«Elías Ahuja y Andria, Hijo Predilecto de El Puerto y uno de los grandes benefactores de la provincia, nació en Cádiz el 8 de enero de 1863, era hijo de uno de los dueños de las bodegas Sancho y fue enviado muy joven a estudiar a Norteamérica. A los cuarenta años ya era dueño de una fabulosa fortuna y director de los Nitratos de Chile. La gran depresión de los años veinte le sirvió para aumentar su capital y hacer nuevos negocios. Soltero y de carácter independiente, decidió regresar a España en 1922 y gastar su fortuna en obras benéficas. Elías Ahuja ponía como condición a sus donaciones que no se tuviera en cuenta la ideología del beneficiario y sí, únicamente, su necesidad. El principal beneficiario de las obras de caridad de este singular personaje fue la población de El Puerto de Santa María, donde construyó varios pabellones para el hospital de la ciudad, escuelas para los niños y unos comedores para necesitados en los que el propio Ahuja almorzaba dos veces por semana.
Elías Ahuja y Andrea, El Puerto’s Favourite Son and one of the province’s great benefactors, was born in Cádiz on the 8th of January 1863. He was the son of one of the Sancho winery owners and was sent to study in North America as a young boy. At the age of forty he was already the owner of a fabulous fortune and the director of Nitratos de Chile (Nitrates of Chile). The Great Depression of the twenties enabled him to increase his capital and undertake new business ventures. Unmarried and a very independent person, he decided to return to Spain in 1922 and give his fortune over to charity work. Elías Ahuja made a condition for his donations: the benefactor’s ideology shouldn’t be taken into account, only the recipient’s need. The main beneficiary of this outstanding character’s charity work was El Puerto de Santa María, where he built various buildings for the town’s hospital, schools for its children and soup kitchens for the needy in which Elías himself would have lunch twice a week.
El penal de El Puerto fue reforzado a sus expensas, dotándolo de duchas, comedor, enfermería y biblioteca para los reclusos. Para esta labor creó la “Beneficencia particular Elías Ahuja”, a cuyo frente estaba el gaditano Manuel Durio Muñoz de Bustillo. Después de la Guerra Civil, Elías Ahuja, que nunca quiso hacer negocios en España, regresó a Estados Unidos, falleciendo en la ciudad de Nueva York el 20 de julio de 1951.» José Manuel Otero.
«El padre de Elías Ahuja era capitán y piloto y vivía en la gaditana calle San Francisco nº 38. Cursó sus estudios de primaria en Cádiz y en El Puerto de Santa María. Por motivos de negocios, al ser su padre Socio de la Casa vinatera Sancho, de El Puerto, que se llamaba entonces "Sancho-Ahúja", a los 17 años (1880) trasladan su residencia a esta Ciudad; y Elías Ahúja al cuidado del Agente General de dicha casa en EEUU, marchó a Boston, donde cursó en el Instituto Técnico la carrera de Comercio. A partir de entonces tuvo una muy intensa y variada actividad en el campo de los negocios, formó parte, como Socio, de la firma comercial "Hemenway & Browne". Se pueden citar firmas comerciales, lugares y fechas pero es difícil reconstruir con fidelidad su actividad comercial: Hemenway & Brown, General Motors Cars, Union Pacific, Tabacos de Cuba... en las más importantes ciudades de Estados Unidos. (Ilustración: Tarjeta de Visita. Colección L.S.A.)
En 1897 se apartó de los negocios, residiendo en varias poblaciones de Norteamérica, hasta que en 1903 se trasladó a la República de Chile como Vice-Presidente y Director de la "Dupont Nitrate Company" cuyos cargos desempeñó hasta 1915. En esos años formó parte de la Comisión nombrada por la Colonia Española para regalar a España por suscripción, un barco de guerra, con motivo de la guerra con los EEUU, recabándose la suma de un millón de pesos; y por su actuación, la Colonia Española le dedicó un homenaje. Fue un decidido protector de la Sociedad Española de Beneficencia Chilena, y de cuantos españoles llegaron hasta él; y al ausentarse de aquella República regaló a la Sociedad dos magníficos automóviles que poseía y otras cosas de valor para que, rifados, destinaran sus productos a necesidades de la misma. (Ilustración: azulejo publicitario de Nitrato de Chile).
En 1919, retirado definitivamente de los negocios recorrió los Estados Unidos en casi su totalidad, regresando a España en 1922. Iba a cumplir los 60 años y tenía la intención de dedicar su inmensa fortuna a remediar cuantas necesidades llegasen a su conocimiento. Pero eso sí, con una condición: no dar dinero. Elías Ahúja socorrió al necesitado, construyó comedores, escuelas y clínicas y siempre dió a cuantos llamaron a su puerta, pero sin entregar una sola peseta, sino tomando parte activa en la buena obra. Jamás tuvo negocio alguno en España, esto es, que lo que invirtió aquí en sus buenas obras, fue el producto de sus ganancias en el extranjero, obtenidas tras una vida intensa de trabajo; y siempre conservó su nacionalidad española. En 1924 toda esta buena obra quedó institucionalizada como «Beneficencia Particular Elías Ahúja», dependiente de la asociación «Good Samaritan», de Wilmington (EEUU). Todas, bajo su personal cuidado, y desde entonces y aun después de su fallecimiento, de acuerdo con sus instrucciones, siendo la más recomendada que no se tuviese en cuenta la ideología del peticionario de beneficio.

En la fotografía, Elías Ahuja, a la izquierda señalado con una x, en una comida en los Comedores para Viudas y Huérfanos a las que solía asistir dos veces por semana. (Foto Colección L.S.A.)
ACTUACIONES EN EL PUERTO.
Los que le conocieron saben que esa reconocida generosidad nunca fue despilfarro ni prodigalidad. Se dice que la beneficencia de Elías Ahúja repartía 800.000 pesetas de aquella época. No se limitaba en todas sus obras a dar el dinero; sino que tomaba parte activa en ellas, y gran amante de la Cultura, Deportes, Instituciones militares, Religiosas, Educativas, etc. que se traducían en donativos de gran cuantía y constantes, en Sevilla y pueblos de la provincia de Cádiz, que detallamos.
- Construcción de un Pabellón para infecciosos en el Hospital Municipal.
- Creación y sostenimiento de unos comedores para Viudas y Huérfanos en El Puerto, que utilizaban diariamente 60 personas, con las que él comía dos veces por semana. Para la calle suministraban 150 raciones diarias. También un Dispensario gratuito con asistencia médico-farmacéutica.
- Sostuvo Colonias veraniegas de Jerez, Villaluenga y otros pueblos del interior que se establecían en El Puerto y Cádiz.
- Construcción de una Sala de Duchas y otras muchas obras en el Penal del Puerto. Al Penal donaba comidas extraordinarias y les obsequiaba a los reclusos con tabaco y efectivo. También extendió estos beneficios al Penal de Ocaña, y otras prisiones.
- Donativos de ropas, alimentos y efectivo, a los Conventos de Religiosas Concepcionistas, Capuchinas y Espíritu Santo , Hermanitas de los Pobres de El Puerto y Cádiz; Santa María y Candelaria en Cádiz; Hermanas de la Cruz en Sevilla; Asilo de Huérfanas del Rebaño de María en Cádiz; Sanatorio de Santa Rosalía de Jerez; Hermanos de las Escuelas Cristianas de Cádiz y Jerez, etc.
- Organizó y sostuvo varios años un Batallón Infantil de 100 plazas en El Puerto, que llegó a disponer de una magnífica Banda de cornetas y tambores. Los chicos que le constituían, hijos de obreros, recibían clases diarias en la Academia y se instituyeron premios para cualquier buena acción o acto de honradez. Sostuvo totalmente por muchos años la Institución Exploradores de España.

En la fotografía, Elías Ahuja en el centro, en el Penal, con profesores y alumnos de la Facultad de Derecho de Sevilla descubriendo una lapida que los reclusos le dedicaron en agradecimiento por las diversas obras de beneficencia que allí efectuaba. (Foto Colección Vicente González Lechuga).
OTRAS ACTUACIONES FUERA DE EL PUERTO.
- Construcción de un Casino y Escuelas, obras en calles, y socorros de alimentos en Espera.
- Construcción de Un Cuartel de nueva planta para Carabineros, reformas en el de la Guardia Civil, edificio de nueva planta para Ayuntamiento y Escuelas municipales, traída de aguas y socorros de víveres en Paterna.
- Construcción de un Pabellón en el Hospital de la Cruz Roja de Sevilla, con mobiliario y aparatos.
- Hizo frecuentes aportaciones a los Colegios de Huérfanos de la Guardia Civil y Carabineros.
- Al Regimiento Infantería de Cádiz camioneta, colchones, cuarto de aseo, y sala de duchas, arreglo de comedores y otras obras.
- Obras de reformas en la Academia Hispano Americana de Cádiz, con mobiliario, e igualmente en la Audiencia Provincial.
HOMENAJE AL HIJO PREDILECTO.
El Puerto de Santa María, por suscripción popular, le regaló un corazón de oro y un álbum con la firma de cuantos contribuyeron al homenaje. El Ayuntamiento rotuló con su nombre una plaza. Anteriormente, el 3 de Marzo de 1928, se celebró un pleno extraordinario del Excmo. Ayuntamiento con tres puntos en el orden del día: el primero, era la rotulación de las calles Luja y Ribera del Río como “Primo de Rivera” y “Conde de Guadalhorce” en prueba de gratitud de la Ciudad al Presidente del Consejo de Ministro y al Ministro de Fomento. El punto segundo fue el nombramiento de Hijo Predilecto de la Ciudad a D. Elías Ahúja y Andría, tras la solicitud suscrita por D. Pedro Hernández Carrera y acompañada de cuatro mil ochocientas noventa firmas por la labor humanitaria y las numerosas obras de beneficencia realizadas; sin discusión y por unanimidad se acordó dicho nombramiento. El tercer punto era el acuerdo unánime de dicho pleno municipal por los motivos anteriormente expuestos para solicitar al Gobierno de Su Majestad la Gran Cruz de Beneficencia para el Ilmo. Sr. D. Elías Ahúja y Andría. Fue hombre de vasta Cultura, de extraordinario dinamismo, carácter enérgico y totalmente independiente, y de un corazón lleno de nobles sentimientos y de caridad inagotable. (En la ilustración, Placa de Oro esmaltada y grabada, en la que se puede leer: "Generosidad y Filantropía. Colección L.S.A.).

Acto celebrado en el que Elías Ahuja, señalado con una x, con autoridades de El Puerto y Jerez presidieron el acto de hacer entrega de la casa que donó a la Colonia Obrera Jerezana. (Foto Butler. Colección V.G.L.)
DOS ANÉCDOTAS.
Una anécdota curiosa que revela su carácter: Era Ministro de la Gobernación D. Leopoldo Matos. Ahúja ha sido citado por el Ministro a las 13 horas, cinco minutos antes llegó Ahúja, y transcurridos cinco minutos de la hora fijada sin que le hubiesen recibido, se dirigió al ujier, diciéndole: "Digan al Sr. Ministro que yo no puedo perder mi tiempo" y se marchó sin verle.
El día de la capitulación española en Cuba, un grupo de amigos americanos, celebraban en el club el para ellos feliz acontecimiento. Entró D. Elías en el momento del brindis con champán y con la rabia de todo buen patriota, quedó estático mientras las lágrimas acudían a sus ojos. Dióse cuenta uno de ellos, y la caballerosidad de aquellos amigos, suspendió el brindis y acudieron a abrazarle.

Exploradores de España, con Elías Ahuja en la tercera fila y a la derecha Luis del Rosal y Caro
PERTENENCIAS Y DISTINCIONES.
Era Académico de la Real Hispano Americana y de la de Bellas Artes de Cádiz y Presidente de la Representación del Tiro Nacional; Presidente honorario de las Asambleas de la Cruz Roja de Cádiz y Sevilla y de otros muchos Centros. Poseía la Cruz del Mérito Militar de 3a clase; Gran Placa de Honor y Mérito de la Cruz Roja; Medalla de oro de la Cruz Roja; Cruz de clase de la
Orden Civil de Beneficencia; Medalla de oro de los Exploradores y Medalla de oro Penitenciaria. Al proclamarse la República se encontraba en trámite la concesión de la Gran Cruz de Beneficencia. Lleva su nombre el Colegio Universitario de Madrid, en la fotografía.
Pese a su formación y cultura norteamericanas, se sentía orgulloso de ser español, hablando un castellano claro y sin modismos andaluces. Elías Ahúja era un auténtico caballero, hizo la caridad, pero sin alardear. Impulsivo y vehemente, sin ser colérico. Autoritario pero dotado de un fino humor anglosajón. Sociable sólo con sus íntimos, tenía a veces rasgos infantiles, pero ni un pelo de tonto, como todos los hombres que se han hecho a sí mismos. Quizá ello le hizo conectar con la patrulla de «exploradores» (hoy boys scouts), que existía en Cádiz, con quienes mantuvo una relación amistosa.

Elías Ahuja, en el centro, en la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia. A la izquierda, el alcalde de la Ciudad, a la sazón, Alfonso Sancho y Mateos. (Foto Colección V.G.L.)
EL DECLIVE DE AHUJA EN SU TIERRA.
Paradójicamente haciendo la caridad en Cádiz, Elías Ahúja se fue creando enemigos. Quizá sólo fuese porque se hacía al margen de las instituciones habituales, y porque la caridad es una forma de influir en las clases menos favorecidas. Lo cierto es que sus detractores comenzaron por decir que Ahúja era masón. Y es más que posible que perteneciera a alguna logia norteamericana o que fuera rotario. Sus calumniadores murmuraron también que era homosexual. Para ello, y como único argumento, se esgrimía su pertinaz soltería.
No figuró en partido político alguno ni Asociación de ninguna clase. En las últimas elecciones de la Monarquía fue Candidato para Diputado a Cortes (aun cuando después retiró su candidatura) con el carácter de monárquico independiente, aunque contando con el apoyo del partido Conservador.
La conmoción de 1936, daría al traste también con tan noble tarea. En Cádiz, y en todo el país, se habían desatado las pasiones políticas; si bien Elías Ahúja había mantenido una actitud políticamente tibia, para unos era monárquico y para otros tenía simpatía por la República. Lo cierto es que no tuvo una nítida afiliación ideológica.
Pero sus calumniadores y detractores, que estaban haciendo trizas su reputación, y su enemigo más enconado, la Falange, que miraba con codicia sus bienes, fueron cercándolo.
Sobre todo, un incidente con Queipo de Llano acabó por desacreditarle frente al bando que a la postre sería el vencedor de la Guerra Civil. En el verano de 1936 Elías Ahúja se puso al frente de una suscripción en el Aeroclub de Cádiz, para comprar un hidroavión a las fuerzas nacionales. Queipo creyó, o le hicieron creer, que lo iba a comprar íntegramente el famoso benefactor. Y comenzó a reclamarlo como reclamaba las cosas el que ha sido llamado el «último virrey», que pensaba que se trataba de una promesa incumplida de Elías Ahúja. Informado por un alto mando local de la Guardia Civil, institución a la que tanto había favorecido, de lo peligroso de su situación, un día de 1937, a través de Gibraltar y casi furtivamente, Elías Ahúja parte de nuevo al exilio. Esta vez un exilio más triste y desesperanzado.
Instalado en Estados Unidos, las noticias que llegan de él son cada vez más espaciadas. La guerra, la dura posguerra y no pocos problemas ocuparon la vida de los españoles. Elías Ahúja fue olvidado sin más. El verano de 1951 se supo en Cádiz que Elías Ahúja había fallecido en Nueva York el 20 de julio. Su obra en Cádiz le sobrevivió, pues la «Beneficencia Particular Elías Ahúja» terminó su actuación el 31 de diciembre de 1979, entregando el saldo de varios miles de pesetas a dos escuelas católicas locales.» (En la ilustración, esquela publicada en Diario de Cádiz. Colección V.G.L.). Artículo de Antonio Durán Azcárate.
Manuel Martínez Cordero, investigador porteño, está ultimando la biografía de Elías Ahuja que verá la luz en 2011. El autor del libro, de cuya portada ofrecemos la imagen que pueden ver a la izquierda, tiene en su haber otra publicación: ‘El Penal de El Puerto de Santa María: 1886-1981?, interesante historia del antiguo Monasterio de la Victoria adaptado a Penal tras la desamortización de los bienes de la Iglesia en el siglo XIX. Manuel Martínez es un porteño polifacético del que no vamos a contar más cosas aquí pues tiene nótula propia, la 911, en Gente del Puerto.
Web de la Biografía de Elías Ahuja y Andria. (en construcción)
Web de El Penal de El Puerto de Santa María 1886-1981.


“MEDUSA” nace desde las entrañas de la propia desidia innata de la que la sociedad portuense hace gala en distintos periodos de su historia reciente. Ya se cuestionaban en sus principios la apatía que existía –y que aún hoy perdura- entre los portuenses de a pie, y que pregonaban a modo de señuelo en sus primeras soflamas para atraer a la concurrencia a los actos que organizaban: “...hartos estamos de decirnos y escucharnos que ‘en El Puerto no podrá nunca hacerse nada’, que ‘la gente de aquí somos así’. Pues bien no seamos más ‘así’, no seamos ‘gente’, sino personas, señores de nosotros mismos, capaces de asociarnos para alzarnos, apoyados los unos en los otros, en defensa de nuestra mejor parte…” Los primeros artículos de sus Estatutos tenían como objetivo la elevación del hombre por medio de la cultura, utilizando todos los medios y recursos que ésta te permite a través de una organización eficaz, regida por un grupo director explícitamente responsable de la consagración de los intereses de la propia Agrupación. Todo socio tenía el derecho adquirido por el mero hecho de serlo a participar siempre –salvo casos espacialísimos- gratis en los actos y servicios que se organizasen. La zangamanga que validaba todo lo anterior la encontramos en el artículo 23 de sus Estatutos que decía textualmente: "MEDUSA, Agrupación Cultural Portuense, estará siempre sometida a las direcciones pontificias de la Iglesia Católica, y al margen de toda política." Como no podía ser menos. (En la ilustración, el libro 'El Puerto de Santa María en la literatura española. Ensayo de una Geografía Literaria' de Manuel Martínez Alfosno, Doctor en Filosofía y Letras, Profesor Numerario de Lengua y Literatura en el Instituto Laboral de El Puerto. Publicación de MEDUSA).
El veintisiete de enero de 1961 se redacta el acta constituyente de esta Agrupación, siendo su primer presidente Manuel Martínez Alfonso que desde que llegó a nuestra ciudad diez años antes, se implicó tenazmente en elevar el nivel cultural de los portuenses, primero en el Instituto Laboral impartiendo su didáctica de la literatura; con la propia Agrupación “MEDUSA” y más tarde con la creación del bisemanario “La Voz de la Bahía”, publicación de la que nos ocuparemos en otra entrega de esta jerarquía de los tiempos. Junto al profesor Martínez Alfonso configuraron la primera Junta Directiva, José Luís Tejada, Rafael Tardío, Domingo Roa, Antonio García Amador, Francisco Muñoz, Antonio Pérez y los Rvdos. Padres Jesuitas Pascual y Montero. Ya por aquella época se encargaba de la comisión de prensa el polifacético pintor y poeta Rafael Esteban Poullet. Las iniciales cuotas de socios ascendían a la cantidad de 15 pesetas mensuales, celebrándose las primeras reuniones todos los jueves a las nueve de la noche. (En la fotografía, Manuel Martínez Alfonso, primer presidente de MEDUSA).
Su primera sede oficial estuvo ubicada en la planta alta del edificio del Círculo de Labradores y Profesionales, pasando más tarde y provisionalmente al salón de visitas del Colegio de San Luis, del que se trasladaron en junio del 61 a la Calle Jesús de los Milagros. Su deambular por El Puerto también les llevó al Colegio de la Pescadería, a la calle Larga, 97 y finalmente ya en la época de la incipiente democracia en las instalaciones de la extinta Organización Juvenil Española (OJE). En dieciocho años de existencia arengando a los portuenses con su ‘apostolado de la cultura’, demostraron con la sutilidad que caracteriza a las personas necesitadas de expresarse en libertad, que la mente humana es capaz de escabullirse delante de las propias narices de sus censores sin menoscabo de la dignidad inherente al ser humano. En su primer año de existencia consiguieron tener más de doscientos socios, lo que ya es un logro para una Ciudad como El Puerto, y llegaron a organizar unos cuarenta actos repartidos entre proyecciones de películas a través del primer ‘Cine-Foro’ que hubo en la ciudad, conciertos de música grabada, representaciones teatrales de autores tan dispares como Bernard Shaw, Valle Inclán, Shakespeare, Chejov y el propio Federico García Lorca, así como conferencias, exposiciones de artes plásticas y la creación de una revista literaria y de una línea editorial.
A fecha de hoy, y según palabras de su último y a la vez más joven presidente, el poeta Jesús María Serrano, “MEDUSA” entró en estado de hibernación a instancias suyas cuando tomó carta de naturaleza la Constitución Española de 1978. Curiosamente y ya en periodo democrático pero con las dudas existenciales de los de siempre, en una Semana dedicada al Cine Español en las dependencias donde se ubicó la OJE, y cuando se estaba proyectando la película ‘El Alcázar no se rinde’, irrumpió la policía nacional incautando todo el material cinematográfico relativo al pequeño certamen, con la clara intención de detener a los organizadores. El motivo de la denuncia: presuntas mofas al ejército. (Fotografía: Jesús María Serrano, último presidente de MEDUSA).

A veces, el Párroco, Cura Propio, Doctor en Sagrada Teología y en Derecho Canónico, Presidente de la Hermandad de San Pedro de Venerables Sacerdotes etc. etc., Don Antonio Cía Moreno, era ingenioso y otras veces demasiado caústico, irónico, mordaz, e incluso otras, sencillo, modesto, sabio y hasta delicado. Era un ser contradictorio e imprevisible. Una señora muy distinguida, descendiente, nada menos, que de los Lancaster de la Casa Real Inglesa, aunque portuguesa de nación, se dirigió a don Antonio, que estaba en la sacristía, para pedirle: -Mire, Don Antonio, yo quisiera decirle una misa a mis difuntos en el Altar de las Ánimas. Don Antonio, al punto, gritó: --Antoñito-- dirigiéndose al sacristán--prepara una casulla negra que doña....va a decirle una misa a sus difuntos en el Altar de las Ánimas. Ni que decir tiene que la señora quedó estupefacta y se marchó educada y discretamente. Con Juanito Cuvillo, tuvo también sus encontronazos Don Antonio Cía, porque terminada su etapa de dirigido espiritual con el Padre Lambertini, S.J., se constituyó en dirigido de don Antonio, quien cansado de oir sus cuitas amorosas, le dijo un día: --Mira Juan, si tu novia se casa contigo es que tiene más agallas que una caja de corvinas. Por cierto que Juanito --ser crédulo e inocente-- tropezó también con Don Antonio Lobo. Cierto señor de El Puerto, incisivo y maledicente, había dicho a Juanito que el Padre Lobo, antes de ser cura, había sido picador de toros bravos y, como se lo dijeron, se lo comunico al Padre Lobo, quien le contestó airado: --Dígale a don... que yo me cago en su puñetera madre.
En cierta ocasión mi madre tomó a una criada de un pueblo de la Sierra que vino con sus padres y se la encomendaron como que era la niña de sus ojos. Y mi madre la trató como había prometido. Pero ocurrió que los jueves por la tarde era día de salida y esta joven salía de paseo con las otras y con las amigas de las otras. Y se echó un novio. Y el novio la dejó embarazada. Aquello fue una verdadera tragedia. Mi padre llamó a los padres de la muchacha y llamó al novio a capítulo. En su despacho, mi padre, con el padre de la muchacha y el novio, recriminó al novio; el padre de la novia, instó al novio a casarse y a lavarle el honor a su hija; el novio, poniéndose en pie, altanero, le dijo que si quería lavarle el honor a su hija que le comprara un bidé, y se marchó, dando un portazo. Aquella situación pudo reconducirse y, al final, se preparó la boda. Mi madre fue con la muchacha a ver a Don Antonio Cía y éste, nada más verla, le espetó: --Tu, ¿qué?, que has puesto las tinajas antes que el olivar ¿No?. Pues se casaron y han sido muy felices y han tenido muchos hijos y comieron perdices. (En la Fotografía, Don Antonio Cía y Don Luis Caballero, alcalde de la Ciudad, poniendo la primera priedra del monumento a la Virgen, ubicado en la Plaza de la Iglesia, en 1954. También aparece en la foto Don Antonio Lobo, a la izquierda con bonete, solo se le ve la cabeza. Foto Colección Vicente González Lechuga).
Don Antonio Cía, en cambio tenía, a veces, rasgos de gran delicadeza. Para el día de Santa María Magdalena, todos los años, reunía a todas las feligresas de ese nombre y les encomendaba comprar unos tarritos de esencia de nardos. En un acto nada litúrgico, pero cargado de amor, Don Antonio, con el Sagrario abierto, leía el evangelio en que la Magdalena enjuga los pies del Señor con esencias y perfumes y Judas se lo recrimina y, tras una homilía, con un algodón empapado en esencia de nardos enjugaba el interior del Sagrario y los copones, que era una gloria oler, cuando se abría aquella puerta de plata del retablo que hizo en Méjico, en el XVII, el orfebre Don José Medina, y que había regalado el Capitán portuense Don Juan Camacho Jaina, primer editor de Sor Juana Inés de la Cruz. Dije que don Antonio Cía era un ser contradictorio e imprevisible. Ocurría que algunas novias o se prestaban los sombreros o los alquilaban y Don Antonio se daba cuenta del tejemaneje, porque irónica y maleducadamente le decía a la contrayente en el día más feliz -- o más infeliz de su vida: --A ese sombrerito ya lo he casado yo cuatro veces. (La fotografía muestra el Sagrario de Plata de 1685).
EL AYUNO ANTES DE LA MISA.

Don Antonio Cía Moreno, Presbítero, Doctor en Sagrada Teología y en Derecho Canónico, de la Universidad de Curas Propios, por oposición, Párroco que fue de la Santa y Consagrada Iglesia Mayor Prioral de esta Ciudad y Arcipreste de su Partido, nació en Arcos de la Frontera posiblemente a finales del XIX, porque murió, en El Puerto, en los cincuenta y pico del XX, con más de setenta años. El caso es que este singularísimo sacerdote tenía un aspecto y un carácter adusto y hasta agrio e irónico, a pesar de ser todo lo que ya he dicho y su esmerada formación, que chocó con el Cardenal Segura, su Arzobispo, cuyas relaciones echaban chispas, como cuando se golpea el pedernal con el dilabón. Hasta tal punto que a su sobrino, Paquito Carmona, Don Antonio no lo mandó, cuando quiso ser cura, al Seminario de Sevilla, sino al de Cádiz, en donde Paquito llegó a Párroco de San Severiano hasta que se secularizó. Su otro sobrino Antonio Carmona, primero fue, junto con el luego Obispo de Asidonia-Jerez, Don Rafael Bellido, monaguillo de don Antonio cuando regentó la Parroquia de Santa María de Arcos. Antonio Carmona apareció por El Puerto donde vivió hasta su muerte, de oficial del Juzgado, de donde proporcionaba a su tío el cura papel de oficio con que se preparaba unas largas boquillas liadas, en forma de cucurucho muy fino que pegaba con goma tragacantos, cuando el médico le dijo al cura que se retirara del tabaco. (Foto Colección Vicente González Lechuga).
Don Antonio Cía era el terror de Pepa la de las sillas, cuidadora de los reclinatorios que las señoras tenían depositados en la Iglesia y por lo que cobraba un discreto salario. Pepa tenía un pato que siempre estaba con ella. El animal pululaba por la Iglesia como Pedro por su casa, cosa que al cura exasperaba, sobre todo durante las celebraciones, porque el animal aparecía, de pronto por el presbiterio y daba un voletío desde la balaustrada, distrayendo a los fieles en su recogimiento. Don Antonio, interrumpido por el ave en cualquier acto litúrgico, en voz alta prorrumpía, al borde de un ataque de nervios: --Esa mujer que se lleve a su casa este bicho. Y seguía una retahíla de improperios. Pero el pato, contra la voluntad del párroco, siguió en la Iglesia Mayor hasta que el pobre animal murió.
Si con Don Antonio Cía no pudo un Príncipe de la Iglesia, como el Cardenal Segura, porque el Párroco se escudaba en su condición de Cura Propio por oposición, en cambio, pudieron con él, por más cercanas, las impertinencias de Pepa la de las sillas y su pato y, sobre todo, los argumentos de Gabriela Santos "La Bilili", una oronda gitana que se ponía a pedir en la puerta de la Prioral, porque tenía una prole de catorce hijos, entre los que estaba el popular José de los Reyes Santos "El Negro". Don Antonio requería, una y otra vez, a "La Bilili" para que no pidiera limosna en la puerta del Sol de la Prioral. Pero "La Bilili" argumentaba, a grito pelado: "Aquí soy yo más antigua que Vd., así que, como me moleste más, doy parte al Santo Padre de Roma". Ante esos argumentos Don Antonio dejó las cosas como estaban y no se habló más del asunto. Porque, además, "La Bilili" tenía entre sus benefactores a todo el señorío de El Puerto. (En la fotografía 'La Bilili con su hijo 'el Negro').
Don Antonio Lobo tenía voz perruna y, si no se le entendía bien en castellano, figurense Vds. cómo se le entendería en latín. Le recuerdo en los Oficios de Semana Santa, con su planeta o su estolón, de vestuario; de capero en todos los entierros; de preste, en todas las procesiones; fumando "caldo de gallina", sentado en el balcón del curato, en verano, por la noche, al fresco, con la sotana despechugada y un abanico negro. Dios, en su infinita misericordia, se haya apiadado de él, porque fue bueno y humilde, aunque, bien es verdad, que muy desarrapado en su aseo e indumentaria. (En la fotografía, el curato de la Prioral).
LA PERLA DE LA ARCHIDIÓCESIS.
antigua de la Purificación y primitiva de las Ánimas, a cargo de mi abuela Aurora Gutiérrez; la de Santo Tomás de Villanueva, a cargo de las hermanas Terry del Cuvillo; la del Santo Ángel, estaba al cuidado de Doña Isabel Ruffoni, que guardaba en ella los reclinatorios de su familia, porque había tenido unas palabritas con Pepa la de las sillas; la del Bautismo, a cargo de la Iglesia; la de San José, era cuidada por Carmen Pérez Pastor; la de las Benditas Animas, creo que la cuidaba Doña Matilde Reynolds; la de San Antonio, estaba al cargo de Doña María Gálvez. Las capillas de la Patrona y la del Sagrario eran esmeradamente sostenidas y cuidadas por la Esclavitud de la Virgen y por la Archicofradía del Santísimo Sacramento. (Fotografía superior: interior de la Iglesia; a la derecha, Capilla del Rosario; debajo, exterior de la Prioral).

Antonio Almagro Buhigas, 'el Pleti', nació en 1942 en la calle San Sebastián, número 13. Aquel día sus padres Manuel y Ángeles supieron que su hijo daría la talla. Y por encima de la media. Antonio mide en la actualidad 1'90 (de alto) y considera que a sus 66 años está 'hecho un mulo' pesando tan solo 74 kilos. ¿Cuantas veces se habrá vestido 'el Pleti' de D. Quijote en carnavales y obras de teatro? De sentido del humor anda sobrado, gracias a Dios.
aproximadamente 1978 en el que ya él al frente del negocio, se traslada a la calle Curva, cuadruplicando espacio y pasando a 400 metros, en una permuta efectuada con Romerijo.
En 2002 decide dejar de trabajar y pasar a ser rentista. Hace una reforma a la antigua carpintería mecánica -los ahorrillos y un crédito bancario ayudaron- y la convierte en tres locales que en la actualidad forman parte de la oferta de copas nocturnas del centro porteño: "El Burladero", "La Bodeguita" y el antiguo "Camballá" lo que unido a su pensión de jubilación le dan la tranquilidad suficiente para ser un jubilado mas que jubiloso y feliz rentista. (En la fotografía, de izquierda a derecha: Amalia; su padre, Manuel Almagro; su madre, Ángela Buhigas; Teresas Gilloto, su abuela; Antonio Almagro, su abuelo; el niño Antonio Almagro Buhigas, sobre una bicicleta de ruedas macizas; su tía Milagros y en los brazos, la hermana de Antonio, Elena).
Tahivilla (Cádiz) y allí se dió cuenta de que aquello no era lo suyo. Aquel fue su debú y retirada a un tiempo. De aquella afición conserva una colección de más de mil unidades de objetos taurinos: carteles, programas de manos, etc... En su casa de la calle San Sebastián era costumbre que se vistieran los toreros locales: José María Susoni, Antonio González Sabio, Antonio Morales, Fernando Heredia... que se vistieran y que se tomaran aquella sopa de puchero con picadillo que les preparaba su madre, Ángeles. (En la fotografía grande su familia, en el patio de su casa de la calle San Sebastián, 13, con el torero José María Susoni. La foto pequeña, Paquirri).

José Antonio García Calvo nació en la calle San Bartolomé, 30 en el año 1949. Tiene 59 años. Desde el año 1963 en el que embarcó en "La Rosa de Ortuño" y otros barcos como "La Segunda Venus", "García Agulló" y "Regulus" le llevó a trabajar de marinero por los mares de ambos hemisferios: entre otros bajó al Moro, a Marruecos, Mauritania... pero luego su vida de marinero viver una brusca transición que le hace cambiar de aires y de mares y se fué al Mar del Norte. Hace 10 años, vivió un naufragio el barco en el que trabajaba como pescador en aguas noruegas. --"Estuve nueve horas flotando entre dos cadáveres hasta que me rescataron. Prometí a la Virgen del Carmen que, si salía vivo, recorrería todos los caminos del mundo en peregrinación visitando los santuarios del mundo de las religiones cristiana,
musulmana y del budismo. Media hora después me recogió un helicóptero". Y es que para él una nueva vida comenzó cuando el bacaladero en el que trabajaba en Cabo Norte se fue a pique. Catorce de sus compañeros murieron, pero él tuvo más suerte. (En la fotografía, el Peregrino, esta mañana).
Mucho tiempo ha pasado desde entonces, muchas historias, muchas anécdotas que recoge en un libro personal que titula "Los tres enemigos del peregrino: los curas, los perros (de dos patas) y los pies". Pero su historia tiene poco de idílico: --«Ha sido duro, vivo de la caridad. Pero si tuviese que definirlo todo con una sola palabra, elegiría bonito». Además: abunda "--He rezado sobre el altar de piedra de la catedral gótica de Trondheim, en Noruega; he visto el sol nacer sobre los templos del Tibet y Nepal, en el Himalaya; estuve en la gran mezquita de la Meca, he visitado todos los santuarios de Israel y Palestina". (En la fotografía, en el municipio belga de habla francesa, Morlanwelz, con cuyos habitantes se
comunica a través de Internet).
el futuro de María quien suspende el examen de acceso en la Facultad de Bellas Artes, por unas décimas en la puntuación. Así que se marcha a Sevilla a estudiar una carrera de Ciencias: Biología. (A la derecha, María con pocos años).
Pero a pesar del revés sufrido, no se amilana, no abandona su pasión por el dibujo y la ilustración. Durante los años en la facultad realiza colaboraciones como ilustradora en revistas de tirada nacional de diferentes temáticas. Es en esos años en los que profundiza en el aprendizaje de distintas técnicas y temáticas. Acuarela, pastel, oleos, tinta china, realismo, bodegones, caricaturas,… no hay nada que no le atraiga ni nada con lo que no se atreva a experimentar. En 2002, gracias al apoyo de su gente, dio el paso para montar su primera exposición en solitario, a partir de ahí comienza a definir un estilo muy personal de pintura que pone de reflejo las impresiones y emociones de la autora.
La última exposición fue en el Pub Blanco y Negro en octubre pasado donde mostraron una colección compuesta por 17 fotografías tomadas en sus viajes a París, El Puerto y a otras ciudades españolas. Mediante estas instantáneas la pareja muestra personajes anónimos envueltos en una atmósfera casi mágica, calles y edificios sacados de ilustraciones de cuentos. Juegan con el equilibrio, la perspectiva, las luces y la ambigüedad, así como con lo moderno y lo antiguo. Las líneas marcan los contornos de las figuras creando diferentes espacios. Las fotografías están tratadas con colores monocromáticos, por lo que la ausencia de colores las hace aún más fuerte en cuanto a expresividad se refiere, ya que los contrastes de luces aportan un grado más de misterio a estas obras. (Fotogarfía: imagen de una instantánea de la Exposición de Blanco y Negro).

Decir en El Puerto ‘Muñoz’ trae a la mente de forma inmediata el gremio de los peluqueros. El gran patriarca Antonio Muñoz Riqué, desaparecido en el año 2000, ha sido el fundador de una saga familiar que lleva su nombre, desde que empezara en la década de los cincuenta con la barbería de la calle Vicario, número 9, a las modernas peluquerías unisex que regentan sus hijos y en la que ya están echando una mano sus nietas y nietos. Su hijo José regenta en la actualidad la peluquería de la calle Vicario, y Manolo y Antonio, sendos establecimientos por el entorno de la Avda. de la Constitución.
unía a una innata capacidad para las relaciones humanas, que sería una constante a lo largo de su vida.
El quehacer del Maestro Muñoz va unido a la leyenda de aquellos barberos que hacían de “practicantes”, poniendo inyecciones, practicando sangrías y actuando de “sacamuelas”, que de todo hizo nuestro barbero, ciñéndose al máximo a los cometidos de su oficio. Época hubo en la que, con la bicicleta como medio de transporte, iba por los campos y gañanías de El Puerto cortando el pelo –pelando- a sus moradores. Los honorarios, en el más puro estilo del trueque: una barquilla de brevas, unos sacos de hortalizas, huevos, gallinas... Había que sacar adelante a la familia. Y época hubo, también, en la que, tan bajos eran los precios de los ‘pelados’, que había que estar abiertos hasta las doce de la noche, sábados incluidos y hasta medio festivo, para sacar un digno jornal, a base de horas en “la accesoria”. Baste recordar que las barberías permanecían abiertas hasta después de las funciones de teatro o del cine, esperando para arreglar a los clientes salientes de los auditorios de la época. De porte bien parecido, con un sentido del humor propio de esta tierra, trabajador a destajo para sacar adelante una familia con seis hijos, valiente y echado para adelante –para él nunca existían los problemas-, desprendido, que trataba a los niños como si fueran personas mayores, que llegaba a todo el mundo, el Maestro Muñoz ha dejado una impronta personal y profesional que va a perdurar en la memoria de quienes le trataron . (En la fotografía, un joven Antonio trabajando con un sillón que no giraba por entonces...).


LA CALLE VICARIO EN LOS SESENTA
CLIENTES DISTINGUIDOS, DESTACADOS APRENDICES.
Joaquin Bellido Ganaza, hijo y nieto de marineros (su padre llegó a ser Patrón Mayor de la prácticamente desaparecida Cofradía de Pescadores), Licenciado en Historia, especializado en historia contemporánea, Master en Cooperación al Desarrollo. ha estudiado los últimos tiempos de la pesca en El Puerto. Sus aportaciones pueden ayudar a que no se repitan los errores de siempre en el maltrecho sector pesquero de la Ciudad. Ha impartido conferencias sobre derechos humanos, “El movimiento obrero en el sector pesquero portuense (1960-2000)” o “La pesca portuense (1940)”. Ha colaborado en la revista Horizonte Libre de la Asociación Razzia Artis con el artículo “Nostalgia Marinera (1940-2000)” y documentó el expediente de declaración de Bien de Interés Cultural de la Iglesia de Jerez, San Juan de los Caballeros Tiene publicados varios artículos de opinión en Diario de Cádiz en la columnas de opinión de la desaparecida sección Calle Sol y, posteriormente, Visto y Oído para las páginas de televisión. Ha documentado para el Ayuntamiento las exposiciones: "75 Aniversario de El Vapor" y la exposición permanente "Casa del Regidor". En noviembre pasado ha publicado un libro “Auge y Decadencia del sector pesquero en El Puerto de Santa María. Del Desarrollismo a la Pesca Ecológica (1960-2000)”. En la actualidad escribe en Noticias Locales, “Media Etiqueta”, y trabaja como reportero en Noticias Locales Radio en El Puerto, pero no abandona la investigación histórica, especialmente, sobre temas de la ciudad que lo vio nacer. Es presidente del Club de Baloncesto “Gymnástica Portuense”. Piensa que en esto del mundo pesquero “Se quieren quedar con el cebo y la captura”.
AUGE Y DECADENCIA DEL SECTOR PESQUERO
ENTREVISTA
Vaya frasecita… --Como diría el famoso ensayista y diplomático Juan Donoso ...” "Lo importante no es escuchar lo que se dice, sino averiguar lo que se piensa"...
Montse Torrent Peña, actriz porteña nacida en 1962 para quien “Ser cómica es un título nobiliario, por el que además, cobro”, ha recorrido los escenarios del mundo interpretando entre otros a Alberti y Valle Inclán. Está afincada en Sevilla, trabaja en teatro, danza, cine y televisión. Posee el Primer Premio de Interpretación Femenina en Andalucía, del Festival de Teatro de Palma del Río (Córdoba), el Primer Premio Ateneo de Córdoba de Monólogos (año 2002) y el Primer Premio en el Festival Universitario de Sevilla, por la obra “Casina” de Plauto, que dirigió. En Danza obtuvo el Premio a la Mejor Coreografía en 1992, por su obra Fedra, que dirigió e interpretó, estrenada en el Festival “La Nuova Tradiciones”, junto a Katsuko Azuma. No le importa la opinión de los demás.


