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etiquetasvinosHoy en día, cuando la actividad marítima es escasa, ocurre otro tanto con las bodegas: mientras que asistimos expectantes al reflotamiento de pequeños negocios familiares vitivinícolas, a fuerza del tesón de sus emprendedores: Gutierrez Colosía, Grant, Obregón, que junto con Osborne, Caballero, Terry y 501 son lás únicas siete bodegas que quedan a principio del siglo XXI, frente a las mas de setenta empresas dedicadas a la vitinicultura, entre cosecheros, almacenistas y exportadores en el siglo XIX: Thuillier, Campbell, Harmony, Southard, Burdon, Duff Gordon, José de la Cuesta, Gaztelu, Grant,  Lobo, F. Morillo, Jiménez, Marqués de Comillas, Osborne, Santarelli, Terry, Tosar,  Pico, Piury, Quijano, Varela…

Algunas bodegas y marcas de éstas siguen existiendo en la actualidad, otras desaparecieron hace años en la absorción de una bodega por otra, o en la liquidación de las mismas. Fijadas en forma de etiquetas de vinos, brandies y licores, aquellos productos permanecen en nuestra memoria colectiva.

Les invitamos a que conozcan algunas etiquetas antiguas, extrañas y raras de vinos criados y ensolerados en las bodegas de El Puerto de Santa María o destilados en sus alambiques, y que tanto trabajo dieron a sus habitantes, pulsando aquí.

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Juan Díaz Rodríguez -conocido como Don Juan el Cojo- nació en la calle Gatona el  día 12 de Marzo de 1910, siendo el cuarto hijo de ocho hermanos. Era un hombre muy religioso, pero además, republicano y de izquierdas, algo difícil en una época en la que no imperaban las libertades. Se dedicó toda su vida  a la enseñanza  por vocación, estudiando magisterio en la Normal de Cádiz. Empezó ejerciendo como profesor en el Colegio de San José y San Estanislao, vulgo La Pescadería hasta que, como consecuencia de la poliomielitis le cortaron la pierna y tuvo que dejar esta escuela.

Juan Díaz Rodríguez, known as Don Juan el Cojo (Juan with the limp), was born in calle Gatona on the 12th of March 1910, the fourth son of eight siblings. He was a very religious man, as well as a leftist republican, quite a difficult task at a time when liberties weren’t very widespread. Out of interest and pleasure he spent his whole working life as a teacher, having carried out his teacher training at the University of Cadiz. He starting working as a teacher in San José y San Estanislao School, commonly known as La Pescadería until, as a result of polio, he had to have his leg amputated and was forced to stop working at the school.

sansebastian23_puertosantamariaEstamos en el año de 1946, año en el que decide  decidió  su propia escuela en la finca sita en la calle San Sebastián, nº 23 con la ayuda de su hermana Lola  y ahí empieza su labor como director  y propietario de una escuela privada llamada San Ignacio.  La escuela se encontraba en la primera planta de ese edificio.  Su sobrina Mila González Vera nos dice: «Recuerdo que había tres clases una de ellas era muy grande, decorada con  mapas antiguos de la península y una pizarra también muy grande. La clase tenia los techos altísimos con un balcón que daba a la calle San Sebastián, el suelo de ladrillos rojos con las paredes blancas y con un portón muy grande. Don Juan era una persona muy recta y severa pero a la vez tenía un corazón enorme. Andaba con sus muletas debajo del brazo. Pasaba por tu lado y se oía el crujir de la madera de las muletas. Iba siempre vestido con traje de chaqueta muy peinado hacia detrás con mucho fijador. Leía muchísimo, se acostaba muy temprano porque le gustaba leer acostado en su cama y también se levantaba muy temprano para comenzar su tarea de educador. (Foto: Fachada Colegio San Ignacio. San Sebastián, 23).

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En un homenaje, de tantos, tributado por antiguos alumnos, en el restaurante 'El Resbaladero'. De pie, de izquierda a derecha.- Francisco Cardenas Feria,  trabajaba en Osborne; Antonio Pantoja del Puerto, Francisco Gonzalez Delgado "Curro" trabajaba  en el Central o Hispano;  Manuel Ponce, trabajaba en la fábrica de botellas de Caballero, en el Molino, y luego en Domecq en Jerez; Juan Gallardo, trabajaba en Osborne; Francisco Merino. Sentados, de izquierda a derecha: Manuel Pico Ruiz-Calderon, Antonio Pérez Ruiz, trabajaba en la Base y vivía en la Plaza de la Iglesia, en los años sesenta aprendió ruso, también en la década de 1980 editó, junto con Antonio Gutiérrez Ruíz la revista Puertoguía; Don Juan Díaz Rodríguez, nuestro protagonista; Manuel Clemente Berros, trabajó en Osborne, su padre pertenecía a RENFE.

espana_mapa_520x350Ayudando a ricos y pobres, dedicó al magisterio toda su vida, quizás a mas pobres que a ricos -no hay que olvidar sus ideas de izquierdas-, a una enseñanza basada en los valores  de la educación y también del respeto. Se preocupaba por  todos y cada uno de los alumnos que paso por su colegio. Sabía de donde provenían, que hacían y por supuesto que habían aprendido cada día para que a lo largo de su vida fueran  “hombres de provecho”, como el siempre decía. Fue en lo que siempre creyó y lo que siempre hizo. Y antepuso sus obligaciones docentes a cualquier distracción, incluso, de su propia vida privada.

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En la fotografía con los antiguos alumnos, Manolo Monge, Juan Fernández Gallardo, un Vera, D. Juan, José Oncala Merino, Joaquín Vera Ruiz (Quini); detrás Pepe Muñoz Ortega peluquero, Marfil el mecánico de motos, ... en la entrega de una placa de homenaje y reconocimiento, organizado por Quini.

a13385Fue un hombre al que se le cogía afecto a pesar de su aspecto sobrio y formal. Recuerda su sobrina Milagros que «cuando alguno de sus alumnos no le atendía, o simplemente no hacia una multiplicación bien, le cogía por las orejas y lo mantenía un rato alejado del suelo, los demás alumnos no se atrevían ni a reírse por si acaso. Los dejaba castigado hasta que terminaran los deberes, aunque el tuviera que estar hasta las tantas haciendo guardia. Los padres de estos alumnos, que también habían sido alumnos de mi tío, en muchos casos, se lo agradecían. porque sabían realmente que pocas personas como Don Juan prestaba tanta dedicación a sus hijos y le prestaban  una gran confianza». Hemos hablado con alumnos que han pasado por el colegio y hemos notado el cariño con el que hablan de esa época de su vida. Y es que, además, tanto al llegar como al salir del Colegio de San Ignacio, los chavales le saludaban con un beso, prueba de que la relación iba más allá del educador con el educando, sino que también había afecto y cariño.

colegiosanignacio_4_puertosantamariaComo ya hemos indicado nuestro maestro vivía para estos alumnos indistintamente de la clase social que fueran y cuando estos niños se han hecho mayores le han tenido y le siguen teniendo un gran respeto y mucho afecto. A él se le llenaba a boca de orgullo cuando veía algunos de sus alumnos y decía mira este es banquero,  ese es abogado, este otro tiene una gestoría... Sus alumnos se examinaban en Jerez, en el Instituto Padre Luis Coloma, obteniendo un alto porcentaje de éxitos en los exámenes.

Soltero, vivía con sus hermanas también solteras, Maria, Lola y Manuela. Esta última trabajó toda su vida como cocinera  en la casa donde vivía la familia Terry, en la calle Cielos, la cual llegó a prepararle la comida al dictador Franco cuando era invitado de los Terry en El Puerto.

Los alumnos que aparecen en la foto, de izquierda a derecha, en la primera fila: Francisco Ramírez Díaz, Pascual Prado Rodríguez, Eugenio Guareño Maza, José Manuel Reina López, Francisco Bollullo Altamirano, Vicente Márquez González (Quiqui); en la segunda fila Juan Custodio Cárdenas, el promotor inmobiliario, Juan Lara Barea, el hijo del pintor, desconocido, Ramón Izquierdo Díaz, José Oncala Merino; en la tercera fila: José Luis Villalba Díaz, José Salmerón Albaiceta, Juan Fernández Gallardo, Ramón Tur Tur, claramente de procedencia alicantina, Andrés González Salas, Vicente Femenía Ruiz; en la fila del suelo, agachados, Juan Bayo de Miguel, Ambrosio Acal Ortega, Francisco Gómez Galán, Andrés Fernández Valimaña, del Vapor, Joaquín Vera Ruíz (Quini), Manuel Gallardo Camacho y Juan Gómez Fernandez quien con el tiempo sería concejal de cultura de su Ciudad.

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De izquierda a derecha: José Ignacio González Serrano, cuñado de Rafael Fenoy; Juan Ortega Gómez, Simón Mengual Cervera y el de la derecha es Montero.

El testimonio de un ex alumno con el que nos hemos entrevistado, lo recuerda así: «Fue mi profesor de taquigrafía cuando yo preparaba el profesorado mercantil y tuve la suerte de obtener matrícula de honor en el primer curso y sobresaliente en el segundo. Sintió durante toda su vida una enorme admiración por mí, sentimiento también compartido. Yo iba a su clase a las 13:30 con otros compañeros: Manolo Gago, Manolo de la Torre, Rafael Tardío, y a esa hora no quedaba ninguno de sus alumnos diarios. Era una gran persona, me ayudó y a133551enseñó tanto que yo llegué a coger 240 palabras por minuto, lo que entonces era una burrada y, además, traducía de corrido lo que había taquigrafiado. No son mis propias alabanzas, sino las dirigidas a él, un gran, un enorme profesor»

escuela-antiguaPor el centro pasaron, entre otros maestros, Milagros González Díaz,  Ramón Izquierdo Rodríguez, otro profesor que le decían Quini, Jose Luis Villalba, Jesús Bernal, y otros que iremos incluyendo aquí, conforme los lectores que nos siguen puedan informarnos de sus nombres. Algunos alumnos que pasaron por San Sebastián, 23, son Joaquín Veran, José González Merino, Andrés González Salas, los Hermanos Posada, Fernández Valimaña, Ambrosio Acá, Monge, Marfil, Giraldez, y tantos y tantos... El Colegio San Ignacio cerró en 1980, con D. Juan ya enfermo, y el mismo se preocupó de buscarle acomodos a sus alumnos en diferentes centros para que no perdieran el curso y pudieran continuar con sus estudios. Don Juan Díaz Rodríguez, falleció en el año 1981 de perotinitis, con 71 años.

SELECCIÓN DE FOTOGRAFÍAS.

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Año de la Fundación del Colegio San Ignacio. Curso 1947/1948. (Foto Fabra. San Fernando). El segundo por la izquierda de pie detrás de Don Juan es Estanislao Jiménez González Nandín (padre de Andrés Jiménez de TelePuerto) y el primero por la izquierda delante es Francisco del Castillo Tellería y junto a él el hijo de Luciano (que tenía el almacén en la calle Cielo esquina a Lechería) y está casado con Josefa Rendón.

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Curso 1947/1948. Foto tomada en la azotea del Colegio. (Foto Fabra. San Fernando).

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Antonio Almagro Buhigas. Curso 1947/48. (Foto Fabra. San Fernando)

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Curso 1950/1951.   El segundo de la derecha de la fila de arriba es Francisco Bollullo Estepa; el primero de la izquierda de la fila de arriba era Ricardo Brea López que falleció en accidente (este chico era hermano de Brea que estuvo en Apemsa y hermano de Brea que trabajaba en el Banco Central); el primero de la izquierda de la fila segunda era Antonio Fernández Posada (hijo de Pepe el del Vapor) y el segundo de la fila segunda es José González Padilla. (Foto Utrilla. Valencia).

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Foto en el Patio del Colegio. Año desconocido.

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En el aula. Foto con los mayores. Año 1966. De izquierda a derecha, fila superior: Andrés Fernández Valimaña, Poquet, desconocido, Vicente Márquez González (Quiqui), desconocido, Antonio Perez de la Lastra Graván, Antonio Bravo Cala; fila de enmedio: Ramón Tur Tur, José Manuel Fernández López, Manuel Sendra Palma, José Gómez Ariza (Pepe Gómez de Osborne), D. Juan, Ramón Serrano Robles, Miguel Astorga Rosso; en la fila de abajo: desconocido, Manuel Gallardo Camacho, Joaquín Fernández Gallardo, que trabaja en La Caisa, José Luis Marfil Camacho, Juan Fernández Gallardo.

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Uno de los últimos cursos de D. Juan, en la década de los setenta del siglo pasado. Podemos ver de izquierda a derecha en la fila superior, el 3 a Paco Moreno; en la segunda fila, el 2 a José Manuel González Bello; el 3 Leopoldo; el 5 Pastor; el 6 Romo; en la tercera fila, el 4 Giraldez; el 5 un electricista del Ayuntamiento; el 6 Buhigas; el 8 Sendra; en la cuarta fila, el 1 Romo; el 4 Noriega; etc... (Todas las fotografías de D. Juan y alumnos pertenecen a la colección de Milagros González Vera).

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patesca_puertosantamariaFrancisco Galán Rodríguez, “Patesca”, nace en El Puerto en 1880. En ese año Alfonso XII decreta la abolición de la esclavitud en Cuba; en Panamá comienza la construcción del famoso Canal y, mientras se aprueba en Madrid el Reglamento de las corridas de toros, en El Puerto se inaugura el coso taurino. Menendez y Pelayo publica la “Historia de los Heterodoxos Españoles”. Un heterodoxo sería a lo largo de su centenaria vida nuestro Patesca, nacido en una Casa Palacio venida a menos, la de Aranibar, esquina frontera con el Castillo de San Marcos. Hijo de Antonio Galán natural de Cádiz, Marino Mercante, y de Josefa igualmente nacida en Cádiz. Desde muy joven se traslada a Sanlúcar de Barrameda --andando-- para ver a su novia. Allí se casa con Josefa Espinosa, y es allí donde comienzan a llamarle “Patesca” apodo heredado de su padre. (Fotografía: Patesca con su esposa, Josefa Espinosa, en 1946. Nótense la cantidad de anillos de oro que luce en sus manos. Colección Antonio Leveque).

Francisco Galán Rodríguez, "Patesca", was born in El Puerto in 1880. In that year Alphonse XII ordered the abolition of slavery in Cuba; in Panama the construction of the famous Canal was started; in Madrid the Regulation on bull fights was approved, and while this was going on the bullring was inaugurated in El Puerto. Menendez y Pelayo published the “History of the Unorthodox Spanish”. One unorthodox person throughout his 100 years-long life would be our Patesca, born in a now run-down Casa Palacio, belonging to Aranibar, on the front corner opposite the San Marcos Castle. He was the son of Antonio Galán from Cadiz, a merchant seaman, and Josefa also born in Cadiz. From a very young age he used to go to Sanlúcar de Barrameda, on foot, to see his girlfriend. There he married Josefa Espinosa, and it was there that people started to call him “Patesca”, a nickname inherited from his father.

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Muy pronto empieza a trabajar como marinero. En aquella época existía una modalidad de pesca “en parejas”, en barcos de vela que faenaban de dos en dos arrastrando así las artes de pescar. (Fotografía: el río Guadalete, con la trasera de la Casa de las Cadenas, sin haber caído aun, fruto de la barbarie en pleno siglo XXI. Colección: A.L.)

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Regresa a El Puerto en la década de los años treinta del siglo pasado, y pronto empezó a desarrollar la actividad de Armador. Con el paso del tiempo llegó a tener seis barcos, siendo éstos: “Los Dos Hermanos”, “El Plus Ultra” y “La Latera”, adquiridos de segunda mano; por otro lado, “El Josefa Espinosa”, en homenaje a su mujer y “Francisco Galán”, al que le puso su nombre. Éstos barcos fueros fabricados en El Puerto por el Varadero de Pastrana; y por último “Mi voluntad” fabricado en Alicante, fue un barco que llamó mucho la atención por su envergadura y modernidad, se caracterizaba por ser el primer barco de la flota portuense que poseía dos mástiles.(Foto: Varadero Pastrana. En la actualidad se encuentra en ese sitio un aparcamiento, frente al Restaurante El Cortijo.  Colección J.M.M.)

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“Patesca» era un gran contador de anécdotas, por ejemplo, que había pescado esturiones en el Guadalquivir que le llamaban en Sanlúcar “sollos” y que las “galeras” las tiraban o se las quedaban los marineros para su consumo, pero nadie las quería por ser un marisco de “pobres”. (Fotografía: Lonja del Pescado. Colección A.L.)

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Algo que le llama mucho la atención a su nieto Antonio es que que toda esta actividad comercial la realizó siendo analfabeto. Mucha gente trabajó para él, siendo muy exigente en su trabajo. En la Plaza Bizcocheros poseía un cuarto para la reparación y confección de redes. En su afán empresarial en la década de los cuarenta del siglo pasado montó una Trapería, dedicada a la compra y venta de trapos, en la calle Cruces, en la que trabajó su padre.(Fotografía: el muelle en plena ebullición, a finales de la década de los cincueta del siglo pasado. Foto Colección: A.L.)

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Siempre iba muy trajeado con su inseparable mascota, y su puro, y con muchos anillos de oro: llevaba hasta once, resultaba tan llamativo, que las niñas de la época cantaban una canción que hacía mención a los anillos de “Patesca”. Le gustaba tanto el oro que su dentadura era entera de oro, y cuando reía, asustaba.(Foto: Descarga de Pescado. Colección A.L.)

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Vivió primero en la calle Javier de Burgos nº 17, luego en la calle Sol, donde actualmente está ubicada la oficina de Suvipuerto, y más adelante restauró una antigua casa en la calle Vicario nº 18. Tuvo ocho hijos, cuatro varones y cuatro hembras. Los cuatro varones trabajaron con él en el mundo del mar. (Fotografía Rafa: Patesca, a la izquierda, mostrando la placa que le entregaron en el homenaje que le hicieron en la Parroquia de San Marcos, en 1983. Tambien aparecen en la foto J. Ramón López Seguí, Jaime Devesa Mañó y Antonio Pomares de Asís. Colección Antonio Leveque).

patesca_4_puertosantamariaLa leyenda de la placa dice así: «La Comisión del Apostolado del Mar a Don Francisco Galán Rodríguez, marinero jubilado, en su centenario y como público testimonio de afecto y agasajo por su dilatada vida y méritos laborales. Puerto de Santa María, 8 de diciembre de 1983». De la celebración de este acto se cumplen mañana lunes veinticinco años. Murió en 1986, a los 106 años, en posesión de sus plenas facultades mentales.

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Frente al Hospitalito. En la calle Ganado. La madre de Margarita González García -Frasquita- tenía una pensión que empezó allá por 1955 y estuvo funcionando bajo su dirección 22 años, hasta 1978, llegando a tener hasta veintidos camas. Chicharito, el hombre para todo del Racing Club Portuense fue el que animó a la madre de Margarita: Frasquita García Beltrán, a iniciarse en esto de dar de comer y de dormir -de forma fija y estable- a jugadores de fútbol del Rácing, el primero sería Periquito; luego vendría una contrata de trabajadores de la Base de Rota, más adelante maestros, policías, guardias civiles... (estos últimos para la comida del medio día). En la casa donde vivió Margarita, en la Pensión vivió el exalcalde de El Puerto, Rafael Gómez Ojeda, en un patio interior del inmueble. Frasquita nos dejó la víspera de la Virgen del Carmen de 1989, con 77 años.

hospitalito_tardio_10Y es que en la Pensión Frasquita el ambiente era muy serio, muy formal, algo que buscaban los dirigentes del Rácing Club Portuense, para que sus jugadores no se despendolaran por ahí y rindieran tanto en los entrenamientos como en los partidos. Hubo quien llegó a afirmar que el régimen que allí se vivía era de Cuartel. Lo cierto es que el ambiente era muy sano y saludable. Por allí pasaron Martínez Jaen, Breval, Mata, Rafael Fenoy, Carlos Pumar, José Luis Bernardo -que salió de aquella casa para casarse y en cuyo himeneo estuvo Frasquita como invitada de honor- y tantos y tantos otros. Hubieron jugadores que estuvieron durante toda su estancia en el Portuense en casa de Frasquita, es decir, cinco o seis años. A mediados de agosto Chicharito venía por la pensión a presentar a los nuevos pupilos y a buscarle acomodo. (Ilustración: Plumilla de Rafael Tardío Alonso).

portuenseMargarita recuerda que, en verano, para poder atender a unos y otros, ocupada como estaba la pensión por turistas, la familia se veía obligada a dejar sus habitaciones para los jugadores recién llegados, alojándose ella y sus dos hermanos en casa de una tía, pues las habitaciones exteriores eran las precisadas por los futbolistas. Con septiembre volvía la normalidad y sus auténticos inquilinos volvían a ocupar las estancias provisionalmente desalojadas. Empleados de una contrata que vino a trabajar en la construcción de la Base Naval de Rota, como Matías o Tomás, vienen a la memoria de Margarita. Este último se casó con Piruja, una joven portuense que tejía en la Ribera del Río, quienes con posterioridad se fueron de emigrantes a Alemania...

pension_puertosantamariaEl menú del almuerzo siempre contaba con tres platos, ensalada (de tomate o de lechuga) y postre. De primero un plato de cuchara: patatas con algo, guisantes, alubias; de segundo un plato de verduras, huevos fritos o en tortilla y de tercero siempre ponía pescado. Solía dar unas cuarenta comidas al mediodía. Y por la noche, siempre había puchero y filetes o tortillas, en función del menú del almuerzo. Guardias Civiles, policías, funcionarios, maestros, telefónicos, marchantes, viajantes, ... unidos a la clientela alojada eran los comensales habituales de Frasquita y su familia, pues ella, sus dos hermanos y sus mujeres trabajaban en la empresa familiar. Margarita, casada con un empleado de telefónica al que no conoció en la Pensión familiar -¡buena era Frasquita para permitir cortejos en su casa!- de nombre Francisco Cordón Quintana, natural de Iznájar (Córdoba), con el que tiene dos hijos. Margarita mira para detrás, recuerda y sonríe...

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Controlador aéreo desde 1973 y piloto comercial desde 1977 -ya felizmente jubilosamente jubilado-, ha compaginado sus tareas en la aviación civil con la innovación en el mundo de la hostelería y los bares de copas, concretamente con su restaurante El Puerto de Santa María, con el logotipo del Vapor, ubicado en Zaragoza. Localizado en el Paseo de la Mina, al lado de la Avda. Constitución el Restaurante 'El Puerto de Santa María' de Juan Carlos Ballesteros, es el mejor sitio para probar la cocina gaditana en Zaragoza. El marisco se lo sirven directamente desde Romerijo. No se trata de un restaurante económico sino de calidad, de poca capacidad (15 mesas en cada planta y tiene dos plantas), pero acojedor y con muy buen servicio de mesa. En ningún momento te agobian y te sacan el plato en su punto, ni antes ni después. (Fotografía José Antonio Tejero).

Air controller since 1973 and commercial pilot since 1977, now very happily retired, he has combined his civil aviation tasks with innovation in the catering world, with his restaurant El Puerto de Santa María, with the logo of the steamboat, located in Zaragoza. Situated on the Paseo de la Mina, next to the Avda. Constitución the Restaurant Juan Carlos is the best place to try dishes from Cadiz in Zaragoza. Seafood is served directly from Romerijo. It’s not a cheap restaurant, but a good quality one, with little room (15 tables on each floor, there being two), but is cosy and has very good table service. You are never smothered and are brought the food when it’s just right, not a moment too soon nor too late.

gambitasENTREVISTA.
Dicen que Vd. es el embajador oficioso de El Puerto en Zaragoza, y por extensión en Aragón…
--Bueno, es  que llevo en Zaragoza, sin dejar de venir a El Puerto, mas de 30 años, y he procurado que las excelencias de mi Ciudad se conocieran más allá de sus fronteras, y sí, he hecho porque los portuenses que allí fueran se sintieran acogidos y que los maños que deseaban venir a El Puerto, tuvieran en mis establecimientos un lugar de referencia.
Y como es eso de compaginar la aviación civil con los bares de copas e incluso la restauración.
--Siempre me ha gustado hacer cosas nuevas en el mundo de la restauración, e hice cosas pioneras en Zaragoza tras la muerte de Franco, en 1976, con la apertura de bares musicales. He llegado a tener hasta 11 establecimientos en compañía de otros socios.
En El Puerto también ha sido Vd. conocido por sus productos de consumo de tragos largos…
--Efectivamente. En 1990 inauguré el chiringuito de la Plaza del Castillo y un año después la Carpa de la carretera de Rota. Luego en 1997 ‘Las Cristaleras del Muelle’ hasta que la traspasé. Ahora solo tengo negocios de hostelería en Zaragoza.
Recuerdo que Al-Andalus era un lugar de visita obligada en Zaragoza, de moda, con el puente aéreo cuando teníamos vuelo directo Jerez-Zaragoza.
--Si, fue la revolución de lo andaluz, las sevillanas. El Príncipe Felipe era cliente asiduo durante los fines de semana en su etapa de alumno en la academia de aviación zaragozana.
¿Por que se fue a Aragón?
--Estudié en Madrid y busqué el destino más cercano: el Centro de Control de Vuelo de Zaragoza, porque no me quería ir de la capital de España. Al año, cuando ya podía trasladarme de nuevo a Madrid, preferí quedarme en la capital del Ebro, al sentirme tan bien acogido por sus gentes, que son tan abiertas como nosotros.
Si, dicen que los aragoneses son como los andaluces…
--Es cierto, son como dijo el pregonero de la Feria dedicada a Aragón, Francisco Andrés Gallardo, los andaluces del norte, hasta en la forma de vivir: callejeros, noctámbulos y muy buenas gentes. La verdad es que me sorprendió Zaragoza y allí me quedé.
¿Qué es lo mas le gusta de su restaurante portuense-zaragozano a los maños?
--Las gambas blancas: todas las semanas se consumen 200 kilos de gambas compradas en El Puerto, y después el jamón de jabugo junto con las tortillitas de camarones, todo un clásico que vienen a pedir a este Puerto del interior.
¿Le ha cogido de sorpresa que le tocara a Aragón la dedicatoria de nuestro evento más señero en lo festivo, la Feria?
--Sabía que alguna vez le tenía que tocar, y la ocasión ha venido de perlas para poderla ofrecer a mis amigos. Allí, en Zaragoza, nuestra Ciudad es muy conocida, valorada y querida.
Con la CAI (Caja Inmaculada) en Cádiz, ¿no?
--Me ha hecho mucha gracia. Hace 32 años que llevo cobrando la nómina en la CAI, y mire Vd. por donde ticket_elpuertosantamariaabren una sucursal, en El Puerto. Es muy divertida la situación.
¿Qué diferencia aprecia entre El Puerto que dejó y el que encuentra ahora?.
--Lo cierto es que nunca lo dejé, puesto que venía con cierta frecuencia y ahora paso temporadas alternativas de 15 días en cada Ciudad. Si he apreciado que en estos últimos 30 años El Puerto ha crecido y se ha construido mucho. Y en lo referente a la noche, cada vez la juventud se queda más en sus poblaciones de residencia durante los fines de semana, debido quizás a los controles de alcoholemia, bueno para la seguridad pero malo para la hostelería local.
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Restaurante El Puerto de Santa María.
Dirección: Paseo Mina, 5
Zaragoza (50001) Teléfono: 976238716

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pepefernandez_puertosantamariaLa fórmula es bien antigua: Uno tiene que aprender de sus mayores a ser honesto y trabajador. Esa dualidad, esas cualidades, honestidad y trabajo no pueden dar malos frutos. Luego vendrán otros factores genéticos y de aprendizaje, como la simpatía, el ingenio o la educación que dan como resultado un empresario que triunfa en la medida que el mismo quiera triunfar. Es decir que le vayan bien los negocios, sin necesidad de explotar a los trabajadores, darle coba a los proveedores, abusar de la clientela, o crear imperios que luego se puedan deshacer con los cambios generacionales y las ramificaciones familiares.

The formula is very old: you should follow your elders’ example and be honest and hard working. This combination, these qualities: honesty and hard work can’t give bad results. Then there are genetic factors and others to be learnt, such as friendliness, ingenuity or good manners which create an entrepreneur who is as successful as he/she wants to be. That is to say, business should go well for them without having to exploit workers, sweet talk suppliers, take advantage of the clients, or create empires which can later come crashing down with the changes in generations and the different family units.

Al empresario, cuando lo conocí, tenía el gesto serio: era una persona adusta a la que, según pude comprobar le fue cambiando el semblante para tener hoy una sonrisa casi permanente, no ya con sus clientes, sino con el universo mundo en general. Sabe ver la vida con los ojos de la ilusión, a pesar del poco más de medio siglo –perdón por la indiscreción- que lleva sobre los hombros y que además no se le nota. Además llama a las cosas por su nombre. No tiene un negocio fácil, a pesar que no hay nada más bonito que tratar con personas, darles de comer, y que luego lo vayan contando. Y es que la hostelería ata al negocio, dificulta la vida familiar e impide la prolongación de la vida social. Pero hete aquí que el empresario, gracias a la confianza que puso en el su padre, nombrándolo gerente de los diversos negocios con los que fue expandiendo a su empresa hasta formar un grupo hostelero, fue modernizándose en la tradición y creando productos singulares, tanto en las ‘tascas distinguidas’, como en las delicatessen que en estas se pueden degustar, y el trato –diferente- que en ellas se recibe de su equipo humano.

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En la entrega de los Premios Taurinos del Restaurante Bar Jamón, el 25 de mayo de 2006. De izquierda a derecha, Gregorio Cruz Vélez, novillero; José Fernández Sánchez; Rafael de Paula, matador de toros; Rafael Comino, presidente del Jurado; Olga Pérez, crítica taurina de Tele Puerto; Luis Rivas, crítico taurino de la Cadena SER y Francisco Orgambides, crítico taurino de Diario de Cádiz. (Foto Fito Carreto).

Estoy seguro que Pepe Fernández Sánchez, desde su restaurante bar Jamón en El Molino Platero –y desde los otros negocios que dirige con sus hermanos- está reflexionando en clave de innovación, para hacernos todavía más felices dándonos de comer. Con el jamón como línea argumental, ahora creando unos Premios Taurinos y mañana con otras líneas de negocio. Y es que a Pepe le gusta más meterse en los charcos…

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José Fernández Rodríguez, en el almacén de comestibles 'Casa Joselito' en la calle Postigo, 24, en noviembre de 1948. Anuncios de la época, género al por menor, latas y embutidos que ayudaron, gracias a la generosidad y la paciencia de Joselito, a tirar para adelante a muchas familias.

LA HISTORIA DE LA SAGA FAMILIAR.

El padre de Pepe, José Fernández Rodríguez, nació hace 85 años en Tuy, en el Concejo de Porriño (Pontevedra). Con once años -en 1934- vino a El Puerto de chicuco, para ayudar en el almacén de unos gallegos existentes en la esquina de la calle Cruces con Postigo: “La Gloria” que luego sería un bar y freidor de pescado. Allí estuvo hasta que se fue al servicio militar. A la vuelta montó en la esquina de la calle Capillera con Postigo un almacén de comestibles y una taberna, “Casa Joselito”. Le alquila a Armando Micaletti un corral que había enfrente y construye con sus manos una especie de posada para los trabajadores que venían a trabajar a las diversas grandes obras públicas que se hacían en la zona; así les daba cama y comida.

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En 1958, el 25 de noviembre, de izquierda a derecha: Mercedes, Rafael y Jose -Joselito- Fernández Rodriguez y Paco Peña, tras la barra del restaurante.

Los negocios van prosperando, adquiere ese local y en 1955 abre, el que sería el primer “Bar Jamón” cuyo nombre fue puesto por los clientes, dado el tamaño de las lonchas de jamón que ponía como tapas. Da un nuevo giro al negocio y lo divide en tres partes, intercomunicadas entre sí: el Bar, una Confitería y un nuevo Almacén de comestibles, que con el tiempo, tras las múltiples reformas vividas por el establecimiento, sería el supermercado del Barrio Alto. Para la cocina, para seguir con el éxito de las comidas caseras, Joselito se trajo de Galicia a su hermana Mercedes y luego a su hermano Rafael, quien permanecería hasta su jubilación en la barra del bar de la calle Capillera. Los guisos de conejo, el pollo guisado, riñones al vino fino, berzas varias, eran el argumento por el  que muy pronto se hizo conocido el nuevo establecimiento.

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El día de la inauguración oficial  (25 de noviembre de 1958) del Bar Jamón en la Calle Capillera. De izquierda a derecha, Francisco Fernández Galloso, pelando unas gambas, niño desconocido, Francisco García Máiquez, Juan Rodicio, Manolo Verde, Joselito Fernández Rodríguez, Ricardo Rodríguez Álvarez, de La Bota de Oro; Ariza,  del Banco Hispano Americano, Rivera, Francisco Martín Repollet, Sabas Manuel Martín Repollet, Rafael González Bruzón y Francisco González Rivera.

La empresa funciona a base de mucho trabajar y a principio de los sesenta del siglo pasado se abre una terraza en la azotea. Llega la televisión y en 1963 es el segundo televisor que se instala en un establecimiento de comidas y bebidas en El Puerto, tras el Bar La Liga; la vieja Philips se jubilaría después en el domicilio familiar de Joselito, donde no llegó la televisión hasta que se compró una nueva para el bar. Los niños de los clientes, y los  vecinos del barrio, veían las películas de los domingos sentados en la escalera de acceso a la terraza. E innovador como era, se inventó un montacargas de tracción manual para subir los alimentos desde la cocina al piso superior.

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Chocolate Zahor regalaba una batería de cocina, pieza a pieza, entre su clientela. Estamos en 1964, en el almacén de Joselito, repartiendo las piezas del conjunto entre la clientela. Vemos a la izquierda a Marcelino, Pepi, Fale de niño, Rafael Fernández en el reparto, entre otras a Isabel y su hija y a la madre del popular Luichi, ya sacado en estas páginas con nótula propia. Chocolate El Gorriaga, entregaba, también, un balón de reglamento -de cuero- entre sus consumidores.

Recuerda Pepe, el hijo de Joselito, que los clientes traían el marisco desde Romerijo, y se sentaban en las numerosas mesas que se habilitaban en la calle Capillera, entonces de arena, que previamente regaban y preparaban para recibir las avalanchas que se desplazaban, entonces, calle San Juan arriba, por el Barrio Alto. Hasta se instaló un toldo para hacer más cómoda la estancia a la parroquia. En 1974 se hace una nueva ampliación y nuevas mejoras estéticas vendrían seis años mas tarde, en 1980, con Pepe Fernández cada vez más implicado en el negocio, donde había aprendido a hacer de todo y por tanto lo conoce desde sus cimientos.

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Interior de la barra del restaurante en la calle Capillera, que aguantó hasta el final, tras la reforma de 1980. Rafael Fernández, tío y sobrino, tras la barra.

pandelacasa_puertodesantamariaUna navidad, Joselito se pertrechó tanto de jamones que tuvo necesidad de colgarlos del techo del bar, lo que acabó por convertirse en una peculiaridad del establecimiento: los turistas venían a hacerle fotos y los americanos, especialmente, se sentían gratamente “condecorados” cuando una gota de la grasa que goteaba de la pieza del gorrino les señalaba la chaqueta. No se habían inventado aún las “chorreras”, que aparecieron mas tarde, primero de hojalata y luego de plástico. (La expresión “jamón con chorreras” o jamón “sudado” se debe al proceso de generación de sabrosos fluidos que sufre la grasa del cerdo con las subidas de temperaturas). Eran los tiempos del jamón a tacos -y Joselito se hartaba a cortarlos y prepararlos- y de una carne mechada única en su género que, con motivo de algún aniversario del establecimiento, deberían volver a mostrar a las nuevas generaciones de clientes de sus nuevos restaurantes. Es una vieja reivindicación de algún cliente devoto de aquel manjar -quien suscribe- que no se resigna a que haya desaparecido de la carta del restaurante. (En la fotografía, el afamado Pan de la Casa).

labodeguillaEn junio de 1989, hace 19 años, Pepe Fernández, ya como gerente de los negocios de la familia, hace una apuesta novedosa y se “baja al centro” a competir, en plena Ribera del Marisco y aledaños con el pescaíto frito y marisco, con La Bodeguita del Bar Jamón. Los agoreros le avisaron de que se iba a equivocar y hasta se hicieron porras sobre cuanto tiempo iba a durar; no solo ha sido así, sino que el negocio funciona eficazmente y de forma autónoma (ya ha vivido dos reformas y ampliación) dirigido por su hermano Fale y su cuñada Maricarmen. El Patio de Mi Casa es el restaurante que han potenciado con la reforma del edificio en juniio de 2006: a la comida, exquisita, variada y diferene, se unen, además del inmueble, el trato amable de sus regidores. Allí se inventó el Pan de la Casa (pan de cortijo ligeramente tostado, aceite de oliva del bueno, tomate y jamón), al que siguieron otros: de mechada, de queso, de huevo... Y ya lo copian en tantos sitios...

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En 1998, el 18 de julio se abría el nuevo restaurante del Bar Jamón, en la rotonda del Molino Platero, en unos terrenos propiedad de la familia que fueron divididos en dos por el acceso de la variante de Rota. Como no hay mal que por bien no venga, de lo malo hizo una virtud y en un cerro se animó a construir Pepe el edificio emblema del grupo Jamefer, nombre comercial de las empresas de José Fernández Rodríguez e hijos.

lete_rafaeldepaula_puertosantamariaCuenta con la ayuda del diseñador jerezano y amigo, José Alfonso Reimóndez, Lete. Se inauguraba en fecha tan extraña por una boda que había al día siguiente. Aunque lo previsto era para mayo, pero con las obras y los “poyaques”, ya se sabe... Allí estuvimos en compañía de Carlos Herrera, de José Antonio Garmendia, y de tantos amigos de Pepe y de la forma de dar de cmer de Pepe. Por su casa han pasado desde el Príncipe de Asturias o la infanta Cristina, hasta Bertín Osborne, Joaquín Sabina, María Teresa Campos e hija, el ya habitual Luis Aragonés, o los ministros populares Arenas, Mayor Oreja, Álvarez Cascos; el presidente andaluz Manuel Chaves y el consejero Gaspar Zarrías, entre otras personalidades. El Bar Jamón de la calle Capillera estuvo funcionando durante un año mas, hasta 1999. Había clientes que no querían perder el sabor de lo antiguo, en su antigua sede, y se resistían a ir por Molino Platero.(En la fotografía, José Alfonso Reimóndez, Lete, y Rafael de Paula, en la entrega de los I Premios Taurinos del Bar Jamón, en mayo de 2006).

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Joselito entonces y Pepe ahora, antes y durante han dirigido otros negocios como la confitería “Los Sanluqueños” hoy “Ntra. Señora de la Merced” que lleva abierta 48 años y en la actualidad es regentada, junto con la cafetería, por Manolo Fernández. Otra aventura empresarial que duró sus años, fue “La Bodeguita del Bar Jamón en El Paseo”. Y también recuerdan sus clientes con cariño los años que Pepe Fernández puso caseta propia en la Feria de Primavera y Fiesta del Vino Fino. Cuatro años para que los amigos tuvieran un referente mas en el recinto ferial de Las Banderas. José Fernández Rodríguez, el gallego, ha dejado muchos negocios funcionando y un potente espíritu empresarial. Y seis hijos: Pepe, Manolo, Fale, Mercedes, Jesús e Ignacio. Ahora se dedica a su huerta, a cuidar de los nietos, a hacer algún viaje por su tierra gallega y observar la vida desde la atalaya de tantos años vividos. Y trabajados. (En la fotografía superior, espacio de celebraciones y banquetes.

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ENTREVISTA A JOSÉ FERNÁNDEZ SÁNCHEZ.

El éxito, ¿cuestión de intuición o de tesón? --La suma de ambos
¿Que le queda de su etapa de concejal, aparte de la medalla? --Amigos. Y la satisfacción de haber podido arrimar el hombro por mi Ciudad.
La mejor definición para el jamón es... --El Paraíso en la tierra.
Usted, siempre investigando nuevos platos y sabores, después vienen otros que copian ¿El que la copia la mama aquí, papá en Canarias? --En definitiva, si. Aunque hoy está todo inventado, lo que hay que intentar es mejorarlo.
¿Que le pasa al Barrio Alto, su barrio de siempre? --Como todo en la vida, está pasando por una mala racha. Cuantos más días pasen, menos le quedan a esta racha.
¿Ser galante en el siglo XXI, un anacronismo, un lujo, o...? --Un placer que hay que saber disfrutar.
El periodista Carlos Herrera muere con usted... --Muere conmigo, su estómago. Y yo con él, porque es un caballero de esa rara especie de “los que se mojan”.
De verdad, ¿cual es el negocio de su vida? --Mi vida.
Estar detrás de una barra, ¿da calidad de vida? --Da muchas satisfacciones.
¿Se podrá comer el “Pan de la Casa” en el primer viaje tripulado a Marte? --Si, y además seré yo quién lo prepare. Hay que animar a la NASA. (En la fotografía, Pepe con un año en el mostrador del 'Almacén de Joselito' con su tía Mercedes).

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Pascual Castilla Torrejón es un claro ejemplo del ciudadano de la Bahía de Cádiz: nacido en San Fernando, trabaja en Cádiz y vive en El Puerto. Es de la cosecha de 1948, nació el 11 de septiembre y empezó a en el mundo laboral con 14 años en su pueblo natal, en la cafetería La Mallorquina como pinche de cocina al que seguiría el restaurante. El Anteojo, de Cádiz ya como camarero además de “comi” que es la denominación técnica del camarero que le prepara al Maitre la logística del restaurante. Pascual se hace hombre en la pascualcastillatorrejon2_puertosantamariahostelería. Con 16 años y durante dos ya es ayudante de Maitre en el gaditano bar La Caleta. Vuelve a San Fernando como camarero en la Cafetería Capri y luego en igual categoría en el Bar Buenavista. Empieza a trabajar en la famosísima Venta de Vargas. Hace la mili, se casa con 22 años y regresa a la Venta de Vargas de San Fernando, donde permanece durante catorce años.

Pascual Castilla Torrejón is a clear example of an inhabitant of the Bay of Cadiz: born in San Fernando, he works in Cadiz and lives in El Puerto. He’s from the 1948 harvest, he was born on the 11th of September and started out in the working world at 14 in his town of birth, in the café La Mallorquina as chef’s assistant. He would later move to the restaurant El Anteojo, in Cádiz, where he worked as a waiter as well as a "comi" which is the not-so-technical name for the waiter who looks after the logistics of the restaurant for the Maitre d’. Pascual became a man while working in the catering business. At 16 and after 2 years he was already the Maitre d’s assistant in the bar La Caleta in Cadiz. He returned to San Fernando as a waiter in the café Capri and then in the same position in Bar Buenavista. He started to work in the very famous Venta de Vargas. He did his military service, got married at 22 and returned to the Venta de Vargas in San Fernando, where he stayed for fourteen years.

pascualcastillatorrejon1_puertosantamariaPascual trabaja a destajo en la Venta de Vargas, prefiere no coger descansos porque gana más dinero con las propinas que librando. Las jornadas eran agotadoras pero, acostumbrado como estaba a arrimar dinero a su casa materna donde hacía falta, no le costó esfuerzo seguir con ese ritmo para levantar una nueva familia tras su matrimonio. Pero Pascual el trabajador, que ganaba dinero por su constancia, siempre tenía y tiene tiempo y dinero para agasajar a su familia. Un trabajador que sabe donde está la solera, donde el calor del hogar, donde querer y ser querido como lo es por su enamorada esposa e hijas. Recuerda que, en la Venta de Vargas no se cerraba por las noches y fue a partir de una reunión portuense entre la que estaban los matrimonios de Pepe Romero Zarazaga y Manuel Gutiérrez Morillo, que el bar se cerró por dentro y a partir de ahí -corría 1970- ya siempre cerró por las noches. En ventadevargas1975, tras 14 años, deja la Venta de Vargas y tienta la fortuna de empresario con otro socio, con el Sol de Andalucía, aventura empresarial que mantiene por dos años pero que no termina de funcionar. De ahí pasa al Restaurante Isecotel, de Cádiz, donde conoce al empresario  Antonio Blázquez, y luego un año más en el Club Náutico de la capital gaditana. (En la fotografía, en blanco y negro, Pascual agachado, el primero por la izquierda, con compañeros en la Venta de Vargas).

plazaherreria1_puertosantamariaAntonio Blázquez le propone hacerse cargo, en 1979, del restaurante “El Patio” situado en la Casa de los Diezmos, en la Plaza de la Herrería. «En ella se pagaban hasta el siglo XIX los impuestos eclesiásticos, o diezmos, que consistían, como su propio nombre indica, en pagar la décima parte de la renta anual (en especies) a la Iglesia para su manutención y el clero. Dado que El Puerto era un priorato de la diócesis de Sevilla, no es de extrañar que en la fachada, sencilla y sin nada en particular, esté el símbolo de esta ciudad: la Giralda escoltada por los dos jarrones de azucenas, todo ello enmarcado, a la manera barroca. Asimismo, sobre la puerta de entrada se halla el azulejo con el mismo símbolo. El interior, modificado para restaurante y pub, conserva todavía la distribución y el aire típico de las casas andaluzas, con una amplia azotea cuyos frentes sobresalen, ondulados, a modo de ménsulas. Situada en la popular plaza de la Herrería, el continuo paso de carruajes cargados de grano, camino de la casa que nos ocupa, para descargar, convertía a esta plaza en uno de los lugares de más denso tráfico de la población.» Guía Histórico Artística de El Puerto. 1983. Olga Lozano Cid y Mercedes García Pazos.

pascualcastillatorrejon3_puertosantamariaPascual recuerda el momento de la apertura, un día de noviembre de 1978. A mediodía atendió al último alcalde del periodo predemocrático, Enrique Pedregal. Por la noche diluvió una tromba de agua al estilo torrencial de aquí. Recuerda el Tharsis, propiedad de la misma empresa, que ya venía funcionando desde 1975, en el que actuaban el Dúo Raices, o grupos sudamericanos, e incluso Eugenio, el contador de chistes;  y a Nicolás Terry, que era el relaciones públicas del dicho establecimiento de copas. El Patio fue una revolución entre la década de los ochenta a la del noventa del siglo pasado. Su fuerte eran los guisos y por allí pasaron los distintos presidentes de la Junta de Andalucía, Escudero, Rodríguez de la Borbolla y Chaves; los ministros Serra y Solana; los escritores Antonio Burgos o Rafael Alberti, al que le encantaban las almejas; el cantante Julio Iglesias, el representante de Lola Flores, Toni Caravaca; los periodistas Pepe Oneto o Augusto Delkáder... Y así durante  veinte años, los cinco últimos como cooperativa, que es cuando la cosa empezó a dejar de funcionar con el engrase justo que le aplicaba Pascual: allí todo el mundo quería mandar porque todo el mundo era copropietario.... El cierre vino en 1997. (En la fotografía, Pascual posando para una sesión fotográfica para unos folletos turísticos).

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Cádiz le vuelve a acoger, y durante cinco años fue el director de La Despensa. En el 2002 vuelve a El Puerto con el Grupo Jale, haciéndose cargo del Complejo Beatillas y del restaurante Reina Isabel, del Hotel de cinco estrellas Duques de Medinaceli. Permanece por un año y vuelve de nuevo a la capital en 2003, como Jefe de Sala del restaurante La Foundue, donde permanece. Pascual no tiene más afición que su familia. El día libre es para su gente. Horas para el trabajo las ha puesto todas, pero el día de descanso es para su familia. Reconoce que ha ganado dinero por su esfuerzo y que ha gozado de la confianza de sus jefes. Podría incluso haber ganado más, pero menos vida familiar o con los amigos: «Yo muero porque la gente me quiere tanto», afirma. Se considera un hombre de suerte, empero, remedando a Picasso, “La suerte me ha cogido trabajando”. La verdad es Pascual es un referente en la hostelería provincial, con un gran corazón, -y es algo que se le nota-, porque se le sale por los pliegues del uniforme de trabajo. (En la fotografía, Pascual en el restaurante El Patio, con los ex alcaldes Fernando T. de Terry Galarza y Enrique Pedregal Valenzuela, junto a compañeros del establecimiento).

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Y como es un hombre que se involucra y se implica, con la profesión, con los amigos, con los compañeros de gremio, -porque es un enamorado de su trabajo- se desvive por solucionar un problema o resolver una cuestión del oficio. Tal es así que se ha visto inmerso en diversas asociaciones profesionales. Ha sido vicepresidente de la desaparecida HOSPOR (Hosteleros Portuenses) y es en la actualidad, desde hace 10 años, presidente fundador de la Asociación Provincial de Mandos Intermedios, única en España, a la que han venido a aprender diversos colectivos de la piel de toro. Organizan anualmente jornadas de formación, intercambio y familiarización para los integrantes del numeroso colectivo hostelero al que representa, premiando, igualmente a los que destacan en el sector de la hostelería y el turismo en la provincia. (En la fotografía, Pascual Castilla en su calidad de presidente de la Asociación de Mandos Intermedios, en el restaurante Aponiente, de Ángel León, con los conductores del programa de Antena Visión, Francisco Sánchez Dorao y Jesús Martín, en un descanso del rodaje de 'De Vino Fino por El Puerto').

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Hombre autodidacta, a la básica formación reglada que recibió, ha ido complementándola, ampliándola y enriqueciéndola con multitud de cursos y entrenamientos impartidos por diversos centros de diferente índole académica y profesional. Por citar solo algunos de la larga lista que completa su biografía curricular: Cocktelería, Atención al Cliente, Enología, Marketing, Psicología y Técnicas de Ventas, Idioma Básico al Comercio, Política de Productos, Calidad Total, Vinos Espirituosos, Vinos Finos, Enología y Vinos de Jerez, Enología y Brandy, Pastelería, Organización de Eventos, Protocolo. (En la fotografía, de izquierda a derecha: José María Reguera, Delegado Provincial de Turismo, Comercio y Deporte de la Junta de Andalucía, Irene Canca, Diputada Provincial y Vicepresidenta del Patronato Provincial de Turismo, y Pascual Castilla, Presidente de la Asociación Provincial de Mandos Intermedios, en el Salón Regio de la Diputación Provincial, durante la entrega de los Premios a la Hospitalidad Turística 2007).

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Pascual Castilla, José María Morillo y Juan Franco, en la Muestra de Hostelería celebrada en el portuense Monasterio de la Victoria en 2007.

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Pascual Castilla ha sido nombrado Caballero de la Orden de la Soleá, de Sanlúcar de Barrameda, durante  el desarrollo del Capítulo anual de dicha Orden, acto que coincidió con la celebración de la Feria de la ciudad vecina 2009. Junto a Pascual tomaron posesión nuevos miembros, entre otros: Juli Soler, del restaurante El Bulli, de Rosas (Gerona), donde ejerce como chef Ferrán Adriá y considerado como el mejor restaurante del mundo; los pintores Garakoitz Cuevas y Carmen Lafón; César Cadaval, del famoso dúo Los Morancos y el cantaor Juan Peña, 'el Lebrijano'.

Pascual Castilla ha sido nominado, en la modalidad 'Trabajador del Sector Turístico" como candidato a los Premios 'Andalucía de Turismo 2009', galardones que pretenden incentivar y distinguir a personas e instituciones que hayan destacado por su labor a favor del turismo de Andalucia.

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joseluisjimenezalcazar_puertosantamariaJosé Luis Jiménez Alcázar, portuense de la diáspora, regresó a El Puerto, con el restaurante ‘La Solera’ -un establecimiento que ha permanecido abierto para la hostelería desde principios del siglo XX en la calle Ganado, junto al otrora taurino Hostal Loreto- a sorprender con sus creaciones. Persona culta y de variada conversación, ha tenido negocios de hostelería y turismo en Madrid, Galicia, Canarias, y Málaga. Piensa que la hostelería tiene una dosis importante de cariño y afirma que en en ese gremio las satisfacciones son de tipo moral. Los privilegiados que acuden a diario  a unas de sus siete mesas tienen la oportunidad de navegar en un mar se sabores de alta cocina, de cocina casera, de combinaciones exactas a unos ajustadísimos precios, ahora que se habla y se escribe de crisis, en un coqueto y reducido comedor. Soberbios su arroz negro o el de bogavante, el menudo de chocos, los langostinos a la sal... y el postre de su creación: crema de mascarpone al moscatel. José Luis le invitará a maridar los platos con vinos de las bodegas de El Puerto.

José Luis, ¿Volver a El Puerto ha sido acaso como descubrir aquí lo que quizás fue a buscar fuera? --Pretendo que esta vuelta sea el epitafio de mi vida.
¿En un menú portuense, entra como plato principal la gracia portuense? --Si hay quien la acepte…
¿Y la guasa? --Hay que olvidarla la mayor parte de las veces.
En la cocina, en la restauración, en la hostelería ¿se pude ser un hombre orquesta y vivir para contarlo? --Se trabaja muchísimo; las satisfacciones son de tipo moral la mayoría de las veces.
¿Cuál es el secreto de la cocina que Vd. realiza? --No tiene secretos: buenos productos y una dosis importante de cariño.
¿El comentario que recuerda con mayor agrado hecho a sus creaciones culinarias? --Un notario, mayor y de fuera, me dijo: “Esta es el menú con la mejor relación calidad-precio que he comido en mi vida. Y como todos los días fuera de casa”.

lasolera_1_puertosantamaria¿Por qué aquí no comemos con nuestros vinos finos? --Han cambiado los gustos. Quizás alguien haya influido para que ello ocurra. Por no haber, no hay ni curdelas. Recuerdo de niño, en la calle Cielos, a la salida de los trabajadores de Terry, que en cada esquina había un festival de palmas. Venían todos ‘arregladitos’ de la Bota del Costo.
¿Por qué la hostelería, José Luis?. --Con 16 años trabajé en el Parador de Fuenterrabía, donde empecé de facturista. Aprendí a hacer cosas con un pastelero que había estado en París. Me aficioné y hasta hoy. También valoré mucho las relaciones humanas, conocer gente…
¿Y... hacia donde camina la hostelería? --Si quieren salvarla, se han de cambiar los usos y costumbres. Nada de jornadas laborales ilimitadas. Hay que hacer turnos y pagar bien. Los profesionales de la hostelería necesitan también tiempo para su vida personal.
rutamarco¿Como es su día a día? --La hostelería es cuestión de cariño. Si estas muy cansado tras una agotadora jornada y te valoran una comida, el cansancio desaparece.
¿De que actuaciones profesionales se siente más satisfecho? --De haber dado de comer al Rey y a su familia. También, durante mes y medio, a Spielberg, durante el rodaje del ‘Imperio del Sol’. Recuerdo con agrado la comida que preparé para más de mil invitados cuando se inauguró el periódico ‘Europa Sur’ del Grupo Joly. O en la Feria en la Caseta del Homenaje.

CIEN AÑOS MUY PERSONALES

"No sé sabe muy bien quien tiene más historia. Si el bar, que se abrió en 1908 con el nombre de “Los 48” o su actual dueño, José Luis Jiménez Alcazar, que está a punto de cumplir los 65 años, “pero tú ponme que tengo 64, que parezco más joven” comenta este hombre delgado, de barbas blancas, de vida de película y que tras un historial de importante empresario de la hostelería decidió en 2002 hacerse cargo de La Solera, un pequeño restaurante de 5 mesas “para retirarme”. Pero confiesa que para eso “aún queda mucho” porque conserva, todo un éxito con su edad, el don preciado de la ilusión, la misma que le pone los miércoles a su cocido madrileño que comienza a preparar a las ocho de la mañana “porque ahí está el secreto”.

hostal_loreto_puertosantamariaLa apertura del bar está fechada en 1908. Por entonces se le conocía con el nombre de “Los 48”, el mismo que una manzanilla de Sanlúcar. Por entonces varios bares de la ciudad tenían este tipo de nombre, coincidiendo con el de un vino. Luego, parece que en la década de los 30, el bar pasó a llamarse “La Solera”, su nombre actual, y pasó a formar parte de las instalaciones del Hostal Loreto, situado también en la calle Ganado, junto a La Solera (Calle Ganado n. 17. Teléfono: 956543562). El bar se convirtió en la cafetería del hostal y se abrió una puerta interior que los comunicaba. Por allí pasaron los toreros que intervenían en la plaza de Toros de El Puerto ya que estos solían pernoctar en el Hostal Loreto y luego salir en coche de caballos, con gran expectación, hasta la plaza.

En el año 2000 el bar cerró sus puertas. En 2002, José Luis Jiménez Alcazar llega a El Puerto de Santa María, su ciudad natal, donde vino al mundo en la calle Cielo. Afirma en tono de broma “que he venido aquí a firmar mi epitafio gastronómico”. Vió el local, le gustó, y decidió transformarlo en un pequeño restaurante, el más singular de la provncia, con tan sólo 35 metros cuadrados. “Fijate tú que tiene más metros cuadrados de alto que de ancho”, comenta este hombre de fino humor y que se mueve con una sorprendente rapidez y vivacidad a pesar de sus 64 años. No puede perder un segundo. El solo atiende las 6 mesas del restaurante, pero no sólo las sirve, sino que además cocina a la vez y tiene una carta de más de 20 platos, un menú del día y 6 menús degustación. Dice que el secreto está en la experiencia y esa tampoco le falta.

barlasolera_05_puertosantamariaComenzó en la hostelería en 1960. Tenía 16 años y se colocó en el hotel Fuentebravía de El Puerto, en la cocina. Fue aprendiendo el oficio, le gustó y a los pocos años abrió un chiringuito en la playa de La Costilla en Rota donde triunfó con el marisco que traía de El Puerto de Santa María. Y a partir de ahí el éxito. Se marcha de la ciudad y comienza a montar negocios de hostelería que le llevarían a la élite y a llegar a tener a su cargo en toda España a más de 1.200 personas en negocios relacionados con el ocio y que incluían desde restaurantes, servicios de caterings, hoteles y hasta bingos.
Su negocio más importante fue el catering “José Luis”. Con el llegó a ocuparse durante 16 años de las carreras de caballos de Sanlúcar y también se ocupaba de los eventos del prestigioso club Pineda de Sevilla. Allí llegaría a dar de comer al rey don Juan Carlos y también lo hizo para el Principe y las infantas en Jerez. Recuerda también con especial cariño sus servicios para Steven Spielberg, el famoso cineasta para cuyo equipo trabajó cuando vino a la provincia para filmar El Imperio del Sol en los años 80. Su catering fue el encargado de dar de comer al numeroso equipo. En la foto de Pepe Monforte puede verse a José Luis Jiménez Alcazar en la barra de La Solera debajo de el escudo heráldico de su familia y las cartas de sus menús degustación.

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Pero José Luis decidió dejarlo todo en el año 2000 y se viene a El Puerto para estar junto a sus 4 hijas que viven en la zona y  a trabajar en lo que le gusta, una pequeña cocina, de apenas dos metros cuadrados en la que pone los dos ingredientes fundamentales que, para el, tiene la cocina: “buen producto y cariño”. (Fotografía: Fito Carreto).
Sabe de su condición de hombre para todo pero no le asusta. Llega a las ocho de la mañana al negocio. Mira las existencias, comprueba que todo está bien y sale a comprar. Luego al bar y a preparar la comida del día. Prepara un menú diario “para las oficinas que hay en los alrededores” de 7,5 euros, aunque también lo sirve para las personas que se lo quieren llevar a su casa por 6 euros.
Además mantiene un grupo de menús degustación en los que aparece uno de sus platos más cuidados y aclamados por sus clientes, el arroz con bogavante. Todos los menús degustación tienen un precio único, 14,75 euros y tan sólo pide un mínimo de dos comensales para prepararlo. Dice que la receta de su arroz “no la doy, eso es un secreto” afirma divertido para a continuación destacar que la clave está en la materia prima: “un bogavante salvaje, a ser posible hembra, y comprarlo vivo. Con eso y cariño ya todo está hecho”.

p-zz-vinos-marco-jerez-aEs un gran conocedor de los vinos. En su establecimiento están por todas partes. Encima del mostrador, en unas pequeñas estanterías que dificilmente caben en el local y en un armario climatizado donde guarda lo mejor. Se muestra partidario de no cobrar grandes cantidades por los vinos “porque los vinos no sólo deben maridar con la comida sino también estar acordes con esta economicamente. No se le puede cobrar a alguien una cantidad por la comida y más del triple por los vinos.”
En las estanterías hay una amplia presencia de vinos de Jerez y de El Puerto. No cree que sea necesario utilizar siempre blancos para los pescados y tintos para las carnes y gusta de emplearlos en su cocina. Se confiesa hombre “de platos de cuchara. Fijate. Yo nunca como aquí, en el local. Cuando cierro me voy a alguno de los establecimientos de mis amigos y, aunque sea ya tarde, me conocen y siempre tiene algún plato de cuchara para mí”.

Descansar José Luis descansa poco. Tan sólo cierra los domingos por la tarde. El resto de los días abre para almuerzos y para cenas. En invierno es especialmente complicado coger mesa los miércoles porque ese día José Luis prepara su cocido madrileño, hecho muy a fuego lento, tanto que los garbanzos se llevan en la lumbre 6 horas, dando un peculiar olor a la calle Ganado Aprendió a hacerlo en la capital de España, observando, porque le gusta mucho observar las cosas. Lo prepara a la manera tradicional con tres vuelcos. “Hasta ahora nadie ha sido capaz de terminar con el plato” señala orgulloso, y la verdad es que es todo un reto. Primero sirve la sopa en plato hondo. Al cliente le coloca su plato y una sopera de donde puede ir sirviéndose. Después vendrá el vuelco de los garbanzos con las verduras y las patatas . Aquí repite la misma operación, una fuente de barro y plato para servirse y finalmente, la pringá donde no faltan carnes de ternera y de cerdo, tocino, chorizo y morcilla. Apenas queda sitio para el postre, que el mismo también prepara.

jimenezalcazar_02bJosé Luis no cierra ni el 24 por la noche ni el 31. Porque me gusta estar con mis clientes esos días “y porque muchas personas buscan un lugar donde comer en esas ocasiones y no lo encuentran. Los clientes se repiten cada año”. Reconoce que por lo singular de su establecimiento la relación con los clientes es muy especial: “Tienen que tener paciencia porque estoy sólo para todo, pero eso se suple con un poco de conversación. Tengo gente que viene desde fuera a comer el cocido o a probar los arroces y me enorgullece mucho que repitan”.
El local es especialmente austero. En la puerta no hay cartel con el nombre, tan sólo unos listados hechos a ordenador con los atractivos menús degustación. Una placa del Ayuntamiento anunciando la singularidad del bar y la excelencia de sus guisos. Dentro, encima del mostrador, una maceta, un decantador de vinos y, en la parte alta, presidiendo el local,  el escudo de familia de José Luis, cuyos padres eran de Jaén y, eso sí, siempre la radio puesta, en Kiss FM, porque le gusta la música y porque allí trabaja su hija Chantal." Pepe Monforte.



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Manuel Leveque Delgado, nació en Paterna de Rivera, aunque vivió en El Puerto desde muy temprana edad. Su historia, por la procedencia de su apellido, francés, y su llegada a El Puerto revisten tintes de aventuras  románticas propias del siglo XIX. ¿Acaso el apellido Leveque es descendiente del contingente de la tropa francesa que se quedó en Andalucía tras su paso por ella de las tropas napoleónicas? Los apellidos Joly o Poullet tienen acreditada esa procedencia.  Leveque es recordado por muchos portuenses por haberse dedicado a la venta de Gas (en realidad era petróleo) en la calle San Juan, casi esquina con cruces. Era una imagen tradicional en la década de los sesenta, verlo con un bidón y una manivela, con un mandilón, despachando el combustible en la puerta accesoria del almacén de la calle San Juán.

Manuel Leveque Delgado, was born in Paterna de Rivera, although he lived in El Puerto from a very early age. His past, due to his French surname and its arrival in El Puerto suggest romantic adventures from the 19th century. Perhaps the surname Leveque is a descendant of the contingent of French troops which stayed in Andalusia after the Napoleonic troops passed through? The surnames Joly or Poullet have been accredited this origin.  Leveque is remembered by many portuenses for his job selling gas (it was actually petrol) in calle San Juan, almost at the corner where the crossroads are. It was a traditional image from the seventies, seeing him with a can and a crank, his overalls on, serving fuel at the side door of the warehouse on calle San Juan.

Los trabajos de Leveque siempre estuvieron vinculados a los suministros y especialmente a la alimentación: primero fue panadero; posteriormente tuvo un almacén de  Ultramarinos en la calle Pozuelo esquina con Nevería, para más tarde trasladarse a calle San Juan esquina y vuelta con Cruces, almacén que regentaría más adelante su hijo Miguel. Mas adelante se amplía la actividad cuando adquiere una licencia para vender petróleo en un local contiguo al almacén, actividad que desarrollaría hasta avanzada edad. En los tiempos difíciles que le tocó vivir, durante la posguerra,  al desarrollar la actividad para la venta de productos alimenticios, ayudó a muchos portuenses que pasaban necesidad y que todavía lo recuerdan. En la fotografía Manuel Leveque con su mujer y nietos, en el 'Despacho de Gas' de la calle San Juan. En la foto aparecen Manuel y su mujer, Mercedes, con su nuera, Leonor Olivero Galán y nietos. (Fotos 1 y 2 (Colección Antonio Leveque Olivero).

Manuel tenía un hermano, Rafael, quien siempre tuvo una gran curiosidad por averiguar la procedencia de su apellido  Recabó información en parroquias de Paterna de Rivera, de donde él procedía, llevándole su investigación hasta la localidad del Saucejo, en la provincia de Sevilla, distante de Paterna unos 130 Kms, donde se cree que vivió el primer Leveque procedente de Francia, entre 1812-1814 con las tropas de Napoleón.  Enmarcada en el amplio conflicto de las Guerras Napoleónicas y en la crisis del sistema del Antiguo Régimen, encarnado en la monarquía de Carlos IV,  la Guerra de la Independencia se desarrolló sobre un complejo trasfondo de profundos cambios sociales y políticos impulsados por el surgimiento de la identidad nacional española y la influencia en el campo de los “patriotas” de algunos de los ideales nacidos de la Ilustración y la Revolución Francesa, paradójicamente difundidos por la élite de los afrancesados. Cuando se marchan los franceses, el Leveque que había venido enrolado en esas tropas napoleónicas, no vuelve --como muchos--a su país de origen, estableciéndose en la localidad del Saucejo y casándose con una española.  Se dedica en principio a la cría de caballos; más tarde monta una fábrica de vidrios en la zona.

Estamos ya en 1900. En Paterna ya reside Rafael Leveque, padre de Manuel -al parecer descendiente del francés- que fue mayoral de ganado bravo.  El dueño de la ganadería para la que trabajaba compró unos terrenos en El Puerto, por la zona de Crevillet, para la cría de ganado.  En uno de los viajes que realiza de Paterna a El Puerto para traer ganado, --a lo mejor para una corrida de toros--  lo hace en compañía de sus hijos entre ellos, nuestro Manuel Leveque Delgado, con 3 ó 4 años de edad dentro del serón de un burro, según contaba él. «Las conducciones de ganado bravo fue habitual al tener que llevar las corridas desde las ganaderías hasta las plazas donde se lidiarían que podían alargarse incluso mas de un mes si se trataba de plazas lejanas de la dehesas como las del norte de España. También se realizaba cuando se desplazaba el traslado de toda la ganadería. La aparición del ferrocarril y la utilización de las cajones produjo que a partir de 1868 se comenzara a utilizar este sistema de traslado de toros a la plaza. Se crearon las cañadas, cordeles, veredas, coladas, abrevaderos, descansaderos que cruzaban todo el país. Al aumentar el poder de los agricultores y la industrialización se deterioro la  cañadas y vías pecuarias, todavía es utilizado el mítico Paseo de la Castellana. El abandono de la  trashumancia se produce por el encarecimiento de la mano de obra, la destrucción de las vías pecuarias, la mayor disponibilidad de piensos concentrados... y naturalmente la presión del mercado de primar la cantidad frente a la calidad. Al principio del siglo xx se sustituyen los recorridos a pie por el traslado  en camión o tren pero, al encarecer esta practica también se abandono.» La Trashumancia: tradición, espectáculo y romanticismo. (Foto Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

En el gráfico del Padrón del  1 de enero de 2006, se observa que los nacidos en España con el apellido Leveque, son mayoritarios los naturales de la provincia de Cádiz. Repartidos, en concreto entre El Puerto de Santa María y en Paterna de Rivera, y algún municipio más. Manuel se casó con Mercedes, una portuense con unos inequívocos apellidos de El Puerto: Pérez Suano, con la que tuvo tres hijos, Miguel, Antonio y Mercedes.  Miguel y Antonio pertenecieron a la banda municipal de música, llegando Miguel a ser el director durante unos años, después de que dejara el puesto Francisco Dueñas Piñero. (Gráfico del Instituto Español de Estadística. INE).

Miguel Leveque, en la foto, quien durante años regentara el almacén de Cruces con San Juan, hijo de Manuel, dirigiendo la Banda de Música 'Maestro Dueñas' a su paso por el Ayuntamiento en un desfile de la Policía Local. (Foto: CMPH).

4

El primer taller de “La Rinconada” estaba situado en Puerto Escondido al final a la izquierda, en un local de la casa propiedad de la Familia Valimaña. Lo fundaron Fosco Antonio Valimaña Lechuga, (n. 02,05.1944) y Francisco Marín Gallardo, (n. 31.01.1943). Antes de abrir al público  “La Rinconada”, Fosco prestó sus servicios profesionales en el Taller “Aduana” ubicado en Pozos Dulces --donde ahora hay un aparcamiento junto al estribo del antiguo Puente San Alejandro, frente al Restaurante El Cortijo-- allá por el año 1962. Marín, entre otros, estuvo en el Taller  “El Venta” ese mismo año. (La fotografía está tomada el ocho de abril de este año).

The first "La Rinconada" workshop was located in Puerto Escondido at the end on the left, in the grounds of the Valimaña family’s house, founded by Fosco Antonio Valimaña Lechuga, (b. 02.05.1944) and Francisco Marín Gallardo, (b. 31.01.1943). Before opening "La Rinconada" to the public, Fosco lent his services in about 1962 in the "Aduana" Workshop situated in Pozos Dulces, where there’s now a car park next to the abutment in the old San Alejandro Bridge, opposite the El Cortijo Restaurant. Marín, amongst others, was at the "El Venta" Workshop that same year.

El primer taller "La Rinconada", en Puerto Escondido.

En 1963 ambos fueron juntos al Servicio Militar y fueron destinados a los Polvorines de la Sierra San Cristóbal. Allí como todos los españolitos de aquellas fechas se tiraron 24 meses, es decir hasta 1965. Ese año, el nueve de julio,  Marín y Fosco, que así se les conocía, abrieron un taller de motos y los clientes fueron los que le pusieron el nombre de “La Rinconada”, pues estaba en el último rincón de la izquierda de Puerto Escondido. Durante ocho años, aproximadamente se dedicaron sólo y exclusivamente a la reparación de motos. En aquel tiempo comercializaban las marcas de la época:  “Lambretta”, ciclomotores “Honda” de 50 CC, “Bultaco”, “Derbi”, entre otras.

Fosco Valimaña Lechuga, los hermanos Rafael y Luis Hernández Venegas, y Francisco Marín Gallardo, en el primer Taller 'La Rinconada', en Puerto Escondido.

Fosco Valimaña Lechuga, José Antonio Poullet Trujillo, Francisco Tobío de la Rosa. Foto tomada en el año 1983, en el local que les tenía cedido enfrente 'el Lunita'.

Después, a principios de la década de los setenta del siglo pasado, empezaron a meterle mano a coches de amigos y posteriormente a toda clase de coches contando con tanta clientela que en 1980 compraron lo que fue tonelería de José Luis Huerta, en la Calle Cruces. El 8 de Octubre de ese año obtuvieron la licencia de apertura, firmada por el primer alcalde del actual periodo democrático, Antonio Alvarez Herrera. “La Rinconada” conocía nuevo emplazamiento, llegando a contar con hasta 12 empleados, siendo uno de los talleres particulares mas famosos de la provincia de Cádiz -y fuera de ella debido a los veraneantes que venía a nuestra Ciudad-, y ello sin ser concesionario oficial de ninguna marca de coche. Le metían mano a todo.

Una vez establecidos en Cruces se dedicaron a coleccionar motos antiguas: en aquellas fechas la gente iba al Taller a preguntarles donde se podían deshacer de ellas y Fosco y Marín las recogían. Mas adelante empezaron con la recuperación de coches antiguos, contando en la actualidad con una buena colección, digna de ser vista. Debido a su afición de coleccionismo cuantan también con unas bicicletas antiguas y entre ellas un “Hercules”, que si no  es la única es una de las pocas existentes en la actualidad. Fueron  fabricadas el la Fábrica de Automóviles y Bicicletas «Anglada» que estuvo en la Calle Cielo.

Hace seis años, en 2002 recibieron una comunicación de expropiación por parte del Ayuntamiento sobre el local ocupado por el taller, para uso de viviendas sociales que, después de mucho pleitos no se pudo evitar.  El 10 de Mayo de 2008 por jubilación de Marín y baja por incapacidad laboral de Fosco, se cerró el taller y con el, una buena parte de la historia viva de de la automoción durante los últimos 43 años en nuestra Ciudad. Otras aficiones de nuestros amigos continúan, como las colecciones de vehículos -que bien pudieran acabar en un Museo del Motor- o el Club de Vehículos Antiguos y Veteranos y sus concentraciones, rutas y exhibiciones. Esos aspectos, esas aficiones, los dejamos para otra ocasión.

Caricatura dibujada por el artista y paisano nuestro, Miguel Pantoja del Puerto. Representa a Fosco y Marín con un grupo de clientes y operarios. Año 1995. (Las fotografías de este reportaje corresponden a la Colección de Vicente González Lechuga).

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