| Texto: Enrique Pérez Fernández | Imágenes generadas con IA
Aquí termina la serie que en los últimos meses hemos presentado en Gente del Puerto acerca de las vidas de los marqueses de la Cañada y el patrimonio cultural que acumularon durante gran parte del siglo XVIII en su casa-palacio del portuense Campo de Guía; un adelanto de la monografía que actualmente escribo sobre la historia de la familia Tirry. En este último texto resumo los hechos que marcaron las personalidades de los marqueses y las huellas de un legado perdido que hemos evocado.
La colección de pintura. Murillos a orilla del Guadalete
| Imagen generada con IA.
| Texto: Enrique Pérez Fernández
Juan Tirry, el II marqués de la Cañada, comenzó a formar su colección pictórica a fines de la década de 1720, a la vez que las de objetos arqueológicos, científicos y etnográficos, el monetario y la biblioteca. Los testimonios de los ilustres visitantes que la conocieron no refieren el número de obras que la formaban, se limitaron a destacar las que consideraron más notables, que en suma fueron quince: ocho Murillos y siete de tres artistas de los Países Bajos (Cornelis Cort, Van Ostade y Van Mieris).
En la investigación que realizo sobre los marqueses aún queda mucho por averiguar de la pinacoteca, dudas por resolver, ampliar en lo posible el número de lienzos hoy conocidos y localizar los que aún puedan existir en manos privadas y en museos. Por tanto, lo que aquí y ahora expongo tiene un carácter parcial y provisional.
El historiador y periodista del Grupo Joly, Francisco Andrés Gallardo, ofreció el pasado día 5 de junio el Pregón de la festividad del Carmen. En el mismo exalta la figura maternal de la Virgen del Carmen como símbolo de amor, guía y consuelo para los marineros y para todo el pueblo de El Puerto de Santa María. Gallardo recurre a recuerdos personales, evocando a su madre, su ciudad natal y a la devoción popular. Se ensalza el papel de las madres y abuelas portuenses como reflejo de la Virgen. Se recuerda la tradición marinera y cofrade del Carmen, con referencias marítimas en una cicunavegación por los mares del mundo; históricas con el papel de España en la atribulada Palestina, religiosas y culturales. El pregón es también un homenaje a su sobrino Sergio Alejo, costalero fallecido, que representa la fe y el legado espiritual. Se entrelazan la nostalgia, la emoción y la identidad portuense. Todo ello envuelto en una travesía poética con rumbo a la luz y la esperanza que representa María. A continuación, el pregón.
| Texto: Francisco Andrés Gallardo
Permitidme que una vez más ante el atril sienta que en verdad estoy un ratito a solas con todos vosotros, en presencia de Ella. Quien siempre fue el abrazo en el desánimo y el beso en el dolor. La que siempre se desvela y nunca nos olvida. Las madres son desvelo, cuidado, mimo y achuchón para levantarnos cuando la suerte nos dobla la rodilla…
| Texto: José María Morillo
En este segundo episodio de La chica del caballo de Terry, exploramos la vida enigmática de Christa Päffgen, mundialmente conocida como Nico. Su belleza hipnótica, su voz profunda y su paso por The Velvet Underground marcaron la historia de la música y la moda en el siglo XX. Desde su colaboración con Andy Warhol hasta su carrera como solista, Nico encarna un icono contracultural difícil de encasillar. ¿Qué hay detrás de su mirada distante? ¿Cómo pasó de ser imagen publicitaria a musa del rock experimental? Descúbrelo en este viaje por la historia, la tragedia y el arte.
La biblioteca, el inquisidor Pedro Sánchez y el naufragio (y II)
| Imagen generada con IA.
| Texto: Enrique Pérez Fernández
El inquisidor Pedro Sánchez
Una vez que falleció Guillermo Tirry en febrero de 1779, apareció por su casa un siniestro personaje de nombre Pedro Sánchez, comisario de la Inquisición en Cádiz. Registró a fondo la huérfana biblioteca y requisó 550 libros prohibidos por ser contrarios a la doctrina católica. Años después, en 1788, se lo decía en una carta al Inquisidor General: “En este asunto como en otros que han ocurrido, sin omitir la Visita General de las Librerías públicas y de algunas particulares, especialmente la del Marqués de la Cañada difunto, vecino del Puerto de Santa María, a donde pasé y recogí 550 libros prohibidos”.
La biblioteca, el inquisidor Pedro Sánchez y el naufragio (I)
| Imagen generada con IA.
| Texto: Enrique Pérez Fernández
“Y para mayor exornación me ha franqueado Don Juan Tirry, marqués de la Cañada, libros impresos y selectos manuscritos que enriquecen su célebre museo y le ilustran no sólo con el título de Tesorero de los caudales literarios, sino de justo poseedor de ellos.”
Quien esto escribió fue el primer historiador de la ciudad, Anselmo José Ruiz de Cortázar (1696-1772), coetáneo y amigo de Juan Tirry (1696-1763), y como los marqueses, hombre ilustrado que para documentar su obra -Puerto de Santa María ilustrado y compendio historial de sus antigüedades (1764)- se surtió principalmente de los fondos de la espléndida biblioteca que los Tirry atesoraron en su casa del Campo de Guía; de la que decía: “Aunque tiene esta casa muchas cosas dignas de expresarlas tanto en lo magnífico de sus piezas como en el adorno exquisito y de buen gusto, no debemos pararnos en su descripción por menor, pasando a describir su curioso gabinete, que es uno de los mejores que hay en España (sin que medie hipérbole ni ponderación en la línea que se refiere). Compónese de una librería de más de 8.000 volúmenes de todas facultades y en especial de Historia, Geografía y antigüedades y antiguos manuscritos y singulares monetarios.”
Tiza, vino y talento: el chicuco que cambió el mostrador por los pinceles
Imagen idealizada de Manuel Quevedo López, a los 30 años, generada con Open AI. El monumento reproducido: el Castillo de San Marcos, está basado en un óleo del pintor.
En el siglo XIX muchos cántabros emigraron al sur, especialmente a la bahía de Cádiz, donde se dedicaron al comercio en los tradicionales ultramarinos, siendo conocidos como chicucos. Uno de ellos fue Manuel Quevedo López, quien llegó a El Puerto de Santa María en la década de 1880 y trabajó en la tienda "La Burra". Su talento para el dibujo fue descubierto por un bodeguero que le permitió formarse como pintor en Sevilla. Realizó obras sobre paisajes locales, aunque acabó regresando al norte tras enamorarse de una vasca, dedicándose allí a la pintura y restauración. Su hijo Bonifacio siguió sus pasos en Cádiz, como comerciante y también como artista. Sus descendientes ofrecen a una institución cultural de El Puerto, dos de sus obras que se puede ver ampliadas en el interior de esta nótula.
Las dos obras de Manuel Quevedo: lugares reconocibles
| Texto: José María Travieso Peralta [*]
Especialmente en el siglo XIX se acentuó la emigración de cántabros al sur de la península, y muy especialmente a las localidades de la bahía de Cádiz: la propia Cádiz, San Fernando, El Puerto de Santa María. Muchos de ellos se dedicaron al comercio, y regentaban los famosos ultramarinos, en lenguaje local, almacén de comestibles. En esta zona se les denominó específicamente chicucos a los que se dedicaron, en concreto, a esta actividad, y allí en Cantabria, de forma más genérica, jándalos.
| Recreación con IA de fogatas en la otra banda del río a partir de una fotografía antigua.
| Texto: Enrique Pérez Fernández
Fl año 1846 marcó el comienzo de El Puerto de Santa María como estación veraniega, cuando oficialmente la ciudad se abrió al turismo. Se creó entonces una Junta de Festejos que fijó como fechas más señaladas para organizar actividades lúdicas los días inmediatos a las festividades de San Juan, Santiago y la Asunción, la Virgen de Agosto.
Buenos vientos soplaron en los años 40 del siglo XIX para El Puerto… Desde 1816 venían instalándose en el río baños flotantes, impulsados con miras turísticas en 1844; en 1840 se estableció el primer servicio regular de vapores de pasajeros con Cádiz y se abrió, dando cara al río y al paseo del Vergel del Conde, la Posada Vista Alegre; en 1843 se construyó en el ejido de San Francisco una nueva Plaza de Toros; en 1845 se inauguró el Teatro Principal y en enero de 1846 el puente colgante de San Alejandro.
La colección numismática y los objetos etnográficos y científicos
| Monedas de los marqueses de la Cañada que en 1758 publicó Enrique Flórez. A la izquierda y derecha, Hércules Gaditano con la piel de león y la clava; al reverso el rayo de Júpiter. De tiempos de Augusto (27 a.C.-14 d.C.). La del centro, decía Flórez, “sumamente rara y exquisita”.
| Texto: Enrique Pérez Fernández
La afición del II marqués de la Cañada Juan Tirry por el coleccionismo le vino a fines de la década de 1720, cuando vivía con su tío y suegro Guillermo la mejor época en sus actividades comerciales. En septiembre de 1729 Guillermo obtuvo el título de marqués de la Cañada, mientras su navío San Felipe navegaba rumbo a América. Por entonces Juan, a la edad de 32 años ya tenía en la residencia familiar de la gaditana calle San Francisco una buena colección numismática que con los años amplió y convirtió en una de las mejores de España. Y también reunió objetos de culturas lejanas y científicos, destacando una cámara oscura. Eran las aficiones de un hombre culto e ilustrado que heredó su hijo Guillermo.
Canónigos portuenses en la Catedral de Sevilla: una aproximación histórica
| Vista de la Catedral de Sevilla. Grabado en plancha de cobre de 1792 de Bertuch. Procede de la obra, Porte-Feuille des Enfans. Grabado coloreado a mano con color de época | 16 x 21,5 cm.
| Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz (*)
Aunque estos clérigos paisanos, esta “gente de El Puerto”, no tienen la publicidad y resonancia de nobles o militares, bien es cierto que en su época el desempeño de una canonjía acreditaba una categoría social importante, ocupando un elevado status en ella, algunos de propia cuna, y más aún cuando se trataba de una catedral tan importante como la hispalense, denominada en esa época como “Santa Iglesia Patriarcal de Sevilla”. Por ello, y satisfaciendo nuestra propia curiosidad, con la ayuda documentalista de Ana María Becerra, nos animamos a compartir algunos datos sobre los 8 clérigos, en realidad 9 si contamos también a Juan Antonio Vizarrón, localizados como nacidos y bautizados en El Puerto de Santa María que ocuparon diversas dignidades durante el siglo XVIII en la catedral de Sevilla.
¿Sabías que Pedro Muñoz Seca, el maestro del teatro cómico español, dedicó una de sus obras a un bodeguero de El Puerto de Santa María? En este video te contamos la apasionante historia del vino oloroso Sangre y Trabajadero, de las Bodegas Cuvillo, y su vínculo con la tradición de la botadura de barcos en los astilleros de la Bahía de Cádiz. Y como llegó este vino hasta la Guardia Real y a mercados internacionales como Londres, Canadá o Perú.
Te revelamos cómo este singular oloroso sigue siendo protagonista de un ritual marítimo, con un vino único en el mundo, en el que se estrellan botellas contra el casco de los buques antes de hacerse a la mar, siguiendo una tradición ancestral. Pero también conocerás la entrañable amistad entre Muñoz Seca y Carlos del Cuvillo, así como el legado de una de las sagas bodegueras más queridas de Andalucía la baja.
| Dibujo del sarcófago de Medina Sidonia en una de las láminas que Guillermo Tirry envió en 1764 al conde Caylus. Biblioteca Capitular y Colombina de la catedral de Sevilla.
| Texto: Enrique Pérez Fernández
Era uno de los objetos más destacados de la colección arqueológica de los marqueses: pieza digna del Gabinete de un Soberano, sentenció Guillermo Tirry. Procedía de Asido, la Medina Sidonia romana. Se descubrió al construirse el convento de San Francisco asidonense, entre 1620 --cuando tomaron posesión del solar-- y 1625, al cimentarse el inmueble.
Por entonces, según contó en 1724 un cronista de la orden religiosa, se hallaron “muchos ídolos truncos [truncados, incompletos] y sepulcros primorosos y otras lápidas con algunas inscripciones, que la poca curiosidad o la providencia de quererlo aprovechar todo, dejó por cimiento en la misma fábrica. Todavía la codicia, a mi ver, más que la curiosidad, reservó un sepulcro de mármol, con dos figuras y algunos bajeles, que lo adornan todo con otras molduras muy primorosas que hoy sirve de aguamanil en la sacristía de nuestro Convento.Todo el Convento está fundado sobre diferentes arcos y bóvedas antiquísimas, que por considerarlas los alarifes muy firmes, pareció conveniente que sobre ellas se fundase el Convento.”
Las estatuillas de Hércules y Neptuno de Sancti Petri
Islote y Castillo de Sancti Petri | Foto, Dolores Estrada.
| Texto: Enrique Pérez Fernández
En abril de 1764 Guillermo Tirry hizo dibujar 50 de los objetos más destacados de su colección arqueológica para enviárselos, en 13 láminas, al francés conde de Caylus, uno de los más reconocidos anticuarios de la época. Y también mandó una copia al coleccionista de antigüedades cordobés Pedro Leonardo de Villacevallos, con quien su padre y él mantuvieron de antiguo un estrecho contacto. De esta copia, en 1772 el también cordobés y numismático Manuel J. Díaz Ayora sacó otra que es la que en 1993 localicé en la Biblioteca Capitular y Colombina de la catedral de Sevilla cuando preparaba con José Ignacio Buhigas un artículo para la universidad hispalense sobre los marqueses de la Cañada y su gabinete de antigüedades.
¿Qué historia hay detrás de las mallas de las botellas de brandy de Bodegas Terry? En este video exclusivo, desvelamos la verdad detrás del mito, de una red tejida a mano que cruzó fronteras, dio empleo a miles de mujeres y convirtió una botella en un símbolo mundial. Lo que empezó como un simple adorno se convirtió en una divisa de calidad, tradición y resistencia. Sumérgete en 120 años de historia, desde los inicios artesanales en El Puerto de Santa María hasta su expansión internacional.
Conocerás a las malleras, descubrirás cómo el marketing y la solidaridad –su impacto social-- tejieron identidad y marca y como conquistó incluso a Nigeria. Un relato de saberes heredados, diseño industrial y memoria emocional. Una historia que no encontrarás en los libros. ¡Haz clic y descúbrelo ahora!
Guillermo Tirry y Tirry, del esplendor a la quiebra
| La casa de los marqueses de la Cañada en 1873. Detalle de una vista de la ciudad de la gaditana Litografía Alemana.
Texto: Enrique Pérez Fernández
Fue el primer titular del marquesado de la Cañada que nació en España --en Cádiz-- y el primer y único Tirry que lo fue por vía paterna y materna al ser primos hermanos sus padres. El I marqués, dotado con un innato talento para los negocios, tras su exilio de Irlanda dedicó su vida a formar en El Puerto de Santa María y Cádiz un sólido patrimonio que heredó su sobrino-yerno Juan, que no supo o no pudo mantener. Su hijo Guillermo, el tercer marqués, conoció los tiempos de esplendor, los de decadencia y en los últimos años de su vida la quiebra económica, incluida la venta y dispersión del patrimonio cultural que él y su padre atesoraron durante medio siglo.
En 1594 el papa Clemente VIII envió como nuncio ante la corte de Felipe II a monseñor Camilo Borghese, miembro de una antigua e influyente familia nobiliaria italiana. El propósito era contar con la cooperación del monarca para contrarrestar la amenaza turca contra la cristiandad. Con el fin de difundir el mensaje, aquel año emprendió un largo viaje por la geografía española. Y procedente de Sanlúcar vía Sevilla, recaló en El Puerto de Santa María. Sobre su gira escribió un diario a modo de guía de viaje, que se conserva en la Biblioteca Vaticana, donde escuetamente anotó estos mundanos consejos para otros viajeros:
“A la salida de las puertas de Sevilla dar alguna cosa a las guardas, para que no les miren las maletas. En el camino dar a una guarda que les saldrá un par de reales. De Sevilla sacar de comer para dos comidas, porque el día siguiente irán a comer a Sanlúcar. A la entrada de Sanlúcar saldrá una guarda para saber si llevan algo que deba aduana. Digan que no. A la salida de Sanlúcar, para ir al Puerto de Santa María, les saldrán dos guardas a enseñarles la guía que habrán pedido en la aduana, y darles algo. Ir a Santa María a dormir, y dejar allí las mulas, y pasar a Cádiz por mar, y volverse allí.De Santa María sacar comida para dos días e ir a dormir a Arcos, y el día siguiente madruguen mucho e ir a dormir a Gibraltar.” Y continuaba el correoso monseñor su largo viaje hacia Málaga, Granada…
Evocación de un rico patrimonio atesorado a orilla del Guadalete
Casa de los marqueses de la Cañada del Campo de Guía (por calle Aurora, donde hoy se encuentra el Edificio Diplomático), 1755. De fondo el Guadalete. Detalle de un plano del Archivo Militar de Segovia
| Texto: Enrique Pérez Fernández
Antonio Ponz, el célebre historiador autor del imponente Viaje de España escribió en 1794: “En El Puerto de Santa María vi hace años la casa del Marqués de la Cañada Guillermo Tirry, y en ella la célebre colección de preciosidades de todas clases, dignas de la instrucción y buen gusto de dicho Caballero, que después de su muerte pasaron a poder de otros dueños; y he vuelto a ver parte de ellas en Cádiz y en Xerez.
| Antonio Ponz (1725-1792). Autorretrato, 1774.
Era mucho lo que allí había de libros raros y estimables hasta siete mil volúmenes, y lo mismo de pinturas, estampas, medallas, dibujos y otros monumentos de la antigüedad. Ciudadanos de esta clase parece que merecerían más larga vida: en mi dictamen son de grande ornamento para las Ciudades donde están establecidos.”
Con el fin de evocar ese rico patrimonio perdido que existió en El Puerto, estoy escribiendo una monografía sobre la vida de los marqueses de la Cañada. Como anticipo, presentaremos a los lectores de Gente del Puerto en varias entregas algunos de los bienes culturales que durante medio siglo reunieron los marqueses en su casa-palacio del Campo de Guía, derribada a comienzos del siglo XX, donde hoy está el Edificio Diplomático, junto al hotel boutique Soho Puerto (antes Hotel Santa María)
| Vista aérea del Edificio Diplomático por la Avenida de la Bajamar, donde estuvo la casa-palacio de los marqueses de la Cañada y su "colección de preciosidades de todas clases", junto al Hotel Boutique Soho Puerto (antes Hotel Santa María).
| Texto: Francisco González Luque. | Fotografías: Alejandro Fernández Galván y Francisco González Luque. El pasado 9 de abril se presentó en la Bodega Osborne el libro La capilla de la Aurora. Historia y patrimonio, del historiador del arte Francisco González Luque, publicado por Ediciones El Boletín a iniciativa de la Hermandad de la Humildad y Paciencia. La obra, dividida en dos capítulos principales, ofrece un minucioso análisis histórico y artístico de la cofradía de Nuestra Señora del Rosario de la Aurora desde el siglo XVII hasta su desaparición en el XIX, destacando su papel docente y su valiosa biblioteca. También se abordan las otras cofradías que compartieron la capilla y se dedica un extenso apartado al estado reciente del edificio, incluyendo su deterioro, cierre en 2014 y el proyecto de intervención de 2019. El autor denuncia el abandono institucional sufrido por este patrimonio, al tiempo que documenta con rigor su evolución hasta la actualidad.
| Jesús de los Afligidos entrando en la parroquia de San Francisco | Foto: Javier Rueda.
| Texto: Francisco González Luque
Desde el 30 de marzo de 2025 la imagen de Jesús de los Afligidos se encuentra en la parroquia de San Francisco, estancia provisional desde donde procesionará por las calles de El Puerto el próximo lunes santo, si Dios y el tiempo lo permiten. Esta residencia.circunstancial —más de trescientos años después— formará parte de la historia de esta Ciudad y sus devociones religiosas. Recordemos desde estas páginas aquel glorioso pasado.
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.