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rafaelalberti_xxx_puertosantamariaEl autor del libro De cuando Vargas Llosa noqueó a Gabo y otras 299 anécdotas literarias,  Luis Fernández Zaurín, considera  que "el género del anecdotario es habitual en la literatura anglosajona, pero raro en nuestra literatura" y por esa razón decidió recopilar en un libro anécdotas de autores clásicos y de escritores contemporáneos. El texto incluye las circunstancias que rodearon al poeta  Rafael Alberti Merello (El Puerto 1902- ibídem 1999) cuando su nombre sonó como posible Premio Nobel Literatura.

TREINTA VINOS EN ROMA.
En 1972 pensaron en Rafael Alberti para el Premio Nobel de Literatura. Fernández Zaurín cita al abogado, empresario y militante del PCE Teodulfo Lagunero, amigo de Alberti, que en aquella época vivía en Roma, en el Trastevere -de su casa colgaba un letrero que rezaba: "No se hacen prólogos", aunque luego siempre atendía a sus interminables encargos . El escritor porteño al principio estaba emocionado con la distinción, pero cuando ya estaba todo preparado empezó a cuestionarse "qué se le había perdido en Suecia, que cómo iban a entender los suecos Marinero en tierra y su gracia gaditana".

luisfernadnezzaurinLe concedieron otro premio que se recogía en la propia capital italiana, en la que le regalaban una treintena de botellas de vino y decidió no volar a Estocolmo, lo que terminó de enojar a la Academia Sueca. Ese es el motivo, según Lagunero, y no su militancia comunista como siempre se ha pensado, lo que le dejó sin Nobel de Literatura.

De todas formas, se desconoce cuánto le hubiera durado a Alberti el galardón, al menos en términos económicos. En su libro de memorias La arboleda perdida desvela que cuando le concedieron el Premio Nacional de Poesía, se gastó 4.000 de las 5.000 pesetas que le dieron invitando a helados, durante muchas tardes, a amigos y conocidos.

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Passio Domini Nostri Iesuchristi, secundum Portum Menesthei.

"In illo tempore", cuando los naranjos empezaban a estar en flor, las repartidoras de las modistas, con sus cajas de madera, cubiertas de gutapercha y sus asas de cuero, invadían, como locas, las calles, y, en la Prioral, se distribuían, a diestro y siniestro, las dalmáticas del Nazareno, teníamos por seguro que el siguiente domingo era Domingo de Ramos.

capiroteY no había pregón, ni concursos de saetas, ni conciertos de marchas procesionales, ni presentaciones de carteles, ni de revistas. Pero lo cierto es que se barruntaba la Semana Santa por medio de una serie de acontecimientos mayores, menores, con cuerpo o inmateriales,  pero rigurosa, cíclica y puntualmente repetidos.

En las casas el ritmo lo marcaba el trasiego de roperos, el planchado de las túnicas, la preocupación por estrenar traje el Domingo de Ramos, encargar el pan y la miel para las torrijas y la leche entera para el arroz con leche, ir a la Imprenta de Pérez para que Valentina te tomara la medida del cucurucho de cartón, acudir al "Miserere", al Oficio de Tinieblas, al Vía Crucis de Acción Católica con el Cristo del Amor...

Todo empezaba a oler a muerte y desolación, a penitencia y a arrepentimiento con las conferencias cuaresmales del Padre Rodríguez, S.J. A partir del Viernes de Dolores, en los retablos no se veía una imagen. Todas estaban cubiertas con velos morados y las mesas de altar, desprovistas de sus manteles y sus flores. Las hermandades comenzaban a limpiar los enseres y la Archicofradía del Santísimo Sacramento sacaba, de la bóveda del corral de la Iglesia, los bártulos que sirvieron de túmulo para los funerales de Felipe V, de Fernando VI o de Carlos III, y, en la capilla de Virgen de los Milagros, se aprestaba a montar el monumento del Jueves Santo.

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La Guardia Municipal de gala, en un cortejo procesional. (Foto: Archivo Municipal).

PUESTA A PUNTO.
Se engrasaban las matracas de los campanarios; se trasladaban los pasos a las iglesias, desde bodegas, garajes y naves; se dictaba un bando por la alcaldía sobre ruidos, inmovilización de vehículos y cierre de salas de cine y espectáculos desde el medio día del Jueves Santo hasta el Sábado de Gloria; se aprestaban los ropones de los maceros, de los clarineros y de los alguaciles; se pintaban por centésima vez el tenebrario y el candelero del cirio pascual; se sacaban los fraques y los chaqués en casa de los archicofrades y Bonifacio y Piñero se disponían a limpiar las cazoletas de plata de los hachones, los bancos de caoba y terciopelo, a desenrollar las esteras de rafia, y a preparar el ropón de muñidor y las sotanas de los acólitos...

alvarezgomezCuando llegaba la  Semana Santa, los olores eran mixtos entre el azahar, el incienso, el alcanfor, la cera quemada, la miel, Álvarez Gómez, Maderas de Oriente, Gotas de Oro, Instituto Español y Augusto Haüpold.

No, no es que la gente interpretara que había que darse penitenciales latigazos (de ginebra Rives) durante la Santa Cuaresma, sino que Don Augusto Haüpold, que "practicaba la elegancia social del regalo", enviaba, varias veces al año, a sus amistades unos enormes frascos de colonia que fabricaba de forma artesanal y con productos totalmente naturales, que olía que daba gloria, y que acompañaba con su tarjeta "A.H.A., Salud, Paz y Bien".

Olores, también, los del aguarrás y cera, para los pasos; el del "Caballo de Oro" y el del "Sidol"; el de la cola de conejo puesta al fuego; olores...

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LOS NOMBRES Y LAS HERMANDADES.
Pepa , la del Almendral, rizaba las palmas que traían de Elche y acababa su obra colocándoles moños de seda y campanillas de cartón forradas con papel de plata de las botellas del ponche. En casa de los “Telera” se bullía con lo de los guiones; en casa de Don José María Pastor, en la de Ramón Bayo, en la de Pepe Caamaño, en la de Manolito Iglesias, en la de Eduardo Ruiz, en la de Antonio Diaz Artola... con la Flagelación; en las casas de Juan y Jesús Py, en la de Valerio Marín, en la de Ramón Vaca o en la de José Manuel Terry..., con los Afligidos; en la de Manolo Ortega Infante, en la de Manolo Muñoz Rodríguez, en la de Pepe Merchante, en la de José María Gutiérrez,  en la de Meme Maiquez, en la de Manolo Sánchez y Sánchez, en la de Luis Merello, en la de Antonio Márquez..., con la Misericordia; en la de Francisco Quijano, en la de Luis Suárez, en la Fernando Arjona, en la de Antonio de la Torre, en la de José Ríos Santa Orosia, en la de José Muñoz Carrera, en la de José Bononato, en la de Castilla, en la de Stenterello Rosario Ventura, en la de Diego Utrera, en la de Carlos Zamora, en la de Poniqui, en la de Lorenzo Boragno, en la de Miguele Forte, en la de José Moresco, en la de Diego Muñoz, ... con el Nazareno.

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El Nazareno a su paso por la calle Vicario, delante de la Iglesia, en 1941.

En la de José Caveda, en la Fernando Osborne, en la de Javier Fernández Prada, en la de José Luis Péculo,  en la de "Carito"..., con la Humildad y Paciencia; en la de Manolo Lojo, en la de Pepe Morillo, en la de Lloret, en la Federico Herrera, en la de Lerdo de Tejada, en la de Fernando Terry Galarza..., con la Veracruz; y en todas, todas, las casas de los congregantes marianos, en la de Varela, en la de de Ruffoni, en la de Galarza, en la de José Luis Osborne, en la de todos ranchos de los mayetos y en todas las tiendas de montañes, con la Soledad.

VISTIENDO SANTOS.
Doña Cruz Hernández sacaba la túnica, de terciopelo granate, que le había hecho al Nazareno con las cortinas de su casa-bien-venida-a-menos y se disponía a vestir al Cristo; Doña Rufina Vergara se preparaba para poner de "cristianar" a la Virgen del Desconsuelo; Luisa Aquino, a la Virgen de los Dolores; Mercedes Avila para adobar al San Juan de Pedro Roldán; Margara Hernández, a la Virgen de la Piedad; Esther Cuervo, a la Virgen del Rosario en sus Misterios Dolorosos; Marta de Gregorio, a la Virgen de la Amargura, y doña Angeles Domecq, a la Soledad.

Penitencia_2PENITENCIA REAL.
El "Tío de las Cadenas", preparaba las suyas, largas, gruesas, para atárselas a los tobillos y arrastarlas, en penitencia, con hábito y la cara cubierta detrás del paso del Nazareno; el "Tuerto del Resbaladero", su cruz para emular al Cristo, detrás de su paso; Milagros Góngora, la única mujer que se vestía de túnica, aderezaba su hábito y su antifaz para ir descalza detrás de todos los pasos de Cristo, por una promesa que hizo si su hija Manuela se curaba de la pierna...

SAETAS, CAPILLAS MUSICALES Y BANDAS.
Laynez, Pellicer, Paco "El Azotea", Gatica, Carrasco, Esperancita López, Juan Arjona, Matiola, Milagritos Forte y “El Demonio” no tomaban nada frío para conservar la garganta en buen estado toda la Semana cantando saetas...

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La banda de cornetas y tambores de Torriguera (en la imagen superior vestidos de romanos) y la de música del Rocafull ensayaban marchas procesionales...

La capilla de música del Nazareno, a las órdenes de Ramón Zarco, entrenaba motetes y salmos... El coro de Acción Católica, bajo la dirección del maestro Dueñas, perfilaba los cantos del "Miserere", de la misa del Domingo de Ramos, de los Oficios del Jueves y del Viernes Santo y los del Sábado de Gloria.

CARGADORES PROFESIONALES.
Los "gallegos" del muelle, los Paquis, los Gatica, Figueroa, Bononato..., trataban de concertar cargar los pasos con los priostes de la hermandades; el cabo Mulero, consultaba los horarios de las salidas para estar puntual, con su escuadra montada de Guardias Rurales, encabezando las procesiones...

antonio_sacristan_11_puertosantamariaLas "Quicas" terminaban de entolar las mantillas antiguas que, restauradas, iban a lucirse en las visitas a los sagrarios... Antoñito, el Sacristán (en la imagen de la izquierda), ordenaba a Varela sacar los ternos ricos: el rojo, de terciopelo bordado, para el Domingo de Ramos; el morado del Cardenal Infante, con planetas y estolón, para el Jueves; el negro de tercipelo, para el Viernes y el blanco bordado, para el Sábado de Gloria.

Procedente de Andújar, el Rerre, con el carro de pértigas, arrimaba a las iglesias cajones de cera y el cirio pascual.

LOS CORTEJOS PROCESIONALES.
Y, así, entre la Pasión, según San Mateo y según San Juan, cantada por tres curas, el "flectamus genua. Levate" y el Gloria y las campanas de la Resurrección, iba discurriendo la Semana Santa portuense, con sus procesiones, litúrgicamente encabezadas por los guiones («--Anda, niño, que eres más largo que el guión de la Veracruz»), la escuadra a caballo de Guardias de Campo, los basureros, con espuertas y latillas, para recoger el estiercol, la Cruz de Guía, los penitentes, el senatus (S.P.Q.R., "San Pedro quiere rosquetes"; que no: "Senatus PopulusQue Romanus"), el estandarte, el paso del Cristo, la gente de penitencia, la banda de cornetas y tambores, más penitentes, las "representaciones" la presidencia, el paso de palio y, cerrando, el preste, de capa, con su bonete, como Dios manda, y la banda de música; y las visitas a los sagrarios, en los monumentos de San Francisco, la Concepción, el Espíritu Santo, San Joaquín, las Esclavas, el Hospital, las Salesas y las Capuchinas y, lógicamente, en la Prioral.

san_pedro_puertosantamariaTODO MUY SIGLO XVIII, TODO MUY SIGLO XIX.
Y es que entre el barroco y el neoclásico pulularon los estilos mayores de nuestra Semana Santa. Entrañables y recordados pasos reducidos, casi en miniatura, los de nuestras cofradías --"la caja de cerillos" le decían al paso de palio de Nuestra Señora de los Dolores y San Juan--; mantos elegantemente  bordados de la Vírgenes del Desconsuelo o de la Soledad; palios ochocentistas sobre nada más que diez varales; centurias romanas de lata y damasco; bocinas del Santo Entierro; guiones de la Veracruz, de la Humildad, de la Misericordia; de la Soledad y los dos del Nazareno; varas de mando con fustes de caoba; sayones, romanos y hasta San Pedro, de cartón piedra (en la imagen de la izquierda); cruces con manguilla; presidencia del "duelo" con las fuerzas vivas y el Ayuntamiento bajo mazas, con los ropones negros, las mazas, enfundadas en crespón, a la funerala, y los clarineros con sordina; "comunidad de venerables granujas", que así llamaba el Dr. don Antonio Cía Moreno, a quienes nos vestíamos con las dalmáticas --moradas las del Cristo y blancas las de la Virgen--en el Nazareno o donde se encartara; pasos arreglados con alhelíes o con humildes amapolas de los trigales, mantenidas con aspirina; gradillas de la cera...

EL PRINCIPIO DEL CAMBIO.
Todo nos parece hoy vergonzante y, sin embargo, está unido a nuestra más entrañable tradición. Esto empezó a cambiar, el día en que a Miguel Castro se le ocurrió traer a la cuadrilla de "El Gorrión" para el paso de la Virgen de la Misericordia y comenzó un mimetismo enfermizo de Sevilla, vía Jerez. Se desencadenó una carrera, que no ha parado, de plata cofradiera, de "bacalaos", de "simpecados", de.... y hemos abandonado nuestros enseres más característicos que se pudren, en el mejor de los casos, en los cuartos de las hermandades. Han aparecido nuevas cofradías, que luchan por parecerse a Sevilla.

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Antigua carrera oficial por la calle Larga,  presidida por el poder civil  y del 'Movimiento', con guerrera blanca: Francisco Rábago de Celis, Antonio de la Torre González y José Antonio Nuchera González..

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La presidencia de los poderes públicos, en la Hermandad del Santo Entierro, que entonces procesionaba los sábados. vemos al alcalde Fernando Terry Galarza, al juez José Luis Suárez Gutiérrez, el capitán de la Guardia Civil, Santiago Maza Redondo y a distintas representaciones militares, delante, en dos filas, los concejales, solo vemos a Manuel Rebollo. Año 1972. (Foto: Archivo Municipal).

Sin embargo, miramos, con nostalgia, las viejas fotografías de nuestras hermandades en la calle; de nuestros monumentos del Jueves Santo; de los Oficios presididos por el Ayuntamiento y arropados por la Archicofradía... Echamos de menos la liturgia de lo nuestro y el valor de nuestros detalles y nuestros signos; de los mil y un vestigios que hemos ido dejando en la cuneta. Y nos preocupa, y nos conmueve. Pero, ahí está la fiebre de los estrenos que nos arrolla y nos llama a ser iguales, igualitos, que Sevilla, pero menos, bastante menos. "Tibi soli peccavimus".
Y, en el pecado, en el pecado, está la penitencia.
¡Verbum populi!, Gloria tibi, Domine. (Texto: Luis Suárez Ávila).

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La imagen de Ntra. Sra. del Dolor y Sacrificio, a su paso por los desaparecidos 'palos' de la Calle Cervantes o Lechería (*). (Foto: Rafa).

Tú y yo sabemos, Virgen, por qué no iba a verte pasar ‘por los palos’, allá por Cervantes arriba, la noche del Martes Santo.
Pero quisiste que fuera una vez y lo hice. Fui con el animo dispuesto a presenciar una cosa más de nuestra Semana Santa, la pericia de unos improvisados costaleros al hacer bajar tu imagen y alzarla después, ante aquel obstáculo providencial, así lo creo, con que se encontraron los ‘nazarenos’ en su primera salida.
Pero no fue esto lo que yo vi; no fue tu imagen formando una Cruz, madero vertical, con los travesaños de la calle. Te ví a Tí misma, Virgen, en la plenitud de tu Sacrificio, con toda la grandeza de tu Dolor.
No fue tu imagen, no fueron ‘tus nazarenos’ los que te bajaron, fuiste Tú misma la que descendiste a lo más empinado de la calle, para acercarte a nosotros, a mí, para que viviésemos contigo el sublime momento de la Redención, para la que tu aportación fue, a mi humilde entender, necesaria.
Sacrificio, Dolor y Resignación se reflejaban en tu divino semblante, y aquellos tres palos de la calle, me recordaron las tres cruces del lugar más santo de la tierra; y al estar entre ellos te vi a los pies de la Cruz; del centro, la Redentora, la que hizo que la cumbre del Gógota sea ‘vista’ desde todos los lugares del mundo.
Yo te vi así; pura realidad; me di perfecta cuenta de tu Dolor y me avergoncé de pensar en el mío; vi con toda claridad tu Sacrificio y comprendí lo poquito que tengo de Cirineo, y a llegar hasta mi tu Resignación, comprendí, más aún, la generosidad del Redentor.
Que yo creí que aquello de la calle Cervantes, era una cosa más y que fue para mí una cosa única.
Yo te vi así, ¡Gracias Virgen!

(Texto: José Lucas Morillo León. Revista Cruzados. Año 1966).

(*). "La calle Cervantes o Lechería, también se denominó 'Calle de los Gitanos'. La colonia de los gitanos se encontraba en 1704, mayoritariamente, en la calle Lechería. También se concentraban un grupo en la calle la Yerba, con los topónimos de Sorteño o Espartera, nombre de la época parra la parte más alta de la calle Ganado". (Juan Leiva Sánchez).

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La procesión infantil, a su salida de la calle San Juan.

Siempre han habido en la Baja Andalucía las procesiones infantiles de la Cruz de Mayo, en las que, sobre un cajón, se colocaba una cruz llena de flores y los niños organizaban un cortejo, con un “recaudador” que iba con una latita pidiendo: “una perrita para la Cruz de Mayo”.

Durante los años 2006, 2007 y 2008, Pepita Lena Terry que había recibido de casa de su abuelo, Carlos Terry, un pequeño pasito del siglo XVIII con un calvario de vestir, quiso que sus nietos vivieran lo que ella y sus hermanos y primos habían vivido en su niñez. Desde la casa en la calle Larga de su abuelo, sacaban ese pasito hasta la Plaza de los Jazmines y volvían a la puerta del jardín de esa casa por la calle Cielos.

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Eddie, y sus amigos Valentín y Manuel, llevando el paso. Detrás la banda de cornetas y tambores, a su paso por la plaza de Juan Gavala.

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Grupo de niñas de mantilla

Así, Pepita Lena y su marido Luis Suárez, restauraron las imágenes de la Virgen, de la Magdalena y de San Juan, se le hicieron nuevas “caídas”, con galones dorados y cierres bordados, al paso. También Pepita Lena hizo las insignias, el guión,  bordó el estandarte. Luis Suárez hizo las astas de las insignias, y “compuso” los ciriales,  Antonio Sánchez Cortés confeccionó los ornamentos para el pequeño cura,  y se convocó a más de cien niños, del barrio y amigos de los colegios de los nietos, para organizar una procesión.

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Cruz de Guía y estandarte. Al fondo las niñas de mantilla.

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Luis de preste, a la izquierda niño con incesario, y al fondo, el aguador con un cantarito de Lebrija.

Fue  la primera el Viernes de Dolores de 2006, a las 6 de la tarde desde la casa San Juan, 17. El orden fue el siguiente: Guión, Cruz de Guía, con dos ciriales,  filas de niños con velas, grupo de niñas de peineta y mantilla, estandarte con dos ciriales, nueva filas de niños con velas,  ciriales, incensarios, navetas, dos aguadores, con pequeños cántaros de Lebrija,  el paso por cuatro niños/ñas y, detrás de él, el preste con alba, cíngulo, estola y capa pluvial.

Cerraba la procesión una escueta banda de cornetas y tambores, mandada por el pequeño corneta Juan José Cristo Cumbrera. Había tres cuadrillas de niños/ñas costaleros, ensayados por el paciente Jorge, padre uno de los niños.

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La procesión en las gradas de la Prioral.

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La mas pequeña, Carmen, de peineta y mantilla.

El recorrido: San Juan, Vicario, Plaza de España, entrada en la Prioral para hacer estación de penitencia, palabras del párroco, salida de la Prioral, calla Vicario, Plaza de Juan Gavala, calle Luna, Placilla, Santa María, Plaza de Juan Gavala, calle San Juan y a su “templo”. Al salir y al entrar, la banda tocaba la marcha real y durante la procesión diversas marchas. La procesión congregaba por las calles de su recorrido a numeroso público. Cuando se recogía, a todos los niños participantes, se les daba en el jardín de la casa una suculenta merienda.

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Tomás de preste, con el paso detrás, antes de salir la procesión.

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El Paso, con las imágenes del Crucificado,  la Virgen, de la Magdalena y de San Juan

La causa de su supresión en 2009, fue porque el Ayuntamiento que había prestado toda su colaboración,  exigía tener permiso del Obispado, pedir un permiso municipal con antelación, contratar una póliza de seguro y muchos requisitos más. Lo que fue una iniciativa inocente hubo de terminarse por la burocracia y porque los niños fueron creciendo y ya estaban, algunos,  en edad de salir en las procesiones de “verdad”.  Así que, por lo menos, se creó una cantera de nuevos cofrades.

Todos los años  procesión fue recogida por Telepuerto y tuvo su eco en periódicos como el Diario de Cádiz y otros de la zona.

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larga_desde_chanca_puertosantamaria(Para las hermanas Montse y Laura Fabra).

La nostálgica foto de postguerra del tramo de Larga, entre Chanca y Caldevilla, incluida en la nótula 588, ha originado una docena de comentarios, a los que quiero unir el mío. Sería Rafael Sevilla, uno de los refundadores de la Hermandad del Rocío local, en su etapa como edil, el responsable de devolver a esta gran vía porteña  el mismo o similar aspecto que tuviera en su juventud, época  a  la que, según creo, corresponde la foto cedida por Vicente González, plantando  naranjos en las aceras desde el inicio de la calle hasta la esquina con Luja. También rescató de la incuria y olvido en que se encontraba el Paseo de la Victoria, o al menos lo intentó, adecentándolo y creando una fiesta veraniega: la “Feria del Vino” que rememoraba las tradicionales veladas en aquel mismo lugar y época, antes de que fuese escenario de la feria de primavera mediado el siglo pasado. Con el paso de los años, y viendo lo que estamos viendo, estas gestiones puntuales se agigantan hasta convertirse en heroicas, dado que en las últimas décadas el ayuntamiento, mejor dicho, sus responsables, destruyen sin pudor buena parte de lo que de tradicional y genuino crearon los portuenses que nos precedieron, en función de talante o capricho de concejales y alcaldes.

Pero este no es el motivo de mi comentario,  que ahora expongo. Todos y cada uno de  los trece inmuebles que están edificados a sendos lados del tramo que nos ocupa de calle Larga tienen su propia “historia”, lógicamente.

En esta ocasión me voy a referir a una casa que no figura en el encuadre de la instantánea de la nótula anterior, reproducida en pequeño formato al principio de ésta. Pero que si aparece en la siguiente fotografía.

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Calle Larga esquina con Chanca, a la izquierda la casa del Dr. Juan Fabra, a la derecha la casa de Vicente González Bruzón. (Foto Colección: Mata).

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Calle Larga esquina con Chanca, en la actualidad. A la izquierda, la casa del Dr. Fabra, reconvertida en pisos y sede de una inmobiliaria, a la derecha la casa de González Bruzón, sede del Servicio Provincial de Recaudación. (Foto: GdP).

Hacía esquina con Chanca y, actualmente, tampoco existe.  Ocupa su espacio una construcción de nueva planta,  señalada con el número 54.    A los que pueda interesarle, de forma muy simplificada, les relataré la pequeña gran historia de sus moradores del siglo XIX, época en la que se la identificaba con el número 110 hasta 1860 y con el 56 a partir de esa fecha.

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Patio de la casa de Vicente González Bruzón. (Foto: Colección V.G.L.)

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Sala de estar de la casa de Vicente González Bruzón. (Foto: Colección V.G.L.)

En 1800 la casa era propiedad de Benito del Carpio y la tenía arrendada a una señora llamada María Ahedo. Anteriormente, en el siglo XVIII, su padre, un navegante llamado Francisco de Ahedo había sido inquilino de los anteriores propietarios. Cuando los franceses invadieron la ciudad la casa permaneció cerrada. Después, en el primer tercio de ese siglo la ocupaba María del Carmen Vernacci, aunque su propietaria era  Rosa Gutiérrez. La inquilina estaba casada con Mateo Cuadrado pero el marido vivía en Madrid, bien por deberes laborales o profesionales o porque estaban separados. Para ayudarse económicamente y no estar sola en toda casa subarrendó el piso bajo a la familia Diaz Noó. En total eran seis personas: el matrimonio, tres hijos y un hermano de la esposa, demente. Esta circunstancia provocó que durara poco tiempo la estancia de Francisco Diaz Noó, dependiente de comercio, al que le relevó en el subarriendo un bodeguero y extractor inglés: Francisco Headl. La moral y buenas costumbres de la época desaconsejaban que ambos estuviesen solos, así que para evitar murmuraciones se instaló en la casa su hermano Joaquín, Ayudante de Marina, la esposa de este, Dolores Moreau, quien a pesar de su apellido claramente francés, era de El Puerto de Santa María y sus cuatro hijos de corta edad. Junto con ellos, pero instalados en la planta baja, dos sirvientes.

lsuarezavila_puertosantamariaEn 1875 también compartieron la casa dos vecinos. En el piso principal o alto vivía un viudo de edad madura, natural de Guatemala, llamado Felipe De la Riva y Yela y media docena de sus hijos, con edades comprendidas entre 8 y 16 años. En realidad era viudo por partida doble. De su primera esposa, Ángeles Ruiz, tenía dos hijos que habían quedado en Guatemala con la familia materna.  Los seis hijos que le acompañaban era el fruto del segundo enlace con Victorina Nicolau, hija mayor de un prestigioso abogado local, Francisco Nicolau , que tenía su bufete en calle San Juan, en la misma casa en la que lo tiene actualmente  Luis Suarez Ávila, un asiduo y magnífico colaborador de este blog.  (En la imagen de la izquierda, óleo del patio de la casa de Luis Suárez Ávila, pintado por él mismo, en el actual número 17 de la calle San Juán).

Uno de sus hijos varones, Rafael De la Riva Nicolau, pocos años después se convertiría en un prestigioso doctor, liberal y contestatario, que llegó ostentar la dirección del hospital municipal. Hemos querido citar expresamente esta condición de uno de los moradores de la desaparecida casa esquinera de Larga y Chanca para comprobar la analogía entre este –con un siglo de diferencia-  y Don Juan Fabra, el doctor propietario y vecino de la misma, padre de las comentaristas a las que he querido informar de algunos de los habitantes que les precedieron en su casa natal.

Los inquilinos del bajo en estos mismos años eran dos dependientes montañeses y un empleado a punto de jubilarse, un asturiano de Merodio llamado Ramón Colosía.

grant_arguardiente_puertosantamariaVarios lustros después, en 1890, ocupaba la casa nada menos que el fundador de una de las pocas firmas vinateras supervivientes en el naufragio bodeguero local: Edmundo Grant Falcone. Londinense de nacimiento, había emigrado desde la capital del Reino Unido a esta pequeña pero floreciente ciudad del sur de Andalucía con solo 17 años, con el apoyo y protección de un pariente, (desconozco el grado) llamado Alejandro Grant, instalado en ésta,  dedicado al comercio en pequeña escala que le buscó un empleo en el negocio de exportación de su compatriota Guillermo Oldhan, cuyas bodegas estaban en la actual calle Albareda. En la fecha que hemos citado era un anciano de 76 años y era su hijo Edmundo Grant López el continuador de los negocios familiares.  Anteriormente había vivido con su familia en la misma calle, en la casa número 22, reedificada hace varias décadas por el doctor Fernández Prada, un lugar muy cercano a la empresa donde se inició en las tareas vinícolas. Es bastante probable que falleciera en esa casa, dos años después. (En la imagen de la izquierda, etiqueta de uno d elos productos de la Fábrica de Arguardientes y Licores de Edmundo Grant).

En 1895 la ocupan un comerciante y su familia. Ambos son miembros de conocidas y prestigiosas familias de la sociedad local de fin de siglo. Él,  José Francisco Barreda Pérez,  su esposa, Carlota Miranda Hontoria, nacida en Valencia, hija de un coronel de Caballería y tres de sus cinco hijos: Manuela y Carmen  y un varón: José Barreda Miranda, que estudia en San Fernando, en la Escuela Naval.  Vienen de residir en el número 41, la casa donde está ubicada actualmente una entidad bancaria, casi enfrente de la que nos ocupa.
Esta familia serán los últimos residente del siglo XIX. En 1904 están viviendo en la casa la familia Maraver Jiménez, pero eso es otro siglo. Y no quiero hacer interminable mi comentario. (Texto Antonio Gutiérrez Ruiz)

Antonio Gutiérrez Ruíz, uno de los fundadores de la hace 10 años desaparecida revista Puerto Guía, hoy reconvertida en asociación cultural de promoción del Patrimonio Histórico porteño, se ha especializado en la realización de estudios e historia de las casas portuenses. Pueden contactar con él directamente en el correo electrónico sedtel@hotmail.com

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José Luis Tejada. Año 1959. Teatro Principal.

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Presidencia del Pregón de 1960 en el Teatro Principal: podemos ver, de izquierda a derecha a  Luis Almansa, Jefe Local del Movimiento y cofrade del Cristo del Amor, Neto, el concejal Fernando Arjona Cia, el Arcipreste de la Ciudad, Manuel Salido, el alcalde en funciones Javier Fernández Prada, el párroco de San Joaquín, José María Rivas y el concejal Eligio Pastor Nimo.

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Francisco Montero Galvache. Año 1960. Teatro Principal. (Pregonaría también en 1969)

1949 José Luis de la Rosa Domínguez. Teatro Principal  1958 Miguel García Posada. Teatro Principal 1959 José Luis Tejada Peluffo. Teatro Principal 1960 Francisco Montero Galvache. Teatro Principal 1961 Miguel Martínez del Cerro.  Teatro Principal 1962 Parece ser que no hubo pregón.

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El Pregón fue transmitido por Radio Juventud de Cádiz.

1963 Luis Gómez de Aranda y Serrano. Teatro Principal 1964 Juan Ignacio Varela Gilabert. Teatro Principal 1965 Manuel García Cevallos. Teatro Principal

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Monseñor José María Cirarda Lachiondo. Año 1966. Teatro Principal.

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Jesús de las Cuevas. Año 1967. Teatro Principal.

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Auditorio Teatro Principal. Año 1967.  En el foso, la Banda del Maestro Dueñas con él en primer término.

1966 Monseñor José María Cirarda Lachiondo. Teatro Principal 1967 Juan de la Lastra y Terry. Teatro Principal 1968 Luis Suárez  Rodríguez. Teatro Principal 1969 Francisco Montero Galvache. Teatro Principal 1970 Juan Ignacio Varela. Teatro Principal 1971 Manuel Martínez Alfonso. Salón de actos del Instituto Santo  Domingo 1972 Rafael Caballero Bonald. Instituto Santo  Domingo 1973 Antonio Murciano González. Instituto Santo  Domingo

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Antonio Murciano González. Año 1973. Instituto Santo Domingo.

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El almirante Eduardo Gener Cuadrado. Año 1974. Instituto Santo Domingo.

1974 Eduardo Gener Cuadrado. Instituto Santo  Domingo 1975 Rvdo.?Fernández A.  Instituto Santo Domingo 1976 Juan Ignacio Varela Gilabert. Instituto Santo  Domingo 1977 Francisco Montero Galvache. Salón de actos de la Casa de la Cultura. 1978 y 1979  No se organizó

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Auditorio del antiguo Convento de Santo Domingo, durante el Pregón de la Semana Santa de 1970.

1980 Luis Suárez  Ávila Instituto. Santo  Domingo 1981 José Luis Larrahondo Hernández. Capilla de la Aurora 1982 Jesús Nogués Ropero. Instituto Santo  Domingo 1983 Francisco del Castillo Tellería. Capilla Hospital San Juan de Dios 1984 José González Moreno ‘Pepillo’. Iglesia Mayor Prioral

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Juan Ignacio Varela Gilabert. Año 1970. Instituto Santo Domingo. (Pregonó en tres ocasiones: 1964, 1970 y 1976).

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Rvdo. Fernández A. Año 1975. Instituto Santo Domingo

1985 Joaquín Rodríguez Royo. Iglesia de las Carmelitas 1986 Rvdo. Eduardo Martín Clemens. Iglesia de las Esclavas 1987 Tomás Díaz Prieto. Iglesia de la Concepción 1988 José Luis de la Rosa Domínguez. Parroquia de San Joaquín 1989 Juan González García. Iglesia de las Esclavas 1990 Agustín Merello del Cuvillo. Auditorio Municipal San Miguel 1991 Juan Villarreal Panadero. Auditorio Municipal San Miguel 1992 Enrique García Máiquez. Iglesia de las Esclavas 1993 Felipe Bononato Sáez. Auditorio Municipal San Miguel 1994 Enrique Víctor de Mora Quirós. Auditorio Municipal San Miguel 1995 Inmaculada Cáliz González. Auditorio Municipal San Miguel 1996 Miguel Ángel Zambruno. Cerdán Cine Macario 1997 José Carlos Fernández Moreno. Auditorio Municipal San Miguel 1998 Álvaro Cosano Alarcón. Auditorio Municipal San Miguel 1999 José Manuel Castilla Osorio. Auditorio Municipal San Miguel 2000 Pablo Luis Tejada Romero. Auditorio Municipal San Miguel 2001 Juan Antonio Liaño Pazos. Auditorio Municipal San Miguel 2002

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Isaac Manuel Velázquez Gómez. Año 2002. Auditorio Municipal San Miguel  vulgo ‘Las Capuchinas’.

2003 Miguel Ángel Novo Pérez. Auditorio Municipal San Miguel 2004 Paqui Durán Redondo. Auditorio Municipal San Miguel 2005 Antonio Velázquez Garay. Auditorio Municipal San Miguel 2006 Fray Martín Alexis González Gaspar. Auditorio Municipal San Miguel 2007 Gabriel Álvarez Leiva. Auditorio Municipal San Miguel 2008, Guillermo Riol Fernández. Auditorio Municipal San Miguel 2009

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José Manuel Romo Madera. Año 2009. Teatro Muñoz Seca.

José Manuel Romo Madera. Teatro Municipal Pedro Muñoz Seca. 2010 Francisco Andrés Gallardo Alvarado Teatro Municipal Pedro Muñoz Seca.

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Francisco Andrés Gallardo. Año 2010. Teatro Muñoz Seca. (Foto: Jorge Roa).

En 1992 García Máiquez pronunció el pregón en la tarde del sábado anterior al Domingo de Pasión. Desde 1993 volvió a instaurarse, y de forma ininterrumpida, en la mañana del Domingo de Pasión. (Fotos: Archivo Municipal).

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De izquierda a derecha, Alfonso Ussía, que presentó el libro; Javier Alonso Osborne, su sobrino Bertín Osborne, Carmen Fernández de Blas, directora de la editorial Martínez Roca, y Fernando González Urbaneja, presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid. (Foto: Revista Hola).

En la Asociación de la Prensa de Madrid, Javier Alonso Osborne, director adjunto de «Hola», presentó un libro estrictamente histórico y memorial. ¿No queréis memoria histórica? Pues, ea, hijos míos: ahí la tenéis. El libro de Javier Osborne lo escribió su madre, en la guerra. Es el diario de su madre, María Teresa Osborne Tosar, que Javier guardó durante setenta años y que ahora ha transcrito y publica con un título gracias a Dios políticamente incorrectísimo: «A mi marido lo asesinaron en Paracuellos».

He tenido el honor de poner epílogo a este testimonio histórico, que prologa Alfonso Ussía, lo que me ha permitido conocer en manuscrito la inmensa capacidad narradora de María Teresa Osborne. ¡Qué bien cuenta las cosas esta señora! Es como un diario de Ana Frank con acento andaluz del Puerto.

mteosbornetosar_puertosantamariaQué inmensa capacidad para transmitirnos su dolor. Su soledad. Su angustia. Su amor. Su miedo. En el terrible Madrid de la guerra, cuando le acaban de fusilar a su marido, funcionario del Patrimonio Real en El Escorial, y está embarazada de un niño, que habrá de ser nuestro Javier Osborne cuando nazca en aquel infierno rojo.

Y qué maravilla de ciudad el muy literario Puerto de Santa María, que produce estos prodigios de escritura como el largo testimonio, el arrebatador alegato de María Teresa Osborne. La admirable burguesía comercial del Puerto en el primer tercio del siglo XX, la ciudad de Muñoz Seca y de Alberti, produce también personajes tan delicados y refinados, tan cultos como María Teresa Osborne. La autora de este expresionista relato del dolor, el amor y la muerte no era una escritora. No tenía vocación literaria, ni formación humanística. Era una señorita bien del Puerto. Nada más y nada menos que una señorita bien del Puerto, a la que la capacidad narradora, no sé, quizá le viniera de su antepasada Fernán Caballero, a la sombra de las jacarandas en flor del patio de la bodega de Mister Thomas Osborne, sombra morada del martirio familiar, morada de la franja usurpadora colocada a la bandera de España.

Qué temple tenía aquella señorita bien del Puerto de Santa María que escribía como los ángeles. De este libro me ha impresionado la capacidad de tirar para adelante de esta mujer admirable. En las peores circunstancias. Sola de toda soledad en el ojo del huracán de la mayor tragedia de España que vieron los siglos. En un Madrid hostil, sin familia, con los suyos en zona nacional, con el marido asesinado por los rojos y con un hijo en su vientre. Bendito fruto de tu vientre, María Teresa Osborne, que ha guardado este rito de fidelidad a la memoria de su madre y ha podido, ha sabido y ha querido rescatar los papeles escritos con su letra picuda de entereza de señorita bien del Puerto que siguiendo el destino de un amor se tuvo que convertir, a la fuerza, en mujer fuerte en el Madrid rojo, bombardeado, hambriento, oscuro, sucio, donde nadie conocía a nadie ni quería conocerlo, no fuera que lo delatase. Qué cercano nos hace el terror María Teresa Osborne, cómo consigue que lo sintamos con ella, sola, con un niño en brazos, en una España partida en dos, con la familia inmensamente lejos. Tan lejos como la mar de la bahía.

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En la fotografía, uno de los lugares donde ocurrieron estos episodios de represión de la Guerra Civil Española, erigido en recuerdo y memoria de los asesinados. Al fondo de la imagen, una cruz blanca de grandes dimensiones, en la ladera del ”cerro de San Miguel”, es visible desde la proximidad del aeropuerto de Barajas.

antonioburgosbGracias, Javier Osborne,  por este homenaje a tu madre en forma del libro de su memoria triste, que te honra. Muchas gracias, Javier, porque nunca la masacre de Paracuellos, que es nuestro Auswich en el genocidio que ahora silencian, fue contada con tan hondas, sentidas, certeras, precisas palabras por una joven viuda española a la que le asesinaron el marido. Era una señorita bien del Puerto de Santa María que en la espera y la esperanza de un hijo se creció ante la injusticia del destino, ante la locura colectiva, y nos dejó la reciedumbre en letra picuda e inglesa de este impresionante testimonio de una mujer fuerte en una España martirizada. (Texto: Antonio Burgos).

Javier Osborne ha guardado el diario de su madre durante setenta años y ahora ha decidido publicarlo en forma de relato. Un testimonio real que cuenta cómo María Teresa Osborne Tosar, embarazada de tres meses y sin recursos, huyó de Madrid después de que su marido, Francisco Alonso, fuese arrestado en su casa de El Escorial en noviembre de 1936. María Teresa regresaría a la capital tiempo después para buscarle, pero no volvió a tener noticias de su paradero. Su hijo, por tanto, nunca llegó a conocerle y se enteraría en su casa familiar de El Puerto de Santa María de que fue asesinado durante los primeros meses de la Guerra Civil.

javieralonsoosborne_puertosantamariaEn palabras de Javier Alonso Osborne (en la imagen de la izquierda), su hijo: “Este libro era el ‘reportaje’ que me quedaba por hacer", dijo el autor durante la presentación. En su obra, Javier explica: "No tengo más remedio que responder a las preguntas cada vez más insistentes de mis hijos y mis nietos... De pronto me acordé del diario de mi madre, que tuve olvidado durante setenta años, pero que la "memoria histórica" había desenterrado... por su incesante búsqueda de fosas y trincheras, dormida en la injusticia de los tiempos, para reivindicar a un abuelo muerto, cuando en casi todas las familias españolas hay un padre, un abuelo... cuya foto -ni roja, ni azul- permanece en la cómoda del pasillo, en cualquier cajón, sin que ni los hijos ni los nietos pregunten detalles de aquella guerra que debería ser una lección para aprender a vivir en paz."

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franciscocossiochoa_puertosantamariaFrancisco Cossi Ochoa había nacido en El Puerto de Santa María el 24 de agosto de 1898 y era el tercero de los cinco hijos del matrimonio formado por José Jacinto Cossi Pérez y Mª Luisa Ochoa Zaldívar. Cursó estudios de comercio y trabajó en una compañía de electricidad y en una farmacia, habiendose afiliado a la UGT y al Partido Republicano Radical Socialista, siendo además activo colaborador de la Cruz Roja portuense.

Sus primeros pasos de relevancia en la política los dio el 29 de abril de 1931, cuando tras la proclamación de la II República, fue designado para formar parte de la comisión gestora del ayuntamiento portuense.

En las elecciones municipales celebradas el día 31 del mes siguiente, como consecuencia de la anulación de las del 12 de abril en aquellas localidades que se incoaron expedientes de protesta, Cossi resultó proclamado alcalde con el voto favorable de 18 de los 24 concejales que componían la corporación. En dicho cargo permaneció hasta el 25 de mayo de 1932, fecha en la que dimitió por razones estrictamente particulares, no sin antes solicitar que fueran publicadas las cuentas de su gestión, el estado de las obras realizadas así como sus inversiones. Reclamado por sus correligionarios para la alcaldía, la ocupó nuevamente el 22 de junio del año siguiente.

Su huella se dejó sentir en la mejora del alumbrado público, pavimentación y alcantarillado de numerosas calles portuenses así como en las obras realizadas en diversas escuelas públicas y edificios municipales.

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Edificio de la Diputación Provincial de Cádiz, antiguo Palacio de la Aduana.

manuel_azana_puertosantamariaEl 27 de febrero de 1936, dos semanas después del triunfo electoral del Frente Popular, fue designado por aclamación, presidente de la nueva comisión gestora de la Diputación de Cádiz, perteneciendo ya por aquel entonces a la formación Izquierda Repúblicana que estaba encabezada por Manuel Azaña Díaz (a la izquierda de la imagen) y que había surgido en abril de 1934 de la fusión de diversos partidos.

SUBLEVACIÓN, PRISIÓN Y DESAPARICIÓN.
Cuando en la tarde del 18 de julio de 1936 el edificio que albergaba el gobierno civil y la diputación provincial fue sitiado por las fuerzas sublevadas del Ejército, Cossi se encontraba allí, permaneciendo en todo momento junto al gobernador Mariano Zapico y no quiso abandonarlo cuando al anochecer se dio dicha oportunidad a quienes voluntariamente desearan hacerlo.

La defensa del edificio, protagonizada por medio centenar de guardias de asalto al mando del capitán Antonio Yáñez-Barnuevo y varios centenares de militantes del Frente Popular, cesó al amanecer del día siguiente con el desembarco de fuerzas regulares indígenas procedentes de Ceuta, deteniéndose a todos los que se encontraban en su interior.

castillosantacatalina2_cadizCossi, junto a Zapico, Azcárate, Yáñez-Barnuevo, el teniente coronel de Carabineros Leoncio Jaso y otros de significada relevancia fueron inicialmente encarcelados en el castillo de Santa Catalina. El 20 de julio los paisanos fueron trasladados a la prisión provincial si bien parte de ellos, al aumentar el número de detenidos lo fueron también al penal de El Puerto de Santa María así como al buque carbonero "Miraflores" que tuvo que habilitarse a partir del 25 de julio como prisión flotante. Dos dias después Cossi fue trasladado a las bodegas de dicho buque, donde permaneció hasta el 29 para regresar a la prisión provincial. (A la izquierda, puerta de acceso al Castillo de Santa Catalina, en Cádiz).

La maquinaria judicial de los sublevados se puso en marcha y el 22 de julio se inició la instrucción del juicio sumarísimo nº 82/1936, incoado paradójicamente por el delito de rebelión militar. Los encartados fueron Cossi, Zapico, Azcárate, Jaso y Yáñez-Barnuevo así como Antonio Macalio Carisomo, secretario particular del gobernador, y Luis Parrilla Asensio, oficial de telégrafos.

El 2 de agosto se elevó a plenario respecto a Zapico, Jaso, Yáñez-Barnuevo y Parrilla, siendo fusilados el día 6 en el castillo de San Sebastián, mientras que sobre Cossi, Azcárate y Macalio se ordenó deducir testimonio e iniciar un nuevo procedimiento.

Cossi y Macalio designaron como defensor al letrado Andrés López Gálvez pero éste rehusó alegando que "no es prudente desde el punto de vista profesional hacerse cargo de la misma". Sin embargo y por razones todavía no conocidas el general Queipo de Llano ordenó que Azcárate y Macalio fueran fusilados el 16 de agosto, sin conocimiento del juez instructor, junto al capitán de Infantería retirado Antonio Muñoz Dueñas, el diputado del PSOE Rafael Calbo Cuadrado y el obrero Julián Pintos Uriarte. La ejecución se llevó a cabo en los fosos de Puerta de Tierra y durante mucho tiempo hubo la errónea creencia de que Cossi había perecido junto a ellos.

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Fosos de Puerta Tierra en Cádiz.

Lo cierto es que el lugar, fecha y autores de su muerte y sepultura siguen siendo casi siete décadas después unas grandes incógnitas. En el Registro Civil de Cádiz no se realizó la inscripción de su defunción ni tampoco en el de El Puerto de Santa María, donde residía como soltero en el domicilio de su madre. Tampoco consta su enterramiento en los cementerios de dichas ciudades.

En los archivos de la antigua prisión provincial de Cádiz (actual "Puerto II") la última anotación que le consta en su expediente es que fue conducido el 17 de agosto a la "Fábrica de Torpedos" (actual Instituto Hidrográfico de la Armada). ¿Sería verdad?. Nunca más se supo de él.

Por otra parte y gracias a la historiadora Alicia Domínguez Pérez se tiene constancia de que el 13 de septiembre de 1938 se le instruyó expediente por la Comisión Provincial de Incautaciones y que por resolución de 31 de mayo de 1941 del Juzgado de Instrucción Provincial de Cádiz de Responsabilidades Políticas, fue declarado como fallecido en "los primeros días del Movimiento".

Su familia también sufrió la represión. Sus hermanos Eduardo y José Jacinto fueron encarcelados al igual que su cuñado Pablo Cerdá Simó. De Eduardo, casado y con seis hijos de corta edad, tampoco se supo nunca nada más. Si aparece en cambio la inscripción de su muerte, acontecida a causa del "Glorioso Movimiento Nacional" precisamente el 16 de agosto de 1936, habiéndose realizado fuera de plazo el 12 de noviembre de 1938 en virtud de carta-orden del juez de instrucción de El Puerto de Santa María como consecuencia del auto dictado para la declaración de "desaparecido".

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La calle Francisco Cossi Ochoa, en el Polígona Industrial Salinas de San José Bajo.

Francisco Cossi Ochoa, que fuera presidente de la Diputación y dos veces alcalde de El Puerto de Santa María, donde por cierto tiene una de las calles menos conocidas por los portuenses, sigue esperando a que algún día sus restos sean localizados y puedan descansar dignamente en paz.

ASIGNATURA PENDIENTE.
La Democracia y los historiadores tenemos en Cádiz muchas asignaturas pendientes y una de ellas se llama Francisco Cossi Ochoa, presidente de la comisión gestora de la Diputación Provincial el 18 de julio de 1936 y que un mes después desapareció de la prisión sin dejar rastro. A pesar de que han transcurrido casi siete décadas desde entonces todavía no se tiene constancia de lo sucedido.

tomasazcarateristori_cadizNo fue el único caso sino que hubo muchos más en nuestra provincia, fruto del odio y la sinrazón. Su compañero y alcalde de Puerto Real, José Mª Fernández Gómez, fue otro más de los que desaparecieron en esas fechas para siempre.

Isabel de Azcárate Ristori publicó hace cuatro años un magnífico libro titulado "Tomás de Azcárate, Capitán de Fragata. Su muerte por fin esclarecida (1889-1936)", dedicado a la memoria de su padre (en la imagen de la izquierda), compañero de infortunio de Cossi. Desgraciadamente respecto a éste hoy día no se podría escribir todavía un libro similar ya que su muerte y otras muchas más cosas todavía están por esclarecer. (Textos: Jesús Nuñez).

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En la primera casa de la derecha vivió Francisco Javier Ximénez González. En 1957 --aproximadamente-- fue comprada por Vicente y Rafael González Bruzón, y sobre el año 1990, se vendió a los constructores Hermanos Muñoz. (los que construyeron los bloques de Vistahermosa junto al desaparecido Club Mediterráneo); en la actualidad está la Oficina de Recaudación de Diputación. La siguiente casa albergó las oficinas de Telégrafos, a continuación la casa que fué de Manuel Benjumeda Martínez de Pinillos, la casa que fue de José Joaquín Muñoz Bela, y las que pertenecieron a Jesús Nimo y Tomás Osborne MacPherson.

En la acera de la izquierda, en la primera casa vivieron los Torrent, a continuación Cruz Hernández, la cual vendió a vitalicio a Antonio Benjumeda Martínez de Pinillos, quien posteriormente la vendió a los Hermanos Lobo y éstos, a su vez, se la vendieron a José Antonio López Esteras, donde se encuentran en la actualidad las oficinas del Grupo JALE. (Foto: Colección Vicente González Lechuga).

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Casa del Dr. García Sánchez, en primer término a la derecha y enfrente, la de Péculo, Banco Internacional, posteriormente Acción Católica, seguida del Palacio Oneto, etc... ¿Quizás esta otra foto que añadimos y nos envía Vicente González Lechuga incluya la casa que menciona Koky en su comentario a esta nótula?

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El marqués de Castell-Florite, posando ayer ante la reproducción en azulejo del mapa mundi, situado en la plaza del mismo nombre. Luce en el bolsillo de la blazier, los tres reyes magos que aparecen en la Carta de Juan de la Cosa. La leyenda bajo el mapa dice: "EN CONMEMORACIÓN DEL V CENTENARIO SE ERIGIÓ ESTE MURAL QUE CONTIENE EL PRIMER MAPA CARTOGRÁFICO DEL NUEVO MUNDO, REALIZADO POR JUAN DE LA COSA EN EL PUERTO DE SANTA MARIA, LA CIUDAD RINDE escudo_marqueses_castell_floriteHOMENAJE A TAN ILUSTRE CARTOGRAFO. OCTUBRE DE 1992." (Foto: Jorge Roa).

Juan Lago-Novás y Domingo-Dulce, sexto Marqués de Castell Florite, titulo otorgado por Isabel II a su antepasado Domingo Dulce y Garay. Casado con Carmen Otero Moyano, tiene un hijo de nombre Juan. Es presidente de la “Asociación Carta de Juan de la Cosa”, constituida el 31 de diciembre de 2008, cuya función principal es la de promover la divulgación del conocimiento de la Carta Juan de la Cosa, dibujada en El Puerto de Santa María en el año de 1500, así como la persona y circunstancias del cartógrafo. Ayer se conmemoró el V Centenario de su fallecimiento --el 28 de febrero de 2010--, en un acto en nuestra Ciudad, para no hacerlo coincidir con los actos del Día de Andalucía.

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Plaza Juan de la Cosa, con el busto del cartógrafo y, al fondo una reproducción del mapamundi.

El busto de Juan de la Cosa lo hizo la escultora Cristina Carreño y se inauguró en 1977, casi con toda seguridad en la Hispanidad, porque el 30 de septiembre aprobó la comisión permanente un presupuesto de Javier Tejada para la colocación del pedestal, según la información que nos facilita José Ignacio Buhigas, Archivero Municipal.

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De izquierda a derecha, Luis Carnicero Íñiguez, capitan de Navío que acudió en representación de la Armada Española; el alcalde de la Ciudad, Enrique Moresco García y el presidente de la Asociación coorganizadora, Juan Lago-Novás, escuchando el himno de España, ante el monumento de Juan de la Cosa, en el que ofrecieron una corona de laurel, con los colores de la bandera. La placa situada en el pedestal del busto del cartógrafo dice: "JUAN DE LA COSA PILOTO DE LA SANTA MARIA, HIZO EN ESTA CIUDAD EL PRIMER MAPA DE AMERICA, EN EL AÑO DE 1500." (Foto: Jorge Roa).

El monumento se instaló originariamente en la plaza Alfonso X ‘el Sabio’, frente a la entrada del castillo, estando situado en la actualidad en el lateral de la mezquita-fortaleza  que da a la Plaza Juan de la Cosa, en el lugar que estuvo la Casa del Pósito, cuya fachada se conserva y en el hueco de aquella puerta está situada una réplica en azulejos  del histórico mapa mundi.

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Invitación para el acto celebrado en el día de ayer, con la carta mapa mundi, impresa en el fondo.

La Asociación de la Carta de Juan de la Cosa hizo entrega al Ayuntamiento de El Puerto,  y a todos los porteños, de una reproducción de la Carta de Juan de La Cosa, hecha en 1892, con motivo del IV centenario del descubrimiento de América y que la Asociación entregó anteriormente a personalidades e instituciones como S.M. el Rey Don Juan Carlos I, S.A.R. el Príncipe de Asturias, el Papa Juan Pablo II o la Junta de Andalucía.

juandelacosa-1Juan de la Cosa, marino y cartógrafo español nacido en Santoña hacia 1460, falleció el 28 de febrero de 1510, en el séptimo y último viaje, herido por más de veinte flechas envenenadas peleando con los indios en las cercanías de Turbaco, cerca de Cartagena. Acompañó a Colón en sus dos primeros viajes y era dueño de la carabela Santa María, antes conocida por La Gallega, hecha según testimonio del Padre Sarmiento, en los astilleros de A Moureira en Pontevedra.

La Carta Mapamundi, la terminó de dibujar en El Puerto de Santa María en octubre del año 1500, al finalizar su tercer viaje que realizó con Alonso de Ojeda y se exhibe en el Museo Naval de la Armada Española en Madrid y es la joya más preciada de sus colecciones.

Es el documento cartográfico más importante de la época, en el cual aparece representado el continente americano, por primera vez en la historia, en el que puede verse de forma destacada el meridiano (46º 35’) trazado a 370 leguas de las islas de Cabo Verde, que señala la interpretación del Tratado de Tordesillas del 7 de Junio de 1494, donde los reinos de España y Portugal se reparten el Nuevo Mundo, atendiendo a la Bula del Papa Alejandro VI.

descripcion_carta_cosa_puertosantamariaSe ve la isla de Cuba separada del continente en contra de las creencias de Colón y en una posición geográfica que no es exacta. Las líneas del Ecuador y el trópico de Cáncer, que hace de eje de la carta, están en su correcta posición.

Destacan las partes del Mundo conocido, Asia, áfrica, Europa y la Mare Oceanum, y en las capitales conocidas pueden verse catedrales, castillos, u otras edificaciones, Valencia con su Miguelete, Granada recién conquistada con el pendón de leones y castillos, y en los distintos reinos, se ven sus monarcas en sus tronos, el Rey de Rusia, la reina de Saba con su espada, la torre de Babel, atravesando Asia los Reyes Magos guiados por su estrella, y en el extremo oriente, en las tierras del gran Kam, se ven representados los personajes bíblicos Gog y Magog, un hombre sin cabeza y los ojos en el estómago y el otro con cabeza de perro que representan el mundo de los infieles. (A la izquierda facsímil, página del ensayo biográfico de Juan de la Cosa. Descripción e historia de su famosa Carta Geográfica. Obra impresa en español, francés é inglés, para acompañar al Mapa-Mundi de Juan de la Cosa que, como recuerdo del Cuarto Centenario del descubrimiento de América,  publicado en Madrid los Srs. Cánovas Vallejo y Traynor. Reproduce la edición del año 1.892).

LO FIZO EN EL PUERTO.
En el extremo occidental, en un rectángulo pequeño, se ve una imagen de San Cristóbal con el Niño Jesús al hombro, y al pie una leyenda: "Juan de la Cosa la fizo en el puerto de S. mª en año de 500".

La Carta se supone que desapareció de España y llevada a Francia durante la guerra de la Independencia, y fue rescatada de una almoneda, por el Ministro Plenipotenciario de Holanda en París, Barón de Walckenaer.

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Los Reyes Magos de Oriente aparecen en el mapamundi de la Cosa, símbolo del logotipo de la Asociación del Cartógrafo.

A la muerte en 1853 del diplomático holandés, fueron vendidos en subasta que comenzó el 12 de abril del mismo año, parte de sus bienes, entre los que se encontraba la famosa carta. Enterado el Coruñés Don Ramón de la Sagra, amigo del fallecido diplomático, de la venta, lo comunicó al Ministro de Marina, quien a su vez lo comunicó al de Estado, delegando éste en el señor La Sagra, en representación del Depósito Hidrográfico de la Marina ,la asistencia a la subasta, consiguiendo que le fuese adjudicada su compra por 4321 francos.

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Sala XV. Museo Naval de Madrid, donde podemos ver el original del Mapa Juan de la Cosa.

Don Jorge Lasso de la Vega director del Depósito Hidrográfico, fue el que decidió que la Carta de Juan de la Cosa, fuese depositada en el Museo Naval de Madrid, donde fue catalogada:

Núm. 553: "Carta de la parte correspondiente a la América, que levantó el piloto Juan de la Cosa en el segundo viaje del descubridor genovés en 1493, y en la expedición de Alonso de Ojeda en dicho año. Sustraída de España, la poseía el Barón de Walckenaer, cuyos testamentarios la vendieron en pública almoneda; y la adquirió el Depósito Hidrográfico. Su director, que fue el Sr. D. Jorge Lasso de la Vega, tuvo la condescendencia de que se   depositase en este Museo, para que el público pueda ver un documento tan curioso y de mérito, con relación a la época en que se hizo."......."

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Rerproducción del Primer Mapamundi de Juan de la Cosa.

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Mapa de Juan de la Cosa (1500). Esquema realizado por Arthur Davies (1976).

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Sello conmemorativo del V Centenario de la Carta de Marear de la Cosa.

Esta reproducción, que fue la primera que se hizo a tamaño natural y en colores, tiene una medida de 185 cm de largo y 92 cm de ancho. Fue hecha para conmemorar el IV Centenario del Descubrimiento de América, por los señores Cánovas, Vallejo y Traynor; la acompaña un libro en edición facsímile en tres idiomas.

En Santo Domingo, en el monumento "Faro de Colón", donde reposan los restos del más famoso navegante de todos los tiempos, existe a la entrada del mismo una reproducción modernista de la mencionada carta.

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Cartel de la XII edición de la Regata Juan de la Cosa, que se celebra anualmente en nuestra Ciudad. El pasado año 2009 alcanzó la XV edición.

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Fotografía parcial del mapa mundi. (Imagen: Colonial Williamsburg)

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Interpretación  parcial del mapa mundi, con extrapolación de la rosa de los vientos. (Imagen: W. P. Cumming, R. A. Skelton y D. B. Quinn, The Discovery of North America).

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