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147. JOSÉ. Superviviente de ‘La Lucha’.

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José Gómez Barrera -Joselete- y su hijo José Luis continúan al frente de “La Lucha”, o lo que queda de ella. Como si en la batalla del tiempo el duelo hubiera quedado en tablas, la mitad de este legendario establecimiento local permanece abierto desde 1897 -el Estanco-, mientras que el Bar cerró hace ahora 10 años. Carmen Barrera Terrada, la madre de José y Manolín carmenbarreratejada_puertosantamaria-jugador del Rácing- dejó dispuesto antes de su fallecimiento que cada hermano se haría cargo de uno de los negocios instalado en los bajos de lo que fue, primero, el edificio de la Real Fábrica de Aguardientes y Licores, y luego Casa de la Aduana. Manolín no supo continuar con el Bar La Lucha y ahí está el espacio vacío y desaparecido su interior (dos intentos de manos extrañas no han conseguido reflotarlo como negocio de hostelería). En la fotografía, Carmen Barrera Tejada.

José, en activo desde el Estanco, no quiere hablar de aquello, pero por su cabeza pasan tantas historias vividas en La Lucha... Recordaba que D. Juan Botaro, el humanista que vivió en El Puerto tantos años, era cliente diario de la casa. E incluso oyó contar un suceso del que se hicieron eco la Revista Portuense y Diario de Cádiz, allá por 1929. (Ilustración: antigua propaganda de cigarrillos 'Ideales').

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EL CRIMEN DEL SABONÉS.
Estamos en 1929. Francisco García Rico, Paco “el Sabonés”, era armador de una flota de 23 barcos. Era un hombre que tenía un concepto bastante peculiar de la vida. Acaso pudiera gastar mas de lo que tuviera y viviera de forma extravagante, aunque -en 1888- se le recuerda en los periódicos por haber salvado a una mujer que quiso ahogarse, tirándose al Guadalete o incluso que en una reyerta hirió a un paisano, según los datos que nos facilita el investigador Antonio Gutiérrez Ruiz. El caso es que el Sabonés creía que donde le arranchaban los barcos le estaban engañando -era en el Resbaladero-. Ya le habían quitado cinco barcos por no atender sus deudas, y el siguiente embargo por una trampa de 48.000 pesetas de la época, venía de camino. (Fotografía: El edificio de la Casa de la Aduana, donde se encontraba 'La Lucha', antes de construirse las viviendas de La Pescadería'. Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

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Pero Francisco García Rico, en un momento de enajenación mental, citó al dueño de «La Lucha», José Tomeu y al dueño del Resbaladero, Primo Díaz, en el despacho que tenía junto a “La Lucha”, con la promesa del pago. Cuando éstos entraron, primero vieron dos sobres -presumirían que era el pago a sus deudas- , llegaron hasta el fondo y see llevaron dos tiros a la barriga que les produjo el Sabonés con una escopeta, y éstos salieron a la calle, moribundos, aguantándose las tripas con las manos. El armador fue condenado a la cárcel por sendos asesinatos, pero las influencias de la época -su amistad con León de Carranza- consiguió que, con el tiempo, fuera al Penal solo a dormir. Acabada la condena murió en su casa, por un mal cuidado de las uñas de los pies -era diabético- que derivó en gangrena y su posterior fallecimiento. "(Fotografía: Muelle existente delante del edificio de la Casa de la Aduana, donde se encontraba 'La Lucha'. Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

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“Tras el trágico suceso” -escribe el historiador Enrique Pérez Fernández en su libro “Bares y Tabernas con Solera"- “reabrió el negocio Ezequiel Cortínez García, nacido en la aldea cántabra de Celis en 1896 y residente en El Puerto desde 1926. Debió de seguir los pasos de un familiar, Eusebio  Rubín Cortínez, afincado aquí en 1878. en 1952 comenzó a trabajar con Ezequiel, Gonzalo Camacho, quien hoy sigue al frente de La Lucha”. Ezequiel se casaría con Carmen Barrera Tejada, quien aportaría dos hijos al matrimonio: José y Manuel. En la fotografía, de izquierda a derecha, niño desconocido, Eduardo, detrás del mostrador Carmen Barrera Terrada, Ezequiel Cortínez García y Jesús Nimo Real. Ignacio Pérez Garcés. Delante los niños José y Manuel Gómez Barrera.  Detrás de Carmen, en una pizarra sobre las botas y a la vista de todos, aparece escrito a tiza una 'trampa', 'perrillo' o deuda de 'La Abuelita':  8490 y 1680 ¿pesetas de la época?. (Foto: Colección Vicente González Lechuga).

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Veleros y redes en el Guadalete. (Foto Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

Francisco Andrés Gallardo, escribió un interesante artículo para Diario de Cádiz el 22 de octubre de 1995; nadie sabía que el establecimiento cerraría tan solo tres años después: "Abierta desde 1897, “La Lucha” es una reliquia de la ciudad marinera que El Puerto fue. Castiza taberna que nos evoca “El Tatuaje” de Concha Piquer, siguen tomando su primer café de cada día, jugando a las cartas o bebiendo en su copa, los marineros en tierra y muchos jubilados que recuerdan sus travesías. Gonzalo Camacho, como desde hace 43 años, sigue despachando en la barra. En el saloncito lateral Manolo el Gallego se ha retirado a zafar con sus hombres; es el momento de ajustar cuentas de la última travesía.
El barco ha llegado lleno de carga en un puerto lleno de barcos. En la mesa, dos copas de fino C y tres de vino tinto de Nicanor de Cádiz, los billetes de mil con la efigie de Sorolla se reparten, a un lado se han dejado las colchonetas, preparadas para embarcar pronto. Eran otros tiempos para El Puerto y sus marineros.
celtas_puertosantamariaPero con el mismo sabor añejo permanece en la calle Pintor Veneroni (Pescadería, Plaza del Carmen) número 2, en el marco de la casa de la Aduana, el bar “La Lucha.
El grifo de cerveza, la inmensa nevera, la máquina tragaperras y el televisor en color han sido las únicas incorporaciones en los últimos años.
Carmen Barrera, viuda de Ezequiel Cortínez, sigue sentada, junto a una de las mesas, regentando el estanco que siempre ha estado en la taberna. Ya no hay “Peninsulares”, ni “Celtas” con estacas, de todas formas el sabor americano en la mayoría de los cartones palidece entre los estantes que rezuman marinería.
amontilladobasilio_puertosantamariaUna desnuda bombilla sigue iluminando la cocina que, aunque hace décadas que no sirve tapas, siempre estuvo presta para freír el pescado que algunos traían para compartir con los amigos. En sus tiempos, se ofrecían suculentos guisos.
Un desvencijado farol custodia la entrada, en el oscuro almacén reposan mercancías, los clásicos anaqueles exhiben, casi como museo arqueológico, botellas de amontillado “Basilio”, cream “Descarado” o quina “Cicerón”. Es el anteayer perviviendo hoy.

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Detrás del mostrador, José Gómez Barrera, 'Joselete'  y Gonzalo Camacho Bolaños, a quien todo el mundo llamaba Pepito y nadie Gonzalo. Quien aparece por fuera del mostrador,era Manuel de la Cruz Santilario, Jefe maitre del Restaurante "El Resbaladero". (Foto: Colección Vicente González Lechuga).

"Gonzalo Camacho sigue abriendo a las seis y media de la mañana. Con ponche o brandy y café -en la despensa todavía se guarda un rudimentario moledor-, en invierno el cuerpo lo agradece. Aunque cada vez haya menos marinenos, los incondicionales siguen acudiendo a un lugar que les devuelve la vida pasada y permite a todos evocar la ciudad marinera que El Puerto fue.
cartasveteranoosborne_puertosantamariaLas partidas de cartas siguen celebrándose desde muy temparao, al mus, la brisca o la ronda. Abarquilladas barajas de don Heraclio, con propaganda de Osborne, que pueden contar mil veladas ociosas de jubilados o marineros a la espera de zarpar.
En rincones de la barra todavía se vislumbra la presencia de “Morriño”, el tío Agustín, “el Manga” o Jaime Roselló. La casa de la Aduana sigue guardando secretos de vecinos mirando de perfil al Resbaladero. Un hostal, donde sobre todo se alojan marinos forasteros, fue la más emprendedora innovación al edificio. En el patio interior de la casa, el aroma de las cocinas del “Guadalete” de los Espinosa, sigue inundado de sabor el aire.

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(En la imagen, la antigua Plaza de la Pescadería, con los bloques de viviendas y la Cofradía de Pescadores, que aún no había sido demolida. Foto: Mata. 2002).

"El barrizal que se formaba en la plaza fue sustituido, a principios de los sesenta, por bloques de pisos y la sede la Cofradía. Hasta hace poco, en la esquina se encontraba uno de los quioscos de la Bajamar para tomar una en tertulia de pie.
«La Lucha» continúa cerrando sobre las once y media de la noche, cuando se retiran los últimos hombres para su casa. El único cambio de horario se produjo hace algunos años, con el cierre los domingos al mediodía.
cognac_osborne_anuncio_puertosantamariaPocas mujeres han entrado, y mucho menos tomarse un vino. Forma parte del estilo masculino y machista que dominaba la hostelería en un tiempo. Perder este carácter sería deshacer el aire original. Todavía hoy, algunas esposas llaman desde la puerta o entran tímidadmente, franqueando una “sala prohibida”.
Gonzalo Camacho está seguro que cuando él se jubile, los hijos y nietos de Carmen y Ezequiel mantedrán el negocio hasta que la clientela siga siendo fiel o los impuestos lo puedan permitir.
“La Burra”, “La Colmena” fueron los últimos del gremio en cerrar. Resistiendo, como el propio sector pesquero local, El Puerto añejo sigue palpitando en “La Lucha”, como testimonio, rememorando el pueblo que siempre fuimos.» Y cerró tan solo tres años después de escribirse este artículo, en 1998.

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Personal del Bar La Lucha, a finales de la década de 1930. Ezequiel Cortínez es el segundo por la derecha.

ZAFAR.
Zafar, aquí en El Puerto, ha consistido, de toda la vida en deducir de las ventas totales efectuadas en la Lonja, conocido como monte mayor, los gastos propios de la actividad pesquera, consumos de combustible, de aceite, hielo, víveres, cuotas de la seguridad social y los gastos de lonja, tales como los del concesionario, etc., etc. El resto, conocido como monte menor, se divide en dos partes, una para la tripulación y otra para el armador. De la parte de la tripulación se hacen tantas partes como tripulantes hay embarcados y eso es lo que gana cada marinero, conocido con la parte.

barlalucha_14_puertosantamariaEn Calpe, nuestros hermanos de la mar lo llaman “contar”. Es de cualquiera de las maneras, el Régimen Económico por el que se rigen o Sistema a la Parte en los demás puertos, incluidos los de EE.UU, Canadá y los de América del Sur. En los puertos según las modalidades de pesca, sean de  arrastre, cerco o palangre existen algunas diferencias en el sistema de reparto de las tripulaciones. Esas diferencias estriban en el pago de las partes técnicas que incluyen las partes del redero de tierra, de los motoristas y de los patrones, tanto de pesca como de costa. En algunos puertos, las partes técnicas salen de la mitad del armador, es decir de su parte de beneficio, en otros de la tripulación y en otros del monte mayor. Todo de acuerdo con los usos y costumbres de cada puerto.

Por extensión,  en El Puerto se conoce como zafar, descansar, librar, no ir a trabajar, palabra muy introducida en el habla porteña. (En la fotografía, el antiguo Bar La Lucha, en la actualidad, con las dependencias en barbecho, y a continuación la Expendeduría de Tabaco que continúa regentado Joselete Gómez Barrera).

17 comentarios en “147. JOSÉ. Superviviente de ‘La Lucha’.

  1. VAZQUEZ

    Quisiera agradecer a todos los que mencionan el nombre de Manolo "el gallego" señal de que forma parte de una historia.
    Ademas quiero informar de que PILAR, JOSE ANTONIO, MARINA, NOELIA Y NATALIA SON SUS NIETOS ademas de Mar Vazquez como dice el señor Morgan. Si dios quiere el 22 de Mayo cumplira 85 años en compañia de los suyos.

  2. Primo Diaz y Campos

    Quisiera agradecer por sus comentarios a los señores Guindate y Morgan, por sus conocimientos sobre mi familia y rectificar que, mis abuelos no tuvierón cuatro hijos, sino siete que fuerón ,Antonio,Maria, ,José,Victoriano,Carmina,Fermin y Manuel ,estos dos ultimos fallecierón siendo muy jovenes.
    Tanto mis primos,como yo,solamente conocimos a cinco de ellos,menos a Fermin y Manuel, atentamente Primo Díaz.

  3. morgan

    Abundando en lo que se viene comentado sobre Primo Díaz, quiero puntualizar que Dª. María, su viuda, vivió en las casitas de la Barriada de la Playa, pero no frente a las situadas en el Club Náutico. La suya estaba situada frente a donde hoy está la Casa del Mar y la cuidaba su hija Carmina, viviendo también con ella su hijo Victoriano. A mediados de los años70, se trasladaron a una vivienda de un Bloque que está situado frente al Hospital Santa María del Puerto, propiedad de su nieto, Manuel Romero Díaz, donde falleció.

    Efectivamente, su hija María vivía frente al Club Náutico en la calle del Falangista Juan López Chorro, detrás de la Avenida de la Bajamar, trasladándose a mediados de los años 60 a la calle Niño del Matadero, próxima a la Plaza de Toros, donde falleció el día 14 de febrero de 2002

    María Díaz Gutiérrez, hija de Primo Díaz se casó con Manuel Romero Sánchez, ‘Abuelita’ hijo de Manuel Sánchez Rodríguez, ‘Abuelita viejo’ que fue vendedor, armador y exportador de pescados y mariscos y que precisamente tenía instalada sus oficinas en el mismo edificio donde estaba situado el Restaurante el Resbaladero del que era propietario Primo Díaz.

    María y Manolo ‘Abuelita’ tuvieron 13 hijos, todos viven felizmente en la actualidad: María, Manolo, Pilar, Antonia Fermín, Guadalupe, José Marí, Javier, Luis, Mari Carmen, Inmaculada, Margarita, y Maribel.

    María fue una mujer entrañable, generosa y de bondad exquisita, que dio muestras de una entereza fuera de lo común en la larga enfermedad que padeció su marido, Manuel Romero Sánchez, ‘Abuelita’

    Por ultimo indicar que Primo Díaz y Dª, María tuvieron cuatro hijos, Antonio que es el padre de Primo Díaz y Campos, María, Victoriano y Carmina. De todos ellos, en la actualidad tan solo vive Carmina que se encuentra en Palma de Mallorca viviendo con su sobrina María del Carmen Romero Díaz.

  4. guindate

    Sr. Primo Diaz
    A sus nietos les privó de conocerlo, pero a su viuda y a sus hijos, les cambio la vida, porque su muerte tambien provocó la perdida de sus negocios, era propietario del Restaurante El Resbaladero y vivía en la Plaza de los Caídos en la casa que fué de la Caja de Ahorros de Cádiz, Dª. María su viuda, le sobrevivío bastantes años, vivía con su hija Mariquita y su yerno frente al Club Náutico nunca llego a superar la perdida de su esposo, apesar de ser sumamente religiosa , la recuerdo con su acento montañez y su gran amabilidad.

  5. Primo Diaz y Campos

    Es con grán emoción que he leido, el crimen de "El Sabonés" pues nunca esperaba encontrarlo en estas paginas, yo soy nieto de don Primo Díaz, asesinado pòr "El Sabonés", este individuo nos privo a 20 niños de conocer a nuestro abuelo, y también soy primo hermano de Fermin Romero Díaz, yo soy el nieto mayor de don Primo, atentamente les saluda Primo Díaz.

    Francia 4/2/2009

  6. morgan

    Definitivamente, sin ningún género de duda, la expresión zafe, zafar es porteña. Mis buenos amigos en Calpe, Santos Pastor Morató, hijo de Pedro Pastor García y Antonia Morato Martines, antiguos armadores de este puerto, así como Fabián Póquet Beltrán, hijo del recordado José Poquet Cabrera, “tío Pé” que aparece en esta Web, número 37, de Habitantes y Gente de El Puerto, en el dedicado a Casa Lucas. Reunión de amigos, me han confirmado, aprovechando una llamada telefónica para felicitarnos el año venidero, que efectivamente la palabra zafe, zafar es porteño. Me cuentan que en tierras alicantinas, en sus puertos, la palabra utilizada a la hora de aclarar cuentas es la de vamos a “contar”. En la actualidad, son respectivamente Secretario y Patrón Mayor de la Cofradía de Pescadores de Calpe y nacieron en esta bendita tierra.

    Ya metido en faena, y volviendo de nuevo a “La Lucha” dos cuestiones, por una parte, que las oficinas de José Agarrado Macias que se encontraba a la izquierda, entrando al bar, su principal función era la de vendeduria, es decir, se dedicaba al control de todas las operaciones de las ventas que realizaban en la lonja diariamente los barcos que tenían “contratados” sus servicios, zafando solamente en estas oficinas los barcos propiedad de Joselito Agarrado y los de sus socios. Como por ejemplo, “Onza de Oro”, “Playa de Fuentebravía”, “Regulus”, “Veluca”, “Jerez” y “Playa de la Puntilla”. Posteriormente, final de la década de los 70, instalada ya las oficinas de la vendeduria de Agarrado en Micaela Aramburu, junto al bar “La Marea”, conocido también como “Los Cristalitos que lo regentaba Adrián León Manito y posteriormente Luis Otero, continuaban también zafando los barcos de Agarrado y los de sus socios. Entones ya en “La Lucha”, comenzaron a zafar los barcos de Antonio García Sánchez, “Antoñito el de la Comandancia de Marina” y de Rafael Sánchez Carbonell; así como los de la familia Soler y los de Manuel Vázquez León, Manolo “El Gallego”. Lo mismo sucedía con la vendeduria de Juan Hernández Navarro situada en Bajamar, junto al restaurante “El Guadalete”. Cabe destacar aquí también a la vendeduria de Miguel Reselló Bertomeu, que aunque no estuvo como inquilina en “La Lucha” tuvo mucho que ver con el mayor esplendor de la flota porteña en la década de los años 60 y 70. Estaba situada en los aledaños de la plaza Cristóbal Colon por Micaela Aramburu.

  7. menestea

    Veo que existen varias definiciones diferentes y lógicas dentro de la jerga lingüistica marinera, y a la vez muy enriquecedoras.
    Gracias

  8. morgan

    Zafe, zafar, en definitiva, liberar, aclarar o separar las ganancias de la tripulación y las del armador de las ventas de las capturas desembarcadas en lonja por las embarcaciones. Abundando en esta cuestión comentar que con la finalización del zafe la marinería podía optar por embarcar en otro barco. Es decir, se liberaba de la relación “laboral”. De ahí que los enroles y desenroles se daban con bastante frecuencia. Quienes permanecían más tiempo en los barcos de pesca eran los patrones y motoristas a quienes los dueños de barcos obsequiaban con las llamadas partes técnicas.
    Comentar que el zafe os sistema de Retribución a la parte que es el utilizado desde tiempo inmemorial está basado en el valor de la pesca obtenido tras la venta en lonja. Aunque la aplicación de este sistema presenta una gran variedad según usos y costumbres de cada lugar, hay un modelo general que curiosamente incluso en la película La tormenta perfecta, historia, basada en un hecho real de pescadores de albacora de la localidad de Gloucester, Massachusetts, EE. UU, pude apreciar que las terminologías marineras en el sistema de retribución a la parte como monte mayor, monte menor y parte o quiñón la utilizaban los tripulantes del barco de pesca llamado Andrea Gail, el barco de La tormenta perfecta, al igual que la utilizan la practica totalidad de la marinería española de barcos de pesca. Si bien, aunque tengo mis dudas razonables, la palabra Zafe es porteña. Digo esto porque cabe la posibilidad que esta expresión fuera utilizada desde la llegada de la colonia alicantina a El Puerto por los años 29 del pasado siglo.

  9. Manzanlucas

    Zafar se utilizó en el lenguaje de los marineros, como la reunión del dueño del barco con los tripulantes para ajustar cuentas y entregar a cada uno lo que había ganado despues de descontar los gastos.

  10. Redacción

    zafar.1. tr.
    (Del ár. hisp. [a]zá?, y este del ár. clás. az??a, quitar).

    En El Puerto, librar o descansar el marinero del trabajo en la mar. Por extensión, dícese en El Puerto cuando se libra o descansa de algo.
    -'Yo hoy zafo'

  11. menestea

    A lo largo de mi lectura en ésta historia, he leido la palabra zafar y un derivado: zafaba.
    Alguién me podria decir el significado de dichas palabras?
    Las definiciones que da el diccionario, creo que no se ajustan a lo que debería ser.

  12. morgan

    Expresiones tales como “llevo hambre”, “se me ha ido el pescado por debajo del plomo”, “mete espina para sacar corvina”, “llevo dos días sin escucharlo”, “me ha dado coba”, “se ha pegado un rentoy”, “tres por cada baza y el partido boca a boca” y “mira que soy perro viejo y tú estás muy tranquilo”, entre otras, eran utilizadas habitualmente por los pescadores en las partidas de rentoy.

    Que tiempos aquellos… Me acordare siempre de la jerga utilizada por la marinería y agregados que no eran pocos en aquellas inolvidables partidas de mus y de rentoy en el entrañable bar “La Lucha” Estas terminologías marineras eran parecidas a las empleadas por los patrones de pesca a través de la radiotelefonía cuando se encontraban embarcados en alta mar y querían desorientar a los patrones de otros barcos sobre los bancos de peces y las capturas obtenidas en la singladura.

    Sería interminable enumerar a todos los que se han agolpado en mi memoria desde aquellos años que comencé a frecuentar “La Lucha”. Si bien, aunque toda su existencia fue importante para la marinería es posible que la época dorada fuera la de los años 70. Precisamente esta década fue la de mayor esplendor de la flota de El Puerto, que llegó a tener 140 barcos pesqueros y 1.500 pescadores censados además de los pescadores de las cientos de embarcaciones, denominadas forasteras, que desde otros puertos arribaban diariamente a la lonja de este puerto para vender sus capturas obtenidas en alta mar. No ofrece ninguna duda que todos los integrantes de aquellas tripulaciones, tanto locales como foráneas, desfilaran por la “Lucha”.

    Cabe recordar a Paquito Jaén, José Botella López, los hermanos Manuel y José Fernández Bernal, Cristóbal Romero Raposo, Diego García Maiquez, Antonio Rincón Sucino, José Fernández Soriano, Paquito Ferrer Palacios, y entre otros también, Juan López, “Juanito Malete”, todos empleados de la vendeduria de José Agarrado Macias. Igualmente a Guillermo Franco Castellano, Alonso López y Rogelio Sánchez Reina y posteriormente, ya en las oficinas de Bajamar, también a Pepin y sus tíos, apellidados León Manito, Rafael Díaz Bedoya, Abelardo Gil Gonzáles, de la vendeduria de Juan Hernández Navarro.

    Indicar que la deuda que aparece en la pizarra, de abuelita, cabe pensar que por aquellas fechas eran reales y no pesetas, pues se trataba de las copas y cafés que diariamente consumían los armadores y tripulaciones de los barcos que pertenecían a la vendeduria de Abuelita, abuelo de Fermín Romero Díaz, en la actualidad directo gerente de la firma Gorofish. Esta costumbre de anotar a la vista de todos las deudas continúo hasta la desaparición de “la lucha”, siendo Gonzalo Camacho Bolaños, a quién todos llamábamos Pepe, su gran valedor. No era nada extraño y a nadie le preocupaba que apareciera su nombre. Pero pienso que todos se daban prisa para que su nombre desapareciera de la pizarra. Pero en algunos casos era imposible. Me estoy refiriendo y ya eran pesetas a las “parcelitas” que diariamente acumulaban Joselito Agarrado Macias; Manolo “el gallego”, abuelo de Mar Vázquez; Vicente Sánchez “el del Veluca”, el primer patrón de barco que llego a vender en la lonja un millón de pesetas, su hermanos Manolo y Rafael; Pepin Camacho, hilador, hermano del Párroco de San Joaquín Guillermo Camacho; Manolo Manga García, Francisco Morato Martínez, Paco “Peti; los hermanos Vélez Cortes, Juan, José Manuel y Gabriel. Recuerdo que José Agarrado Macias todas las mañanas, sobre las 12, cuando llegaba de Jerez donde residía, abonaba presto las deudas contraídas del día anterior. Pero antes de salir nuevamente para almorzar la pizarra acumulaba ya alguna “parcelita”.

    Aunque “la lucha” persistió hasta 1998, quedo herida ya en 1978, fecha que se trasladó la lonja de pescados a la otra banda, margen izquierda. Hasta entonces la subasta comenzaba a las 4 de la tarde y el trasiego de la marinería era constante.

    Por último significar que no solamente salían “dando tumbos y muy contentos” los marineros, sino los agregados y estos eran muchos, que también acudían a “la lucha” antes y después de recoger el rancho de pescado de algún familiar o amigo.

  13. Puertomenesteo

    Según me han informado ahora Agarrado zafaba en un cuarto que había entrando en La Lucha a la izquierda y Juan Hernandez zafaba en otro cuarto que había a la derecha, y cuando terminaba (Hernandez) se iban al bar que había frente a Las Pajaritas que se llamaba Nuevo Bar y allí se las tomaban todas. Otra cosa digna de mencionar en este artículo es que Cortinez, debido a las amistades que tuvo, le condedieron en exclusiva el reparto del tabaco en El Puerto, es decir que era el distribuidor oficial de Tabacalera en nuestra ciudad.

  14. Redacción

    Manolo gracias por tus comentarios. Te animemos a que digas lo que te parezca oportuno. Una información nuestra puede estar equivocada porque la fuente no lo haya expresado con exactitud, sea errónea o porque simplemente hayamos podido equivocarnos. Para eso están los comentarios.
    Pero, en cualquier caso, la foto que está firmada por Mata, pertenece a una serie en la que aparecen fotos del pasado y fotos del presente, todas ellas firmadas en el año 2002. En esta pudiera entenderse que pertenece al año 2000, por la tachadura, empero como digo, todas las de la serie están firmadas por Mata y en el 2002. La hemos vuelto a poner con la firma del autor.
    Te ruego contrastes si es así, si la gasolinera desapareció en 1994, y si así fuera lo rectificaremos convenientemente.
    Saludos.

  15. J.L.BENJUMEDA

    Yo tambien frecuenté "LA LUCHA", ya que hice mi servicio militar en la AYUDANTÍA DE MARINA durante 12 meses en el año 1970. Solía ir todo los días a buscar al contramaestre que estaba mas tiempo allí que en la oficina sobre todo uno. Gallego por mas señas. A CARMELA la traté mucho y también recuerdo que cuando iba a comprar tabaco nunca me le quería cobrar. También recuerdo a su hija "MELU" (q.e.p.d.) que también era muy buena persona.

  16. Puertomenesteo

    Antonio, yo también me acuerdo la de Lucha, cuando mis tíos y mi padre con sus amigos iban a tomarse allí las célebres caballas asadas de Ezequiel. ¡Que típica taberna marinera era! Clientes como tu tío Paquilín (q.e.p.d.) eran los Nieto, Sanchez (los dos hermanos del Tabernón), Gonzalez (mis parientes), Gonzalez Narvaez, Gonzalez Noval, los hermanos Repollet etc etc etc. ¡Que pena se hayan perdido estas Tabernas!

    En ella tenía un apartado El Agarrado donde zafaban los barcos, antes de él tener la oficina.

  17. antonio leveque

    Todavía recuerdo el olor de La Lucha. De pequeño iba con mi tio Paquilín (desaparecido el la mar y nieto de Patesca) y recuerdo ese inmenso mostrador, allí me tomaba un vasito de Coca-Cola servido directamente de una botella de litro. También me llamaba la atención el jaleo que se formaba cuando los marineros hacian las partes entre una espesísima nube de humo de sus inseparables cigarros pegados a sus labios, casi todos salian de La Lucha dando tumbos y muy contentos.

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