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4.804. Las fiestas y veladas del verano de El Puerto, en 1905

| La entrada al paseo de la Victoria, en 1905.

Un verano con teatro no precisamente al aire libre, con un corto plantel corridas de toros y muchísimos veladores hasta los topes de personal. En aspectos someros no hemos variado mucho respecto a nuestros bisabuelos. El botellón lo recambiaban entonces por paseos al atardecer de la bajamar, café, copa y bailes castos por las esquinas. A las bicicletas de entonces, se suman los patinetes de hoy. El ocio era más limitado, pero rebosaba de esa ingenuidad de principios de la pasada centuria, cuando las guerras y las hambrunas no había hecho tanta mella en la sociedad. Europa se desperezaba para el progreso y los horrores, extraña pareja que resume el siglo XX.

Para arañar las penas de toda la semana, con un ocio que disfrutaba en especial sólo una minoría –no como ahora y por las especiales circunstancias de la situación sanitaria-- porque entonces no existía ni siquiera el descanso dominical, el Ayuntamiento de El Puerto elaboraba entonces un completo programa de fiestas para los meses estivales, echando ya un ojo firme al turismo como recurso y riqueza, aunque sin pasar de un estado embrionario.

| Kiosko japonés, desmontable, que se instalaba en el crucero de las calles Larga y Luna a partir de los veranos de 1905, durante varias temporadas, que también estuvo en la playa de La Puntilla, o junto a la fuente de la Canastilla, en el Parque Calderón. | Foto: Archivo de LSA.

Los festejos del verano de 1905 se abrieron el 21 de junio, en la víspera del Corpus Christi, con la actuación de una orquesta y baile en plena plaza de Alfonso XII (plaza de España), ante la Iglesia Mayor. El día 22 arrancaba la primera de las verbenas en el parque Calderón y en la festividad de San Juan la celebración nocturna pasaba, con marchas y pasodobles de la banda municipal, al llamado Crucero, a las esquinas de Larga y Luna, el ombligo del casco histórico, donde se instalaba un kiosco japonés, según reseñan los programas.

| Procesión marítima de la Virgen del Carmen.

En la víspera del Carmen se colocaba un alumbrado extraordinario desde el Vergel del Conde a la Pescadería, con fuegos artificiales al caer la noche. En el inicio de los días de baños, la comisión de Fiestas promovió una "feria" en el parque Calderón, del 16 al 31 de julio. El paseo se exornaba con guirnaldas y se instalaban atracciones que se unían a las habituales del recinto, ajeno entonces (por supuesto) a grafitis, basuras y olores sospechosos. La contención en las formas al menos reportaba estas ventajas.

2.140. LOS KIOSCOS DE PASAGE. Las sucursales de ‘La Mezquita’ en el Parque Calderón.

Para Santiago, cúspide de los calores y mareas, se desarrollaba una velada marítima, con recorrido de barcos por la ría y fuegos artificiales para acompañar. También a lo largo de julio y agosto se representaban obras teatrales en el vergel, que compartirían noche en años sucesivos con las proyecciones de cine en la plaza del Carbón (plaza Colón).

| El exorno de la entrada de la alameda con motivo de las fiestas veraniegas de 1907

Los días grandes llegaban con el 15 de agosto y la velada en el paseo de la Victoria, la fiesta por excelencia estival, en un parque que ahora mismo no es ni una mala sombra chinesca de lo que fue. El paseo se engalanaba y hervía de público durante las noches de tres semanas. En la festividad de la Ascensión se celebraba una misa ante la ermita de los Caminantes con la que se inauguraba la verbena, que en 1905 se extendió hasta el 3 de septiembre.

| La Velada de la Victoria, en los años sesenta del siglo pasado | Foto: Rasero.

| Un siglo después, en 2005, se celebró la Velada de la Victoria, en el paseo del mismo nombre | Foto: Fito Carreto.

Llegaba algo de fresco, se marchaban los veraneantes y el tiempo ocioso en la calle (es un decir comparado con las horas que solemos disponer ahora) se dormía hasta otro verano.

El broche. Fin de fiesta veraniego con la Patrona
Como marcaba la tradición portuense, el verano echaba el cierre el 8 de septiembre, con la festividad de la Patrona.

| Procesión de la patrona, a su paso por la calle Nevería con el Ayuntamiento al fondo | Foto Colección: J. Gómez Benítez.

Hace un siglo, en la víspera se celebraba una velada ante la Prioral y además de las funciones religiosas y la procesión del día 8, el Ayuntamiento ofrecía aquel día "una gran limosna de pan" entre los necesitados. Era el espíritu benefactor de otra época. La comisión de Fiestas que elaboró el programa la formaban los ediles Luis Suñer y José María Heredia, con Joaquín Ruiz López como alcalde.

| Carroza para las batallas florales y cabalgatas que se celebraban en verano. Vemos publicidad de la imprenta Luis Pérez Grant, Autos Anglada, Bodegas Terry, Cervezas Tosar, Restaurante La Alegría y otros que no acertamos a distinguir.

En un informe señalaron que las fiestas estivales se hicieron "pese a las depauperadas arcas municipales" por los "grandes beneficios" que ofrecía a los comercios. | Texto: Francisco Andrés Gallardo.

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