los Bloques de Guadebro. De gemelos y mellizos hablaremos otro día.

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José Luis. Freidor Apolo.
José Luis. Freidor Apolo.

Durante muchos años, las Freidurías de Pescado, vulgo Freidores, han sido los negocios de hostelería que más popularidad alcanzaron y que más hambre quitaron en El Puerto, como en otros municipios de la Bahía de Cádiz. Fueron los gallegos, provenientes de su tierra natal los iniciadores de esta industria que aún continúa en la calle Nevería esquina y vuelta con Palacios, junto al Bar Apolo. Atrás quedaron otros freidores: calle Luna abajo, esquina con Jesús de los Milagros; calle Cruces, esquina con Postigo, o calle Nevería, esquina con Ganado: siempre mirando las esquinas. Solían comunicarse con algún bar anexo, mediante una puerta interior, aunque el negocio de hostelería era de otro propietarios. Hoy Romerijo se ha sumado a la tradición y tiene, junto al del Apolo, un Freidor que garantiza la supervivencia de estos establecimientos, al que se han sumado las tiendas de “comida rápida” a la española: es decir los asadores de pollos y de mil cosas mas.
Buscando en la hemeroteca de La Voz de Cádiz encontramos un artículo sobre los freidores: «Las primeras freidurías que se instalaron en la Bahía de Cádiz, regidas por oriundos de tierras gallegas, se establecieron en simples portales, mostrando el pescado ya frito en barreños en la calle, que era donde tenía lugar la venta. Pasó el tiempo y los modestos industriales, venidos de lejos, hubieron de modernizarse por imperativos de las autoridades locales. Se aumentó la cantidad de las especies que se ofrecían para dar satisfacción al variado gusto de los consumidores. Los fogones de leña se sustituyeron por otros de carbón de cok y petróleo hasta llegar al butano y más tarde a la electricidad. Igualmente, los peroles evolucionaron hacia las modernas freidoras de mayor capacidad y que permitían una mayor economización del aceite. Casi todos los freidores acudían a la lonja del muelle pesquero para comprar su mercancía, desde tiempos muy lejanos. Estas compras que hacían las freidurías eran normalmente de un pescado de inferior calidad y lotes de bastina (cazón, rayas y otras), que gracias a la sabiduría del corte y la preparación, se convertían en el plato favorito de las clases gaditanas más modestas. No olvidemos cómo trabajaban estos gallegos de los freidores. Desde ir de madrugada al muelle para comprar y cargar en carros el pescado para el freidor, hasta lavarlos, cortarlos, adobarlos y freírlos.»
¡Que tiempos aquellos en el que un papelón de pescado salvaba la comida de una familia! ¿Quien se acuerda de los cartuchos de “mijitas” del freidor, trozos curruscuítos y pequeños? Antes eran establecimientos exclusivos de pescado y, a lo sumo podías encontrar patatas fritas al ajillo, las gaditanas «Patatíbiris», paquetes de aceitunas y picos. Hoy la oferta es mayor, y además se han sumado a las máquinas freidoras las croquetas, empanadillas y pavías, que vienen a salvar de los altos precios del pescado, un encargo en el Freidor, al que afirman, «hay que ir a pagar --casi-- con tarjeta de crédito». En la foto, José Luis, del Freidor Apolo, toda la vida de Dios despachando pescaíto frito. Su establecimiento se comunica con la Cervecería del mismo nombre, famosa por su «tortilla gallega». Pero ese es otro personaje y otra historia.

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Consuelo Romero. Presidenta ADISPOREntender la diabetes y llevar adecuadamente la condición de diabético consiste también en conocer las complicaciones relacionadas con esa enfermedad y la forma de prevenirlas de la mejor manera posible. Manejar la diabetes, es importante para mantener una buena salud, al igual que se debe conocer cómo puede, asimismo, afectar diversos aspectos de la vida cotidiana. Los trastornos sexuales pueden ser motivo de preocupación para aquellas personas con diabetes; lo mismo que lo son para el resto de la gente, pero es algo que cada vez interesa a mas ciudadanos con el problema diabético. El control glucémico regular es una parte importante a la hora de vigilar la diabetes como base para sostener una buena salud.
En la fotografía, Consuelo Martínez, presidenta de la Asociación de Diabéticos Portuenses (ADISPOR). Vive –convive- desde pequeña con esa enfermedad y es una persona feliz: pongamos mejor ‘moderadamente feliz’ para no provocar a quienes, a estas alturas de la vida, no saben como serlo. Feliz también por ayudar a los demás. Es… la sonrisa del régimen, diabético.

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Bar de Vicente Sordo, 2º por la izquierda.
Bar de Vicente Sordo, segundo por la izquierda.

Describamos la foto: El primero por la izquierda con la camisa blanca es Vicente Sordo (Hermano de Maximino) y que le da el nombre actual al establecimiento, a su lado está Antonio Valimaña Lavilla; el más pequeño de todos es Manolo García Gómez, Manolín, que trabajaba allí desde los 12 años y se acaba de jubilar; desconocemos quienes son los otros integrantes de la foto que están en el centro (animamos a los lectores a ayudarnos a identificarlos así como la fecha en que fue tomada la instantánea). A la derecha, al otro lado de la barra, se encuentra Manuel Osborne Vázquez y por último, Campuzano, el camarero que está tras la barra a la derecha. (Foto: Colección V.G.L.).

barvicente_6_puertosantamariaEste Campuzano, llegaba al mostrador dando gritos guturales con la comanda de los clientes. Existe una anécdota entre Campuzano y dos viejas señoras que no tiene desperdicio: éstas salieron un día de la misa sabatina de las 8 de la mañana en la Prioral, ante la Virgen de los Milagros. Hacía mucho frío y acordaron ir a «Los Pepes» y tomarse unas copitas de anís. Llamaron con mucho sigilo a Campuzano y, con gran misterio, en voz muy baja para que nadie las oyera, encargaron las dos copitas. Campuzano llegó al mostrador y dijo con su gran torrente de voz: «¡¡Dos copas de Periquito para las viejas que están en el rincón».

Veamos que nos cuenta Enrique Pérez Fernández, en su libro de «Tabernas y Bares con Solera»: «Vicente es miembro de una familia tradicionalmente dedicada al mundo de la hostelería, de origen montañés, cómo no. Su padre, Francisco Sordo Rubín, trabajó y llevó en Jerez El Colmado, entre las calles Hondas y Arcos, en donde estuvo también su abuelo Mateo, y en la calle Lancería, junto a la plaza del Arenal, la Tienda del Parque. (Acuarela de Vicente Vega).

Natural de Camijanes, llegó a El Puerto de Santa María en septiembre de 1937, cuando tenía 15 años, para trabajar con su hermano Maximino, que días antes de estallar la Guerra Civil se había hecho cargo de El Resbaladero. Continuaron juntos en La Fuentecilla, y tras permanecer algún tiempo en el Bar Pavoni, se independizó y en marzo de 1950 comenzó a dirigir a Los dos Pepes, al que rebautizo como Bar Vicente. Retomaba así el local de la familia Sordo, pues José Ruiz Sordo, “el Rubio”, era primo de su padre, quien en 1926 abriría un establecimiento de vinos, café y licores con el nombre de Las Mellizas. En 1945 se lo traspasó al portuense José Sánchez Sousa, que lo llamó Los Dos Pepes (él y su hijo) y, en 1950 como hemos dicho, lo tomó Vicente Sordo.

Durante todos estos años, por el Bar Vicente han pasado y se han formado numerosos profesionales del gremio, abriendo muchos de ellos con el paso del tiempo sus propios negocios. El local mantiene el sabor de siempre, apenas modificado desde los años 20. En los veranos era habitual instalar veladores en el exterior, hacia la Plaza, como lo hacían los demás establecimientos de la calle Sierpes." La pintura que ilustra este texto es de Clara Borges).

"En nuestros días (1999), junto a Vicente trabaja su hijo, también Vicente, todo un experto en el difícil arte de “saber estar” detrás de un mostrador, Pedro Barba, Antonio Cairón, Inmaculada González (buena cocinera), Manuel Robles y Antonio Selma.» La foto está tomada desde la tienda de frutas y verduras de Genaro.

Detrás del mostrador, hay de todo, como en botica.

El Bar Vicente, en la actualidad: los anaqueles, cuadros y reclamos publicitarios de detrás del mostrador. Un cartel de Toros con el Niño del Matadero, otro con Paquirri; fotos de José de los Reyes, 'El Negro' y 'Carrurra', un especjo de 'Coñac' Decano, de Caballero; botellas antiguas de vinos de Osborne, un escudo del Cádiz, una foto de Curro Romero, jarras singulares, un cuadro de la vecina Casa de los Leones,...

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Clientes del Bar Vicente en un día cualquiera: Vicente Sordo hijo, tras la barra; Luis Suárez Ávila, Salvador Cortés Jiménez, Francisco Navarro Mariscal, Antonio Fernández Galloso, sentado, desconocemos el nombre del señor de la derecha. Foto tomada el 14 de noviembre de 2008. (Colección J.M.M.).

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Pepe Romero Zarazaga

La economía de lenguaje dio a luz un día a la marca Romerijo. En los 60 del siglo pasado, los telegramas de la pequeña empresa de marisco de El Puerto a los mercados centrales iban firmados como Manuel Romero G. (Hijo), pero el telegrafista propuso ahorrar tres palabras en cada envío. El resultado, Romerijo, un icono que cincuenta años después se ha convertido en reconocible en todo el país y que se configura como un referente más en el ideario del turismo de la provincia.
Romerijo es una empresa familiar con más de 55 años de historia (desde 1952) dedicados a la compra manipulación, elaboración y venta de mariscos y productos del mar, tanto crudos como cocidos y fritos. Tienen un volumen de ventas de 250 toneladas de mariscos y otras 200 toneladas de pescaíto frito, al año. La filosofía empresarial mantiene un claro compromiso medioambiental, habiendo suscrito diversos protocolos para sustentar los principios de calidad, exigidos por los principales organismos que la garantizan, así como cumplimientos de garantías europeas e incluso norteamericanas.
Productos provenientes de los puertos de la Bahía de Cádiz, sus aguas y su entorno, como El Puerto, Chipiona, Cádiz, Huelva etc. y de otras muchas costas de España, tales como la del Mediterráneo, Cantábrico, de Galicia. De fuera de España: Marruecos, Argelia, Irlanda, Italia, Escocia, Noruega, Mauritania, Sudáfrica, etc. Tras tantos años de experiencia en el mercado minorista y mayorista, Romerijo ha sido artífice de la expansión y el desarrollo comercial de una gran zona de aperitivos, tapeo y comidas, produciéndose el fenómeno que se le llegara a cambiar la denominación a un tramo de la calle: en lugar de Avenida del Parque y Vergel del Conde, al nombre actual de Ribera del Marisco.
Si es agradable a la vista observar sus vitrinas con más de 30 especies de diferentes especies de mariscos y sus variantes (buey de mar, cigalas, gambas, langostas, langostinos, nécoras, patas y bocas rusas, percebes, quisquillas, bígaros, bogavantes, camarones, cañaíllas, mejillones) y otras exquisiteces, también lo es, a efectos de comodidad, poder degustar sus productos desde cualquier rincón de España haciendo uso de Internet.
En la fotografía (Colección V.G.L.), José Antonio Romero Zarazaga, fundador de la firma Romerijo. Gozaba de gran prestigio entre los compradores de marisco de los mercados de Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla. Esta fama como exportador, propició que el prestigio de su establecimiento se extendiera por toda España y dio paso a un floreciente negocio de venta al menudeo que hoy perdura, corregido, mejorado y ampliado por sus sucesores.

Su hijo José Antonio, actual gerente e impulsor de la firma como la conocemos hoy, es uno de los gurús del marisco, una religión que reúne ante sus mesas a 15.000 fieles cada fin de semana. Y tal y como afirma: “Romerijo y El Puerto están casados por la iglesia, indisolublemente unidos”.    En su honor y, porque le profesaba gran cariño, el fundador del Grupo Romerijo, José Antonio Romero Zarazaga, le puso su nombre a la primera cervecería que abrió en 1975, hoy Restaurante La Guachi, personaje con nótula propia en Gente del Puerto.

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Ana Gómez

“Durante 2800 años, lo mejor de cada civilización se ha dado cita en El Puerto. Puede que sea por su luz, su mar, su tierra o por sus frutos; el caso es que durante todo este tiempo, además de disfrutar, también han ido dejando sus huellas, quienes de verdad aman los sencillos placeres de la vida. ¿No quiere Vd. seguirles en su camino?”.
Posiblemente, Ana Gómez, esta portuense de adopción, haya escogido como tantos y tantas, El Puerto para su residencia definitiva. Quiso seguir el camino de quienes –como afirma la publicidad de la Oficina de Turismo- “han ido dejando sus huellas, quienes de verdad aman los sencillos placeres de la vida”. Ana ha vivido en muchos países: Estados Unidos de Norteamérica, Canadá, Brasil, Grecia. Luego, a su jubilación –jubilación viene de júbilo- se vino a vivir a la ciudad del Guadalete, del Río del Olvido. El Puerto antiguo, el que tiene más de 2800 años atestiguados en el Yacimiento Arqueológico de Doña Blanca, tuvo relaciones con la antigua Grecia. Ana, que ha vivido en aquellas tierras, reconoce que habla el idioma griego. Le pido “por favor” (???????? - parakaló) que me diga una palabra que le guste en griego y ella me responde: “gracias” (????????? - eufaristó), palabro que me recuerda a la “acción de gracias” o (?????????? - eucaristía) de la misa católica.
En la foto, Ana Gómez paseando, sonriente y jubilosa, por las calles del centro.

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José Galán. Hermano Mayor del Carmen
José Galán. Hermano Mayor del Carmen

Prácticamente casi todos los pueblos y ciudades de la costa española rinden culto religioso a la Virgen del Carmen, organizándose procesiones y vistosas romerías marítimas portando su imagen cada 16 de julio. En El Puerto, se tiene constancia de la primera organización religiosa entorno a esta advocación de la Virgen, en este caso erigida en Cofradía de la Santísima Virgen del Carmen, en la segunda mitad del s. XVII, que perduró por sí misma hasta que en 1749 se firmó escritura de unión con la hermandad del Rosario ubicada en el Convento de Santo Domingo. Esta unión fue propiciada por los cargadores a Indias D. Juan de Reynoso y Mendoza, Caballero de la Orden de Calatrava y Sr. de las Manoteras, Dª Catalina de Wynthuisen, Dª Inés de Cuenca y D. Juan José de Govantes entre otros, a la sazón miembros de las juntas de gobierno de ambas hermandades.
A mediados del siglo XIX la Virgen del Carmen es nombrada Patrona de los hombres del mar, y el 19 de abril de 1901, por decreto del Gobierno de la Nación, Su Majestad el Rey, y en su nombre la Reina Regente, la instituyó también como Patrona de la Marina de Guerra.
Fue en 1895 cuando desfiló por vez primera por las calles de El Puerto de Santa María, la que se conoce como procesión terrestre y el 15 de agosto de 1930, cuando realizó su primera procesión marítima, embarcada en una nave.
La colonia de alicantinos que vivían en El Puerto dedicados a la pesca, se incorpora activamente a la organización de los actos de hermandad, y ésta consigue calar profundamente en la población portuense.
El 16 de julio se celebraba función general a las 10 de la mañana, y terminada ésta se bendecían las aguas con colocación por parte de las autoridades civiles y militares de coronas de flores en el monumento a la Virgen ubicado en la otra banda del río.
Por la tarde la salida procesional llenaba las calles de la ciudad. Era un día grande en El Puerto, marcaba el comienzo del veraneo y ya se podían dar los reglamentarios quince baños de mar, previa visita al torno de las RR.MM. Concepcionistas a pedirles el escapulario que solían llevar los fieles para bañarse.
Siendo Hermana Mayor Loreto Gutiérrez Sánchez de Cos se inaugura la Parroquia del Carmen y San Marcos, acordando el párroco y la junta de gobierno que la salida procesional y la organización de los cultos se deben realizar desde la Parroquia de donde es Patrona, trasladándose la víspera la imagen desde el convento hasta el nuevo templo, tradición que se conserva hasta nuestros días. En la actualidad se celebran dos procesiones, una marítima y otra terrestre encontrándose las dos imágenes, en la ribera del Guadalete, con el habitual despliegue pirotécnico.
En la fotografía, José Galán, Hermano Mayor de la Hermandad de la Virgen del Carmen.

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El sector pesquero de la Ciudad entregaba una placa de reconocimiento a la Hermandad del Carmen, en la persona de su Hermano Mayor, José Galán, en su primera fiesta patronal con tal cargo, el 15 de julio de 1984, en el Patio de la Iglesia del Carmen y San Marcos. Entregaba, Antonio Carbonell López, Secretario de la Cofradía. (Foto: Rafael Pérez ‘Rafa’. Colección A.C.L.)

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Florencia Viqueira
Florencia Viqueira

La Formulación Magistral es el medicamento preparado por el farmacéutico para un paciente individualizado para cumplimentar una prescripción médica. Tradicionalmente, los farmacéuticos habían elaborado artesanalmente los medicamentos para todos los pacientes de forma individualizada, hasta que empezó a desarrollarse a mediados del siglo pasado la industria farmacéutica. A partir de ese momento, la aparición de las especialidades farmacéuticas fue desplazando poco a poco a las fórmulas magistrales. Gracias al desarrollo industrial, se empezaron a fabricar series de medicamentos iguales, que normalmente tenían que prepararse para muchos pacientes que precisaban las mismas dosis. De esa forma se ganaba también el tiempo que el farmacéutico necesitaba para la preparación manual. Pero la formulación magistral no ha quedado abandonada, porque siempre permite individualizar el medicamento para cada paciente de acuerdo con las dosis que prescriba el médico según cada situación particular. Es una adaptación total del medicamento para aquel enfermo que tenga dolencias extrañas, no cubiertas de forma explícita por los grandes laboratorios.

En la fotografía, Florencia Viqueira Lamadrid, hija del jerezano afincado en El Puerto, José María Viqueira Prieto (Oficina de Farmacia en Calle Larga, esquina y vuelta con Palacios), cuyo despacho permanece abierto desde el año 1900, fundado por un gallego: el abuelo de Florencia. El conocido pintor de cristales (que pintaban del revés) Lepe y J. del Barco,  pintó el rótulo, todavía existente y que se puede apreciar en la fotografía, en el interior de la Farmacia Viqueira.


Asociación Española de Farmacéuticos Formulistas.

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EL PAPI, GENUINA NATURALIDAD. F. Pérez Monguió. EL PAÍS. 15.07.1998 Foto BN: Colección de V.G.L. Foto Color: Carlos Pumar Algaba.

Entre 12 y 14 kilómetros diarios a pie para vender 400 bolsas de patatas fritas. Calor y arena son los factores que se dejan sentir en el sudor de su cara y en sus curtidos pies. El vestuario -pantalón y camisa de blanco inmaculado- contrasta con su tez morena por el efecto prolongado del sol y casi lo confunden a lo lejos con un personaje de la jet marbellí o un turista de Miami, de no ser por su gorrito y su fiel aliado, el canasto, que paulatinamente va despojándose del peso inicial de 15 kilogramos que suman los más de 250 paquetes de patatas. Así hasta que, vacío, si las fuerzas acompañan y la demanda lo requiere, recoge un nuevo canasto y comienza de nuevo. "Es lo que mejor sé hacer", asegura Rafael Pérez Sánchez, de 51 años, conocido como El Papi -del Puerto, para los más chovinistas- después de 40 años desde que por la década de los 60 comenzase a desfilar por el litoral portuense para ganar 6 reales por paquete. Ahora cobra 100 pesetas y llega a recaudar más de 30.000 diarias; limpias, se quedan en menos de la mitad. Sin embargo, el dinero que antes fue materia de subsistencia, ahora no parece ser objeto de su preocupación, sobre todo después de que a su madre le bendijese el año pasado la diosa fortuna con más de 300 millones sus muchas horas de trabajo para sacar adelante a ocho hijos. Una cantidad de dinero de la que El Papi reconoce ser partícipe. Así las cosas, todos los indicios situaban a este hombre en una vida más placentera y ociosa, que él mismo ha descartado porque asegura que prefiere la relación diaria con la gente de este club a la que considera su "segunda familia", y porque "yo sin mi Buzo, me muero".

elpapi_y_laspapas_puertosantamaria1Su territorio transcurre por La Calita, el puerto deportivo de Puerto Sherry para terminar en Vistahermosa, donde se levanta el Club El Buzo. Una zona de contrastes donde todavía a finales del siglo XX se sigue defendiendo el elitismo y las diferencias sociales, y en la que este personaje llano, ha sabido hacerse un hueco en el paisaje de una playa que durante muchos años fue propiedad privada de la familia Osborne. En su playa, el Papi mantiene el espíritu de sus orígenes con un grito de guerra popular que sacó para suscitar la atención del comprador a raíz de la aparición de algunos imitadores. "El Papi, el auténtico, el genuino, el único", aunque demuestra, por otra parte, un culto a la educación y a las buenas maneras: "Lo que usted disponga, cuando usted lo quiera". Sólo abandona este espíritu servicial cuando trata con los más pequeños que en ocasiones parecen ser amigos de pandilla . Decenas de niños se le acercan y lo primero que le piden es un beso que corresponde de inmediato con una cara que hipnotiza. Pero no sólo los pibes le quieren. Los mayores le respetan y le han dado la exclusividad al comprarle únicamente a él las crujientes patatas fritas de Jerez. Tanta es la admiración que despierta que incluso hace unos años se extendió un bulo por la playa y el club de que el Papi había muerto y en tan solo dos horas se recaudó dinero para hacerle un busto de bronce. "Aquí me quieren mucho y me tratan muy bien", asegura después de que un socio le haya invitado a una cerveza. No oculta que cada año le cuesta más cumplir con su sufrida labor. Con todo, se confiesa fiel a sus principios y asegura que no dejará de hacerlo: "Sueño con morirme en la playa con mi canasto y con la gente pidiéndome patatas".

«Que alegría de verano, que todo el verde lo seca». "El Papi" por Antonio Burgos.

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