El Puerto de Santa María ha despedido a Manoli Bautista Pérez (1959-2025), mujer de temple y corazón abierto, que a lo largo de su vida entregó lo mejor de sí misma a los más desfavorecidos. Hija de José Bautista Romero, natural de Arcos de la Frontera, y de la portuense Josefa Pérez Alfaro, llegaron a ser 12 hermanos de los que sobrevivieron 7. Conoció pronto la dureza de la vida: con apenas once años dejó los estudios para ayudar económicamente a su familia.
| Rancho Linares. Original de Adrián Ferreras León.
| Texto: Juan Carlos Neva Delgado [*]
Las palabras de tanto manosearlas se prostituyen, dejan de tener la fuerza para trasmitir el significado que pretenden. Además de memoria histórica también debemos tener memoria para el recuerdo de seres queridos, de nuestro pasado, de lo aprendido o para la evocación de momentos vividos en épocas de tu vida y en lugares concretos que llegan a formar parte de tu propia esencia como persona. Esto es lo que, en parte, me pasa con Rancho Linares.
| Las obras dieron comienzo el pasado mes de agosto
Las dos herramientas más políticas que tiene un gobierno local, esenciales para el desarrollo municipal y donde el gobernante plasma su impronta ideológica son los presupuestos municipales y el planeamiento urbanístico. Por un motivo u otro, los diferentes intentos de que nuestra ciudad tenga un Plan General de Ordenación han fracasado, el ultimo y tras una aprobación administrativa definitiva fue tumbado por el TSJA, por lo que el planeamiento vigente en la actualidad es aún, nada más y nada menos, el de 1992.
| Texto: José María Morillo
A finales del siglo XV y comienzos del XVI, El Puerto de Santa María se convirtió en un lugar estratégico para la aventura oceánica. Aquí se construyeron barcos, se planearon viajes y se escribieron páginas esenciales de la Historia Universal.
Una de ellas tuvo como protagonista a Juan de la Cosa (Santoña, circa 1450 – Turbaco, 1510), cosmógrafo y cartógrafo, navegante y hombre de confianza de Colón. Dueño de la nave Santa María, estuvo presente en el primer viaje a las Indias y en otros seis más.
En esta entrevista imposible viajamos al pasado para conversar con nuestro protagonista.
Jaime Velázquez Sánchez(1987), es de los portuenses nacidos en Cádiz (aquellos años no teníamos hospital ni paritorio en El Puerto de Santa María). Reside en La Línea de la Concepción, habiéndose consolidado como una de las voces más contundentes y singulares de la pintura contemporánea andaluza. Su obra se nutre de la experiencia vital y de una formación académica rigurosa: licenciado en Bellas Artes por la Facultad Santa Isabel de Hungría de Sevilla (2014), con especialización en Grabado, Serigrafía y Diseño Gráfico, completó su formación con un Máster en Patrimonio, Arqueología e Historia Marítima por la Universidad de Cádiz (2019). Este doble bagaje —plástico y patrimonial— imprime en su trabajo una visión en la que conviven la exigencia técnica y la conciencia histórica.
| Texto: Juan Manuel Rodríguez-Gay Palacios
No siempre que visito El Puerto paso por la playa de La Puntilla, pero hace unos días lo hice y el primer pensamiento que tuve fue para Pedro Seca [abuelo de Pedro Muñoz Seca]. Me encontraba ante ese camino de tablas que, aunque no te lleva a la orilla, te acerca un tramo y no pude evitar visualizarlo trabajando cada mañana en ese camino que conducía a sus baños. A pesar de haberle cedido su sitio en “Una mirada al pasado: ascendencia de una familia portuense” --mi humilde y queridísimo primer libro que dedico a mis antepasados-- siento la necesidad de compartir en estas páginas, aunque de manera resumida, parte de ese par de capítulos con los que procuro rendirle un pequeño y merecido homenaje.
Virginia García Martínez (1976), conocida en el ámbito de la comunicación como Virginia G. Áspera, dirige desde hace años el programa Más Vale Tarde, uno de los espacios más populares de La Sexta, presentado actualmente por Cristina Pardo e Iñaki López. Su trayectoria profesional la había consolidado como una de las grandes especialistas en programas de investigación de la televisión española.
El verano se acaba y cuando miras al cielo ves bandadas de gambas en gabardina emigrando a los trópicos, a esos paraísos soñados donde el sol del estío nunca se pone. Al mismo lugar hacia el que corren ilusionadas las sardinas en plateadas manadas, cruzando el mar de hierba de los fondos de algas, sin saber aún que al final del viaje siempre hay un gordo esperando a comernos.
Ves secarse los arroyos de cerveza, ya sólo un rastro de espumilla que vuela por el aire, y dejan de manar las frescas fuentes de tinto de verano. Sopla en el chiringuito un viento frío que lo desmonta tabla a tabla, mesa a mesa y se lleva lejos su tintineo de monedas, su tablón de las comandas y la rumba insensata de sus altavoces.
| Texto: Luis Suárez Ávila [*]
Cuando Alfonso X le construyó el santuario fortificado a esta imagen de María, sus muros fueron testigos mudos de las plegarias y de los prodigios obrados. Cuando se construye este templo prioral para Ella, y preside el inmenso retablo gótico, en el ábside, prosigue recibiendo en audiencia a los portuenses que trocan su nombre por el de los Milagros; cuando el retablo gótico, admiración de las gentes, obra del escultor Roque Balduque y de Juan Ramírez, el pintor que introduce en los ambientes artísticos a Esturmio, comienza a deteriorarse, el pueblo, con el patronato del Príncipe Manuel Filiberto de Saboya, le construye esta capilla, con sacristía propia y retablo en que es colocada la sagrada imagen. Luego, el caballero portugués Don Juan de Silva y Salcedo, de la Orden del Cristo de Portugal, le manda hacer el camarín, la escalera, el cuarto de los milagros y, bajo todo ello, la bóveda que le servirá de sepultura a él y a su mujer. El 12 de octubre de 1620, la Virgen es trasladada desde el maltrecho retablo mayor, a esta recoleta capilla.
| Texto: Enrique Pérez Fernández | Imágenes generadas con IA a partir de fotografías antiguas.
De cuando en cuando vamos a recoger y comentar hechos y anécdotas que ocurrieron en El Puerto de Santa María en distintas épocas. Como la vida misma, algunos serán jocosos, otros tristes y trágicos, predominando las historias cotidianas y populares, sin faltar las paranormales. Darán pie a presentar escenarios de la ciudad hoy perdidos o muy transformados. Y quizás algunos lectores de Gente del Puerto puedan reconocer los nombres de algún lejano familiar.
Sin más, comenzaremos por un suceso con ribetes cómicos pero que terminó en tragedia. Ocurrió el 18 de julio de 1919 en el Parque Calderón, habitual lugar de paseo y solaz de los portuenses de la época.
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